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EL CATOLICISMO, LATINOAMÉRICA Y

LA IZQUIERDA NACIONAL
Respuesta de Edgar Schmid a Roberto Ferrero

Realmente es un honor ser respondido por un nacional de prestigio como


Roberto Ferrero, pero creo que a lo largo de los meses en que he debatido
este tema con gente de la Izquierda Nacional no le han llegado al compañero
Ferrero todas mis objeciones.

Paso a enumerar algunas, pero como bien dice Ferrero, en forma insuficiente
dado que ni soy marxista (ni lo quiero ser – como cantaba la buena-moza) ni
experto en IN. Sólo soy un meinviellista - para horror de los judíos de
Reconquista-popular – y después de 50 años de haber asistido a clases del P
Meinvielle – solo retengo algo esencial del maestro: Todo el capitalismo se
basa en el Pecado de la Codicia. Enseñanza que me acompañó a lo largo de
50 años.

¿Y DE ABELARDO RAMOS NO HABLAMOS? ¿LA FOTO O LA


PELíCULA?

Es cierto que soy insuficiente, no presumo de saberlas todas, pero dentro de


mi insuficiencia yo estaba creído que Jorge Abelardo Ramos, no sólo era un
hombre de la
Izquierda Nacional sino que había tenido alguna influencia sobre ella.

El compañero Ferrero ya me dice lo que opina Spilimbergo y sus seguidores.


Pero, ¿Spilimbergo es el único que opinó sobre catolicismo?
Me gustaría saber que opina Ferrero sobre el escrito de Jorge Abelardo
Ramos en agosto de 1986 – Estado e Iglesia – (va adjunto al final de este) si
entonces Ramos estaba o no en la IN, cosa que ignoro por mi insuficiencia, y
no solo eso: también ignoro si alguno de la IN salió a rebatir el propio
argumento del “Colorado”: tarea asaz riesgosa dada la titánica capacidad del
difunto “Colorado” para dejar a cualquiera que intentar debatir como un
“boludo” y sin usar la palabra boludo.

Y acá si que me asaltan miles de dudas e ignorancias.

Cuando Ramos escribió “Estado e Iglesia”, ¿No lo leyó nadie? ¿no lo


comentó y/o criticó nadie? ¿Pasó totalmente desapercibido?

En ese caso, ¿Soy yo, un facho clerical meinviellista – Gorojovsky dixit –


alguien como un arqueólogo tipo Indiana Jones que viene a desenterrar los
escritos de Ramos como si fueran el Arca Perdida o la tumba de Jesús?

Descartado eso, ¿el escrito pasó totalmente desapercibido?, supongamos que


SI lo leyeron, ¿por qué no lo comentaron y/o criticaron y/o aprobaron?

Ha pasado un cuarto de siglo – 24 años – desde tal escrito de Ramos – con


en cual coincido totalmente, y aún hoy un hombre de la calidad de Ferrero y
al cuál respeto mucho, se sigue centrando su defensa en la foto de
Spilimbergo – diciembre de 1956 – en lugar de la película de Ramos - y que
contempla el gigantesco cambio que fue el Concilio Vaticano II, la Teología
de Liberación, los Documentos de Medellín y Puebla donde – según Ramos
– “cuando la Iglesia descubre América por segunda vez y admite que la
liberación del Nuevo Mundo recae en las manos del gran pueblo
latinoamericano.” (dice Ramos)

Hay entonces, quienes siguen atacando una Iglesia que ya no existe (la de
1955 y anterior al Concilio Vaticano II) en lugar de mirar la Iglesia que
viene. La izquierda a veces me hace pensar en un tipo en el andén esperando
un tren que ya pasó.
Nada de este trabajo de Ramos surgió en los debates sobre el rol del
Catolicismo y/o
la iglesia ni por parte de los integrantes de la IN. Parecería que – como en el
Plan de Operaciones de Moreno, oculto y/o negado por los mitristas, la IN en
la misma forma se niega a debatir al Ramos pro-católico.
Mientras tanto queda en pie que no entiendo – confieso ser insuficiente – el
“por que” desde la propia Izquierda Nacional en todos los debates, nadie
salió la película de Ramos (la Evolución de la Iglesia a lo largo de 30 años
desde 1956 a 1986) y porqué siempre me respondieron con la foto de
Spilimbergo (noviembre de 1956).
¿“ANTICLERICALISMO” DE LA IZQUIERDA NACIONAL O DEL PC
(codovillista)?.

Nadie duda que “Revolución y contrarrevolución en Argentina” sea una obra


monumental del pensamiento nacional. Pero comienza en los meses
anteriores a la primera invasión inglesa cuando la “pandilla del barranco” se
prepara para aliarse con los ingleses y convertirse en la nueva oligarquía.
Toda la historia anterior de Argentina – desde la fundación de Asunción y/o
Santiago del Estero no se toma en cuenta y se dejan – sin siquiera criticar –
los trabajos de Rodolfo Puiggrós – especialmente “La España que descubrió
el Nuevo Mundo” y “De la colonia a la revolución”.
Puiggrós comienza su trabajo en 1940[1] cuando estaba en el Comité Central
del PC de Codovilla y sus trabajos de Historia eran ortodoxamente mitristas.
Quince años después de su incorporación al peronismo (1961) escribe “La
España que descubrió el Nuevo Mundo” que, como tantos otros trabajos del
PC, son una prolongación de la “Leyenda Negra” que propaga la masonería
inglesa. [2] Muchas veces los del campo nacional creemos que el mitrismo
es el único que falsifica la historia. Graso error. Puede decirse que hay tres
masonerías que lo hacen: la inglesa, la francesa y la norteamericana, que su
poder se basa en escribir la historia a la medida de sus clases dominantes. Es
una característica liberal-masónica – y de origen protestante – para
transformar su antigua propaganda de guerra – contra España y la Iglesia
desde ¡1568! (la guerra de los Ochenta Años) hasta la fecha.
Lo que estaba en juego era un calvinismo que nace entonces y quería actuar
sin trabas por parte de la Iglesia. Si es cierto lo que dice el Evangelio – por
sus frutos los conoceréis – entonces nada mejor que leer a Samir Amin y la
influencia del calvinismo en el actual Capitalismo Imperialista de EEUU.
Ver La ideología estadounidense.
http://www.mov-condor.com.ar/art-selecc/ideologiaeeuu.htm

Lo que está en juego en América Latina es más que solo política: es una
guerra entre la nueva religión del lucro sin freno y la vieja religión del Bien
Común de Santo Tomás.
Arnold Toynbee decía que la principal diferencia entre América del Norte y
del Sur es que la primera fue colonizada con el Antiguo Testamento, donde
la riqueza es una señal de ser un elegido, mientras que la segunda fue
colonizada con el Nuevo Testamento donde la pobreza es una Virtud -
bienaventurados los pobres porque de ellos es el reino de los cielos.
En el Sur, desde hace 200 años, todos los grandes caudillos – y rebeldes -
son caudillos de pobres. No importa su “ideología”, Bolívar, Zapata, Pancho
Villa, Fidel Castro, Salvador Allende, Gaitán, Perón, Chávez, Artigas,
Caamaño Deno, el que se les ocurra, todos son caudillos de pobres. Nada de
esto ocurre en el Norte.
Lo que está en juego es más que una religión. Lo que está en juego es ¿Sobre
que principios ético-morales se construye el Ser Nacional?
Si vamos a aceptar los valores del Norte – el lucro individual por encima de
todo - entonces dejémonos de joder con socialismo, revolución cubana o
bolivariana, y todas esas boludeces (decía Adelina de la UCeDé), Nos
hacemos liberales, y lo hacemos a fondo.
Si nos vamos a mantener en los valores del Sur – defensa de los Pobres –
entonces no podemos ser como esa “izquierda” que se prende en cuanta
bandera cultural anti-católica lanzan Fundación Ford, British Council,
Fundación Rockefeller, Open Society de Soros, etc.
No podemos ser nacionales pro-pobres en política y pro-liberales en lo
cultural. Es incoherente.
Decía Theodore Roosevelt hace más de un siglo: "mientras los países
hispano-americanos sean católicos, su absorción por los Estados Unidos será
larga y difícil".
Y el Informe al Presidente Nixon de Nelson Rockefeller de 1968 donde se
preocupa por la fuerza a favor del cambio en la Iglesia de América Latina, y
recomiendo financiar sectas protestantes desde EEUU al Sur para combatir
al catolicismo.
Volviendo a Rodolfo Puiggrós y su parte en el torpe anticlericalismo como
lo definía Hernández Arregui, su libro sobre “La España que descubrió el
Nuevo Mundo” arrastra todo el anticlericalismo del PC codovillista
Por empezar, termina su libro cuando Carlos V ingresa al Convento de
Yuste, y no toma nada de lo que sucede dentro de la Iglesia a partir del
Concilio de Trento, de los jesuitas, de los cambios dentro de la Iglesia que
se trasladan a América.
A su vez, tampoco registran como estas dos órdenes evangelizadoras –
franciscanos y jesuitas – van a trabajar para formar los pueblos nuevos
mestizos, que hoy forman los actuales Estados de América Latina.
Nadie – menos Puiggrós – nos explica que era un “pueblo-hospital”
organizado por los franciscanos, pero la gran sorpresa es cuando 400 años
después nos enteramos que el Plan de Ayala de Emiliano Zapata, pedía
exactamente ¡la misma organización de la tierra que habían tenido los
“pueblos-hospitales” de los franciscanos!
6º. Como parte adicional del plan que invocamos, hacemos constar: que los
terrenos, montes y aguas que hayan usurpado los hacendados, científicos o
caciques a la sombra de la justicia venal, entrarán en posesión de esos bienes
inmuebles desde luego, los pueblos o ciudadanos que tengan sus títulos,
correspondientes a esas propiedades, de las cuales han sido despojados por
mala fe de nuestros opresores, manteniendo a todo trance, con las armas en
las manos, la mencionada posesión, y los usurpadores que se consideren con
derechos a ellos, lo deducirán ante los tribunales especiales que se
establezcan al triunfo de la Revolución.
7º. En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos
mexicanos no son mas dueños que del terreno que pisan sin poder mejorar en
nada su condición social ni poder dedicarse a la industria o a la agricultura,
por estar monopolizadas en unas cuantas manos, las tierras, montes y aguas;
por esta causa, se expropiarán previa indemnización, de la tercera parte de
esos monopolios, a los poderosos propietarios de ellos a fin de que los
pueblos y ciudadanos de México obtengan ejidos, colonias, fundos legales
para pueblos o campos de sembradura o de labor y se mejore en todo y para
todo la falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos.
Así, el Plan de Ayala, del propio Emiliano Zapata, no era “revolucionario”
como dirían los laicos, sino “restaurador” de la propiedad comunitaria que
les habían enseñado los franciscanos 400 años antes y que había sido
suprimida por el Código Civil (masónico) de México en 1855.
ANTICATOLICISMO CIPAYO Y LOS “TEROS” DE GRAN BRETAÑA.
Soy conciente que mi estilo puede resultar “confuso”, pero cuando todo está
relacionado con todo, es difícil “no irse por las ramas”.
Vamos al negocio de la masonería. Si no explicamos primero el “negocio”,
nos perdemos discutiendo los “ideales” en juego, o sea, no entendemos el
“curro” que oculta nuestra historia oficial.
Muchos se preguntarán ¿que tiene que ver la propiedad de la tierra con
catolicismo o anticlericalismo? Es que la masonería inglesa es como los
“teros”: sobre la Iglesia pega los gritos y sobre la propiedad de la tierra tiene
los huevos.
La primera pregunta es: Con el concepto de propiedad de la tierra que tenía
el Derecho Indiano, ¿podían los ingleses adquirir, acumular y especular en
tierras? ¿Podían los ingleses cotizar estas “Tierras de Indias” en la Bolsa de
Londres?
Segundo: ¿Cuál es el hilo conductor entre independencia, balcanización,
deuda externa, anti-clericalismo, propiedad de la tierra, aparición de la
oligarquía terrateniente, y estructura de dependencia en América latin
El derecho indiano se basaba en que la tierra era la esencia misma del reino y
no una “mercancía” con que comerciaban y especulaban los privados. Ya en
la época de Alfonso el Sabio - las Siete Partidas – la propiedad del subsuelo
era del rey (el Estado hoy día).
Los discípulos de Puiggrós se llenan la boca hablando de “la España feudal y
oscurantista” (Gorojovsky dixit) pero al mismo tiempo – y
contradictoriamente – hablan bien del artículo 40 de la Constitución de 1949
sin ver que el concepto de Perón se remonta a Alfonso el Sabio (en plena
Edad Media).

Este concepto, la tierra como fuera del comercio, comienza a resquebrajarse


cuando Enrique VIII, se apodera de las tierras y propiedades de la Iglesia
Católica y las distribuye entre una oligarquía adicta, todos unidos por la
preocupación de que vuelva el catolicismo y deban devolver las propiedades.
De a poco se va avanzando sobre el concepto liberal de tierra como objeto de
comercio.
Durante todo el siglo XVI y XVII, franciscanos y jesuitas son férreos
defensores del concepto – “feudal y oscurantista” - de propiedad de la tierra
– del Rey (Estado) y no cedida como propiedad sino como concesión a una
persona jurídica comunitaria: una tribu, una aldea india, un conjunto de
familias.
Este orden es llamado por la historiadora Cecilia González Espul - los
barrocos. Quizás por la influencia jesuita al traer el Concilio de Trento a
estas “tierras de Indias”.

A partir del Tratado de Utrech (1713) llega desde Francia – y con los
Borbones - y comienza la lucha del regalismo, el conjunto de teorías y
prácticas sustentadoras del derecho privativo de los soberanos sobre
determinadas regalías (derechos y prerrogativas exclusivas de los reyes,
inherentes a la soberanía).

Y aquí un punto que, con el mayor respeto hacia Abelardo Ramos, que este
no toma en cuenta: ¿cuales fueron las actitudes de barrocos y regalistas hacia
las invasiones inglesas?

¿Fue barroca la actitud de Liniers al encabezar la resistencia a la primera


invasión? ¿Cuales eran las actitudes de Artigas y Güemes al respecto – la
propiedad de la tierra? Y de la “exteriorización” religiosa, ¿A que bando se
adscribían Belgrano y San Martín? ¿Y Rivadavia?

Si el compañero Ferrero se diera una vuelta por la Biblioteca de la


Universidad de Córdoba, se lo agradecería. Me dicen que todavía hay libros
de cuando Dalmacio Velez Sarsfield estudiaba Derecho y sería posible que
exista algo sobre Derecho Indiano.

Lo que es por acá, por el “puerto”, lo que eran los Derechos Reales – Civil
IV, antes de
Don Dalmiro (Velez Sarsfield), “los derechos reales de la Colonia son NN,
son desaparecidos, - como los subversivos, no tienen entidad”

Nada donde se pueda leer que era una “merced real”, un “señorío”, un
“abadengo”, un “realengo”. Nada.

Ud lanza el tema “Rosas” y enseguida va a salir toda una legión de gente que
cree que la propiedad de entonces era igual a la propiedad post-Velez
Sarsfield - verdadero anacronismo –y producto de la ignorancia provocada
por los liberales que suprimieron todo rastro del concepto español de
propiedad de la tierra. Estos son los mismos que se enganchan en cuanto un
anticlerical habla de “España feudal y oscurantista”

Este paso del concepto “español y oscurantista” al concepto masón


oligárquico, es relatado por Raúl Scalabrini Ortiz (Bases para la
Reconstrucción Nacional”:

Así nació entre nosotros esa segunda deidad inviolable [la primera deidad a
que se refiere es el capital extranjero] que se llama propiedad, que jamás en
la historia económica del mundo -salvo en épocas de extrema perversión y
soberbia de los núcleos dominantes- gozó de privilegios e inmunidades
parecidas. [...]

Dos tipos de propiedad tenían a su alcance los nativos: las minas y las
tierras. [...] Quedaba la propiedad de la tierra. Teóricamente todos tenían
acceso a ella. [...] Pero en su primer mensaje a las cámaras en mayo de 1869,
el presidente Sarmiento sienta un principio monstruoso que de un solo golpe
transforma en intrusos a toda la población del agro argentino. "El título de
propiedad debe subsistir a la simple ocupación", dice con talante de
inocencia, como si ignorara que la aplicación de este apotegma iba a
desalojar de sus tierras a la inmensa mayoría de la población nativa, Iba a
crear turbas trashumantes y a hundir en el abandono y la desesperación a
quienes no habían cometido más delito que el de haber nacido en la tierra
que poblaban, haber guerreado para manumitirla del coloniaje y de haber
lidiado con el infiel en una disputa case de hombre a hombre.

Para justificar el despojo se vilipendió a la población nativa que era


descendiente de europeos y no de peor raza, en todo caso, que el mismo
Presidente, que así, altaneramente, los desalojaba de sus predios natales.

La posesión real de la tierra la habían obtenido los criollos con la simple


ocupación indiscutida, que en todos los regímenes es el mejor título de
propiedad cuando la tierra anteriormente es mostrenca, como las tierras
solares de las ranchadas argentinas. [...]
En adelante la propiedad se adquirió en el trámite de la ciudad [...]

Comerciantes y aristócratas porteños se lanzaron como buitres sobra la


codiciada presa, en íntima fraternidad de intereses con los supuestos
capitales extranjeros. [..] Así nacieron esos inmensos latifundios que durante
cerca de un siglo han esterilizado de vidas humanas inconmensurables
extensiones de nuestra tierra más fértil. [...]

Desde entonces el hombre criollo, el hijo de extranjero nacido en la tierra


argentina, el simple hombre que no cuenta sino con la paz de su conciencia y
con la fuerza de sus brazos, fue un paria de quien los dirigentes sólo se
acordaban para vejarlo en los comicios o utilizarlo en las levas que iban a
defender del indio las propiedades que fueron suyas. De ese enorme drama
no queda más que un testimonio: el canto sencillo e inmortal del Martín
Fierro.

En la Constitución de 1949 el hombre argentino entra por primera vez en el


régimen de sus instituciones, y en consecuencia, la propiedad y el capital que
es su secuela inmediata, quedan limitados a la utilidad de su función social."
Raúl Scalabrini Ortiz - Bases para la reconstrucción nacional - 1955-1958

Cuando Sarmiento dice "El título de propiedad debe subsistir a la simple


ocupación" estamos hablando de un principio que da vuelta el concepto que
tenía la Iglesia española respecto a la ocupación de la tierra.

Pero la tierra que se “privatiza” no sale a la venta en pequeñas parcelas al


alcance de cualquier pequeño campesino. Sale a la venta en formas de
grandes extensiones, al alcance de los ricos y/o los que tengan acceso al
crédito. Así de entrada, el Código Civil viene con el latifundio y el desalojo
masivo.

Tomemos el caso de Paraguay que, hasta el inicio de la guerra en 1865


todavía tenía en vigencia el Derecho Indiano y no había latifundio. Existían
las Estancias de la Patria, hasta 1810 las Estancias del Rey. Nadie trabajaba
para otro, Nadie tenía a otro trabajando para él. Esto se termina después de la
guerra cuando Paraguay también adopta el Código de Velez Sarsfield.
En el número 1 de “La Nación” – 1 de enero de 1871, informa sobre el
discurso del presidente Sarmiento al recibir a la Guardia Nacional de Buenos
Aires que vuelve del Paraguay:

“El Paraguay vivía en la época de Felipe II”

¡Exactamente el mismo discurso “leyenda negra” de Puiggrós y Gorojovsky!

Por supuesto que el católico Paraguay fue diezmado en la guerra como


también lo fue el católico imperio Habsburgo. ¿Y qué? ¿Porque perdió la
guerra es legítimo difamarlo?

Con el derecho católico, hispánico, feudal, oscurantista, etc. Paraguay tenía


Latifundio Cero. Con la supresión y limpieza étnica de Sarmiento y Brasil, el
latifundio se apoderó de Paraguay.

Creo que es hora que la Izquierda Nacional revise sus conceptos sobre esto.
Que los liberales lleven de la nariz – y con el discurso Leyenda Negra – a los
boludos del PC o los socialistas juanbejustistas, y pase. Lo vienen haciendo
desde hace más de un siglo. Pero que la Izquierda Nacional caiga en la
trampa de la leyenda negra, ¡déjense de joder!

El compañero Mingo Schiavone me escribe desde Santiago nos describe a


los viejitos que atesoran las viejas y virreinales mercedes reales que les
reconocen sus derechos a ocupar. Pero esas mercedes reales de los tempos
virreinales, allá en el medio del monte, en la montaña jujeña, no tiene el más
mínimo valor frente al título de un especulador en Buenos Aires.

Esas mercedes reales no tienen la más puta vigencia porque los abogados “de
izquierda” te van a decir que vienen de la España feudal y oscurantista. Pero
si les preguntas a centenares de abogados de izquierda ¿que era una merced
real? no tienen la más puta idea. ¿Que era un abadengo? ¿que era un
realengo? ¿que era un señorío? Tampoco la más mínima idea.
Y así, por ignorancia, los abogados de izquierda caen en las trampas
liberales. Pero eso sí, muy orgullosos del “laicismo” de sus universidades.

O viniendo más acá ¿Por qué la enfiteusis de Rivadavia no le convenía a


Lord Rothschild en Londres?

Y cuando hablo de Rothschild de Londres y su influencia en la Argentina


post-Pavón, debo tener cuidado que gente como Gorojovsky y/o Presman
para que no empiecen a gritar ¡antisemita! ¡antisemita!

Aún en Universidades como Belgrano (Hist. de las Inst. Argentinas) enseñan


por ejemplo cuales eran las magistraturas de un Cabildo virreynal. Pero en
ninguna Universidad argentina, ni estatal ni privada, ni religiosa o laica, te
enseñan que como era el régimen y concepto de propiedad de la tierra, cuales
eran los derechos reales (hoy Derecho Civil IV) en la época virreynal.

Nadie te dice - ni tampoco encontrás en la Facultad de Derecho de


universidad alguna, algo sobre los Derechos a esas tierras. El problema no es
si el decano o rector de la facultad lleva sotana o viste de traje (cosa que
mucho le preocupa a Gorojovsky). El problema es si el rector tiene la
intención o no en bucear en las raíces de lo nacional. Si tiene o no conciencia
nacional.

¿DE CUAL IZQUIERDA NACIONAL HABLAMOS?

Reconozco que soy “insuficiente”. O “equivocado” en la medida de mi


“insuficiencia”. según la definición de Roberto Ferrero – y no me ofendo.
Pero reconozcamos que la Izquierda Nacional tampoco hace mucho para que
“neófitos clericales” como yo “vean la luz” como definían los viejos
masones “iluministas”

COMO PINTOR SIN ESCALERA.


Una limitación de la Izquierda Nacional tanto como el Nacionalismo es que
ambos tienen tiene una visión histórica de pintor sin escalera y se mueven
con las cartas marcadas por el imperialismo y discutiendo las falsas opciones
que instaló la masonería inglesa entre nosotros. Somos dos boludos.

“Para que haya trampas en el juego se necesitan dos cosas: un fullero y un


boludo” Perón.

Mi problema no es la Izquierda Nacional –estoy citando nada menos que a


Abelardo Ramos. Por el lado de la IN mi problema son los anticlericales que
“creen que se las saben todas” y no ven más allá.

El problema va más allá de, si en 1955 el obispo Pirulo, se quedó rezando o


repartió pistolas cal. 45 entre los alumnos de un colegio católico.

El problema es que mientras no nos dediquemos a buscar los “naipes


marcados” que la educación mitrista instaló entre nosotros, seguiremos
peleando por boludeces. De nada sirve decir, “el obispo Lue… ” y como
quien no quiere la cosa, sugerir sobre la Iglesia el manto de “traición a la
Patria”

Si caigo en esa podría decir entonces que, en el Congreso de Tucumán, de 29


diputados, 11 curas y frailes, ¡votaron por la independencia! (el 34% de los
independentistas tenía hábito o sotana) Y estos eran:

Fray Cayetano Rodríguez, Antonio Sáenz, Acevedo, Colombres, Corro,


Castro Barros, fray Justo Santa María de Oro, Gallo, Uriarte, Aráoz,
Thames, Iriarte, Pacheco de Melo.

Entonces, si Ferrero me tira un solo nombre – Lue - y yo le respondo con


11, el resultado final será

Schmid 11 Ferrero 1
lo cual sería similar a un partido entre los All Blacks de Nueva Zelanda y los
Pumas de Argentina.

Este no es el objetivo. El objetivo – y dentro de la línea Abelardo Ramos –


Methol Ferré – es seguir rastreando en la religiosidad popular, y el
componente de esta en la formación de la conciencia nacional.

Si rastreamos en una “religiosidad” de sentido católico-comunitario,


entonces podemos seguir avanzando hacia un régimen más social. Si la
“religiosidad” popular avanza hacia lo protestante-individualista, producto
de misiones “made in USA”, entonces estamos en el horno.

Ferrero también habla de los “cristeros” de México. Me alegra mucho que


traiga tal tema sobre la mesa. Si Ud entra en youtobe.com, si pone Emiliano
Zapata Pancho Villa

http://www.youtube.com/watch?v=VsVy8b5k-Cs

verá la entrada de ambos en El Zócalo el 14 de dic de 1914 (60.000


hombres).

Si para la película en el segundo 14, verá al propio Pancho Villa con


uniforme de general mexicano, y en el segundo 19 verá entrar a los jinetes de
Pancho Villa. Pero su también frena la película, verá que no llevan bandera
sino el estandarte de la Virgen de Guadalupe.

Tanto los jinetes como el propio Pancho Villa, eran todos devotos de la
Virgen de Guadalupe. Les gustaba el tequila, las mujeres, el baile, hacer una
revolución, agarrarse a tiros con quien sea, incluso cruzar la frontera con
EEUU y atacar al ejército norteamericano, y todo lo demás que Ud quiera.
Pero lo que nadie pudo negar – ni siquiera el Papa Juan Pablo II en su viaje a
México, es que eran todos devotos de la Virgen.
(De paso, aunque el cura del barrio me diga “pecador”, reconozco que es el
tipo de catolicismo que más me gusta: tequila, baile, mujeres (sueño con una
María Félix), tiros y revoluciones.)

De los cristeros se han dicho muchas cosas, especialmente los masones y la


izquierda.

Pero lo que nunca pudieron negar es que era un movimiento popular: lo que
sobraban eran católicos devotos. Nada de eso podemos decir de la burguesía
masónica que se adueñó de la revolución y la congeló (o traicionó).

Nada dice ni la masonería ni la izquierda del anticlericalismo de la


Constitución mexicana de 1917: Dice:

Art. 2º. Las asociaciones religiosas denominadas iglesias, cualquiera que


sea su credo, no podrán, en ningún caso, tener capacidad para adquirir,
poseer o administrar bienes raíces, ni capitales impuestos sobre ellos; los que
tuvieren actualmente, por sí o por interpósita persona, entrarán al dominio de
la Nación, concediéndose acción popular para denunciar los bienes que se
hallaren en tal caso. La prueba de presunciones será bastante para declarar
fundada la denuncia. Los templos destinados al culto público son de la
propiedad de la Nación, representada por el Gobierno Federal, quien
determinará los que deben continuar destinados a su objeto. Los obispados,
casas curales, seminarios, asilos y colegios de asociaciones religiosas,
conventos o cualquier otro edificio que hubiese sido construido o destinado a
la administración, propaganda o enseñanza de un culto religioso, pasarán
desde luego, de pleno derecho, al dominio directo de la Nación, para
destinarse exclusivamente a los servicios públicos de la Federación o de los
Estados en sus respectivas jurisdicciones. Los templos que en lo sucesivo se
erigieren para el culto público serán propiedad de la Nación.

Art. 3º. La enseñanza es libre; pero será laica la que se dé en los


establecimientos oficiales de educación, lo mismo que la enseñanza
primaria, elemental y superior que se imparta en los establecimientos
particulares.
Ninguna corporación religiosa, ni ministro de algún culto podrán establecer
o dirigir escuelas de instrucción primaria.

Art. 24º. Todo hombre es libre de profesar la creencia religiosa que más le
agrade y para practicar las ceremonias, devociones o actos del culto
respectivo, en los templos o en su domicilio particular, siempre que no
constituya un delito o falta penados por la ley.

¡Un delito o falta penado por la ley el practicar el culto!

Todo acto religioso de culto público deberá celebrarse precisamente dentro


de los templos, los cuales estarán siempre bajo la vigilancia de la autoridad.

¡Dentro del templo te mandan la policía para ver quien va a misa! ¡Ni
hablemos de procesiones!

Art. 130. Corresponde a los Poderes Federales ejercer en materia de culto


religioso y disciplina externa la intervención que designen las leyes. Las
demás autoridades obrarán como auxiliares de la Federación. El Congreso no
puede dictar leyes estableciendo o prohibiendo cualquier religión.

¿Y entonces quien las dicta si no son los representantes del pueblo?

La ley no reconoce personalidad alguna a las agrupaciones religiosas


denominadas iglesias.

Si la Iglesia no es persona jurídica, ¿Qué es? De paso, ¿Qué es la masonería


en el Derecho mexicano?

Los ministros de los cultos serán considerados como personas que ejercen
una profesión y estarán directamente sujetos a las leyes que sobre la materia
se dicten.
Las legislaturas de los Estados únicamente tendrán facultad de determinar,
según las necesidades locales, el número máximo de ministros de los cultos.

O sea, el derecho de la masonería – por intermedio de los Estados locales – a


dejar sólo un cura – o fraile.

Para ejercer en los Estados Unidos Mexicanos el ministerio de cualquier


culto se necesita ser mexicano por nacimiento.

Los ministros de los cultos nunca podrán en reunión pública o privada


constituida en junta, ni en actos del culto o de la propaganda religiosa, hacer
crítica de las leyes fundamentales del país, de las autoridades en particular o
en general del Gobierno; no tendrán voto activo ni pasivo ni derecho para
asociarse con fines políticos.

Para dedicar al culto nuevos locales abiertos al público se necesita permiso


de la Secretaría de Gobernación, oyendo previamente al Gobierno del
Estado. Debe haber en todo templo un encargado de él, responsable ante la
autoridad del cumplimiento de las leyes sobre disciplina religiosa en dicho
templo y de los objetos pertenecientes al culto.

O sea que el Estado (y/o la masonería local) se reserva el derecho a nombrar


un comisario político en cada Iglesia.

El encargado de cada templo, en unión de diez vecinos más, avisará, desde


luego, a la autoridad municipal quién es la persona que está a cargo del
referido templo. Todo cambio se avisará por el ministro que cese,
acompañado del entrante y diez vecinos más. La autoridad municipal, bajo
pena de destitución y multa hasta de mil pesos por cada caso, cuidará del
cumplimiento de esta disposición; bajo la misma pena llevará un libro de
registro de los templos y otro de los encargados. De todo permiso para abrir
al público un nuevo templo, o del relativo a cambio de un encargado, de la
autoridad municipal dará noticia a la Secretaría de Gobernación por
conducto del gobernador del Estado. En el interior de los templos podrán
recaudarse donativos en objetos muebles.
Por ningún motivo se revalidará, otorgará dispensa o se determinará
cualquier otro trámite que tenga por fin dar validez en los cursos oficiales a
estudios hechos en los establecimientos destinados a la enseñanza
profesional de los ministros de los cultos. La autoridad que infrinja esta
disposición será penalmente responsable; y la dispensa o trámite referidos
serán nulos y traerán consigo la nulidad del título profesional para cuya
obtención haya sido parte la infracción de este precepto.

Las publicaciones periódicas de carácter confesional, ya sean por su


programa, por su título o simplemente por sus tendencias ordinarias, no
podrán comentar asuntos políticos nacionales ni informar sobre actos de las
autoridades del país o de particulares que se relacionen directamente con el
funcionamiento de las instituciones públicas

O sea que en México hay dos clases de .ciudadanos: de primera: los masones
y de segunda, los católicos.

Queda estrictamente prohibida la formación de toda clase de agrupaciones


políticas cuyo título tenga alguna palabra o indicación cualquiera que la
relacione con alguna confesión religiosa. No podrán celebrarse en los
templos reuniones de carácter político.

No podrá heredar por sí, ni por interpósita persona, ni recibir por ningún
título un ministro de cualquier culto un inmueble ocupado por cualquier
asociación de propaganda religiosa, o de fines religiosos o de beneficencia.
Los ministros de los cultos tienen incapacidad legal para ser herederos, por
testamento, de los ministros del mismo culto, o de un particular con quien no
tenga parentesco dentro del cuarto grado.

Los bienes muebles o inmuebles del clero o de las asociaciones religiosas se


regirán para su adquisición por particulares conforme al artículo 27 de esta
Constitución. Los procesos por infracción a las anteriores bases nunca serán
vistos en Jurado.

¿Y entonces quien los ve?


Ferrero es un hombre inteligente. Si quiere seguir discutiendo “cristeros”,
entonces con mucho gusto. Pero en particular le sugiero estudiar primero el
Derecho Constitucional mexicano y después me diga como el “laicismo”
influye favorablemente en la formación de lo nacional mexicano.

Pero si vamos a entrar en el “laicismo” es para intentar entender un poco la


masonería y como la IN muchas veces cae en las trampas de la primera. Ya
con Sarmiento creando el latifundio y genocidio paraguayo, con el
“congelamiento” de la revolución mexicana, tenemos bastante.

GOROJOVSKY Y EL “LAICISMO”

Por supuesto que Gorojovsky es uno de los “gurúes” del laicismo en la IN –


además nunca habla del escrito de Abelardo Ramos de agosto de 1986.

El 30 de abril de 2007, en la Lista Reconquista-popular se discutía la


posibilidad de un golpe militar turco (y laicista) contra el gobierno civil pro-
islámico (2/3 del electorado y los diputados), y Gorojovsky proclamaba su
dogma:

La revolución nacional es nacional-democrática o no es ni revolución ni


nacional. El laicismo es una consigna nacional democrática, y por lo tanto
forma parte de la lucha por la revolución nacional. Oponerlas no es
razonable. Ni legítimo por el hecho de que los EEUU prediquen
(supuestamente) el laicismo en Turquía.

En realidad, las consignas nacionales y democráticas se articulan


dialécticamente, oponerlas es regalarle al imperialismo las consignas
democráticas, ahora si, vaciadas de contenido nacional y por lo tanto
abstraídas de lo real. .
Esto es lo que aprendimos de Jorge Spilimbergo en la Izquierda Nacional.
Apartarse de esta posición llevó a la debâcle a gente muy ilustre. Conviene
aprender en cabeza ajena.
Para Gorojovsky lo nacional y lo religioso corren por caminos separados,
opuestos, antagónicos. Su modelo “nacional” no sólo es “euro-céntrico” sino
más aún: es “franco-céntrico”. Todo centrado en Francia. Si un país
cualquiera del Tercer Mundo no recorre el camino de Francia, entonces no es
“nacional”. Su modelo es el jacobino anticlerical quemando iglesias como
hacían los republicanos españoles desde 1930.

Después se enoja si los católicos en lugar de “poner la otra mejilla” y


cansados de que les maten curas y les quemen iglesias, se enrolan en el
ejército de Franco.

Por la Lista de violencia anticlerical ver:

http://www.mov-condor.com.ar/documentos/violencia%20anticlerical.htm

En cuanto a los que se enrolaron en el ejército de Franco, también recuerdo


de la serie “Mafalda” de Quino, cuando el gallego Manolito decía:

“Si te golpean en la mejilla, ve y aprende karate”

Gorojovsky admira a Mariano Moreno por lo que tenía de “jacobino”


francés, pero pasa por alto que si bien tradujo El Contrato Social, omitió
traducir el capítulo que ataca a la Iglesia. Moreno era jacobino pero no
boludo.

El rol del Corán en lo nacional de Medio Oriente – como anuncia Abelardo


Ramos - tampoco es contemplado por Gorojovsky que todo lo ve con ojos
franco-céntricos.
En este momento el mayor giro geopolítico ante EEUU y el sionismo lo ha
dado Turquía, estableciendo por primera vez en la historia, una alianza con
Rusia y junto con Brasil, saliendo en defensa de Irán.

El viejo imperio Otomano era un absolutismo sobre un conjunto de pueblos


unidos por los Hanafi, una rama del Islam sunnita. El “neo-otomanismo” que
está surgiendo es un conjunto republicano de pueblos, también unidos por el
Islam Hanafi, y en contra de EEUU e Israel.

Turquía tiene 80 millones de habitantes. 20% son curdos y 80% son turcos.
Sólo los une el Islam. Si el Islam no existiera, Turquía terminaría en el
camino de Yugoslavia.

Otro tanto Irán, con 50% de persas, 25% de azeríes y 25% de una ensalada
de pueblos y lenguas. Si el Islam no existiera, también Irán seguiría el
camino de Yugoslavia.

Por supuesto, un “laicismo” a la medida de Israel, que divida los países de la


región, es el “sueño dorado” del sionismo. Al fin y al cabo, el mejor aliado
regional de Israel era el “laicismo” de Kemal Ataturk, hoy superado por los
“creyentes otomanos”.

Y si tomamos el “laicismo” como medida de lo “revolucionario” en México


debemos borrar de la lista de “revolucionarios” a los devotos de Guadalupe e
incorporar a los masones que redactaron su constitución de 1917.

Dejo picando, por creerla innecesaria, la experiencia de Nicaragua y la


influencia de la Teología de Liberación en la revolución sandinista, incluso
en el enfrentamiento con el
propio Papa Juan Pablo II durante su misa en Managua.

Así la experiencia histórica del “laicismo” nos muestra una masonería que
congela la revolución en México y una Teología de Liberación participa de
en una revolución en Nicaragua.
ESTRATEGIA NACIONAL Y GUERRA CULTURAL.

“Cultura es todo aquello que une al pueblo” Perón

Y hago hincapié en el verbo unir. Si la máxima imperial es “Divide et


impera”, entonces lo nacional es todo aquello que unifique. Y también creo
que debemos unificarnos en torno al desarrollo del Ser Nacional según
Hernández Arregui:

“una comunidad establecida en un ámbito geográfico y económico,


jurídicamente organizada en nación, unida por una misma lengua, un pasado
común, instituciones históricas, creencias y tradiciones también comunes
conservadas en la memoria del pueblo, y amuralladas, tales representaciones
colectivas, en sus clases no ligadas al imperialismo, en una actitud de
defensa colectiva ante embates internos y externos, que en tanto disposición
revolucionaria de las masas oprimidas se manifiesta como conciencia
antiimperialista como voluntad nacional de destino”

La guerra cultural tiene plazos mucho más largos que los políticos y no sólo
eso sino que no se puede lograr o mantener el triunfo político si primero no
se ha triunfado en lo cultural.

Si el triunfo del mitrismo se hubiera limitado a la batalla de Pavón, no


hubiera durado mucho. El triunfo se consolidó hasta hoy – 150 años – debido
a la tremenda transformación por parte de los liberales de las instituciones
culturales de la Argentina criolla.

- En lo familiar se pasó de la familia matri-céntrica criolla ala familia patri-


céntrica inmigrante.

- En lo escolar se pasó de la parroquia católica como escuela a la escuela


estatal y laica de Sarmiento.
- En lo educativo se pasó de la tradición oral a la “historia oficial” dictada
por el Ministerio.

- En lo jurídico se pasó del Derecho Indiano al Código liberal.

- En lo representativo-laboral se perdió el caudillo como sindicato del


gaucho y apareció el sindicato estilo europeo. Los obreros ahora llegaban de
Europa y los estaba esperando un aparato cultural que los mantenía aislados
de los criollos.

- En lo comunicativo aparecen los “grandes diarios” que en provincias antes


generadoras de caudillos federales, ahora son “los formadores de opinión”.

Lo que lograron los liberales – y los nacionales ni siquiera vemos – es lo que


los gramscianos llaman Hegemonía.

Un resumen mínimo del concepto indica que Gramsci entiende por


Hegemonía:

- La articulación de grupos y facciones de clase bajo una dirección política y


moral,
- la del “príncipe” o partido revolucionario,
- a una multiplicidad de voluntades dispares con objetivos heterogéneos,
- una “única visión del mundo”,
- una “voluntad nacional popular”.
La lucha por la Hegemonía supone, además,
- una estrategia que permita a la clase obrera “dirigir a las clases aliadas y
dominar a las clases opuestas”,
- dentro de un proyecto revolucionario por el socialismo.
La creación de la voluntad colectiva se da
- cuando una ideología logra difundirse entre toda la sociedad y determinar
- “no lo solo objetivos económicos y políticos unificados sino también una
unidad intelectual y moral”.
- En ese sentido la búsqueda por la hegemonía busca impedir una
“revolución pasiva” o un “consenso pasivo”.
Ha de fundarse
- en un consenso “activo y directo”,
- “que integre en las masas la visión del mundo, y la lucha económica,
política y moral”.
- No solo a corto plazo sino a largo plazo. Este objetivo supone, de un lado,
- una “mística o religión popular”, que vincule a los dirigentes y a los
dirigidos, - con una ideología y una visión revolucionaria del mundo”,
- y exige además la difusión en la sociedad de una serie de
- “valores sociales que no tienen una única connotación de clase”.

Y acá le propongo al compañero Ferrero, dejarnos de joder y empezar a ver


como construimos una Contra Hegemonía o Hegemonía de lo Nacional.

Mientras no construyamos –en un nivel inmensamente masivo – una Contra-


Hegemonía anti-liberal – nos estancamos y quedamos en el horno.

Tienen razón los “gramscianos”: el “príncipe” debe ser un “partido


revolucionario” o como definía Perón, “la organización que vence al tiempo”

Perón fue un gran estratega, un gran conductor, dejó una doctrina pero nunca
pudo construir esa organización.

Creo que primero debemos construir el “perfil” de la “organización” y los


cuadros conductores que luchen por la nueva Hegemonía.
Si leemos a Richard Gillespie (“Montoneros: soldados de Perón”) vemos
que en el capítulo dos – y con gran perspicacia imperial – vemos que le
preocupaba en los ’60 el nacionalismo y revisionismo histórico que traía
Tacuara, el catolicismo o sentido religioso que traía el Movimiento
Sacerdotes del Tercer Mundo y el socialismo nacional que traía la Izquierda
Nacional.

Esa Hegemonía debe tener los componentes de religión + nacionalismo +


socialismo. Quien logre meter en una misma “bolsa doctrinaria” esos tres
componentes logra una mezcla altamente explosiva contra el imperio.

Quien si logró esto fue el sociólogo iraní Ali Shariati (1933-1976) inspirador
de la corriente islámica Chiísmo rojo, hoy conducido por Mahmud
Ahmedinejad – que leyó a Shariati en su primer año en la Universidad de
Teherán – y hoy esa combinación de religión + nacionalismo + socialismo
hace de Irán el mayor obstáculo al imperialismo en la región.

Gillespie visualizó en su libro como nacionalismo-catolicismo-socialismo


podrían construir esa Hegemonía en Argentina.

Lo peor es que la derrota por el Proceso fue tan grande que se cumplió lo
pronosticado por Perón:

"Si alguna vez llegase a haber otro golpe, el pueblo quedará tan derrotado
que la vuelta constitucional servirá solamente para garantizar con el voto
popular, los intereses del imperialismo y de sus cipayos nativos".

Y esto es lo que vino con la des-malvinización y todavía dura. Con la des-


malvinización se ha detenido esa marcha hacia la Hegemonía Cultural
Nacional. Hemos perdido la batalla por Malvinas y se ha convencido al
pueblo que “con democracia se arregla todo”.

Desde la “democracia” se ataca al catolicismo (ver opinión de Ramos más


abajo), a los valores nacionales que surgieron cuando Malvinas, a los valores
socialistas que quedaron aturdidos cuando la caída del Muro de Berlín.
Tanto entre católicos como izquierda nacional, se carece de ese espíritu
nacional con el que trabajaban en conjunto Methol y Ramos.

Por supuesto que Ramos tenía “insuficiencias” e “ignorancias” producto de


esas insuficiencias con respecto a las internas episcopales. Pero ahí estaba
Methol – hombre de CELAM – para explicarle los cambios en el enfoque
geopolítico del Vaticano y como se traducían en Latinoamérica.

Desgraciadamente son muchos los obispos – y peor en las provincias


empobrecidas por Bs As – que en el día de San Balaguer Escribá – se
mandan las grandes homilías con exégesis del “santo” mientras en sus
provincias sus “rebaños”, depositarios y contribuyentes en alto grado al “Ser
Nacional” y desde mucho antes de la independencia, la pobreza los arrasa.

Parecería que en ningún momento quieren defender las raíces católicas de la


Argentina porque ello significa defender a los pobres, y enfrentar a los
devotos de San Balaguer Escribá en los directorios de los bancos españoles.

Ellos son los que menos hablan de “estructuras de opresión”, de “estructuras


de pecado”.

Pese a lo que diga el Catecismo de la Iglesia Católica y el Papa Juan Pablo II


sobre el los “pecados” de Opresión:

1828 Así el pecado convierte a los hombres en cómplices unos de otros, hace
reinar entre ellos la concupiscencia, la violencia y la injusticia. Los pecados
provocan situaciones sociales e instituciones contrarias a la bondad divina.
Las “estructuras de pecado” son expresión y efecto de los pecados
personales. Inducen a sus víctimas a cometer a su vez el mal. En un sentido
analógico constituyen un “pecado social”

Ellos quieren una Iglesia “que no sea política”, porque la “política” nos lleva
tarde o temprano a enfrentar la Liberación. Y la Liberación no es una moda
de teólogos latinoamericanos. Es una orden del propio Jehová cuando le
ordena a Moisés

“Ve y libera mi pueblo”

Hoy día el pueblo de Dios se ha extendido mucho más allá de Sinaí:


comprende entre otros, nuestra Paria Grande.

Estamos entonces dos entre dos fuegos: desde “arriba” con una “herejía”
hipócrita que en luchar por el Sermón de la Montaña -Bienaventurados los
pobres- cierran los ojos. Y desde los costados, por el torpe anticlericalismo
que cree que “lo revolucionario es hacer enojar al cura”

Le repito, ya no se trata de discutir si el obispo Pirulo en 1955 repartía armas


entre los chicos de El Salvador. De lo que se trata es de construir
Hegemonía Cultural Nacional, algo donde los liberales nos llevan una
distancia de 150 años.

Y creo que Methol y Ramos trabajando juntos son un buen ejemplo.

Un gran abrazo (espero que no sea “insuficiente”)

Edgar Schmid

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

La relación Iglesia – Estado


Fecha: Agosto 1986 | Autor: Jorge Abelardo Ramos para la Revista Políticón
La siguiente nota fue publicada en la revista Políticón, de efímera vida, en
agosto de 1986. Dirigida por Oskar Blotta, aparecieron dos o tres números de
esta revista humorística en la que Jorge Abelardo Ramos y María Julia
Alzogaray escribían sobre un mismo tema, propuesto por el editor.

Más bien debería hablarse de las malas relaciones del Estado con la Iglesia
Católica. Resulta realmente picante que el gobierno, desvelado por su manía
perfeccionista de llevar sus vínculos con el Occidente luterano, y en general
con el mundo externo, al nivel de un romance inextinguible, valore tan poco
la delicada naturaleza de sus vínculos con la Iglesia argentina y con los
católicos.

Estos “progresistas” en el gobierno, aturdidos todavía con un poder que no


habían soñado alcanzar jamás, se han vuelto librepensadores decimonónicos.
Dicho sea al pasar, el Occidente luterano hace poco caso de las cabriolas y
banquetes del ilustre Caputo. Reagan abofetea a la Argentina y vende trigo a
bajo precio a los rusos cuando le conviene. A las grandes potencias se les
antoja algo ridículo la seudodiplomacia de los países que pretenden ser
occidentales y no lo son.

No pasa un solo día, sin embargo, que por casi todas las radios (en poder del
gobierno) y en las revistas ilustradas, aunque sin la menor ilustración, todo
género de personajes, y aún de insectos de un nivel cultural equivalente a su
especie, no se haga un escarnio de la Iglesia. Pero no se trata, en realidad, de
una cuestión de índole religiosa, ni de que un viejo pecador como yo
pretenda pasar como beato. Por cierto que los pastores protestantes, los
archimandritas, los rabinos, los Testigos de Jehová y los mormones se
sienten bien a gusto con el alfonsinismo en el gobierno. De todo lo cual debe
inferirse que no hay teologías en discusión, sino más bien una ofensiva
indeclarada contra los católicos y su Iglesia. Esta ofensiva cuenta con la
“neutralidad benévola” del Estado, a cargo de un gobierno extasiado por una
Constitución que establece el sostén del culto católico. Misteriosa
contradicción.

He dicho más de una vez que, en América Latina, el indigenismo


indicativamente esgrimido por blancos puros de religión protestante esconde,
allá en el fondo, la acción político-étnica del imperialismo. Este último se
propone fragmentar más todavía la Nación-continente. De la misma manera,
los amargos y hasta soeces ataques a la Iglesia que suelen verse en las tapas
de las revistas porno-progresistas de Buenos Aires, no suponen un diálogo
herético con Dios o el soliloquio de un metafísico, sino la manifestación
vulgar de una política extranjera contra la Nación.

Esto debe explicarse en el sentido de que la fe católica es profesada por la


mayoría de los argentinos y latinoamericanos y es, de algún modo, como la
coránica en Medio Oriente, un peculiar escudo de nuestra nacionalidad ante
aquellos que quieren dominarnos o dividirnos.

En los pueblos marginados del “estilo de vida occidental” y que, como


nosotros, padecen un “estilo de vida accidental”, la religión ejerce un doble
papel: el teológico que le es propio y el de ideología nacional defensiva
contra el dominador extranjero.

La campaña contra la fe católica, sus símbolos, sus hombres y sus


instituciones es tanto secreta como pública. Secreta, en cuanto a la silenciosa
poda de los subsidios tradicionalmente otorgados a las escuelas privadas
dirigidas por sacerdotes católicos. Y pública, a través de todo género de
lenguaraces que han tomado la radio o la televisión por asalto en nombre de
la “participación democrática”. Esto debería traducirse en un franco
enfrentamiento entre la “progresía” y la “feligresía”. Pero no es tal. La
respuesta de los sectores nacionales y, en este caso, de la Iglesia, por dichos
medios es medida por un gotero por estos “profesionales de la libertad”.

Si se toma como ejemplo el tema del divorcio, otra muestra de la inventiva


inagotable del alfonsinismo, se verá que la truculencia periodística contra la
Iglesia tiene pocos precedentes en la Argentina.

¿Cuál es la actitud del gobierno? Adopta el aire pampeano de dejar pasar el


tiempo. Se lava las manos como si nada le concerniese. Son sus diputados y
senadores de liviano equipaje intelectual los encargados de conducir el tema,
seguidos al trote por los peronistas liberales, que con legión y por raleados
demócratas cristianos, porco cristianos y dudosos demócratas, aunque
alfonsinistas devotos. Cabe imaginar qué diría Irigoyen de sus herederos y
Perón de los suyos.
Pero lo que resulta digno de ser señalada es la actitud de la “gran prensa”,
cuya unción en otra época arrancaba lágrimas. Eran los tiempos en que el
régimen oligárquico, la Iglesia y la “prensa seria” discurrían armoniosamente
en el “status quo”. Después de Juan XXIII y de Pablo VI, después de
Medellín y de Puebla, cuando la Iglesia descubre América por segunda vez y
admite que la liberación del Nuevo Mundo recae en las manos del gran
pueblo latinoamericano, la oligarquía tanto como la gran prensa se distancian
de la cristiandad.

La miran con sospecha, como los coroneles-terratenientes a los Obispos del


Brasil. Y es justamente ahora que el Sr. Alfonsín y sus jóvenes ligeros de
lengua, ebrios de poder, someten a la Iglesia a burla universal.

Es que el Estado Nacional aguarda su nacionalización. Así como destrata a


las Fuerzas Armadas, a las que simula atribuir la responsabilidad común de
los excesos en la represión, del mismo modo que condena a los
Comandantes que ocuparon las Malvinas y absuelve al General que las
rindió, así como trata a la Señora Thatcher con la punta de una pluma, el
régimen gobernante dedica a la Iglesia una hostilidad infatigable.

Cabe preguntarse ante estos políticos profesionales la cantidad de cordura


que inspira tales actos. Por si nada faltara, el odio indisimulado del gobierno
hacia los obreros y sus organizaciones completa la constelación de sus
adversarios. En un mundo tormentoso y con un pueblo atormentado en su
torno, el gobierno mal lleva sus relaciones con la Iglesia. Enfrentarse a la vez
con los obreros, la Iglesia y las Fuerzas Armadas parece demasiado, aún para
la frivolidad e incompetencia del gobierno y su fecunda producción de
golpes de efecto.

Cree saber la orientación exacta de la brisa. Por esa ilusión, supone más
valiosa para su perduración en el poder la palabra de un banquero
norteamericano que la palabra del Sermón de la Montaña. Es un error, que
anotamos con piedad.
________________________________________
[1] • A 130 años de la revolución de Mayo, Buenos Aires, A.I.A.P.E, 1940.
• De la colonia a la revolución, Buenos Aires, A.I.A.P.E, 1940.
• La herencia que Rosas dejó al país, Buenos Aires, Problemas, 1940.
• Mariano Moreno y la revolución democrática argentina, Buenos Aires,
Problemas, 1941.
• El pensamiento de Mariano Moreno (Selección y prólogo), Buenos Aires,
Lautaro, 1942.
• Los caudillos de la revolución de mayo, Buenos Aires, Problemas, 1942.
• Rosas el pequeño, Montevideo, Pueblos Unidos, 1943.
• Los utopistas (Selección e introducción), Buenos Aires, Futuro, 1945.
• Los enciclopedistas (Selección e introducción), Buenos Aires, Futuro,
1945.
[2] Decía Perón: Porque la difusión de la leyenda negra, que ha pulverizado
la crítica histórica seria y desapasionada, interesaba doblemente a los
aprovechados detractores. Por una parte, les servía para echar un baldón a la
cultura heredada por la comunidad de los pueblos hermanos que
constituimos Hispanoamérica.
Por la otra procuraba fomentar así, en nosotros, una inferioridad espiritual
propicia a sus fines imperialistas, cuyas asalariados y encumbradísimos
voceros repetían, por encargo, el ominoso estribillo cuya remunerada
difusión corría por cuenta de los llamados órganos de información nacional.
Este estribillo ha sido el de nuestra incapacidad para manejar nuestra
economía e intereses, y la conveniencia de que nos dirigieran
administradores de otra cultura y de otra raza. Doble agravio se nos infería:
aparte de ser una mentira, era una indignidad y una ofensa a nuestro decoro
de pueblos soberanos y libres.

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