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GÉNERO DRAMÁTICO

Los textos literarios pueden subdividirse en tres grandes géneros: la prosa (como los cuentos y
novelas); la poesía (que se escribe en verso); y el drama o textos teatrales.
En principio, la palabra “dramático” proviene del griego δράμα (drama) y significa “hacer” o “actuar”.
Esto quiere decir que el género dramático está compuesto por textos que describen acciones. De
este modo, el recurso utilizado para escribir teatro es el diálogo. A diferencia de la prosa en la que
siempre vamos a tener un narrador o la poesía en la que siempre podremos hallar un yo lírico, en el
teatro, aquello que se cuenta solo es representado por medio de los diálogos entre los personajes.
Así para interpretar lo que sucede, un lector de teatro, se enfrentará a un texto compuesto casi
exclusivamente de parlamentos de distintos personajes.
Este género está destinado a ser representado públicamente frente a un auditorio, por lo tanto,
además de parlamentos, el lector encontrará acotaciones o didascalias. Estas, como veremos más
adelante, tiene muchos usos. Algunos de ellos son describir la escena (el escenario, dónde están los
personajes, cómo están vestidos) y describir el modo en que los personajes pronuncian sus
parlamentos (enojados, tristes, en voz alta, murmurando). Es en la representación y no en la lectura
del texto teatral que el género dramático alcanza su máximo potencial. Las didascalias dejan de ser
breves textos entre paréntesis para convertirse en una escenografía completa y una acotación como
“llorando” se transforma en un momento de increíble emoción para los espectadores y en un desafío
para el actor que represente a ese personaje.

Una breve historia del teatro

El género dramático tuvo su origen en Grecia. Al comienzo, las representaciones teatrales estaban
relacionadas con el culto a Dionisio, dios del vino y la alegría, y poseían por lo tanto un carácter
sagrado. Dichas representaciones consistían en himnos dedicados a esa deidad. Más tarde, se le
fueron introduciendo cambios a los cantos; de esta forma surge el género dramático propiamente
dicho.
Desde sus orígenes en la antigua Grecia, el drama teatral se dividió en dos grandes géneros: la
tragedia y la comedia. Esta caracterización fue realizada por Aristóteles, filósofo, en un texto llamado
Poética. Allí delimitó las reglas básicas para ambas.
Según Aristóteles, la tragedia tenía como función la purificación del espíritu de los espectadores a
partir de un fin pedagógico. Al contemplar las desdichas de los protagonistas (en general reyes,
nobles o héroes), los espectadores se identificaban con sus penas y con su destino necesariamente
fatal. En un segundo momento, el espectador se distanciaba del protagonista, juzgaba sus acciones y
aumentaba su conocimiento. Ese segundo momento de reflexión es el de la purificación del
espectador de sus propios malos pensamientos. Este momento era conocido por los griegos como
catarsis. El espectador salía del teatro convertido en un mejor ciudadano, porque había aprendido
de los errores de los héroes.
La comedia, en cambio, buscaba que los espectadores reflexionaran sobre defectos cotidianos. A
diferencia de los protagonistas excepcionales de la tragedia, los de las comedias eran hombres
comunes, con malas costumbres, como cualquier otro ser humano. El tono de la comedia es menos
grave que el de la tragedia, suele incluir elementos cómicos (chistes verbales y físicos) y su final es
feliz.
Por otro lado, Aristóteles propuso que toda gran obra de teatro debe cumplir con tres unidades: la
unidad de tiempo, la de espacio y la de acción. La unidad de tiempo determinaba que toda la acción
dramática representada tenía que transcurrir en un solo día.
La de espacio disponía que todo debía suceder en el mismo lugar. Estas dos unidades apoyaban la
verosimilitud de la obra. Por último, la unidad de acción especificaba que solo se podía representar
un conflicto.
Alrededor de los siglos XI y XII los europeos reinventaron el teatro, ya que se compusieron comedias
escritas en latín, que eran representadas en monasterios, cortes y universidades, pero este tipo de
representaciones no eran un teatro para el pueblo. La primera obra teatral escrita completamente
en castellano fue el “Auto de los Reyes Magos". Se conserva incompleta; falta la parte final, que
debía mostrar la adoración de los reyes al Niño Jesús. Esta representación fue escrita a fines del siglo
XII o principios del XIII y, como todas las de su tiempo, es anónima.
A partir del siglo XVII, el teatro se transforma por completo con los textos de un escritor llamado
William Shakespeare, quien desestimó por completo las unidades aristotélicas y escribió obras
teatrales que transcurrían en varios lugares a la vez, cuya acción dramática se llevaba a cabo a lo
largo de años y cuyos personajes, tan complejos, enriquecían la obra con mucho más de un solo
conflicto. Haber quebrado las unidades aristotélicas produjo además el desarrollo de otras partes del
teatro, externas al texto, como las escenografías más complejas para poder representar distintos
espacios, lo mismo que el vestuario o el maquillaje que podrían incorporar el paso del tiempo.
Otras evoluciones significativas para el teatro ocurrieron en el siglo XX con un dramaturgo alemán
llamado Bertold Brecht, quien consideraba al teatro un género educativo, pedagógico. Sus obras
realistas con frecuencia tenían personajes que hablaban directamente al público, rompiendo con la
verosimilitud de lo que se estaba representando.

La estructura del texto teatral

Los parlamentos son las palabras que dicen los personajes. Nos permiten saber lo que ocurre en la
obra y conocer cómo son los personajes. Pueden ser:
Diálogos: Cuando los personajes conversan entre sí.
Monólogos: Cuando un personaje habla solo en escena, como si pensara en voz alta, expresa ante el
público sus pensamientos y emociones.
Apartes: Cuando un personaje hace comentarios a otro personaje o al público, sin que los demás
personajes que están en escena lo escuchen. Cuando está dirigido al público, el objetivo es lograr
cierta complicidad con los espectadores.
Las acotaciones o didascalias son indicaciones del autor para la representación. Suelen escribirse
entre paréntesis y con letra itálica o bastardilla para diferenciarla de los diálogos. Describen los
lugares donde transcurren las acciones, el tiempo en que suceden (época, momento, tiempo que
transcurre entre una y otra escena), sugieren actitudes y movimientos de los personajes
(desplazamientos, gestos, intenciones, tonos de voz) tipo de vestuario, música iluminación,
mobiliario, etc.

La organización de la obra dramática


El avance la acción en los parlamentos de un texto dramático depende del conflicto, es decir, de las
fuerzas contrapuestas o posturas contrarias que van surgiendo y desarrollándose a través de los
diálogos.
El texto dramático de estructura más clásica, en general, se divide en actos que, a su vez, pueden
subdividirse en escenas y cuadros.
Actos: Se relacionan con el desarrollo del conflicto. Si una obra tiene, por ejemplo, tres actos, el
primero presenta el conflicto, el segundo lo desarrolla y el tercero muestra el desenlace o resolución.
En general, están marcados por el cierre o caída del telón.
Escenas: Son divisiones internas de los actos. Están determinadas por la entrada o salida de
personajes.
Cuadros: Representan cambios de decorado o de escenografía. Algunos de estos cambios, a veces, se
realizan a la vista de los espectadores.

La representación teatral

Como lo expresamos al comienzo, el fin de un texto dramático, aunque puede ser leído, es su
representación en un escenario ante los espectadores. Es allí donde realmente se completa. Esta
tarea es llevada a cabo por los actores, que encarnan a los personajes y que son conducidos por un
director, que transformará ese texto escrito en un espectáculo. El director podrá tomar o no las
acotaciones o didascalias escritas por el autor del texto teatral, aunque muchos dramaturgos
también dirigen sus propias puestas en escena. Cuando vamos a ver una representación a una plaza,
el o la directora/a van a tomar determinadas decisiones en cuanto a la escenografía, vestuario,
sonido e iluminación que no serían las mismas si representaran su obra en un teatro importante. En
este sentido, el texto teatral es el mismo para cualquier escenario, y la representación teatral es la
que cambia.

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