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Acompañamiento a la víctima

"El egoísmo verdaderamente inteligente consiste en procurar que los

demás estén muy bien. Para que, de este modo, uno esté algo mejor."

Oscar Wilde

1. Introducción

En el presente trabajo, pretendemos mostrar un aspecto que consideramos

fundamental para la consolidación y ampliación de servicios de soporte y ayuda

a las víctimas de delitos, como es la delimitación de lo que se denomina

“acompañamiento a víctimas”. Nuestra intención es efectuar un abordaje

histórico, legal y práctico de este concepto para poner en valor la diferencia entre:

a) los aspectos jurídicos: de información de derechos que asisten a las víctimas

y cómo ejercerlos; b) aspectos psicológicos, apoyo terapéutico y c) del abordaje

que estimamos puramente victimológico: el acompañamiento a la víctima con el

objetivo de reducir o incluso intentar minimizar al máximo, la llamada

victimización secundaria1.

Si efectuamos un recorrido por la literatura, comprobaremos que un amplio

sector de autores coincide2 en señalar la década de los 70 del pasado siglo,

como la de la visibilización de las víctimas, y la década de los 80, como la de

1 Término que acuñó Kune1 “para referirse a todas las agresiones psíquicas que la víctima recibe en su
relación con los profesionales de los servicios sanitarios, policiales, o judiciales (interrogatorios,
reconstrucción de los hechos, asistencia a juicios, identificaciones de acusados, lentitud y demora de los
procesos, etc.), así como, los efectos del tratamiento informativo del suceso por parte de los medios de
comunicación” en Giner Alegría (2011, p. 46)
2
Bustos y Larrauri (1993); Daza Bonachela (2016); Dussich (2007, abril); Fattah (2000)

1
aparición de una nueva victimología3 o como postula van Swaaningen4, de la

emancipación de la víctima. Parte por tanto nuestro análisis desde este periodo

de tiempo, no con la intención de ofrecer un estudio exhaustivo de la evolución

de la victimología, sino en tratar de dilucidar qué se ha avanzado en torno a lo

que se ha venido a llamar “acompañamiento a las víctimas”, desde un punto de

vista victimológico que recoja tanto aspectos criminológicos, psico-sociales y

jurídicos. Proponemos en este escrito un transitar de lo general a lo particular,

para finalizar con una propuesta de los autores fundamentada en el estudio y en

la sistematización de nuestra experiencia.

2. Breves notas sobre victimología

Más allá de quién utilizara primero el término Victimología, hay consenso en

considerar The criminal and his victim5, de Hans Von Hentig, como el primer

tratado de Victimología, editado en 1948. Junto a Mendelsohn, pueden

considerarse los dos iniciadores de esta disciplina.

Siguiendo a Fattah6, uno de los pioneros en esta disciplina, evolucionamos

desde los primeros tiempos, desde una Victimología “micro” a otra “macro” y

desde una “teórica” a una “aplicada”. Desde una inicial etapa de estudio

individual a otra con un enfoque demoscópico. Y desde un interés por las causas

del delito y la relación entre víctima y agresor, a la preocupación por la asistencia

a las víctimas del delito con programas de ayuda de tipo económico y de apoyo

psicosocial. Miryam Herrera7 denomina a la primera etapa de la victimología

3 Larrauri (1993, p. 78)


4 Van Swaaningen, Fernandez y Elbert (2011)
5
Fattah (2000); Herrera Moreno (2006); Landrove (1998); Morillas, Patró, y Aguilar (2011)
6
Fattah (2000)
7
Herrera Moreno (2006)

2
como positivista, como un modelo victimo contribuyente o “Victimología del Acto”.

La posterior corriente de la victimología promocional (movilización social a favor

de las víctimas), la denomina “Victimología de la Acción”. En todo este cambio

de paradigma tuvo mucho que ver el movimiento feminista que reivindicaba la

causa de las víctimas de violación y violencia doméstica. Todo esto facilitó una

visibilización real de la víctima a todos los niveles, y la consecución de una

victimología humanista que no solo se centraba en el plano académico, sino en

el asistencial y en la demanda de una verdadera reparación de las víctimas 8

Además del cambio de enfoque ya descrito, en el que fue determinante la

aparición de movimientos sociales que poseían elementos comunes con “la

extensión de la cultura de los derechos humanos 9, son importantísimas las

aportaciones sociológicas como la teoría del labelling approach10 y las

aportaciones de la criminología crítica.11

De igual importancia son la aparición a partir de los años 60-70 del pasado siglo

de las encuestas de victimización12, que permiten conforme se desarrolla la

disciplina, evaluar aspectos tales como: a) cifra negra de la delincuencia o

víctimas que no aparecen en las estadísticas oficiales; b) grado de satisfacción

con la policía y otras agencias de control social formal; c) miedo o inseguridad

ante el delito; d) grado de satisfacción con las instituciones o asociaciones de

ayuda y apoyo a las víctimas; e) consecuencias del delito; f) razones de por qué

no se presenta una denuncia; g) si toman o no medidas de autoprotección13.

Finalmente, para el avance científico de la disciplina, ha sido importantísimo la

8 Fattah (2000); Dacha Bonachela (2016)


9 Tamarit (2013, p. 296)
10 Dünkel (1990)
11 Larrauri (2000)
12 Aebi y Linde (2010);Narváez (2009)
13 Fattah (2000)

3
celebración cada tres años desde 1973, de los Simposios internacionales de

Victimología, que permitieron la constitución de la Sociedad Mundial de

Victimología en 197914.

La Victimología es entendida según el criterio de un amplio sector de autores

como una disciplina dentro del ámbito del estudio de la Criminología 15, y es

definida como “la ciencia multidisciplinar que se ocupa del conocimiento relativo

a los procesos de victimización y desvictimización” 16. Debemos entender que la

victimización es un doble proceso, que comporta un hecho objetivo y uno

emocional17. Por un lado, la victimización supone el impacto directo de sufrir una

acción antisocial o traumática, y por otro lado el impacto emocional derivado de

tal hecho18. Se entiende la desvictimización como el proceso de volver a la

normalidad, a intentar vivir como antes de ser víctima, en definitiva, en comenzar

de nuevo a vivir y no resignarse meramente a sobrevivir19. Como afirma Noemí

Pereda, “la victimización no constituye un trastorno psicológico, sino que es, en

sí misma, una experiencia vital que puede llegar a generar un nivel de malestar

psicológico que acabe configurando un cuadro clínico, dependiendo de múltiples

variable y recursos que presente la víctima” 20: a) ausencia/presencia de apoyo

social; b) capacidad de afrontamiento ante el estrés/resiliencia; c) evaluación y

actuación temprana por parte de profesionales que atienden a las víctimas ; d)

recursos a disposición de la víctima; e) gravedad de la victimización; f) y cuantas

variables interactúen como factores de riesgo y/o protección.

14 Dussich (2015, p. 74)


15 Dünkel 1990; Fattah (2000); Garrido, Stangeland y Redondo (2001); Rodríguez Manzanera (1989).
16 Tamarit (2006, p. 17)
17 Tamarit (2006)
18 Tamarit (2006)
19
Echeburúa y Cruz-Saez. (2015, p. 93)
20 Pereda (2013, p. 49); Echeburúa y Cruz-Saez (2015, p. 92)

4
Una vez delimitada la victimología como disciplina que aporta valiosísima

información a la criminología, y que a juicio de los autores citados, no podría

desgajarse una de la otra, corresponde entonces, ofrecer una definición de qué

se entiende por victimología aplicada o cuanto menos, para qué sirve la

victimología. Es Dussich quien refuerza esta visión cuando afirma que “... la

Victimología se convierte en el vínculo ausente que la criminología necesitaba”21.

Este autor postula sus claves de qué debe ofrecer la victimología en el presente

y en el futuro: a) investigar los procesos de victimización y ofrecer teorías sólidas,

y respuestas a nuevas formas de victimización y b) ofrecer asistencia y ayuda a

las víctimas desde postulados empíricos y desde la preparación como

profesionales, aprendiendo a escuchar a las víctimas.

Nos adentramos así en un concepto fundamental para acotar el marco de

referencia escogido para el título de la presente ponencia, “acompañar a las

víctimas”. Es pues básico escuchar a las víctimas para conocer sus verdaderas

necesidades y poder acogerlas, asistirlas y acompañarlas. Conocer estas

necesidades, se antoja fundamental para evitar producir la ya aludida

Victimización secundaria.

3. Legislación en materia victimal, con especial referencia al

acompañamiento

Durante el periodo de tiempo aludido como víctimología promocional, se dio una

intensa actividad local que conllevó la aparición de programas de apoyo

económico a las víctimas22. Estos movimientos de tipo asistencial, pasaron

21 Dussich (2007, abril, p. 2-3)


22 Cerezo Domínguez (2010)

5
posteriormente a configurar en los años setenta fuertes asociaciones con cada

vez más influencia ante los estados, a los que reclamaban que fuesen ellos quien

se hiciera cargo de las indemnizaciones y un mejor trato hacia la víctima por

parte del proceso penal23. Fruto de esta presión cívica y el trabajo presentado en

el V Simposio de Victimología celebrado en Zagreb 24 en agosto de 1985,

finalmente se consigue un hito histórico, la aprobación por parte de la Asamblea

General de las Naciones Unidas de la Declaración de los Principios

Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder 25

(en adelante DPFJ). Finalmente, este instrumento de derecho internacional insta

a que se adopten “medidas nacionales e internacionales a fin de garantizar el

reconocimiento y el respeto universal y efectivo de los derechos de las víctimas

del delito y abuso de poder”. Puede considerarse, por tanto, la DPFJ, como la

carta magna de las víctimas26, a partir de la cual se desarrollarán

normativamente los derechos de éstas. En esta declaración, encontramos el

primer antecedente jurídico respecto a la prevención de la victimización

secundaria, así en la tercera recomendación a los estados miembros, en su

apartado c) se recoge que los estados procuren “establecer conductos eficaces

de comunicación entre todos los que se ocupan de las víctimas y organizar

cursos y reuniones de estudio y la difusión de información a fin de que esas

23 Landrove (1998)
24 “El Quinto Simposio Internacional sobre Victimología se celebra en Zagreb, Croacia, Yugoslavia,
organizado por Zvonimir P. Šeparović del 18 al 23 de agosto. Esto dio lugar a los principales debates en
apoyo de la Declaración de la ONU Principios Básicos de Justicia para las Víctimas de Delitos y Abuso de
Poder. De este simposio un gran número de participantes viajó a la Séptima Congreso de las Naciones
Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente en Milán, Italia para participar en las
discusiones que más tarde ese mismo año llevó a la aprobación de la Declaración en la sede de la ONU
en Nueva York El 29 de noviembre.” Dussich (2015, p. 76).
25 Esta declaración se recoge en la resolución 40/34 de 29 de noviembre de 1985 de la Asamblea General

de la Onu.
26 Dussich (2007, p. 5)

6
personas puedan evitar la victimización adicional que pudiera resultar del

funcionamiento del sistema”.

Posteriormente, hubo un profuso desarrollo del derecho victimal, a través de

disposiciones conocidas como soft law27 (instrumentos no vinculantes) o hard

law (instrumentos vinculantes) emanadas de la Organización de Naciones

Unidas (ONU) y de la Unión Europea. Nos centraremos en las más relevantes28,

como son la Decisión Marco del Consejo, 2001/220/JAI29, de 15 de marzo de

2001, relativa al estatuto de la víctima en el proceso penal (en adelante DM 2001)

y la Directiva 2012/29/UE30 del Parlamento Europeo y del Consejo, por la que se

establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección de las

víctimas de delitos, y por la que se sustituye la Decisión Marco 2001/220/JAI del

Consejo (en adelante Directiva 2012/29).

Una vez expuesto el párrafo anterior, nos centraremos en analizar la DM 2001,

primer instrumento europeo que puede considerarse como un incipiente Estatuto

de las Víctimas de Delitos. Entre las disposiciones que recomienda esta

Declaración, entre los considerandos y su articulado, se encuentran las

siguientes: a) concebir y tratar las necesidades de las víctimas de manera

integrada evitando soluciones parciales que puedan acarrear una victimización

secundaria b) armonizar la legislación y las prácticas para que pueda

garantizarse el respeto de la dignidad de las víctimas, el derecho a declarar y a

ser informada, a comprender y ser comprendida y a ser protegida; c) es

importante la participación de servicios y organizaciones especializados en la

27 Puede verse un resumen en Tamarit (2015)


28 Se recomienda para tener una visión más completa, la consulta de Daza Bonachela, M.M. (2014)
29 DOCE L 82/1, de 22.03/2001
30 DOUE L 315, de 14.11.2012

7
asistencia a víctimas, antes, durante y después del proceso penal; d) los estados

miembros velarán para que se preste especial atención a las víctimas

especialmente vulnerables; e) es necesario que los profesionales que ofrecen

asistencia a las víctimas, estén adecuadamente formados f) los estados

garantizarán asesoramiento y asistencia jurídica gratuita cuando esté justificado,

a las víctimas; g) los estados miembros fomentarán la intervención de servicios

de apoyo a la víctima que organicen: la acogida, la asistencia y el apoyo de ésta.

Este modelo de intervención puede ser realizado por profesionales de los

servicios públicos, o a través de financiación de organizaciones no

gubernamentales de apoyo a víctimas h) respecto al punto anterior, los estados

propiciarán la participación de los servicios de apoyo a víctimas en: 1)

transmisión de información a la víctima; 2) prestación de apoyo a la víctima en

función de sus necesidades inmediatas; 3) el acompañamiento a la víctima, en

caso necesario y siempre que resulte posible, durante el proceso penal; y 4) la

asistencia a la víctima, cuando ésta lo solicite una vez que haya finalizado el

proceso penal, e i) creación y adecuación de lugares, sobre todo en el ámbito

de actuaciones penales, que reúnan las condiciones necesarias para evitar la

victimización secundaria y evitar que la víctima se vea sometida a tensiones

innecesarias. Para conseguir este objetivo es importante ofrecer una primera

acogida de manera correcta y aprovechar los recursos de las dependencias

policiales, judiciales y de servicios públicos y de atención a víctimas de delitos.

En 2012, se aprobó la Directiva 2012/29, instrumento jurídico vinculante para

todos los países de la Unión Europea y que vino a sustituir a la anterior DM 2001

que era demasiado ambigua y poco operativa 31, y tal y como se recoge en el

31 Daza Bonachela, M. M. (2014, p. 217-220)

8
considerando 2 de la Directiva 2012/29, se pretende un nuevo instrumento que

mejore la legislación victimal en ámbito comunitario y se centre en “prestar

asistencia y reconocimiento a todas las víctimas, incluidas las víctimas del

terrorismo, con carácter prioritario”. Así mismo se recoge en los considerandos

65 y 67 los objetivos que se pretenden con la redacción de la presente Directiva,

a saber: a) modificar y sustituir las disposiciones del DM 2001 y b) el

establecimiento de normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección

de las víctimas de delitos. No pretendemos analizar en profundidad esta

Directiva, pero sí centrarnos en lo relativo a la asistencia y acompañamiento a

las víctimas. En los gráficos siguientes (cuadros 1 y 2), establecemos un

resumen de las medidas que inciden específicamente en la evitación o

prevención de la victimización secundaria y en los servicios de apoyo a las

víctimas.

Cuadro 1. Prevención victimización secundaria y apoyo a víctimas en considerandos de la


Directiva 2012/29. Elaboración propia
Prevención victimización Apoyo y asistencia
secundaria
Se ha de proteger a las víctimas de delitos Las víctimas han de recibir apoyo adecuado
frente a la victimización secundaria y para facilitar su recuperación y contar con un
reiterada, así como frente a la intimidación y acceso suficiente a la justicia (Considerando
las represalias (Considerando 9) 9)
Los servicios de Justicia Restaurativa Las víctimas del terrorismo pueden necesitar
requieren garantías para evitar la especial atención, apoyo y protección, debido
victimización secundaria. Deben tenerse en al especial carácter del delito cometido contra
cuenta la valoración de factores tales como ellos. Los Estados miembros deben tener
gravedad y naturaleza de delito y posible especialmente en cuenta las necesidades de
desequilibrio de poder (Considerando 46) las víctimas del terrorismo, y esforzarse por
proteger su dignidad y seguridad.
(considerando 16)
Establecimiento de medidas que protejan la Los servicios de apoyo deben ofrecerse a
seguridad y la dignidad de las víctimas y sus través de diversos medios de forma que sean
familiares de la victimización secundaria entendidos por las víctimas. Se utilizará un
(medidas cautelares, orden de protección, lenguaje sencillo. (Considerando 21)
etc.) (Considerando 52)

Limitación del riesgo de victimización El apoyo debe estar disponible desde el


secundaria o revictimización ante el proceso primer momento, durante todo el proceso

9
penal adoptando una serie de medidas penal, y también tras finalizar dicho proceso,
(Considerando 53): según las necesidades de la víctima. El
apoyo se debe prestar mediante diversos
✓ Reducir al mínimo la interacción de la
medios, sin excesivos trámites y mediante
víctima con los operadores jurídicos
una distribución geográfica suficiente en el
✓ Permitir pruebas preconstituidas territorio del Estado miembro, de modo que
✓ Adecuación y mejora de instalaciones todas las víctimas disfruten de la posibilidad
separadas para víctimas en comisarías y de acceder a tales servicios. Las víctimas que
juzgados para evitar contacto visual hayan sufrido daños considerables a causa
de la gravedad del delito pueden requerir
servicios de apoyo especializados.
(Considerando 37)
Protección de la intimidad de las víctimas, Las víctimas más vulnerables deben recibir
sobre todo de los menores, como forma apoyo especializado. Los servicios de
de prevenir la victimización secundaria apoyo especializado deben basarse en un
y la revictimización. Evitación de difundir enfoque integrado. Principales cometidos de
datos personales (Considerando 54) estos centros de apoyo especializados
(Considerando 38):
✓ Informar a las víctimas de sus derechos
✓ Facilitar acogida y alojamiento seguros
✓ Atención médica inmediata
✓ Derivación de las víctimas a
reconocimiento médico y forense para la
obtención de pruebas en caso de
violación o agresión sexual
✓ Asistencia psicológica a corto y largo
plazo
✓ Tratamiento de traumas
✓ Asesoramiento jurídico, acceso a la
defensa
✓ Servicios específicos para menores que
sean víctimas directas o indirectas.
Establecer evaluaciones individuales de Los servicios de apoyo a las víctimas no
todas las víctimas para determinar con tienen por qué facilitar por sí mismos extensos
eficacia el riesgo de victimización conocimientos especializados y experiencia
secundaria o revictimización. Teniendo en profesionales. De ser necesario, los servicios
cuenta las características personales de la de apoyo a las víctimas deben ayudar a estas
víctima, tipo y circunstancias del delito. Para a encontrar el apoyo profesional existente,
decidir qué medidas de seguridad necesita la por ejemplo, psicólogos. (Considerando 39)
víctima (Considerando 55)

Evaluar específicamente a las víctimas de La prestación de apoyo no debe depender de


trata de seres humanos, terrorismo, que las víctimas denuncien un delito ante la
delincuencia organizada, violencia en el autoridad competente.
marco de las relaciones personales, violencia
Se anima a los Estados miembros a que
o explotación sexual, violencia de género,
creen las condiciones adecuadas para que se
delitos por motivos de odio, las víctimas con
pueda derivar a las víctimas a los servicios de
discapacidad y los menores que arrojan
apoyo, garantizando que su cumplan las
mayores tasas de victimización secundaria
normas de protección de datos.
y riesgo de revictimización. (Considerando
57)

10
Debe evitarse derivar de forma reiterada a las
víctimas de un servicio a otro. (Considerando
40)
Se deben ofrecer medidas adecuadas a las Los Estados miembros han de garantizar
víctimas que hayan sido consideradas formación especializada para las fuerzas de
vulnerables a la victimización secundaria y policía, abogados, fiscales y jueces, así como
revictimización para protegerlas durante el a los profesionales que proporcionen apoyo a
proceso penal, teniendo en cuenta los deseos las víctimas o los servicios de justicia
de las víctimas (Considerando 58) reparadora.
Este requisito debe incluir formación sobre los
servicios de apoyo especial a los que debe
derivarse a las víctimas o formación
especializada cuando sus actividades se
proyecten sobre víctimas con necesidades
especiales, al igual que formación psicológica
especial, según convenga.
Cuando proceda, esta formación debe tener
en cuenta la perspectiva de género
(Considerando 61)
Para que las víctimas de delitos reciban
atención, apoyo y protección en un grado
adecuado, los servicios públicos deberán
trabajar de forma coordinada e intervenir en
todos los niveles administrativos, tanto a
escala de la Unión como nacional, regional y
local. Se deberá prestar asistencia a las
víctimas para identificar los servicios
competentes y dirigirse a ellos, a fin de evitar
repetidas derivaciones de uno a otro servicio.
Creación de servicios comunes a varios
organismos, siguiendo el principio de «punto
de acceso único» o de «ventanilla única», que
se ocupen de las múltiples necesidades de las
víctimas (Considerando 62)
Las víctimas de delitos deben ser reconocidas y tratadas de manera respetuosa, sensible y
profesional, sin discriminación de ningún tipo. Se ha de proteger a las víctimas de delitos frente
a la victimización secundaria y reiterada, así como frente a la intimidación y las represalias;
han de recibir apoyo adecuado para facilitar su recuperación y contar con un acceso suficiente
a la justicia. (Considerando 9)
Las mujeres víctimas de la violencia por motivos de género y sus hijos requieren con
frecuencia especial apoyo y protección debido al elevado riesgo de victimización secundaria
o revictimización (Considerando 17)

Con el fin de fomentar y facilitar las denuncias, y ofrecer a las víctimas la posibilidad de romper
el círculo de la victimización secundaria, es esencial que las víctimas dispongan de
servicios de apoyo fiables y que las autoridades competentes estén preparadas para
responder a las denuncias de las víctimas de forma respetuosa, considerada, no
discriminatoria y profesional. (Considerando 63)

11
Cuadro 2. Apoyo a víctimas, acompañamiento y formación profesionales en articulado de la
Directiva 2012/29. Elaboración propia

Servicios de apoyo a las víctimas


La finalidad de la presente Directiva es garantizar que las víctimas de delitos reciban
información, apoyo y protección adecuados y que puedan participar en procesos penales.
(Art.1.1)
✓ Derecho de acceso gratuito y confidencial a servicios de apoyo a víctimas
✓ Derivación por parte de otros servicios
✓ Establecimiento de servicios especializados de apoyo (víctimas vulnerables)
✓ Servicios de apoyo podrán constituirse en dos modelos: de gestión pública o entidades no
gubernamentales. Podrán organizarse a través de profesionales o voluntariado
✓ El acceso a los servicios de apoyo no se vincula a la presentación de una denuncia formal

Acompañamiento
Salvo que fuera contrario a los intereses de la víctima o perjudicara al curso del proceso, los
Estados miembros permitirán que las víctimas vayan acompañadas de una persona de su
elección en el primer contacto con una autoridad competente, cuando, debido a la incidencia
del delito, la víctima requiera asistencia para entender o ser entendida. (Artículo 3.3)

Apoyo ofrecido por los servicios de apoyo a las victimas


✓ Información, asesoramiento y apoyo adecuados en relación con los derechos de las
víctimas. También de acceso al sistema de indemnizaciones e información del proceso
penal
✓ Información de servicios especializados de apoyo
✓ Apoyo emocional y si está disponible, psicológico
✓ Asesoramiento en cuestiones financieras derivadas del delito
✓ Asesoramiento sobre el riesgo de victimización secundaria, reiterada, intimidación o
represalias (Artículo 9.1)
Los Estados miembros animarán a los servicios de apoyo a las víctimas a que presten especial
atención a las necesidades específicas de las víctimas que hayan sufrido daños considerables
a causa de la gravedad del delito (Art. 9.2)
Los servicios de apoyo especializado proporcionarán como mínimo (Artículo 9.3):
✓ Refugios o cualquier otro tipo de alojamiento provisional para las víctimas que necesiten
de un lugar seguro debido a un riesgo inminente de victimización secundaria o reiterada,
intimidación o represalias
✓ Apoyo específico e integrado a las víctimas con necesidades especiales, como las
víctimas de violencia sexual, las víctimas de violencia de género y las víctimas de violencia
en las relaciones personales, incluidos el apoyo para la superación del trauma y el
asesoramiento.

Formación profesionales de los servicios de apoyo (Artículo 25)


✓ Los estados miembros garantizarán formación a los funcionarios que mantengan contacto
con las víctimas, funcionarios policiales y judiciales.
✓ Los responsables de la formación de jueces y fiscales deben velar porque reciban
formación especializada para que puedan entender las necesidades de las víctimas.
✓ Lo mismo para los responsables de la formación de los abogados
✓ Fomento de iniciativas de formación para funcionarios de servicios de apoyo o entidades
no gubernamentales de apoyo a víctimas o de justicia restaurativa, para que se garantice
que los servicios que ofrecen se den de manera imparcial, respetuosa y profesional
✓ El objetivo de la formación a recibir por parte de los profesionales es capacitar a estos
para reconocer a las víctimas y tratarlas de manera respetuosa, profesional y no
discriminatoria

12
4. Breve referencia a los derechos de las víctimas en España. Servicios
de asistencia a víctimas de delitos. Acompañamiento a víctimas
En los epígrafes anteriores hemos visto un recorrido por los avances en el

reconocimiento de los derechos de las víctimas. En nuestro país, hasta la

promulgación de la Ley 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto de la víctima del

delito, producto de la transposición fundamentalmente, de la Directiva 2012/29,

no existía una ley integral que recogiera un estatuto para todas las víctimas. Lo

más parecido es la Ley 35/1995, de 11 de diciembre, de ayudas y asistencia a

las víctimas de delitos violentos y contra la libertad sexual 32.

En el preámbulo a dicho Estatuto de la Víctima, el legislador hace hincapié en

que se concibe esta ley como “el catálogo general de los derechos, procesales

y extraprocesales, de todas las víctimas de delitos”.

Pese a la ausencia de una ley integral para todas las víctimas hasta la

promulgación del Estatuto de la Víctima, sí que se desarrolló en nuestro país un

modelo asistencial de tipo público, constituido por las Oficinas de Ayuda a la

Víctima del Delito (en adelante OAVD)33. Este modelo de asistencia a víctimas,

tuvo su espaldarazo normativo, con la aludida Ley 35/1995, de 11 de diciembre,

de ayudas y asistencia a las víctimas de delitos violentos y contra la libertad

sexual, desarrollándose a partir de ese año, OAVD por todas las provincias del

territorio español. No obstante, hubo algunos precedentes antes de ese periodo

así, en 1985 nace la primera Oficina de Ayuda a la Víctima de España (OAD) en

Valencia. En sucesivos años, surgen diferentes oficinas, creándose en

Barcelona la segunda OAVD en el año 198934.

32 Tamarit (2013)
33 Villacampa (2010)
34 González Vidosa (1989)

13
Como hemos afirmado, el Estatuto de la Víctima, es el catálogo de todos los

derechos procesales y extraprocesales de todas las víctimas. Posteriormente se

desarrollado normativamente el funcionamiento de las OAVD a través del Real

Decreto 1109/2015 de 11 de diciembre, regula el funcionamiento de las OAVD.

Este reglamento regula: a) la creación de un Consejo Asesor de Asistencia a las

Víctimas con carácter consultivo; b) la regulación de las OAVD.

En el siguiente cuadro resumen (nº3) expondremos una comparativa de la

situación del acompañamiento a la víctima en la situación jurídica actual.

Cuadro 3. El acompañamiento a víctimas actualmente en la legislación española. Elaboración


propia
Acompañamiento según la Directiva 2012729/UE
Salvo que fuera contrario a los intereses de la víctima o perjudicara al curso del proceso, los
Estados miembros permitirán que las víctimas vayan acompañadas de una persona de su
elección en el primer contacto con una autoridad competente, cuando, debido a la incidencia
del delito, la víctima requiera asistencia para entender o ser entendida. (Artículo 3.3)
Acompañamiento según el Estatuto de la Víctima
La víctima podrá estar acompañada de una persona de su elección desde el primer contacto
con las autoridades y funcionarios (Artículo 4. c )
Las víctimas puedan estar acompañadas, además de por su representante procesal y en su
caso el representante legal, por una persona de su elección, durante la práctica de aquellas
diligencias en las que deban intervenir, salvo que motivadamente se resuelva lo contrario por
el funcionario o autoridad encargado de la práctica de la diligencia para garantizar el correcto
desarrollo de la misma. (Artículo 21.c)
Las Oficinas de Asistencia a las Víctimas realizarán una valoración de sus circunstancias
particulares, especialmente en lo relativo a las circunstancias a las que se refiere el apartado
2 del artículo 23, con la finalidad de determinar qué medidas de asistencia y apoyo deben
ser prestadas a la víctima, entre las que se podrán incluir:
✓ El acompañamiento a juicio (Artículo 28.2 b)
Modificación artículo 433 Ley de Enjuiciamiento criminal
[…] Los testigos que, de acuerdo con lo dispuesto en el Estatuto de la Víctima del Delito,
tengan la condición de víctimas del delito, podrán hacerse acompañar por su representante
legal y por una persona de su elección durante la práctica de estas diligencias, salvo que en
este último caso, motivadamente, se resuelva lo contrario por el Juez de Instrucción para
garantizar el correcto desarrollo de la misma.
Reglamento Estatuto de la Víctima
Artículo 19. Funciones de las Oficinas de Asistencia a las Víctimas.
9. El acompañamiento de la víctima, a lo largo del proceso, a juicio si lo precisara y/o a las
distintas instancias penales.

14
11. Valoración de las víctimas que precisen especiales medidas de protección con la
finalidad de determinar qué medidas de protección, asistencia y apoyo deben ser prestadas,
entre las que se podrán incluir:
b) El acompañamiento a juicio.
Artículo 22. La asistencia psicológica. La asistencia psicológica supone:
a) La evaluación y el tratamiento de las víctimas más vulnerables para conseguir la
disminución de la crisis ocasionada por el delito, el afrontamiento del proceso judicial
derivado del delito, el acompañamiento a lo largo del proceso y la potenciación de las
estrategias y capacidades de la víctima, posibilitando la ayuda del entorno de la víctima.
Artículo 28. Fase de intervención. Entre las intervenciones jurídicas, psicológicas y sociales
que realizan las Oficinas de Asistencia a las Víctimas están las siguientes:
g) El acompañamiento a juicio u otras instancias judiciales, o la propuesta de
acompañamiento por la persona designada por la propia víctima.
Artículo 31. Informe de la evaluación individualizada.
2. En el informe de evaluación individualizada, podrán proponerse las medidas que se
estimen pertinentes para la asistencia y la protección de la víctima durante la fase de
investigación, especialmente cuando se trate de personas con discapacidad necesitadas de
especial protección, de otras víctimas vulnerables o de menores. En particular, podrá
proponerse la adopción de las siguientes medidas:
b) Que la víctima pueda estar acompañada de una persona de su elección.
Ofrecer acompañamiento personal a los juicios que se celebren en relación a los actos
terroristas de los que traigan causa los afectados. (Audiencia Nacional, artículo 33.2 c)

Extraemos una lectura esperanzadora en relación a la evolución del concepto

del “acompañamiento a la víctima” en la disposición dada por nuestro legislador

en relación a la transposición de la Directiva 2012/29 en nuestro ordenamiento

interno y es que así como en esta Directiva el acompañamiento se prevé como

posible en la primera aproximación de la víctima al proceso, en nuestra realidad

cultura, se prevé el acompañamiento desde y en todas las aproximaciones de la

víctima, tanto al proceso procesal como extraprocesal.

Es cierto que en el Estatuto de la Víctima, no se dio un amplio debate en trámite

parlamentario35 que permitiera avanzar más allá de la mera transposición -

recordemos que la Directiva 2012/29 propone a los Estados un acuerdo de

mínimos - pero sí va delimitando una nueva figura en aras de potenciar la

prevención y/o minimización de la victimización secundaria, como es la del

35Daza Bonachela (2016)


Renart, F. (2015)

15
acompañamiento a la víctima, que puede ir desarrollándose con el transcurso de

la práctica diaria y su aceptación por parte de los operadores jurídicos 36 y de los

servicios de ayuda a las víctimas del delito. Como punto negativo, advertimos la

falta de inyección económica para el desarrollo del Estatuto de la Víctima, a tenor

de lo expuesto en la disposición adicional segunda “las medidas incluidas en la

siguiente ley no podrán suponer incremento de dotaciones de personal, ni de

retribuciones ni de otros gastos de personal.

Abordaremos en los siguientes epígrafes, una vez analizada la evolución de los

derechos de las víctimas, qué entendemos por acompañamiento y sus

elementos claves desde la sistematización de nuestro trabajo diario.

5. Acompañar a la víctima

Tiene connotaciones distintas - y no sólo lingüísticas - decir es un niño abusado

o un niño que ha sido abusado, o que se es una mujer maltratada a que es una

mujer mal tratada o que ha sido mal tratada. Tratamos con personas normales

que se han visto inmersas en experiencias anormales, por lo que sus reacciones

son las normales bajo tales circunstancias.

Comprender que las circunstancias son el producto de varios factores en su

mayoría ajenos a la víctima e inalcanzables, en algunos casos, a nuestra

intervención directa. La cultura social, la Política Criminal, el Ordenamiento

36 En una interesantísima entrevista a la Fiscal Teresa Peramato, Fiscal adscrita a la Sala contra la
violencia de género de la Fiscalía General del Estado , incide en la importancia de dotar
presupuestariamente a las OAVD para hacer efectivo el acompañamiento. Puede leerse la entrevista en
http://diario16.com/es-increible-que-todavia-haya-profesionales-que-pongan-en-duda-la-credibilidad-de-la-
victima/

16
Jurídico del momento, son aspectos a tener en cuenta como contexto en el que

se ha dado un hecho (o hecho continuado) ilícito - o no delictivo, pero sí

socialmente reprochable - que ha truncado la estabilidad personal con la

voluntad de inferir un daño a otro. Un otro al que se le sustrae, con tal hecho, el

control y/o estabilidad anterior y que, para recuperarlo, o para reconstruir otra

vida con las secuelas, requerirá de un acompañamiento.

Para una adecuada intervención de acompañamiento tendremos en cuenta tanto

la actitud de la víctima como la de su entorno más inmediato. No menos

observada será la nuestra frente al caso o la persona. ¿Estaremos en disposición

de poder atenderla con la suficiente cercanía para la comprensión y la suficiente

lejanía para el análisis?

Un hecho que nos evoca algún acontecimiento vital no resuelto, nos puede

acercar peligrosamente a la sobre identificación37, que no es lo mismo que la

comprensión, que pudiera ocluir su narrativa por nuestra pre-conceptualización

del problema planteado, faltando ahí la necesaria distancia para su análisis

científico.

Por el contrario, no comprender la diversidad de comportamientos humanos

posibles, como lo son todos los que el ser humano pueda imaginar, o cristalizado

el aparato escandalizante de lo acontecido en tanto que ajeno -esto nunca me

hubiera pasado a mí ni a ninguna persona normal- nos aleja del ser humano que

relata y del relato (singular) mismo, quedando atrapados ante la expectación.

37 Bleger (1966, p. 31)

17
Lejos, muy lejos de establecer la ineludible relación de confianza y respeto base

de la autorización para intervenir.

Acompañar a la víctima en este tránsito significa, primero, explicarle las

consecuencias procesales derivadas y su papel real o asegurarse de que

comprende correctamente las explicaciones o preguntas de su letrado/a38,;

segundo, acompañar físicamente si es necesario a la víctima en cada acto,

antecediéndole los pormenores al mismo tiempo que se le atiende en sus

vacilaciones e inseguridades; tercero, hacer un seguimiento del proceso estando

alerta de que prosiga el curso debido.

Así pues, el lugar de quien acompaña es el de quien ayuda a la víctima a

sostener el trayecto, como hilo de conexión, como aceite del engranaje del

sistema.

6. Recepción

En la primera recepción con una víctima nada sabemos aún de ella, aunque

conozcamos alguna versión de su circunstancia a través de documentos o del

contacto con quien ha derivado el caso. Nada sabemos de lo que ella viene a

decirnos.

Entre los temores con los que una víctima trae está el de no ser comprendida.

Muchas son las ocasiones que este temor retrasa o impide relatar el trauma

acontecido. Esto sucede en mayor medida cuando se trata de víctimas de

38
El trabajo de acompañamiento no sólo no suplantará el de un letrado sino que le complementará.

18
especial vulnerabilidad. Miedo a enfrentarse con el cuestionamiento de su

credibilidad. Lo que puede superarse con una correcta discriminación de las

variables que confluyen con el tipo de injusto que ha sufrido la víctima.

Conocer el marco desde donde la víctima hace su relato, su forma de organizar

la realidad, sus significaciones, es una de las claves con las que comprender su

sentido sobre lo que le ha sucedido, sobre su propia interpretación o que se haya

conducido de una determinada manera y no de otra.

No dejaremos de hacer una mención especial a las emociones de culpa y

vergüenza, constante entre las víctimas de especial vulnerabilidad, porque

ambas son manifestaciones de autoinculpación: no me he comportado

correctamente y he cometido algún acto malo. Aunque no pueda especificar qué,

construye o interpreta comportamientos, actitud, decisiones, actos, en función de

tal valoración negativa. Por ello se evitarán, en los primeros momentos, en el

primer encuentro, preguntas cerradas que pueden convertirse en intrusiones a

la intimidad de la víctima o entenderse como evaluaciones a su comportamiento,

durante el hecho violento, cuestionándola y/o avergonzándola aún más. Es muy

común que se omitan detalles de lo acontecido durante un largo tiempo. Si se

hace necesario, ya llegará el momento de hacer uso de los mismos.

El Estatuto de la Víctima nos informa de sus derechos. La información sobre

éstos, como de aquello que se puede hacer o no, a partir de su denuncia, tanto

procesal como extra-procesal, le aportará la tranquilidad de quien antes no creyó

tenerlos y que nada o poco esperaba que pudiera hacer para salir de su

condición de víctima.

19
Tras el estudio de sus fortalezas personales y socio-ambientales, sus

vulnerabilidades coyunturales o estructurales, el grado de riesgo posible, sus

necesidades materiales básicas, del daño objetivo, pero también del subjetivo,

trabajadas las expectativas y mesuradas, se hace acopio de los recursos como

los protocolos de los diferentes servicios públicos y privados (ONGs,

Asociaciones) con los que se cuenta en la comunidad y se le ofrece el

acompañamiento con un plan de actuación. Aquel que se adecue a su demanda

explicitada y que se haya acordado.

Puede que no se encuentre preparada para ciertos pasos que, desde nuestro

rol, consideramos muy importantes. En algunas cuestiones se puede ser más

directiva, sí, pero la forma de hacérselo saber tiene que ver con incidir en la

importancia que puede tener para la instrucción si es su intención iniciar un

proceso judicial, o cualquier otra razón objetiva similar, pero sin perder de vista

y teniéndolo siempre presente, que de entre sus derechos hay uno principal: el

de la autodeterminación.

Mientras aún no somos su persona de referencia, no podemos esperar que

deposite toda su confianza en la primera entrevista. Podemos comprobar en el

siguiente cuadro (nº4) aspectos fundamentales a tener en cuenta en la

recepción.

20
Cuadro 4. Recepción a la víctima. Elaboración propia

✓ No llegar «en blanco» sino con una previa formación


teórica e instrumental y acopio de conocimientos
necesarios para operar según cada caso.

✓ Preparar la actitud propia. Desde la victimología, la


víctima siempre es inocente. La víctima tiene
discurso propio no suplantable.

✓ Un ambiente de confianza: asegurarle total


confidencialidad. La víctima nos llegará con la
sensación de vulnerabilidad e impotencia que el
daño le ha producido.

✓ Prever un tiempo y un espacio acondicionado para


la asegurar la privacidad.

✓ Esperar su llegada, nunca debe esperarte la víctima.

✓ A su llegada recepción afable y cordial, nunca


afectada por muestras afectivas inapropiadas.

✓ Un comienzo que demuestre tu interés por recibirla y


saber de ella.

✓ Con un objetivo de normalizar y dar sentido a sus


experiencias, sin patologizar o tratar a las personas
con compasión o conmiseración evitando
estigmatizarlas por las experiencias que han sufrido.

21
7. Denuncia

El proceso derivado de una denuncia no es en sí un objetivo, sino uno de los

medios que la persona victimizada usa para intentar cambiar una situación

anómala de su vida. Situación que tiene un origen, un tiempo, unos efectos, y

que no define a la persona sino unas circunstancias concretas o, como mucho,

un estado.

La denuncia no es un fin en sí mismo para una víctima de violencia, sino el medio.

Si se ha tramitado una denuncia, la víctima ha traspasado un hito, pero no evita

el estado de confusión entre lo que ha sucedido en su vida -que desearía que no

hubiera sucedido- y el deseo de ser restituida.

La importancia del acto de denunciar está en que se activan dispositivos de la

administración de justicia que pueden contribuir a la mencionada restitución. Si

bien puede también operar en contrario por el propio mecanismo que se ocupa

del victimario dejando en un segundo lugar a la víctima. Ésta siente agudizarse

su pérdida de control dentro de su ya minada autodeterminación. Existe mucho

sufrimiento que supera el marco técnico-jurídico, por lo que resultan insuficientes

las medidas estrictamente jurídicas.

La reluctancia de la víctima a denunciar suele tener relación con no querer verse

sometida a examen, para verificar si se trata de una «víctima inocente», o con el

miedo a no ser creíble.

Además de enfrentarse con todos los operadores y agentes intervinientes en el

proceso, de cuya actitud hacia la víctima (en aras a pronto diferenciarse de ella)

22
es de distanciamiento en no pocas ocasiones indulgente 39o, en el mejor de los

casos, condescendiente, se puede ver también enfrentada al contexto social más

próximo, ante el cuál, a partir de la denuncia, redefine su vínculo con el agresor.

Así pues, queda al albur de la respuesta de dichos contextos, lo que condicionará

su vivencia y su actitud, de aceptación o rechazo, frente a las propuestas de

las/los profesionales.

8. Cultura y prejuicios

La agresión como conducta cobra diferentes sentidos según el marco socio-


cultural, rastreando las variables que intervienen del macrosistema, exosistema,
microsistema y ontogenético (individual) 40 de la víctima.
Lo que en un relato puede ser muy significativo, en el relato de otra víctima puede
ser irrelevante. Las personas reaccionan ante las situaciones según las perciben
y al significado que les dan a las mismas. Recordemos el teorema de Thomas41:
Si una situación es definida como real, reales serán sus efectos. En el análisis
de su discurso, como instrumento privilegiado de trabajo, escuchando sus
propias significaciones nos traslada a una posición de cercanía, lo que dice ella
es lo importante, con la distancia de quien deberá ver en perspectiva todos los
resortes que arman su estructura y abordarlos de una
● ● ●
forma integral una vez diseccionada ésta analítica e
Resulta revelador instrumentalmente. Podemos compartir una misma
interrogarse sobre cultura con la persona a quien atendemos o ser otra la
que nos trae. Eso mismo sucede, entonces, con los
aquello que nos
prejuicios Estar alerta y abordar el estudio del caso
aparece como obvio significa reconocer cuándo y cuáles persisten. Los
● ● ●
prejuicios personales también son los profesionales.
Dificultaría su discriminación si son compartidos por ambas partes. Cuando no

39 «Se aplica a la persona que juzga o castiga las falts de otros sin severidad o que es poco exigente en
cuanto a obligarles a hacer lo que les corresponde o deben hacer; así como a su actitud o
comportamiento”. (Moliner, 1992 p. 123)

40
Andrés Pueyo (2009, p. 42)
41
Merton (1972)

23
necesitamos saber más de ello resulta revelador interrogarse por qué no
necesitamos indagar aquello que nos aparece como obvio, tan naturalizado.

9. Dignidad
La atención sanitaria, judicial, de servicios sociales, psicológica, etc., que

necesitan las víctimas se pueden describir como necesidades básicas, pero la

dignidad es el ingrediente que falta si dicha atención se presta de una manera

mecánica e impersonal. Hay que velar porque todas las gestiones estén hechas

de manera que se respete su persona puesto que es esencial para la perseguida

restitución.

A veces nada material es factible realizar y, sin embargo, simplemente en la

forma de recibir su testimonio se puede encontrar más sentidos mediante la

devolución de algún elemento simbólico importante para ella.

He aquí de la necesidad de un enfoque singular en cada caso, según las

especifidades de edad o el género, pero sobre todo sus valores culturales.

10. El tiempo lógico de la víctima

La agenda o ruta del programa de intervención deberá tener en cuenta las

necesidades y demandas de la víctima y sólo a partir de éstas, adaptándonos a

su propio proceso y tiempo lógico42 y no preestablecer ninguna acción antes de

haber sido escuchada.

Reparamos e insistimos en tener en cuenta su tiempo lógico porque es una de

las técnicas, andar a su paso, que más difícilmente se anclan en el/profesional

por diversas razones de toda índole. Es en lo que más ocasiones nos

42
Lacan (1945)

24
encontraremos atrapados/as haciendo obstáculo para la prosecución de su

narrativa y, por tanto, avanzar el caso.

Si bien hay excepciones en que será necesario actuar más directivamente -éstas
● ● ●
no dejarán de ser los menos-, adaptarse al tempo de
Tratar de resolver sin
la persona estará integrado en nuestro proceder.
su concurso (para así
Habrá momentos en que observamos que se avanza
adelantar), no solo no
y en otros cierto estancamiento. Una forma de
va a suponer ningún
detectarlo es apercibiéndonos sobre un agotamiento
progreso sino que
o dificultad superior. Si no puede reconocerse en el
puede constituir un
instante, por falta de experiencia o por el descenso
retroceso.
de atención, y nos sentimos confundidos,
● ● ●
preguntarse, porque las mejores preguntas surgen de la confusión.

Durante la necesaria reflexión sobre lo hecho, después de cada intervención,

observaremos que los indicadores de que algo hace obstáculo está relacionado

con un proceder inadecuado, que está costando como si la víctima se resistiera

a seguir o se manifiesta una regresión en relación al ritmo medio del proceso. Ir

demasiado deprisa, tratar de resolver sin su concurso (para así adelantar), no

solo no va a suponer ningún progreso, sino que puede constituir un retroceso.

Escuchar un testimonio sobre una o continuadas agresiones perpetradas por

otro ser humano (o varios) habiendo sido agredida hasta doblegar el propio eje

identitario43 de la víctima no es inocuo44. No lo es para quien relata y tampoco

para quien escucha. Ello requiere de un contexto segurizador y favorable para

43
Toledo Jofré (2012)
44
Es lo que se conoce internacionalmente como la “fatiga por compasión” Manual de Justicia sobre el
uso y aplicación de la Declaración de Principios Básicos de Justicia para Victimas de Delito y Abuso de
Poder de la UNODC, 1999

25
la atención. Así mismo se perseguirá establecer un vínculo de confianza

necesario para la relación que sustancia todo proceso de acompañamiento. En

el siguiente cuadro (nº5) se resumen las actuaciones en el contexto de la

recepción.

Cuadro 5. Recepción: actuaciones. Elaboración propia

1) Escuchar su relato discriminando la demanda con sus


significaciones porque éstas serán buena guía.

2) Sostener sus manifestaciones emocionales, reconociendo la


diferencia entre un impacto integrado y una afectación incapacitante,
en cuyo caso se implementaría de un tratamiento específico.

3) No es nuestra «paciente» ni siempre necesitará de un tratamiento


psico-médico

4) Identificar los recursos-fortaleza tanto individuales, familiares y


comunitarios para que sepa con qué cuenta. Activar aquellos que
no lo estén todavía.

5) Abrir un protocolo de actuación en función de su demanda, pero


también de sus necesidades si el caso lo requiere.

6) Valorar el grado de riesgo en el que se encuentra la víctima. Si es


superior, se actúa de forma más directiva con instrucciones de
autoprotección y otros dispositivos.
7) Facilitar el acceso a los recursos de apoyo disponibles, incluyendo
la derivación de casos que tengan necesidades específicas

26
11. Actitud

Sobre la importancia de la actitud.

La actitud en una predisposición a actuar de una determinada manera sobre un

asunto u objeto. Condiciona el proceder. Dependiendo de cómo

conceptualizamos lo que nos trae la víctima así nos conduciremos si no estamos

alerta. Las expectativas del profesional dominarán el actuar en vez de la propia

víctima particular. Esto sucede porque la actitud se forma con el conjunto de

informaciones que tenemos acerca del objeto; nuestras creencias y estereotipos,

las ideas.

La ideología, de la que no se habla pero que impregna nuestro trabajo queramos

o no ponerlo de manifiesto; nadie está exento de trabajar con una ideología. Lo

que no quiere decir que ésta se presenta inamovible -de hecho, el trabajo de

intervención con víctimas de diversa índole y en el transcurrir de la experiencia

ésta se va tornando más dúctil-, pero haberla, hay la; mejor será conocerla y

reconocerla para, en cualquier caso, hacer de la misma nuestra aliada.

Conocer qué actitud nos predispone ante un asunto o una persona mantendrá

bajo control los posibles efectos revictimizantes y nos informará de nuestra

idoneidad para la intervención en tal o cual caso. Las actitudes son creencias

que nos predisponen a sentir y actuar de determinada manera. La predisposición

a actuar sobre un asunto o con una persona en un sentido o en otro.

Por eso hemos dicho en otras ocasiones que “ en la mayoría de los casos la

adopción de un modelo (de intervención) determinado es el producto de un largo

proceso de evolución y aprendizaje, por lo que no se trata aquí de defender la

27
idea de un modelo rígido e inmutable. Evidentemente, la formación teórica de

las profesionales que intervienen en violencia será un factor importante a la hora

de establecer dicho modelo. Pero este no es el único, ya que es totalmente

posible compartir un mismo modelo teórico y tener actitudes y maneras

diferentes de entender la problemática45ante la que nos enfrentamos. Porque

anunciar un modelo teórico como el propio no garantiza su verdadera

aplicabilidad.

Podemos, no obstante, hacer uso de herramientas e instrumentos que se

adecúan técnicamente, pero no se obtendrán los mismos resultados si han sido

aplicados con actitudes profesionales contrapuestas. La ficha técnica es

fundamental, pero el objetivo será la verdadera guía, además de la hipótesis

subyacente o construida. Ésta última habrá que falsarla una y otra vez.

La actitud con la que nos presentamos en un acompañamiento con una víctima,

que ha sido objeto-sujeto (aún no lo sabemos), de un acto reprochable causante

del dolor y el menoscabo de la integridad personal de su víctima incurre

sobremanera en la finalidad de nuestra intervención profesional.

La mirada va permeada por el lugar desde donde se mira y no se está autorizado

a intervenir con alguien a quien no se le ve, como mínimo, con respeto.

45
Jovaní Roda (2005)

28
12. Escuchar

Escuchar lo que la víctima dice significa dejar de escuchar lo que a quien

entrevista le evoca, destituyendo las categorías propias para atender las de la

otra.

Proponemos el tipo de escucha activa, para lo cual se requiere de cierto

entrenamiento. Mientras no se pueda ofrecer tal habilidad, al menos comenzar

con una escucha discernitiva, evitando la selectiva o la sintetizada porque nada

tiene que ver con la tarea del acompañamiento y puede conducir justo a donde

la víctima no desea ir.

Cuando se escucha, cuando se aborda el dolor de una forma científica, ya se

pone en juego la subjetividad. Cuando se puede describir cómo y cuándo

aparece la subjetividad, y cómo esa subjetividad está tremendamente imbricada

de razón pura, eso implica un grado de lucidez y una destitución de esa visión

subjetiva46

Por dónde se inicia la narración de la persona es, a partir de la pregunta abierta

“Cuénteme”, lo que nos proporcionará el cabo, un comienzo en el registro para

operar.

Legitimar no sólo su palabra sino sus manifestaciones emocionales, para lo que

habrá que estar preparada para sostener porque forman parte de su narrativa,

son formas de expresar, teniéndolos en cuenta para el análisis del discurso.

Escuchar sin estandarizar ni etiquetar, no solo porque las realidades vitales son

únicas en cada caso, sino porque la experiencia victimal es axiológicamente

diversa. Únicamente ella puede hablar sobre lo que ella y por ella ha pasado.

46
Jovaní Roda (2005)

29
El tiempo de una sesión de escucha, en una entrevista formalizada o en una

sobrevenida en una situación dada de acompañamiento (la narrativa estará

presente en cada encuentro) queda marcado por el momento donde surge de su

mismo relato una pregunta, una duda que la sorprende de su propio discurso. Si

la repetición es la constante cuando se busca comprender qué me ha pasado y

por qué a mí, la ocasión se encuentra donde aparece lo nuevo.

Construir una alianza47de trabajo desde un inicio, con expresiones claras y

sencillas que ofrezcan confianza, favorece la comunicación. Y uno de los

objetivos de la escucha activa es crear una relación continente.

13. Conclusiones

En las páginas anteriores hemos descrito diferentes conceptos relativos al

acompañamiento a las víctimas, como manera eficaz, si se establece con el

método y la actitud profesional adecuada, de prevenir, o cuanto menos,

minimizar las consecuencias para la víctima del contacto con instancias

formales. O, dicho de otro modo, como una herramienta adecuada para la

prevención de la victimización secundaria.

Hemos podido comprobar a lo largo de la exposición que se han producido

avances importantes en la consecución de derechos para todas las víctimas. En

este sentido acertaba Fattah cuando afirmaba que vislumbraba un futuro en que

la Victimología sería más realista y los víctimólogos y colectivos defensores de

las víctimas, tendríamos menos necesidad de defensa y partidismo48, pero

siendo importante todo lo conseguido, no debemos conformarnos y en los

47 Greenson (1976)
48
Fattah (2000)

30
próximos años, debemos insistir en verificar el verdadero alcance de las

agencias de apoyo y asistencia a las víctimas de delitos. Consideramos

necesaria y posible la institucionalización del “acompañamiento a la víctima”

como una figura profesional, formada por personas altamente capacitadas en las

necesidades que tienen las víctimas y no como mero voluntariado que puede

producir un daño indeseado. En este sentido, es importante prestar atención a

Dussich, cuando dice que en cuanto a la “asistencia a las víctimas no se trata de

encontrar soluciones administrativas convenientes que se ajusten a las

necesidades del sistema de justicia penal, sino de tener tantas herramientas

como sea posible para que cada víctima pueda ofrecer una respuesta humana

adaptada que mejor se adapte a sus necesidades”49.

Por tanto, como profesionales, estamos abiertos a la constante capacitación y

predisposición al reciclaje para conseguir este objetivo ya expuesto, que no es

otro que la continua adaptación por nuestra parte a las necesidades de la víctima

que las acompañe en su contacto con instancias formales aún no

suficientemente permeables a dichas necesidades.

Para ser coherentes con todo lo planteado, postulamos la necesidad de

mecanismos de apoyo y supervisión para las personas que desarrollan el

acompañamiento a las víctimas de manera profesional, pues como se ha

advertido, escuchar vivencias emocionales de hechos traumáticos, no es inocuo.

Por último, es fundamental para seguir avanzando en todo lo expuesto, que las

diferentes administraciones adquieran un firme compromiso en dotar

49 Dussich (2015)

31
presupuestariamente todo lo relativo al bienestar de las personas, sean víctimas

o no.

32
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