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Misión diplomática.
Si el término misión, designa a cualquier tipo de representación oficial de un Estado
fuera de sus fronteras, sea de carácter permanente o temporal, la expresión misión
diplomática, se refiere a la representación permanente de un Estado ante otro Estado o
una organización de índole internacional. Hay que distinguir la misión diplomática de la
misión especial, que es enviada por un Estado para negociar con otro, materias concretas
y determinadas, o asistir a un acto solemne como la toma de posesión de un Jefe de
Estado. Se conocen con el nombre de delegaciones y tienen carácter temporal.
El término misión diplomática, se refiere a la representación permanente de un Estado
ante otro Estado o una organización de índole internacional.
El término misión diplomática, es el empleado por el Convenio de Viena de 18 de abril
de 1961, sobre relaciones diplomáticas, para designar las representaciones permanentes
del Estado acreditante ante el Estado receptor.
Una misión diplomática está conformada por un grupo de personas de un Estado
presente en otro Estado, representando al Estado acreditante en el país anfitrión. En la
práctica, el término se utiliza generalmente para denominar la misión permanente, es
decir, la oficina de los representantes diplomáticos de un país en la ciudad capital de otro.
Con resguardo en el Derecho Internacional Público, las misiones diplomáticas gozan de
estatus extraterritorial, por ende, aunque pertenecen al territorio de la nación anfitriona,
están desligadas de las leyes locales y, en casi todas las situaciones, son tratadas como
parte del territorio del país al que pertenecen.
4.2. CLASES DE REPRESENTACIÓN INTERNACIONAL
"1. Los jefes de misión se dividen en tres clases: a. embajadores o nuncios acreditados
ante los Jefes de Estado, y otros jefes de misión de rango equivalente; b. enviados,
ministros o internuncios acreditados ante los Jefes de Estado; c. encargados de negocios
acreditados ante los Ministros de Relaciones Exteriores.
En casos de disputa, es común que un país retire al jefe de misión como muestra de
descontento. Esto es menos drástico que cortar por completo las relaciones diplomáticas,
y la misión puede seguir operando de manera más o menos regular, aunque ahora esté
encabezada por un chargé d'affaires (Encargado de Negocios), el cual tiene poder
limitado. Se hace notar que, durante el periodo de sucesión entre dos jefes de misión, un
chargé d'affaires a.i. (Ad Interim) puede ser nombrado temporalmente como cuidador;
esto no implica ninguna hostilidad hacia el país anfitrión.
Al frente de la misión diplomática está el jefe de misión, definido por el Convenio de Viena
(artículo 19) como la persona encargada por el Estado acreditante de actuar con el
carácter de tal). El artículo 14 del indicado convenio divide a los jefes de misión en tres
clases: a) embajadores o nuncios acreditados ante los Jefes de Estado; b) enviados,
ministros o internuncios acreditados antes los Jefes de Estado; c) encargados de
negocios acreditados ante los ministros de Relaciones Exteriores. Son miembros del
personal de la misión diplomática los agentes diplomáticos (acreditados con este carácter
y que gozan de estatuto diplomático, como los agregados o consejeros), los miembros del
personal administrativo y técnico (que aun no siendo acreditados como personal
diplomático gozan de ciertas inmunidades y privilegios) y los miembros del personal de
servicio de la misión.
El artículo 3 del Convenio de Viena destaca las principales funciones de la misión
diplomática: a) representar al Estado acreditante ante el Estado receptor; b) proteger los
intereses del Estado acreditante y sus nacionales; c) negociar con el Gobierno del Estado
receptor; d) enterarse e informar sobre la evolución de los acontecimientos en el Estado
receptor; e) fomentar las relaciones amistosas, económicas, culturales y científicas entre
el Estado acreditante y el receptor.
Todo Estado reconocido internacionalmente tiene capacidad para enviar o acreditar ante
otro Estado misiones diplomáticas o recibirlas, pero el establecimiento de relaciones
diplomáticas entre Estados y el envío de misiones diplomáticas permanentes sólo se
efectúa por consentimiento mutuo (art. 2 del Convenio de Viena). Está prevista también la
ruptura de relaciones diplomáticas entre dos Estados o el término de una misión
diplomática de modo definitivo o temporal, encargando la protección de sus intereses y de
sus nacionales a un tercer Estado aceptable para el Estado receptor. Supuestos menos
graves son la convocatoria de un jefe de misión por el ministro de Relaciones Exteriores
del Estado receptor para entregarle una nota de protesta, la declaración de persona «non
grata» de un miembro de la misión o la llamada a consulta de un jefe de misión por su
propio Ministerio de Relaciones Exteriores. Los locales de la misión diplomática, su
mobiliario, archivos y documentos son inviolables, los agentes del Estado receptor no
podrán penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión y ésta está exenta de
todo impuesto y gravamen relacionado con sus locales.
El papel de una misión diplomática es el de proteger los intereses del Estado acreditante
en el país receptor dentro de los límites establecidos por el derecho internacional;
negociar con el gobierno del Estado anfitrión lo que el emisor demanda o espera;
enterarse, por vía legal, de las condiciones y desarrollos del Estado receptor y reportarlos
al gobierno del Estado acreditante; promover las relaciones amistosas entre ambos
países, fomentar su crecimiento económico, cultural y científico y ofrecer ayuda y
cobertura a los ciudadanos del país acreditante que residan en el país receptor.
4.3. ESTATUTO JURÍDICO DE LOS JUECES DE LAS CORTES INTERNACIONALES.
El Artículo 41 de la Carta de las Naciones Unidas confiere al Consejo de Seguridad la autoridad para emplear una
variedad de medidas a fin de hacer efectivas sus decisiones. Por lo regular, el Consejo establece órganos
subsidiarios para apoyar o aplicar estas medidas. Entre estos órganos se cuentan los tribunales internacionales
que se han instituido para enjuiciar a los responsables de delitos graves con arreglo al derecho internacional
humanitario y también en respuesta a las solicitudes de los gobiernos que han pedido ayuda del Consejo en lo
relativo a la investigación y el procesamiento de casos. A continuación figura una breve descripción de cada
tribunal elaborada sobre la base del contenido del Repertorio así como enlaces a las secciones correspondientes
de esta publicación
Tribunales internacionales
Durante el período examinado, el Consejo de Seguridad, actuando en el marco del Capítulo VII de la Carta,
estableció los tribunales internacionales para la ex Yugoslavia y para Rwanda que se detallan a continuación.
El 22 de febrero de 1993, en la resolución 808 (1993), el Consejo de Seguridad decidió que se estableciese un
tribunal internacional para el enjuiciamiento de los presuntos responsables de las violaciones graves del
derecho internacional humanitario cometidas en el territorio de la ex Yugoslavia desde 1991.Pidió al
Secretario General que presentase un informe sobre todos los aspectos de esa cuestión, teniendo en cuenta las
sugerencias que a ese respecto formulasen los Estados Miembros.
El 25 de mayo de 1993, en virtud de la resolución 827 (1993), el Consejo, actuando de conformidad con el
Capítulo VII de la Carta, aprobó el informe del Secretario General262 y decidió establecer “un tribunal
internacional con la finalidad exclusiva de enjuiciar a los presuntos responsables de graves violaciones del
derecho internacional humanitario cometidas en el territorio de la ex Yugoslavia entre el 1 de enero de 1991 y
una fecha que el Consejo de Seguridad determinaría una vez restaurada la paz”.El Consejo también aprobó el
Estatuto del Tribunal, que figuraba en el anexo de ese informe.
El Consejo decidió que el Tribunal constase de tres órganos: las Salas, que consistirían en dos Salas de
Primera Instancia y una Sala de Apelaciones, a las que se asignaron 11 magistrados; la Fiscalía, dirigida por el
Fiscal, y la Secretaría, dirigida por el Secretario.Los gastos del Tribunal se sufragarían con cargo al
presupuesto ordinario de las Naciones Unidas, de conformidad con el Artículo 17 de la Carta.Conforme a lo
propuesto por el Secretario General263 y posteriormente decidido por el Consejo264, se determinó que la sede
del Tribunal estaría en La Haya, pero con la salvedad de que el Tribunal podría reunirse en otros lugares
cuando lo considerase necesario para el eficaz cumplimiento de sus funciones. Elección de los
magistrados
De conformidad con el artículo 13 del Estatuto del Tribunal, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución
857 (1993),
en la que presentó una lista de 23 candidatos entre los cuales la Asamblea General podía elegir los 11
magistrados del Tribunal.La Asamblea eligió a esos magistrados por un período de cuatro años, a partir del 17
de noviembre de 1993.Los magistrados procedieron entonces a elegir de entre ellos a un Presidente del
Tribunal.Nombramiento del Fiscal
De conformidad con el artículo 16 del Estatuto del Tribunal, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución
877 (1993), en la que nombró Fiscal del Tribunal por un período de cuatro años a la persona que había
propuesto el Secretario General, el Sr.Ramón Escovar Salom.Sin embargo, el Sr.Escovar Salom no asumió
sus funciones y en febrero de 1994 informó al Secretario General de que ya no estaba disponible para ese
nombramiento.En consecuencia, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 936 (1994), en la que nombró
Fiscal por un período de cuatro años a la nueva persona propuesta por el Secretario General, el Sr.Richard
Goldstone.Informes anuales al Consejo de Seguridad y a la Asamblea General
Durante el período examinado, de conformidad con el artículo 34 del Estatuto del Tribunal, el Presidente
del Tribunal presentó, por conducto del Secretario General, dos informes anuales del Tribunal al Consejo de
Seguridad y a la Asamblea General265 .
El Estatuto entró en vigencia el 1 de julio de 2002 en virtud del artículo 126 que
establece que “entrará en vigor el primer día del mes siguiente al sexagésimo día a
partir de la fecha en que se deposite en poder del Secretario General de las Naciones
Unidas el sexagésimo instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión”.
Entre el año 1999 y 2002, la Organización de los Estados Americanos apoyó una
resolución sobre la adopción del Estatuto de Roma, y desde el año 2003 ha adoptado
una resolución a favor de la promoción de la Corte.