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Más allá del espejo

Más allá del espejo


Poesías

Compilado y corregido por

Marita Rodríguez-Cazaux

Editorial Dunken
Buenos Aires
2019
Contenido y corrección a cargo de los autores

Compilado y corregido por: Marita Rodríguez-Caaux


Ilustrado:

Coordinación Editorial: Belén de Urquiza


seleccion@dunken.com.ar

Impreso por Editorial Dunken


Ayacucho 357 (C1025AAG) - Capital Federal
Tel/fax: 4954-7700 / 4954-7300
E-mail: info@dunken.com.ar
Página web: www.dunken.org

Hecho el depósito que prevé la ley 11723


Impreso en la Argentina
© 2019 Autores Varios
ISBN en trámite
Prólogo

<inserte prólogo acá>


9

Analfaveto 

por Rodrigo Gaspar Acttis


Buenos Aires

Me reuso a usar la letra ache el dia de hoy

Amaneci uerfano de diccionarios

No es casual que los calvarios del abla 

Me traigan arto de exactos fonemas

Las diademas gramaticales mal amarran mi coerencia

Displicencia que me abita en la mañana inculta

Exibo este exilio inaderente a los mandatos ideograficos

Fácilmente condenable a una censura isterica

Prefiero esta erejía al astio de alardear en abladuria

Este ueco en el ambre de mi certeza

Esta torpeza que blasfema con su ocico burdo

Este absurdo más onesto que la istoria autorizada

Una ostil y malablada condición de mi arrogancia

La ignorancia de mi lengua es esta mísera elocuencia

Y me redimo de sentencias porque elijo el silencio

Pues mi idioma primitivo a terminado en las ogueras

En memorias pasajeras de echiceros ambulantes


10

El ispano no trasciende por la tinta de mi sangre

Soy tan mudo en este instante como el umo en las fogatas

Este ardor desinformado anela crédulo el desmadre

Quizá me encuentre más erguido en el preludio de la tarde

A la ora del café, que es donde exorta el remanso

Y esta ipotesis se abitue a la ipocrita cultura

De creer en coyunturas como erencia irremediable

Temo ilar la idea

De que mi veemencia se exonera

Solo para dejar a mis ijos

Algo más que estos uesos viejo

Carentes de sentido
11

Lucky de limón 

por Carla lucia Agüero


Buenos Aires
Hay amores que son como un cigarro,
más específicamente como un Lucky de limón, pero eso depende de los gus-
tos.
Pero sí,
hay amores que son como un cigarro.
Lo encendes,
después de encontrar el momento justo y sin perjudicar a nadie,
aunque siempre hay algún intolerante al humo.
O algún bondi dispuesto a llegar en el momento más inoportuno.
Le das esa primer pitada,
lo saboreas,
lo miras entre tus dedos,
que loco lo lejos que parece de acabar,
que imposible parece la idea de terminar.
Se siente bien,
y vas por más.
Y sin darte cuenta, ya está por la mitad.
Te sentís relajado,
bajaste un par de cambios y tus problemas parecen lejanos por unos minutos.
Sin embargo,
sabes que no es eterno, que no va a durar mucho más que otro par de pitadas.
Y aún así, mantenes tu serenidad.
Hasta esa última seca,
ese último beso,
que sin querer sabes que es el último
pero no queres que sea el último.
Hasta esos últimos milímetros,
que dejan un mal sabor, 
que son los que mas te suelen costar.
Y dudas, si dar esa pitada definitiva
o parar,
parar y apagarlo ahí.
Personalmente,
al Lucky de limón lo fumo hasta el final,
aunque hay amores que dejé por la mitad.
12

Certeza 

por Leticia Mirian Aldax


Buenos Aires

Y llega un tiempo
En el que la certeza de lo incierto
Se hace piel.
El ineluctable final
Te conmueve
Y sacude tus entrañas.
Los ciclos terminados te enseñaron.
Y aunque nada termine,
Y tal vez todo sea un cambio de forma,
Hay un final.
Lo insoslayable convida a un pronunciamiento.
Te conmina a una decisión.
Y la desesperación trae la paz.
Es un tiempo en el que lo inminente
Te hace tocar la Verdad,
Y sos certeza.
La inquietud trasloca en la tranquilidad
De lo necesario.
Y sólo queda la acción 
Hacia lo Auténtico.
Un pronunciamiento vital,
Necesario,
Certero,
Real.
13

Peces 

por Julio Almirón


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Dos labios inquietos


jugaron como peces
escondidos
debajo de la ropa
en un mar de segundos
allí besé
la comisura de su inquietud
resbalé de improviso
por el cuerpo de mujer
delicia de la noche
hecha de orgasmos
piel de cereza
hija de Neptuno 
cielo e infierno. 
14

La imagen del alba 

por silvina Alonso


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Un vuelo sagrado nos une en el poniente


se derrite la pasión entre besos de fuego;
juntas; surcamos un camino latente,
con caricias desnudas mi sed te entrego.

Ambas elevamos el aliento al cielo


cuando en rojo baña su entrega al amor;
inquieta naturaleza; piel del destello;
nos enredamos intensas, viendo alrededor.

Los sauces nos bajan estrellas con sus rimas;


es noche de cultivo, entre vino y frambuesa;
nuestros labios desmayan ante clara belleza
cuando quedan deseando y tu ser anima.

La luna refleja la sombra sin respuesta


nuestros cuerpos fusionan entre ron y café;
mujeres de espejos; lo divino y la fe;
el amor nos seduce en cada puesta.

Entrelazamos secretos femeninos


bajo el verano que calienta al vernos;
corre entre las piedras un río cristalino
te acuesto en mi orilla y volvemos a querernos.

Con esencias silvestres el aroma juega


perfumando el aire nocturno entre las rosas;
bebemos del néctar; miel y mariposa;
un último vuelo y la imagen del alba llega.
15

Objetos transicionales 

por Sofía Inés Altobelli


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Te busco 
como niña que revuelve la caja
de juguetes y sale al encuentro
de aquel rostro de plástico y cuerpo de tela
que viste con sus fantasías
y abraza fuerte cuando se siente sola.

Te busco para exhortarte con mi afecto


y declararte sin palabras mis necesidades
pues espero vengan impresas en tu frente

Con esa inmadurez


ese hueco, esa cuna fría
donde no tenga que abrirme
arriesgarme, solo aterrizar en silencio
sin compartirme, sin incluirte
sin promesas, ni expectativas
donde no haya intimidad
solo sustancias entrelazadas.
16

Amándonos 

por Juan Carlos Alvarez


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Cayó tu ropa, en la penumbra dulce


donde solo el aliento transitaba,
tu piel y mi piel, buscando una caricia
al compás del corazón que se agitaba.

Un silencio inusual y despiadado


envolvió la habitación que suspiraba,
tu cuerpo y mi cuerpo entre susurros
y tu boca y mi boca que se amaban.

El tiempo se detuvo en nuestras manos


habidas de sueños, despiadadas,
buscando entre besos temerosos
el oasis ansiado en nuestras almas.
17

Domingo 

por Maria Soledad Ameri


Buenos Aires

El lento Noviembre
atesora crisantemos en mi patio
Mi perro se lame una sangrante
herida y llora
Me rasco una alergia en el codo derecho
cansado
pues lleva días apuntalando
mi cabeza
Los chanchos devoran
las margaritas recién cortadas
en un único salto de fé
Afuera una procesión
sostiene el horizonte
La lengua blinda un desorden
imposible
ninguna palabra asoma todavía
sin nombrarte 
18

Hueco 

por R aúl Ariel Angeles


Buenos Aires

Hoy, estoy vacío.


Hoy se secó el mar, el ancho río.
La caminata empezada ha concluido.
El gran edifico, torre, puertas y ventanas,
ha vuelto a ser baldío.
La buena fe, la sangre que he vertido,
es sólo polvo… del polvo de un suspiro.
Hoyla luna, el sol, el cielo eterno
todo junto en masa informe a sucumbido,
decantando su existencia en frío averno.
Lo más bueno, lo noble que he tenido
fue arrasado
de cuajo, como hierba
que mala cabra, a devorado, en un momento.
Hoy ya no siento.
Y es tan grande esta falta
tan sentido
que no hay ya cosa dentro.
Porque, hoy, que nada encuentro
y que se ha puesto un punto fin
a mi destino,
sólo sé… 
que hoy, estoy vacío.
19

Esa Hora 

por Jorge Oscar Armanini


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Transitando acantilados sin apuros


no busco huellas ni atajos.
Encuentro un surco soñado.
Trepo un peldaño,
rozo un pequeño eslabón.
Es esquivo, se contrae, luce huraño.
Elevo la mirada lentamente,
percibo dos peñones imantados.
Son gemelos.
En la cima,
los que ayer fueron vertientes
hoy me incitan a sorber hasta agotarlos.
Miro hacia atrás admirando el valle fértil;
trémulo...en solitario.
Imagino está aguardando mis pasos.
Luego,
dos pendientes estremeciéndose tibias,
suaves, contundentes.
Más placeres que ahí están
como rogando el contacto.
Feliz; río, lloro, vibro, canto
sobre almíbar nacarado
procurando retomar el camino no lejano.
No lo logro. Me sosiego.
Es la hora intransferible del abrazo.
20

Duerme 

por Nelida Lidia Arya


Buenos Aires

Sé que te encuentras
En algún sitio…
Inmóvil. 
Inerte y suspendido

Entre la ausencia del blanco verano


Y las rosas negras… 
agonizando

En la lluvia que tiñe el viento


De invisible escarcha y voces
Y muertos ecos en el huerto

Sé que me aguardarás.
Perdido y delirante,
Cuando en mis cenizas anide
El canto de los pájaros…

Deambulando desolando
En tu prisa… mansa de abril.

Duerme.
21

El muro de los planteos 

por Ivo Ascurra


Buenos Aires
La vida, un rápido tajo que se escapa
en medio de bosques de cemento,
jardines de hierro que preguntan:
cuándo volverá la vieja primavera.

Nos movemos, sangramos de a poco


la reserva infinita y cautiva de pasiones viscerales
que subterráneamente esperan.
Así nacemos y morimos,
avanzando entre calles borradas
de una ciudad fantasma;
crece la infancia, eterna añoranza del
no-lugar;
un mapa sin señales,
universo díscolo que ha perdido
su gravedad.

Levantamos la mano para pedir


pero nadie te escucha,
el barullo te llueve seco,
el próximo silencio querrás que sea
entero,
eterno.
Levantamos mundos para habitar:
paraísos sin pecados,
infiernos sin calor;
un mundo de trenzas paralelas,
guiones para sordos,
palabras para todos.

La vida, una esquina híper transitada.


La velocidad es un vicio estéril
sólo engendra muerte, muerte, muerte;
signo feroz de la técnica moderna:
tu adrenalina mensurada, kilómetros por hora.
22

Aprendimos a respirar polvo y humo,


y nos ensuciamos y nos bañamos y nos perfumamos
para olernos rico;
somos, pero queremos más
nuestro porfiado gen de la codicia busca
sabores, colores, amores, dolores
más
para sentirnos mejor o peor, pero vivos en la piel
en el bloque sólido de carne que llamamos “cuerpo”
y agregamos eufóricos
¡el único testigo de la verdad!

La vida, larga barra de bar


solitaria pero ebria,
con una bandeja, un menú y doce copas
esperando con desesperada calma
historias de locos y tontos y héroes
que cuenten más de lo contado
y vivan más allá de lo probado. 
23

En línea 

por Marisol Aulicino


Buenos Aires

Y entonces no resisto
y vuelvo a espiar
la última vez que te conectaste.
Y compruebo 
que lo hacemos a veces 
con pocos minutos de diferencia.
Otras coincidiendo
y acabando juntos en línea.
Varias veces quedamos conectados
sin nadie escribiendo
mirando el fondo vacío
y escuchando el silencio.
Sé que ya no responderás
mis poemas improvisados
ni mis audios impulsivos.
Ni cambiará de color el visto
o pondrás me gusta a mis fotos 
cuando más lo necesito.
Pero tengo que confesarlo
vibro cuando estás en línea
pensándote, sintiéndote.
24

Soy Mujer 

por Marianela Balcarce


Buenos Aires

Soy mujer, 
me han maquillado,
quitado las plumas
me acusaron de bruja
Y no les alcanzó para desterrarme del mundo.

Si no fuera por mí 


los ríos y mares no vivirían 
la vida no existiría 
soy rosa
soy jazmín 
soy toda planta del mundo
soy la lechuza que todo ve.
La madre de la humanidad.
Soy mujer y tienes miedo
soy reina sin corona
Soy pequeña en la adultez 
Guerrera en la vida
Soy mujer, huelo el miedo,
quieres que sea tu perro faldero. 
Pero no, ten cuidado con mis espinas.
Puedes golpearme, 
callarme, intentar silenciarme
Mis hermanas me escucharán,
y en su justicia pagarás.

Soy mujer, niña y anciana


soy vida
y vos, sólo te engañás. 
25

Libro mayor 

por Hugo Barán


Buenos Aires

Y porque el acto oficioso nos remite


a un registro somero de lo actuado
el firmante en la plena posesión de sus cabales 
afirma, asegura, acredita dos puntos

Quedarse con el rastro de tu rostro de aquellos primeros tiempos 


con el primer cruce de miradas y la excitación y la exaltación de tu 
forma de alejarte al descuido con pasos estudiados.

Encolumnar tus cejas enmarcadas 


en una pronunciada línea tenue, casi ocultas, 
por un mechón castaño que hablaba del hambre a rebeldía,
confiscar la suave curvatura del cuello, 
y por qué no, también tus senos aguerridos, desafiantes a duelo 
de mis dos manos amanuenses 
que hoy y a duras penas articulan un adiós.

Quedan en caja, mientras llega la convocatoria 


de los acreedores de promesas incumplidas, 
un pañuelo de seda que aún conserva tus tibiezas, 
fotos con seres felices y abrazos y deseos, 
y además algunos besos sueltos 
a la espera de lo que el síndico disponga.
26

Pensamiento I 

por Germán Bardina


Buenos Aires

Volví. 

No recuerdo haber partido.


Quizás la memoria, el olvido.

Tal vez regrese.

Al silencio. 
27

Sin título 

por Elisabet Claudia Barros


Buenos Aires

Ir hacia la luz
seguir por el laberinto
pasos sordos
la desesperación
me hace desesperar
somos espejos
cada vez que miramos
y el olvido
todavía 
no llegó
28

Rezo 

por Pablo Barroso


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Que se apague la luz


y me guiñe un ojo la luna,
prometiéndome la noche.

Que haya una mujer en cada cama


y un beso en cada boca,
y que el vino no se acabe
para que los recuerdos me recuerden.

Que sople el viento


y mueva el mar con fuerza, 
prometiéndome las olas. 

Que mis amigos sean eternos


astronautas en busca del sol.
Que mis sueños se despierten
cobijando una ilusión.

¡Que mi mujer sea una estrella eterna,


y mis hijos dioses! Que Ciro sea un ángel.

Rezo que no se acaben las palabras Belén.


Y que haya fuego en las antorchas,
y sangre caliente en las venas;
para nunca faltar a mi vida, para ser tu vida.
29

Reflejos 

por Virginia Maria del Carmen Basilico


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Un agujero de sombra en la pared


ha dibujado mi cuerpo junto a la luz
y al poema que no merezco.

Miedo de ser dos frente al espejo,


ella y yo en la oscuridad,
ella en silencio.
El espejo se expresa por sí mismo
para no verme cubierta de grises cenizas.

Es el ritmo de la danza tan temido y esperado:


ver sin ser visto.
A la mirada del sapiente logra ultrajarla una esquirla
del espejo roto.

La pared nada refleja.


Ni vibra ni tiembla.

El espejo sólo avizora dos espíritus que juegan.


al juego de entrar y salir de su dorado marco.
Atrapa espíritus en un segundo que indaga el alma,
deseando penetrarla e invadir su cosmos.

Amanece y ambas hemos quedado inmóviles en su interior.

El espejo nada refleja ahora.


30

Mi raza 

por Martin Battini


Buenos Aires

Pueden estrecharse la mano pero se estrellan el puño, pueden admirar el galan-


teo de las águilas pero se obstinan con la ajetreada labor de la hormiga, pueden
celebrar una fiesta pero prefieren asistir a un velorio, pueden galardonar a
sus héroes pero condecoran villanos; tienen una paleta llena de colores pero
pintan todo de gris, tienen la música pero eligen el ruido, tienen un rostro pero
escogen las máscaras, tienen al hombre pero inventan la máquina; flamea en
lo alto la inmaculada bandera de la paz pero ellos la manchan con sangre y
la agujerean con balas entonces me canso, desenfundo la pluma le cargo un
cartucho de palabras y disparo a quemarropa este poema!
31

Ella... 

por Beatriz Belfiore


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

La madreselva trepa, indómita, los muros del viejo caserón.


Un drenaje de nostalgias a corazón abierto
recorre las calles que Carlitos extrañó.
La vitrola expresa su congoja, como un lamento,
mientras María baila del brazo de El Varón.
Su estampa se refleja en ladrillos corroídos,
veredas, esquinas del solitario callejón.
El tango se adentra en arenas movedizas…
un puñado de experiencias perdura
en la melodía que inspiró.
Así, Malena y las rubias de New York
viven más allá de su época…
mixtura porteña, con sello de autor.
Ella, la pensadora del sentir discepoliano…
la musa incondicional de Homero.
Ella, acurrucada junto al fuelle de Pichuco,
se queda para siempre en su cultural acervo:
Pugliese le regala un ramo de notas,
de la mano de Astor pasea por Callao...
bajo la lluvia, con Cátulo, toma el último café.
El compadrito se pierde en los suburbios por ella… 
Ella, la poesía de Buenos Aires,
agita los recuerdos y permanece…
32

Silencio 

por Silvia Beltrán


Buenos Aires

En un silencio 
Guardé pequeños instantes,
Que reflejan esos otros espejos 
Que sujetan verdades,
A veces inconfesables 
A veces dolorosas,
Que obligan 
A estos labios 
A callar.
33

No-nos 

por Maria Jose Bozzone


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

No.
No nos amamos.
Nos quisimos.
No.
No nos quisimos.
Nos tuvimos.
Nos tuvimos todo lo que una mujer 
y un hombre pueden tenerse.
Con-tenerse.
Tejimos nuestras soledades
sin disimulos.
Curamos nuestras heridas
dejando a la vista las cicatrices.
Nos leímos poemas sin dedicatorias.
No nos elegimos para la herencia
ni para la descendencia.
Nos elegimos para la vida.
Esa vida que embiste hasta la muerte.
Compartimos la muerte.
Nos con-partimos.
No nos amamos. 
No.
Nos a-miramos.
Nos a-muramos.
Nos moramos. 
34

Oprobio 

por Sebastian Brea


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

La soledad, se ofrece en orfandades;


Pues gran parte, del tiempo, vivo ausente.
Es un ademán, violento e inconsciente:
Que me aleja a distancias proverbiales.

Te aparto, brutalmente de mi psique.


El silencio lo vuelvo corolario.
Precipitó el final del calendario,
Sin un día, mi bien, que te dedique.

Te ignoro, por afán de la ignorancia.


Por malicia, horrores, arrogancia.
Por olvidos, por juicios sin condenas.

Por delito y castigo del oprobio.


Si era amor, no se arrastra con cadenas;
Como arrastra el condenado… tanto odio.
35

Brevísima Historia de Amor 

por Edwin Germán Britte


Buenos Aires

La vio venir, ondulante,


de paso elástico cual felino.
Ángel y pantera
al mismo tiempo.

Se detuvo el mundo
para él;
y entre ilusión
y fantasía,
creyó que a su encuentro
ella venía.

La olió pasar…
¡sin una mirada siquiera!

Se dio vuelta,
la vio irse,
vistiendo, azul, su aureola,
llevándose, sutil, su fragancia.

…Y la miró perderse en la esquina.


36

De perder 

por Rocio Calvo


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Igual trato de invocarte


Usar mi poder secreto
En el fondo se que existe
Ahi lo tengo bien guardado
Por momentos no me acuerdo
Se me escapa. Desvanezco.
Soy una nube amorfa
Que nadie mira ni abraza
Tengo miedo de mi cielo
Mi futuro y de mil lunas
De perder todo mi encanto
Convertirme en más chiquita
Muy pequeña. Diminuta.
Imperceptible y apagada.
Una cosa en un costado
De esa gente que acumula
Y perderme en tanta mierda
Tanta mugre y papelitos
Que un día me tape el polvo
Enterrada entre mis libros
Que ya no me encuentre nadie
Sin hablar. Ahí en el fondo.
Me convierto en una estatua
Piedra polvo y el vacío
De que no me busque nadie
De ser esto que describo
De perder todo mi encanto.
De perderme.
Del vacío. 
37

Casa vacía 

por María del Carmen Capristo


Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Dedicado a Mabelita
Hace años que
no se escucha
tu voz en la casa.

Dejaste encendida
la juventud en tu
vestido blanco.

No te encuentro
imagino verte
cuando corrías
a los brazos
de tu hijo
él todavía
quiere estar con vos.

Te fuiste cuando el
cielo empalideció

II

Imagino tu regreso
los jazmines suplican
tu llegada
entras por la ventana abierta.

En un rincón
tu cama llora
las paredes se
descongelan
al no verte.

Un fulgor
estalló sobre la casa.
38

Despertar 

por Ema Gloria Cecotti


Buenos Aires

Los querubines, vigilantes del hermoso jardín,


me abrieron las puertas y el Verdor me invitó a pasar... 
39

Paisaje 

por Jorge Atilio Ciminelli


Buenos Aires

A mis pies el lago majestuoso


de verde y cristalina esmeralda
recibe la caricia perentoria
del viento transformado en suave brisa
que con sus dedos aireados de ternura
apenas sus aguas movilizan
para darle al paisaje milenario
estancado a la orilla de los tiempos
un aspecto de cuadro no pintado
una obra que el artista no ha soñado.

Y en medio de la paz que me subyuga


rodeado de montañas y de bosques
flotando en el verde y en el ocre
saciándome en el aire perfumado
me contraigo y me encierro en mi sosiego
sintiéndome pequeño y extranjero
a la hora de la siesta sin horario.

Obligado por la magia del momento


en perfecta armonía con el medio
cierro los ojos y percibo extasiado
fusionado entre la tierra y el viento
el llamado del paisaje que me dice
que ya no soy un paria sin destino
un pobre huérfano a la vera del camino
sino uno más en el paisaje hospitalario
que me adopta sin ninguna burocracia
sin mediar antecedentes ni prontuarios
acobijándome en un acto generoso
entre sus brazos eternos y sabios.
40

Congoja de amor 

por María Elena Cimino


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Cuando el amor te resultó negado


encerrando tu dolor y tu tormento
fue la playa el escenario alado
que acompañó tu corazón sediento.

Necesitabas tal vez esa grandeza


del mar que como amigo y confidente
se uniera a ti a crear fuerte entereza
y no morir como el día en el poniente.

El viento borrará tu desventura


llevará lejos lejos tus clamores
y el mar y la arena y su hermosura
ayudarán a presentir otros amores.

Aunque es triste una ilusión perdida


la vida como el agua siempre gira,
no se frena, su luz está encendida
como el sol que ilumina a quien lo mira.
41

Conmoción 

por Beatriz Cipullo


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Necesitaba ese abrazo,


la profunda y abismal conmoción,
caleidoscopio de sensaciones,
que surgió desde el fondo de la sangre,
como si un río sin tregua
recorriera las venas.

Necesitaba el toque de esa voz,


magnetismo de hilos invisibles,
el eco tan sutil, tan conocido
que acompañaba caricias sin urgencia
como una sinfonía de tonos fluorescentes.

Necesitaba palpitar esa emoción


que tembló en los huesos y en la piel,
revivir el mágico conjuro
de una caricia tenue, temerosa,
frágil como luna de cristal
suspendida en la punta de los dedos.
42

curva 

por Ludmila Clemente


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Donde dobla el resplandor


a la hora exacta de la Luna
desaparecen
la mirada perdida
la presión de los Cuerpos
y mi más bello poema,
el de los magnetismos.
A la hora exacta de la luna
bailan las cicatrices
del arte que ama
con sublime Ritmo natural
su caótica
Belleza. 
43

LXIII 

por Patricia NB Corrales


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Leve el mar
La sal
La marea
Sonríe tu tristeza
Sol temprano
sobre el descanso
Nadie conoce el desamparo
Nadie recoge tus hilachas
Nada sobre la mesa después de la estampida
Un hombre dueño de tanta miseria
Un hombre hecho de piedra
Un depredador del amor
La marea escogida
La sal ahonda el dolor de tu carne herida
Leve el mar para tu peso
44

Mi patria 

por Nicolas Alberto Crescente


Buenos Aires

Simplemente es el lugar donde nací


Mis padres, mis abuelos, mis hermanas
Donde aprendí semanas tras semanas
Y donde alegremente jugué y crecí.

Es el libro donde leí viejas historias


De algunos que no fui y sigo siendo
De esta tierra tenaz voy aprendiendo
Y que no tiene olvido en mi memoria.

Es ese sol que sale en mi bandera 


Es el himno que canto emocionado
Es el amor que tengo a mi costado

Sufriendo por lo mismo que me apena. 


Mi patria es bendición y no anatema 
Y donde, al final, seré enterrado. 
45

Bella 

por Javier Alejandro Crovo


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Floreciente en cada mañana


Eres mi faro 
Mi guía, mi luz
Tus ojos mi sendero 
Alegría tu sonrisa 
Esperanza de vida 
Eres mi sol hoy 
Bella eres tú 
Reluciente en el anochecer.
46

Y me prohibí olvidarte 

por Stella Maris Daminski


Buenos Aires

Y me prohibí olvidarte. Y aquí estás, de vacaciones en mi mente, con tu es-


tadía reservada siempre en el penthouse de mi corazón. Y aquí estás, hoy por
ejemplo, en este frío y lluvioso día de invierno, en donde un vaivén delirante
de recuerdos, me secuestra por un rato. Y el tiempo hechizó la historia, vos
con tu vida, yo con la mía, en esta mágica conspiración de desencuentros, que
definitivamente nos llevará a encontrarnos algún día. Y te invito un café, y una
canción me lleva al lugar exacto en donde nos conocimos. Y entonces, antes
que la realidad me devuelva a la diaria rutina, te cuento que, simplemente, me
prohibí olvidarte.
47

Como era mi madre 

por Mario Daus


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

De sonrisa dulce,
y de mirada tierna.
De bella silueta;
y sentimientos buenos,
de manos extendidas
y andar femenino;
de voz agradable,
y ojazos azules;
de sueños truncados;
y bellas canciones;
de arrullos y besos,
así era mi madre;
y así la recuerdo.
De gesto amoroso;
así la recuerdo,
mirar candoroso.
¡Y tanta tristeza!
Y a veces golpean,
golpean de a ratos;
y extraño su sonrisa;
su abrazo que me
cubre;
y su voz que me llama. 
48

Amantes siderales 

por Beatriz De Maniglia


Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Distraída y tejiendo pensamientos
que se enredan 
en un sutil encaje inconsistente,
sentí caer la tarde
sin prisa del invierno.

El terso azul profundo


fue paleta del cielo.
Arriba, rescoldos del ocaso.
Abajo grises, ausencias, 
soledad…silencio…

No lograba entender lo que veía:


el color, la pasión,
la orgía de belleza,
la intimidad desnuda
la perfección eterna…

Allí estaban las dos, enamoradas:


aquel enorme brillante con luz propia
y un tercio de medalla 
incandescente, con oros
que emulaba.

Fue un romance fugaz; 


un breve encuentro
porque la tímida cita concluía
y con divino pudor por occidente,
cayendo, se escondían.

Milagro y magia para mis pupilas; 


un desenfado para los poetas
que podemos fantasear irreverentes,
al amor que se entregó la Luna
cuando Sirio acarició su frente.
49

El despertar 

por Marta Del Fueyo


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Me despabila la luz que entra por la raja de la cortina.


Abro los ojos
e inmediatamente los cierro
para poder ver las palabras que dejaste al pie de mi cama, 
dulces y tiernas,
haciéndome saber que estuviste por aquí,
sigilosa y nocturna, acurrucada en mi sueño
para no despertarme.
A esa misma hora,
tu encuentras mis palabras
al pie de tú cama,
haciéndote saber que estuve por allí
cuidando tu sueño, acariciando tu pelo,
viendo tu sonrisa y enamorándome otra vez…
Tus palabras amorosas
y las mías, amantes, se cruzaron 
en el intangible espacio que cruel
y largamente nos separa.
Ojalá fuera menos,
ojalá fuera nada…
Y ya estuvieras junto a mí…
en esta misma cama.
50

Lo mínimo 

por Lucía Domínguez


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Escapémonos a cualquier rincón del mundo y charlemos de nimiedades.


Discutamos, por ejemplo, por qué los pulóveres de abuela siempre pican, a
diferencia de los comprados. 
A dónde iríamos primero si pudiéramos volar. 
O volver el tiempo atrás. 
O si existieran capas de invisibilidad. 
El sol o la luna. 
Los rolling o los beatles.
Año nuevo o navidad.
Inventemos juntos una solución a los auriculares enredados, a las narices frías
y a la nostalgia de domingo. 
Quiero cerrar los ojos y adivinar la silueta de tu rostro con mis dedos mientras
tarareás una canción que escuchaste en la radio y no te podés despegar. 
Que te rías de mí porque el café caliente me empaña los lentes y me ría yo de
vos, de tu risa que me hace cosquillas en la espalda. 
Escapémonos y disfrutemos de lo mínimo, que al final es lo único, porque en
el fondo es todo. 
51

¿Por qué dejamos de intentarnos? 

por Ayelén Duarte


Buenos Aires

El cielo que explota en una tormenta


el bondi que es nuestro refugio
vos que siempre sos el mío
la música que pone el colectivero
nuestros cuerpos en sintonía
tus besos en mi piel
las lágrimas en tu rostro
el caos afuera
el caos dentro tuyo
mis manos que se parecen al mar
las tuyas que las rechazan
mi sed de afecto
tus ganas de gambetearla un poco más
mis preguntas infinitas e insoportables
tu carencia de palabras a la hora de responderlas
la autopista muy traficada
los gritos que nos impiden hablar en voz baja
tus silencios cada vez más recurrentes
y menos oportunos
las gotas de lluvia en la ventanilla
Aristimuño de fondo
mi amor excesivo
y asfixiante
el tuyo pequeño y complejo
mis más
tus menos
mis sí
tus no
mis intentemoslo otra vez
tus otra oportunidad para perder
mis ganas
la ausencia de las tuyas
nuestras vibraciones
básicamente distintas
52

y nuestra conexión
inexistente.
Así que si alguien te pregunta
alguna vez
por qué nos dimos por vencidos antes de conquistar por completo el territorio
del afecto que nos teníamos
vos contestale
estábamos en el lugar incorrecto
el día incorrecto
la lluvia
y el colectivero,
esa música
y la gente que no nos dejaba hablar.
Pero nunca nosotros.
Porque asumir que estábamos cansados de intentarnos
es incorrecto
yo nunca me di por vencida 
sólo dejé que te fueras.
Sin mí.
Entonces decí
básicamente no estábamos hechos para estar juntos
y no era nuestro momento.
Porque vos no vas a asumir ninguna culpa
y yo nunca hubiese querido
disolver nuestros recuerdos.
Decilo
pero que se te note en la mirada
la nostalgia de saber que vos sí te rendiste demasiado rápido.
53

Nuna Inti 

por Flavio Dufey


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Estambres de luz, flor sideral de pétalos cósmicos.


Decoras la ventana de mis sentidos lumínicos.
Polen de estrellas, tallo de estelas critalizadas.
Habitas mis rincones sombríos, iluminándolos.

Sol dentado, cuerpo vegetal de forma nebular.


Iluminas mis oscuros pensares distantes.
Savia sanguínea, transitas las venas universales.
Omnipresente, orbital, planetario neuronal.

Aurora boreal del trópico de capricornio.


Que tus luces sigan llenando mis pupilas.
Cometa terrestre, raíces de rayos fosilizados. 
Estás en cada átomo de oxígeno que respiro. 
54

Hilos de luna 

por María Victoria Escoz


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Escribo 
para hilvanar los hilos
esos hilos sueltos 
que son el aire 
que respiro 
enmarañados 
enredados 
en telarañas de sol
y de escarcha.
desordenados.
Hilos de luna 
de sal
de luz
de sombras
Me tropiezan 
una y otra vez
me gritan 
me susurran
Los hilvano
uno a uno 
les doy las formas
más disparatadas.
para desarmarlos 
y desarmarme 
para salir de mis telarañas.
Escribo para escribirme.
55

De amores muertos 

por Ricardo Jorge Espineira


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Adónde va el amor cuando se muere


Adónde van los susurros y los besos
Adónde van las ansias de estar juntos
Apretadas las manos como en rezos.

Desgarra el corazón haber perdido


La esperanza de un mañana luminoso
Hoy sólo quedan retazos de ilusiones
En un presente vacío y doloroso.

La cama se ha enfriado y con la cama 


Se ha enfriado también el sentimiento
El tiempo ha desgastado nuestras almas
Convirtiendo la vida en un tormento.

Cuando tener razón es lo que importa 


Se enseñorea, muy cruel, la intolerancia
Y hoy las palabras que antes nos unían
Han puesto entre nosotros la distancia.

Se han marchado los gestos amorosos


Y en el juego perverso de darlo por sentado
Casi sin darnos cuenta, imperceptiblemente
No se murió el amor, lo hemos matado.
56

Redención 

por Alberto J. Armando Espinoza


Buenos Aires

Cuántos rostros se fueron olvidando


Con amigos que jamás conoceré,
Como el tiempo ajeno que gasté
Los inviernos se fueron desojando.

Consumiendo delirios malgastados


Perdiendo todo amor que no busqué
Tratando de encontrar algún porqué
Viviendo simplemente respirando.

Estado misántropo que domina


Coraza que enferma el corazón
Negándole que piense o decida

Venciendo a voluntad a la razón,


Sus manos agotadas y vencidas
Suplicando encontrar la redención.
57

Hay un sueño lento que sabe 

por Pablo Ernesto Espósito


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Hay un sueño lento que sabe


A tréboles en flor,
Y la caricia tierna de quien
Anhela esta poesía natural.
Existen en el camino músicas
De la tierra misma que fuerzan
Al hombre a seguir andando.

Tras las flores de la tierra misma,


Hay poesía de vos
Y el cariño que guardo,
Para seguir queriéndote en silencio,
Buscándote desde lejos.

Aguarda la esperanza sufriendo


La agonía que quizá la lleve a la vida.
Y muy cerca está mi amor
Latiendo apresurado por decirte su verdad,
La que el tiempo juzgue de cierta,
La que tu mano teñirá de azul,
La que tu corazón acepte,
Para darle un suspiro a tantos silencios que guardó,
Para que sea bella, y más pura.

1977 
58

Por momentos 

por Martín Estévez


Buenos Aires

Intento soslayar la soledad


y lo logro
por momentos.
Quizá, por momentos también,
puedo verme hasta valiente.
Por momentos callo
callo y río
beso labios, rojos labios
y río.
Siento pieles que me rozan
y caen
también
hacia el piso ya mojado.
Por momentos,
y sólo por momentos,
quiero creer
y creo
veo cielos despejados
percibo aromas
frescos
que supe regalar.
Oigo silencios que hablan de amor
y por momentos
puedo verme hasta valiente
venciendo miedos
que aún
hoy
ni siquiera están presentes.
Por momentos lloro

lloro
lloro y río
caigo
y lloro
59

pero ya no río,
por momentos no río,
lloro sin cesar.
Hoy 
seré yo quien regale mis lágrimas
para no ensuciarme de soledad
por momentos puedo lograrlo
puedo verme hasta valiente.
Más hoy
creeré en ti poesía mía
porque eres mía 
como mi llanto
porque eres mía
mía
como mi risa.
60

Brindemos 

por Florencia Fernández


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Brindemos por las palabras que no dijimos,


por las miradas que no cruzamos,
por los besos fríos que congelan pasiones,
por las veces que deseamos y no hicimos
y por los sueños que dejamos escapar.

Brindemos por las lágrimas perdidas,


los mensajes de voz,
los insomnios y el orgullo que nos impidió llamarnos cuando lo que más que-
ríamos era escuchar la voz del otro.

Brindemos por el tiempo desperdiciado y las millas que nos separan incluso
estando a un metro de distancia,
brindemos por los vacíos,
por la muerte de las mariposas,
por los portazos y especialmente por las palabras que perdieron significado
con cada odio reprimido.

Brindemos por nosotros y por el amor que nos tenemos.


61

Similitud 

por R aúl Fernandez


Buenos Aires

Caminos que no figuran en ningún mapa


donde el monte los cobija. 
¿Los cobija?
Descalzos, casi desnudos.
Hijos de La tierra y de alguien
que no pudo darle más que la vida
pues su cabeza está rota.
Rota de pensamientos
–de no saber de no entender –
Huerfanitos de pies descalzos perdidos en el monte
descarnada pintura de lo que somos 
y no queremos ver.

Ciegos por elección, en el fondo somos como ellos.


¿La ciudad cambia nuestra condición de huérfanos
o el ritmo febril la disimula? 
No la cambia, la acentúa porque tenemos lo que ellos no.
¿Y qué tenemos?
Hijos de la misma Tierra
arrastramos nuestras miserias en forma distinta,
disimuladamente, hipócritamente.
Huerfanitos de pies descalzos casi desnudos perdidos en el monte.
¡Cuánto tenemos que aprender!
62

XXIV 

por Guillermo Ferraro


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Ahí está
nadie la ve
nadie la percibe
nadie la siente

pero ahí está


envuelta en ese extraño
manto de piedad
que disfrazó su fe
sosteniéndome
desde algún lugar
sujetando los hilos
que cuelgan de mis hombros

ahí está
trayéndome el recuerdo
del chico
asustado 
recluido 
atado 
a su sombra
esperando
que le suelten la mano

ahí está
demorada
perdida 
logrando persistir
y queriendo ser aire
entre las cenizas 
esparcidas
de ese puente
que aún sigo
cruzando.
63

Hijos de las Máquinas 

por Julian Ferreira


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

El tiempo pasa.
Debajo de las uñas siento la piel curtida, 
el metal y el agua fría, 
las gotas de grasa que me recorren la espalda.
La garganta llena de flema y sangre.
Entre los discos de la columna
el líquido espumoso hirviendo sobre el acero.
Mientras, pasa el tiempo. 
Los coches dejan de escucharse, 
los pájaros desaparecen de las ventanas. 
Trepa por el pulmón de la manzana, 
entre caños y cables, el hollín, 
deja su marca. 
Imborrable en la memoria de los pibes
que se asoman y miran desde las medianeras, el patio,
vacío y sucio. 
Afuera, la gran ciudad, 
caliente todavía, prohibida para ellos,
desaparece. 
Mientras, el tiempo pasa.
Se hace de noche, de a poco,
yo sigo trabajando a cambio de nada, 
como los demás. 
Hijos de las máquinas, 
fumándose las horas, adorando pantallas,
desesperados de belleza,
orgullosos de ellos mismos, 
ebrios de toda esa guita que no tienen.
Y no van a tener. 
Nunca. 
Mientras, el tiempo pasa.
64

Aposté a la ficha equivocada 

por Maida Filippini


Buenos Aires

Te vi, como quien mira, a alguien, al pasar.


Te vi, y te acercaste sin dudar.
Hablamos de la realidad.
Nos despedimos, sintiendo algo más.
Solo fue un día, un día, nada más.
Penetraste el corazón. Y hoy estoy desorientada.
Tomaste lo que quisiste; y luego viene el adiós.
Quise que fueras ese amor.
Cupido escupió la flecha del momento.
Seguiste mis pasos y las letras hicieron el honor.
Palabra por palabra, nos fuimos conociendo.
Solo bastó un día, para encontrarnos en un beso.
Palabra por palabra. Hoy ya no son nada.
No supe distinguir, entre el amor y solo un momento.
Y parte de mi, se fue perdiendo.
El juego de Cupido es traicionero.
Nos hace apostar compulsivamente hasta perdernos completamente.
Aposté a la ficha equivocada. Y hoy busco el número exacto para volver a
intentarlo. 
65

La nena callada 

por Natalia Francini


Buenos Aires

Hay una niña que vive en mi pecho.


Siempre ha estado ahí.
Siempre.
La niña quiere hablar, siempre quiso y nunca pudo.
La nena calla y llora lágrimas invisibles.
Calla como siempre calló.
Llora como siempre lloró.
Está ahí, siempre escuchando, siempre callando.
Hoy quiere hablar y decir todo lo que calló tantos años.
Quiere decir cosas sucias, cosas tenebrosas, 
borrosos recuerdos que guardó en su pecho, 
mi pecho.
Y no puede...no quiere.
Porque es mejor así.
No armar revuelo, no decir.
Además ya nadie puede oír.
Quien puede cuidar ya ha partido
O ha dejado de cuidar hace tiempo.
A la nena se le atragantan las palabras.
Las confesiones le quedan atoradas en la garganta.
Y la nena llora, una vez más,
sola, en mi pecho,
moja mi corazón 
y los recuerdos. 
66

Trayecto 

por Franco Freijomil


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Las calles vacías.


La noche boca abierta.
Pedazos de cuadras bajo sombras de faroles que no alumbran.
Gatos que te miran con el filo de la Luna en los ojos.
El silencio grande y espeso.
La neblina.
El ruido de tus pasos.
Los autos a lo lejos.
Alguna murga de gente que va recibiendo al viernes.
Profundidad en los ladridos de los perros que están aquí, allí
y más allá también, 
un poco más libres, -pero que, sin embargo, no parecen aún felices.-
Autos abandonados decorando los cordones.
El tren, tal vez el último expreso de la noche
que abierta en pentagrama lo recibe.
Un auto que atraviesa la ruta a doscientos metros.
Lo oigo acercarse,
pasar,
y alejarse.

Los grillos: en todos lados, como la noche estrellada sobre el pasto.

El portón que suena hace veintitres años igual.

La casa de mi abuela.
El lugar donde detengo mi registro para entrar a su encuentro. 
67

Saborear 

por Daniela Funcia


Buenos Aires

Saborear el beso que teje una promesa,


saborear la fragilidad de la piel recién inaugurada,
saborear las palabras tibias y las que queman,
saborearte hasta gemir,
saborear ese recuerdo que no quiso huir,
saborear el golpe que enderezó mi suerte.
Masticar la amargura, hasta poder saborearla,
saborear tu inocencia en patines.
saborearme, padecerme, concederme,
saborear los blancos logrados en los grises,
saborear un paseo en tu mirada,
saborear el lunes con sabor a sábado,
saborear el café que te piensa,
saborearte a la distancia,
saborear el fruto de la decisión, con su jugo ácido y dulce,
saborear el silencio de los grillos,
saborear las rayas negras de mis páginas tachadas, 
saborear tu perfume, aunque no te toque y aunque no te vea,
saborear el tiempo que se acorta a tu abrazo,
saborear la convicción, lo lógico y lo absurdo,
saborear la sombra de tu enero,
saborear mi libertad.
68

La espada de la mentira

por Maria Del Carmen Garcia


Buenos Aires

No me olvides por favor, oh Señor mío,


que tu voz sane el llanto que me oprime,
tu palabra sea lumbrera en mi camino;
y tu brazo me sostenga y me levante!

No se turbe, oh Dios el alma mía,


ni se inquiete el corazón sin esperanza,
arde en mi la ilusión de tu presencia;
derramando a tus pies toda mi alma!

Imposible evadirme de tus ojos,


eterno amor en tus brazos dormida,
palpita el corazón en el silencio;
No me dejes Señor pues moriría!

Que el fuego de la noche no me queme,


ni el río caudaloso me arrebate...
que el viento y la tormenta que me azotan;
Se ahoguen en su furia sin tocarme!

Sabré entonces mi Señor, mi buen amado,


que me has guardado mas allá de tiempo,
que habito debajo de tus alas...
La niña de tus ojos, el hueco de tus manos!

¡El manto que me cubre, la luz que me señala; 


la senda de la vida, hasta que raye el alba!
69

Réquiem... 

por Javier Garzón Torres


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

El tiempo, ese tirano.


Y el espacio en que no estás...
Mi vida en vos, partida.
La esperanza del reencuentro,
la triste despedida.
El silencio del sol,
el aullido de la luna...
Las cenizas de mis sueños rotos
esparcidos en la Isla, 
¿el viento reparará?
Nuestra infancia se despliega
en tus flechas de arquero,
en mi espada de guerrero...
Desde la oscuridad de mi alma
hasta la luz de tu espíritu,
voy buscando tus abrazos
que cubrían mis vacíos,
escapando de amores peregrinos...
¡El fin vendrá!
Al fin, mi hermoso amigo.
Sin lamentar infiernos,
sin desear paraísos... 
70

Antes 

por Jorge Ernesto Gavilán


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

algo más que existencia hay en el podría


sueño impuro fiebre temblor rabia 
noche de cristal lengua oscura de silencio
encuentro y después búsqueda
el día antes en el sol de la mañana
71

Quizás somos nuestros errores 

por Candela Gelabert


Buenos Aires

Sus pies giran en círculos.


Sus brazos extendidos hacia el cielo.
Yo río,
deleitándome con la visión de una felicidad tan pura
tan natural,
tan ajena a lo que yo represento.
Sus ojos se posan en mí
con ese brillo de una antigua sonrisa aún en ellos
cuando toma mis brazos para que me una al movimiento,
y sé que no merezco su sonrisa.

Mi mente enumera mis defectos


mientras mis pies son obligados a moverse pero,
¿no tenemos todos algún defecto?
Cuando devuelvo su mirada
pienso en todos los errores que nos permitimos cometer,
en todos los pasos en falso y los arrepentimientos,
en todas las veces que quise volver atrás, y no pude.
Pienso en su felicidad al verme girar
y, mientras me permito ser feliz por un rato
pienso que
quizás
mi mayor error siempre fue no perdonarme.
72

Parque 

por K arina Giaconi


Buenos Aires

No hagas de la tristeza
un parque nacional
(que se protege
con especial cuidado
para que sobreviva 
su natural belleza),
sólo escúchala
y déjala ir.

Un susurro de viento
roza mis oídos.
No, no es viento,
es un tibia sensación,
es tu voz
tratando de tocarme.

Dejé la puerta abierta,


puedes pasar
amor. 
73

Verdugo 

por Miriam Gomez


Buenos Aires

Bruma en el tedio de lo absurdo,


caleidoscopio negro
que no vislumbra la verdad.
El verdugo danza
en el imaginario de los ciegos.
El verdugo mata,
en las pupilas dilatadas
por el llanto del hambre.
La bruma avanza,
con su danza implacable
enturbia la noche y el día,
la magia 
y la sucia memoria vencida
Salta 
entre las piernas abiertas
de la tarde,
seduce a los dormidos
con su languidez blanca.
El silencio 
se adueña de las palabras,
ya no hay ojos para esas páginas
que anulan toda sustancia. 
Y nuestra realidad
se escribe con sangre,
en las costuras defectuosas
de esta siniestra ciudad. 
74

Dos de copas 

por Martina Grane


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Vaya una a saber


cuál es la etiqueta de esta noche
de vino
aroma al amanecer sin 
ropa con dejos de cordura púrpura 
intensa, fragante, frutal 
dulce el vino
se va en bailes
o postes de luz que me prestan
equilibrio 
la etiqueta de la noche siempre
catada por un buen marketinero.
Aún
cuando me olvido qué decía
fluyen las sensaciones de algo que vino
y se fue primero
la colita de pelo tacos vestido medias
el corpiño y la tanga
y quedó la culpa
cuando el vino se fue de mi
boca vacía de su singular cuerpo
ya no apta para acompañar un plato vivo
me limito a mirar
silenciosa y añeja
tu sueño.

La noche aclara en mí, una mujer


que se disfraza en cantos de pájaro 
y escapa manchada
de cielo marchito,
hojas de vino seco
culpable de encubrir
al poste que hicimos cama,
balsa
75

para salvarnos
de resbalar por el precipicio
del mundo nos sostenemos
entre nuestros brazos
como un par.

Le pertenezco a la noche
soy oscura en cada hora
cuando el día se desnuda yo
me reflejo 
en tu mirada jugamos a ser
eternos
entre copas.
76

Sin título 

por Fernando Guzmán


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Pienso 
en los que esperan:

el final del encierro,


la caricia oportuna,
la paz del Infinito,
el alto al fuego ahora,
la calma del abrazo,
el plato de comida.

Y yo parado aquí,
sólo pido el otoño.

Me hundo malherido,
privilegiado, 
absurdo... 
77

En cantada 

por Micaela Magalí Harispe


Buenos Aires

Canciones que insisten y me habitan


Canciones que envuelven, abrazan, acarician.
Canciones del desvelo,
Canciones que ahuyentan soledades,
que barren tristezas,
que le dan sentido al extrañar.
Canciones esperanzas, amaneceres.
Canciones que se resignifican inesperadamente, 
Que nombran cantando lo que no se puede decir de otra manera.
Canciones soñadas, sembradas, pintadas.
Canciones en el viento,
a corazón abierto
cantadas en un susurro que arrulla.
Canciones ofrenda, regalo del alma
Canciones que despiertan amor,
que encienden.
Canciones con fundamento,
canciones prohibidas, 
que luchan, resisten, que matan.
Canciones con olor a pueblo, con historia.
Canciones que hermanan
que se asoman por la garganta,
que salen por la ventana.
Canciones paisaje,
canciones alrededor del fuego,
cantadas a la luna llena.
Canciones constelaciones,
canciones que eclipsan,
canciones universo.
Canciones de la suerte,
amuletos sagrados que acompañan.
Canciones de la vida y de la muerte.
78

Te perdí 

por Adriel Ibañez


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Por miedo te perdí,


Sin antes perderme primero,
Pensaba que todo lo que tocaba,
Se convertiría en oro,
Ahora sé que solo se convierte en piedra.
Mientras la conciencia,
Se perdía en algún refugio,
El impulso se coronaba,
Dejando heridas como huellas.
Te perdí sin saberlo,
Ni los minutos te despiertan,
Cuando la prisa es más fugaz,
Que la constancia.
Te perdí y la pena me susurra,
No te olvides que de olvidarse,
Hasta los recuerdos dudan de su existencia.
Te perdí y ya no hay más lamento,
Solo aguantar ver caminar,
Entre el abismo las ideas.
79

Paisaje Rugoso 

por Claudia Igaz


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Un paisaje
rugoso
corta los troncos
el hacha
se propone
hendir el aire
con precisión
para que los filos
plateados
se metan
en la savia
y chorreen
su jugo
pegajoso
de a poco
hasta caer

preciso un tiempo
paraíso
retorcer la dureza
hasta ablandar 
la madera
entrar en el cuerpo
recortar los órganos
intervenirlos

sacar 
agregar
también 
ese cuerpo
suena 
por dentro y por fuera
también sueña
su paisaje
80

se conmueve
deviene
otro
cuerpo 
intervenido
81

Nieve en el país de las maravillas 

por Sandra Nieves Imbelloni


Buenos Aires

«La imaginación es la única arma


en la guerra contra la realidad.»
Lewis Carroll

Tan blanca como el conejo que corre y tan desorientada en verano


me desdibujo hasta evaporarme por completo
tan helada como la madriguera que me muestra 
mil puertas y una sola llave
tan acuosa como la bebida que me hace pequeña
tan blanda para ser real pero afuera
el muñeco me sonríe con su nariz de zanahoria y su gorro de lana
y los niños juegan con él y conmigo
y el comienzo del deshielo deja entrever signos 
de barro y realidad
82

El sueño arrebatado 

por Susana Elizabeth Jofman


Buenos Aires

Arrastra al misterio 
la plácida noche
a escribir versos
en su nombre.

En su manto iridiscente
con mil vueltas te envuelve,
a los poetas nos desvela
arrebatándonos el sueño. 

De esferas superiores
nuestra inspiración desciende
y brotan las palabras
como brota germinada
la semilla del huerto.

Insistente el reloj, 
marca acompasado
la hora del silencio
y la pluma acompaña
al lugar del encuentro.

¿Cómo interrumpir 
la cascada de versos?
¿Cómo ponerle fin 
a los latidos y ecos?
¿Cómo explicarle a un corazón
que ya no dicte
ni prosas ni sonetos?

¿Cuándo la poesía
cesará de escribirse
y ganará la batalla
el postergado sueño?
83

El sexto sentido es el olvido 

por Kiara K aplan


Buenos Aires

El olvido llega, huye y vuelve.


Lo veo desde mi ventana
se pasea como un eco roto
como un orgullo
como un bastardo.
Horrorizado llega y huye
domesticado y acalambrado
lleno de un buen delirio
como una blasfemia
como una fiebre.
Huye cerca de las promesas
y vuelve lento en el juicio
como un amén
como un perdón.
Pero el olvido
aunque desgarre
aunque te elija
aunque te desnude
calma lo que ya no es
arrodillando el odio
y olvidando lo que pudo ser.
84

Urbe 

por Cynthia Lorena Kilian


Buenos Aires

Gente, gente, gente…


Hablan, hablan, hablan…
Caminan, corren, gritan…
Empujan, pisan, matan…
Y en medio de toda esa carne nerviosa e hirviente,
lo único que quiero es
decirte que te amo.

¡Te amo!
¡Te amooooooo!
¿Me escuchás?

¿Dónde estás?
¡Te amooooo!
¿Me escuchás?

Maldita urbe.
¡Me desespera!
Se me rompen las poesías a pedazos
en medio de esta sopa 
de piernas y cabezas.

¡Te amo!
¿Me escuchás?
Cómo quisiera verte en otro lado,
No sé…
En el medio de la nada.
85

Ella 

por Valeria Lezcano


Buenos Aires

En la corriente del común denominador, se escondía ella, 


expuesta al día a día, a lo cotidiano.
Despeinada, desalineada con el resto, 
sobresale sin quererlo, ni desearlo.

Sumerge entre las burbujas del día y la noche,


devastada, sin aliento.
Tratando de disimular, sin que la descubran 
o la hagan protagonista de nada.

Duda, se quiebra y se vuelve a levantar, una y otra vez. 


Sucede todo demasiado rápido, 
aunque a veces a ella le parezca una eternidad.

Desaparece y vuelve a percibir lo ocurrido, 


lo que esta y lo que no, el venir.
Presiente y siente lo que sobrevuela, 
esta sumerja en un mar de dudas, de desolación.

Atraída por los volcanes que da la vida, 


por el fuego eterno, sagrado y virtuoso, 
vuelve a sus orígenes, 
a la oscuridad brillante, desoladora.

A viva voz, se alza y pide a gritos ser escuchada, valorada, 


consiguiendo lo que vino a buscar, 
que el mundo interior se manifieste, salga a la luz.
Que una vez en la vida, el corazón y el alma le ganen a la razón.
86

Cuatro estaciones 

por Ricardo Narciso Machado


Buenos Aires

Una fría mañana de otoño, contemplando,


en la vereda de mi barrio,
vi caer del robusto paraíso
la lluvia de sus hojas doradas.

Vi al caballo de Troya, tan robusto como él.


Soldados en tierra llevados por el viento,
peleando en una dura batalla por ganar la tierra.

Silencio. Tiempo.

El campo de batalla estaba rojo, ni un soldado en pie.


Llegó el invierno congelando todo,
paralizando la tormenta.

Quietud.

La espera del ejército agazapado.

Más tiempo.

Sonó un clarín.
Despertó a los pájaros, al verde y a las flores.
Trinó en las calles, en los árboles y en mí.

Una tibia mañana de primavera, contemplando,


en la vereda de mi barrio,
vi el renacer de los retoños, esperando
regocijarse en el verano que ahí nomás,
a dos pasos, esperaba.
87

Fantasmas espurios 

por Lidia Mabel Malinowski


Buenos Aires

De a poco y gradualmente voy borrando los recuerdos.

Las pestañas quemadas y dolientes de sombras

se acurrucan sigilosas detrás de la pantalla de los sueños.

Se emborrachan de enigmas y de fantasmas espurios

por las noches, redoblando el engaño de los ojos.

La realidad me acosa brutalmente y en cuotas voy diciendo

que es verdad que ya no existes de manera cautelosa y en silencio.

Me pregunto si este duelo es más antiguo

y la pérdida, no es tu amor sino el exilio,

la imagen de una falta que se hunde en el abismo,

y un alboroto de lágrimas advienen en el verso clandestino.​ 


88

Si tuvieras al menos un por qué 

por Carlos Mancini


Buenos Aires

Muge una vaca en la soledad de un pastizal


una sombra crece oscura sin saber por qué
mientras una bomba emerge de algún desconocido lugar.
Hay un perro que pasa el día tras un pájaro travieso
un pequeño trata de jugar con lo que tiene
mientras una bomba emerge de algún desconocido lugar.
Cientos de televisores idiotizan por doquier
mostrando la vida de los demás
cubre el silencio inocentes ausencias
mientras una bomba emerge de algún desconocido lugar.
89

Dentro de la vida 

por Maria Cecilia Marsili


Buenos Aires

Hay vida dentro de la vida

Es la que no dejo crecer.

En la zona líquida de mi alma

busco mi presente,

confundido entre el sepia 

y el resplandor del arco iris.

Rodeado de sentires que crecen,

de palabras pensadas,

de frases calladas,

disparo en flechas sentimientos guardados.

A veces son flores recibidas por ladrones,

a veces adoquines que toman los santos.


90

Alas 

por María Cristina Martínez


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

La vida le pesaba en las manos


de aprisionar lo que debería 
haber dejado ir hacía ya mucho tiempo:
temores, angustias, aquel amor 
que no pudo o no quiso ser...
La vida le pesaba en la espalda
de tanto soportar las cargas
que otras espaldas holgazanas, 
malacostumbradas al viaje liviano 
(su culpa,¿ tal vez? )
no deseaban llevar.
Un día, el espejo le devolvió su reflejo
de joven vieja y abatida por la vida.
Y entonces soltó su angustia, 
enfrentó sus miedos,
vació sus alforjas de pesos innecesarios.
Y a su nueva imagen
le crecieron alas. 
91

Casa vacía 

por Rossana Martínez Flecha


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Calcé llaves olvidadas


en cerraduras oxidadas.
Crucé el zaguán,
esquivé telarañas,
sacudí recuerdos,
levanté cortinas,
revisé cada habitación,
te busqué en cada una.

Subí y bajé escaleras,


escudriñé cada rincón,
cada oscuro recoveco.
Aún así no te encontré.

Revisé cajones,
uno a uno,
vi recuerdos y fantasmas,
pero no estabas.

Abrí y cerré los ojos,


una y otra vez,
traté y traté reconstruir
tu rostro, sentir tu aroma,
oír tu risa.

Todo fue en vano.

Salí con mi tristeza a cuestas,


me despedí de ella en el umbral
de tu recuerdo. 
92

Búsqueda 

por Graciela Maschi


Buenos Aires

Busco en tus pupilas indolentes,


la mirada de hombre
que hasta ayer, decía amarme.

Encuentro un tibio reflejo,


un ínfimo atisbo de lo que fue,
encerrado en esas canicas verdosas...
93

Identidad 

por Laura Mastracchio


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Impedir que 
la voz del tiempo
precipite mi paso, 
es todo un desafío.
Procuro retenerme 
justo aquí,
en oportuna soledad
no tan lejos del alba,
en un silencio
casi imposible
para intentar morir
un poco menos.

Debo 
contra toda razón
aceptar el reto
de lo infinito:
trazos y letras
en virtuoso hallazgo,
el lenguaje del color
y la poesía
sobre el breve lienzo
de mi existencia. 
94

Página amarilla 

por Luz Mazur


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Pienso que vos sos como un buen libro


de esos libros 
que unos los lee
y piensa
¿Cómo no lo leí antes?

Pienso que vos sos como un buen libro


de esos libros
encantadores
apasionantes
y sublimes
que uno no pasa un día sin pensarlo
ni relacionarlo con algo...
también podrías ser como un buen capítulo de los simpsons
pero me gusta mas, pensar en forma de páginas amarillas y gastadas

Pienso que vos sos como un buen libro


uno sabe que lo va terminar
con vos nadie quiere dejar las cosas a medias
y nos quedamos con la única elección
de disfrutarte 
hasta el fin

Todos quisiéramos haberte escrito


pero acá estamos
leyéndote

Pienso que vos sos como un buen libro


de esos que no le pertenecen a nadie
que nadie sabe quien lo escribió
y sabe que jamas
le va a pertenecer
mas que para admirar
95

Vos sos ese libro


que después de leerlo
nadie
ni 
nada
vuelve a ser lo mismo
96

A veces 

por Camila Messina


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

A veces me vuelvo oscura


A veces me inundo por dentro
A veces algo se queda atascado en mi pecho
A veces algo me aprieta la garganta hasta dejarme sin aire
A veces quiero arrancarme algo de adentro
A veces tanto silencio me ensordece
A veces tantos gritos me hielan
A veces se me derrite el presente
A veces se me incendia el futuro
A veces se me borran los colores
A veces se me borra la vida
97

Hay una silvia 

por Carlos Enrique Migliore


Buenos Aires

Hay una Silvia especialmente viva. 


Una Silvia que vuela más allá de toda prisa. 
Más allá de todo.
Una Silvia profundamente militante; 
por la Vida, por la Causa, por la Idea, por el Otro.
Hay una Silvia real y humanamente posible, 
que es recomendable conocer urgentemente.
Una Silvia que goza, que grita, 
que transmite su esencia desde la piel. 
Sincera en el placer de su contacto.
Hay una Silvia necesariamente imprescindible.
Una Silvia donde sobran las preguntas, 
porque nos inundan de respuestas sus palabras.
Hay una Silvia que siente lo profundo, 
cuando entrelazamos sus manos y la vida crece, 
ante sus ojos cerrados.
Una Silvia de labios húmedos y especialmente dulces, 
que sin hablar todo lo dicen con su beso.
Hay una Silvia.
Por ventura o por suerte, 
como consecuencia vital de su existencia, 
por mandato imperioso de los sentidos, 
hay una Silvia.
98

Los 44 

por Mirta Mineo


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Bajo un cielo azul de primavera 


zarparon,
con su bagaje de sueños, 
esperanzas y proyectos.
En sus lejanos hogares,
madres, padres, esposas,
hijos y hermanos
aguardaban, expectantes,
su feliz regreso.
En el muelle 
bañado por el sol, 
los alegres ladridos
de “Comando”
los despidieron
augurándoles un viaje venturoso.
Se internaron en el azul profundo
del mar que tanto amaban.
Cuarenta y cuatro corazones
latiendo al compás de los motores, 
se armonizaban
con la tarea compartida,
la camaradería
y el orgullo de submarinistas
que colmaban el interior
de la que sería
su última morada.
El ARA San Juan
se adentró en las profundas
y heladas aguas
para nunca más volver.
Allí quedó con su carga
de sueños, proyectos 
y esperanzas cuando 
99

los cuarenta y cuatro corazones


dejaron de latir al unísono.
En sus lejanos hogares,
madres, padres, esposas,
hijos y hermanos se llenaron 
de dolor, tristeza y desazón.
Ríos de lágrimas 
alimentan hoy el mar
en su afán de rescatar
a los que no regresaron.
En el muelle
barrido por el viento,
los aullidos lastimeros 
de “Comando”
les rezan un eterno responso final. 
100

Laberinto 

por Norma Minniti


Buenos Aires

Las manos callosas sanan 


y el alma se lastima
cuando no hay trabajo.
Los obreros buscarán escapatoria 
hasta el límite de sus fuerzas.

Cada encrucijada dejará una llaga.


Huyen sin rumbo...
¿La desolación tiene un sendero?
Infinitas puertas los esperan
sin cerraduras que los detengan.
Una esperanza ciega los guía...

Como los mártires del laberinto de Creta


se pierden, se chocan, no se liberan.
Tarde o temprano,
en la casa del tamaño del mundo,
desde algún corredor
los alcanzará Asterión
con su gula capitalista.
101

Rosa negra 

por Jorge Luis Montes


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

La voz emerge del mar.


Como un consuelo solitario.
Grita desde lo profundo
Saliendo del misterio.
Las tumbas tienen epitafios,
Resúmenes de vidas,
Que ilustran antiguas
Lápidas descoloridas.
Pasea entre nombres
Que desconoce,
Senderos oscuros que
No llevan a ninguna parte.
Otros aires renuevan,
Los campos y sabanas,
De presagios y nuevas
Imágenes paganas.
Remedios para la nostalgia,
Que tienen una medida
Henchida de magia
Que nunca termina.
El pentagrama vacío
Tintinea compases,
El amor mondo, trae frío.
La música apagada, se deshace
La voz enmudece
El oleaje se la lleva,
Los sueños no envejecen,
Lla esperanza los renueva
La fuerza que a todo vence,
Anida en una rosa negra,
Mientras en algún sitio crece,
La sombra de una pena.
102

Tuya 

por Marìa Dolores Morte


Buenos Aires

Tu amor, mi amor,
tu vida, mi vida,
tu ego, mi desilusión,
tu odio, mi desdicha,
tu ira, mi silencio,
tu violencia, mi muerte.
103

La espera 

por Silvia Esther Musselli Pagalday


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

En la oscuridad de la tarde llueve suavemente


anidando esperanzas, soñando movimientos aletargados.
Cada gota es un poema que aún no ha sido escrito 
donde los sonidos apagados aumentan la espera.

La tarde camina apurada a los misterios de la noche


entre sombras de amantes y locas aventuras 
los protagonistas escriben su historia en la hoja blanca
en forma atrevida, descarada y soñadora.

Entre charcos y ramas que se agitan te presiento


tus pasos firmes se acercan lentamente 
tu olor se siente fuerte, cautivante y posesivo.
Tinieblas y manos entrelazadas en susurros de la noche.

Luces de relámpagos, la lluvia tenue e incesante


apuran mi historia en el devenir de las horas
Latidos de mi corazón inquieto recorren todo mi cuerpo
el esperado sueño se agita junto al vuelo de las cortinas.

Sonidos anhelantes en el corazón con mil vuelos


de pétalos enmarañados en el andar de la vida.
En el mar de las palabras huye la apropiada
la que hace vibrar el misterioso mundo del cuerpo.

La noche avanza sin parar, intensa, alocada y solitaria


La espera es larga, las horas pasan y tu no llegas
el tiempo duele, el cuerpo entero duele,
el silencio, tu silencio endurece mi rostro

La soledad me habla bajito y corre una lágrima


las palabras brotan en la hoja, puras de amor, 
de pasión y angustia, de alegría y de paz.
¡¡La Noche está vacía!!
104

Grito 

por Martina Nimcowicz


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

¿Es mi cuerpo una sortija 


de cuerpos?
¿o una cadena de
piedras rotas?

selecciono vestidos 
de lana trazados
en la memoria

siento la niebla
a través de espejos
metafísicos

me encierro
en rostros incinerados
fantaseando hallar
entre máscaras desiertas
el grito celeste 
de mi niña. 
105

Ser texto 

por Patricia Ortemberg


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

No te confundas,
yo no soy poeta,
sólo dejo que mi soledad
se desparrame,
y te alce despacito,
hacia éstas hojas.

No soy poeta,
sólo dejo que las letras
te permitan 
elegir en cuál de todas
las poesías
prefieres vivir tu libertad.
106

Niña 

por Patricia Ortiz


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Corto la cinta que enlaza


tus brazos al ramo.
Quiero que salgas 
ahora mismo de ese cuadro 
y liberes las calas.
Que se vayan. 
Que por fin aprendan a volar.
Quiero que te quites el vestido 
que ahoga tu desnudez
y los zapatitos
esos zapatitos azules y toscos que te aprietan
que aprietan tu paso
que impiden el asombro de tus pies
ante los macachines.
Y libre entonces del lastre del pincel
amanezcas, en tu propia luz.
107

Geometría de los verbos 

por Ruben Dario Otero


Buenos Aires

Intentar que los días sean más demoledores que los adjetivos
Buscando caminos a los verbos
Y los atajos te asemejan a victorias
Las complicidades de los años diseñan cada juego imposible
Cada ego rompe un espejo y el cristal de los héroes se tiñe de sombras 
Alternativas y posibilidades 
Trucos y secretos
Cielos y pestes
Derechas e izquierdas
Sures y nortes
Dudas y certezas
Mentes atravesadas por plagios y vanidades...
Percibes como la suave noche se aleja
El humo de los campos quemados te envuelve
Y te ahoga
Te ahoga
Y tus pies se secan con la tierra yerma
Y cada minúsculo gesto es una perturbadora confesión...
108

Maza 

por Matías Pagniez Maggio


Buenos Aires

La maza acelera el tiempo


y demora
con
o sin lágrimas
con
o sin palabras
con
o sin mantelas
con parsimonia
con autoestima
con funciones
con argumentos implantados
con capacidades implantables del con razón
con lluvias pronosticadas
con piedras milagrosas
con
o sin punta
con
o sin piloto
con
o sin justicia
con adverbios y gerundios
con dinamita
con fórmulas y escobas
con curvas en la percepción
con procesos históricos
con proyectos
con
o sin competencia
con
o sin ritmo
desnudan
y enderezan. 
109

La voz 

por Elba Ester Pallero


Buenos Aires

En la calle
del silencio,
se escondió
la voz del tiempo.
La buscaron
sin descanso,
sin consuelo,
por el río
y en el viento.
En la sierras
y el averno.
En la playa,
en los cuerpos.
En la risa
de los cuervos.
En la prisa
de las nubes.
En el sol
que se descubre
más allá
del horizonte.
Y en las manos
de la noche,
titilaron las estrellas;
que entre lágrimas
de plata,
escondieron el secreto.
110

Crujido de la tierra 

por Ana Pallotta


Buenos Aires

Cruje la tierra bajo los pies


ya no soporta ser pisoteada
Crujen los huesos allí enterrados
lamento del indio avasallado 
Cruje la tierra bajo los pies
ojos sin sueños lágrimas blandas
guerras absurdas ciegas miradas
mezquindad del necio corazón de lata
veneno en el suelo lluvia de balas
Llora la tierra de tetas secas 
plañidos de niños olvidados
Cruje la tierra bajo mis pies 
recruje cansada
ríos de sangre mojan su entraña
Cruje la tierra voraz se alza
busca justicia pierde esperanza
111

A veces...

por Ariel Pardo


Buenos Aires

A veces me dan ganas


De escaparme
De perderme
Y que nadie sepa
Donde estoy 
A veces tengo una 
Tristeza inhumana
Que me taladra 
El pecho.
A veces soy injusto 
Hasta conmigo mismo.
A veces tengo un
Vacío tan grande 
Como la existencia
A veces no me puedo comunicar
Chocando con palabras lanzadas
Como flechas 
A veces no sé donde estoy si dentro o fuera de la realidad 
A veces me siento
Lejano,lejano sin
Remedio
A veces me pregunto que pensarán de mi
Pero sólo por curiosidad 
A veces el miedo me atenaza y me hace temblar como
Una hoja
A veces el tedio se instala y toma mate conmigo en una habitación vacía 
A veces quiero llorar pero no puedo soltar una lágrima
A veces... a veces...a veces...
A veces también me parece hermosa la vida 
112

El Atuel 

por Emiliano Pardo Guenzatti


Buenos Aires

Corazón ardiendo en alturas andinas


Sin horizontes, vuelos ni refugios
Una mancha gris que murmulla y grita
Un alarido rabioso que decapita al cielo.

Galopan desde cerca las venas de la tempestad


Furiosas fracturan una arteria del tiempo
Sangran en su llanto las sombras y el miedo
Parpadea un ángel…
Enmudece el viento.

Pedazos de muerte desplumando cuervos


Cabras trepando, escapando hacia la luna
Un abrazo de estrellas que se prenden fuego.
Despista el poeta alquilando sueños
Besa una piedra y se despide
El clima sonríe, 
Las almas laten, se desnudan de nuevo.
113

Sinsentido 

por Mariela Pasquini


Buenos Aires

El dolor siempre es el mismo


y no está en las membranas
ni en el músculo que late
incansable y tozudo.
El dolor siempre es el mismo:
la pregunta sin respuesta
el vértigo de lo irremediable
el tiempo que todo lo erosiona.
Me duele la vida
en cada recuerdo agridulce
en cada amor engangrenado
en cada injusticia.
Me duele la vida
y no hay manera
el tedio lo abarca todo
como un ubicuo monstruo. 
114

Decisión de vida 

por Alberto A. P. Pesce


Buenos Aires

En una insomne mañana,


Cavilando sobre la felicidad y la vida,
Concluí que en la mía había decidido ser feliz.

En la primavera de la vida,
Gocé plenamente de las mieles de la felicidad.

El verano, aunque a veces tórrido,


No logró empañar los días felices.

Hoy, camino feliz sobre las hojas


De un suelo tapizado de otoño,

Y me dirijo alegre y pleno de felicidad


Al irreversible invierno de mi vida.
115

421 

por K arina Piacentini


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Andar recto y sin pausa


pequeños pasos que se tropiezan
saben del camino,
baldosas flojas
de baches orondos 
y andar con cordones siempre
desatados. 
Siento el tintineo del llavero
en alguna parte de la mochila,
el corazón me late inquieto
y las manos
también.
El tiempo se vuela 
en un doble giro metálico,
abro la puerta para dejar
todo atrás.
Vuelvo como todas las tardes 
con la noche pisándome las huellas
y la luna colándose por la ventana.
116

Comunicación 

por Natalia Pieres


Buenos Aires

El peso de las letras


aletea en mi imaginación.
Tsunamis de sintagmas
se agrupan en la riqueza 
de los mares simétricamente 
caudalosos.
Montañas de accidentes,
verbos y predicativos,
escalan hacia las
cimas
nevadas 
de ideas preconcebidas
en el espacio estelar.
Volcanes de cohesiones
emergen y magnifican
su fuego en el 
abismo
terrenal.
¿Explosión sintáctica;
inspiración momentánea? 
Se elevan una a una,
se unen en coherencia
como cadenas auditivas
y describen nuestra vida
de manera simple y maravillosa;
admiro el poder del lenguaje.
117

Alguien soñará 

por Ricardo Luis Plaul


Buenos Aires

“Ha soñado la espada, cuyo mejor


lugar es el verso.” Jorge Luis Borges

Alguien soñará un mundo sin los espejos 


deformados de la violencia, sin la espada
que hiere más por su indiferencia 
que por su filo inclemente.
Alguien soñará el desierto de la envidia y la codicia 
preñando los cielos de los justos.
Alguien soñará la rosa que te entrego y 
la dicha que tuvimos y la hará infinita
en el laberinto de la vida que nace, 
en el vagido eterno que los cielos protegen. 
Alguien ha soñado con las alamedas 
del Hombre Nuevo, alguien conoce tu secreto,
y sabe que los muros caen con el abrazo, 
con el cálido vuelo que embiste la tarde,
cuando los dioses me susurran que 
la muerte es más inverosímil que la vida.
118

De felinos y soledades 

por Cristian Quiroga


Buenos Aires

...y era el final, así, sin más.

Y era la muerte de la jornada, 


el apagarse del bullicio a plena luz 
y el caótico bailotear de los colores por las calles.
Y era el sigiloso in crescendo 
del manto sutil y delicado 
sobre el que cantaban las estrellas.

Y era la noche, 
hermosa, profunda, nostálgica, 
rasgada cada tanto 
por el casi espectral gemido 
de felinos gladiadores, 
perdidos en vaya a saber qué batallas épicas, 
incomprensibles aún para los perros, 
que completaban con sus voces la perturbación.

Y era lo estático, lo detallista, 


lo poético de una figura recortada sobre un balcón, 
extraviada en pensamientos que solamente 
llegan a la madrugada.

Y era lo bello de la calma, lo simple del monocromo, 


lo errático de la ciudad misma, 
lo que hizo que me enamorara de un cuarto menguante.

Y eran, en definitiva, 
las horas en las que juegan las sombras, 
en las que caen al papel las letras, 
y en las que deambulan, despojados de disfraces, 
quienes ocultan sus soledades durante el día. 
119

Tu vuelo 

por Susana Claudia R ebequi


Buenos Aires

¡Ey, Tú!
Ya sabes... 
¡a tí te hablo!

Consiénteme un deseo;
Cuando pases por mi casa,
llama a mi puerta, 
róbame un beso,
hazme una caricia 
y, si quieres...
Sigue tu vuelo.

Me dejarás inconsciente
de amor y deseo;
Apaciguarás mi alma, 
sabiendo que hoy te tengo.
Aunque sea un minuto
del resto de mi tiempo.

Esperaré impaciente
a que llegues de nuevo,
y, con tu revoloteo, 
reviviré ese deseo;
Después si quieres,
continúa tu vuelo...
120

Tu Ausencia 

por Carolina R afaela Rodriguez


Buenos Aires

Estás pero es como si no estuvieras,


estás perdido
como sin querer hacerte cargo
de este amor inmenso.

Te miro pero nada, no recibo nada.


Tus ojos no llegan a los míos
y ellos siguen firmes mirándote,
contemplándote como aquel día.

Otra vez toca darte mi espalda, 


no mirarte
y hacer como si nada pasara,
como si tu indiferencia de hoy no me importara,
sin entenderte, 
creyendo que, como siempre,
todo fue culpa de mi peligrosa imaginación.

Otra vez toca guardarse dentro 


y transformar amor en resignación,
Toca desconocer al destino que nos cruzó y
rearmarme sólo lo suficiente para 
sobrevivir, al menos, un día más en esta desierta realidad. 
121

Absolutamente 

por Rosana Paula Rodriguez


Buenos Aires

Hoy solo quiero ser efímera


nacer y morir como la eternidad,
despojarme de mi nombre,
confluir con tu aliento y ser solo un beso.
Ser solo protección y abrazo
ser solo esa caricia
que vaga tímidamente por tu piel.
Ser el espejo de nuestras miradas
ser esa palabra que enmudece tu corazón
ser todo lo que deja de ser dos
y solo ser nuestro instante.
Respirar y latir,
y ser...
...absolutamente. 
122

Atardecer 

por Cristhian Rodriguez Castro


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Soy ese que se encuentra opuesto


a la margen del río que me recorre 
soy la izquierda posición de mis tendencias absolutas. 
Un pálido recuerdo que habla con palabras de otros tiempos, 
el conteo final de mis deudas e intereses.

Dejaré espacio entre mi lealtad y mi razón 


y así encuentre una retorcida manera 
de no volverme loco frente a los días que pasan.
Tal vez pueda jugar impaciente a la espera
como un incrédulo aguardando un milagro.

Los fugaces recuerdos en cuentagotas


llegan a esa hora cuando las penosas almas del purgatorio
tienen permitido rondar entre los vivos. 
Es cuando se pasean livianamente entre las ausencias de los rincones
que recuerdan quien alguna vez fui.

Mi rostro vuela en espejos de agua, 


El cielo da visto bueno al nadador 
quien indica el febril andén.
Sujeto fuerte mis monedas, 
allá voy, hoy soy ! soy ...? 
123

¿Felicidad? 

por Guillermo Saldomando


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Me preguntaste
¿Sos feliz?
Me quedé como estatua de sal
Un bloqueo de palabras y de labios
Un interrogante
Un balbuceo anodino
Una mueca
Un destino
Me preguntaste
¿Sos feliz?
Me convertí en un glaciar callejero
Un camino cortado un precipicio
Una pregunta
Un consuelo
Morisqueta 
Desfiladero
Me preguntaste
¿Sos feliz?
Un rayo como estaca
Una ventana a la nada
Silencio
Montañas
Dudas palabras
y más Palabras
124

Si Pudiera Hacer Una escalera al Cielo 

por Sergio Samaniego


Buenos Aires

(Para Mi Hijo y Ángel Natanael)


Haré una escalera con tus recuerdos... 
Una que me haga llegar hasta el cielo.
Haré cada escalón con tu amor, tu ternura y tus cabellos...
Haré cada paso pensando en que al siguiente te estaré viendo...
Haré uno por uno con gran esmero...
Y al llegar al último escalón, adonde por fin llegaré a ver tu espíritu y alma
como lo vi en mis sueños...
Correré a ti, buscaré entre los otros niños...
hasta que por fin te encuentre, te abrace...
te bese y te acaricie y sepas que siempre te llevo conmigo!! 
Seguramente no lloraré porque allí es todo alegría sólo estaré por un rato todo
el rato que pueda estar a tu lado... 
Para retomar fuerzas y volver a la tierra y agradecer a Dios por permitirme
verte y sentarte en mis rodillas... 
Todo eso haría si pudiera hacer una escalera al cielo...
125

Arte 

por Guido Santiago


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Hasta hartarme he pensado besarte,


Comenzando por las líneas estrechas,
Allí en donde los puntos de tu costura se unen,
Ahí donde se ve la mano de tu creador.
126

Distancias 

por Ruben Saura


Buenos Aires

Hace tantos abrazos


que no estamos juntos,
hace tantos besos
sin labios compartidos,
tantas caricias
con dedos al viento,
hace tantos espejos
que no te veo,
hace tantos ojos
que no te reflejo
y tantas noches 
que no te sueño.

Hace tantos olvidos


que ya no recuerdo
si alguna vez
nos conocimos.
127

Perder el miedo a volar 

por Jazmín Sevilla


Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Tiempos de transición.
Esos en los que estás parado al borde de la rama,
y, aún sabiendo que puede haber un mundo
maravilloso esperándote, 
no te animás a lanzarte 
por no saber lo que hay allí abajo.

Es que tan apegado estás a lo conocido y


aparentemente seguro, que con sólo pensar
en lo que vendrá, te moviliza la incertidumbre 
y miles de dudas e interrogantes
pasean ajetreados y diligentes
por tu cabeza.

Estás ahí, a punto.


Sabés que es necesario, que no da para más,
que es momento de dar un nuevo paso…
¡Qué te parece abismal!
Pero ahí estás, preguntándote si podrás afrontar 
este pasaje a lo que viene y si 
lograrás mantenerlo bajo control.

Y…¿Cómo atinar a una sola respuesta


sin intentarlo?
No queda más que juntar aire 
en tus pulmones, abrir tu corazón al coraje,
confiar en ese Amor Supremo imposible de medir 
y…
ni más, ni menos, 
ABRIR LAS ALAS Y VOLAR.

Nuevos amaneceres te esperan,


lugares y personas por conocer…
nuevos pasos por caminar.
Perder el miedo a volar.
128

Aves citadinas 

por María Cristina Sorrentino


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Esmeralda de plumas reflejada


en la charca lodosa de la plaza,
los loros nos alegran el invierno
de árboles desnudos y sol esquivo.
Amigos tropicales que conviven
con el gris urbano de las palomas
señoras taciturnas y lloronas
habitantes de techos y cornisas
cortejan compungidas y quejosas
pavoneando los buches tornasoles.
Su prima, la pequeña torcacita
me acuna en la siesta con arrullos
envuelta en la neblina de las alas.
De mañana, en un balcón vecino
se oye el trinar alegre del canario
canta sin ver barrotes en la jaula.
Gorriones juguetones y traviesos
se ríen revolcándose en el polvo
el viento los eleva en remolino
junto a las hojas secas confundidos.
Pesado en su vuelo es el benteveo
alerta, bullanguero y atrevido
cuando enfrenta al sol al caer la tarde
imita los colores del ocaso
exhibiendo orgulloso el pecho henchido.

Pájaro de ciudad, cantor urbano


se ha posado un milagro en el cemento
tal vez nos reconcilie con la vida.
129

Azulgris 

por Norma Beatriz Sosa


Buenos Aires

Está aquí
esta mujer nueva
indescifrable mezcla
de un guapo milonguero
y este oficinista
apresurado y opaco
que naufraga por sus venas

Está aquí
esta mujer azulgris
resuelta y coqueta
capaz de ocultar con su belleza
la rutina y el hambre

Vive aquí esta ciudad


celosamente mía
donde un Discépolo eterno
me sorprende aún con su filosofía
y un Piazzola genial
me maltrata el alma
con su “Buenos Aires hora cero”
Donde las calles despiertas
me acercan entre empujones
gritos y bocinas
que se adueñan de mis pies
Donde busco con ojos delirantes
los puentes amarillos
que Luis Alberto Spinetta
levantó para mi generación
y me asalta la bronca
porque por mi culpa
Rimbaud se quedó en las manos
de aquel vendedor prosaico
que lo ha de volver a su estantería
130

Vive aquí esta mujer…


extraordinariamente nueva
donde todo se confunde
donde todo se entremezcla 
131

Sensación 

por Noemí Iris Sozzi


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Una armonía infinita de rumores


que condensan el rojo y el calypso
envuelve la pupila atormentada 
con los diversos colores.

La lluvia acaricia todos los sonidos


y, uno por uno, deja en ellos
la tenue vibración de la brújula
tamborilleando los latidos.

Bulle la sangre en torbellino


aplasta las sienes con recuerdos
de perfume embriagador
y siluetas de aspecto felino.

Tres impresiones vitales:


la sangre, la lluvia, el color
a la vida dan la suya

y tiñen las moléculas del espacio


de pulsos coloreados
e imágenes de sabor.
132

Sin título 

por Irina Stadius


Buenos Aires

Fuéronse sus alas


de fina gasa rasgadas
por filosas ramas del otoño.
Inmóvil, inútil, impotente
observó a surcadores de los cielos
y sin apartar la mirada
de altas nubes
esperó a ser devorado,
con la calma de la resignación,
por el coloso negro de la muerte.
133

El dibujo perdido 

por Alfredo Daniel Stehgott


Buenos Aires

Quedaron mis caricias 


Desdibujadas en tu piel;
Mi voz ya no pronuncia
Tu nombre y
Las noches me descubren 
Triste y solitario
Hoy simplemente, solo
Extraño tu alegría,
Tu mirada cómplice 
Y tu aroma en mi almohada.
134

Vamos 

por Maria Betania Tamassi


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Todo parece poco, 


El miedo. La locura.
El miedo a la locura. 
Quiero gritar, desgarrando mi garganta.
Necesito llorar, inundando mi cara,
Flaca, triste, apagada. 
Que me agarre la mano, me haga sentir, 
No por violencia, por amor. 
Por cuidado y respeto. 
Que me agarre la mano, que me haga sentir, 
Que no me suelte. 

El miedo a no reconocer(me).
El odio. La falta de amor, a falta de amor. 
Lo que hace bien lo convierto en arañazo
Que daña, conocido. Cómodo, complacido y conocido. 

Y viaja por el tiempo, resiste. Resiliente. 


Vuelve a apretar con fuerzas.
Me demuestra que por el cuerpo siento
Lo bueno de la vida. 
Y ahí vamos, juntos. 
La magia. 
135

Honor eterno 

por Juan Manuel Urgorri


Buenos Aires

Mi homenaje a los tripulantes del ARA San Juan

La bandera eterna del mar argentino


Sirve de mortaja a la eternidad,
Atrás han quedado muchos de sus sueños
Muchas esperanzas que no llegarán.
El cielo los tiene surcando sus nubes
Cumpliendo promesas de vida entregar,
Cuando por su patria juraron bandera
Juraron por ella y por su valor.
Debemos honrarlos todos con honor,
Orar por sus almas, no importa a qué Dios…
Y con letras de oro grabemos sus nombres
En la historia grande de nuestra nación.
136

A donde se nos va la vida 

por Agustina Rocio Gimena Valentin


Buenos Aires

Decime a donde se dirige la vida,


si hay un punto de partida,
si hay un final donde reposan los días.

Decime a donde se dirige la vida,


a donde se van ellos,
y en que lugar me encuentro yo.

Decime a donde se dirige la vida,


porque en mi cabeza hay mucha confusión,
muchas botellas vacías,
y muchas promesas perdidas.

Decime a donde se dirige la vida,


si hay un mar en el que desembocan las penas,
o un futuro en el que brille el sol.

Decime a donde se dirige la vida,


porque no sé si es el dolor lo que me frena,
O si es el amor lo que me mata. 
137

Necesito 

por Monica Elida Vazquez


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Necesito una ventana abierta


que me permita volar.
Necesito que el camino que transito
me permita soñar.
Necesito una esperanza que me lleve 
a alcanzar lo que anhelo.
Necesito una mano amiga para no caer,
y a los que amo para poder sentir.
Necesito paz para saber quién soy.
Necesito que me veas para saber 
que existo.
Necesito que se sequen mis lágrimas
para volver a amar.
138

Nostalgias de Crusoe en una Isla... 

por Josué Veloz Serrade


Buenos Aires

La Ciudad por el río mana hacia el mar como un absceso...


¡Crusoe! Esta noche, cerca de tu Isla, el cielo que se aproxima loará al mar, 
y el silencio multiplicará la exclamación de los astros solitarios.
Corre las cortinas; no enciendas: 

Es la noche sobre tu Isla...


Saint Jhon Perse

I
Soy el que colecciona ciudades tras las olas.
Un rumor de mar entra por mi nariz,
y los pescadores encuentran peces, historias,
caminos en caracoles que llueven alcohol,
bajo una farola casi muda.
El mar entra en la ciudad y hace preguntas,
a nuestra vida de máquinas.
Pero a veces el mar también trae respuestas:
¡Más acá del Muro no está la ciudad!
¡Más allá del Mar no está la ciudad!
¡La Ciudad retorna amarrada en una ola!
Caen pedazos de ciudad: botellas…abiertas,
latas, de nombres en otra lengua,
jirones, de ropas con cuerpos no-nuestros,
portadas, de libros de feria,
peces pequeños, que terminan de morir,
y mis mensajes, sin partir.
Soy el que colecciona ciudades tras las olas.
En una rara realidad-sueño,
las olas parecen venir de las ventanas,
expulsadas de banderas rojo-negras,
que llegan tras tiempos violentos.
Ahora, una ola rompe a la farola casi muda,
dejándole un ojo semi-abierto:
¡Tú, derrotas la ola más grande,
139

Mientras, hago un escudo con tu cabello!


II
¡¿Empiezan a pelear las dos Ciudades?!
Peleamos juntos:
Somos los que coleccionamos ciudades tras las banderas.

III
La ciudad ha quedado casi muerta
Ella no está
Vuelvo a mi soledad habitual
Soy Crusoe, pero soy casi nada si no estás en la Isla
Aún canta en mí la música nocturna
de luz tenue y callada, 
cuando un ruido como de lluvia me acaricia,
y es tu nombre que viene de lejos, cruzando ríos, montañas, mares y rasca-
cielos.
Muros que parecen imposibles caen nuevamente,
y tras un malecón a medio derrumbar colecciono sonidos,
aullidos tristes a una luna rota que aguarda por ti hace muchas noches.
Llegas con la misma exactitud hace tres meses,
y como siempre, te vuelves escudo de mi cuerpo, 
más ahora, que una ola amenaza con sepultarnos.
¡¿Soy Crusoe!?
Soy, al menos, un viento enamorado
si te vuelves marea en mis sueños,
O me grita tu nombre el pequeño caracol, 
donde a veces,
Juro que escucho nuestro canto en la Isla.
140

Pensándote 

por Liliana Blanca Villar


Buenos Aires

Pensarte, es tener la piel de fuego,


y huracán que arrase por dentro.
Es el remanso después del aluvión,
ola que besa la playa y se va.

Pensarte, es ver el sol aunque llueva,


sentir el olor a campo silvestre,
a canto del río mágico y libre,
ocasos lentos de suave plenitud.

Pensarte, son los besos vehementes,


y las caricias aún afiebradas,
del sudor ardiente, frío de pasión.

Y el beso suena, suave, eterno.


Libando mieles de fruta madura.
Mientras la piel recibe sensaciones,
que se estrellan sin clemencia sorda,
en la pared brutal de la utopía.
141

Sin titulo 

por Carla Vuotto


Buenos Aires
Arrasaste con lo calmo
(Ese descanso que se creía eterno)
Te parás adelante mío y sos lo único que queda en pie ante mis ojos
Todo cae
Yo vuelo
Te acercás
Todo titila
Yo me enciendo
Acercás tu boca a mi boca 
Yo sigo hablando 
Finjo que me importa lo que digo
Ni sé lo que es eso
Vos tampoco me escuchás
Pero es algo sobre un gato
Chocamos los labios 
Las palabras se desvanecen
Eso hacemos, ni nos rozamos
Ni los apoyamos
Los chocamos, explotamos 
Sonreímos 
Adentro mío se desencadena un huracán 
Quiero que llueva
Sos terreno nuevo
Terreno deseado
Esperado
Ya no espero 
Te beso entero 
Nos movemos 
Nos encontramos
Empujamos
Respiramos
Suspiramos, nos sofocamos
Me besás entera
Me entrego calma
Ya sin lo calmo
Arrasame entera 
142

Poesía, ensayo, filosofía y vida 

por Mónica Alicia Wachs


Ciudad Autónoma de Buenos Aires

ESCRIBO TU NOMBRE
En las paredes de baños
escribo tu nombre
en las calles y los barrios
escribo tu nombre
en las cárceles y trenes
escribo tu nombre
en la escuela y en los árboles
escribo tu nombre
hasta que me llevaron
ahí
¡Grité tu nombre! 
143

Cuando el amor hable 

por Víctor Hugo Zompa


Buenos Aires

Ruégote pluma, ruiseñor de tinta,


traza que atrasas en tu azur mi calma,
que siento la montaña de tu enjalma,
sobre el hombro de mi alegría extinta.

¿Vagido acaso el rugir de mi alma,


buscándote, buscándome, mi amada?
Ruin pesquisa, lene y acorazada,
que aquí sólo tu exilio es quien ensalma.

Búrlense, jáctense, fuerzas del duelo,


y amontonen distancias insalvables;
sólo es tierra presumiendo ser suelo.

Tarde o temprano bajo un sol afable,


te besaré, me besarás, mi cielo,
lento, muy pronto, cuando el Amor hable.
144

Índice

Prólogo........................................................................................................... 7;
Rodrigo Gaspar Acttis - Analfaveto .............................................................. 9
Carla lucia Agüero - Lucky de limón ..........................................................11
Leticia Mirian Aldax - Certeza ................................................................... 12
Julio Almirón - Peces ................................................................................... 13
silvina A lonso - La imagen del alba .............................................................14
Sofía Inés Altobelli - Objetos transicionales ............................................. 15
Juan Carlos Alvarez - Amándonos ..............................................................16
Maria Soledad Ameri - Domingo .................................................................17
R aúl Ariel Angeles - Hueco ....................................................................... 18
Jorge Oscar Armanini - Esa Hora ............................................................... 19
Nelida Lidia Arya - Duerme ........................................................................ 20
Ivo Ascurra - El muro de los planteos ......................................................... 21
Marisol Aulicino - En línea ......................................................................... 23
Marianela Balcarce - Soy Mujer ................................................................ 24
Hugo Barán - Libro mayor .......................................................................... 25
Germán Bardina - Pensamiento I ................................................................ 26
Elisabet Claudia Barros - Sin título ........................................................... 27
Pablo Barroso - Rezo ................................................................................... 28
Virginia Maria del Carmen Basilico - Reflejos .......................................... 29
Martin Battini - Mi raza ............................................................................. 30
Beatriz Belfiore - Ella... ...............................................................................31
Silvia Beltrán - Silencio .............................................................................. 32
Maria Jose Bozzone - No-nos ...................................................................... 33
Sebastian Brea - Oprobio ............................................................................ 34
Edwin Germán Britte - Brevísima Historia de Amor .................................. 35
Rocio Calvo - De perder .............................................................................. 36
María del Carmen Capristo - Casa vacía ................................................... 37
Ema Gloria Cecotti - Despertar .................................................................. 38
Jorge Atilio Ciminelli - Paisaje ................................................................... 39
María Elena Cimino - Congoja de amor ..................................................... 40
Beatriz Cipullo - Conmoción .......................................................................41
Ludmila Clemente - curva ........................................................................... 42
Patricia NB Corrales - LXIII ...................................................................... 43
Nicolas Alberto Crescente - Mi patria ...................................................... 44
Javier Alejandro Crovo - Bella .................................................................... 45
Stella Maris Daminski - Y me prohibí olvidarte ......................................... 46
145

Mario Daus - Como era mi madre ............................................................... 47


Beatriz De Maniglia - Amantes siderales ................................................... 48
Marta Del Fueyo - El despertar .................................................................. 49
Lucía Domínguez - Lo mínimo ...................................................................... 50
Ayelén Duarte - ¿Por qué dejamos de intentarnos? ................................... 51
Flavio Dufey - Nuna Inti .............................................................................. 53
María Victoria Escoz - Hilos de luna ......................................................... 54
Ricardo Jorge Espineira - De amores muertos ............................................ 55
Alberto J. Armando Espinoza - Redención ................................................. 56
Pablo Ernesto Espósito - Hay un sueño lento que sabe .............................. 57
Martín Estévez - Por momentos .................................................................. 58
Florencia Fernández - Brindemos ............................................................... 60
R aúl Fernandez - Similitud .......................................................................... 61
Guillermo Ferraro - XXIV .......................................................................... 62
Julian Ferreira - Hijos de las Máquinas ..................................................... 63
Maida Filippini - Aposté a la ficha equivocada ............................................ 64
Natalia Francini - La nena callada ............................................................. 65
Franco Freijomil - Trayecto ......................................................................... 66
Daniela Funcia - Saborear ........................................................................... 67
Maria Del Carmen Garcia - La espada de la mentira................................. 68
Javier Garzón Torres - Réquiem... ............................................................... 69
Jorge Ernesto Gavilán - Antes ..................................................................... 70
Candela Gelabert - Quizás somos nuestros errores ................................... 71
K arina Giaconi - Parque .............................................................................. 72
Miriam Gomez - Verdugo .............................................................................. 73
Martina Grane - Dos de copas ................................................................... 74
Fernando Guzmán - Sin título ...................................................................... 76
Micaela Magalí Harispe - En cantada ........................................................ 77
Adriel Ibañez - Te perdí ............................................................................... 78
Claudia Igaz - Paisaje Rugoso ..................................................................... 79
Sandra Nieves Imbelloni - Nieve en el país de las maravillas .................... 81
Susana Elizabeth Jofman - El sueño arrebatado ........................................ 82
Kiara K aplan - El sexto sentido es el olvido ............................................... 83
Cynthia Lorena Kilian - Urbe .................................................................... 84
Valeria Lezcano - Ella ................................................................................. 85
Ricardo Narciso Machado - Cuatro estaciones .......................................... 86
Lidia Mabel Malinowski - Fantasmas espurios .......................................... 87
Carlos Mancini - Si tuvieras al menos un por qué ...................................... 88
Maria Cecilia Marsili - Dentro de la vida ................................................. 89
146

María Cristina Martínez - Alas .................................................................. 90


Rossana Martínez Flecha - Casa vacía ...................................................... 91
Graciela Maschi - Búsqueda ....................................................................... 92
Laura Mastracchio - Identidad ................................................................... 93
Luz Mazur - Página amarilla ...................................................................... 94
Camila Messina - A veces ............................................................................. 96
Carlos Enrique Migliore - Hay una silvia .................................................. 97
Mirta Mineo - Los 44 ................................................................................... 98
Norma Minniti - Laberinto ........................................................................ 100
Jorge Luis Montes - Rosa negra .................................................................101
Marìa Dolores Morte - Tuya .................................................................... 102
Silvia Esther Musselli Pagalday - La espera ............................................103
Martina Nimcowicz - Grito ........................................................................ 104
Patricia Ortemberg - Ser texto ................................................................... 105
Patricia Ortiz - Niña .................................................................................. 106
Ruben Dario Otero - Geometría de los verbos .......................................... 107
Matías Pagniez Maggio - Maza .................................................................. 108
Elba Ester Pallero - La voz ...................................................................... 109
Ana Pallotta - Crujido de la tierra ............................................................110
Ariel Pardo - A veces...................................................................................111
Emiliano Pardo Guenzatti - El Atuel ..........................................................112
Mariela Pasquini - Sinsentido .....................................................................113
Alberto A. P. Pesce - Decisión de vida .......................................................114
K arina Piacentini - 421 ...............................................................................115
Natalia Pieres - Comunicación ..................................................................116
Ricardo Luis Plaul - Alguien soñará .........................................................117
Cristian Quiroga - De felinos y soledades .................................................118
Susana Claudia R ebequi - Tu vuelo ............................................................119
Carolina R afaela Rodriguez - Tu Ausencia .............................................. 120
Rosana Paula Rodriguez - Absolutamente ..................................................121
Cristhian Rodriguez Castro - Atardecer ................................................... 122
Guillermo Saldomando - ¿Felicidad? ....................................................... 123
Sergio Samaniego - Si Pudiera Hacer Una escalera al Cielo .................... 124
Guido Santiago - Arte ................................................................................ 125
Ruben Saura - Distancias ........................................................................... 126
Jazmín Sevilla - Perder el miedo a volar ................................................... 127
María Cristina Sorrentino - Aves citadinas ............................................. 128
Norma Beatriz Sosa - Azulgris .................................................................. 129
Noemí Iris Sozzi - Sensación .......................................................................131
Irina Stadius - Sin título ..............................................................................132
147

Alfredo Daniel Stehgott - El dibujo perdido ............................................133


Maria Betania Tamassi - Vamos ................................................................ 134
Juan Manuel Urgorri - Honor eterno ........................................................135
Agustina Rocio Gimena Valentin - A donde se nos va la vida .................. 136
Monica Elida Vazquez - Necesito ...............................................................137
Josué Veloz Serrade - Nostalgias de Crusoe en una Isla... ........................138
Liliana Blanca Villar - Pensándote ......................................................... 140
Carla Vuotto - Sin titulo ............................................................................141
Mónica Alicia Wachs - Poesía, ensayo, filosofía y vida .............................142
Víctor Hugo Zompa - Cuando el amor hable ..............................................143
148
149
150
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152

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Abril de 2019

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