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EL ORIGEN DE LA PROPIEDAD DESDE EL PUNTO DE VISTA

ANTROPOLOGICO

Se cree que el concepto de propiedad es muy antiguo. Las


sociedades primitivas solían compartir ciertos derechos de
propiedad, como el derecho a cazar o pescar en un determinado
lugar. Aunque existía cierta propiedad personal, como las armas o
los utensilios de cocina, parece ser que la propiedad real era
común. La tierra no empezó a considerarse como 'propiedad
privada' de personas hasta después de la Edad Media. Bajo el
sistema feudal, la tierra podía ocuparse pero no se tenía la
propiedad. Esta ocupación implicaba muchas obligaciones. En el
sentido moderno de propiedad, tan sólo los monarcas y la Iglesia
poseían la tierra.
El ascenso de la burguesía a finales de la época feudal fue
afectando paulatinamente a la importancia relativa de la
propiedad real y personal. Históricamente, la propiedad personal
no tenía importancia en comparación con la propiedad de la tierra.
Porello, casi no existía una regulación sobre la propiedad,
transmisión y herencia de las propiedades personales. La
creciente clase media que acumulaba riqueza podía transmitirla
fácilmente mediante un testamento. Con la Revolución industrial,
el consiguiente abandono de la agricultura y la aparición de
acciones y bonos, la propiedad personal alcanzó la misma
importancia que la propiedad real. Latierra se convirtió en un bien
que podía comprarse y venderse, como cualquier otro bien.
CONCEPTO DE LA PROPIEDAD DESDE EL PUNTO DE VISTA
CIVIL:

La propiedad es un concepto central de derecho civil, en cuanto a


ordenamiento fundamental o nuclear de las personas, por más
que su auxilio venga ahora el derecho constitucional, para
integrar la garantía de su efectividad, concepto de propiedad que
por demás se desarrolla primordialmente en las relaciones de las
personas con los bienes y en general, con el ejercicio de su
actividad económica a la que sirve de punto de referencia.

Por esto mismo y por ser un concepto central no se agota en este


tipo de referencia y hay que tomarle en cuenta también respecto
de todo tipo de relaciones patrimoniales, no solo las llamadas
jurídico-reales, sino también en las personales o de obligación,
así como en las familiares y en las sucesorias. Lo que tiene pleno
sentido ya que como concepto, no solo ocupa un lugar eminente,
junto con la autonomía privada en el núcleo central de todo el
sistema de derecho privado, sino que como hemos anticipado,
aparece, constantemente, irradiándose y proyectándose sobre
cualquier tipo de actividad económica siempre que con respeto a
ella se lleve a cabo una valoración jurídica.
Si bien es cierto, por otra parte dada su dimensión e importancia,
el concepto de propiedad influye, como veremos tanto en el
derecho privado como el derecho público, lo que constituye una
expresión elocuente de la unidad esencial del derecho.
El concepto de propiedad en el
derecho romano
En el post anterior ya describí que la propiedad contenía en esencia
un origen metafísico. La descripción de la actividad intrínseca como
la propiedad de la cosa define a la esencia cimo sustancia, cuyo
significado es el de bien, posesión o estancia. La propiedad de lo
intrínseco se basa en un sustrato cuya relación en orden a es real
en el sentido ontológico y por ello configura a la esencia de la cosa
como sí misma. Este concepto se traspasa a la propietas romana,
que proviene del término propierum que es lo que pertenece a
alguien o es propio de ella. Esta a su vez proviene del prope latino
que es lo próximo y están cercanas y semejantes.

Así la propiedad romana empieza por tener el mismo origen


metafísico que la propiedad griega, ya que en principio es un
intangible lo que define a lo propio, aunque el sentido
de prope facilita una semejanza entre lo tangible y lo intangible en el
orden de las cosas y el ser de propio, dentro de un contexto de
proximidad. No en vano hasta la Edad Media, la semejanza por
conveniencia era una semejanza de vecindad y emulación, con lo
cual la cosa adquiría cierta similitud esencial o ciertas propiedades
por contigüidad y relación de simpatía. El derecho romano no hace
más que justificar esta relación o este vínculo entre la cosa y el
individuo de manera recíproca, es decir, una unión entre las dos
cosas de propio, tanto de la cosa para el individuo como el individuo
para la cosa. Por lo tanto esa cosa al ser propia o prope era
intrínseca al individuo y no separada de él. Esta idea es muy
importante ya que hoy en día la propiedad se encuentra como
objetivada y separada al propietario por ser cosa ajena, aunque se
posea un derecho real sobre ella.

Entonces antes de que se comprendiera la propietas en el sentido


propio del derecho romano, se concebía algo parecido a una
pertenencia de proximidad a lo que se denominaba mancipi, donde
un señor o dueño de una casa, que en Roma era el paterfamilias,
ejercía una especie de poder sobre individuos y cosas, donde
el mancipium estaba como una figura jurídica colectiva de posesión,
cuyo poder recaía sobre el paterfamilias, algo parecido a
la oiko griega. Este tipo de propiedad más o menos colectiva,
posteriormente se denominó dominium, perteneciente a un señor,
o propietas que era lo propio lo que pertenecía al individuo. Este tipo
de concepto de lo propio, tanto del señor como dominium como la
propietas paso a ser legitimado por el derecho civil como dominium
ex quiritarium. Así lo que hoy se denomina propiedad quiritaria de la
cosa se debía a que esta debía de estar sujeta al mancipi
(usucapio), es decir, bajo las condiciones del señor previstas por
el ius, que fuera ciudadano romano, siendo este
un mancipatio estuviera “in iure cessio”. La propiedad quiritaria
además se regía por la traditio o transmisión. El segundo tipo de
propiedad en el derecho romano que se legitima es el de propiedad
pretoria o bonitoria, que también se llamaba in bonis haberesque
era legitimada por el derecho pretoriano en oposición al derecho
civil de la propiedad quiritaria. Ahora bien, estas diferentes
propiedades tenían en común el nexum o el vínculo entre la cosa
y el dueño como algo mágico, una relación interna de partes
constituyentes, que a la hora de cualquier transacción y
contrato se continuaba el vínculo o nexum. Esto lo explica muy
bien M. Mauss en su Sociología y Antropología cuando desarrolla el
tema de la supervivencia de los principios en los antiguos sistemas
económicos y jurídicos.

En el derecho romano antiquísimo dice Mauss aparece la teoría


del nexum, donde explica una comparativa con
el wadium germánico y en general con todas las garantías
suplementarias con ocasión de un contrato, donde se considera la
magia simpática y el poder que confiera las cosas que han estado
en contacto con una parte y que cede a la otra parte contratante.
Esa magia simpática es debido al carácter espiritual de la cosa que
se da y en consecuencia a la realidad metafísica de la que
hablamos que caracteriza a lo propio de ella como idion y ahora
como prope. Ese es el nexum o vínculo espiritual o mágico-
simpático por una parte a nivel antropológico que describe Mauss y
a nivel metafísico que describo yo en relación al pensamiento de
Aristóteles. Esa garantía suplementaria del nexum o
wadium germánico es algo más que un cambio dice Mauss, que en
realidad está destinado a establecer una influencia mágica, como
residuos de dones obligatorios que persistían ligados entre las
partes a través de ellos, como un vaivén de alma y cosas que se
confunden entre sí, dice Mauss, por eso explica que el nexum es un
vínculo de derecho que tiene su origen tanto en las cosas como en
los hombres[1].

El nexum, explica Mauss tiene su origen en la palabra nectere de


anudar, atar o entrelazar, que se utilizó en algún documento
pontificio para el significado de un tabú de propiedad stramentis
nectito o nudos de paja, donde la cosa transmitida o tradita estaba
marcada o ligada, llegando al accipiens, al que o toma cargada con
ese vínculo. La persona que recibe la cosa se transforma
en nexum en anudada o entrelazada o es aceptado por la cosa
vinculada, emptus. El solo hecho de aceptar una cosa o algo de
alguien transforma en obligado, en anudado entre uno y otro.
Entonces la importancia de este hecho se expresaba en el
formalismo de la entrega que confería ese vínculo mágico-simpático
además de las palabras que se utilizaban en ella. Mauss explica que
este acto era solemne y recíproco, que se transmitía el carácter
mágico el nexum por ese formalismo jurídico de palabras y
gestos[2].

Explica Mauss en que las cosas en el derecho romano tuvieron una


personalidad y una virtud, que no contenían en el derecho
Justiniano ni en el derecho actual. En primer lugar la familia romana
además de las personas contiene a la res, ya que la definición más
antigua de familiacomprende a la res dentro de ella como los
víveres y los medios para vivir de esa familia. Además la etimología
más antigua que se tiene de esa palabra es la que la pone en
relación con el sánscrito, dhaman, casa, algo que al principio del
post he establecido una relación entre lo que contenía dentro del
poder del paterfamilias y la oikia griega. Incluso el
esclavo, famulus pertenece a la misma etimología que familia,
siendo la res principal el mancipium por excelencia como parte de la
casa o familia.

Así las cosas pertenecían a la familia y a la pecunia, que eran las


cosas de la casa como los esclavos, los caballos, los mulos y burros
y el ganado. Entonces con respecto a los dos tipos de propiedad
descritos anteriormente se derivaba dos tipos de venta. A la
propiedad quiritaria le correspondía la res mancipi y al propiedad
bonitaria la res nec mancipi. La primera eran las cosas de valor de
la casa que entraban en el régimen de mancipatio solo podían
alienarse o pasar de un dominio a otro por la fórmula solemne de
la mancipatio, es decir, de tomarlo en las manos, lo cual dificultaba
mucho la traditio o trasmisión del la cosa. Por otra parte la res nec
mancipatio como la pecunia quedaba fuera de la mancipatio, que
sería el dinero o el ganado que vivía en el campo[3].

Por eso explica Mauss que la res tenía que ser algo distinto que la
cosa tangible o lo que es lo mismo del objeto pasivo y simple de
transacción que ahora aparece ser lo objetivado, la objetivación. La
etimología de res procede del sánscrito rah, ratih, que significa don,
regalo. La res daba satisfacción al otro, además de estar siempre
marcada por el sello de la familia, por lo que se entiende como
mancipi y la entrega solemne como mancipatio creaba ese vínculo
de derecho, el nexum. Entre las manos del accipiens siempre queda
parte de la familia del primer propietario, que queda unida de alguna
manera al actual poseedor. En el año 532 d.C. se abolió el derecho
bonitario a favor del quiritario[4].

Esta idea de la cosa que pertenece al propietario como algo más de


carácter mágico y simpático en realidad es el carácter metafísico
que tiene la esencia de la cosa en relación al pensamiento griego.
Mauss como antropólogo explica desde su perspectiva no filosófica
el carácter mágico en la posesión y transacción de una cosa.
Aristóteles pensaba mas bien que la cosa como singularidad activa
se hacia propia en el tiempo con respecto a su esencia y por ello
pensaba que lo que pertenecía a una casa dentro de las diferentes
relaciones dentro de ella como partes eran lo propio de la esencia
de la sustancia. El mismo concepto pero desde un punto de vista
antropológico se describe el carácter mágico de la cosa por Mauss,
que en realidad y según describe Foucault en Las palabras y las
cosas eran formas de relación, la magia era simpatía pero como una
forma de semejanza y relación entre las cosas. No en vano la
relación en el pensamiento metafísico era un ser en orden a algo, es
decir, la relación tenía una realidad que se fundamentaba en el
sujeto al que pertenecía la relación y que recaía parte de ese sujeto
en el término. Esta idea de relación permanece en el pensamiento
de la Escolástica como ad aliquid, siendo una realidad
predicamental o lo que es una realidad del relación entre el sujeto y
el término.

El problema que existe es que dentro del derecho romano todavía


no se ha descubierto a la persona y por tanto la responsabilidad de
ella para con ella misma y lo otro. Esta figura jurídica aparece con
Boecio y hasta que Descartes no descubre el Yo y Locke no
presenta el self o sí mismo, la propiedad quiritaria permanece en
el dominium o señor. Eso implica que todavía no se ha esbozado lo
que nosotros pensamos sobre la propiedad natural de la persona,
que habla tan claramente Locke como derechos naturales. Si
dejamos al margen al teología, el derecho natural se expresa dentro
de la propiedad, la vida y la libertad, que más bien la propiedad de
uno mismo subsume los otros dos, ya que al ser propietario de la
vida se es libre de ejercer la actividad para desarrollar lo propio, la
esencia de uno mismo, que al fin y al cabo el idion griego o
la propietas romana.

Por supuesto esta nueva posición teórica es para comprender cómo


la teoría marxista con la objetivación del objeto enajenado del ser
genérico consigue romper el nexum de las cosas que hasta Hegel
todavía existía con el pensamiento del sujeto-objeto. El mismo Marx
cuando establece su teoría del ser genérico establece un nexum
abstracto entre ese ser abstracto genérico y la naturaleza como
cuerpo, como un uno-todo colectivo. En su teoría del trabajo
alienado, al convertirse este en individual con la esencia subjetiva
del trabajador asalariado se objetiva y rompe ese nexum abstracto
del ser colectivo convirtiéndose en cosa, tanto el trabajador
enajenado como el objeto-objetivado. Con mi revisión de la
propiedad se trata de recuperar el nexum desde la perspectiva
actual y con los nuevos conceptos que han aparecido
posteriormente como el Yo de Descartes, el self de Locke y el Yo de
Fichte, fundamentado en el desarrollo teórico-conceptual de la
presura.

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