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DEFINICION
Pero hay circunstancias en las que la prueba del ánimo de defraudar no será
necesaria porque los actos son en sí mismos lesivos. Esto quiere decir, que no se
requerirá la prueba de las intenciones cuando la lesión lo provoco el mismo acto
jurídico, independientemente de la intención que motivo al deudor y al tercero. Tal
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Curso del Acto Jurídico. Francisco Javier Romero Montes. Pág.245
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sucede, por ejemplo, cuando el deudor insolvente paga la deuda de un tercero o,
el deudor que acepta en la repartición de herencia una cuota inferior a la que
corresponde; o por el caso de un deudor que vende su único bien inmueble por un
precio vil con relación al del mercado. En estos casos, implícitamente, se aprecia
el fraude al acreedor, sin interesar la intervención.
Esto significa que estamos frente a un fraude objetivo.
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Josserand, la acción pauliana presenta los siguientes caracteres:
a)es estrictamente individual
b) sanciona un abuso de derecho: el <<fraudator>> abuso del derecho de
conservar libremente su patrimonio.
ORIGEN HISTORICO
La acción pauliana tiene su origen en el Derecho Romano y aparece como
remedio contra el fraus creditorum cuando la responsabilidad de los deudores se
fue tomando solo patrimonial.
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condenado el acreedor podía solicitar su adjudicación, conducirlo preso, hacerlo
trabajar, etc.: la persona del deudor era la garantía del crédito. Luego se introdujo
la <<missio in bona>> que autorizaba al acreedor a vender los bienes del deudor e
indemnizarse con su precio. Así por la bonorum venditio el acreedor podía
satisfacer su crédito. Condenado o confeso el deudor, el pretor concedía la missio
entrando el acreedor en posesión de todo el patrimonio del deudor o en
consecuencia con otros acreedores después de transcurrir algún tiempo ofrecía
los bienes en venta (bonorum prescritio), siendo adjudicándose masa al mejor
postor <<per universitatem>>; el bonorum emptor sucedía en el patrimonio del
deudor a titulo universal. Con la bonorum venditio, el deudor sufría una capitis
diminutio máxima. Posteriormente se empleo la <<bonorum distractio>>,
consistente en la venta en detalle. Vino entonces la <<cessio bonorum>> a favor
del deudor insolvente exento de culpa, equivalente a la quiebra. Finalmente, el
<<pignus ex judicati captum>>, mediante el cual el acreedor puede obtener del
deudor un derecho de prenda por intermedio del pretor, la <<pignoris capio>>,
susceptible de recaer también sobretodo el patrimonio.
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Fraude del Acto Jurídico. Gaceta Jurídica. Pág. 648
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(representación subjetiva de su situación económica); y además la complicidad del
tercero.
La acción pauliana buscaba el reingreso del bien al dominio del deudor. Solo
beneficiaba al acreedor que planteo la demanda. Es decir, el acreedor obra en
nombre propio y demanda que quede sin efecto el acto realizado por su deudor,
que importa una disminución en el patrimonio que podía conducir a la insolvencia
al no existir medios para pagar la deuda. Debía pues existir perjuicio en el
acreedor y fraude por parte del deudor.
El Código vigente recoge el tema de la acción pauliana en los artículos 195 al 200,
teniendo como precedente al Código Italiano.
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Curso del Acto Jurídico. Francisco Javier Romero Montes. Pág.249
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Curso del Acto Jurídico. Francisco Javier Romero Montes. Pág.253
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Simplemente hay que tener en cuenta si el acto es a titulo gratuito, en cuyo caso
deudor y tercero actuaron fraudulentamente. Por el contrario, si el acto de
enajenación fue a titulo oneroso hay que tener en cuenta respecto al
subadquiriente si fue de buena fe o de mala fe.
El Código peruano de 1984, sostiene que se puede pedir la eficacia de los actos
cometidos por el deudor, por los cuales renuncia a derechos o disminuya su
patrimonio conocido y perjudique el cobro del crédito de sus acreedores.
El artículo 195, en su primer párrafo se refiere a los actos jurídicos a titulo gratuito;
y en la segunda parte, a los actos jurídicos a titulo oneroso. De manera que dicho
dispositivo contiene la posibilidad de plantear la acción pauliana en las
circunstancias indicadas, lo que significa la revocatoria del acto fraudulento, con la
finalidad que l patrimonio del deudor, transferido a un tercero, retorne al dominio
del transfiriente deudor para que responda frente al crédito del acreedor
accionante. Nuestro Código no habla de revocatoria sino de ineficacia
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Todas las garantías no son reales, en la medida que existan otras de carácter
personal como es la fianza por la que el fiador se obliga frente al acreedor a
cumplir determinada prestación, en garantía de una obligación ajena, si esta no es
cumplida por el deudor (Art. 1868CC). En cambio la prenda (Art.1055 CC), la
anticresis (Art. 1091) y la hipoteca (Art. 1097CC) si son garantías reales.
Los deudores quirografarios si están pendientes del patrimonio del deudor o del
fiador y no gozan de preferencia alguna para el cobro de su crédito. Por lo tanto,
deben disputarse con otros acreedores para poder cobrar lo que se les debe, al
carecer de garantías reales que les permita un proceso de ejecución sobre las
mismas. Pero a la vez goza del derecho de impugnar mediante la acción pauliana,
los actos que realice su deudor y que en las circunstancias ya señaladas pueden
resultar fraudulentas, a fin de que tales actos queden sin efecto o no tengan
eficacia. De esta manera se dota a este acreedor para que por este medio, logre el
mantenimiento del patrimonio del deudor.
Pero hay que tener presente que la acción pauliana no impide que el deudor
pueda disponer de sus bienes. Puede suceder que la venta de un inmueble
constituya un acrecentamiento del patrimonio del deudor, lo cual puede beneficiar
al acreedor. Tal como sostiene Boffi: La acción pauliana solo procede cuando el
acto de disposición de los bienes constituye un fraude, en cuya circunstancia tal
acción es una especie de salvaguarda del patrimonio del deudor y del derecho de
acreedor.
Cuando se plantea una acción pauliana, el acreedor solicita al juez una sentencia
por la que se considera como si la enajenación del bien no hubiera tenido lugar.
Tal situación solo beneficiare al acreedor accionante y hasta por la cuantía del
crédito. Esto significa que para los acreedores que no accionaron, la enajenación
hecha por el deudor a favor de un tercero adquiriente surte sus efectos y por lo
tanto, es eficaz.
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acto. Por el contrario, el acreedor actúa por si y para si c) Finalmente, el principio
de la cosa juzgada no consiente que los pronunciamientos judiciales redunden en
pro ni en contra de los acreedores que no fueron parte en el proceso.
De manera que los actos jurídicos que celebra el deudor con el tercero son
objetivamente validos. Cuando un acreedor se sienta perjudicado con dichos
actos, en el sentido que no puede cobrar lo que el deudor le adeuda, acude ante
un juez para que mediante sentencia se le quite los efectos naturales del acto
fraudulento. En tal circunstancia los bienes retoran a poder del deudor y salen del
dominio del tercer adquiriente, hasta que el acreedor cobre su crédito.
Desaparecido el inconveniente, el acto jurídico recobra sus efectos. La ineficacia
no anula el acto de transferencia, es decir no lo destruye; simplemente se
considera para el acreedor accionante como si no se hubiera celebrado, de suerte
que el negocio aunque fraudulento sigue en pie.
La ineficacia es una revocación del acto jurídico, ejercida por un acreedor y cuyos
efectos permanecerán vigentes hasta que el acreedor haga efectivos sus
derechos.
La acción pauliana es una pretensión por la que el acreedor puede preparar las
condiciones para una ejecución posterior sobre los bienes que volvieron a poder
del deudor. Para mayor claridad es necesario afirmar que la acción pauliana no
tiene como finalidad directa e inmediata el cobro de la suma adecuada, sino la
existencia de un patrimonio sobre el que recaiga la acción de cobranza.
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