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LOS SUBADQUIRENTES:

Mas que nada Es posible que el tercero adquirente de los bienes del deudor los trasmita a
un tercero que es el subadquirente a que me refiero. Para que prospere la acción revocatoria
contra los subadquirentes es necesario que:

a. Sea procedente contra el primer adquirente: Si el acto fue válido con respecto al primer
adquirente, la acción no prospera contra el subadquirente.

b. Que el subadquirente sea cómplice en la adquisición a título oneroso. En la gratuita no es


necesario tal complicidad

El arto. 2235 C. dice: “Si la persona a favor de la cual el deudor hubiere otorgado un acto
perjudicial a sus acreedores, hubiere transmitido a otros los derechos que de él hubiere
adquirido, la acción de los acreedores, sólo será admisible, cuando la transmisión de los
derechos se haya verificado por título gratuito. Si fuere por título oneroso, sólo en el caso que
hubiere sido cómplice en el fraude”.

Se pueden dar las combinaciones siguientes:

i. Cuando el primer adquirente y el subadquirente adquieren a título gratuito. En este


supuesto basta el perjuicio para que prospere la acción pauliana contra el subadquirente. Esta
misma acción cabría contra el primer adquirente.

ii. Cuando el primer adquirente es a título gratuito y el subadquirente es a título oneroso.


Para que prospere la acción revocatoria es preciso que concurran los requisitos siguientes:

1.- El perjuicio a los acreedores

2.- El fraude del deudor.

3.- La complicidad del subadquirente

Para la procedencia de la acción contra el primer adquirente bastaba el


perjuicio, no siendo necesario los otros dos requisitos.

iii. Cuando el primer adquirente y el subadquirente adquieren a título oneroso. Para que
prospere la acción revocatoria es necesario que concurran los requisitos siguientes:
1.- Perjuicio al acreedor

2.- Fraude del deudor.

3.- Complicidad del primer adquirente y del subadquirente.

iv. Cuando el primer adquirente es a título oneroso y el segundo a título gratuito. Para que
prospere la acción revocatoria es preciso que concurran los requisitos siguientes:

1.- Perjuicio a los acreedores

2.- Fraude del deudor

3.- Complicidad del primer adquirente. Como puede observarse, no se requiere la


complicidad del subadquirente.

4.- ACTOS QUE PUEDEN SER REVOCADOS:

El Arto. 2226 C. habla en general de los actos jurídicos que pueden ser revocados por los
acreedores. Son objetos de esta acción los actos bilaterales o unilaterales, los onerosos y los
gratuitos.

También puede ser objeto de la acción pauliana la renuncia de facultades. Así se dispone en
el arto. 2229 C. que dice: “Si el deudor por sus actos no hubiere abdicado derechos adquiridos;
pero hubiere renunciado facultades por cuyo ejercicio hubiere podido mejorar el estado de su
fortuna, los acreedores pueden hacer revocar sus actos y usar de las facultades renunciadas”.

Para revocar la renuncia de facultades no es preciso robar el fraude del deudor, basta
probar el perjuicio, ya que, generalmente, estas renuncias son a titulo gratuito. Si se hacen a
título oneroso será preciso: el perjuicio, el fraude del deudor y la complicidad del tercero.

5.- LEGITIMACION ACTIVA:

El arto. 2226 C. se refiere a todos los acreedores sin distinción. Claro que es improbable
que un acreedor hipotecario o prendario, suficientemente garantizado para pagarse su crédito
con el producto de los bienes dados en garantía, entable la acción revocatoria.

6.- LEGITIMACION PASIVA:


Debe demandarse al deudor y al adquirente. Si existiera un subadquirente también debe
ser demandado. Existe un litis consorcio necesaria pasiva..

7.- PRUEBA DE LOS REQUISITOS DE LA ACCION:

El acreedor que entable la acción debe probar los requisitos necesarios para que pueda ser
acogida por el Juez o Tribunal. Se pede valer de todos los medios de prueba, incluyendo la de
testigos y la presuncional.

8.- EFECTOS:

a. Revocación del acto impugnado.

Por medio de la acción pauliana se revoca el acto o contrato atacado, dejándolo sin
efecto, a fin de que el acreedor pueda satisfacer su crédito como si no existiere tal acto o
contrato.

Si el acto o contrato revocado trasmitió bienes o derechos, el acreedor podrá satisfacer


su crédito mediante la realización de éstos, sin el obstáculo de la enajenación revocada. Si el
acto revocado tenía por objeto la constitución de un derecho real.

Ejemplo: Usufructo, hipoteca, prenda, etc. El acreedor también podrá realizar el bien
originalmente afectado, como libre de tal derecho real. Si el acto revocado tenía por objeto la
renuncia de una facultad, el acreedor podrá usar de dicha facultad, como si no existiera.

b. Relación de los acreedores

La revocación se declara únicamente en interés del acreedor que la ejerce y, como


consecuencia, no beneficia a los otros, ni la pueden invocar. Se declara también hasta el
importe de sus créditos, por lo que si el acreedor se puede satisfacer con parte de los bienes
enajenados, la revocación sólo se declara con relación a ellos. El arto. 2230 C dice: “La
revocación de los actos del deudor será sólo pronunciada en interés de los acreedores que la
hubieran pedido y hasta el importe de sus créditos”. No obstante, si la revocación fue pedida
por el procurador del concurso, ésta aprovechará a todos los acreedores del concurso, sin
distinción de fechas, es decir, tanto a los de fecha anterior al acto como a los de distinción de
fechas posteriores. No rige en tal caso la distinción del arto. 2227 inc. 3 C.

c. Relaciones de los acreedores con los terceros adquirentes


Decretada la revocación, deberá el tercero devolver los bienes adquiridos. El alcance de
esta obligación depende de la buena o mala fe del tercero.

a. Tercero de mala fe

El arto. 2236 C. dispone que, revocado el acto fraudulento del deudor, si hubiere
habido enajenaciones de propiedades, éstas deben volverse por el que las adquirió, cómplice
en el fraude, con todos sus frutos como poseedor de mala fe.

Se sostiene que este artículo se aplica también a los títulos gratuitos. Cuando la
enajenación es a título gratuito no se precisa la prueba del fraude y la complicidad del tercero
para que proceda la acción pauliana. No obstante, si se prueba dicho fraude en el adquirente a
título gratuito, su obligación de devolver se regirá por lo dispuesto en la mencionada
disposición.

De acuerdo con el arto 2237 C., el que hubiere adquirido de mala fe las cosas
enajenadas en fraude de los acreedores, deberá indemnizar a éstos de los daños y perjuicios,
cuando la cosa hubiere pasado a un adquirente de buena fe, o cuando se hubiere perdido. El
artículo contempla dos supuestos: la venta a un subadquirente de buena fe, contra quien no
cabe la acción revocatoria, y la pérdida de la cosa.

Se discute en la doctrina el derecho que tiene el adquirente de mala fe de pedir la


devolución del precio pagado o su descuento del valor que deba devolver. Se hace la distinción
siguiente: el tercero puede hacer uso de tal derecho si el precio se invirtió en provecho de los
acreedores.

Ejemplo: En pago de otros acreedores del deudor, por el contrario, no puede hacerlo
si no se invirtió en provecho de los acreedores del deudor.

b. Tercero de buena fe

Si el tercero ha procedido de buena fe, las cosas son diferentes a las establecidas en
el arto. 2237 C. El deudor no está obligado a devolver los frutos percibidos y devuelve la cosa
en el estado que se encuentra.
Este supuesto sólo es aplicable en las adquisiciones a título gratuito, porque si el
tercero es a título oneroso y de buena fe no cabe en su contra la acción pauliana.

c. Derecho de los terceros de hacer cesar la acción revocatoria.

El arto. 2231 C. dispone que el tercero a quien hubieren pasado los bienes del
deudor, puede hacer cesar la acción de los acreedores satisfaciendo el crédito de los que se
hubieren presentado, o dando fianza suficiente sobre el pago íntegro de su crédito, si los
bienes del deudor no alcanzaren a satisfacerlo.

La justificación de tal derecho se encuentra en la propia finalidad de la acción


revocatoria: si hay pago o fianza desaparece el perjuicio al acreedor.

d.- Relaciones del deudor con el tercero.

En las relaciones del tercero con el deudor el acto se considera válido. Como
consecuencia, el saldo de la venta de los bienes devueltos para pagar a los acreedores,
pertenece el tercero. Sobre este saldo tampoco tienen derecho los acreedores que no
intentaron la acción, ya que ésta se acoge en interés de los demandantes.

9.- LA ACCION PAULIANA Y EL REGISTRO

El Arto. 3950 C. regula fundamentalmente la repercusión de las acciones rescisorias o


resolutorias con relación a terceros. Como regla general establece que las acciones rescisorias
o resolutorias no perjudican a los terceros que hayan inscrito su derecho, exceptuándose:

a. Las acciones de rescisión o resolución que deben su origen a causas que; habiendo sido
estipuladas expresamente por las partes, constan en el Registro.

b. Las acciones rescisorias de enajenaciones en fraude de acreedores en los casos


siguientes:

1.- Cuando la segunda enajenación ha sido por título lucrativo.

2.- Cuando el tercero haya tenido conocimiento del fraude del deudor,

3.- Cuando se está en cualquiera de los casos comprendidos en el capítulo que trata del
fraude de los actos jurídicos.
Los terceros a que se refieren los literales 1) y 2) son los subadquirentes, es decir, los que
adquieren del primer adquirente (el que adquirió del deudor).

Si la adquisición es a título gratuito (caso del literal 1) el Registro no protege al tercero


aunque esté de buena fe. El arto. 3950 inc. 2 parte primera C., no hace más que aplicar el arto.
2235 C.

Si la adquisición es a título oneroso y el adquirente es de mala fe (caso del literal 2), es


decir, tiene conocimiento del fraude, el Registro no protege a éste. El conocimiento lo puede
tener, ya sea porque es cómplice en el fraude o porque conoce que el acto es fraudulento y
puede ser anulado.

También es posible que el subadquirente no sea cómplice en el fraude y también


desconozca la fraudulencia del acto, pero que le afecte la acción pauliana por haber adquirido
con posterioridad a la anotación preventiva de dicha acción. De aquí la gran importancia de
anotarla en el Registro, para impedir que surja un tercero protegido por el Registro.

Es más exigente la ley cuando se trata de proteger al tercero registral. Al tercero corriente,
o sea, el que adquiere al margen del Registro, sólo le afecta la acción pauliana cuando es
cómplice en el fraude, según así lo dispone el arto. 2235 C.

Si el tercero tiene buena fe y reúne todas las demás condiciones exigidas, el Registro lo
protege frente a la acción pauliana. Así se desprende de los artos. 3796, 3949 y 3950 C. inc. 2
parte C.

Para impedir el surgimiento del tercero protegido por el Registro el acreedor puede pedir la
anotación de su demanda.

La acción pauliana funcionará con independencia del Registro, si se llenan los requisitos de
ley, prospera; en caso contrario, será rechazada.

10.- NATURALEZA DE LA ACCION PAULIANA

En torno a su naturaleza jurídica se ha abierto una amplia discusión sobre tres puntos: su
carácter personal, real o mixto, su carácter anulatorio, rescisorio o de inoponibilidad; su
carácter indemnizatorio; y su naturaleza ejecutiva o conservativa. Los dos primeros se refieren
al efecto que produce sobre el acto impugnado y el tercero a una cuestión de oportunidad de
su ejercicio.
La doctrina ha formulado otras características; se le aprecia como una acción de carácter
penal en virtud del fraude, calificandola de acción exdelictus; como una causa de abuso del
derecho, y como un supuesto de enriquecimiento sin causa.

Esta confusa discusión trae su causa del Derecho Romano en donde se combatía el fraude a
través de varios medios de impugnación, los cuales fueron unificados por el Derecho
justinianeo, pero sin crear una teoría armónica. La concepción románica de esta acción ha sido
decepcionada en buena parte por el Derecho moderno.

A. Acción real, personal o mixta

a) Carácter real

Se funda en algunos textos del Digesto y de las Instituciones. En éstas aparecen


enumeradas entre las acciones reales (Libro IV, Título VI, de Actionibus, 26).

Sus antecedentes se encuentran en la vindicatio utilis que se le concedía al acreedor


para reivindicar del tercero consicius fraudes el bien enajenado como si fuera propietario; en
el interdictum frauditorum, medida posesorio para reintegrar al acreedor en la posesión del
bien vendido por el deudor a un tercero; y la actio infactum como auténtica acción
reivindicatoria por medio de la cual se rescinde la enajenación y se restituye la cosa.

b) Carácter personal

El Derecho moderno la contempla como una acción personal las razones siguientes:
no existe la contradicción de textos como en Roma, surge para proteger un derecho de crédito
y no un derecho real; puede ejercitarse sobre cosas que no son determinadas; cuando afecta a
terceros, es por la complicidad de éstos en el fraude y no por ser poseedores de la cosa.

c) Carácter mixto

Los que la consideran como acción mixta parte de que en su esencia es personal,
pero al perjudicar a terceros se convierte en mixta.
La anterior distinción tiene importancia no sólo en cuanto a los efectos, sino también
en cuanto a la competencia de los jueces que conocerán de esta acción. Son diferentes las
reglas del Código de Procedimiento Civil relacionadas con la competencia de las acciones
reales, personales y mixtas.

B.- Acción de nulidad, rescisión o de inoponibilidad.

Los partidarios de la nulidad piensan que con ella se anula el acto frente a todos: las
partes del contrato y los terceros.

Los partidarios de la inoponibilidad parten de que el acto es intrínsicamente válido, pero


no oponible a terceros.

Los que la consideran como acción rescisoria parten de que el acto es válido pero puede
ser revocado y declarado ineficaz con relación al amparado con la acción.

Diferencia de estas posiciones: La acción de nulidad y de inoponibilidad parten de ideas y


efectos diferentes: la inoponibilidad presupone que el acto es intrínsecamente válido entre las
partes, por el contrario la nulidad considera que es nulo por afectarle un vicio; el vicio que
afecta el acto nulo es contemporáneo con su nacimiento, mientras que en la inoponibilidad la
insolvencia puede tomarse en consideración desde el momento de presentarse la demanda.

C.- Acción de indemnización

No podemos aceptar que sea una acción de indemnización, pues fundamentalmente se


dirige a destruir el acto y si no prospera la acción (por encontrarse el bien en manos de un
tercero de buena fe o por otra causa), se deben los daños y perjuicios.

11.- JURISPRUDENCIA

La Corte Suprema ha dicho que:

a.- Las acciones de nulidad a que se refieren los artos. 2256, 2257 y 2258 C. son diferentes
a la acción revocatoria o pauliana.
b.- La presunción de insolvencia por no aparecer bienes inscritos a favor del deudor se
aplica tanto para la declaratoria de insolvencia como para la acción revocatoria.

V.- CONCLUSIÓN

Es Importante saber y conocer cuales son los procedimientos correctos para interponer una
acción Revocatoria o Pauliana, como conocedores del Derecho, una de nuestras obligaciones,
es saber ante quien, el momento preciso, la forma en que se interpondrá.

Como estudiantes hemos adquiridos nuevos conocimientos, mediante la Investigación y la


lectura de textos que nos proporcionan información valiosa para enriquecer nuestras
habilidades de pensar y saber como actuaremos en los casos que nos ocupa.

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