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2010

La República de
Platón
Libro IX

En este libro Platón expone el tipo humano que corresponde a la tiranía, lo


compara y distingue de los demás tipos humanos que ha planteado en el libro
octavo. La descripción completa de las formas políticas degradadas y el modo
como se van dando los cambios es sumamente aleccionadora hoy como debió
serlo en otros tiempos.

Jorge Fernando Sánchez Cú

20/07/2010
PLATON
DIÁLOGOS

APOLOGÍA DE SOCRATES; CRITÓN O DEL DEBER; EUTIFRON o DE LA SANTIDAD; LAQUESo DEL VALOR; LYSIS
O DE LA AMISTAD; CARMIDES O DE LA TEMPLANZA; ION O DE LA POESIA; PROTAGORAS O DE LOS SOFISTAS;
GORGIAS O DE LA RETÓRICA; MENÓN O DE LA VIRTUD; HIPIAS MAYOR O DE LO BELLO; CRATILO O DEL
LENGUAJE; TEETETES O DE LA ,CIENCIA; SYMPOSIO (BANQUETE) O DE LA ERÓTICA; FEDÓN O DEL ALMA; LA
REPÚBLICA O DE LO JUSTO; FEDRO O DEL AMOR; TIMEO O DE LA NATURALEZA; CRITIAS O DE LA ATLANTIDA;
EL SOFISTA O DEL SER.

ESTUDIO PRELIMINAR DE:

FRANCISCO LARROYO

VIGÉSIMOQUINTA EDICIÓN

EDITORIAL PORRÚA
Av. REPUBLICA ARGENTINA, 15
MEXICO, 1998

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LA REPÚBLICA O DE LO JUSTO
INTERLOCUTORES: SÓCRATES, GLAUCÓN, POLEMARCO, TRASÍMACO, ADIMANTE, CÉFALO, CLITOFÓN.
LA ESCENA DE ESTE DIÁLOGO, CONTADO POR SÓCRATES, TRANSCURRE EN EL PIREO, EN CASA DE CÉFALO

LIBRO NOVENO
–Examinemos ahora el carácter del tirano en el individuo, salvo su razón, que conserva despierta, entonces el espíritu ve
cómo el hombre tiránico se forma del democrático, cuáles son más de cerca la verdad, únese a ella de manera más íntima, y
sus costumbres, y si su suerte es feliz o desgraciada. ya no le surcan fantasmas impuros ni sueños criminales.
–Es lo único que queda por considerar. –Convencido estoy de ello.
– ¿Sabes qué falta todavía? –Quizá me he extendido con alguna demasía. Lo que importa
únicamente saber es que en cada uno de nosotros, incluso en
– ¿Qué?
aquellos que parecen más dueños de sus pasiones, hay una
–Me parece que no hemos expuesto con suficiente claridad la clase de deseos crueles, brutales, sin freno, cosa que prueban
naturaleza del deseo y sus diferentes especies. Y mientras no los sueños. Examina si es o no cierto lo que digo.
dilucidemos este punto, el descubrimiento de lo que buscamos
–Estoy de acuerdo con ello.
estará siempre mezclado de cierta oscuridad.
–Recuerda ahora el retrato que del hombre democrático
–Aún estamos a tiempo de retroceder.
hicimos. Decíamos que en su juventud había sido educado por
–Sin duda. un padre avaro, que sólo estimaba los deseos interesados y se
cuidaba bien poco de satisfacer los deseos superfluos, que no
–Lo que quisiera conocer más acabadamente es, sobre todo,
tienen otra finalidad que el lujo y los placeres; ¿no es eso?
esto: Entre los deseos y placeres superfluos hay algunos
ilegítimos que nacen en el alma de todos los hombres; pero en –Sí.
unos son reprimidos por las leyes y por otros deseos mejores,
–Que al hallarse, luego, en compañía de gente. Frívola y
de manera que desaparecen enteramente por obra de la razón,
entregada a esos deseos superfluos de que acabo de hablar, no
o, si permanecen, son débiles y pocos. En otros hombres, por
había tardado en tomar aversión a las lecciones de su padre, y
el contrario, dichos deseos son más numerosos, y, al mismo
se había entregado a la orgía y al libertinaje; que, no obstante
tiempo, los más fuertes.
eso, como quiera que se hallase dotado de mejor natural que
–¿De qué deseos hablas? sus corruptores, viéndose desgarrado entre dos opuestos
puntos, había adoptado un término medio entre su sistema y
–De los que se despiertan durante el sueño, cuando la parte el de su padre, ,y se había propuesto usar de uno y otro con
racional del alma, pacífica y hecha para el mando, está como moderación, y llevar vida por igual alejada, según se figuraba,
dormida, y la parte animal y feroz, excitada por el vino y por
de la servil sujeción y del desorden que no reconoce; que, así,
la buena comida, se rebela, y rechazando el sueño trata de
de oligárquico se había tornado democrático.
evadirse y de saciar sus apetitos. Bien sabes que en tales
momentos no hay cosa a que no se atreva el alma, como si se –Cierto.
hubiera emancipado violentamente de las leyes del decoro y
–Ésa es, realmente, la idea que nos hemos formado.
del pudor; no distingue nada, ni dios, ni hombre ni bestia;
ningún crimen, ningún alimento indigno la horrorizan. En una
palabra: que no hay acto, por extravagante, por infame que
–Da ahora a ese hombre, envejecido, un hijo educado con
sea, a que no se arroje.
arreglo a las mismas máximas.
–Verdad dices.
–Perfectamente.
–Pero cuando un hombre lleva vida sobria y ordenada,
–Imagínate luego que le ocurre lo mismo que a su padre;
cuando, antes de entregarse al sueño, reanima la antorcha de
quiero decir que se encuentra arrastrado a una vida licenciosa,
su razón, la alimenta de saludables reflexiones, y dialoga
calificada de libre por aquellos que le seducen; que, por una
consigo mismo; cuando, sin saciar a la parte animal, le
parte, su padre y sus allegados prestan toda su ayuda a la
concede aquello que no puede negarle, con el fin de que
facción de los deseos moderados, mientras que, por la otra
repose y no venga a turbar con su alegría o con su tristeza la
parte, esos encantadores hábiles poseen el secreto de hacer
parte inteligente del alma, sino que la deje que sola, escotera
tiranos, secundan con todo su poder a la facción contraria.
de los sentidos, persiga con sus miradas curiosas lo que ignora
Cuando desesperen de todo otro medio de retener a ese joven
del presente; del pasado, del porvenir; cuando ese hombre ha
en su partido, harán nacer en su corazón, con sus artificios, el
apaciguado así la parte en que reside la cólera, de suerte que
amor que rige los deseos ociosos y pródigos, y que, a mi ver,
se acuesta sin tener el corazón henchido de resentimiento y de
no es sino un gran avispón alado. ¿Crees que tal amor sea otra
turbación contra nadie; finalmente, cuando todo duerme en él,

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cosa? –Ciertamente.
–No. –Así, constituirá para él una necesidad apoderarse de cuanto se
halle a mano, so pena de verse desgarrado por los dolores más
–Pero cuando los demás deseos, coronados de flores,
crueles.
perfumados, brillantes, embriagados de vinos y acompañados
de placeres desenfrenados, vienen a zumbar en torno a ese –No hay término medio.
avispón, lo nutren, lo cuidan y, finalmente, lo arman con el
–Y así como las nuevas pasiones que han invadido su corazón
aguijón de la ambición, entonces ese tirano del alma pierde
han suplantado a las antiguas y se han enriquecido con sus
toda mesura; escoltado por la demencia, expulsa o arroja lejos
despojos, así él, aunque más joven, ¿no querrá tener más bienes
de sí todos los sentimientos decorosos, todos los deseos
que su padre y que su madre, y echar mano, en provecho propio,
virtuosos, hasta que después de haber raído de su alma todo
de lo que les queda de patrimonio, después de haber disipado su
vestigio de pudor y de templanza, la ha henchido de un furor
congrua parte?
que antes no conocía.
–Indudablemente.
–Fiel es esa pintura de cómo se forma el hombre tiránico.
–Y si sus padres se niegan a prestarse a sus deseos, ¿no intentará
– ¿No se ha dado por esta razón, desde hace mucho, nombre
primeramente contra dios el robo y el fraude?
de tirano al amor?
–Desde luego.
–Así parece.
–Y si nada consigue por ese camino, ¿no recurrirá a la rapiña y a
–¿No tiene predisposición a la tiranía todo hombre ebrio?
la fuerza descarada?
–Sí. -Parejamente, el hombre que da en loco, ¿no se imagina
–Tal creo.
capaz de mandar sobre los hombres, y aun sobre los dioses?
–Si se oponen a su violencia, si resisten, ¿respetará su ancianidad,
–Sin duda.
podrá dejar de hacerles víctimas de tiránicos tratamientos?
–Ahora bien, mi querido amigo, ¿qué es el hombre tiránico
–Temo fundadamente por los padres de ese joven.
propiamente dicho, si no un hombre a quien la naturaleza, la
educación, o una y otra de consuno; han puesto ebrio, –Así, por una cortesana a quien ama de ayer, o por cualquier
enamorado y loco? joven a quien persigue desde el día antes y por capricho también,
¿crees, mi querido Adimante, que llegase hasta levantar la mano
–Verdad es.
a su padre o a su madre, a sus amigos más antiguos y más
–Acabas de ver cómo se forma el hombre tiránico; pero necesarios, sin respeto a su edad, llegando incluso a querer
¿cómo vive? rebajarlos y someterlos al objeto de sus amores, al cual habrá
introducido en casa de sus propios padres?
–Te respondería, como suele hacerse cuando se bromea: tú me
lo dirás. –Ni siquiera lo dudo.
–Sea. Únicamente, sin duda, a fiestas, juegos, orgías y – ¿Constituye, entonces, una gran dicha para esos padres haber
placeres de todo género le precipitará el amor tiránico que ha dado vida a hijo de tal carácter?
dejado penetrar en su alma, cuyas facultades todas le señorea.
– ¡Ni mucho menos!
–Necesariamente.
–Y cuando haya consumido toda la hacienda de su padre y de su
–Día y noche, ¿no sentirá nacer dentro de sí multitud de madre, y el enjambre de pasiones se haya multiplicado y
deseos indomados e insaciables? fortalecido en su corazón, ¿no se verá reducido a forzar casas, a
atracar de noche a los transeúntes, a desvalijar templos? Los
–Sí. -Así, sus ingresos, si es que los tiene, se agotarán bien
sentimientos de honor y de probidad que desde su infancia le
pronto en satisfacer esos deseos.
habían sido inspirados, desaparecerán entonces ante sus pasiones
–Sin duda. en libertad, que, capitaneadas por el amor, señorearán su alma.
Esas mismas pasiones, que cuando se mostraba sumiso a la
–Tras eso vendrán los préstamos, seguidos de la disipación de
autoridad de las leyes y a la voluntad de su padre, apenas si
su hacienda.
osaban emanciparse de noche, en sus sueños, hoy que el amor ha
–Por fuerza ha de ser como dices. pasado a ser su tirano le inducirán cien veces cada día a cometer
las mismas acciones a que antes sólo raras veces le inducían
–Y cuando ya nada le quede, ¿no será importunado por los durante su sueño. Ningún asesinato, ningún horrible festín,
tumultuosos gritos de esa multitud de deseos que se agitan en su ningún crimen le detendrán: el amor tiránico, reinando
alma como en su propio nido? Acosado por los aguijones, y sobre exclusivamente en su alma, introducirá en ella la licencia, el
todo por el del amor, al cual sirven todos los demás deseos de desprecio de las leyes, y considerando a esa alma como a un
escolta, por decirlo así, ¿no correrá de acá para allá como Estado de que es señor absoluto, la forzará a hacer y osarlo todo,
poseído, buscando por todas partes alguna presa a que pueda para encontrar con qué sustentarle a él y sustentar al tropel de
sorprender con artilugios, o arrebatar por la fuerza? pasiones tumultuosas que en pos de sí arrastra, venidas unas de

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fuera, con las malas compañías, nacidas otras dentro, y a las –Verdad es.
cuales ha soltado las riendas, o que por sí mismas se han
–¿No puede decirse de esas gentes que carecen de fe?
emancipado de todo freno. ¿No será ésta que digo la vida que ese
joven lleve? –Sí.
–Sí. – ¿Y, además, que son injustas hasta la exageración, si es
cierto lo que antes dijimos acerca: de la justicia?
–Si en un Estado se encuentran pocos ciudadanos de ese carácter,
y el resto es sensato y ordenado en sus costumbres, aquéllos –No cabe duda que así son como dices.
abandonarán su patria para entrar al servicio de algún tirano
–Resumamos, pues, los rasgos que constituyen al perfecto
extranjero. Si en alguna parte hay guerra, venderán sus servicios,
y si el Estado vive en paz y tranquilo, cometerán en él gran malvado: si éste existe, ha de ser el hombre que acabamos de
número de pequeños males. pintar.
–Sin duda alguna.
–¿Qué males?
–Así debe ser el hombre que, dotado del carácter más tiránico
–Por ejemplo, robar, forzar casas, cortar bolsas, atracar a los
que pueda darse, se halle, además, revestido de la autoridad
viajeros, cometer sacrilegios y raptos. Si tienen alguna
tiránica; y cuanto más tiempo haya vivido en el ejercicio, de la
elocuencia, se dedicarán al oficio de acusadores, darán falsos
testimonios y se venderán al que ofrezca. tiranía, más malvado será.

– ¿Conque, ésos son los que llamas pequeños males, y eso lo –La consecuencia es necesaria -exclamó a esto Glaucón.
que harán esos hombres, si-son pocos? –Pero si es el peor de los hombres, ¿no es, a la vez, el más
desventurado de todos ellos, y no lo será tanto más cuanto más
–Sí; las cosas pequeñas, como no ignoras, no son tales sino
tiempo y por modo más absoluto haya ejercido la tiranía?
por comparación con las grandes, y todos esos males que digo,
Hablo aquí con arreglo a la verdad más exacta, y no según la
puestos en parangón con los que padece un Estado oprimido
por un tirano, no pasan de ser bagatelas. Mas cuando en un opinión del vulgo.
Estado hay muchos ciudadanos de ese carácter, y, aumentando –La cosa no podría ser de otra manera.
cada día su partido, se percatan de que poseen mayoría, son
ellos los que, secundados por un populacho insensato, –La condición del hombre tiranizado .por sus pasiones es,
imponen por tirano al Estado a aquel de todos ellos cuyo pues, la misma que la de un Estado oprimido por un tirano,
corazón es tiranizado por las pasiones más fuertes e como la condición del hombre democrático se asemeja a la de
imperiosas. un Estado democrático, y análogamente en los demás casos.

–Sí; un hombre de esa traza debe entendérselas perfectamente –Indiscutiblemente.


en el oficio de tirano. –Y lo que un Estado es respecto de otro Estado, ya en la
–Lo mejor que en ese caso puede hacer el Estado es no oponer virtud, ya en la felicidad, lo es un hombre respecto de otro
resistencia alguna; si no, al menor movimiento que se hombre.
produzca, el tirano se entregará contra su patria a las mismas –Tienes razón.
violencias de que ha usado para con su padre y su madre: la
maltratará, la entregará al poder de los jóvenes estragados que –Pero ¿qué relación guardan un Estado regido por un tirano y
le siguen, y mantendrá en la esclavitud más dura a esa patria, a un Estado regido por un rey, tal como en primer término lo
esa madre, para emplear la expresión de los cretenses. En esto hemos descrito?
irán a parar los deseos del tirano. –Los dos gobiernos son enteramente opuestos; el uno es el
–Tienes razón. mejor, el otro el peor.

–Por lo demás, no hace falta que haya llegado al poder para –No he dé preguntarte cuál de los dos es el mejor o cuál es el
que se dé a conocer tal cual es; cuando todavía vive en peor, ya que eso es evidente; lo que te pregunto es si crees que
condición privada, muestra a su carácter; veras como: bien se el mejor es también el más venturoso y el peor el más
halla en todo punto rodeado de un tropel de aduladores desventurado. Por lo demás, no nos dejemos deslumbrar,
dispuestos a obedecerle en todo, o bien, arrastrándose él ante considerando únicamente al tirano o al reducido número de
los demás cuando necesita de ellos, no hay cosa que no haga favoritos que le rodean; penetremos en el Estado,
para persuadirles de su completa lealtad, mas no bien ha considerémoslo en su integridad, y juzguemos luego de lo que
conseguido aquello que desea, cuando les vuelve la espalda. hayamos visto.

–Nada más corriente. –No pides nada más que lo justo.

–Así, esos hombres se pasan la vida sin ser amigos de nadie, -Es evidente para todo hombre que no hay Estado más
como dueños o esclavos de voluntades ajenas; porque es señal desventurado que aquel que obedece a un tirano, ni le hay más
de carácter tiránico no conocer la verdadera libertad ni la venturoso que el que está regido por un rey.
amistad verdadera. – ¿No tendré razón para exigir que se adopten las mismas

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precauciones cuando se trate de emitir juicio sobre la felicidad –El Estado en que reina un tirano, ¿es rico, o pobre?
de los individuos, y para querer que sólo nos atengamos a la
–Pobre.
decisión de aquel que pueda llegar con el pensamiento hasta el
interior del hombre, que no se deje atrapar como un niño por –Según eso, un alma tiranizada será siempre pobre e
las apariencias, como tampoco por esas coberturas fastuosas insaciable.
de que el poder tiránico se reviste para imponer a la multitud,
–Sí.
sino que penetre en el fondo de las cosas? Por tanto, si yo
pretendiese que no debemos dar oídos, en 1a ,cuestión que nos – ¿No es asimismo forzoso que ese Estado y ese individuo
ocupa, a otro juez que a aquel que a las luces del espíritu una vivan en temor y terror continuos?
las de la experiencia, que haya vivido con los tiranos, que los
haya visto en su interior, desnudos del aparato y de la pompa –Cierto que sí.
de teatro que en público les acompaña, que sepa qué –¿Crees que puedan encontrarse en cualquier otro Estado más
impresión producen sobre ellos las crisis políticas; si yo quejas, más sollozos, más gemidos y amargos dolores?
indujese a ese hombre a que fallase sobre lo dichoso o
desdichado de la condición del tirano comparada con la de los –No.
demás ... – ¿O en algún otro individuo, más que en el hombre tiránico a
–No podrás escoger mejor juez. quien tornan furioso el amor y las demás pasiones?

– ¿Quieres que por un momento supongamos que nosotros –No creo.


mismos nos hallamos en condiciones de juzgar, y que hemos -Ahora bien, el juzgar tú que ese Estado era el más
vivido con los tiranos, para tener alguien que pueda responder desventurado de todos ha sido poniendo los ojos en todos esos
a nuestras interrogaciones? males y en otros mil más.
–Me parece muy bien. –¿No tenía yo razón?
–Sígueme, pues, y, recordando la semejanza que existe entre –Sin duda; pero, situándote en el mismo punto de vista, ¿qué
el Estado y el individuo, considéralos uno tras otro, y dime dices del hombre tiránico?
cuál debe ser su respectiva situación.
–Digo que es el más desventurado de todos los hombres.
–Ya te sigo.
–Te equivocas.
–¿Dirás, para empezar por el Estado, hablando de un Estado
sometido a un tirano, que es libre, o que es esclavo? – ¿Por qué?

–Digo que es esclavo tanto como cabe serlo. –Porque aún no es tan desventurado como es posible serlo.

–¿Ves, sin embargo, en ese Estado, que haya gentes dueñas de –¿Pues quién será el más desventurado de los hombres?
algo y libres de sus actos? –Acaso te parezca que lo es el que voy a decir.
–Sí veo, pero en reducidísimo número; y, a decir verdad, la –¿Quién es?
mayor' y más sana parte de los ciudadanos está sometida a
dura y bochornosa esclavitud. –El que, tiranizado ya por sus pasiones no pasa su vida en
condición privada, y al cual su mala estrella presenta ocasión
–Por tanto, si ocurre al individuo lo que al Estado, ¿no es de llegar a ser tirano de un Estado.
forzoso que pasen en él las mismas cosas, que su alma gima
en baja y bochornosa servidumbre, que la parte más excelente –A tenor de lo que llevamos dicho, conjeturo que tienes
de esa alma esté sometida a los caprichos de la parte más razón.
despreciable, más malvada y furiosa? –Es posible; pero en materia de esa importancia, en que se
–Así debe ser. trata nada menos que de examinar de qué depende la felicidad
y la infelicidad de la vida, no hay que quedarse en conjeturas,
–¿Qué dirás de un alma que se encuentre en ese estado, que es sino llevar la cosa, a ser posible, hasta la certeza plena.
libre, o que es esclava?
–Muy bien dicho.
–Digo que es esclava.
–Mira a ver si razono con justeza. Para juzgar bien de la
–Pero un Estado esclavo y dominado por un tirano, ¿no hace condición del tirano, he aquí, a mi parecer, cómo es preciso
lo que quiere? que la consideremos.
–Ciertamente que no. –¿Cómo?
–Así, a decir verdad un alma tiranizada tampoco hace lo que –Hay muchos de esos particulares ricos que poseen muchos
quiere, sino que arrastrada incesantemente por la violencia de esclavos; porque esto tienen de común con él: mandar en
sus pasiones estará llena de turbación y de arrepentimiento. mucha gente; la diferencia estriba únicamente en el número.
–Sin duda.

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–Es verdad. un colmo de desdicha a aquel que, según tú, era ya el más
desventurado de los hombres?
–Ya sabes que esos particulares viven tranquilos, y que nada
temen por parte de sus esclavos. –Convengo en ello.
– ¿Y qué podrían temer por parte de ellos? –Así, en rigor, y cualesquiera que las apariencias sean, el
tirano no es más que un esclavo, un esclavo sometido a la más
–Nada; pero ¿ves la razón de ello?
dura y baja de las servidumbres, y el adulador de los hombres
–Sí: que todo el Estado vela por la seguridad de cada más malvados. Jamás puede saciar sus pasiones, porque la
ciudadano. falta aventaja con mucho a lo que posee; todo el que sepa ver
en el fondo de su alma se encontrará con que esa alma es
–Perfectamente. Mas si algún dios, arrebatando del seno de la realmente pobre, transida siempre de espanto, presa siempre
ciudad a uno de esos hombres que tienen a su servicio de dolores y de angustias; tal es su situación, si es verdad que
cincuenta esclavos y aún más, con su mujer y sus hijos lo
se asemeja a la del Estado de que es señor. Ahora bien, ¿se le
transportase, así como a su hacienda y a su casa toda, a un
asemeja? ¿A ti qué te parece?
desierto donde no pudiese esperar auxilio de ningún hombre
libre, ¿no viviría en continuo temor de morir a manos de sus –Que sí.
esclavos él, su mujer y sus hijos?
–Añadamos a tantas miserias lo que ya dijimos: que de día en
–Sin dificultad lo creo. día se hace fuerza, en razón del rango que ocupa, más
envidioso, más pérfido, más injusto, más impío, más
–¿Se vería obligado, pues, a bailar el agua a algunos de ellos,
dispuesto a alojar y alimentar en su corazón todos los vicios:
a propiciárselos en fuerza de promesas, a manumitirlos sin
de donde se sigue que es el más desventurado de los hombres,
que lo hubiesen merecido; en una palabra, a convertirse en
y que comunica su mal a aquellos que se acercan a él.
adulador de sus esclavos?
–Ningún hombre sensato te contradecirá en este punto.
–Por fuerza habría de pasar por ello, a menos que consintiese
en perecer. –Pues haz de juez ahora, y decide cuáles son los más felices y
cuáles los más desventurados de estos cinco caracteres: el
– ¿Qué sería, pues, si ese mismo dios pusiese en torno a la
real, el timocrático, el oligárquico, el democrático y el
morada de ese rico un gran número de gentes determinadas en
tiránico.
no tolerar que un hombre ejerza imperio alguno sobre sus
semejantes, y en castigar con el último suplicio a aquellos a –Fácil de dar es el juicio. Concedo a cada uno de ellos más o
quienes llegasen a sorprender tramando semejante empresa? menos virtud, más o menos felicidad, como entran en escena
los coros.
–Rodeado de tantos enemigos por todas partes, tendría más
motivo aún para temer por sus días. – ¿Quieres que hagamos venir un heraldo, o que yo mismo
publique en voz alta que el hijo de Aristón ha declarado que
– ¿No está encadenado en una prisión por el estilo de ésa el
el más dichoso de los hombres es el más justo y virtuoso, es
tirano? Con el carácter con que lo hemos pintado, debe estar
decir, aquel que reina sobre sí mismo y se rige con arreglo a
continuamente roído por temores y deseos de todo linaje. Pero los principios del Estado monárquico, y que el más
por ávida que su curiosidad sea, no puede viajar como los desventurado es el más injusto y malvado, esto es, que aquel
demás ciudadanos, ni ir a ver mil cosas que atraen las miradas
que, dotado de carácter más tiránico, ejerce sobre sí mismo y
de éstos. Encerrado en el recinto de su palacio, como una
sobre los demás la más absoluta tiranía?
mujer, envidia la felicidad de sus súbditos, cuando sabe que
llevan a cabo algún viaje y que van a ver cosas dignas de –Te permito que lo publiques.
excitar su atención.
– ¿Añadiré que uno y otro son y serían tales como decimos,
–Es cierto. aún cuando los ni los hombres ni los dioses tuviesen
conocimiento alguno de la justicia del primero y de la del
–Tales son los males que vienen a' aumentar los sufrimientos
segundo?
del hombre que se ve tiranizado por sus pasiones, y al cual
has considerado como el más desventurado de los hombres; –Añádelo.
tales son las nuevas torturas que vienen a asaltarle cuando la
–Así es que hemos llegado a la primera demostración de lo
suerte le obliga a renunciar a la vida privada, y lo eleva a la
que buscábamos. Si quieres, voy a darte una segunda
condición de tirano: incapaz de guiarse a sí mismo, tendrá que
demostración.
guiar a los demás. Su condición se asemeja a la de un
enfermo que, sin tener fuerzas suficientes para sí mismo, en – ¿Cuál es?
lugar de pensar únicamente en su salud se viese forzado a
–Si así como el Estado se halla dividido en tres cuerpos, el
pasarse la vida en combates de atletas.
alma de cada uno de nosotros está dividida también en tres
–Exactísima y muy cierta es la comparación, Sócrates. partes, ha lugar, a mi ver, a sacar de aquí una demostración.
–Semejante situación, mi querido Glaucón, ¿no es la más –Dímela.
triste que pueda imaginarse, y la condición de tirano no añade

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–Hela aquí: a esas tres partes del alma corresponden tres ganancia por cima de los demás placeres, que despreciaría la
placeres, propios de cada una de ellas, e igualmente, , tres ciencia y los honores, a menos que fuesen un medio de
clases de deseos y de dominaciones. amontonar dinero.
–Explícate. –Verdad es.
–La primera de esas partes es aquella mediante la cual conoce – ¿Qué dirá el ambicioso, por su parte? ¿No tratará de bajeza
el hombre; la segunda, aquella por medio de la cual se irrita; el placer que se experimente acumulando tesoros, y de humo
la tercera presenta demasiadas formas diferentes para que vano el que resulta del estudio de las ciencias, con excepción
pueda ser comprendida con un nombre particular, pero la de aquellas que pueden llevarle a los honores y a la gloria?
hemos designado atendiendo a lo que en ella es más notable y
–La cosa es así.
predominante. La hemos llamado apetito concupiscible, a
causa de la violencia de los deseos que nos empujan hacia la –En cuanto al filósofo, digamos audazmente que no hace
comida, la bebida y los demás placeres de los sentidos; la ningún caso de todo lo demás, en comparación del placer que
hemos denominado también amiga de las riquezas, porque el el conocimiento de lo verdadero produce, y que, con su
dinero es el medio más eficaz de satisfacer ese género de continua aplicación a ese estudio, tiende a procurarse cada vez
deseos. más el goce del mismo; respecto de los demás placeres, si los
llama necesidades es porque en modo alguno se prestaría a
–Con razón la hemos denominado así.
ellos si la necesidad de la naturaleza no se lo exigiese.
–Si dijésemos que el placer propio de esta facultad es el
–·Convencidísimo estoy de ello.
placer de la ganancia, ¿no precisaríamos así la idea,
designándola claramente? ¿Qué otro nombre, en efecto, le -Ahora, ya que se trata de decidir cuál de estas tres clases de
conviene mejor que el de amor de las riquezas y de las placer y de condiciones es, no digo más honesta y mejor en sí,
ganancias? sino la más agradable y blanda, ¿cómo podremos, entre estás
opuestas pretensiones, saber de qué lado se halla la verdad?
–No veo otro.
–No sabría decirlo, por mi parte.
–La parte del alma que hace al hombre irascible, ¿no nos
impulsa a dominar, a aventajar a los demás y a adquirir gloria? –Veamos la cosa de esta manera. ¿Cuáles son las cualidades
requeridas para juzgar bien? ¿No son la experiencia, la
–Sí.
reflexión y el razonamiento? ¿Cabe conseguir mejores guías
–Con justo título podemos, por tanto, llamarla amiga de la cuando se tratad e emitir juicio.
intriga y de la ambición.
–No.
–Nombre es ése que le conviene perfectamente.
–Ahora bien, ¿cuál de nuestros tres hombres tiene más
–En cuanto a la parte que conoce, es evidente que tiende sin experiencia de las tres clases de placeres de que acabamos de
cesar y por entero a conocer la verdad dondequiera que ésta se hablar? ¿Crees que el hombre interesado, si se aplicase al
encuentre, y que hace poco caso de las riquezas y de la gloria. conocimiento de la verdad, fuese más capaz de juzgar de la
naturaleza del placer que acompaña a la ciencia que el filósofo
–Cierto es.
del placer que produce la ganancia?
–Así, ¿erraremos si la denominamos filosófica y amiga de la
– ¡Ni mucho menos!, puesto que el filósofo se ha visto desde
instrucción?
niño en la necesidad de probar otros placeres que el suyo
–No. propio, mientras que el hombre interesado no tiene ninguna
necesidad de probar, estudiando la verdad, la dulzura del
– ¿No es asimismo cierto que, según la diferencia de los
placer de conocer, y de adquirir la experiencia del mismo,
caracteres, unos se dejan dominar por esta parte, otros por una aparte de que, como quiera que ese placer se halla fuera de su
de las otras dos? alcance, serían vanos sus esfuerzos por alcanzarlo.
–Sí.
–Según eso, el filósofo es más experimentado que el hombre
–Por eso decimos que hay tres principales caracteres de interesado, en uno y otro de esos placeres.
hombres: el filósofo, el ambicioso, el interesado.
–Sin comparación.
–Perfectamente. –¿No conoce también por experiencia el placer que va unido a
–Y tres caracteres de placeres análogos a cada uno de esos los honores, mejor que el ambicioso conoce el placer que
tres caracteres. sigue a la sabiduría?
–Sin duda. –Sin duda alguna, toda vez que cada uno de esos tres hombres
está seguro de verse honrado si llega al fin que se propone,
–Si preguntases a cada uno de esos hombres en particular cuál porque las riquezas tienen sus admiradores lo mismo que el
es la vida más dichosa, no ignoras que cada uno de ellos te valor y la sabiduría. Así, los tres tienen igual experiencia
diría que la suya; que el interesado pondría el placer de la respecto del placer que hay en ser honrado; Pero es imposible

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que otro alguno que el filósofo guste del placer que lleva Zeus Conservador y Olímpico. Hela aquí: todo placer que no
aparejado la contemplación de la esencia' de las cosas. sea el del sabio no es placer real, placer puro, sino que, por el
contrario, no pasa de ser una sombra, un fantasma de placer,
–Por consiguiente, si consultamos sólo la experiencia, es él
según he oído decir a un sabio.
quien se halla en condiciones de juzgar mejor que los otros.
–Ahora bien, si esto es así, la derrota de lo injusto' es
–Indudablemente.
completa.
-Es él, pues, el único que une a las luces de la experiencia las
–Desde luego; pero ¿cómo lo pruebas tú?
de la reflexión.
–Contéstame solamente. Vamos a examinar juntos la
–Indiscutiblemente.
cuestión.
–En cuanto al instrumento que constituye la tercera condición
–Pregunta.
para juzgar bien, no corresponde propiamente al interesado ni
al ambicioso, sino únicamente al filósofo. –¿No es el dolor lo contrario del placer?
– ¿Pues qué instrumento es ése? ¿No hemos dicho que hay –Sí.
que emplear, el razonamiento en los juicios?
–¿No hay también un estado en que el alma no experimenta
–Sí. placer ni dolor?
–Ahora bien, el razonamiento es, propiamente hablando, el –Tal creo.
instrumento del filósofo.
–Y ese estado que ocupa el término medio entre esos dos
–Cierto es. sentimientos contrarios, ¿no consiste en cierto reposo en que
el alma se halla respecto del uno y del otro? ¿No piensas tú lo
–Si la riqueza y la ganancia fuesen la regla más justa para
mismo?
juzgar bien de cada cosa, lo que el hombre interesado estima
o desdeña sería, en efecto, lo más digno de estima o de –Sí.
desdén.
– ¿Recuerdas lo que suelen decir los enfermos en los accesos
–Convengo en ello. de su enfermedad?
–Si fuesen los honores, el valor, y las victorias, ¿no habría – ¿Qué es?
que atenerse a la decisión del hombre intrigante y ambicioso?
–Que no hay mayor bien que el de la salud, pero que antes de
–Evidentemente. estar enfermos no sabían todo lo que valía.
–Pero toda vez que a la reflexión, a la experiencia, a la razón –Bien lo recuerdo.
es a quien corresponde fallar.
– ¿No oyes cómo dicCen todos los que padecen que nada 'es
–No puede menos de reconocerse que lo que merece la tan dulce como no sufrir?
estimación del filósofo, del amigo de la razón, es
–Es verdad.
verdaderamente estimable.
–Y en todos los órdenes de la vida verás que los hombres
–Por tanto, de los tres placeres de que se trata, el más dulce es
emplean ese mismo lenguaje. ¿Que están tristes?, pues estar
el que gusta aquella parte del alma que es instrumento de
libres de tristezas es para ellos el bien más codiciable. Lo que
nuestros conocimientos; y el hombre que en sí concede
consideran como colmo de la delicia no es la alegría, sino que
imperio pleno a esa parte del alma es el que vive vida más
cese la tristeza, y venga el reposo.
dichosa.
–Es porque esta situación les sería dulce; en comparación de
–De acuerdo; y cuando el sabio encomia la felicidad de su
aquella en que se encuentran.
estado, tiene derecho a ello.
–Por la misma razón, la cesación del placer tiene que
– ¿Qué vida y qué placer pondrá en segundo lugar?
constituir un dolor para el que antes saboreaba el placer.
–Obvio parece que concederá ese lugar al placer del guerrero
–Así debe ser.
y del ambicioso, que se aproxima mucho más al suyo que el
del hombre interesado. –Por eso, la calma del alma, que hace un instante decíamos
que ocupa el punto medio entre el placer y el dolor, nos
–A este último según todas las apariencias, reservará el último
parece ahora que es una y otra cosa,
lugar.
–Sí.
–Sin duda.
–Pero ¿es posible que lo que no es ni uno ni otro sea a la vez
–Con ésta, pues, son, ya dos victorias consecutivas, las que lo
lo uno y lo otro?
justo consigue sobre' lo injusto. Pero ahora va a lograr una
tercera, verdaderamente olímpica, por la cual dará gracias a –No creo.

9
– ¿No, son el placer y el dolor movimientos del alma? está en lo alto, porque no conoce todavía la región
verdaderamente alta?
–Sí.
–No creo que pueda imaginarse otra cosa.
–Pero ¿no acabamos de decir que ese estado en que no se
siente placer ni dolor es un reposo del alma, y cosa intermedia –Si de ahí volviese a la región baja, creería descender, y no se
entre esos dos sentimientos? equivocaría, sin duda.
–Verdad es. –No.
–-¿Cómo podremos, pues, creer racionalmente que la – ¿A qué puede atribuirse su error sino a la ignorancia en que
negación del dolor sea un placer, y que la negación del placer se halla respecto de la región verdaderamente alta,
constituya un dolor? verdaderamente media o verdaderamente baja?
–No cabe imaginar tal cosa. –Sólo de ahí proviene, evidentemente, su error.
–Por consiguiente, ese estado no es en sí mismo ni agradable – ¿ Tiene, pues, algo de extraño que hombres que conocen la
ni desagradable; pero se le considera agradable por oposición verdad se formen ideas falsas de mil cosas, entre otras del
al dolor, y desagradable por contraste con el placer. En todos placer, del dolor, y de lo· que ocupa el término medio entre el
esos fantasmas no hay placer real; todo esto no pasa de ser un uno y el otro, de suerte que cuando pasan al dolor creen sufrir
encantamiento. y sufren en efecto, pero cuando del dolor pasan al estado
intermedio, se persuaden de que han llegado al pleno goce del
–Así lo demuestra el razonamiento, por lo menos.
placer? ¿Qué de extrañar es que gentes que jamás han
–Para que no te quedé ningún motivo por el que puedas creer experimentado lo· que es el verdadero placer, y que sólo
que el placer no es aquí abajo otra cosa que cesación del consideran el dolor en oposición a la cesación del dolor, se
dolor, y éste cesación del placer, considera los placeres que engañen en su juicio, sobre poco más o menos como si, ni
no van a seguida ni como consecuencia de ningún dolor. conociendo el color blanco, tomasen lo gris por blanco
comparándolo con lo negro?
– ¿Dónde están, y cuál es su naturaleza?
–Nada de extraño tiene; más me extrañaría que la cosa fuese
–Son en gran número y de diferente especie unos que otros;
de otra manera.
repara, por ejemplo, en los placeres del olfato. La viva
sensación que suscitan en el alma, no va precedida de ningún –Medita ahora sobre lo que voy a decirte. El hambre, la sed y
dolor, y cuando cesa no deja ningún dolor tras de sí. las demás necesidades naturales, ¿no forman a modo de
vacíos en el cuerpo?
–Muy cierto.
–Sí.
–No· nos· dejemos pues, persuadir de que el placer puro no
sea sino simple cesación del dolor, y el dolor puro simple –Parejamente, la ignorancia y la sinrazón, ¿no constituyen un
cesación del placer. vacío en el alma?
–No. –Sin duda.
–Y sin embargo, esos placeres que pasan al alma por los – ¿No se colma la primera suerte de vacío tomando alimento,
sentidos, es decir, los más numerosos y acaso los más vivos, y la segunda adquiriendo inteligencia?
son verdaderas cesaciones del dolor.
–Sí.
–Convengo en ello.
– ¿Cuál es la plenitud más real: la que proviene de las cosas que
–¿No ocurre lo mismo con los presentimientos de alegría y de poseen más realidad, o la que proviene de aquellas cosas que
dolor producidos por la espera de alguna cesación agradable o poseen menos realidad?
desagradable?
–La primera, evidentemente.
–Sí.
–Ahora bien, el pan, la bebida, las viandas, y en general todo lo
–¿Sabes qué debe pensarse de esos placeres, y a qué puede que nutre al cuerpo, ¿tiene más realidad, participa en mayor
comparárseles? medida de la verdadera esencia que las opiniones verdaderas, la
ciencia, la inteligencia, en una palabra, que todas las virtudes?
–¿A qué?
Mira cómo hay que juzgar de ello. Lo que proviene del ser
–No ignoras que las cosas constan de alto, medio y bajo. verdadero, inmortal, inmutable, lo que presenta en sí esos
caracteres y se produce en un sujeto semejante, ¿no posee más
–No lo ignoro. realidad que lo que proviene de una naturaleza sujeta a cambio y
–El que pasa de una región inferior a una región media, ¿no a corrupción y se produce en una sustancia parejamente mortal y
se imagina que sube a la más alta? Y cuando, habiendo cambiante?
llegado al medio, llega a poner los ojos en el término de –Lo que participa del ser inmutable tiene infinitamente más
donde ha partido, ¿qué otro pensamiento puede tener sino que realidad.

10
– ¿Es menos esencial la ciencia que la existencia al ser en que reside el valor, cuando la ambición, secundada por la
inmutable? envidia, el espíritu de querella, por la violencia, y el humor
huraño por la cólera, hacen correr al hombre sin reflexión ni
–No.
discernimiento tras una vana plenitud de honra y de victoria,
– ¿Y la verdad? por saciar su resentimiento?
–Tampoco. –Lo mismo debe ocurrir.
–Sin duda. –Así, podemos decir con confianza que cuando los deseos que
pertenecen a esas dos partes del alma, la interesada y la
–Por tanto, en general todo lo que sirve para el mantenimiento del
ambiciosa, se dejan conducir por la ciencia y por la razón, y,
cuerpo, participa menos de la verdad y de la existencia que lo que bajo sus auspicios, no persiguen otros placeres que los que la
sirve para el mantenimiento del alma. cordura les indica, sienten entonces los placeres más
–Estoy de acuerdo contigo. verdaderos y. más conformes a su naturaleza que les sea
posible gustar, ,porque, por una parte, la verdad les guía, y,
–El propio cuerpo, ¿no tiene menos realidad que el alma? por otra, lo que es más provechoso para cada cosa es
–Por consiguiente, la plenitud del alma es más real que la del asimismo lo que más conformidad presenta con su naturaleza.
cuerpo, en la misma proporción en que el alma posee más –Nada más cierto.
realidad que el cuerpo, y en aquello que sirve también para
colmarla posee también más realidad. –Por tanto, cuando toda el alma va tras la razón y ninguna
sedición se promueve en ella, a más de que cada una de sus
–Indiscutiblemente. partes se mantiene dentro de los justos límites de su actuación
–Por tanto, si el placer consiste en llenarse de cosas conforme a posee, para remate; el goce de los placeres que son propios de
su naturaleza, lo que pueda llenarse verdaderamente de cosas que ella, los placeres más puros y auténticos de que pueda gozar.
poseen más realidad debe experimentar un placer más real y más –Indudablemente.
sólido, y lo que participa de cosas menos reales debe ser colmado
de manera menos verdadera y sólida, y gustar únicamente de un –Mientras que cuando una de esas partes usurpa la autoridad,
placer menos seguro y verdadero. resulta de ello, en primer término, que no puede procurarse
los placeres que le convienen, y, en segundo lugar, que obliga
–La consecuencia es necesaria. a las demás partes a que persigan placeres falsos y que le son
–Así, aquellos que no conocen la sabiduría ni la virtud y están ajenos.
siempre de festines y entregados a los demás placeres sensuales, –Convengo en ello.
pasan sin cesar de la región baja a la media, y de la media a la
baja. Toda su vida andan errantes entre esos dos términos, sin –Lo que se aleja más de la filosofía y de la razón es,
poder nunca pasar de ellos. Jamás se han elevado hasta la región asimismo, mas capaz de producir esos funestos «efectos. -Sin
alta, ni siquiera han puesto en ella los ojos; no han sido duda.
verdaderamente colmados por la posesión de lo que es; jamás han
–Pero lo que más se aparta del orden y de la ley, ¿no se aparta
gozado de una alegría pura y sólida, sino que, inclinados siempre de la razón en proporción idéntica?
hacia la tierra, como animales; y con los ojos fijos siempre en su
pasto, se entregan brutalmente a la buena vida y al amor, y, –Es evidente que sí.
disputándose el goce de esos placeres, mecen sus cuernos y se
– ¿No hemos dicho que nada se alejaba más de ella que los
arrastran unos contra otros, y acaban por matarse entre sí con sus
deseos tiránicos y amorosos?
pezuñas de hierro y sus cuernos, con el furor de sus apetitos
insaciables, porque no piensan en colmar de objetos reales la –Sí.
parte de sí mismos que participa del ser y que es la única capaz
– ¿Y que nada se apartaba menos de ella que los deseos
de verdadera plenitud.
moderados y monárquicos?
–Hablas como un oráculo, Sócrates, y acabas de pintar fielmente
–Sí.
la vida de la mayor parte de los .hombres.
–Por consiguiente, el tirano será el más alejado del placer
–Es, pues, fatal que solamente gocen de placeres mezclados de
verdadero y propio del hombre, mientras que el rey se
dolores, fantasmas del verdadero placer que sólo poseen color y
aproximará a ese mismo placer tanto cuanto es posible.
brillo cuando se acerca el uno al otro, y cuya vista excita en el
corazón de los insensatos un amor tan vivo, tan violentos –Indudablemente.
arrebatos, que se baten por poseerlos, como los troyanos se
–¿Será, según eso, la condición del tirano la menos dichosa, y
batieron, según Estesícoro, por el fantasma de Helena, a falta de
la del rey la más dichosa que pueda imaginarse?
haber visto a la Helena auténtica.
–No cabe duda que así es.
–Es imposible que sea de otra manera.
– ¿ y no ocurre lo mismo respecto de aquella parte del alma – ¿Sabes en qué proporción es menos dichosa la condición del
tirano que la del rey?

11
–Lo sabré si tú me lo dices. más arriba dijimos y que ha dado pie a este diálogo.
Decíamos, si no me engaño, que la injusticia era proveochosa
–Nos parece que hay tres clases de placeres: una de placeres
para el perfecto malvado, con tal que éste pasase plaza de
verdaderos, y dos de laceres falsos; ahora bien, e tirano,
hombre honesto. ¿No nos habíamos expresado así?
enemigo e a ley y de la razón, asediado siempre por un
séquito de deseos esclavos y reptantes, está situado en el –En efecto.
extremo de los falsos placeres. Ahora, en qué medida sea
–Examinemos si es cierta esa máxima, ahora que hemos
inferior en felicidad al otro, es lo que no es fácil determinar,
quedado de acuerdo sobre los efectos que en el alma producen
como no sea, acaso, de esta manera.
las acciones justas y las injustas.
– ¿De qué manera dices?
– ¿Cómo hemos de proceder a ese examen?
–El tirano es el tercero después del hombre oligárquico,
–Para mostrar al que la ha sostenido que se ha equivocado,
porque entre los dos se encuentra el hombre democrático.
formemos, con el pensamiento, una imagen del alma.
–Así es.
–¿Qué clase de imagen?
–Por consiguiente, si lo que más arriba hemos dicho es cierto,
–Una imagen hecha por el modelo de la Quimera, de Scila, de
el fantasma de placer de que goza el tirano está tres veces más
Cerbero y de los restantes monstruos que la tradición nos
alejado de la verdad que aquel de que goza el hombre
presenta como formados por el acoplamiento de diversas
oligárquico.
naturalezas.
–La cosa es tal como dices.
–Perfectamente.
–Pero si contamos como uno solo al hombre real y al hombre
–Compón primero un monstruo de varias cabezas, unas de
aristocrático, el oligárquico es también el tercero después de
animales apacibles, otras de bestias feroces; dale luego,
él.
asimismo, poder para que produzca todas esas cabezas y las
–Lo es, en efecto. cambie a su antojo.
–El tirano está, por tanto, alejado del verdadero placer el –Obra de esa naturaleza requiere un artista hábil; pero como es
triple del triple. más fácil trabajar en la imaginación que en cera o en cualquier
otra materia por el estilo, me lo figuro tal como tú lo pintas.
–Eso me parece.
–Haz luego la imagen de un león y la de un hombre; pero es
–Por consiguiente, el fantasma de placer del tirano, según este
preciso .que la primera de esas tres imágenes sea más grande
número lineal, puede ser expresado con un número plano.
que la última,
–Sí.
–Esto ya es más fácil; así que ya está hecha la cosa.
–Ahora bien, multiplicando ese número por sí mismo, y
–Une esas tres figuras, de modo que no formen más que un
elevándolo a la tercera potencia, fácil es ver cuán alejada de la
todo.
verdad está el placer del tirano.
–Ya las he unido.
–Nada más fácil· para un calculador.
–Envuelve, por último, ese compuesto en el exterior de un
–Ahora, si volvemos del revés esta progresión, y buscamos en
hombre, de manera que el que no pueda llegar a ver el interior
qué medida es más verdadero que el del tirano el placer del
lo tome por un hombre, juzgando no más que por la
rey, hallaremos, una vez hecho el cálculo, que el reyes
apariencia.
setecientas veintinueve veces más dichoso que el tirano, y que
éste es más desventurado que aquél en la misma proporción. –Ya está.
–Acabas de encontrar mediante un cálculo sobremanera –Responde ahora al que sostiene que la injusticia es
sorprendente el intervalo que separa la felicidad del justo de la provechosa para el hombre así hecho, y que de nada le sirve
del injusto; ser justo: digamos que es como si alguien pretendiese que le
es provechoso alimentar con cuidado y fortalecer al monstruo
–Ese número expresa exactamente la diferencia de su
y al león, y debilitar al hombre dejándole morir de hambre, de
respectiva condición, si todo concuerda por una y otra parte,
modo que quede a merced de los otros dos, que le arrastrarán
los días, las noches, los meses y los años.
adonde ellos quieran: ¿no es eso lo mismo que afirmar,
–Todo concuerda, en efecto, por una y otra parte. añadiremos, que, en lugar de acostumbrarlos a vivir juntos en
perfecto acuerdo, vale más dejarles que se peleen, que se
–Pero si la condición del hombre .justo y virtuoso aventaja tan
muerdan y se devoren unos a otros?
considerablemente a la del malvado y del injusto, ¡cuanto más
les aventajará en decencia, en hermosura y en mérito! –No dice, en efecto, otra cosa, el que ensalza la injusticia.
–Infinitamente. –Mas, por otra parte, decir que es útil ser justo, es decir que el
hombre debe, con sus palabras y con sus actos, tratar de dar la
-Ahora, ya que hemos llegado a ·este punto, recojamos lo que

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mayor autoridad sobre sí mismo al hombre interior, y usar de esa –Es cierto.
autoridad contra el monstruo de varias cabezas, como
–¿De dónde viene, en fin, el género de ignominia que llevan
prudente labrador, ayudándose de la fuerza del león para
aperejadas las artes mecánicas y las profesiones serviles? ¿No
impedir que crezcan los animales feroces, alimentar y cuidar a
se debe acaso a que esas profesiones presuponen en quienes
los animales pacíficos, repartir sus cuidados entre todos con el
las ejercen una razón tan débil que, por no poder cobrar
fin de mantenerlos en perfecta inteligencia entre sí y consigo
imperio alguno sobre las bestias interiores, se ve obligada a
mismo.
servirles, y sólo tiene industria para inventar nuevos dedios de
–Eso es justamente lo que dice el partidario de la justicia. darles satisfacción?
–Por consiguiente, el que hace el elogio de la justicia tiene –Todas las trazas son de eso.
razón, y no la tiene el que ensalza la injusticia. En efecto,
–Por tanto, si para dar a esos hombres un señor semejante al
atiéndase al placer, o a la gloria y a la utilidad, la verdad está
que gobierna al hombre virtuoso, exigimos que obedezcan en
por entero de parte del defensor de la justicia. No tienen nada
todo a ese hombre que por su parte, esta interiormente
de sólido las palabras del que censura.
gobernado por la divinidad, no pretendemos que esa
–Ninguna a mi ver. obediencia redunde en perjuicio suyo, como Trasímaco
pretendía que redunda en perjuicio de los súbditos en general;
–Como su error no es voluntario, tratemos suavemente de
por el contrario, creemos que nada es más provechoso para
desengañarle. Mi querido amigo, le preguntamos, ¿en qué se
todos los hombres que dejarse conducir por un guía sabio y
apoya la distinción establecida entre lo honesto y lo
divino, sea que lo lleven dentro de sí mismos y que dispongan
deshonesto? ¿No es en el hecho de que lo uno somete la parte
de él como de su propia hacienda, que sería lo mejor o bien
animal de nuestra naturaleza a la parte humana o más bien
que, a falta de eso, se sometan a la guía de fuera; porque
divina, y lo otro sujeta la parte dulce y domesticada a la que
nuestro-propósito es establecer entre los hombres la
es brutal y feroz? ¿No convendrá en que en efecto es así?
conformidad de costumbres que es fuente de la amistad
–Sí, si quiere hacerme caso. sometiéndolos a todos al mismo régimen.
–Teniendo esto en cuenta ¿puede ser útil para nadie tomar oro –No es posible menos que aprobar semejante propósito.
injustamente si no puede cogerlo sin someter la parte mejor
–No menos evidente es que la ley se propone ese mismo fin,
de sí mismo a la más despreciable? ¡Pues qué, si para recibir
cuando presta por igual su auxilio a todos los miembros del
ese oro tuviese que sacrificar la libertad de su hijo o de su hija
Estado. La dependencia en que se mantiene a los niños está
y dejarles pasar a manos de amos feroces y crueles, creería
asimismo fundada en el mismo principio. No permitimos que
perder en ello, y se negaría a adquirir así las mayores riquezas,
dispongan de sí mismos hasta tanto que no hayamos
y cuando lo que hay en él de más divino se torna esclavo de lo
establecido en su alma, como en un Estado, una forma estable
que hay de peor y de más enemigo de los dioses en él, ¿y el
de gobierno, y que su razón cultivada por la nuestra, pueda,
oro que a este precio recibe no le cuesta más caro de lo que le
como ésta hace respecto de nosotros, velar por ellos y regular
costó a Erífila el fatal collar por que sacrificó la vida de su
su conducta; entonces los entregamos a sus propias luces.
esposo?
–El propósito de la ley está manifiesto en ese extremo.
–Respondo por él que no hay comparación posible.
– ¿En qué, entonces, y por qué razón, mi querido Glaucón,
– ¿Por qué razón, quieres decirme, se ha condenado en todos
diremos que sea provechoso cometer alguna acción injusta,
los tiempos la vida licenciosa, sino porque el libertinaje deja
contraria a las buenas costumbres y a la honestidad, aun
sueltas las riendas a ese monstruo enorme, cruel, de varias
cuando con hacerse más malo uno se hiciese más rico y
cabezas?
poderoso?
–Claro está que es por la razón que dices.
–Eso no puede 'ser provechoso de ninguna manera.
–¿Por .qué son censurados la insolencia y el humor irritable,
– ¿De qué serviría que la injusticia quedara oculta e impune?
sino porque desarrollan en el hombre la naturaleza del león y
¿No hace más malo aún al malvado la impunidad? Mientras
de la serpiente?
que si el crimen llega a ser descubierto y castigado, la parte
–Sin duda. animal se aquieta y adulcigua, y la razón cobra todos sus
derechos, y el alma entera, devuelta al régimen del principio
–Si se condena la vida muelle y voluptuosa, ¿no es porque
mejor, se eleva, con la adquisición de la templanza, de la
enerva y hace degenerar esa misma naturaleza en cobardía?
justicia y de la prudencia, a un estado tan superior al del
–Sí. cuerpo que adquiere fuerza, belleza y salud, cuanto la propia
alma se halla por cima del cuerpo.
–¿Por qué se censura, asimismo, la lisonja y la bajeza, sino
porque tienen como efecto esclavizar la cólera y el valor, –Es cierto.
someterles a ese monstruo turbulento, .y porque la sed –Por consiguiente, a ese fin dirigirá todo hombre sensato sus
inextinguible de riquezas, envileciéndole desde su juventud,
actos. Primeramente estimará por cima de todo y cultivará
hace que el león acabe por cambiarse en mono?
aquellas ciencias que sean propias para perfeccionar su alma,

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desdeñando todas las que no produzcan ese efecto. –Rigiéndose por los mismos principio en la caza de honores,
ambicionará, saboreará incluso con placer aquellos que crea
–Indudablemente.
pueden hacerle mejor, y huirá, así en su vida privada como en
–Tras esto, en su régimen corporal, en modo alguno buscará la su vida pública, de los que pudieran turbar el orden que reina
fruición de los placeres brutales e irracionales, ni buscará la en su alma.
salud, la fuerza y la belleza sino en cuanto todas estas ventajas
–Pero, entonces, ¿se negará a intervenir en la administración
sean para él medios de ser más temperante. En una palabra no
de los negocios?
mantendrá perfecta armonía entre las partes de su cuerpo sino
en cuanto esa armonía pueda servir para mantener el acorde – ¡No tal, por el can! En su Estado particular se encargará
que debe reinar en su alma. gustosamente del gobierno, pero dudo que se encargue con el
mismo gusto del de su patria, a menos que medie algún golpe
–No se pondrá otro fin, si verdaderamente quiere ser músico.
del cielo.
–En consecuencia, ¿buscará la misma armonía en lo que atañe
–Ya te entiendo. Hablas del Estado cuyo plan hemos trazado,
a las riquezas, y no se dejará ofuscar por la idea que la
y que sólo en nuestro pensamiento existe; porque no creo que
multitud se forja de la felicidad, o aumentará sus riquezas
haya otro parecido en toda la tierra.
hasta el infinito, para acrecentar sus males en la misma
proporción? –Acaso haya, cuando menos, en el cielo un modelo para todo
el que quiera consultarlo y regir por él la conducta de su alma.
–No lo creo.
Por lo demás, poco importa que ese Estado exista o haya de
–No hará eso, pues, sino que teniendo en todo punto puestos existir algún día; lo cierto es que el sabio no consentirá nunca
los ojos en el gobierno de su alma, atento a impedir que por en gobernar otro que ése.
una parte la opulencia y la indigencia por otra trastornen sus
–Así es, verosímilmente.
resortes, hará estudio de conservar siempre el mismo plan de
conducta en las adquisiciones y gastos que pueda hacer.
–Sin duda.

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