La argumentación es una actividad esencial para la vida profesional de los abogados, toda vez que al argumentar nos estamos comunicando con las demás personas a través del ofrecimiento de razones. Para los abogados la capacidad argumentativa es indispensable, sin embargo no todos tenemos la capacidad de verter un buen argumento y esta cualidad hace distinguir a los buenos abogados, sin embargo saber argumentar requiere de ciertas características y reglas que han venido cambiando y evolucionando. A través de su obra “Las razones de Derecho” el jurista Manuel Atienza, explica de manera concisa y a través de simples ejemplos el ámbito de la argumentación jurídica y como se genera a través de la formación y entendimiento de silogismos que como abogados debemos de ser expertos. El primer tema de que nos expone Manuel Atienza es: El ámbito de la argumentación Jurídica, aquí podemos distinguir tres distintos campos en que se efectúan las argumentaciones, como es la producción o el establecimiento de las normas jurídicas, que a su vez se dividen en fase pre legislativa y legislativa, en este sentido tenemos que la fase pre legislativa nace cuando una situación meramente social no se encuentra regulada, por lo cual deberá de pasar por la fase legislativa en donde los argumentos van enfocados para la creación de las normas, en segundo lugar en que se efectúan argumentos jurídicos es el de la aplicación de normas jurídicas a la resolución de casos, esta campo lo llevan a cabo jueces, toda vez que a partir de las argumentaciones que realice citado juez en relación a las normas jurídicas aplicables para el caso en concreto, finalmente tenemos a la dogmática jurídica, en este caso cabe señalar que no siempre se puede aplicar la norma jurídica es estricto sentido a un caso en concreto, es por eso que algunos tribunales, al decidir un caso en concreto crean jurisprudencias, lo que significa que la regla en que basan su decisión, tiene un carácter general y abstracto y vale, en consecuencia, para los casos futuros. De lo anterior podemos decir que la argumentación, se crea a partir de la fase pre legislativa pasando por la fase legislativa en donde los argumentos van enfocados a la creación de normas, por otro lado tenemos la aplicación interpretativa que es la que se generara a partir de aplicación de normas a través de la jurisprudencia. En su segundo tema el autor nos expone el contexto de descubrimiento y contexto de justificación es decir explicar y justificar, aquí nos menciona que los órganos jurisdiccionales o administrativos no tienen, por lo general, que explicar sus decisiones, si no justificarlas, en este sentido tenemos que el contexto de descubrimiento versa en la explicación de las normas que se aplicaran al caso en concreto y el contexto de justificación versa en explicar las justificaciones por lo cual se aplicara esa norma. Por otro lado el autor explica que se puede partir de argumentos lógicamente válidos pero con premisas falsas, esto es porque a la conclusión que se llega es a partir de las premisas, sin embargo para obtener conclusiones verdaderas se debe partir de premisas verdaderas, de lo anterior podemos decir que para el argumento deductivo, lo más importante es determinar si una estructura es válida, es decir si hay una relación lógica entre premisas y la conclusión. La cuestión de la corrección de los argumentos significa plantearse el problema de cómo distinguir los argumentos correctos de los incorrectos, los válidos de los inválidos, así llegamos a un término utilizado en el campo del derecho llamado falacias formales que son argumentos que parecen válidos pero que no lo son, así mismo tenemos las falacias no formales que a su vez se dividen en falacias de atinencia y de ambigüedad, de lo anterior podemos decir que la corrección formal de los argumentos es aquella que se encarga de analizar las estructuras del argumento y la corrección formal es aquella que analiza propiamente las razones que se expresan en las afirmaciones de los argumentos. Otro motivo de insatisfacción del argumento válido, son los silogismos, mismo que se dividen en dos vertientes, las reglas de la lógica se aplican al silogismo teórico, que se basa en un acto de pensamiento, pero no al silogismo practico o normativo, el silogismo en el al menos una de las premisas y la conclusión son normas, por lo anterior podemos decir que los silogismos son una fuente importante para poder llegar a un argumento válido y correcto, es importante señalar que los órganos judiciales recaen sus argumentos en cuanto a la impartición de justicia siguiendo el silogismo práctico o normativo, toda vez que su argumentación debe de partir de una norma y a su vez su conclusión deberá de recaer de igual forma sobre una norma. Es importante señalar que son los argumentos deductivos y no deductivos, el primero es aquel que busca garantizar la validez del razonamiento señalando que la conclusión a la que se llega es veraz porque las premisas son también veraces, por otro lado el autor nos señala que los argumentos no deductivos o también llamados inductivos, son aquellos en los que el paso de las premisas a la conclusión no necesariamente se produce, en relación a lo anterior podemos decir que la importancia de este último recae en que puede ser utilizado cuando existe la necesidad de argumentar pero no es posible utilizar el argumento deductivo. De lo anterior podemos señalar al silogismo judicial o silogismo jurídico el cual sirve de esquema para el silogismo práctico normativo y sirve para que se logre coherencia entre lo que se le llama el aspecto formal y la norma, es también el saber adecuar determinados hechos a una descripción abstracta la cual se encuentra implícita en la norma. Este silogismo como ya lo hemos expuesto, está compuesto por dos premisas y una conclusión que se deriva de estas dos primeras, la primera premisa enuncia una norma general y abstracta en la que un supuesto hecho aparece como condición para una consecuencia jurídica, la segunda premisa representa la situación en que se ha producido un hecho que cae bajo el supuesto de hecho de la norma, y la conclusión establece que se debe anudar la consecuencia jurídica por la norma, este tipo de silogismo es el que pone en práctica el juez al momento de dictar una sentencia, toda vez que los razonamientos que realiza versan en la aplicación de las normas.
Tenemos que los aspectos normativos y fácticos de la argumentación jurídica, como
ya hemos visto que el establecimiento de la premisa menor, del silogismo judicial, la premisa fáctica, podría ser el resultado de un razonamiento de tipo no deductivo. Un buen ejemplo de esto es la utilización del razonamiento por analogía que, para muchos autores, viene a ser prototipo de argumento jurídico. En los casos jurídicos simples o rutinarios puede considerarse que la labor argumentativa del juez se reduce a efectuar una inferencia de este tipo, naturalmente además de los casos simples también existen casos difíciles de los que se ocupa especialmente la teoría de la argumentación jurídica, esto es supuestos en que la tarea de establecer la premisa fáctica y/o premisa normativa exige nuevas argumentaciones que pueden o no ser deductivas.
Finalmente tenemos a la justificación interna y la justificación externa, la
justificación interna es tan solo cuestión de lógica deductiva, pero en la justificación externa hay que ir más allá de la lógica en sentido estricto.
En relación a lo anteriormente expuesto se puede concluir que la argumentación
jurídica es un parte importante en el desarrollo profesional de los abogados, toda vez que la argumentación es uno de los pilares más importantes dentro de la práctica jurídica, debido a que sin ella no sería lógico y mucho menos posible llevar a cabo una defensa adecuada por parte de los abogados y emitir una adecuada sentencia por parte de los juzgadores. Bibliografía: - Atienza, Manuel. Razones del Derecho. 1991. México. Centro de estudios constitucionales.