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Revista #1 - Locura | 13 octubre, 2016

Freud pensando la
Psicosis
por Laboratorio de Psicosis de APU. Coordinador: Dr Julio Seigal.
Integrantes: Graciela Balestra, Fernanda Cubría, Pilar de la Hanty, Elena
Errandonea, Pedro Gadea, Silvina Gómez Platero, Francisco Labraga,
Carmen Médici, Zuli O´Neill, Gabriela Porras, Griselda Rebella, Beatriz
Silva, Graziella Zito.

1. Primeros conceptos

El siglo XIX fue un período crucial para el surgimiento de la noción de sujeto.


Una gran contribución provino del campo de la medicina: alienistas,
neurólogos, psicólogos, especialmente en Alemania y Francia, tuvieron un rol
importante en esta evolución, lo que dejó grandes nombres para la historia de
la medicina y la psicología.

En Viena, tratando sus pacientes “ nerviosos” Freud se encontró con pacientes


psicóticos a los que trató según el método psicoanalítico que estaba
elaborando, mientras seguía de cerca y se confrontaba con las ideas científicas
de su época. Rápidamente se declaró pesimista en cuanto a la capacidad del
psicoanálisis en aportar una respuesta terapéutica; en cambio nunca disminuyó
su interés teórico por la psicosis. En su búsqueda de una concepción de
conjunto que agrupe el funcionamiento psíquico normal y el patológico,
enfrentó siempre el problema que le planteaba la psicosis, de un modo que
resultó muy productivo para el desarrollo de la teoría psicoanalítica.

Es útil destacar algunos aspectos generales :

 Freud fue el primero que hizo entrar la psicosis junto a la neurosis en el campo del
conflicto psíquico y de las experiencias vividas en la infancia.
 Freud, en su investigación sobre la psicosis, hizo inteligibles ciertos aspectos del
funcionamiento del Yo y de su constitución.
 Desde el inicio de su obra se constituyó la oposición estructural neurosis/psicosis,
oposición que Freud fue el primero en plantear y que como veremos permanece
aún hoy en el primer plano de las teorizaciones psicopatológicas.
 Freud se opuso a la noción de “déficit” congénito en las psicosis, sucesor de la
noción de degeneración hereditaria; admitió una predisposición hereditaria, sin
valor de determinante único.
 Tampoco pensó que la psicosis fuese exclusivamente psicógena, aunque sus
investigaciones y aportes se abocaron a los factores psicodinámicos.
 A la enfermedad hay que interpretarla en forma dinámica, como un reforzamiento
o un debilitamiento de los componentes de un juego de tendencias que en el
funcionamiento normal pasan en gran parte desapercibidas (La interpretación de
los sueños, 1900)

2. La psicosis en el marco de la Teoría de la Defensa

2.1. En los textos de 1894 a 1896, con su búsqueda orientada hacia la


comprensión del síntoma, Freud describe las psiconeurosis de defensa. Son el
resultado de un conflicto psíquico, lo que las diferencia de las neurosis
actuales y su etiología corresponde a la reminiscencia de una experiencia
pasada. Así explica la histeria, las n. obsesivas y también un primer cuadro
psicótico, la psicosis alucinatoria.

Esta última, la Amencia (Meynert) le ofrece a Freud una configuración


semejante al modelo de los sueños: la realización de un deseo que se vio
impedido por la realidad; se transforma la realidad y se deniega la perdida.
Freud comienza ya a buscar un mecanismo específico que pertenezca a la
psicosis que buscara hasta 1938; el núcleo de su idea es la huída del Yo frente
a la realidad.

La proyección (“Manuscrito H”, 1900) la usa para explicar la idea delirante ya


que desembaraza al Yo de la representación insoportable, ubicándola en el
exterior. Siendo un mecanismo normal se vuelve patológico en la psicosis por
el uso excesivo.

Los contenidos delirantes y las alucinaciones expresan los contenidos


reprimidos, sin la deformación defensiva que ocurre en la psiconeurosis, el Yo
no los reconoce como propios y el mundo exterior se transforma, lo que obliga
al Yo secundariamente a adaptarse al mundo delirante.

2.2. La teoría que va elaborando Freud sobre la psicosis evoluciona cuando él


ensaya una concepción global del Aparato Psíquico. Bajo la égida de la
satisfacción del deseo, los modelos del soñar y la psicosis se interconstituyen.

Ya vimos el caso de la psicosis alucinatoria.

El funcionamiento psicótico es entendido, en su conjunto, como una tentativa


desesperada de mantener la identidad de percepción por vía de la regresión
alucinatoria; por esta vía se expresa el proceso primario, en la psicosis y en el
soñar. Las emociones inconscientes someten con su poder al preconciente,
dominando así nuestra palabra y nuestros actos.

La cura (como en “El delirio y los sueños en la Gradiva” 1906) busca restituir
los recuerdos reprimidos, como en las psiconeurosis, la toma de conciencia de
lo reprimido coincide con la curación.

2.3. De la teoría de la libido al Narcisismo

En la primera década del siglo XX Freud se enfrenta con otros autores y se va


alejando paulatinamente de su primera teoría de la psicosis como determinado
por el conflicto sexual y las defensas usadas.

Bleuler introduce su noción de autismo, refiriéndose al repliegue libidinal en


busca de satisfacción en el Yo, y abandonando la relación con el otro. El
termino ambivalencia aparece como un rasgo principal debido a la “spaltung”
esquizofrénica.

Para Jung el repliegue del mundo exterior no es sexual, sino del interés del yo.
Junto con Bleuler sostiene que la psicosis expresa un trastorno fundamental
distinto a la neurosis.

Abraham también describe el retiro de la libido sobre el yo y jerarquiza el


sadismo en la psicosis.

Ferenczi introduce el concepto de identificación introyectiva sobre otro, como


en la transferencia.

Mientras Freud, en su Teoría del Narcisismo ira dándole respuesta a una


exigencia creciente. Con el “Caso Schreber” (1911) introduce el narcisismo en
su teoría libidinal y con él algunos conceptos que resultaron fundamentales
para la psicosis:

 El retraimiento libidinal desde los objetos al yo pasa a ser característico de la


psicosis.
 Este movimiento es determinado por el sufrimiento en el vínculo con el
objeto (pérdida)
 Ubica un estadio del desarrollo libidinal el narcisismo entre el auto erotismo y la
elección objetal. Los puntos de fijación en el auto erotismo predispone a la
esquizofrenia y en el narcisismo a la paranoia.
 La proyección psicótica se destaca como mecanismo defensivo y en la formación
de síntomas.
 El delirio adquiere el sentido de una restitución libidinal sobre el mundo exterior.

Se pregunta si el repliegue libidinal seria suficiente como explicación de la


psicosis. En 1916 escribe: “(…) pienso que la teoría de la libido alcanza para
explicar la patología de la psicosis… pero, si un día se demuestra que hay
trastornos primarios del Yo… esto no invalida nuestras investigaciones”.

Y en 1931: El Yo de tipo narcisista predisponente de la psicosis, contiene una


gran cantidad de agresión, y es el asiento del conflicto entre los componentes
pulsionales eróticos y agresivos

[Conflicto pulsional: pulsión de vida – pulsión de muerte]

3. La Psicosis dentro del modelo del Narcisismo

3.1. Con la “Introducción del Narcisismo” (1914) surge el antagonismo entre


la investidura del Yo, la del objeto, abarcando a toda la vida psíquica. Permite
un desarrollo teórico para el retiro libidinal en la psicosis tanto como para el
punto de las alteraciones del Yo.

Freud diferencia el repliegue libidinal de la psicosis, sobre el Yo narcisista del


repliegue en la neurosis sobre el mundo de la fantasía.

Introduce la dimensión del Ideal, con él un conflicto con el Yo en la


distribución libidinal; la autoestima mide esta carga. Se crea de este modo una
tensión en el interior del Yo, comienzo de una posible división.

La hipocondría se explica por la regresión narcisista, de la libido y su estasis


en el Yo lo que determina la tensión dolorosa.

También se explican la Megalomanía, el delirio de grandeza y el de auto


referencia.

Y la resistencia narcisista en el análisis que dificulta la instalación de una


transferencia positiva operante.

3.2. Los comienzos de una nueva “Teoría del Yo” (1909-1913)

La Realidad

A a partir de 1911, y como consecuencia de sus enfrentamientos con Jung y


Adler, la realidad y la agresividad son integrados en sus construcciones meta
psicológicas. En “Formulaciones sobre los dos principios del acaecer
psíquico”, 1911, introduce el principio de realidad en oposición al principio
del placer. Da lugar a las funciones del Yo que atienden y elaboran su relación
con el mundo externo.

El pensar de acuerdo a las percepciones de la realidad se distingue del


pensamiento “mágico” de acuerdo al deseo.
El pensar del psicotico se somete frente al deseo y se aleja de la realidad.

El juicio de realidad diferencia lo perceptivo de lo simplemente representado.

En “La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis”, 1924, se resalta que el


acceso a la realidad se logra por el transito a través del Complejo de Edipo y
el Complejo de Castración, adquiriendo el conocimiento de la diferencia de
los sexos y las generaciones. En la psicosis, donde la castración no funciona
como elemento significante y en donde el Complejo de Edipo solo muestra
trazos de su presencia sin valor de estructuración psíquica, la realidad está
alterada de forma sustancial.

La Agresividad

En 1915 Freud relaciona el odio a la pulsión de auto conservación. El Yo


narcisista (Yo placer) odia al objeto como un rechazo originario a todo
estimulo que lo tensione, y en su lucha por su afirmación y conservación. En
la psicosis este mecanismo adquiere total vigencia y explica el ataque a la
realidad, en defensa del repliegue narcisista.

En 1920, la pulsión de muerte, en forma de expresión silenciosa, es la energía


de los grandes trastornos sufridos por el Yo en la psicosis, en especial sobre el
pensamiento.

4. La Psicosis y las Alteraciones del Yo

Después de 1920 el interés de Freud se posó en el Yo, su constitución y sus


relaciones. El conflicto del Yo con la realidad pasó al primer plano en la
causalidad de la psicosis, privilegiándose las percepciones a las
representaciones. Persiste en Freud la búsqueda de un mecanismo defensivo
propio de la psicosis, que ahora será la escisión del Yo y la desmentida de la
percepción.

Se mantiene que a la pérdida de la realidad, en la psicosis le sigue un proceso


de restitución por la enfermedad.

4.1. Yo psicótico y realidad

1924 (“Neurosis y psicosis” 1924; “La pérdida de realidad en la neurosis y en


la psicosis” 1924) con la nueva tópica, en la cual la realidad aparece como
otra instancia, Freud describe su último modelo de funcionamiento psicótico
en el que el Yo se encuentra en conflicto con la realidad, su defensa principal
es la desmentida de la percepción y ocurre una alteración profunda en él por
escisión. El conflicto incluye la realidad externa y la interna, se rehuye la
percepción de la realidad, tanto como se desisnviste el mundo interno.
La realidad aparece como intolerable para el Yo, y su defensa reafirma la
supremacía del deseo, como en la Amentia, pero ahora se destaca evitar el
dolor, no la búsqueda del placer.

Cuando una excitación perfora el dispositivo antiestímulos (que en la psicosis


estaría debilitado o follante) produce dolor, y funciona entonces como una
excitación pulsional excesiva, el Yo debe desembarazarse proyectándola en el
mundo exterior, negándola, o reprimiéndola en el Icc.

La defensa ante el afecto doloroso, en la psicosis, ha tenido muchos


desarrollos postfreudianos, relacionándola con heridas narcisistas por
traumatismos precoces o con una incapacidad para elaborar simbólicamente
una vivencia que no ha sido suficientemente contenida en el vínculo
primordial.

En Freud es la desmentida la defensa que se encarga de una percepción que


hiere al Yo, de un modo que éste no la tolera. La considera banal en la
infancia, y la describe específicamente en las perversiones.

En “Fetichismo”, (1927), se desmiente la ausencia de pene en la mujer para


defenderse de la angustia de castración; en la psicosis, se desmiente la pérdida
de un ser querido u otra vivencia que despierte intensa angustia. Freud recalca,
que el psicótico, aunque niegue la realidad, siempre conserva una relación con
ella – así como el fetichista, construye su fetiche para defenderse de la
castración que siempre le amenaza.

Esto nos muestra cómo Freud piensa que junto con la desmentida siempre
opera una escisión en el Yo.

En “La escisión del Yo en el proceso defensivo”, 1938, es un concepto algo


ambiguo en Freud. Designa una separación en partes, pero todo depende de lo
que se separa. Primero fue una noción meramente descriptiva (escisión de la
conciencia en la histeria), luego fue un clivaje entre instancias en conflicto,
toma un valor metapsicológico mayor cuando la describe junto con la
desmentida (“Fetichismo”, 1927).

En “Neurosis y Psicosis”, 1924, ilustraba la capacidad del Yo de deformarse


sin quebrarse siguiendo sus propias líneas de fuerza (como un cristal).

La escisión en la perversión parece cumplir un rol pasivo, secundaría a la


desmentida que sería la verdadera defensa en juego. En la psicosis se
mantiene este modelo, sin ahondar en él.

En “La escisión del yo en el proceso defensivo “, 1938, Freud intenta


integrarla a los proceso defensivos, pero no sabemos como articularía escisión
y desmentida con represión. Está claro que para Freud no hay psicosis sin
escisión.

4.2. La falla en la estructuración edípica

Desde 1908 Freud otorga al Complejo de Edipo y al de castración una


importancia primordial en la estructuración psíquica. Los conflictos de que
son portadores, generadores de angustia, estimulan la maduración del Yo y su
adaptación a la realidad. Toda la patología queda relacionada con el fracaso de
esta integración progresiva de conflictos.

En la psicosis, se observa un funcionamiento regresivo, conservando las


relaciones parciales de objeto, pregenitales, las pulsiones parciales no se
organizan en el primado genital y perdura el fantasma de la madre fálica. Los
lazos del Complejo de Edipo se presentan desligados de una estructura que los
relacione significándolos. La castración es negada maníacamente. Las
angustias de separación se resuelven en una ilusión omnipotente de simbiosis.

Para Freud la función de pensar está ligada a la sexualidad edípica, u la


posibilidad de otorgar nuevos sentidos a las relaciones parentales, como en las
teorías sexuales infantiles. Esta capacidad simbolizante está apoyada en la
aceptación de una castración simbólica.

4.3. Sistema Percepción – Conciencia

 La convicción delirante, por medio de las representaciones – palabra los procesos


de pensamiento devienen percepciones capaces de acceder a la conciencia. Si la
investidura del pensamiento desborda sobre el sistema perceptivo, si hay una sobre
investidura del pensamiento, “( …) los pensamientos son percibidos efectivamente
como del exterior y de ese modo considerados verdaderos” (“El Yo y el Ello”,
1923)
 La alucinación es un proceso de restitución de la libido en busca de un nuevo
objeto. Cuando recordamos el investimiento permanece en el sistema mnésico,
mientras que en la alucinación pasa en totalidad sobre la percepción.
 La alucinación negativa es el resultado de la supresión de la percepción por vía de
desinvestimiento, como una desmentida por rechazo de la realidad. Está
relacionada con la experiencia de dolor, de la cual el aparato psíquico tiende a
evadir.

5. La Dimensión Traumática

A partir de “Más allá del principio del placer”, 1920, Freud reconoce dos
factores causales del trauma psíquico: las excitaciones externas que perforan
las defensas, y el estímulo pulsional excesivo.
En 1938 explica causalmente la psicosis de un modo semejante al
trauma: “(…) O bien la realidad se ha vuelto intolerable o bien las pulsiones
han tenido un gran reforzamiento, lo que considerando las exigencias opuestas
del Ello y de la Realidad, tiene sobre el Yo efectos análogos”.

En 1938, 1939, reconoce que los traumatismos narcisistas precoces, pueden


estar en el origen de patologías psicóticas.

5.1. Es frecuente como desencadenante de una psicosis clínica, encontrar una


pérdida, conocida o que pasó desapercibida. Este es uno de los aspectos
intolerables de la realidad que observó Freud; el Yo ante la ausencia del
objeto es invadido por la angustia.

En una psicosis previa, una pérdida resulta más grave, ya que al retraimiento
del investimiento del objeto se le suma el desinvestimiento del sistema
representativo propio de la psicosis.

5.2. Los traumatismos precoces sobre los que había escrito Ferenczi, son
retomados por Freud al final de su obra al final de su obra (“Moisés y la
religión monoteísta” 1938). . Aconsejaba recuperar el recuerdo y la vivencia
de la experiencia traumática oponiéndose a las defensas que conservan el
olvido. En las patologías graves, ésta estructura defensiva puede contener
un núcleo psicótico.

Estos contenidos quedan separados del resto del funcionamiento psíquico y no


son suficientemente influidos por la realidad exterior ni sus representaciones
psíquicas.

Es como “(…) Un estado dentro de otro estado (…)” al que pueden llegar a
dominar, lo que correspondería a una psicosis clínica.

El mismo modelo lo había usado desde el “Manuscrito K”, 1900, llamándole


“psicosis de avasallamiento”.

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