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LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA DE LOS PAÍSES DE EUROPA DEL ESTE.

LOS PECO
COMO FOCO DE INVESTIGACIÓN

Este trabajo va a analizar la evolución de la economía de los países exsoviéticos de


Europa central y del este. Se va a dividir en dos puntos, siendo el primero sobre los aspectos
generales de la economía de los países exsoviéticos y lo que estos aspectos desencadenaron. Y
el segundo punto consistirá en un balance sobre las políticas orientadas hacia la integración de
los países postcomunistas en el mercado mundial. El análisis que se expondrá a continuación
tendrá en cuenta el periodo de tiempo transcurrido entre 1989 y 1999.

En cuanto al primer punto, comenzaremos hablando de las medidas que tuvieron que
llevar a cabo los gobiernos reformistas para poder superar los problemas de la herencia del
comunismo. Aplicaron medidas políticas orientadas a estabilizar los agregados
macroeconómicos y monetarios básicos, se dedicaron a reconstruir y modernizar el aparato
productivo, a conseguir un nuevo equilibrio entre sectores y ramas de producción, involucrar a
sus países en el mercado mundial, le dieron un nuevo papel al Estado en la economía,
ampliaron el sector privado y los ámbitos de su actuación, y por último intentaron mejorar el
nivel de vida de la población y reconstruir la sociedad civil.

Todas estas medidas se tuvieron que tomar en un contexto en el que se intentaba


consolidar la democracia. Pero esto no fue fácil, ya que las reformas van a partir de unos
Estados en avanzado proceso de desintegración interna, donde aparecerán gobiernos
constituidos por fuertes personalidades y donde los partidos políticos serán demasiado
frágiles. La situación económica a su vez, influía en la reforma del régimen político, ya que la
situación era de una degradación de la actividad productiva, de grandes desequilibrios
monetarios y macroeconómicos, donde la base productiva estaba envejecida y era
insuficiente, y por último también comenzaron a aparecer conflictos nacionales y étnicos.

Estos gobiernos reformistas consiguieron implantar las reformas ultraliberales


señalando como enemigos de la transición hacia la democracia a los casi inexistentes partidos
comunistas. Esto debilitó a la oposición, desviando de manera intencionada la atención del
verdadero problema de aquel momento que estaba poniendo en peligro a las
transformaciones económicas y políticas, que consistía en que los grupos de presión no
institucionalizados se estaban apoderando del poder político y del patrimonio estatal en
beneficio de sus propios intereses. Esto generó inestabilidad, retrasó el surgimiento de un
sistema de partidos, y generó que muchos de estos países sigan sin conseguir un cambio
correcto en su sistema político y económico, ya que en mucho de ellos comenzaron a surgir
métodos violentos y mafiosos y configurándose de dicha manera Estados corporativos
oligárquicos.

Las nuevas políticas económicas aplicadas por los gobiernos reformistas tuvo también
consecuencias. Se han generado grandes desequilibrios sociales, agravados por los
mecanismos de los mercados. Esto se traduce en que casi la mitad de la población de estos
países se encuentran en la pobreza. En pocos años, estos países postsoviéticos han alcanzado
la polarización social existente en los países occidentales, pero a diferencia de estos, no
disponen de mecanismos de protección social, ni instrumentos redistributivos. No se ha
conseguido que los reguladores mercantiles y la recuperación del crecimiento actuasen como
correctores. “La creciente dualización social sitúa a los grupos ganadores en una posición
privilegiada para las reformas (o su ausencia) beneficien a sus intereses corporativos” Flores y
Luengo Escalonilla (2000). En cuanto a estos ganadores de la polarización, hay que mencionar
a la nomenkaltura comunista, que ha sido uno de los grupos que más se ha beneficiado de la
transición. Pero ha evolucionado de manera diferente dependiendo de la zona. En Europa
Central, esta nomenklatura se ha convertido en parte las nuevas clases dominantes del orden
capitalista, mientras que en Europa oriental se han convertido en estructuras mafiosas.

Durante los primeros años de la transición, los diferentes gobiernos reformistas


aplicaron políticas de ajuste muy estrictas para controla la inflación. Esto les llevó a que
supeditasen objetivos macroeconómicos fundamentales como el crecimiento, el empleo, y
acabar con la deuda externa, poniendo como prioridad la inflación. Esto generó resultados
muy malos para el conjunto de la población, traducidos en costes sociales y productivos. Los
ciudadanos perdieron sus ahorros, sus pensiones y sus salarios reales, “con caídas que en
pocos países fueron menores del 25%” Flores y Luengo Escalonilla (2000). Pero esto no quedó
aquí, sino que también se multiplicó el desempleo e impidió al Estado poder crear una red de
protección social. Se consiguió controlar la inflación, pero no se tuvo el mismo éxito en reducir
los precios que eran demasiado elevados, estabilizándose en estos valores.

La implantación del sector privado por los gobiernos reformistas, ha tenido desigual
desenlace dependiendo de qué país hablemos. Los países más desarrollados de la región con
sector privado, este en el momento aporta ya la mayor parte del producto interior bruto,
mientras que en otras economías no ha conseguido desarrollarse de igual manera. Podemos
hablar esta vez de efectos positivos de este proceso de privatización, como es el
abastecimiento de los mercados domésticos, la renovación de los equipos productivos y el
progreso de las exportaciones. Hay que valorar en este proceso, que las empresas privatizadas
han sido aquellas que ya eran rentables antes de la privatización, mientras los pequeños
negocios privados se han centrado en los sectores más desfavorecidos. Esto último sucede de
esta manera, porque los gobiernos han confiado su reestructuración al sector privado.
También podemos hablar de efectos negativos. Tenemos la destrucción de puestos de trabajo,
de pequeña influencia de las nuevas empresas privadas sobre el desempleo estructural, de la
concentración espacial de las actividades más rentables, y del funcionamiento poco
competitivo de algunos mercados.

Por último, no podemos olvidarnos de hablar en este proceso de privatización, del


factor creciente en el sector privado, que se trata del “Estado mínimo”. Dicho actor fue muy
reclamado por los gobiernos reformistas a comienzos de la transición. Se ha desencadenado
así una subyugación del Estado bajo diferentes lobbies, y grandes corporaciones.La presencia
del Estado se ha reducido con el fin de llevar a cabo políticas de ahorro, que afectaron sobre
todo al gasto público, al encontrarse con mayores dificultades recaudatorias. Pero persisten
algunos países líderes de la reforma, donde la presencia de los poderes públicos en la actividad
económica sigue siendo importante, consiguiendo que el presupuesto público no haya
disminuido.

En cuanto al balance de los resultados productivos durante los primeros años de la


reforma, podemos concluir que son muy negativos. Durante estos años se han llevado a cabo
cambios en las especializaciones características del modelo soviético. Estos cambios consisten
en que la industria ha perdido peso en la estructura económica, sobre todo la pesada, en favor
del sector servicios. También, se ha producido una redistribución de recursos que ha
beneficiado a las ramas industriales más intensivas en la utilización de fuerza de trabajo barata
y más conectadas a la demanda final. Y volviendo al balance productivo, la producción de estos
países reside en actividades y tecnologías que se caracterizan por consumir recursos naturales
y mano de obra barata, usando una tecnología de mediana y baja calidad. Únicamente se
consigue una modernización en los países más avanzados, pero dicha modernización solo
llegará a un escaso sector de la economía, que será aquel conectado al proceso de
internacionalización.

Llegado a este punto, comenzaré a exponer la segunda cuestión de este trabajo,


llegándole el turno al balance sobre las políticas orientadas hacia la integración de los países
postcomunistas en el mercado mundial. En este balance se tendrán en cuenta los países de
Bulgaria, Eslovaquia, Hungría, Polonia, la República Checa y Rumanía.

Vamos a comenzar haciendo mención sobre las diferentes medidas para abrir las
economías a la competencia internacional por parte de los gobiernos reformistas. En el ámbito
comercial, se suprimen las mediaciones administrativas y los instrumentos de control
administrativo han sido sustituidos por aranceles. También se abordará una regulación
monetaria, con el objetivo de vincular su estructura de precios a la establecida en el mercado
internacional.

También se han consensuado cambios en las inversiones extranjeras (IED),


liberalizándose la legislación que regula las mismas. Además, las autoridades de algunos países
han ofrecido un trato favorable a los capitales extranjeros, mediante vacaciones fiscales,
créditos preferenciales y ventajas arancelarias. Como conclusión, los gobiernos han procurado
comprometer a los grupos occidentales en los procesos de privatización, a través de la venta
de empresas estatales a inversores estratégicos, y con la comercialización de las acciones de
las empresas públicas en la bolsa de valores.

Los nuevos gobiernos han solicitado y conseguido la integración de sus países en los
organismos y foros internacionales, ya que habían estado excluidos durante el periodo
comunista. Han conseguido entrar y vincularse con el FMI, con el Banco Mundial, con la
Organización Mundial de Comercio, aceptando las normas que establecen dichos organismos.
En este contexto cobra gran importancia el reforzamiento de los vínculos institucionales con la
Unión Europea, pues se han aceptado tanto por la UE y los PECO los “Acuerdos Europeos”
(AEs), que consisten en la creación de un área de libre comercio para productos industriales

La puesta en marcha de reformas económicas orientadas a entrar en el mercado, a


conseguido la apertura comercial de los PECO. La economía menos expuesta a la competencia
internacional es Polonia. Eslovaquia y la República Checa son por el contrario las economías
más abiertas de la región. Hungría estaría por debajo de estos dos últimos. Y las economías
más atrasadas que son Bulgaria y Rumanía, en el caso de Bulgaria ha sufrido una regresión, y
Rumanía a conseguido una dinámica internacionalizadora, superando a los polacos. Para 1998,
el grado de exposición al comercio exterior del que disfrutaban estos países, era similar o
incluso superior al mostrado por países de la UE de dimensiones similares.
El desenlace de este proceso de apertura se ha traducido en un crecimiento de la
participación de estos países en las redes comerciales internacionales. Pero todavía se
encuentran en una posición periférica, pues “sólo la economía polaca superaba en 1997 el
umbral del 1% del comercio mundial de mercancías” Flores y Luengo Escalonilla (2000). Pero
hay que destacar que Polonia, la República Checa y Hungría ya se encontraban en 1997 en el
grupo de las 50 economías más importantes en exportaciones e importaciones.

Las transformaciones iniciadas desde finales de los 80 han provocado un cambio en la


distribución geográfica de los flujos comerciales. El principal socio comercial de los PECO ha
pasado a ser la Unión Europea, en concreto Alemania, sustituyendo a la URSS. Los países más
avanzados, Polonia, Hungría y la República Checa son los que han puesto más en dependencia
su comercio exterior con el mercado comunitario, mientras por otro lado, las economías más
atrasadas han comerciado más con los Balcanes, las economías ex soviéticas y algunos países
subdesarrollados. Pero en los últimos años, este suceso ha disminuido, pues los porcentajes se
han estabilizado, o incluso se han reducido como en Polonia y la República Checa.

Antes de que comenzase la transición, las inversiones extranjeras directas apenas se


habían establecido en los PECO. Este conjunto de países, a principio de los 90, apenas
contaban con el interés de inversores de grupos multinacionales. Pero en la actualidad esto ha
cambiado drásticamente, ya que reciben una cantidad importante de IED. Esto se puede
desgranar, exponiendo que en 1990 los PECO sólo absorbían sobre unos 600 millones de
dólares anuales, y ocho años después consiguen 12.000 millones de dólares.
Pero hay que destacar, que son sólo unos pocos países los que reciben la mayor
cantidad de inversiones directas. El principal receptor ha sido Hungría y la República Checa. De
aquí podemos apreciar que han sido los países con mayor nivel de desarrollo económico, con
mejores infraestructuras, y aquellos más comprometidos con las reformas y los más próximos
a la UE, quienes han recibido mayores IED.

Lo que voy a comentar a continuación se basará en la incidencia de la dinámica


internacionalizadora en las economías de los PECO. Lo comentaré a través de tres planos de
análisis: la renovación del aparato productivo, la configuración del mercado de trabajo, y el
mantenimiento de los equilibrios financieros externos.

Para valorar la influencia de las políticas de apertura externa a la consecución de la


renovación productiva, he escogido cinco indicadores. El primero será la importancia de las IED
en la formación bruta de capital fijo. Este nos muestra una escena con fuertes contrastes. En
todos los países, excepto Eslovaquia, ha aumentado el protagonismo de los capitales
extranjeros en la iniciativa inversora. En Hungría y Polonia, en 1996 un porcentaje importante
de la inversión era responsabilidad de las empresas controladas por capitales extranjeros. En
otros países también ha aumentado la importancia de los capitales extranjeros, como Bulgaria
y Rumanía. Como consecuencia, las IED aportan un porcentaje de la inversión sectorial mayor
que el mostrado por los valores promedio. El aspecto negativo de todo esto nos lo
encontramos en que las actividades tradicionales, que son las que más necesitan de inversión,
son las que menor IED reciben. El resultado será que la transferencia de tecnología asociada a
las inversiones queda relacionada al sector más avanzado de la economía.
El segundo indicador es la distribución espacial, sectorial y ramal de las IED. Desde el
punto de vista espacial, vemos que las empresas occidentales han preferido establecerse en
los países más avanzados de la región, y en las zonas con ventajas de localización. Los
territorios más alejados de la zona oriental, reciben un flujo inversor mucho menor. Este
contexto ha generado que los efectos modernizadores, entendidos como la difusión
tecnológica, la cooperación con empresas locales o la creación de puestos de trabajo, se han
concentrado en un ámbito reducido de las economías de los PECO. Desde el punto de vista
sectorial de las IED, en el caso de Hungría y la República Checa, las inversiones se orientan al
sector servicios, mientras que en Polonia y Rumanía la inversión se dirige a la industria
manufacturera.

El tercer indicador, que consiste en la política llevada a cabo por las empresas
subsidiaria o penetradas por el capital extranjero, nos muestra que en los PECOs se localizan
los segmentos productivos de menor complejidad técnica.

Es el turno de analizar el cuarto indicador, el desarrollo del comercio industrial. En el


pasado, los intercambios comerciales en el marco del CAEM, eran de naturaleza intersectorial,
pero este sistema ha evolucionado, pues las reformas han permitido que las compras y ventas
realizadas por los PECO en los mercados occidentales, se basen principalmente, en productos
manufacturados, elevando así el comercio intraindustrial. Para apreciar esto disponemos del
siguiente cuadro, donde cuando más cerca se sitúe del 0, el comercio exterior responde a un
formato tradicional, y cuando más cerca del 1 más importantes serán las transacciones
intraindustriales:
Estos países participan de un comercio intraindustrial en el que se especializan en
aquellos segmentos productivos de gama baja y media-baja dominados por la competitividad-
precio.

El último de los indicadores, será la importancia que los productos de media y alta
densidad tecnológica tienen en la especialización exportadora de los PECO. Podemos
establecer que Bulgaria y Rumanía se especializan en productos intensivos en trabajo, y en
recursos naturales. Hungría y la República Checa, se centran en industria mecánica, eléctrica y
de transporte. Eslovaquia y Polonia la confección, siderúrgica, transformación de metales,
maquinaria y aparatos eléctricos y automoción.

El siguiente plano de análisis es el mercado de trabajo, que lo analizaremos desde el


empleo y el salario. En cuanto al empleo, las estrategias de inserción externa no han
conseguido crear todos los puestos de trabajo deseados. La evolución del empleo en el sector
industrial es un buen ejemplo de ello, como podemos ver en este cuadro:

Y por la parte de los salarios, hay que apreciar que los ingresos reales de los
trabajadores tienen a progresar en las actividades más expuestas a la competencia
internacional a un ritmo mayor que aquellos trabajos del mercado doméstico. El textil y el
hierro, son industrias intensivas en trabajo y se encuentran orientadas al mercado doméstico,
mientras que la confección, la maquinaria eléctrica y la industria de transporte, están
orientadas a la actividad exportadora. Una vez explicado esto, podemos apreciar lo
mencionado anteriormente en el siguiente cuadro:

Sobre el último plano de análisis, el mantenimiento de los equilibrios financieros


externos, podemos decir que la deuda no ha alcanzado unas dimensiones que hagan peligrar,
al menos al corto plazo, las economías de los PECO.

Por último, esbozaré unas conclusiones finales para este trabajo. Los PECo han pasado
a formar parte de las economías emergentes que participan en los mercados financieros
internacionales. Los países más desarrollados de los PECO se han visto más favorecidos en el
proceso de apertura, mientras que los que cuentan con un nivel de desarrollo menor se han
visto menos beneficiados. Ha sido el sector más moderno de la economía quien se ha
integrado en los mercados y redes globales, y quien se ha visto más beneficiado de los salarios
más elevados y quien ha recibido las inversiones más productivas y quien también ha
conseguido mayor importación tecnológica. Mientras, el resto de la actividad económica se
mantiene al margen de este proceso. La desigual inserción de los PECO en el mercado
internacional, ha creado diferencias estructurales entre los distintos países que irán
consolidando y aumentando en el futuro. Y por último, la mayor parte de los países del Este se
va a consolidar como una periferia atrasada, a mucha distancia de los países capitalistas más
desarrollados.

BIBLIOGRAFÍA

Flores, Gabriel., Luengo Escalonilla, Fernando. (2000). Tras el muro : diez años después de
1989 : balance de una década de transformaciones en los pai ́ses del Centro y Este de Europa.
Madrid: El viejo Topo

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