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XI Jornadas de Investigación en Filosofía de profesores, graduados y alumnos.

Ser homo sacer: meditaciones agambenianas en torno a la identidad trans

María Celina Lacunza

UNLP- FAHCE- Departamento de Filosofía - Área Filosofía de Género- Antropología Filosófica

La consideración que quiero compartir con ustedes entraña cierta “crudeza”; por un lado, porque
trata del sufrimiento de quienes son deshumanizados; por otro, porque constituye un intento de
pensar filosóficamente ese sufrimiento; un intento que en su infancia requiere nutrirse de la reflexión
propia y compartida.
La situación social por la que atraviesan las personas transexuales es un tema sobre el que he
pensado mucho; particularmente sobre el violento rechazo que reciben las mujeres trans, una
violencia que opera en gran medida sobre los cuerpos concretos en múltiples y casi inimaginables
vejaciones y se extiende sobre las instituciones básicas de reconocimiento en la sociedad civil: la
familia, la escuela, el sistema de salud, los espacios públicos, el ámbito laboral, la participación
política, los medios de comunicación. Asimismo, de a poco y persistentemente, estas mujeres han
ido tomando la palabra configurando una posición política, esclareciendo y defendiendo su identidad.
Nuestro país cuenta con leyes -promulgadas en los últimos años- que instauraron un avance
trascendente en el reconocimiento y protección de estas vidas; entre ellas, la ley fundamental es la
de identidad de género ya que legitima el concepto de identidad autopercibida deslegitimando de
plano el discurso y las prácticas heterónomas de identidad asignada; a partir de allí, otras leyes
habilitan que esa afirmación no quede en un plano abstracto; entre las que considero más decisivas:
la ley de cupo laboral para personas trans y el programa de Educación Sexual Integral (Ley 26.150).
Sin embargo, aún falta mucho para que ese poder soberano que opera sobre nuestra subjetividad
política pierda su poder letal ganando en una apertura fértil para el cultivo de la vida humana en toda
su riqueza y diversidad. Pienso que las categorías filosóficas favorecen una reflexión transformadora
en la medida en que llevan a la palabra y al concepto las situaciones silenciadas obligando a los
actores o bien a comprometerse en un proceso público de discernimiento y justificación o bien a
admitir sin enmascaramientos su voluntad de muerte con todas sus consecuencias. Mientras
sostengamos el valor de la palabra en las instituciones democráticas podremos mantener la
esperanza de un mundo más justo.
En las lecturas filosóficas por las que he transitado he encontrado algunas categorías y conceptos
que me han resultado fértiles para pensar el problema que nos ocupa; entre ellos, el concepto
aristotélico del logos político, la idea kantiana de persona, la categoría foucaltiana del saber-poder y
1
de biopolítica, los vínculos entre el poder y el deseo sobre los que ha reflexionado Judith Butler, las
formas de patriarcalismo en los estados modernos trabajadas por Carole Pateman, la investigación
sobre algunas emociones políticas realizada por Martha Nussbaum- particularmente sobre la
compasión y el asco- , las investigaciones de las filósofas argentinas María Luisa Femenías y Diana
Maffía sobre la violencia de género, entre muchas otras lecturas y discusiones de las que he
participado.
Mi propósito en este escrito es centrarme sobre un concepto desarrollado por el filósofo italiano
Giorgio Agamben tratando de ver si nos es posible pensarlo como una categoría heurística para
pensar la situación de violencia que atraviesan las personas trans, particularmente las mujeres.
En la introducción de su célebre obra Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida (1998),
Agamben señala que los griegos poseían dos términos para referirse a la vida: zōḗ y bíos. Según
Agamben, Aristóteles utilizó la expresión zōḗ para referirse al fenómeno de la vitalidad, “el simple
hecho de vivir” que iguala a los seres humanos con los animales y los dioses como seres vivientes.
Zōḗ es la vida biológica que se perpetúa a sí misma en el individuo y en la especie a partir de las
funciones de nutrición, crecimiento y reproducción. En el pensamiento aristotélico, esta vida
pertenece exclusivamente al ámbito de la casa, el oîkos. Bíos en cambio, es una vida conformada en
el logos, la palabra humana que organiza y da sentido a lo bueno, lo justo y lo conveniente. El lugar
de desarrollo de la bíos es la ciudad, la polis. Agamben invita a reconsiderar el concepto aristotélico
de polis y, por extensión de “política” en una tradición que acentuó la separación y oposición entre
vida natural (zōḗ) y vida política (bíos) (1998, 16). Para el filósofo italiano la politización de la vida
humana no es fruto de un vínculo elegido o preexistente como un contrato o la amistad; surge de lo
que denomina “abandono a un poder incondicionado de muerte”. (1998, 118)
El poder soberano se caracteriza por poseer el “bando”1 la potestad de mandar, una libertad
absoluta para decidir fundando a la vez la norma y, a la vez, de excluir del derecho y de la
ciudadanía, de “abandonar”. El poder soberano es el que opera el pasaje de la casa a la ciudad, se
ejerce sobre la vida para darle forma, para ordenarla como bíos. (1998, 117)
Este poder tiene una naturaleza bifronte caracterizada por la justicia (diké) y la violencia (bías). La
misma vida, a la que se atribuye derechos desde el nacimiento y se la inscribe en el orden de la diké
en algunos sujetos, se la excluye en otros: “el soberano es el punto de indiferencia entre violencia y
derecho, el umbral en el que la violencia se hace derecho y el derecho, violencia.” (1998, 47)

1
Bando es la insignia del poder soberano.
2
Para Agamben, los individuos que son desechados del orden jurídico entran en un estado que
denomina homo sacer: hay licencia para matarlos impunemente sin sacrificarlos, sin hacerlo
mediante los rituales y ceremonias prescriptos en la ley. Este nombre proviene de una arcaica
institución romana del derecho penal recogida por el lingüista romano Sexto Pompeyo Festo (1998,
93-97). El filósofo encuentra que esta antigua figura sigue teniendo vigencia en ciertos mecanismos
de exclusión social:

Hombre sagrado (homo sacer) es, empero, aquel a quien el pueblo ha juzgado por un delito; no
es lícito sacrificarlo, pero quien lo mate, no será condenado por homicidio. En efecto, en la
primera ley tribunalicia se advierte que “si alguien mata a aquel que es sagrado por plebiscito,
no será considerado homicida”. De aquí viene que se suela llamar sagrado a un hombre malo o
impuro. (1998, 94)
Agamben intenta dar cuenta de los significados que rodearon la invención del homo sacer:
algunos consideraron que el carácter insacrificial del sujeto radicaba precisamente en la atribución
de maldad: por su perversidad el homo sacer estaría maldito; sería, de suyo, propiedad de los dioses
infernales. Otros, consideraron la inmunidad del homo sacer como una consecuencia necesaria de
ser juzgado por el pueblo; condenado por un plebiscito explícito o tácito, cualquiera podría darle
muerte sin castigo.
La realidad del homo sacer revela la existencia y matriz del poder soberano. En toda comunidad
humana existe una violencia (bía) que busca necesariamente la regulación de las condiciones de
vida de la propia comunidad – la definición y atención de las necesidades (en el marco de la vida
doméstica (zōē) y de una buena vida o una vida “digna de ser vivida”; esa violencia es
potencialmente justa si se actualiza a sí misma como derecho (diké). No obstante, también contiene
la “potencia de no”: la posibilidad de suspender en cualquier momento todo derecho inaugurando un
estado que no es “estado de naturaleza” sino de excepción2. En consecuencia, estado de derecho y
estado de excepción son las formas de la violencia potencial que caracterizan al poder político.
Mientras pensaba y comencé a escribir esta ponencia tenía en mente reflexionar sobre algunas
historias de vida con las que me he encontrado desde que comencé a trabajar estos temas en enero
de 2016; pensaba en vidas tan valiosas y significativas como las de María Eva Rossi, de Kiara
Acosta, de Luana Mansilla; pero a medida que transitaba estos temas cada historia se encadenaba
con otras y otras más en un continuo de sufrimiento, exclusión, violencia y en la mayoría de los
casos de muerte. Comencé a observar cada vez con mayor claridad que en cada una de ellas se
2
“El nexo localización-ordenamiento contiene, pues, siempre en su interior la propia ruptura vital en forma de una “suspensión de todo derecho”.”
(Agamben, 1998, 53). Ver también (Ibíd., 34): “La ley presupone lo no jurídico (por ejemplo, la era violencia en cuanto estado de naturaleza) como
aquello que se mantiene en relación potencial en el estado de excepción.”
3
reiteraban signos atribuibles a la categoría agambeniana. Decidí entonces invitarlos a la experiencia
de visualizar al homo sacer en el relato de un episodio ocurrido en febrero de este año. Mi propósito
es que compartamos algunos fragmentos del mismo, intentemos ver en él la presencia concreta del
poder de “bando” para luego procurar el trazo de algunas hipótesis que permitan desbrozar algunos
sentidos que aporten a la reflexión y orienten una prospectiva.
El 19 de febrero de 2017, Alessandra Luna, coordinadora del Frente travesti-trans del Conurbano
sufrió junto a dos personas de su amistad una violentísima agresión en la localidad bonaerense de
Glew. […]. La tarde del 7 de marzo de este año, en una radio abierta de la Universidad de Lanús,
Alessandra narró lo ocurrido (desgravé esta entrevista respetando la sintaxis del testimonio): “Fue en
Glew, era un domingo en el que había un piquete porque se había cortado la luz. Delante nuestro,
como a unos treinta metros venía una camioneta en la que en la caja irían unos quince o dieciocho
hombres, se escuchaba que gritaban, que estaban borrachos. Yo venía desde una calle lateral
tratando de ingresar a la fila de autos…estando en la banquina se me acerca un hombre y me
pregunta. “Vos que estás en la banquina, no te fijarías si es un piquete…” yo hasta ese momento
había pensado que era el tráfico normal de los domingos…entonces cometo el error, entre comillas
error, de bajarme del auto, ponerme más al costado, levantarme en puntas de pie y mirar hacia
adelante, y sí, vi que efectivamente era un cúmulo de gente, había fuego, humo, y sí, la pucha era un
corte….Vuelvo al auto pero a todo esto todos los que venían en esa camioneta me empiezan a
insultar, a gritar, a gritar un montón de cosas con respecto a mi género…no les doy bolilla, me subo
al auto y habremos avanzado unos cinco metros porque sinceramente no se podía avanzar, era todo
a paso de hombre y ahí directamente, nos agarraron, metieron los brazos por las ventanillas, las
teníamos abiertas porque hacía calor, y nos agarraron del pelo directamente a pegarnos puñetazos
en la cara; así, nos sacaron del auto a todas las personas que estábamos ahí: estaba yo, estaba
otra amiga atrás, estaba mi pareja que es un hombre trans. Nos sacaron, ellos empezaron a gritar
que eran policías, que estaban haciendo un procedimiento, nos sacaron del auto, nos tenían todo el
tiempo con la cabeza boca hacia abajo agarrándonos del pelo pegándonos más puñetazos en la
cara y patadas, nos tiraron directamente en la banquita en el pasto con la cabeza para abajo y ahí
siguieron pegándonos patadas, golpes y gritando un montón de cosas;…por ejemplo, mi amiga tiene
veintiocho años pero es chica de cuerpo entonces empezaron a decir, o sea, literal: “ Mirá los putos,
están raptando a una menor, la están drogando” mi amiga, que está haciendo el tratamiento
hormonal, tenía en el blíster dos pastillas y decían: “Mirá están empastillados”; que esto, que lo
otro, entonces se empezó a agolpar la gente…[Periodista: la gente creía que era verdad, que eran
policías…] sí, usaron el método confusión. Entonces empezaron a pegarnos, a pegarnos cada vez
4
más, la gente se sumaba a mirar…Entonces yo decía: “llamen a la policía”…”y ellos decían:
“nosotros somos polícías”…entonces yo decía: “no; por favor, llamen a la policía de verdad, que
venga policía con uniforme y con móvil a lo cual ellos gritaban: “nosotros somos los policías”, nos
seguían pegando. A mi pareja le decían: “Así que a vos te gusta juntarte con los putos” y le daban
patadas. Él fue que más violentado fue; hacían cola, hacían fila para pegarle patadas en la cara tipo
definición de penales…nos siguieron pegando, el tiempo pasaba y pasaba…es increíble de que no,
que nadie nos ayudara, o sea la gente inmóvil porque ellos gritaban que eran policías o como mucho
cada vez que sacaban un celular, yo tenía la esperanza de que era para llamar, que alguien iba a
pensar “aunque sean policías estos muchachos están muy violentos o muy alcoholizados”; no, si
alguien sacaba un celular –que cada tanto lo hacían- era para filmar nada más cómo nos pegaban y
nada más, entendés. (…) De golpe, uno de ellos se acercó a mi pareja y le dijo: “Así que a vos te
gusta pegarle a las mujeres”. Ya está; había otra cola para pegarle a él porque decían que a él le
gustaba pegarle a las mujeres; o sea, todo lo que vos pudieras sumar en ese momento para
estigmatizarnos, venía bien para pegarnos. Se dieron más de veinte minutos de esta paliza, de esta
golpiza en el piso, no dábamos más de tantas patadas, de tantos golpes, la gente no hacía nada.
Hubo como un relevamiento en dos oportunidades, había como unas voces en primer plano que nos
pegaban y otras más detrás (…) en un momento, las voces que estaban más atrás dijeron…”vamos
a revisar el auto”, fueron hacia el auto, empezaron a robar todo lo que había en el auto (…) a romper
el auto, las puertas las pasaban para adelante, empezaron con un fierro a romper todos los faros, a
hacer bollos por todos lados y después que hicieron eso, que se afanaron todo, que nos robaron; a
mí me dejaron descalza, me sacaron todas las pertenencias, los celulares, el dinero, todo; ahí le
dicen a otros transeúntes: “no vienen los móviles, ustedes quédense cuidándolos que vamos hasta la
policía a buscar el móvil.” Y ahí es donde nos dejan a un cuidador, “tercerizadamente” como quien
dice, ellos se suben a su camioneta y se van. Ahí yo empiezo a tratar de convencer al muchacho que
dejaron cuidándome y le explico, le explico, le hablo, le hablo hasta que al fin le creo la duda y me
suelta, ahí puedo incorporarme y me levanto. La gente estaba confundida porque no sabía si
dejarme escapar, si seguirme pegando, si creerme y ahí es donde me incorporo y veo que del lado
de enfrente de la ruta viene un móvil en dirección hacia donde veníamos pero de la mano contraria.
Le hago señas, no me ve, entonces me cruzo y le pregunto: “¿ustedes vinieron porque llamaron?”
No; me dicen, pasamos de casualidad porque venimos del lado del piquete; o sea, nunca nadie llamó
(…) la verdad es que nos costó un montón porque la policía en ese momento no nos quiso llevar,
nos dijo que primero teníamos que hacer la denuncia, (…) mi pareja estaba tirado en el piso, estaba
semi inconciente; la otra chica con la frente abierta, a mí me volaron los dientes de adelante, o
5
sea(…) la policía sí, dijo que teníamos que hacer la denuncia, “tienen que ir hasta el UPA3 de Long
Champs que los tienen que revisar y con esta revisación médica tienen que hacer la denuncia…O
sea, ¿Cómo íbamos a cruzar al UPA de Long Champs si estaba el piquete? Mi amiga con la frente
abierta chorreando sangre le dijo: “¿podemos pasar? Mirá lo que nos pasó” y le dijeron: “no, no
podés pasar”. Así que bueno, tuvimos que ir a la comisaría, insistir a ver si nos podían llevar, si nos
podían hacer algo, (…) estuvimos ahí en la comisaría como tres horas, encima no teníamos ni
siquiera los números de teléfono en la memoria…haciendo memoria, haciendo memoria, haciendo
memoria [tres veces lo repite] pudimos recordar un teléfono y empezamos a hacer una cadena,
hasta que al fin algún conocido se contactó con la Secretaría de Desarrollo Social del Municipio y
con la Secretaría de Derechos Humanos y con el Secretario de Salud. Este secretario manda
urgente una ambulancia a Glew que es la que pudo pasar el piquete. La ambulancia llegó a la
comisaría, dijeron: “venimos a buscar a las personas que tuvieron el problema, que los lincharon y
qué se yo…”y cuando vio que éramos personas trans no nos quiso llevar (…) nos trató todo el
tiempo de masculinos: “no los vamos a poder llevar”, se reunieron el médico con el ambulanciero y
con el jefe [de la comisaría] (…) nos dijeron que los hospitales estaban colapsados. A mi amiga le
dijeron que “lo” iban a poder suturar porque la trataban de masculino, la subieron a la ambulancia, le
toquetearon un poco la frente, le pusieron un parche, la engañaron que la habían suturado y no la
habían suturado. (…) a mi pareja teníamos que hacerle urgente una tomografía computada o por lo
menos una placa después de tantos golpes y golpes en la cabeza después de tanto tiempo; él
estuvo todo el tiempo en el piso de la comisaría afuera, preguntamos si lo podíamos hacer pasar,
nos dijeron que no, que hacía mucho calor y si ellos podían pedir…o si tenían a disposición un
teléfono, nos dijeron que no, o sea, nos negaron todo, todas las herramientas, ni siquiera un vaso de
agua nos alcanzaron ahí afuera, ¿qué sucede? Cuando se contacta conmigo la secretaria de
desarrollo del municipio, al principio me pregunta, le cuento lo que pasó y me dice: “Ale, cortamos ya
y me voy a volver a comunicar, esto no puede pasar vamos a llamar a la comisaría, se contactan con
el comisario, el comisario llama a la comisaría y ahí sí hubo un antes y un después, hubo una
alfombra roja, nos atendieron, (...) A las seis de la mañana nos hicieron la tomografía, a mi amiga le
sacan el parche y ven que nunca fue cosida así que recién en ese momento la suturan y de ahí nos
fuimos a casa. Sufrimos una violencia tremenda (…)4

3
Unidad Primaria de Atención de la Salud. Centros creados en la Pcia de Buenos Aires en 2014.
4
Entrevista a Alessandra Luna 7 de marzo de 2017. Radio abierta de la Universidad de Lanús disponible en
http://www.megafonunla.com/single-post/2017/03/07/Alessandra-Luna-nos-cuenta-sobre-el-ataque-que-sufri%C3%B3-en-Brown
consultado el 4 de agosto de 2017, desgrabado para la confección de la ponencia.
6
La categoría homo sacer habilita la reflexión sobre este testimonio y permite articular en su
significado elementos que parecen inexplicables. Por un lado, el furor que desata la presencia de
una mujer trans configura el momento de identificación del homo sacer y del establecimiento de un
“estado de excepción” para suprimirlo. El poder soberano muestra su carácter bifronte de justicia y
violencia en la enunciación de los atacantes como “policías” y en la identificación masculina de las
víctimas para luego descargarse en la feroz golpiza destinada a borrar los contornos indeseables de
esos cuerpos.
El homo sacer no puede ser sacrificado con la legalidad instituida porque está “maldito”: las mujeres
transexuales son putos, abusadores de menores, golpeadores de mujeres, drogadictos, narcos,
términos con los que se va dictando su sentencia de muerte. En la escena, un público expectante
que refrenda en silencio el castigo. Este público es la corpórea identidad del poder de bando,
cualquiera asume la función de policía: el uso legítimo de la fuerza represiva. En la antigua
institución, el homo sacer es implícitamente condenado por un plebiscito popular. Los vivientes
homo sacer yacen abandonados: no los pueden llevar moribundos en el patrullero, no hay lugar ni
agua en la comisaría; para ellos no hay curación, los hospitales están colapsados, los tomógrafos no
andan. Su lugar es estar abatidos en la tierra, con la cara hacia abajo, arrasados e insepultos.
Cuando desnuda su violencia el biopoder habla en sus golpes. El asco que inspira el homo sacer se
expresa en las patadas feroces y descontroladas, los zapatos, borcegos y zapatillas pueden tocar la
suciedad sin contaminarse. El homo sacer no debe ser tocado con las manos porque intoxicaría a su
verdugo no sólo en su cuerpo, sino también por evocarle el recuerdo de esas caricias prostituyentes
en la clandestinidad, donde el deseo inconfeso se satisface de la vitalidad abominable del homo
sacer.
Las patadas impactan sobre los rostros buscando masacrar esa identidad execrable con gritos e
insultos que enuncian el poder interpelado: son varones y putos. La aquiescencia de las masas se
adivina en el silencio, en la avidez con que se sujetan los celulares para filmar las imágenes que
luego se viralizarán por efímeros grupos de Wasap, casi ningún diario registrará lo sucedido y con
seguridad no se tratará de un escándalo público. Podríamos abundar sin exageraciones en las
continuas atrocidades que ocurren contra las mujeres trans, (en los últimos días el travesticidio de
Pamela Tabarez muerta en la ciudad de Rosario de cinco disparos en la cara, el pecho, sus
genitales)5; El homo sacer está suspendido en el tiempo, no tiene historia, se mantiene vivo en la
medida en que sigue significando una potencial amenaza aunque también una potencial esperanza.

5 http://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/una-procesion-travesti-pidio-justicia-por-pamela-tabares-en-argentina-articulo-705507
Una procesión travesti pidió justicia por Pamela Tabares en Argentina
7
La violencia brutal revela que el homo sacer no está muerto, porque se trata de la zṓé, la vida que
disuelve la apariencia fantasmal de la violencia desenmascarando y descomponiendo la falsa justicia
en sus bases más íntimas: fundamentalmente en la que instituye parte o todo el poder soberano en
la genitalidad masculina. La imagen incongruente de “una mujer con pito” – como se autodefinió
Kiara Acosta – desnuda el absurdo de un sistema asentado sobre categorías biopolíticas de
dominación que no pueden y nunca pudieron realmente sostenerse sin recurrir a la fuerza brutal y al
miedo. En la falsa justicia la vida no deseada debe ser callada, confinada, usada, masacrada y
descartada. Sin embargo, la zṓé humana también porta un logos instituyente al que le pertenece la
fuerza del sentido. La palabra es el poder humanizante e inexpugnable que crea y recrea
continuamente conceptos para nombrarse y liberarse, palabras que van dando objetivos y
argumentos para la lucha. Pienso en la potencialidad de la idea de hermandad o de projimidad que
ha alentado siempre la reunión de los afectados por el “abandono”. En la última década se han
conformado diversas organizaciones sociales de personas trans que han logrado la derogación en
casi todas las provincias de códigos contravencionales sobre la vestimenta, la capacitación laboral,
el acceso a la educación y a sistemas de salud “amigables”.6 Entre estos logros, la ley de identidad
de género 26.743 y la ley de cupo laboral bonaerense 14.783 constituyen instrumentos decisivos
para luchar jurídicamente contra el estado de excepción.
En este sentido, una experiencia que me resultó muy interesante fue la de un albergue para
mujeres trans fundado en Neuquén en 2005. Para la realización de esa casa [en donde las chicas
tienen un centro de recuperación, un taller de costura, una peluquería y una habitación para las
mujeres trans mayores (sobrevivientes de más de 45 años)] fue muy significativa la tarea de una
monja carmelita que impulsó y apoyó esta obra pasando por muchas dificultades. En una entrevista
la hermana Astorga relató: 7
“cuando hubo que tramitar la personería jurídica ellas eligieron “vidas escondidas” y a mí ese nombre me impactó
porque las hemos escondido, la humanidad las escondió, las enterró en vida, porque ellas son como la basura de la
sociedad, el recolector de basura sale de noche, ellas salen a las dos de la mañana a la ruta y después a las seis ya se
tienen que esconder para que nadie las vea (…) cuando les pregunté cuántas querían dejar la prostitución para
comenzar a pensar juntas qué hacer: vinieron entre setenta y ochenta. Para mi vida fueron luz.”
En el proceso que permitió en 2012 la promulgación de la ley de identidad de Género fue
fundamental el trabajo esclarecido de Lohana Berkins quien muriera de cáncer el 5 de febrero de

6
Amplia información sobre mejoras en la calidad de vida jurídica y laboral de las mujeres trans en http://www.falgbt.org/personas-
trans/ consultado el 5 de agosto de 2017
7
Entrevista a la hermana Mónica Astorga impulsora junto con un grupo de mujeres trans de Neuquen
http://radiomaria.org.ar/programacion/callejear-la-fe-desde-la-experiencia-vida-contemplativa/
8
2016; en el que permitió la aprobación de la ley de cupo laboral fue decisiva la lucha de Diana
Sacayán asesinada el 13 de octubre de 2015. En homenaje a estas luchadoras de la palabra
quisiera finalizar con un fragmento muy sugestivo de la carta de despedida de Lohana Berkins:
Muchos son los triunfos que obtuvimos en estos años. Ahora es tiempo de resistir, de luchar por su continuidad. El
tiempo de la revolución es ahora, porque a la cárcel no volvemos nunca más. Estoy convencida de que el motor de
cambio es el amor. El amor que nos negaron es nuestro impulso para cambiar el mundo. Todos los golpes y el desprecio
que sufrí, no se comparan con el amor infinito que me rodea en estos momentos. Furia Travesti Siempre. Un abrazo” .8

Bibliografía consultada
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[consultado el 8 de abril de 2017]
“Así nací, así soy, Kiara Acosta” disponible en https://www.youtube.com/watch?v=PbTvHqds7-w [consultado
el 5 de abril de 2017]
“Transformadora despertando a Lilith” disponible en https://www.youtube.com/watch?v=E-vIxrXSgyU
[consultado el 24 de marzo de 2017]
“Murió la docente María Eva Rossi” disponible een http://informateaca.com/murio-maria-eva-rossi/
[consultado 9 de abril de 2017]
“Presente con aviso” disponible en https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-2640-2012-09-
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“A los 41 años asumió su identidad de género trans” disponible en http://blogs.lanacion.com.ar/boquitas-
pintadas/discriminacion-y-homofobia/a-los-41-anos-asumio-su-identidad-de-genero-trans/ [consultado 9
de abril de 2017]
“Apareció el video íntimo de Kiara Acosta” disponible en http://www.primiciasya.com/primicias/aparecio-el-
video-intimo-kiara-acosta-la-chica-trans-despedida-solteros-n1335542.html [consultado el 9 de abril de
2017]
“La historia de Kiara Acosta” disponible en http://www.infobae.com/teleshow/infoshow/2017/01/23/la-historia-
oculta-de-kiara-acosta-la-participante-trans-de-despedida-de-solteros/ [consultado el 9 de abril de 2017]
“la ví sufrir como no quiero volver a verla” disponible en https://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-
230863-2013-10-09.html [cosultado el 8 de abril de 2017]
“Luana: la niña trans: nació varón y hoy tiene DNI femenino” disponible en
http://www.losandes.com.ar/article/luana-la-nina-trans-nacio-varon-y-hoy-tiene-el-dni-femenino
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