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Una vez establecidas las bases del poder, para poder responder a las preguntas con
las que iniciamos nuestro discurso, cabría esperar una explicación de aquello a lo que nos
referimos como “intervención social”.
Una intervención social, es una o varias acciones previamente programadas y
justificadas, cuyo objetivo es ofrecer un cambio social a un sector de la población que
sufre situaciones de desigualdad frente a la normalidad de la población total. Toda
intervención social puede ser dividida en dos partes, por un lado estaría la parte afectada
de la sociedad, es decir la parte que requiere de una intervención social (intervenido), y
por otro lugar estarían aquellas personas encargadas de realizar la intervención social, ya
sean voluntarios, empleados, etc. (interventores).
Estando ambos términos redactados cabe ahora centrarse en las preguntas
expuestas inicialmente, pero para ello hablaremos de poder como la capacidad que tiene
una persona o un grupo de personas para ejercer su influencia sobre otros individuos.
Imagínese el lector un barrio marginal de su ciudad, un barrio donde la existencia
de delitos es propensa, un lugar donde a un ciudadano cualquiera no le gustaría ir, un
lugar catalogado como peligroso y donde la educación y los niveles de desempleo están
por las nubes.
¿Cómo podríamos relacionar el poder con una intervención social en un entorno
como el descrito? Pues bien, supongamos que todos los ciudadanos de ese barrio se
organizan y deciden realizar una manifestación con el objetivo de que el ayuntamiento
solucione los problemas de este barrio. A esta iniciativa se unen los vecinos del barrio de
al lado, e incluso los familiares de otros barrios. Por lo tanto, ¿qué estaría ocurriendo
aquí?, esto sería un ejemplo de cómo el poder que ejerce un pueblo, en este caso un barrio,
estaría influenciando a un conjunto de personas encargadas de llevar los planes del
ayuntamiento con el objetivo de que se realizara una intervención social para logar
disminuir el abandono escolar y por consiguiente los temas relacionados con la
delincuencia en estos barrios.
Sin embargo imagínese que la comunidad autónoma deniega las ayudas
económicas destinadas a la intervención mencionada, el gobierno se reúne y llegan a la
conclusión de que en lugar de realizar esa intervención, sería más conveniente utilizar los
fondos para realizar mejoras en la calle principal de su ciudad. ¿Qué ocurriría en este
caso? El poder de las personas que se encuentran en un rango superior, influye más que
el de los ciudadanos de un barrio marginal, por lo tanto deciden rechazar realizar la
intervención social solicitada y gastar el dinero y tiempo empleado en otra causa.
En estos ejemplos podemos observar claramente como el poder influye en las
personas de distinta manera, tanto ascendente como de manera descendente, pero esto no
es todo, imagínese el lector que ahora debido a la decisión tomada por el ayuntamiento,
los ciudadanos deciden organizarse y llevar a cabo ellos mismos una intervención social
con el objetivo de paliar la discriminación que está ocurriendo en los barrios marginales.
En este caso estaríamos viendo como el poder que ha influenciado a los dirigentes del
ayuntamiento, a su vez recae en los ciudadanos, llevándoles a tomar otras decisiones.
No obstante de igual forma que puede resultar positivo, como podemos ver en este
ejemplo donde los ciudadanos ayudan a los habitantes de un barrio marginal a llevar a
cabo una intervención social, también puede tener un efecto negativo. Véase el caso de
una sociedad racista y xenófoba, si se llevara una intervención social para ayudar a que
las personas extranjeras pudieran integrarse en la sociedad, podría ocurrir que el poder
que ejerce el pueblo ralentizara el proceso de esta intervención e incluso que afectara a la
población inmigrante, haciéndoles creer que son un grupo menor e incluso que son
inferiores a la sociedad. Esto afectaría muy negativamente a la intervención social pues
el grupo de inmigrantes creería estar en una situación de inferioridad y podría no
mostrarse participativo o no mostrar aceptación por esa intervención social propuesta por
el gobierno.
Con estos casos podemos ejemplificar como el poder influye de diferente forma
sobre cada componente de una ciudad, y sobre cómo puede a su vez cambiar el devenir
de una intervención social. Es por eso por lo que el poder es una fuerte arma con la que
hay que lidiar con cuidado ya que es capaz de influir tanto muy positivamente como muy
negativamente, a cualquier miembro de una sociedad.