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DERECHOS HUMANOS

EN POESÍA
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MIENTRAS ME DESVANEZCO
Mariela Loza Nieto*

Los riñones explotados a golpes, tiene uno que explorar profundo, y


cerebro suspendido, reconocerse.
una mordaza escaldando la boca…
El suplicio que arquea cuerpos. Abren la reja de metal.
Lamentos ajenos, heridas propias. Su sonido es la amenaza.
La picana. ¿De quién el turno?
¡Aquí no!
Porque aquí no es tu voz y no es mi Examino las botas:
nombre. el especialista de la picana eléctrica.
Un número me asignaron… Él se cree un heroico patriota,
y cuando lo escucho, está convencido de que es buen cristiano:
sé que es mi turno en el cuarto de tortura. se jacta de rezar todas las noches por la
salud de Videla.
Aquí la paradoja: Repite constantemente: “separar la hierba
Está una muerta y duele la carne como si mala del trigal;
estuviera viva. separar la hierba mala del trigal…”
Se recuerda una para no acordarse. mientras me quema el abdomen con su
La soledad temprana se convierte en cigarro.
coraza infranqueable, Luego se va.
en ventaja única: en fortaleza contra las Otro llega.
debilidades.
Nacional!
Y entre lo irreconocible: …Formar una familia, conseguir nuevos
la cara desfigurada y el cuerpo famélico y amigos,
roto… gente decente, por supuesto…

* Bachiller por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Estudiante de la Licenciatura de Historia
y Sociedad Contemporánea.

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Vol. 21 (2): 13, julio-diciembre, 2010 (ISSN: 1659-4304)
Mariela Loza Nieto

En mí, por ejemplo, podrías tener uno… Ni siquiera el sacerdote que los acompaña
si comenzamos claro, por ser colaboradores lo deduce.
de trabajo...” Recrimina:

Vomité. El otro vuelve. “Has sido contaminación, vergüenza,


enfermedad social…
Trajo vino y festejaron la inauguración de ¡Arrepiéntete!
su “nueva casa”, ¡Aún puedes salvarte de la excomunión!
se oía el choque de copas mientras me Te gusta acostarte en el pasto…
amarraban para empezar la tortura… podríamos darte una que tuviera un hermoso
Brindan por el que era mi departamento: jardín.
ahora es de él.
…Dime bonita:
El “estercolero de libros” que había ahí ¿Dónde está la sabandija que se cree poeta?”
– y que ya carbonizó, aclara –,
lo terminaron de convencer: Vomité. Endurece el tono.
está seguro de que en mis entrañas nace la
subversión… “Es tu última oportunidad…
y ha traído ratones para carcomerlas. ¿Quieres el libro de Borges o quedarte aquí,
“Van a matar el cáncer del marxismo que a lamerle el culo hasta a Massera?”
traes adentro”
Volví a vomitar.
¡Y se me ahogan en horror los caminos de
arterias! En mi cuerpo nos castigan la esperanza a
¡No lo soporto! todos.
¡Qué paren! Hasta el aire es pestilente ultraje,
el terror todo lo desnaturaliza:
En un instante de lucidez, jerarquizo convierte la sexualidad en tragedia.
información: Violan el cuerpo para erosionar el sueño
me preguntan por mis cómplices… que lo habita;
y lloro, y me desmayo... en la posesión, pretenden vulnerar,
Me despiertan, vuelven a preguntar, humillar el canto de la utopía nuestra.
y sigo llorando y me vuelvo a desmayar…
Aquí es solo eso: una posesión.
El manual que Kissinger les preparó no Me dijeron entre risas:
sirve para entender esto. “Ya que no te gusta la propiedad privada,
Tampoco el entrenamiento que durante aquí, vas a ser de todos…”
años
recibieron en la Escuela de las Américas. Arrancan la ropa entre insultos y siguen
No comprenden que estoy confesando. el escarnio…
Aquí esos son mis cómplices: esas manos queman, dan náuseas…
Mi soledad temprana, las lágrimas, el su jadeo es como gangrena.
desmayo. Y se sacian.

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Vol. 21 (2): 14, julio-diciembre, 2010 (ISSN: 1659-4304)
Mientras me desvanezco

Y la impotencia y una repugnancia revivirme,


insoportable… después de la sesión con el verdugo.
Y otra vez vomitas, y otra vez te cuecen a
patadas Mientras me torturan solo deseo la
mientras entre risas repiten: muerte:
“…vamos a ver si siguen escribiendo que la picana atraviese el útero, llegue al
panfletos, corazón,
ahora que las ´socializadas´ son sus lo queme y detenga para siempre;
perras…” que los pulmones no soporten más el agua
fétida del “submarino”;
No es solo la embestida de testosterona que el desmayo sea cómplice eterno,
hambrienta, o me apliquen la Ley Fuga,
quieren extender el ultraje, o sus técnicas de reavivamiento ya no les
hacerlo más colectivo de lo que sirvan…
multitudinario es; o que cumplan su amenaza y me arrojen
llevarlo más allá de las membranas: viva al mar.
destriparle el corazón a nuestros pasos.
Otras veces, como hoy,
“Nosotros somos Dios” taladran al oído. cuando por la rendija aparece luz de luna,
Los alardes confirman: aquí es el infierno. quisiera una flor de amaranto:
quisiera compartirles mi coraza, ser una hembra yaguareté rugiendo
mi ventaja única y fortaleza: solitaria en la montaña,
la soledad temprana; penetrar de una gruta los entresijos…
esa seguridad de que no pueden zambullirme en un hontanar de la tierra.
extender el tormento más allá de mi O encaramarme por la corteza de un
carne. árbol,
y existir ahí, de noche, sigilosa,
¡Aquí no te quiero! agazapada.
Nada es igual.
Nada. Tal vez mariposa diurna con el arco iris
dilatado en las alas;
La luna está menguando, quizá libélula, una hembra colibrí;
como aquella madrugada. revolotear serena en un pleamar de flores,
Todo era distinto entonces: o, mejor aún, arrullarme en la bandada
la desnudez, la música, el frío, mi historia. rumbo al piélago.

Entonces era ser humano… O salamandra…


mujer y compañera… y reptar en la libídine senda que me abrió tu
aquí, en el “chupadero”, me dicen la Atraviesa Chile,
609… bordea por los ríos su delgadez,
o la “puta del tupamaro”, esquiva en su angostura a la caravana de
como me llama el médico encargado de muerte,

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Vol. 21 (2): 15, julio-diciembre, 2010 (ISSN: 1659-4304)
Mariela Loza Nieto

explora entre el frío y los guijarros Sumérgete en la selva,


andinos, que te abrace la solidaridad del caimán.
donde las bestias de Pinochet no te
desgarren… ¡Más lejos! Camina. ¡Más!

A Uruguay no regreses, Deslízate en silencio por Bolivia:


aunque sea nostalgia de bosque ribereño Banzer le está despellejando el cielo.
tu aliento. ¡Elude la emboscada militar!
Versifícale la sangre a sus moreras, a una Que tu refugio sea el colorido del paraba,
acacia… de la vicuña el pelaje,
a la travesía subterránea de aguas dulces, la quena de un minero.
y vete. Y si paras en Venezuela, Colombia o el
Perú,
Incluso en el llanto y la nostalgia, ¡cuidado con sus cancerberos!
que los pasos que caminamos la luna no
detengan su silenciosa marcha. Explora como un camaleón los barrios,
ampárate monte abajo, donde de amores y
Trepa un mangle, ocúltate en la amigos se sabe.
hojarasca, Guarda al corazón en el serpenteo de la
disimula tu rostro en la marisma. yarará,
No interrumpas la marcha en Paraguay: en un coral, guárdalo.
Stroessner Matiauda ahí acecha.
Busca la fraternidad del desposeído, Por las enramadas del yaguar obsidiana
por las colinas boscosas del guaraní. anda.
¡Y vete! Transfórmate en bambú,
se ébano, se quetzal.
Cuando pases por Brasil no te quedes en
la ciudad.
Los dictadores andan a la caza... Recibido: 01/12/2009 • Aceptado: 23/07/2010

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Vol. 21 (2): 16, julio-diciembre, 2010 (ISSN: 1659-4304)

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