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Comentario del primer seminario

Resulta Interesante estudiar, leer y analizar la forma en que Freud descubrió el


inconsciente, en este caso, a través de un par de ejes, como los recuerdos y los
sueños, que en apariencia no tienen algún tipo de similitud más que su
singularidad como procesos mentales. Es mediante un proceso riguroso de
exploración que nos damos cuenta de la importancia del significado de cada uno
de estos, así como el valor de la represión para el proceder cotidiano mental.
El tratar de entender la estructura inconsciente es llenarnos de más dudas que
respuestas, es como entrar en un laberinto infinito de posibilidades y
contrariedades, las ramificaciones pueden extenderse en todos lados, sentidos y
direcciones; y aun así, es posible que podamos darnos una idea de que va, de
cuáles son las intenciones o impulsos que motivan a esto o aquello.
Fue Freud quien dio ese paso, primero con la sugestión de la hipnosis, y luego, al
darse cuenta de que eso no lo llevaría más lejos, al empezar a escuchar a sus
pacientes sin mayor intervención que su presencia, dando rienda suelta a los
pensamientos, propios y ajenos. Da cuenta del sufrimiento vertido por los
recuerdos y sus consecuencias físicas, a la par se auto-analiza, comienza a darle
importancia al olvido y la represión, tanto en la palabra como en los sueños. Sus
textos parecen el resultado de un trabajo detectivesco arduo, solamente que los
elementos, las pistas y los personajes no están dentro del plano “real”, más bien
son símbolos y figuras condensadas, desplazadas, manipuladas y manoseadas
por ese inconsciente tan apasionante e incomprensible.
La revisión de estos textos deja mas incertidumbre que soluciones o respuestas
dadas, lo maravilloso de leer a Freud es que al parecer no todo se ha escrito, no
todo se ha descubierto, que el camino es abierto y, hablando de la psique
humana, cualquier cosa es posible, un olvido es una pista, un sueño es una
alternativa de nuestro yo, un recuerdo traído a la luz tiene más formas y colores de
lo que nos podemos imaginar. Con Freud descubrimos que nada en nosotros es
estático, sino que hay vida más allá de la conciencia.

Alejandro Arquid Sánchez Echavarría

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