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Año I. Número 1
Primer semestre de 2011
Año I, número 1. Primer semestre de 2011
ISSN 1853-6735
Web: http://trabajadoresrevistahistoria.blogspot.com
Email: trabajadoresrevistahistoria@gmail.com
Martín Manuli
argonautas@gmail.com
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Introducción
E
l Centenario de la Revolución de Mayo se celebró bajo el estado de sitio. El
“peligro” por el cual fue invocado era la declaración de la huelga general por
las dos centrales obreras del momento: la Federación Obrera Regional
Argentina (FORA) y la Confederación Obrera Regional Argentina (CORA). El
proletariado argentino sufrió la primera gran derrota de su historia, quedando así en
una virtual inacción durante los primeros años de la década de 1910.
Este trabajo tiene el objetivo de explicar la derrota del Centenario haciendo eje en la
división de las fuerzas obreras en dos centrales. Para ello se hará un recorrido
histórico por el Congreso de Unificación Obrera (1907) y el Congreso de
Concentración Obrera (1909), haciendo hincapié en las tendencias ideológicas del
movimiento obrero del momento: el anarquismo, el socialismo y el sindicalismo
revolucionario.
Postularemos que la división de las fuerzas obreras se debía a una doble disputa en
torno tanto al modo de construcción revolucionaria, como al rol que cumplirían los
sindicatos en ésta: un fin o un medio.
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una meta claramente definida –el comunismo anárquico– y que debían militar en
ella, con preferencia, los anarquistas; y por otro lado, quienes sostenían que el
sindicato es lugar de cooperación de los trabajadores en tanto explotados, los cuales
en la lucha por sus reivindicaciones harán la experiencia que los llevará a ver que la
única salida es el comunismo anárquico. A los primeros me referiré como
forismofinalistas y a los segundos fusionistas. Por otro lado, en el seno de la UGT se
daba un debate que reflejaba la interna del Partido Socialista (PS). Éste se
encontraba polarizado en dos posiciones contrapuestas: los socialistas justistas
sostenían la necesidad del sometimiento del sindicato a la lucha parlamentaria del
Partido, mientras que los de la corriente sindicalista revolucionaria afirmaban que la
línea política debía someterse a las necesidades de las organizaciones del
proletariado. Cuando en el 7mo Congreso del PS (1906) se resolvió expulsar a los
Sindicalistas Revolucionarios, éstos, gracias a su trabajo previo, lograron en pocos
meses hegemonizar la UGT (ver Oddone, 1983: 286-290; Belkin, 2007).
2 Publicado originalmente por Ediciones Nervio en 1933, corregido por el autor y republicado
en 1971 por editorial Proyección. Reeditado actualmente por Utopia Libertaria, Bs. As., 2005.
3 Publicado originalmente por Ediciones La Vanguardia en 1949.
4 Publicado originalmente por Ediciones Lacio en tres tomos entre 1960 y 1970.
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tendencia del que escribe tanto como las necesidades políticas del momento de
producción del texto. Para mis fines he de indagar el libro de Abad de Santillán.
5Sobre la vida de Diego Abad de Santillán véase su biografía en Troncoso (1983: 13-30).
6 Sobre la FACA y su complicado proceso de gestación, véase López Trujillo (2005). Otra
organización anarquista de la década de 1930 fue la Alianza Obrera Spartacus: véanse Iñigo
Carrera (2000) y Benyo (2005).
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Por tanto para estudiar a los fusionistas argentinos no podemos recurrir a la “historia
oficial anarquista” sino que necesitamos el aporte de otras fuentes. He podido
avanzar en este sentido realizando una tarea de análisis y comparación de los textos
de Marotta, Oddone y Abad de Santillán, auxiliada con La Protesta, El Látigo del
Carrero (órgano de los Conductores de carros), La Confederación (órgano de la
CORA) y La Acción Socialista (órgano de los sindicalistas revolucionarios).
En las diversas historias del movimiento obrero he encontrado varios indicios que
nos permiten vislumbrar la existencia de esta corriente. Marotta hace mención a que
en los meses previos al Congreso de Unificación Obrera de 1907 desde La Protesta se
combatía a la fusión “aunque una fuerte corriente anarquista opónese a tan
peligrosa orientación, ella va, sin embargo, abriéndose camino” (Marotta, 1960: 289,
cursivas mías).7 Abad de Santillán nos ayuda a indagar más en la corriente al
decirnos que en este congreso intervienen “incluso algunos anarquistas, Coch y
Perducca, contra la declaración finalista por considerarla innecesaria” (Abad de
Santillán, 2005: 169, cursivas mías). Marotta ofrece una versión ligeramente
diferente de estos hechos: “delegados de filiación anarquista como Pardo, Casares,
Perducca, Coch y otros pronunciaron palabras de honda emoción. Nada ganará el
anarquismo –dicen– con imponer por el número una etiqueta ideológica a la nueva
organización. Demuestran cómo la clase obrera, con su división, continuará en
constante pérdida” (Marotta 1960: 304). El historiador Edgardo Bilsky sostiene que
“importantes figuras del anarquismo y no las menores, apoyaban enérgicamente el
esfuerzo unitario: Maturana, Calcaño, Pascual Guaglianone” (Bilsky, 1985, t.2: 141).
7Según Bilsky luego del congreso una parte de los anarquistas fusionistas se expresarán en el
órgano Labor, “pero no es pro sindicalista revolucionario” (Bilsky, 1985, t.2: 144 y 178).
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Es posible sintetizar la posición fusionista en las palabras que Luigi Fabbri escribió
en mayo de 1907 con respecto al Congreso de Unificación Obrera (1907):
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Pedro Casas, quien votó en contra del comunismo anárquico en el 9no Congreso,
expuso su posición en Ideas y Figuras:
Hemos dicho que las sociedades obreras no son entidades anarquistas, y esto es la
pura verdad. ¿Quién puede negar esto? Sólo los miopes de entendimiento,
desconocedores de la organización sindical de los trabajadores. Nosotros sabemos
que las sociedades obreras son organismos creados y sostenidos por individuos de
distintas tendencias sociales e ideológicas, unidos por una misma necesidad
económica. Todo lo contrario de las instituciones anarquistas –que por desgracia
pocas o casi ninguna hay ya en el país– las cuales están formadas y sostenidas por
individuos unidos por afinidades ideológicas, aún cuando exista diferencia en las
condiciones económicas de cada uno.
Yo entiendo que el anarquista es anarquista en todas partes, debe serlo, está obligado
consigo mismo a serlo. Y no se está profundamente convencido de la verdad de las
propias ideas, o es de rigor que en el gremio, en las escuelas y en todas partes se
sostengan y propaguen.
Sin embargo, no se hace esto y lo que es peor aún, se censura a quienes lo hacen o a
quienes sostienen que se debe hacer.
Unos aducen que los gremios son agrupaciones de intereses idénticos y que llevar a
ellos las ideas es romper la unidad de intereses.
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[...] Todo esto es sencillamente incongruente. Y además peligroso para la difusión del
ideal, que desgraciadamente tropieza con demasiados obstáculos para llegar al
conocimiento de las grandes multitudes” (Gilimón, 1921: 3).
“Una entidad que se intitule anarquista, posiblemente llegará a hacer obra anárquica.
Una que prescinda de este rótulo, considerándolo pernicioso para su robustez, jamás
realizará obra anárquica, y cerrará sus oídos a toda prédica anarquista (Gilimón,
1921: 6).
Este artículo es comentado por el joven Abad de Santillán, quien sostiene que:
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¿Qué harían los sindicatos obreros, en plena revolución y una vez expropiados los
capitalistas, para organizar la vida sobre bases nuevas, si sus componentes carecieran
de una noción sociológica que les permitiera abarcar el difícil problema de su
verdadera y completa emancipación? (López Arango, “Sindicalismo Revolucionario”,
en López, 1998: 211)
Este planteo es similar al que sostenían los sindicalistas revolucionarios. Por ejemplo
Francisco Rosanova escribe:
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Los trabajos pro acercamiento gremial no cesaban por parte de los sindicalistas y
también de algunos anarquistas; el tercer congreso de la Unión General de
Trabajadores [...] había allanado mucho el camino. Pero lo que borró muchas de las
hondas disidencias y desconfianzas recíprocas fue la gran huelga general de enero de
1907 en solidaridad con el proletariado rosarino. (Abad de Santillán, 2005: 160)
Este Congreso tuvo un resultado negativo puesto que se aprobó por 62 votos contra 9
(con 38 abstenciones) que la finalidad de la central fusionada fuera el comunismo
anárquico. Sostuvieron esta postura los delegados forismofinalistas y se declararon
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en disidencia los delegados de la UGT (especialmente los socialistas8) junto con una
minoría anarquista.
Hemos confeccionado una lista de los ácratas que levantaron una posición pro fusión
en este congreso: los delegados de sombrereros9 (Atilio Bianchetti10 y E. Castagnino),
Coch, Pardo y Vicente Perducca (delegado por Aserradores11). Es interesante
remarcar que ninguno de ellos se acopló a la decisión de varios gremios de retirarse
8 Según Oddone los sindicalistas revolucionarios eran partidarios de “la fusión a todo trance,
aun a costa de pasar por la declaración del comunismo anárquico, que –según decían– no
tenía importancia alguna, pues como los anarquistas carecían de conocimientos de
organización y de administración, pronto la nueva central habría caído ‘en nuestras manos’”.
Por eso “en la votación final todos los sindicalistas se abstuvieron de votar o estuvieron
ausentes, para no sumar sus votos a los adversarios del comunismo anárquico. Y así, como
veremos, se retiraron del Congreso, juntamente con socialistas y autónomos, fue ante la
reacción de éstos y la decisión manifiesta de los anarquistas de no admitir en su organización
a quienes no pensaran como ellos” (Oddone, 1975: 288).
9 Según Marotta este gremio “después de rechazar la resolución [del comunismo anárquico],
estima ‘que una declaración de esta índole debe ser tomada por las asambleas de los
gremios’” (1960: 309).
10 En Bilsky (1985, t.2: 176 y 154) encontramos un problema con Bianchetti. Este autor lo
menciona dos veces, la primera en tanto parte de la fracción pro fusión del anarquismo, y la
segunda como perteneciente al sindicalismo revolucionario. En tanto Marotta lo rubrica
como “sindicalista” cuando es nombrado para el Consejo Confederal de la CORA (1961: 55).
Pero siendo que este militante pertenece a un gremio de fuerte inspiración anarquista
integrante de la FORA (sombrereros) nos encontramos en una encrucijada. Siendo que la
realidad es compleja y es una tarea muy difícil señalar el momento de pasaje de una tendencia
política a otra, es posible que Bianchetti fuera un militante que se encontrara en algún punto
entre la fracción anarquista que he llamado fusionista y la corriente sindicalista
revolucionaria. Un caso similar (aunque ligeramente posterior) es el de Francisco J. García,
véase Troncoso (1983) y Sartelli (s/f).
11 Por el mismo gremio estaba delegado Cesano, quien mantuvo las mismas posiciones que
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del Congreso en protesta por la votación del comunismo anárquico. Es posible que
esto deba entenderse como expresión de voluntad de seguir construyendo dentro de
la FORA más allá de las diferencias de índole táctica.
Otra acusación, todavía más seria por las implicancias que tiene, es la siguiente:
¿Quién no conoce entre nosotros a los que forman la sociedad Carpinteros de Ribera?
Sus componentes son en mayoria (sic) hombres todavia (sic) esclavos de los
prejuicios religiosos, católicos militantes; sin embargo el delegado de este gremio ha
votado por el comunismo anárquico. Y despues (sic) se dice que los diputados no
representan las aspiraciones del pueblo!
12 Esta referencia es la única que hemos podido encontrar a la participación de este gremio en
este Congreso. Tanto Abad de Santillán como Oddone no lo mencionan en sus listados de
participantes. Marotta no consigna la lista de asistentes. Es posible que haya habido una
omisión en las actas del Congreso o que se trate de un error de Zaccagnini.
13 Según Oddone se trataba de Miguel Cabrera y J. Gonga. No hemos encontrado más datos
de ellos.
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Por otro lado, según Abad de Santillán, de “Aserradores y Anexos [el] delegado votó
contra el mandato de su gremio [oponiéndose al comunismo anárquico]” (Abad de
Santillán, 2005: 171). Siendo que Aserradores tenía dos delegados, pero se votó por
número de sociedades, esto debe significar que tanto J. Cesano como el ya
mencionado Vicente Perducca deben haberse puesto de acuerdo en esta (supuesta)
inorganicidad14.
14 No encontramos referencias sobre este hecho tanto en Oddone como en Marotta. Es de
extrañar que un militante que probadamente haya ido en contra de su mandato volviera a ser
elegido por las bases para representarlas en un futuro congreso de fusión en donde sostuviera
un voto similar a su (pretendida) posición inorgánica, aunque no sería una situación
imposible. Pero las evidencias me hacen pensar en que Abad de Santillán no consigna la
información de manera correcta.
15 He tenido acceso a algunos números del periódico profusión Labor (2, 3, 6 y 7) pero no he
podido encontrar en ellos una crítica clara a este Congreso. Es posible que esta figure en el
número 1. He encontrado dos rastros: en “La Fusión” (número 2) se sostiene que la moción
Oddone “no triunfó, con ser hermosa [...]. Le faltaba algo, una clàusula [sic] final, una frase,
un pedacito de futuro!”. Y en el número 3 en la crítica del folleto “Desde la barra del Congreso
de Fusión” de A. Zaccagnini se dice: “Nos place que el grupo sindical no omita esfuerzos para
justificar su actuación en aquel debate, que tan deplorables consecuencias tuvo por la
intransigencia de todos”. Es de remarcar que ninguno de los redactores de Labor participó
del Congreso como delegado.
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En las semanas previas al Congreso se dieron una serie de hechos confusos. Según el
informe leído por el Secretario de la FORA en el 8vo Congreso estos se resumirían así:
“se pasó una circular con fecha 28 de agosto, en la cual se invitaba a las sociedades a
reunir sus componentes respectivos y resolver sobre la actitud a asumir.
Terminábase pidiendo el envío de los delegados a la reunión que el 17 de septiembre
[...] a fin de conocer los resultados. [...]
Estos delegados publicaron en nombre de sus gremios el acuerdo tomado y que dice:
[...] este Consejo, a indicación de los delegados reunidos el viernes 17 del presente,
aconseja a todas las sociedades federadas que concurran a dicho congreso con
razonado y elevado criterio a fin de que la verdad, la luz y la razón abran amplios
horizontes a nuestra marcha.
[...] El Comité pro fusión que entonces funcionaba, por error adoptó una resolución
que obstruía la entrada al congreso de toda sociedad que hasta el 2 de septiembre no
16 Según Oddone se trata de Vollino (Oddone, 1975: 294), de quien no encontramos rastro en
ningún congreso tanto previo como posterior. Es interesante notar que excepto este “desliz”
los Carpinteros son uno de los sindicatos mas fieles al forismofinalismo: en el Congreso de
Unificación Obrera (1907) votaron a favor de mantener el comunismo anárquico, en el 7mo
Congreso de la FORA elevaron la moción de que no se tenga mas trato con la UGT (aprobada)
y en el 9no Congreso de la FORA fueron de los pocos contrarios a retirar la finalidad
comunista anárquica, participando de la escisión llamada FORA V Congreso. Como se
trasluce de la Circular del Consejo de la FORA con fecha 28 de septiembre el delegado del
gremio de Carpinteros siguió participando de la Comisión (dicha Circular en Abad de
Santillán, 2005: 192).
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Este suceso complicado puede ser tomado de diversas maneras. Oddone lo omite en
su capítulo dedicado a la fundación de la CORA. Abad de Santillán no abundará más
allá del informe, parte del cual transcribimos. Bilsky lo toma como “errores
involuntarios de la comisión organizadora crean confusión en las filas de los
anarquistas” (tomo dos, 1985: 153). Por último Marotta reproduce parte del informe
antedicho y acota con mordacidad: “a esa circunstancia [el cierre de admisiones el 2
de septiembre], y a las tardías decisiones de las organizaciones en contestar la
circular que motivara la reunión débese, de estar al informe, que sólo diez de las
organizaciones afiliadas a la F.O.R.A. hubiesen acudido al congreso que, como hemos
visto, venía siendo propiciado desde un año antes y había sido convocado con
largos meses de anticipación” (Marotta, 1961: 65. Cursivas mías).
El análisis de las diversas posiciones refleja que el problema de las fechas es más bien
una excusa, puesto que el problema de fondo radicaba en que la FORA no tenía
posición tomada sobre el Congreso. Ante la inminencia del hecho se trató de salvar
esta carencia llamando lo más rápido que permitían los tiempos a una reunión de
delegados con mandato. En esta era posible que la FORA hubiera acordado no
participar. Pero se resolvió lo contrario. Como ya se resaltó previamente, el cierre del
plazo de recepción de adhesiones había sido unos días antes, por lo que resulta
materialmente imposible que los delegados no supieran que su decisión no se daba
luego de la posibilidad de adherir al Congreso. Los delegados actúaban a sabiendas
17Como veremos infra mis datos indican que este número se encuentra errado, siendo 12 las
sociedades de la FORA presentes en el Congreso.
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Dos días después del fin del Congreso el Consejo Federal de la FORA emitió una
circular. En esta se explica de modo rápido la situación y se resuelve: “es imposible
que este Consejo reconozca o acepte lo hecho por ese congreso, puesto que de las 85
sociedades que componen la F.O.R.A., sólo 10 de ellas tomaron parte en sus
deliberaciones, no pudiendo tampoco aceptar un Consejo nombrado en forma tan
anormal. Por las consideraciones expuestas más arriba, pedimos a la sociedades
federadas que reúnan al gremio en asamblea y resuelvan la actitud que se debe
adoptar ante lo hecho por el congreso de fusión” (Abad de Santillán, 2005: 193).
Luego se llama a una reunión de delegados para el 30 de octubre.
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21 En El Látigo del Carrero nos encontramos que existe un Ramón Martínez militante activo
de esta sociedad. Participó como tesorero de la comisión de la huelga de 1906 en la que fue
apresado (junto con el histórico carrero M. Santos Montagnoli). La referencialidad de Ramón
Martínez nos lleva a suponer que es posible que fuera el quien estuviera en esta reunión. En
El Látigo... del 31 de marzo de 1910 se informa que decidió retirarse al campo “á buscar allá
lejos, el seno apasible [sic] de la naturaleza, un poco de paz para su espíritu, un tanto
fatigado, sino quebrantado, por la vida de lucha. [...] Nos consta que esta su resolución de
retirarse de la vida activa, más que el canzancio [sic], ha influenciado otras causas que no
nombramos por no ser del caso, ni necesaria”. Que esta decisión sea por otras causas y en
medio de agrias disputas en el seno del movimiento obrero es sugerente.
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Cigarreros de Santa Fe sólo asistió al Congreso, sin poder participar de él puesto que
su delegado es expulsado. En resumen, excepto 12 gremios que asistieron al
Congreso, todos los demás miembros de la reunión del 30 de octubre asistían por
primera vez en este año a una discusión orgánica sobre la fusión obrera; estos
totalizan 16 gremios.
Otro análisis posible de estos datos es la fuerza relativa que poseen estos gremios.
Leáse: su inserción estratégica en el proceso productivo. De este modo encontramos
que entre los gremios que instaban por la entrada en la CORA se encuentran los más
influyentes: Aserradores, Conductores de carros, Conductores de vehículos, Obreros
del puerto, Laminadores y Panaderos. Entre los 5 dudosos (de los que es muy
probable que uno se posicionara favorablemente a la CORA) se ven potencias
variables: Albañiles, Carpinteros22, Curtidores y Fundidores. De los que asistieron
sólo a la última reunión conocemos a ciencia cierta sólo a 2 que se expresaron
negativamente: Repartidores de diarios y Fideeros. Dentro de los que no sabemos su
posición, como gremios de importancia sólo encontramos a: Caldereros, Foguistas
unidos y Gasistas. En síntesis: entre los que votaron por la negativa tenemos al
menos 13 gremios de importancia muy marginal.
22 Este gremio es el único de la FORA que estuvo representado en el Comité Pro Fusión
creado en el Congreso Obrero del 25 de febrero. Su histórico abroquelamiento con el
forismofinalismo genera dudas razonables sobre la posibilidad de un posicionamiento
favorable a la unidad en las gestiones posteriores. Aunque el discurso pro fusión del delegado
Biaggiotti al final del Congreso nos vuelve a sumir en la incertidumbre.
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De este modo el discurso inaugural del Congreso realizado por Magistrale, secretario
del Comité Pro Fusión, suena profético: “entre los 32 sindicatos de la Capital y 16 del
interior que respondieron al llamado, figuran los ‘de mayor importancia, tanto por
su número como por su espíritu de combatitividad’, y comprenden a la mayoría de
los obreros sindicados en la República’. El Congreso –añade- ‘es el representante fiel
del proletariado organizado del país, cuantitativa y combativamente considerado’”
(Marotta, 1961: 50. Cursiva mías). Ya desde el comienzo se quizo dejar sentada su
legitimidad, avizorando predecibles impugnaciones sobre este aspecto.
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“Pasaron años tras años, se gastaron muchas energías, y al fin y al cabo, llegamos á la
conclusión de que, aceptando el Pacto de Solidaridad, quedarían destruidas las
divisiones latentes entre los organismos obreros del país. [...] Pero nosotros, los
revolucionarios anárquicos, continuaremos machacando por el cumplimiento de los
acuerdos adoptados por el VII Congreso, que según parece fueron subordinados á los
chines y tiquis miquis [sic] de pretensos revolucionarios” (Cursivas del original).
Como vemos es una explicación complicada. La clave está en el llamado a respetar las
resoluciones del 7mo Congreso de fines de 1907, en donde específicamente se dice:
La continuación de la línea
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Será este el acuerdo que permitió el ingreso de la CORA en 1914, antesala del
polémico 9no Congreso en donde se quitó la finalidad comunista anárquica a la
Central. Pero en 1910 nada daba a esperar este desenvolvimiento posterior.
Los magros registros sobre este Congreso que se encuentran en Abad de Santillán,
Oddone y Marotta nos impiden realizar generalizaciones. Encontramos que la
comisión de poderes estuvo compuesta por dos forismofinalistas (Antonio Zamboni y
Joaquín Hucha), un anarquista fusionista (Florentino Giribaldi quien aquí comenzó
su participación en Congresos obreros, teniendo importancia en el 9no Congreso) y
un militante del que no tenemos datos (Pereira). La presidencia la obtiene Francisco
López (de Conductores de Carros), siendo los antedichos Giribaldi y Piccinini23 sus
secretarios.
Un análisis de las sociedades nos muestra que algunas estarían realizando una “doble
militancia” entre ambas centrales o se encontrarían en una posición ambigua difícil
de asegurar. El carácter resolutivo sobre la fusión de este Congreso debe haber hecho
que sociedades ingresadas en la CORA participen de este para lograr la solución al
problema de la división. De este modo nos encontramos que 13 sociedades que
asistieron al Congreso de Concentración Obrera se encuentran representadas aquí.
Estas son: Obreros del puerto, Bronceros y anexos, Aserradores y anexos de Boca y
Barracas, Herreros y anexos, Sombrereros, Federación Obrera Marítima24, Pintores
23Sobre este militante sabemos que participó del 7mo Congreso de la FORA ocupando la mesa
revisora de credenciales y que posteriormente fue deportado durante la represión del
Centenario. Carecemos de datos para hacer una cabal ubicación en alguna fracción del
movimiento anarquista.
24 Al Congreso de Concentración asiste la antecesora de la FOM, la Liga Obrera Naval
Argentina. La agregamos a esta lista por entender que la composición del sindicato no debe
haber cambiado a grandes rasgos. Posteriores estudios seguro matizarán esta aseveración.
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Con las fuerzas divididas las centrales se sumieron en una labor frenética aunque un
tanto autista. La FORA celebró su 8vo Congreso en abril de 1910 en el cual se decidió
no ingresar a la CORA, otorgándole a esta la posibilidad formal de disolverse e
ingresar en ella a cambio de acatar la línea finalista. Mientras, la CORA comenzó sus
primeros pasos de vida orgánica. Una de sus primeras decisiones de relevancia fue
amenazar con la huelga general de ser extendido el estado de sitio de fines de 1909.
25 Esta lista surge en base a comparar los sindicatos mencionados por Abad de Santillán en las
páginas 190-191 y 202.
26 Aunque no le puso fecha de sustanciación. Véase Darraidou (2010: 2).
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central llamaba a la Huelga General. Para los forismofinalistas la idea de que los
sindicalistas revolucionarios se vieran como más revolucionarios era inaceptable.
Como marca Sebastián Darraidou el sector más doctrinario decidió cortar el nudo
gordiano al impulsar una asamblea en el mitin del 8 de mayo por los presos sociales.
“Balsán fue el encargado de leer la moción elaborada por el Comité de Agitación: ‘El
pueblo congregado en manifestación magna en la Plaza Colón, porque es tal su
voluntad, declara llegada la ocasión de ir á la huelga general revolucionaria para el 18
del actual, si no ha obtenido antes satisfacción completa a las condiciones siguientes:
derogación de la ley de residencia, libertad á los presos por cuestiones sociales,
amnistía amplia para los infractores y desertores del ejército’ (LN, 9/05/10). La
multitud aprobó la moción por aclamación. Quedaba así sancionada la fecha de
comienzo de la huelga general, aclamada por una multitudinaria manifestación, que
los organizadores calcularon en 70.000 asistentes.” (Darraidou, 2010: 3).
“[el movimiento anarquista] llega con una división entre su pata ideológica (los
grupos redactores de La Protesta y La Batalla) y su pata sindical (F.O.R.A.). La
primera trata de controlar a la segunda, por medio de la declaración de la huelga en
el mitin del 8 de mayo y el pedido de renuncia de los miembros del C.F. que se
entrevistaron con Gálvez. Los miembros de la F.O.R.A. tienen una actitud dubitativa
y buscan establecer canales de diálogo con el gobierno para alcanzar los fines
propuestos.” (Darraidou, 2010: 11).
Si bien Gilimón sostendrá que el día de la declaración: “no hubo siquiera [un orador]
á quien se le ocurriese declarar [la Huelga General] para aquel mismo momento [...].
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Fué un desacierto” (Gilimón, 1911: 84), esta crítica es superficial. El error primordial
fue llegar al Centenario con dos centrales sin relacionamiento alguno. Una buscaba
constituirse como una opción revolucionaria para la clase obrera. La más
referenciada no quería la huelga, y tuvo que aceptarla a regañadientes, so pena de
perder status. El Estado realizó lo que había prometido hacer. El movimiento obrero
marchó a su derrota, sin entender que lo que lo arrastraba no era la fatalidad de una
ley natural e inmutable, sino el fruto de malas tácticas y sus consiguientes decisiones.
Conclusiones
Este trabajo se centró en torno a una fracción del anarquismo: los fusionistas. A
través de su participación en los congresos obreros pudimos avanzar en su
posicionamiento táctico y estratégico. De este modo he tratado de darle entidad a los
que fueron desdeñosamente tildados de malos anarquistas o poco teóricos, buscando
la coherencia en su accionar. En décadas posteriores surgirán otras experiencias
fusionistas en el anarquismo local que lograrán una influencia superior a los que
estudiamos, como los ácratas que participarán del 9no Congreso y, años más tarde,
los nucleados en torno a la ALA quienes, como estrategia de construcción, emplearon
sus fuerzas en una nueva alianza con los sindicalistas revolucionarios: la Unión
Sindical Argentina.
Por otro lado, en esta exposición se indagó en la tragedia del movimiento obrero
posterior: con la preponderancia de la coalición sindicalista revolucionaria y los
fusionistas, la visión del sindicato como fin y no como medio se volverá hegemónica.
Esto abrirá un período en donde los organismos obreros se volverán cada vez más
reformistas, llegando a transformarse en una traba para las reivindicaciones de la
clase. Mientras que los forismofinalistas, quienes denunciaban los peligros de esta
vía, se dieron políticas que los alejaron cada vez más de la clase obrera y los
transformaban en una secta. Pocas décadas después los sindicalistas revolucionarios
colgarán su adjetivo y buscarán simplemente “humanizar” la explotación. Si bien en
todo este proceso los anarquistas pro fusión seguirán militando y creando
experiencias noveles que intentarán revertir este proceso de burocratización (el ALA,
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la FACA, la Alianza Obrera Spartacus) las dos fracciones del anarquismo no podrán
llegar a un entendimiento para unificar fuerzas en pos de la labor revolucionaria
consumiéndose, en cambio, en una lucha fraticida.
113
Publicaciones periódicas
La Protesta
La Confederación
Labor
Bibliografía
AAVV (2010) La Argentina no era una fiesta. La clase obrera de Buenos Aires en el
Centenario. Selección de Fuentes, Cátedra de Historia Argentina II “B”, FFyL-UBA.
Bilsky, Edgardo J. (1985) La F.O.R.A. y el movimiento obrero, dos tomos, CEAL, Bs.
As.
Gilimón, Eduardo (1921) El anarquismo en los gremios, publicado junto con Ricard,
F, Fundamentos Biológicos de la Anarquía”, Talleres Gráficos Perú 1537, Bs. As.
López, Antonio (1998) La FORA en el movimiento obrero, Tupac Ediciones, Bs. As.
114
Oddone, Jacinto (1975) Gremialismo proletario argentino, Ediciones Libera, Bs. As.
---------- (1983) Historia del socialismo argentino, dos tomos, CEAL, Bs. As.
Zaccagnini, Antonio (1907) Desde la barra del Congreso de... fusión, Biblioteca del
Progreso de la Boca, Imp. a vapor Progreso – Lamadrid 260, Bs. As.
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Cuadro 1
Albañiles X X X X*
Aserradores X X X
Ayudantes y peones de
Cocina X
Caldereros X
Carpinteros X X X X*
Centro Obrero de
Mercedes X
Cigarreros X
Cigarreros de Santa Fe α
Conductores de Carros X X X
Conductores de Vehículos X X
Curtidores X X X X*
Fideeros X
Foguistas unidos X
Fundidores X X X*
Gasistas X
Herreros de obras X X X
Hojalateros de La Plata X
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Ladrilleros de Santa Fe X
Laminadores X X X
Panaderos ? X
Panaderos de Carlos
Casares X
Panaderos de La Plata X
Panaderos de Paraná X
Panaderos de San
Fernando X
Panaderos de Santa Fe X
Panaderos de Tucumán Xβ
Repartidores de Diarios X X X
Sombrereros X X X
Zapateros X X X
Notas:
La X marca participación.
*: Puede ser uno de los dos gremios que votaron a favor y el cronista de La Acción
Socialista no recuerda el nombre.
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