Sie sind auf Seite 1von 3

LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

"Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los
creó" (Gn 1,27). El hombre ocupa un lugar único en la creación: "está hecho a
imagen de Dios" (I); en su propia naturaleza une el mundo espiritual y el mundo
material (II); es creado "hombre y mujer" (III); Dios lo estableció en la amistad con
él (IV). (Catecismo de la iglesia católica, s.f.)

Pero realmente alguna vez nos hemos preguntado ¿Quién es el hombre? o ¿Por
qué y para qué ha sido creado?, estas son interrogantes que se asoman y toca
buscar múltiples referencias para intentar darle solución o respuesta alguna; gracias
al libro del Génesis que “Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó,
hombre y mujer los creó”. Pero, ¿qué significa “a imagen de Dios”? ¿Quién es
realmente el hombre? ¿Por qué y para qué ha sido creado? o si vamos de manera
más profunda y nos interrogamos ¿es un ser más en medio de la naturaleza? O
incluso si preguntamos ¿dónde está su alma?

Es propicio que el hombre ponga de su parte para mantener a través de un esfuerzo


conjunto de parte de Dios y de nosotros lograr la santificación. A pesar que él nos
da la habilidad y la motivación para ser santos. Aunque aún tenemos el libre
albedrío.

Toda nuestra vida se basa en una lucha constante, es un ir y venir en todos los
aspecto y de esto no se escapa el pecado, el mal nos rodea a diario y es nuestra
responsabilidad aferrarnos a Dios y seguir su camino para poder alejarnos del
pecado.

El hombre está compuesto de un cuerpo y un alma; pero a pesar que esta está
última está en nuestro interior rige nuestro comportamiento, a pesar de nuestra
inteligencia que esta nos convierte en seres superiores al resto de la creación.

Como seres pensantes debemos darle cumplimento a la ley de Dios, tratando de


resolver los conflictos de la moral que se pueden presentar entre el individuo y la
misma sociedad.
A pesar que somos seres creados a imagen y semejanza de Dios, y que nuestra
mayor ventaja ha sido el conocimiento y aún más dotado de un alma, hemos podido
explorar muchos de los misterios de la vida misma, pero el máximo enigma que se
nos presenta es el de la muerte. Nuestro cuerpo envejece y nuestra alma sufre ante
el tormento de la extinción de la vida, pero con los años llega el juzgamiento de
nuestra vida, El hombre sufre con el dolor que representa la evidente terminación
de la prórroga que nos han brindado, la longevidad es solo una ilusión y el sólo
pensamiento del adiós definitivo nos demuestra que cada que envejecemos somos
más materia y menos divinos, y lo único que nos aproxima a Dios es nuestra
constante lucha para que nuestra alma llegue pura ante sus ojos.

Lo cierto es que aunque la proximidad con Dios se convierte en una relación de


creencia y fé, para otros no existe tal definición, y lo expresan lanzando múltiples
cuestionamientos y planteamientos. La falta de explicación e incredulidad lleva al
hombre en ver con buenos ojos el mal, ya que este si puede ser explicado de
muchas formas, porque puede ser visto, pero esa misma dualidad el hombre en su
violenta reacción ante hechos que pueden causar ira e intenso dolor se refugia en
falsas explicaciones y cae en una falta de fe, que lo lleva a renegar de su creador.
De esta forma vemos como de manera sistemática el hombre ha ido desligándose
de la dependencia de Dios, y ha buscado creencia de felicidad en otros aspectos,
algunos lo hacen expresando su liberación gracias a la consecución de dinero y de
aspectos sociales, pero no esto no es más que una efímera felicidad, que se al fin
y al cabo tiene fecha de caducidad, lo que sustentaría el hombre en busca de su
propia religión se ha orientado hacia lo material y no lo espiritual, lo que converge
en que el hombre es el fin de sí mismo, creador de su fin y distante de reconciliarse
complemente de Dios.
La iglesia siempre ha promovido el alejamiento de cualquier ligue entre el hombre y
lo materia, ya que esta es consciente del peligro que representa; pero en su
incesante búsqueda de argumentos cae en los enigmas de la dignidad humana,
hasta donde es capaz de caer el ser humano por conseguir lo que ellos consideran
como felicidad?
Buscarle remedio a estos males, no es más sino en revalorar la vida misma y el
inmenso regalo que nos ofreció Dios, y esto se logra renovando la doctrina y
aumentando nuestra fe.
A través de la historia el hombre siempre ha querido buscar su verdadera vocación
hacia Dios, pero al mismo tiempo se ha alejado de la representación del Verbo
encarnado, somos lo mejor de la creación, hechos a imagen y semejanza y como
tal debemos honrar a nuestro padre, siguiendo un simple mandato, las verdades
que se exponen a manera de vocación, no siempre nos llevaran a encontrar el
camino hacia él, somos nosotros en el diario vivir, quienes hallaremos el camino,
este puede tener tropiezos, pero con la fe intacta lograremos superarlos y estaremos
ante la plenitud de rescatar nuestra alma del mal.

Das könnte Ihnen auch gefallen