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Posteriormente, en el siglo XVII, los escritores que se ocuparon del estudio de los
doscientos años precedentes llegaron a pensar que se trataba de un período intermedio entre
la Edad Media y lo moderno. Pierre Bayle, en su "Diccionario histórico crítico" (1695), asociará la
labor de los humanistas italianos con el renacimiento de las letras. De esa manera ya se podían
contrastar con precisión una Edad Antigua brillante, una Edad Media oscura en la que las
letras habían sido relegadas al silencio, y una época nueva en la que renacían. Por el contrario,
escritores románticos del siglo XIX y algunos realistas, como Balzac, defensores de un
medievalismo idealista, prestaron escasa atención al Renacimiento, considerándolo además
como una época pagana y materialista. Sin embargo, para algunos historiadores como Jules
Michelet no pasará inadvertido el carácter original de aquel período de la cultura y de la
historia de Italia, a la que él mismo concedió el nombre de Renacimiento en el volumen VII de
su "Historia de Francia".
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TEMA 32: LA CULTURA RENACENTISTA.
LOS ENFRENTAMIENTOS POLITICO-RELIGIOSOS DEL SIGLO XVI.
TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS
Para comienzos del siglo XIV, las ferias de Champaña y de Medina habían creado rutas
terrestres estables y más o menos seguras que recorrían Europa de norte a sur (en el caso
castellano siguiendo las cañadas trashumantes de la Mesta, en el caso francés enlazando los
emporios flamenco y norte-italiano a través de las prósperas regiones borgoñonas y renanas,
todas ellas salpicadas de ciudades). La Hansa o liga hanseática estableció a su vez rutas
marítimas de una estabilidad y seguridad similar que unían el Báltico y el Mar del Norte a
través de los estrechos escandinavos, conectando territorios tan lejanos como Rusia y Flandes
y rutas fluviales que conectaban todo el norte de Europa, permitiendo el desarrollo de
ciudades como Hamburgo, Lübeck y Danzig, y estableciendo consulados comerciales
denominados kontor. En el Mediterráneo se llamaron Consulado del Mar: Mallorca (1343) y
Barcelona (1347). Cuando el estrecho de Gibraltar fue seguro, se pudieron conectar
marítimamente ambas Europas, con rutas entre las ciudades italianas (sobre todo Génova),
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TEMA 32: LA CULTURA RENACENTISTA.
LOS ENFRENTAMIENTOS POLITICO-RELIGIOSOS DEL SIGLO XVI.
Marsella, Barcelona, Valencia, Sevilla, Lisboa, los puertos del Cantábrico (Santander, Laredo,
Bilbao), los del Atlántico francés y los del Canal de la Mancha (ingleses y flamencos, sobre todo
Brujas y Amberes). Todo ello desarrolló un incipiente capitalismo comercial con el incremento
o surgimiento de la economía monetaria: la banca y sus créditos, préstamos, seguros, y letras
de cambio (actividades que mantuvieron siempre recelos morales). Florencia era en el siglo XV
un hormiguero de bancos de toda clase, especializados en préstamos semanales, dedicados al
tráfico de joyas, etc. Luego estaban los cambistas, que especulaban sobre la diferencia en curso
de las múltiples monedas. Finalmente, aparecían los verdaderos mercaderes–banqueros.
TRANSFORMACIONES SOCIALES
Las ciudades se convirtieron, por del desarrollo del artesanado y del comercio, en
grandes fuentes de creación de riqueza para unos cuantos (banqueros, comerciantes,
burócratas, etc.). En Italia surgen las ciudades-estado.
La burguesía era el nuevo agente social formado por los mercaderes que surgen en el
entorno de estas ciudades; estaba interesada en presionar al poder político (imperio, papado,
las diferentes monarquías, la nobleza feudal local o instituciones eclesiásticas) para que se
facilitara la apertura económica de los espacios cerrados de las urbes, se redujeran los tributos
de portazgo y se garantizaran formas de comercio seguro. Además de esto, también pedían
una centralización de la administración de justicia e igualdad de las normas en amplios
territorios que les permitieran desarrollar su trabajo, al tiempo que garantías de que los que
vulnerasen dichas normas fueran castigados con igual dureza en los distintos territorios.
Aquellas ciudades que abrían las puertas al comercio y a una mayor libertad de circulación
veían incrementar la riqueza y prosperidad de sus habitantes. Los burgueses podían
considerarse hombres libres en cuanto a que estaban parcialmente fuera del sistema feudal —
no participaban directamente de las relaciones feudo-vasalláticas—; ni eran señores feudales,
ni campesinos sometidos a servidumbre, ni hombres de iglesia. En Italia, la concentración de
riqueza trajo consigo la del poder político, concentrado en torno a los Albizzi —miembros de
la lana y grandes terratenientes— y los Strozzi o los Médicis, banqueros. Cuando no ejercían
el poder directamente, lo hacían a través de miembros afectos.
TRANSFORMACIONES POLÍTICAS
La pérdida de poder que los dos grandes poderes de la Europa medieval, Imperio y
Papado, habían sufrido en el decurso de los siglos provocó que las incipientes monarquías
feudales fueran convirtiéndose, paso a paso, en Estados nacionales con entidad política
propia, independientemente de relaciones vasalláticas. El término Estado proviene de la voz
latina status, que significa “condición”, “poder” u “oficio”, y era utilizada para referirse a las
facultades del gobernante (potestad, dignidad, ingresos, etc.). A finales del siglo XIV comenzó
a emplearse con carácter general para hacer referencia al conjunto del cuerpo político, lo cual
avala la tesis de quienes sostienen que el Estado es una realidad política moderna con
características específicas, surgida en Europa como consecuencia del Renacimiento y la
Reforma, y elaborada teóricamente por los teóricos de la época.
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TEMA 32: LA CULTURA RENACENTISTA.
LOS ENFRENTAMIENTOS POLITICO-RELIGIOSOS DEL SIGLO XVI.
tiene que ser el gobernante renacentista para conducir a un pueblo a la fundación de un Estado
moderno. Este camino dependerá siempre de las premisas políticas, económicas, sociales y
culturales en las que viva su pueblo. Al llegar los tiempos modernos, entraron en juego tres
fuerzas: la monarquía, la nobleza y las ciudades. Allí donde triunfó la monarquía autoritaria,
se impuso el Estado moderno, son los casos de España, Portugal, Francia e Inglaterra. En los
territorios donde mantuvo su poder la nobleza, como Alemania, no pudo establecerse un
Estado moderno. Y allí donde triunfaron las ciudades, caso de Italia, se formó un mosaico de
ciudades-estado independientes.
PENSAMIENTO RENACENTISTA
Del desarrollo del espíritu científico y su énfasis por aprender directamente mediante
la experimentación con la naturaleza surge la figura del genio polifacético que, como Leonardo
da Vinci, domina todos los campos del saber. La exaltación de la naturaleza y el desarrollo del
espíritu científico son los fundamentos de la Ciencia Renacentista. El tipo de conocimiento
que se busca de la naturaleza va a ser práctico: conocer para dominar. Al final de la Edad Media
había surgido la figura del magister ingeniis, antecedente del ingeniero moderno, el cual era un
constructor de máquinas aplicadas a la agricultura, a la construcción y a la guerra; con él
aparecieron nuevos instrumentos de medida y un nuevo lenguaje, la Geometría. Además,
tuvieron lugar una serie de nuevos inventos como la imprenta, la brújula y el reloj, llamados
a ejercer una profunda influencia sobre la vida social del hombre. Sin embargo, donde la
tecnología obtuvo avances más importantes fue en la minería con la aplicación de bombas
hidráulicas, la metalurgia con el empleo del carbón mineral, y la química con la realización de
los primeros análisis químicos. En este último campo y en el de la medicina se movió Paracelso,
y en medicina sobresalió Vesalio, que realizó unos fascinantes estudios de anatomía. En
astronomía destacó Copérnico, que nos habló de la rotación de la tierra sobre su eje y de su
movimiento, traslación, en torno al Sol, dando lugar a la teoría heliocéntrica.
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TEMA 32: LA CULTURA RENACENTISTA.
LOS ENFRENTAMIENTOS POLITICO-RELIGIOSOS DEL SIGLO XVI.
EL HUMANISMO
EL HUMANISMO EN ITALIA
El punto de partida del humanismo italiano hay que señalarlo en Petrarca (siglo XIV),
que sintetizó lo clásico con lo cristiano. Su obra fue recogida por Coluccio Salutati, que reveló
a los burgueses la grandeza de Roma y permitió el desarrollo de una generación de
intelectuales como Nicolás Nicolai y Leonardo Bruni. Sin embargo, el humanista más
renovador fue Lorenzo Valla, que además de sus trabajos filológicos señaló la inmoralidad en
ciertos sectores del clero. A fines del siglo XV, con el gobierno de Lorenzo el Magnífico,
Florencia se convirtió en el centro del Renacimiento con el desarrollo del neoplatonismo a
manos de Marsilio Ficino, que sostenía que la belleza física es un reflejo de la belleza
espiritual, paso hacia la unión con la idea de Bien que identificaba con Dios. En Roma, la
posición de la Iglesia frente al Humanismo fue la defensa del escolasticismo (filosofía
desarrollada por Santo Tomás de Aquino que se enseñaba en las universidades medievales).
Los intelectuales romanos como Nicolás de Cusa intentaron sintetizar a Petrarca y Lorenzo
Valla, pero Paulo II puso fin a este movimiento humanista romano mediante el cierre de la
Academia del Quirinal en 1468.
Los orígenes del Humanismo alemán se remontan a comienzos del siglo XV por influjo
de Piccolomini en las ciudades de Renania, con otro centro situado en torno a Nüremberg. En
los Países Bajos la Universidad de Lovaina fue la primera de Europa en aceptar los postulados
de la educación humanista. Allí vivió Erasmo de Rotterdam (1466-1536), cuya obra se resume
en dos principios: renovación y crítica de las instituciones medievales. Creador de un espíritu
tolerante y pacifista, resumió la postura del Humanismo frente a la Reforma de la Iglesia, que
servirá para preparar el camino a la futura reforma luterana. El Humanismo hizo su aparición
en Oxford con Guillermo Crocyn, pero el más grande humanista inglés fue Tomás Moro
(1478- 1535), quien supo armonizar las doctrinas antieclesiásticas con el sentimiento católico;
fue un erasmista convencido. En España el Cardenal Cisneros permitió la aparición de
humanistas católicos, destacando Antonio de Nebrija (1444-1522), autor de la Gramática
castellana en 1492, y Luis Vives (1492-1540), una eminencia europea en erasmismo. La
Universidad de Alcalá de Henares y su Biblia Políglota, fueron dos de los grandes sueños
cisnerianos hechos realidad.
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LOS ENFRENTAMIENTOS POLITICO-RELIGIOSOS DEL SIGLO XVI.
EL LUTERANISMO
Dos hechos marcaron el proceso: la Guerra de los Caballeros (1523-1524), donde los
Reichritter, inspirados en las doctrinas de Lutero, en sus posiciones más radicales se lanzaron
contra los grandes principados eclesiásticos del Rin con objeto de secularizarlos, siendo
derrotados por la Liga Suaba; y la Guerra de los Campesinos (1524-1525), donde grupos de
campesinos de todo el Imperio, inspirados en las doctrinas de Lutero en sus posiciones más
radicales, pretendieron mejorar mediante el uso de las armas su posición social y económica,
siendo aplastados por los ejércitos de los príncipes alemanes. Ambos hechos, principalmente
el segundo, provocaron que Lutero aceptara al príncipe secular como “obispo de emergencia”,
desapareciendo la espontaneidad que había querido para las nuevas comunidades cristianas.
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TEMA 32: LA CULTURA RENACENTISTA.
LOS ENFRENTAMIENTOS POLITICO-RELIGIOSOS DEL SIGLO XVI.
EL ANABAPTISMO
Thomas Münzer (1490-1525) fue el creador del anabaptismo, cuyo punto de partida
consiste en el replanteamiento del sacramento del bautismo, aunque dentro del anabaptismo
existieron muchos grupos heterogéneos. Proliferaron en Alemania, Holanda y Suiza unos
cuarenta grupos anabaptistas sin referente organizativo común. Adquirieron actitudes
revolucionarias sociorreligiosas al deslizarse hacia el milenarismo, mientras que otros eran
pacíficos. Entre los primeros se encontraban los seguidores de Thomas Münzer que
participaron en la Guerra de los Campesinos contra los luteranos. Entre los segundos,
mayoritarios, estaban los espirituales discípulos de Menno Simons, llamados mennonitas. Sin
embargo, violentos o pacíficos, todos fueron perseguidos.
EL CALVINISMO
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TEMA 32: LA CULTURA RENACENTISTA.
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La Guerra de los Ochenta Años (1568-1648) se trató de una lucha constante iniciada
realmente en 1566 contra los independentistas de los Países Bajos donde se mezclaban
conflictos políticos y religiosos, por lo que Felipe II envió al duque de Alba, que derrotó a Luis
de Nassau y Guillermo de Orange, líder de los sublevados y ejecutó a los condes de Egmont y
Horn. En 1572 los calvinistas fueron reforzados en el extranjero; Juan de Austria y Alejandro
Farnesio intentaron recuperar los territorios del norte sin éxito, y en 1592 Felipe II cedió la
soberanía de los Países Bajos al archiduque Alberto y a su hija Isabel Clara Eugenia. Tras la
firma de la Tregua de los Doce Años (1609-1621) la guerra terminaría con el reconocimiento
de la independencia de Holanda en el Tratado de Westfalia (1648).
LA REFORMA ZUINGLIANA
Ulrich Zwinglio (1484-1531) fue el iniciador de una de las tres corrientes principales
del protestantismo, cuyo centro neurálgico fue la ciudad suiza de Zurich. Era ante todo un
humanista que buscaba una religión depurada de toda tradición histórica, del culto a los
santos, de las imágenes, de los sacramentos, del ritual y de las formas externas que como
adherencias ocultaban la esencia del Cristianismo. En 1523 redactó 67 tesis en las que afirmaba
la independencia de la Biblia con respecto a la Iglesia de Roma; en éstas imprimió un carácter
cristocéntrico muy acusado al afirmar que Cristo era el único camino hacia la salvación del
hombre. La reforma iniciada por Zwinglio llegó a otros lugares suizos y no tardó mucho
tiempo en que estallaran las Guerras de Kappel (1529 y 1531) de componente religioso entre
los cantones suizos, tomando él mismo las armas al lado de sus conciudadanos y resultando
muerto en la batalla de Kappel. Debido a la gran influencia ejercida por los clásicos en la
formación de Zwinglio, éste conformó una doctrina protestante original, distanciada
claramente de la sostenida por Martín Lutero y Calvino: el centro de gravedad de la verdad
cristiana residía en la Voluntad eterna de Dios; el pecado original y sus posteriores
consecuencias no son más que una enfermedad curable gracias al permanente deseo del
hombre por unirse a Dios.
LA REFORMA ANGLICANA
Durante los primeros años del gobierno de Enrique VIII (1509-1547), asesorado por
Tomás Moro, el rey se opuso al luteranismo. Sin embargo, debido a su enamoramiento de Ana
Bolena y el hecho de que Catalina de Aragón no le proporcionara hijos varones, solicitó el
divorcio a Roma; al negarse el Papa Clemente VII en 1527, Enrique decidió romper relaciones
con la Iglesia Católica, nombrando a Thomas Cranmer arzobispo de Canterbury, que desde
entonces realizó una profunda labor dando consistencia a la nueva Iglesia. Debido a que 1/5
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TEMA 32: LA CULTURA RENACENTISTA.
LOS ENFRENTAMIENTOS POLITICO-RELIGIOSOS DEL SIGLO XVI.
Tras la muerte de su hijo, Eduardo VI (1547-53), gobernó María Tudor (1553- 58), hija
de Enrique VIII y Catalina de Aragón, que restauró el catolicismo. Fue sucedida por Isabel I
(1558-1603), hija de Enrique VIII y Ana Bolena, que recuperó la Iglesia Anglicana; para ello fue
necesario formar una nueva jerarquía episcopal, encabezada por Matthiew Parker —antiguo
profesor de la Universidad de Cambridge—, al que Isabel I nombró arzobispo de Canterbury.
Este nuevo episcopado, de una gran talla espiritual e intelectual, tardó varios años en abordar
el problema de la confesión de fe. En 1563 se definieron los Treinta y Nueve Artículos que
acabarían por conformar la definitiva profesión de fe de la Iglesia Anglicana oficial,
mantenidos tal cual hasta hoy día.
En opinión de Heinz Duchhardt en La Época del Absolutismo (1992), medio siglo antes
de que Lutero publicase las 95 tesis sobre las indulgencias e iniciase de ese modo la ruptura
del catolicismo, la Reforma Católica (un movimiento consistente en dignificar la doctrina
católica y sanear el nivel formativo y moral de los miembros de la Iglesia) había comenzado,
aunque tímidamente, en Italia y España. El proceso sólo cristalizó, sin embargo, bajo el
pontificado de Paulo III, cuando la obra del Concilio de Trento extendió la Contrarreforma por
todo el orbe católico.
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fieles a la Iglesia de Roma; volver a definir y a fijar la doctrina cristiana católica para destilar
así las partes que coincidían con la verdad revelada por Jesucristo, expresada en las Sagradas
Escrituras, y procurar de este modo distinguir ésta de la contaminación que se le había ido
adhiriendo a causa de las herejías medievales y por el contacto con las ideas de los
reformadores; reorganizar la disciplina interna de la Iglesia Católica, especialmente la que
afectaba a las costumbres de un clero demasiado inculto en muchos casos (sobre todo en lo
que se refería al bajo clero); acabar con la corrupción presente entre las altas jerarquías de la
Iglesia, en particular con la simonía (venta de cargos y beneficios eclesiásticos) y el nepotismo
(favoritismo en la concesión de bienes y cargos).
CONCLUSIÓN
Entre 1350 y 1550 la sociedad europea occidental conoció y vivió una auténtica
revolución espiritual y una profunda transformación del conjunto de los valores económicos,
políticos, sociales, filosóficos, religiosos y estéticos que habían constituido la vieja civilización
medieval, aquella que había sido definida —con un cierto desprecio— como la edad de las
tinieblas. La imagen que historiográficamente poseemos de aquel período que denominamos
Renacimiento es, por consiguiente, la de una época cuyo común denominador fue la
transformación, la renovación y la creación de nuevos códigos de conducta. Son precisamente
éstos los términos más utilizados por Jacob Burckhardt para caracterizarla: el Renacimiento es
una época de ruptura con el oscurantismo medieval, un período de renovación del arte y de las letras, de
recuperación y de acercamiento a los clásicos, de restauración de la Antigüedad, de un uso novedoso de
la razón en todos los campos del saber. Asimismo, el período se caracteriza por la aparición de un
fuerte proceso de secularización de la vida política y por la presencia de una escuela de
pensamiento nueva, el Humanismo.
BIBLIOGRAFÍA
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