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INDICE

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………….2
1. EL PERÍODO DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA………………………….3
El nacimiento de un ilustrado: Fray Benito Jerónimo Feijoo…………..4
El pensamiento de Feijoo: un cambio de paradigma……………………5

2. EL ROMANTICISMO: UNA RUPTURA DE ESQUEMAS………………………..6


2.1. La vida de un romántico: Mariano José de Larra……………………………….8
2.2. El pensamiento crítico-pesimista de Larra……………………………………8

3. EL SENTIDO CRÍTICO EN LOS DIFERENTES CONTEXTOS:


FRAY BENITO JERÓNIMO FEIJOO - MARIANO JOSÉ LARRA…………………. 9

CONCLUSIÓN……………………………………………………………………………….11

BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………..12
INTRODUCCIÓN

En el siguiente trabajo me propongo establecer, en principio, las bases de lo que fue


el Iluminismo, siglo en el cual la duda, el uso de la razón, el deseo de conocer, de investigar
y de enriquecerse en cuanto a conocimiento, floreció por completo. A partir de esta
presentación, trabajaré una de las figuras más representativas de este período como fue
Fray Jerónimo Benito Feijoo, un escritor español que se caracterizó por su espíritu científico
y racionalista, que se centró en la crítica hacia los paradigmas supersticiosos y «milagreros»
de la época; y por lo tanto, establece una crítica social a sus coetáneos y sus creencias. Asi,
primero se presentarán datos de la vida de dicho autor y luego, datos sobre su pensamiento
y crítica que lo hicieron una figura trascendente dentro del iluminismo.
Consiguiente a ello, abordaré el tema del romanticismo, entendido como un período
de rebelión contra los estructuralismos y convenciones del período anterior. En relación a
ello, primero haré una introducción al movimiento en general (surgido en Alemania del siglo
dieciocho), y luego me centraré en el romanticismo español (llegado algo tardío) y sus
principales características.
A partir de esta presentación, aludiré a otra figura muy representativa de la literatura
española y específicamente de lo que fue el romanticismo en España: Mariano José de
Larra. Al igual que con Feijoo, primero se presentarán datos biográficos del mismo, para
luego dar paso a lo que fue su pensamiento y crítica.
Finalmente, estableceré una relación entre la obra de Feijoo y de Larra basándome
en el criticismo de cada uno en sus obras, y en cómo ambos, cuestionaron aspectos de su
época y de sus coetáneos a pesar de pertenecer a movimientos diferentes, y por ende, a
una ubicación temporal distinta.

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1. EL PERÍODO DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA

A partir del siglo XVIII la mentalidad de la población española, fuertemente


adoctrinada por la concepción permanentemente religiosa e institucionalizada de la iglesia,
comenzó a sufrir una evolución. El principio de autoridad elástico comenzó a declinar, y de
esta manera se inició el desarrollo de un pensamiento más bien crítico y racional de cara a
la realidad.
A este período se le denominó de muchas distintas maneras como por ejemplo
«Ilustración», «Iluminismo», «Enciclopedismo» o «Siglo de las luces». El concepto de «luz»
hace referencia al desarrollo del conocimiento que libró a la población de la ignorancia, que
podríamos asociar con la “oscuridad”.
Este movimiento se caracterizó por efectuar, entre otros cambios, el de la iglesia por
la razón y el del poder de la aristocracia por el poder del conocimiento. Esto quiere decir
que la población, poco a poco, se reveló ante la fe ciega que la iglesia había logrado
establecer. Esta institución se oponía al conocimiento individual; en vez de ello proponía
que el mismo debía ser mediado - por el clero - para llegar al pueblo. Los ilustrados
comenzaron a cuestionar la existencia, y también la palabra y el por qué de «Dios». En este
período, además, la población se opuso en cierto sentido a la monarquía absoluta puesto a
que era esta la “élite” de la época, los privilegiados que regían el mandato.
La ilustración sentó las bases del mundo moderno, debido al deseo de investigación y
exploración que se había gestado en la población. Los ilustrados promovieron el
descubrimiento por medio de la constante duda; y la búsqueda de la felicidad mediante el
pensamiento crítico y el progreso fue una de las características más representativas de esta
época.
Ángel Valbuena Prat afirma: «Nuestro dieciocho ofrece una serie diversa de
historiadores, de eruditos, de estetas, de filósofos, de editores; en ese aspecto puede
ponerse al lado de la cultura de la Encyclopédie, aunque con un valor especialmente local y
provinciano, bastante inferior en el orden mundial de las ideas. Pero es sin duda, una época
de una cultura extensa, amplia y compacta.»1 (1950: p.4)

Valbuena Prat. A. (1950). Historia de la literatura española. Tomo III. Barcelona: Gustavo Gil.

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1.2. El nacimiento de un ilustrado: Fray Benito Jerónimo Feijoo

Una de las figuras más representativas de este período crítico fue el escritor Fray
Benito Jerónimo Feijoo, quien nació en Casdemiro en octubre de 1676 en el seno de una
familia que poseía uno de los linajes ilustres más antiguos de Galicia.
A los catorce años ingresó en el Real Monasterio de San Julián donde se convirtió en monje
y en uno de los españoles más eruditos de su tiempo. Juan Luis Alborg (1980) plantea que
sus ganas de adquirir conocimientos y manifestarlos al pueblo le permitió llevar a cabo una
de las obras de mayor influencia dentro de la literatura española.
En ese afán por hacer de los conocimientos un arma trascendente, Feijoo armó una
biblioteca y un museo abierto al público donde las personas iban a hacerle consultas sobre
diversas temáticas. Gerard Brenan (1958) afirma que la personalidad de este intelectual fue
conocida en todo el mundo y que recibía muchas cartas de distintos lugares de Europa ya
que este estaba abierto al diálogo y al intercambio con aquellos que se deleitaban con el
conocimiento.
Jerónimo Feijoo no fue un «escritor precoz», como afirma Luis Alborg, ya que su
primer volumen titulado Teatro Crítico Universal - el cual se basa en una recopilación de
diversos ensayos del autor - fue publicado cuando este tenía ya cincuenta años, sin
embargo, toda su vida estuvo preparándolo. Esta obra fue objeto de muchas discusiones y
opiniones debido a la basta variedad de temáticas que la misma abordaba y también por la
trascendencia que la misma obtuvo.
Juan Luis Alborg (1980)2 afirma que la obra de Feijoo logró una fuerte agitación ideológica
como nunca antes se había visto en España porque la misma proponía ideas nuevas que
provocaron un gran cambio en el pensamiento y la expresión de sus lectores. Esto fue
posible debido a la «finalidad enciclopédica» que este erudito proponía ofrecer, puesto a
que como dijimos antes, Feijoo no deseaba conservar para sí su gran conocimiento, sino
que optó por divulgar a la población lo que podría generar curiosidad dentro del mundo de la
cultura. Para ello, decidió no escribir únicamente para la élite, sino que emprendió una
tarea: la de escribir para una vasta gama de lectores de todas las clases y niveles
económicos, mediante el uso de un lenguaje simple y coloquial.
Gerard Brenan define a este escritor como un «Hombre de gran inteligencia y
extraordinaria amplitud de miras, leía en varios idiomas y era muy versado en los estudios
científicos, filosóficos y tecnológicos de su época.» (1958: p.309)3

2 Alborg J. L. (1980). Historia de la literatura española. Madrid: Gredos.

3 Brenan. G. (1958). Historia de la literatura española. Buenos Aires: Losada.

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A su vez, Ángel Valbuena Prat plantea «Ante todo, en el contenido de su obra resalta el
crítico, mientras que en la forma nos encontramos con un entretenido ensayista, el primer
verdadero gran ensayista de nuestra literatura. Introductor de doctrinas que representaban
el progreso, entusiasta luchador por desterrar los errores, Feijoo representa una España
abierta al mundo». (1950: p.7)4
A partir de estas citas podemos observar que tanto la personalidad de Feijoo, como su obra,
fueron totalmente trascendentes y únicas dentro de la España de la época puesto que
desarrolló la divulgación del conocimiento y el pensamiento crítico.

1.3. El pensamiento de Feijoo: un cambio de paradigma

Como ilustrador y defensor de la razón contrastada con la realidad empírica, Feijoo


pretendió desengañar a la gente de los «errores comunes» que solían cometerse a partir de
diversos sucesos que se creían «inexplicables». Con «errores comunes» intento hacer
referencia a aquellos engaños originados por prejuicios, que impiden ver de forma clara y
objetiva los hechos, y que a partir de ello, nos lleva a un subjetivismo incomprensible que
muchas veces hace que tomemos dichos hechos como «milagros». El punto es que este
autor combatió el sentimiento religioso español que estaba basado en la creencia de estos
milagros y supersticiones. Feijoo deseaba que la fe se gestara sobre una seguridad más
bien racional y no en sentimentalismos sin fundamentos; para decirlo de otra manera, la
filosofía que este erudito impartía era su misma actitud científica, la cual no se dejaba
«engañar» por milagros o cosas por el estilo, sino que poseía una postura racionalista.
Brenan (1958) establece que Feijoo se dedicó a atacar las supersticiones y las
creencias absurdas que se habían desarrollado durante el siglo dieciocho, y que pretendió
lanzar luz sobre la ignorancia de sus coetáneos. Es decir que este autor deseaba establecer
un pasaje de los prejuicios hacia la reflexión.

4 Valbuena Prat. A. (1950). Historia de la literatura española. Tomo III. Barcelona: Gustavo Gil.

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2. EL ROMANTICISMO: UNA RUPTURA DE ESQUEMAS

Se denomina «Romanticismo» a un movimiento artístico que comenzó a


desarrollarse en Alemania, desplazándose por Europa, a partir de finales del siglo dieciocho
(aprox.) hasta mediados del siglo diecinueve. Los iniciadores del movimiento romanticista,
se opusieron al pensamiento Neoclasicista basado en una serie de normas y reglas
estereotipadas, y también al racionalismo de la Ilustración, es decir aquel movimiento que,
mediante la razón, buscaba explicar la realidad del mundo dejando de lado los sentimientos
y las emociones. A diferencia de este, el Romanticismo se destaca por la ruptura de reglas y
estereotipos anteriores, por privilegiar los sentimientos sobre la razón, por exaltar el
individualismo y subjetivismo, y por tomar a la libertad como valor absoluto frente al
racionalismo. Es por esto que, muchas veces, este movimiento es considerado una
«revolución cultural».
René Wellek plantea tres criterios básicos para comprender, más o menos, en que se
basaba el romanticismo; en primer lugar, la imaginación como la energía que ponía en
movimiento a la poesía; en segundo lugar, la comprensión de la naturaleza como idea del
mundo; y en tercer lugar, el símbolo como forma de expresión poética. Sin embargo, este
autor comprende que existen diferentes concepciones en cuanto a las bases de este
movimiento dependiendo de cada país e incluso de cada escritor.
Sobre la aparición de este movimiento en España Luis Alborg plantea que: «Al
romanticismo español se lo acusa en particular de ser un producto de foránea, falto, por
tanto, de autenticidad y sinceridad, retórico y convencional, condición debida principalmente
al hecho de su tardía aparición, cuando ya declinaba en otros países.» (1980) p. 13
Esto se debe al hecho de que el romanticismo en España comenzó a gestarse en el siglo
diecinueve, es decir, en el momento en el que este ya estaba culminando en los demás
países europeos, es por ello que se le sentencia de «falto de autenticidad».
Guillermo Díaz-Plaja define al romanticismo como «la visión estética de la rebelión
individualista que preconiza el racionalismo, de la libertad que propugna la Enciclopedia, de
la defensa de la pasión que va desde Spinoza a Rousseau. Críticamente es, como ha
notado Paul Souday, el paso del dogmatismo al relativismo.» (1942: p.133)5
Es decir, que el romanticismo rompe con los esquemas en tanto que se produce un pasaje
notorio entre la mentalidad racionalista y objetiva de la ilustración a una mentalidad más
bien subjetivista y emocional propuesta por los autores rebeldes de esta época.

5 Díaz-Plaja. G. (1942). Hacia un concepto de la literatura española. Buenos Aires: Espasa – Calpe

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Díaz-Plaja también propone que el romanticismo «es el grito de los que siendo dispares
exaltan el derecho a ser distinto, a escapar al módulo uniforme. A la necesidad de seguir
unos modelos clásicos, únicos, hechos de geometría y razón.»
Este movimiento presentó características muy particulares que no se vieron en
ningún otro, he aquí algunas de ellas: en primera instancia el subjetivismo por parte del
autor a la hora de escribir, es decir que, la fuente de todo conocimiento y de cualquier
verdad depende de cada individuo y no de una influencia exterior, por lo tanto hay una
búsqueda de la expresión personal de sentimientos y emociones. Con referencia a esta
característica, Díaz-Plaja propone: «El Romanticismo no concibe otra poesía que la
inspirada; el poeta hace circular el mundo alrededor de su yo, única medida y única norma.»
(1942 p.139) En segunda instancia, la evasión de la realidad por parte del individuo, eso se
debe a que el romántico siente que la realidad no satisface sus anhelos e ideales, lo que lo
lleva a la sensación de desengaño y necesidad de rebelarse contra lo establecido. A causa
de ello, muchas veces, veremos que los hechos se desenvuelven en mundos nuevos, de
fantasía. Los escenarios del romanticismo son generalmente espacios que generan intriga,
tensión, dan sensación de ruinas, caos, oscuridad. La tercera característica es el deseo por
los ideales de libertad; el hecho de evadirse de la realidad lleva al romántico a un
sentimiento de libertad. Fuera del mundo, él puede ser lo que quiera ser. Busca luchar
contra todas las ataduras. «El artista sueña sus formas sin trabas ni restricciones, a esto
suele llamarse libertad romántica.» (1942: p.142)6 Luego, el sentimiento de soledad, es
decir que, ante el desengaño nombrado anteriormente, el romántico busca refugiarse en sí
mismo, lo que desemboca en aislamiento y soledad.
Una quinta característica es la pasión por la naturaleza, el individuo intenta escaparse de su
realidad y para hacerlo, se identifica y se evade de ella refugiándose en los paisajes
naturales. La sexta característica tiene que ver con la idealización de la figura femenina,
generalmente tomada como una figura angelical, espiritual, inalcanzable.
Finalmente, los temas referidos al Nacionalismo son muy recurrentes en el movimiento
romanticista; tal como el hombre romántico necesita afirmar su yo, las naciones sienten la
necesidad de destacar sus culturas, tradiciones, costumbres, leyendas. etc.
Los paisajes o espacios que los románticos proponen en sus textos son siempre de
carácter lúgubre, oscuro, misterioso. En relación a ello, algunos de los temas más
recurrentes son la muerte o el suicidio. «La solución solo puede reproducirse por una
evasión radical hacia la soledad o por un choque dramático con la vida que conduce a la
desesperación y - tópico romántico - el suicidio.» (1942 p.142)

6 Díaz-Plaja. G. (1942). Hacia un concepto de la literatura española. Buenos Aires: Espasa – Calpe

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En cuanto al estilo que utilizaban los románticos, algunos aspectos a destacar son,
por ejemplo, el hecho de la utilización de abundantes adjetivos, exclamaciones,
interjecciones, de recursos estilísticos y un lenguaje más bien exagerado.

2.1. La vida de un romántico: Mariano José de Larra


Luis Alborg (1980) plantea que Mariano José de Larra es la figura más permanente,
más viva y más actual de todo el romanticismo español. Su persona se identifica, entre
otras cosas, por su inconformismo y rebeldía de cara a su realidad social en su época.
Larra nació en Madrid en marzo de 1809 en plena Guerra de la Independencia. En
1813 su familia tuvo que abandonar el país; vivió y estudió en París desde marzo de 1814
hasta mayo de 1818. Cuando regresó a su patria, casi había olvidado por completo el
idioma español, por eso es muy común ver que el autor consideraba el francés como su
primera lengua. En 1820 nuevamente tuvieron que partir de Madrid para dirigirse a Corella,
donde vivieron hasta 1824. Cuando regresó a la capital José Larra ingresó en el Colegio
Imperial de los Jesuitas donde estudió matemática. Al año siguiente comenzó a estudiar
leyes en la Universidad de Valladolid. En 1827 Larra publica su primera obra. Y antes de
cumplir diecinueve años comenzó su carrera como periodista con la publicación de El
duende satírico del día, una revista personal que duró desde febrero a diciembre de 1828.
Su imagen cultural y política se afianzó con la publicación de El pobrecito hablador, una
revista satírica que fue censurada al poco tiempo de haber sido publicada.
Se dice que Larra nunca tuvo muchos amigos, sino que era un joven más bien
introspectivo y solitario. En cuanto al plano amoroso, el autor siempre llevo a cabo los
típicos amores románticos, frustrados y sin destino. Pero la relación que le costó realmente
la vida fue aquella con Dolores Armijo. Al abandonarlo esta, su amante, decidió quitarse la
vida disparándose en la sien cuando solo tenía 28 años; tipo de muerte que, como dijimos
anteriormente, era recurrente en los textos románticos.

2.2. El pensamiento crítico-pesimista de Larra


Angel Valbuena Prat (1950) plantea que el siglo dieciocho en España fue una época de
reglas, clásica; el siglo diecinueve conllevaba el hecho de ser indisciplinado, anárquico. Así
apareció el romanticismo, como rebelión del individuo ante la sociedad, del mismo modo
que lo era la personalidad libre y rebelde del escritor ante las normas sociales. Por ende, la
obra romántica muestra su rebeldía frente a todos los valores establecidos hasta la época.
Mariano José de Larra fue uno de estos escritores rebeldes que atentaron contra los
convencionalismos de la época. Sus ideas académicas aprendidas en su niñez en Francia y

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a su vez, la especial posición crítica de los problemas sociales de su contexto, lo llevaron a
ser una de los autores más trascendentes dentro del romanticismo español. Una de las
características más invaluables de la obra de Larra es su pesimismo en cuanto a la crítica
que hacía de su época y de los problemas nacionales de España. Es decir, este autor tiene
la necesidad de ver el pesimismo de la vida, a ver el lado negativo de las cosas, pero a su
vez, posee un propósito constructivo.
Valbuena Prat establece algunas de las demandas que este autor solía exigir para su país:
«Tolerancia, libertad de conciencia, igualdad civil, igualdad completa ante la ley. No otra
aristocracia más que “la del talento, la virtud y el mérito, y libertad absoluta del pensamiento
escrito.”» (1950: p. 167)
Larra poseía el deseo de evolución y de mejora; tenía una postura crítica a todo lo
intolerante y cruento; tenía una posición protestante ante la vida.

3. EL SENTIDO CRÍTICO EN LOS DIFERENTES CONTEXTOS:


FRAY BENITO JERÓNIMO FEIJOO - MARIANO JOSÉ LARRA

Como ya se dijo, tanto Feijoo como Larra, manifestaron en sus obras sus
pensamientos y posturas ante en el contexto social en el cual vivían. Si bien el primero
perteneció a los siglos diecisiete y dieciocho, mientras que segundo al siglo XIX,
encontramos en sus obras distintas críticas hacia la realidad en la cual se encontraban.
Propongo un ejemplo:
En su obra Teatro Crítico Universal - publicado en 1737 - Feijoo presenta un ensayo
titulado Sabiduría aparente (Discurso 8, del tomo segundo) en el cual establece una
contraposición entre aquellas personas que se hacen pasar por doctos, y aquellas que lo
son realmente. En este ensayo, el autor pretende realizar una crítica hacia aquel que -
mediante el desarrollo de diversas estrategias que él describe claramente - intenta
convencer al “vulgo” de su falsa sabiduría. Es así como también el escritor incluye a la
población en esta problemática, pues es aquella la que se deja engañar, a causa de su
ignorancia, por estos falsos sabios. Es decir que se realiza una doble crítica: hacia la
hipocresía de los que buscan aparentar ser cultos, y hacia la sociedad misma que no logra
discernir entre el que sabe realmente y el que no. Además de ello, Feijoo desarrolla cuales
son las actitudes y comportamientos de aquellos que sí son realmente intelectuales, los
cuales por lo general, son humildes, discretos, tímidos, autocríticos. etc. - lo opuesto a los
indoctos. Además de su vocabulario mayormente sencillo y su elocuencia; varias veces, en
este ensayo, el autor recurre al humor y a la ironía para poner en juego ciertos aspectos que
desea cuestionar.

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Esta (Teatro Crítico Universal) obra está repleta de ensayos que manifiestan la
crítica y postura de Feijoo frente a las distintas prácticas de la sociedad en la cual se
encontraba, y también frente a las distintas creencias o axiomas establecidos, como por
ejemplo lo son, El no sé qué o La razón del gusto.

Casi doscientos años después, durante el romanticismo, sale a la luz otro autor que,
tanto como Feijoo, fue trascendental en su época a causa de su potencial sentido crítico y
por el hecho de cuestionar los aspectos de la vida mediante su obra. Este autor es Mariano
José de Larra. Este autor publica en una obra dramática que lleva el título Yo quiero ser
cómico, El autor lleva a escena dos personajes, Figaro y un muchacho joven que se
presenta en la casa del primero para hablarle su deseo de ser cómico y dedicarse al teatro,
y pedirle que lo recomiende como buen actor ante el ayuntamiento. Figaro, la hace una
serie de preguntas para conocer cuánto sabía el joven sobre distintas áreas como la
gramática, la historia, escritores clásicos. etc. La verdad es que el muchacho no sabe nada
de estos temas; sin embargo está empecinado en ser cómico creyendo que para serlo no
necesita ninguno de esos conocimientos “adicionales”, ni siquiera considera necesario el
hecho de memorizar el guión. Fígaro valora aún su entusiasmo y profundo deseo de ser
cómico, pues comprende que más allá de no poseer conocimientos teatrales, el joven pone
empeño. Finalmente, el mayor dice que lo recomendará como buen cómico, pero es
consciente del poco conocimiento de teatro del joven y de su falta de profesionalidad.
Es evidente que en este drama existe una permanente ironía por parte de Larra que
pretende burlar a los actores de la época, los cuales al parecer, no tenían conocimiento
profesional de lo que era el teatro. Este uso de la ironía se puede conectar con la ironía que
utiliza Feijoo en su ensayo cuando habla acerca de los falsos sabios.
Como dije anteriormente, Larra critica aspectos de su contexto, es decir de su época y del
país en el que vive; en este caso establece una crítica contra el teatro español. El autor
considera que para llevar a cabo esta práctica es necesario el estudio, el saber de diversas
disciplinas, el conocimiento y no simplemente la audacia de hacerse pasar por actor. En
este sentido también se puede relacionar con Sabiduría Aparente de Feijoo, puesto que en
este su autor establece una crítica a su propia sociedad y también a aquellos que que se
hacen pasar por algo que no son (en el caso de Feijoo los que se hacen pasar por doctos, y
en el caso de Larra los que se hacen pasar por actores profesionales).

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CONCLUSIÓN
Luego de haber hecho un breve recorrido por lo que fue el Iluminismo y el
Romanticismo en España, siendo estos dos períodos muy distintos entre sí, tanto en la
ubicación temporal, como en los modos de pensar de su sociedad correspondiente,
existieron en cada uno, un escritor destacado por su capacidad crítica y su osadía en tanto
comunicar sus posturas: Jerónimo Feijoo (S. XVII, XVIII) y Mariano José de Larra (S.XIX).
Si bien existe una distancia importante entre la vida de uno y otro, y que cada uno tenía una
impronta propia en sus obras, es posible establecer comunicaciones entre las mismas
debido a que ambos apostaron al uso de la razón y al desarrollo del conocimiento como
camino a la superación.
La crítica a la sociedad y a las prácticas de los contextos de cada uno, son temáticas
que se ven desarrolladas en las obras de ambos escritores; así como también el uso de la
ironía y del humor como estrategia para manifestar sus posturas.
Es así como además, personalmente, es posible observar cómo a pesar del pasaje
de los siglos, sus obras se vuelven atemporales. Esto, en cuanto a que prevalecen en el
tiempo, y son capaces de hacer que nos identifiquemos con las críticas que plantean,
pudiendo ser aplicadas a la sociedad de hoy, aún habiendo pasado cientos de años.

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BIBLIOGRAFÍA

 Alborg J. L. (1980). Historia de la literatura española. Madrid: Gredos.

 Valbuena Prat. A. (1950). Historia de la literatura española Barcelona:


Gustavo Gil.

 Díaz-Plaja. G. (1942). Hacia un concepto de la literatura española. Buenos


Aires: Espasa – Calpe

 Brenan. G. (1958). Historia de la literatura española. Buenos Aires: Losada.

 Hauser. A. (2009) Historia social de la literatura y el arte II. España:


Debolsillo

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Estudiante: Antonela Valleo
Prof. Mag: Karen Urdangarín
Grupo: 3ero Literatura – CERP Centro

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