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Pues él mismo introduce la Historia, no desde su misma forma disciplinaria, sino desde
un aspecto humano, de la experiencia vitalicia. Donde habla de dos perspectivas del ser
humano, el histórico y el no-histórico.
Comienza hablando de como es que el hombre padece hastío y dolor al vivir, porque le
corresponde de manera natural vivir de manera histórica, hombre que continuamente se
encuentra atado al pasado en una cadena que lo acompaña. El recuerdo. Es aquí
donde podemos entender el origen puramente antropológico de la historia, pues
deviene unicamente del padecer del ser humano que recuerda, es este el único ser que
puede hacerlo. Y es unicamente antropológico porque solo es en tanto que existe el
recuerdo que existe la historia, no es algo externo a ello, pues ¿Como podría existir
historia alguna fuera del hombre? No puede haber una Historia como puro devenir
natural, pues esta no esta ligada a causas y efectos predecibles, no siempre los
mismos acontecimientos surten los mismos efectos, como es esperable en las Ciencias
Naturales. La historia es azarosa y tediosa.
¿Que relación existe entre la Filosofía y la Historia? Una vez leídos los primeros dos
capítulos podría dar por entendido la relación de ambas disciplinas como la segunda
producto de la primera, pero solo en tanto se entienda la Historia como una disciplina
que se estudia y no como un fruto propio de la experiencia del ser humano como
acumulación de las memorias, pues en este ámbito es la historia la que precede a la
filosofía. Pues como dice Nietzsche sobre el recuerdo “El instante aparece en un
parpadear, en el próximo desaparece, sin embargo retorna como un fantasma para
estorbar la tranquilidad de un instante venidero”. Es pues la experiencia histórica la que
precede a la filosofía, pues cuando el recuerdo ocasiona el tedio el hombre se
cuestiona, se pregunta y comienza a filosofar.
Por otro lado, Nietzsche hace una diferencia muy clara entre el que se encuentra atado
a la experiencia histórica y la experiencia no-histórica. Mientras que el que se encuentra
atado a la experiencia histórica esta encadenado a la constante rememoración y
análisis de las causalidades, es decir, el continuo voltear atrás, como los que estudian
el pasado. El que encuentra la experiencia no-histórica es capaz al no ver atrás, y no
encerrarse y agobiarse por el fantasma que carga en la espalda, crear la Historia.
“Toda acción demanda olvido” Pues solo olvidando el peso del pasado no nos impide
hacer nuestra voluntad. Sucede así con el enamorado que olvida todo pasado y ejerce
sus fuerzas hacia la acción, por mas absurda y errónea que en un pasado le pareciesen
esas acciones.
En cambio, aquella historia impresa en libros, aquella que se enseña no es otra cosa
que un fenómeno histórico que esta muerto. Pues una vez comprendido en toda su
extensión el horizonte y su ciega pasión se ve opacada y la llama de su poder apagada.
La Historia debe de ser en cambio, curativa y prometedora, pero no puede serlo por si
misma, sino que lo es solo en tanto que es acompañada por una fuerza mas poderosa y
nueva que la bañe en una corriente vital, un ejemplo de ello seria una cultura naciente.
El dilema que podemos ver entre esta dualidad de Historia-Vida es que mientras que
nos aproximemos a uno de los dos extremos que los envuelven podemos caer en
errores y a su vez un deterioro de la historia o de por el contrario, de la vida. ¿Hasta
donde la vida necesita del servicio de la Historia? Y ¿En que momento se vuelve en
contra de la vida?
Cualquier exceso perjudicaría a cualquiera de los dos horizontes. Pues el exceso del
estudio de una historia podría dañar la vida mientras que un abuso de parte de la vida
del servicio de la historia podría reducirla a esta a una subordinada sin lujo de ciencia.