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INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………….2
1. EL PERÍODO DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA………………………….3
El nacimiento de un ilustrado: Fray Benito Jerónimo Feijoo…………..4
El pensamiento de Feijoo: un cambio de paradigma……………………5
CONCLUSIÓN……………………………………………………………………………….11
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………..12
INTRODUCCIÓN
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1. EL PERÍODO DE LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA
Valbuena Prat. A. (1950). Historia de la literatura española. Tomo III. Barcelona: Gustavo Gil.
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1.2. El nacimiento de un ilustrado: Fray Benito Jerónimo Feijoo
Una de las figuras más representativas de este período crítico fue el escritor Fray
Benito Jerónimo Feijoo, quien nació en Casdemiro en octubre de 1676 en el seno de una
familia que poseía uno de los linajes ilustres más antiguos de Galicia.
A los catorce años ingresó en el Real Monasterio de San Julián donde se convirtió en monje
y en uno de los españoles más eruditos de su tiempo. Juan Luis Alborg (1980) plantea que
sus ganas de adquirir conocimientos y manifestarlos al pueblo le permitió llevar a cabo una
de las obras de mayor influencia dentro de la literatura española.
En ese afán por hacer de los conocimientos un arma trascendente, Feijoo armó una
biblioteca y un museo abierto al público donde las personas iban a hacerle consultas sobre
diversas temáticas. Gerard Brenan (1958) afirma que la personalidad de este intelectual fue
conocida en todo el mundo y que recibía muchas cartas de distintos lugares de Europa ya
que este estaba abierto al diálogo y al intercambio con aquellos que se deleitaban con el
conocimiento.
Jerónimo Feijoo no fue un «escritor precoz», como afirma Luis Alborg, ya que su
primer volumen titulado Teatro Crítico Universal - el cual se basa en una recopilación de
diversos ensayos del autor - fue publicado cuando este tenía ya cincuenta años, sin
embargo, toda su vida estuvo preparándolo. Esta obra fue objeto de muchas discusiones y
opiniones debido a la basta variedad de temáticas que la misma abordaba y también por la
trascendencia que la misma obtuvo.
Juan Luis Alborg (1980)2 afirma que la obra de Feijoo logró una fuerte agitación ideológica
como nunca antes se había visto en España porque la misma proponía ideas nuevas que
provocaron un gran cambio en el pensamiento y la expresión de sus lectores. Esto fue
posible debido a la «finalidad enciclopédica» que este erudito proponía ofrecer, puesto a
que como dijimos antes, Feijoo no deseaba conservar para sí su gran conocimiento, sino
que optó por divulgar a la población lo que podría generar curiosidad dentro del mundo de la
cultura. Para ello, decidió no escribir únicamente para la élite, sino que emprendió una
tarea: la de escribir para una vasta gama de lectores de todas las clases y niveles
económicos, mediante el uso de un lenguaje simple y coloquial.
Gerard Brenan define a este escritor como un «Hombre de gran inteligencia y
extraordinaria amplitud de miras, leía en varios idiomas y era muy versado en los estudios
científicos, filosóficos y tecnológicos de su época.» (1958: p.309)3
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A su vez, Ángel Valbuena Prat plantea «Ante todo, en el contenido de su obra resalta el
crítico, mientras que en la forma nos encontramos con un entretenido ensayista, el primer
verdadero gran ensayista de nuestra literatura. Introductor de doctrinas que representaban
el progreso, entusiasta luchador por desterrar los errores, Feijoo representa una España
abierta al mundo». (1950: p.7)4
A partir de estas citas podemos observar que tanto la personalidad de Feijoo, como su obra,
fueron totalmente trascendentes y únicas dentro de la España de la época puesto que
desarrolló la divulgación del conocimiento y el pensamiento crítico.
4 Valbuena Prat. A. (1950). Historia de la literatura española. Tomo III. Barcelona: Gustavo Gil.
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2. EL ROMANTICISMO: UNA RUPTURA DE ESQUEMAS
5 Díaz-Plaja. G. (1942). Hacia un concepto de la literatura española. Buenos Aires: Espasa – Calpe
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Díaz-Plaja también propone que el romanticismo «es el grito de los que siendo dispares
exaltan el derecho a ser distinto, a escapar al módulo uniforme. A la necesidad de seguir
unos modelos clásicos, únicos, hechos de geometría y razón.»
Este movimiento presentó características muy particulares que no se vieron en
ningún otro, he aquí algunas de ellas: en primera instancia el subjetivismo por parte del
autor a la hora de escribir, es decir que, la fuente de todo conocimiento y de cualquier
verdad depende de cada individuo y no de una influencia exterior, por lo tanto hay una
búsqueda de la expresión personal de sentimientos y emociones. Con referencia a esta
característica, Díaz-Plaja propone: «El Romanticismo no concibe otra poesía que la
inspirada; el poeta hace circular el mundo alrededor de su yo, única medida y única norma.»
(1942 p.139) En segunda instancia, la evasión de la realidad por parte del individuo, eso se
debe a que el romántico siente que la realidad no satisface sus anhelos e ideales, lo que lo
lleva a la sensación de desengaño y necesidad de rebelarse contra lo establecido. A causa
de ello, muchas veces, veremos que los hechos se desenvuelven en mundos nuevos, de
fantasía. Los escenarios del romanticismo son generalmente espacios que generan intriga,
tensión, dan sensación de ruinas, caos, oscuridad. La tercera característica es el deseo por
los ideales de libertad; el hecho de evadirse de la realidad lleva al romántico a un
sentimiento de libertad. Fuera del mundo, él puede ser lo que quiera ser. Busca luchar
contra todas las ataduras. «El artista sueña sus formas sin trabas ni restricciones, a esto
suele llamarse libertad romántica.» (1942: p.142)6 Luego, el sentimiento de soledad, es
decir que, ante el desengaño nombrado anteriormente, el romántico busca refugiarse en sí
mismo, lo que desemboca en aislamiento y soledad.
Una quinta característica es la pasión por la naturaleza, el individuo intenta escaparse de su
realidad y para hacerlo, se identifica y se evade de ella refugiándose en los paisajes
naturales. La sexta característica tiene que ver con la idealización de la figura femenina,
generalmente tomada como una figura angelical, espiritual, inalcanzable.
Finalmente, los temas referidos al Nacionalismo son muy recurrentes en el movimiento
romanticista; tal como el hombre romántico necesita afirmar su yo, las naciones sienten la
necesidad de destacar sus culturas, tradiciones, costumbres, leyendas. etc.
Los paisajes o espacios que los románticos proponen en sus textos son siempre de
carácter lúgubre, oscuro, misterioso. En relación a ello, algunos de los temas más
recurrentes son la muerte o el suicidio. «La solución solo puede reproducirse por una
evasión radical hacia la soledad o por un choque dramático con la vida que conduce a la
desesperación y - tópico romántico - el suicidio.» (1942 p.142)
6 Díaz-Plaja. G. (1942). Hacia un concepto de la literatura española. Buenos Aires: Espasa – Calpe
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En cuanto al estilo que utilizaban los románticos, algunos aspectos a destacar son,
por ejemplo, el hecho de la utilización de abundantes adjetivos, exclamaciones,
interjecciones, de recursos estilísticos y un lenguaje más bien exagerado.
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a su vez, la especial posición crítica de los problemas sociales de su contexto, lo llevaron a
ser una de los autores más trascendentes dentro del romanticismo español. Una de las
características más invaluables de la obra de Larra es su pesimismo en cuanto a la crítica
que hacía de su época y de los problemas nacionales de España. Es decir, este autor tiene
la necesidad de ver el pesimismo de la vida, a ver el lado negativo de las cosas, pero a su
vez, posee un propósito constructivo.
Valbuena Prat establece algunas de las demandas que este autor solía exigir para su país:
«Tolerancia, libertad de conciencia, igualdad civil, igualdad completa ante la ley. No otra
aristocracia más que “la del talento, la virtud y el mérito, y libertad absoluta del pensamiento
escrito.”» (1950: p. 167)
Larra poseía el deseo de evolución y de mejora; tenía una postura crítica a todo lo
intolerante y cruento; tenía una posición protestante ante la vida.
Como ya se dijo, tanto Feijoo como Larra, manifestaron en sus obras sus
pensamientos y posturas ante en el contexto social en el cual vivían. Si bien el primero
perteneció a los siglos diecisiete y dieciocho, mientras que segundo al siglo XIX,
encontramos en sus obras distintas críticas hacia la realidad en la cual se encontraban.
Propongo un ejemplo:
En su obra Teatro Crítico Universal - publicado en 1737 - Feijoo presenta un ensayo
titulado Sabiduría aparente (Discurso 8, del tomo segundo) en el cual establece una
contraposición entre aquellas personas que se hacen pasar por doctos, y aquellas que lo
son realmente. En este ensayo, el autor pretende realizar una crítica hacia aquel que -
mediante el desarrollo de diversas estrategias que él describe claramente - intenta
convencer al “vulgo” de su falsa sabiduría. Es así como también el escritor incluye a la
población en esta problemática, pues es aquella la que se deja engañar, a causa de su
ignorancia, por estos falsos sabios. Es decir que se realiza una doble crítica: hacia la
hipocresía de los que buscan aparentar ser cultos, y hacia la sociedad misma que no logra
discernir entre el que sabe realmente y el que no. Además de ello, Feijoo desarrolla cuales
son las actitudes y comportamientos de aquellos que sí son realmente intelectuales, los
cuales por lo general, son humildes, discretos, tímidos, autocríticos. etc. - lo opuesto a los
indoctos. Además de su vocabulario mayormente sencillo y su elocuencia; varias veces, en
este ensayo, el autor recurre al humor y a la ironía para poner en juego ciertos aspectos que
desea cuestionar.
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Esta (Teatro Crítico Universal) obra está repleta de ensayos que manifiestan la
crítica y postura de Feijoo frente a las distintas prácticas de la sociedad en la cual se
encontraba, y también frente a las distintas creencias o axiomas establecidos, como por
ejemplo lo son, El no sé qué o La razón del gusto.
Casi doscientos años después, durante el romanticismo, sale a la luz otro autor que,
tanto como Feijoo, fue trascendental en su época a causa de su potencial sentido crítico y
por el hecho de cuestionar los aspectos de la vida mediante su obra. Este autor es Mariano
José de Larra. Este autor publica en una obra dramática que lleva el título Yo quiero ser
cómico, El autor lleva a escena dos personajes, Figaro y un muchacho joven que se
presenta en la casa del primero para hablarle su deseo de ser cómico y dedicarse al teatro,
y pedirle que lo recomiende como buen actor ante el ayuntamiento. Figaro, la hace una
serie de preguntas para conocer cuánto sabía el joven sobre distintas áreas como la
gramática, la historia, escritores clásicos. etc. La verdad es que el muchacho no sabe nada
de estos temas; sin embargo está empecinado en ser cómico creyendo que para serlo no
necesita ninguno de esos conocimientos “adicionales”, ni siquiera considera necesario el
hecho de memorizar el guión. Fígaro valora aún su entusiasmo y profundo deseo de ser
cómico, pues comprende que más allá de no poseer conocimientos teatrales, el joven pone
empeño. Finalmente, el mayor dice que lo recomendará como buen cómico, pero es
consciente del poco conocimiento de teatro del joven y de su falta de profesionalidad.
Es evidente que en este drama existe una permanente ironía por parte de Larra que
pretende burlar a los actores de la época, los cuales al parecer, no tenían conocimiento
profesional de lo que era el teatro. Este uso de la ironía se puede conectar con la ironía que
utiliza Feijoo en su ensayo cuando habla acerca de los falsos sabios.
Como dije anteriormente, Larra critica aspectos de su contexto, es decir de su época y del
país en el que vive; en este caso establece una crítica contra el teatro español. El autor
considera que para llevar a cabo esta práctica es necesario el estudio, el saber de diversas
disciplinas, el conocimiento y no simplemente la audacia de hacerse pasar por actor. En
este sentido también se puede relacionar con Sabiduría Aparente de Feijoo, puesto que en
este su autor establece una crítica a su propia sociedad y también a aquellos que que se
hacen pasar por algo que no son (en el caso de Feijoo los que se hacen pasar por doctos, y
en el caso de Larra los que se hacen pasar por actores profesionales).
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CONCLUSIÓN
Luego de haber hecho un breve recorrido por lo que fue el Iluminismo y el
Romanticismo en España, siendo estos dos períodos muy distintos entre sí, tanto en la
ubicación temporal, como en los modos de pensar de su sociedad correspondiente,
existieron en cada uno, un escritor destacado por su capacidad crítica y su osadía en tanto
comunicar sus posturas: Jerónimo Feijoo (S. XVII, XVIII) y Mariano José de Larra (S.XIX).
Si bien existe una distancia importante entre la vida de uno y otro, y que cada uno tenía una
impronta propia en sus obras, es posible establecer comunicaciones entre las mismas
debido a que ambos apostaron al uso de la razón y al desarrollo del conocimiento como
camino a la superación.
La crítica a la sociedad y a las prácticas de los contextos de cada uno, son temáticas
que se ven desarrolladas en las obras de ambos escritores; así como también el uso de la
ironía y del humor como estrategia para manifestar sus posturas.
Es así como además, personalmente, es posible observar cómo a pesar del pasaje
de los siglos, sus obras se vuelven atemporales. Esto, en cuanto a que prevalecen en el
tiempo, y son capaces de hacer que nos identifiquemos con las críticas que plantean,
pudiendo ser aplicadas a la sociedad de hoy, aún habiendo pasado cientos de años.
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BIBLIOGRAFÍA
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Estudiante: Antonela Valleo
Prof. Mag: Karen Urdangarín
Grupo: 3ero Literatura – CERP Centro
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