Al comienzo del ciclo menstrual, las hormonas sexuales mencionadas anteriormente se
encuentran en estado basal. Esto quiere decir que presentan una concentración mínima debido a que todavía no han empezado a producirse. A partir de este momento, es posible distinguir entre varias fases dentro del ciclo menstrual en base a los niveles hormonales y a los cambios que estos experimenten. De acuerdo con esto, el ciclo menstrual está formado por cuatro fases o etapas: 1. Fase menstrual El ciclo menstrual comienza con la llegada de la regla. La menstruación desencadena un sangrado que es producto de la expulsión del endometrio. El endometrio es el revestimiento interno del útero y se renueva todos los meses con el fin de albergar un embarazo. Si no existe implantación embrionaria, el endometrio se desprende. La duración habitual de esta fase es de 4 a 7 días. 2. Fase folicular Esta fase también se conoce como proliferativa o preovulatoria y en ella se produce el crecimiento de los folículos ováricos. Se desarrolla desde el comienzo de la menstruación hasta que tiene lugar la ovulación. Cada mujer nace con una reserva ovárica de aproximadamente 500.000 folículos primordiales en sus ovarios. Estos folículos permanecen en estado de espera hasta ser seleccionados para desarrollarse en cada ciclo menstrual. Es precisamente el incremento de la hormona FSH el que hace que varios de estos folículos comiencen a crecer. De todos los folículos que se desarrollan en un ciclo menstrual, solo uno de ellos es capaz de madurar completamente convirtiéndose así en el folículo preovulatorio final o también conocido como folículo de Graaf. El resto de folículos quedan bloqueados y terminan degenerándose. Por otra parte, los estrógenos también hacen su aparición en esta etapa contribuyendo a la creación de un moco cervical abundante, acuoso y elástico que tiene la función de facilitar la entrada de espermatozoides. Los estrógenos, además, también actúan sobre el endometrio favoreciendo su engrosamiento. 3. Fase ovulatoria En esta fase, los niveles de estrógeno continúan incrementándose haciendo que el cuerpo de la mujer produzca la hormona luteinizante (LH) la cual se encarga de seleccionar el óvulo más maduro y hacerlo salir del ovario. Es en este momento cuando ocurre la ovulación (aproximadamente alrededor del día 14 del ciclo menstrual). Una vez que es liberado, el óvulo se desplaza por las trompas de Falopio hasta llegar al útero. Lo habitual es que el óvulo sobreviva hasta 24 horas fuera del ovario por lo que, si durante este periodo de tiempo entra en contacto con un espermatozoide, este puede ser fecundado y producirse un embarazo. En lo que respecta a los espermatozoides, estos tienen la capacidad de sobrevivir en el cuerpo de la mujer hasta cinco días. Esto quiere decir que, si una mujer ha tenido relaciones sexuales sin protección hasta cinco días antes de que tenga lugar su ovulación, hay riesgo de que pueda quedarse embarazada. En el caso de que no se produzca el embarazo, el óvulo no fecundado se desintegra en las trompas de Falopio. 4. Fase lútea La fase lútea también se conoce como fase secretora o postovulatoria y tiene lugar justo después de la ovulación hasta el final del ciclo menstrual, es decir, hasta que vuelve a producirse el sangrado menstrual. A lo largo de estos días, el folículo dejado por el óvulo en el interior del ovario, empieza a producir progesterona con el objetivo de continuar preparando al útero para un posible embarazo. Durante esta fase es habitual que la mujer empiece a experimentar los síntomas propios del Síndrome Premenstrual los cuales incluyen hinchazón en los senos, cambios bruscos de humor e hinchazón del abdomen. Cuando la fecundación no tiene lugar, el folículo se contrae dentro del ovario y los nivelen de estrógeno y progesterona empiezan a reducirse. Esto hace que el endometrio sea eliminado dando lugar a la menstruación y al inicio del próximo ciclo menstrual. En el caso de que el óvulo sí sea fecundado, este se quedará pegado a las paredes del útero y el cuerpo empezará a producir HCG. Esta es una hormona encargada de mantener al folículo produciendo estrógenos y progesterona en cantidades elevadas para sustentar al endometrio hasta que se forme la placenta.
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