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ROSAANA PEREIRA MEDINA

Nació el 30 de diciembre del 2000 en Valledupar-cesar,


Colombia. Su padre es Yeudis Alberto Pereira Madrid, su
madre Argenis Judith Medina González y su hermana Adriana
Carolina Pereira Medina, quién estando lejos de ser tranquila,
ha sido la mayor fuente de inspiración.

Ganadora de varios concurso de literatura en plataformas


online y alejándose a su vez de esta, hoy retoma al gremio
con su primer libro publicado en físico.

El pequeño relato como tal representa un cierto aprecio para


la autora, no solo por ser una experiencia de vida personal,
ahí incluye sentimientos ocultos, porque aunque están a
simple vista, no esperaba dejarlos tan claro. Esperando
disfrute la lectura tanto como su escritura.
TAL VEZ ES…
ALGO MÁS REAL
ROSAANA PEREIRA
TAL VEZ ES…
ALGO MÁS REAL
Gracias a mis sueños locos e imaginación extraña, quienes
hicieron esto realidad, tanto como los amigos que me
escucharon y las personas que me ayudaron.
Para aquellos lectores que sin importar de gusto, desea
algo nuevo y corto.
“ Estamos hechos de la misma materia que los sueños”. —W.
Shakespeare
E
" l momento en que despertó, supo que aquella no era
una situación normal. Y no, no se lo advirtió el lugar en
donde se encontraba, fue la sensación que recorría por su
cuerpo provocado por un agente externo. ¿Cómo terminó
en aquella situación? No lo sabía y no es como si se
esforzara por en encontrar la respuesta. Aunque,
recapitulando lo que sabía de los hechos; se encontraba en
un salón vacío (encerrados, y esperaba con todas sus
fuerzas que así sea, no quería vivir la vergonzosa situación
si alguien atravesaba esa puerta). Mientras que la chica
acompañante, no parecía molestarle donde encontraban,
teniendo en cuenta como con sus saltos se esforzaba por
buscar su placer y el del joven"

Jack.

—y eso fue lo que pasó, ahora ella dice estar


embarazada— Al terminar el relato, mi compañero no
encontró mejor manera de expresarse que con una sonora
carcajada. Lo mire de manera neutra, en este momento no
sabia exactamente como sentirme ¿en serio ese era mi
mejor amigo? Se lo contaba y el muy egocéntrico solo
reía.

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—Ah Jack, buena broma— logró decir Daniel en
compañía de pequeños espasmos por controlar la risa. Sin
embargo se calló de golpe al ver la expresión afligida que
seguro empezaba a surcar en mi rostro en ese momento.

¿un bebé?, cuando recién estaba en mi último año de


escuela, ¿ahora que haría con todos mis sueños, metas y el
futuro que tenia planeado?, ¡diablos!, un niño no podía
cuidar de otro niño, era contraproducente, ni si quiera era
capaz de cuidar de una pequeña planta.

— ay amigo, ahora si te jodiste— No dije nada porque


sabía que tenía razón, ahora lo difícil seria contarle a mis
padres, a los de ella. ¡ni si quiera éramos novios! fue un
momento de calentura y ahora había un niño en camino,
de cualquier modo, tocaba enfrentarlo con la cabeza en
alto.

Ese día el camino a casa fue pesado, a pesar que todo


indicaba para pasarla de maravilla; un sol resplandeciente
sin una sola bendita nube en el cielo, mientras pensaba en
la ironía que daba el contraste del clima con mis sentimos.
Creería que es un mal chiste del creador de la vida.

Sin mucho afán, al llegar a casa, corrí la desafortunada


suerte de encontrarla vacía; desafortunada porque, aunque
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tenía la oportunidad de pensar en las palabras adecuadas
que utilizaría con mis padres, sentía los nervios
consumiéndome cada vez más en cuanto los segundos
pasaban, si, quizás solo debía dormir un rato y esperar el
momento sin pensarlo tanto… acto que simplemente es
¡imposible!.

Repito, ya no hay nada que hacer, lo hecho, hecho está.


Por lo que al terminar aquellas mediocres palabras de
consuelo, me levante dispuesto a quitarme el uniforme y
regalarme un baño, que aunque no tan merecido por los
acontecimientos, a menos se ganaba el mérito por haber
sudado mucho ese día.

Al terminar la ducha, camine sin rumbo toda la casa, no


sabía que hacer. Lo que empezaba no lo terminaba, la tele
estaba especialmente aburrida, los programas solo se
basaban en gustos populares y los míos solían ser fuera de
lo común, cabe recalcar, que no lo decía por mi, porque si
por mi mismo fuera, automáticamente me catalogaría en
lo común y corriente, sin embargo, como para gustos,
disgustos, no había persona que después de conocerme no
me tratara como raro.

—¡Jack! — Escuchar el grito de mi padre fue lo que me


devolvió a la realidad. Sin responderle, me asome por la

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puerta y me conforme con al asentimiento de mi
progenitor al confirmar que me encontraba en casa.

—Hijo, ¿Cómo te fue hoy? —En comparación con mi


padre, mi madre salió disparada de detrás del hombre que
ayudó en traer este adonis a la vida, como una bala en
dirección a su hijo.

—Bien, supongo — Añadí en respuesta a la pregunta


mientras estaba siendo llenado de besos y mimos por parte
de mi madre, ¿cuántos años tenía?, estaba a poco de
cumplir los 18 y mi madre seguía comportándose de
aquella manera, lo cual es un tema irrelevante si a la larga
no me molestaba.

—¿ Supones? — Volvió a preguntar mi progenitora. Con


un suspiro pesado, sabía que el momento había llegado,
por lo que los guíe a la sala y ahí procedí a explicarles
todo.

Yo, Jack Eros Perrault Mercier, nunca olvidaría la


expresión de tristeza y decepción que me habían regalado
mis padres ese día sin si quiera pedírselo. Ya había
decepcionado a su madre una vez y pasar por aquella
experiencia por segunda vez, con ambos presentes, era, es
y siempre serán difíciles de describir.
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La cuestión era, ¿qué haría ahora?, Natha, quién era la
chica a la que había dejado embarazada se negaba a irse
de su casa. Con sus padres no vivía, de eso estaba seguro
y hasta el momento no me había preguntado en que
situaciones vivía, aunque en mi defensa, no éramos
novios, mucho menos amigos, como para saber un poco
más de lo básico del contrario. Por lo que en conclusión,
el proceso de embarazo se llevaría más normal de lo que
esperaba (para mi, ya que ella quería pasarlo sola, solo
recibiendo ayuda económica, aunque le rogara que podría
hacerle compañía, siempre se negaba). Ella se quedaría en
su casa y yo en la mía, cada uno por su lado hasta que el
niño naciera.

Los meses pasaron de acuerdo a como se había acordado,


sin olvidar que añadirle a esto, también acordamos una
mensualidad lo suficiente generosa y salida del bolsillo de
mis padres, para que la chica se diera sus gustos.

Con cada mes que pasaba, me estaba haciendo más a la


idea de que pronto llegaría mi hijo… Mi hijo, las palabras
solo hacían de la situación más real. Sonaba raro y no
había escuchado de padres que quisieran a sus hijos antes
de verlos, dicho sentimiento era más de atribuírselo a la
madre, que, por cierto, solo se había cuidado porque
estaba cansada de tenerme cada minuto preguntándole

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como estaba el bastardo (como ella le decía), ¿Y Natha?,
si había aceptado tenerlo era porque le daba miedo abortar,
además de que venía de una familia, aunque no rica, si lo
suficiente adinerada como para aprovecharse de una
situación así, cosa que hacia Natha sin descaro alguno.

El día del parto llegó sin avisar, llenando de pánico a la


futura madre que había pedido y quería que le practicaran
una cesárea.

—¡Este niño no nace si no es por cesárea! — Gritó Natha


en medio de sala de urgencias, la condición estaba puesta
y ni las dilataciones o que estuviera todo normal para
hacerlo por parto natural la iban hacer cambiar de opinión.

A nadie le quedó de otra, la chica era muy terca cuando se


lo proponía y ese día no sería la excepción.

No sabría responder cuanto tiempo estuve esperando para


saber de mi hijo (y también por la madre que es un extra
no deseado). Afortunadamente ambos se encontraban
sanos y descansando.

Cinco dedos en cada mano y cinco dedos en cada pie, el


niño regordete durmiendo en la pequeña cuna sin duda era
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perfecto para mis ojos. Por lo que no tarde en cargarlo y
tenerlo tan cerca de mi pecho como me fuera posible.

—¿No quieres cargarlo? — Le pregunté a Natha, quien se


encontraba en la camilla y conteniendo la emoción
generada por tenerlo en brazos.

—Mmm, no, ya lo hice cuando le di de comer y mientras


más lejos, mejor —Por suerte el niño no tenía uso de razón
para comprender las crueles palabras que su madre le
había lanzado en aquel momento, aunque lo que si tenía
era unos abuelos, una tía y un padre que le darían todo el
amor que podríamos ofrecerle. Natha solo pensaba en
hombres y como acostándose con ellos se beneficiaria.

El nombre que habíamos decidido ponerle al niño,


decisión tomada por mis padres y mi persona, fue Jean,
Jean Perreault, quien al cumplir sus recién 6 meses de
nacido fue abandonado por su madre sin razón aparente,
pero como bien se dice, no hay mal que por bien no venga.
El niño no había sido impedimento para seguir con mis
estudios, además que con él presente, mi madre parecía
tener un nuevo objetivo con el que descargar sus besos,
mismos y abrazos.

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—Mamá, ya déjalo, lo asustas— Como señal de mis
exageradas palabras, el bebé soltó un grito acompañado de
carcajadas que finalizaron como gorgojeos y una mano
pequeña llena de baba, pequeño traicionero.

—Yo lo veo muy contento en brazos de la abuela —


Menciona la señora (o señorita, que miren que se ve más
joven que la edad que aparenta, según ella, claro está).

—Claro, te dejo mamá, me voy a clases — Alargando la


o de la primera palabra, para recalar la ironía con la que lo
decía, me acerque a mi madre para despedirme
rápidamente de ella con un beso en la mejilla y uno en la
frente a mi primogénito.

—Con cuidado, vaya con Dios — Lo cual respondí con un


“amén” antes de salir de casa.

Y aquí termina una pequeña introducción necesaria para


los 2 años después que se vienen a continuación.

“Jack, un hombre pelinegro de 20 años con un hijo de 2


años y 6 meses, a su tercer semestre de la carrera de
contaduría y con el apoyo de sus padres, no tenía más nada
que pedirle a la vida, ¿quizás un amor con el poder
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caminar y no ir solo?, nah, todo el amor lo había drenado
la pequeña bola castaña revoltosa que en este tiempo se
había vuelto muy apegado a su padre, aunque pasará
menos tiempo con él en comparación con los demás.
Como sea, Jack no era feo, con sus 1.65 m de estatura, ojos
café oscuros, tan oscuros que rozaban a una mirada negra
tentadora y su al parecer cero interés amoroso hacia
alguien, lo volvía un ser totalmente deseado. Lysandro lo
sabía y no porque se hubiera dado cuenta de aquello como
su reciente amigo, él corría con la suerte de pertenecer a
ese mismo grupo, grupos de los enamorados por el
pequeño Jack. Lysandro, a diferencia de Jack, era más alto
(con sus 1.87 m de altura), más varonil, tosco, de 24 años
cursando su último semestre de derecho, si duda tenía
mucho que ofrecer a una chica, solo había un problema, él
no era hetero y además, si corazón ya se lo había llevado
alguien sin que se diera cuenta.”

—¿Me estas escuchando? — Pregunto con cierto tono


molesto, debía irme rápido a reclamar unos exámenes y
también para cuidar de Jean antes de que mis padres se
fueran y mi compañero solo estaba de idiota viendo a la
nada, bien, estaba viéndome a mi, aunque no entendía su
embobo.
—¿Qué?, si, obvio… claro—El peliblanco estaba
nervioso, sabía que se teñía el cabello, aunque no entendía
su fascinación por ese color en particular, aunque le

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quedaba bien teniendo en cuenta su tono blanco de piel,
parecía un albino natural.

—Ah si, a ver, ¿qué decía? — Su estatura frente a la


minúscula mía no me intimidaba, por lo que me cruce de
brazos, moviendo el pie derecho con impaciencia
exigiendo respuesta al gigante que tenía en frente, gigante
el cual se rindió al saber que esa batalla la había perdido
sin si quiera haber empezarla.

—Bien, usted gana, perdón… ¿qué decías? —


Simplemente solté un suspiro, descruzándome de brazos
porque sabía que no podía enfadarme con él, lo cuál no
tenía sentido si recién lo conocía, aunque le tenía cierto
cariño.

—Te decía que debo ir al médico a reclamar unos


exámenes, no podremos reunirnos para el trabajo hoy—
Lysandro no ocultó su sorpresa acompañada en sincronía
con la preocupación, a veces eran tan fácil leer sus
emociones.

—¿Exámenes?, ¿te encuentras bien? — No pude evitar


contener una pequeña risita, vamos, que se veía tierno
preocupado.

~ 23 ~
Lysandro.

—No son míos, son de mi hijo por su plan de crecimiento


y desarrollo — Entonces un crack sonó tan fuerte en mi
interior que temía que Jack fuera capaz de escucharlo,
¿Tenía un hijo?, claro que si, lo acaba de confirmar frente
a mis ojos, entonces si tenía un hijo, el niño tenía una
madre y por consecuencia Jack tendría pareja, pero claro,
siendo una belleza como él, era de suponerse que no fuera
soltero, ni gay.

—oh vaya, con que un hijo ¿eh?, no estás perdiendo el


tiempo — Aunque muy dentro de mi me dolía, debía estar
feliz, a menos ni me había ilusionado más tarde cuando
quisiera aún más al tipo.
—Si, de hecho, vine un día con él ¿no lo viste?, Jean es
muy travieso—Así que era su hijo el niño que había creído
la otra vez era su hermano menor, vaya que engañaban las
apariencias.

—Así que es él, claro, ve, yo iré adelantando el trabajo —


Al terminar de decir aquella palabras, Jack se mostró tan
aliviado, de seguro no le era fácil hablar sobre el tema de
tener un hijo, era muy joven y la sociedad solía criticar sin

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pensar, dicho por experiencia propia, no era fácil ser gay
en una sociedad tan homofóbica.

—Gracias, en serio, no sabes cuanto te lo agradezco —El


pelinegro avanzó a darme unas suaves palmaditas en el
hombro, fue gracioso teniendo en cuenta su estatura,
además de que en mi interior ame aquel contacto, no
quitaba el hecho de sentirme devastado por perder la
oportunidad de estar con el pequeño chico, por lo que solo
sonreí levemente demostrando lo primero que había dicho.

Luego de aquello, cuando por fin me encontraba en casa,


viendo el reflejo de uno de los ventanales sobre mi
aspecto, provocó que una pregunta surcara fugazmente
¿qué podría ofrecer un rarito de cabello blanco con
heterocromia? (porque Si, Lysandro aparte de pintarse los
cabellos, padecía de heterocromia, lo que lo hacía tener un
ojo verde y otro más o menos un marroncito miel, claro,
que era más de considerar ser amarillo), aunque sacando
esa idea de mi cabeza, había pasado la tarde haciendo el
trabajo que finalmente realicé por completo sin darme
cuenta, suponía entonces que no habría motivos para
reunirnos algún momento en otro día.

Contrario a todo lo que pensaba, 2 días después, los dos


nos encontrábamos en casa del mayor, con la curiosa
presencia demás del niño que no me dejaba de mirar.

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—creo que no le agrado— no se reía o lloraba. ¡Que haga
lo que sea para saber!, sólo me miraba y no sabía si era
bueno o malo.

El pelinegro que al estar concentrado leyendo el trabajo


terminado del que no era partícipe, levantó la mirada que
bajo nuevamente para seguir leyendo.

—Es así con las personas nuevas muy cercanas de papá,


mi madre dice que es porque está celoso— Genial, ahora
ni quien tuviera más celos de quién. Si el niño por el
hombre grande y desconocido que llamaba la atención de
su padre o si mi persona quien ridículamente estaba celoso
del menor por pasar mas tiempo con Jack y el hecho de
haber acabado con su oportunidad, pero ¡por Dios! Era su
hijo, no podía estar sintiendo celos de él.

—Así que, sólo quiere a papá con mamá— Ni


siquiera fue el pelinegro quien me corrigió. Jean
rápidamente balbuceo un “mamá abuela”, aquella era la
única mamá que conocía dicho por el gigante al lado de
su padre.

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Jack durmió a Jean antes de empezar con las
explicaciones, de las cuales no era obligaciones dármelas,
sin embargo ante la sorpresa de ser uno de los
privilegiados en tener conocimiento de dicha parte de su
vida, no puede evitar tratar de revivir las esperanzas que
creía había matado. Al quedarse el niño dormido, fue
llevado a mi habitación, siendo dejado en mi cama. Luego
retomamos el camino a la sala.

—bien, quisiera explicarte algo—Empezó el de ojos


oscuros, con una respiración honda y sin saber porque se
encontraba nervioso, empezó a dar los detalles generales.

—Jean no conoce a otra madre más que mi madre, por si


acaso, No quiero que el hecho te sorprenda. Natha nos
abandonó poco más de que mi hijo cumpliera los 6
meses— oh, el destino o la vida, a quien quiere que
desease llevarse los créditos, era benditamente cruel, mira
que hacerme pasar mal por esos días intermedios pasados
desde que se había enterado de la existencia de su hijo (
que antes pensaba era su hermano menor).

Jack.

—así que estás soltero— Asentí, queriendo añadir


“soltero, pero no a la orden”, tenía que preocuparme por
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llevar la carrera adelante y también en criar a mi hijo, no
tenía tiempo para mujeres, además de las cuales al
enterarse de que tenia un hijo, huían por el hecho de no ser
madrastra, ellas no querían criar a el pobre “niño
abandonado”. Así que no, No tenía tiempo para pareja.

—Si, situación en la que me quedaré por un largo, largo


tiempo —Junto a él me sentía seguro, que podía hablar sin
ser juzgado, entonces ¿por qué realizó aquella pregunta?,
¿se le hacía extraño que criara a un hijo solo?. La siguiente
pregunta que hizo me dejó fuera de lugar.

—¿qué opinas de los homosexuales?—Al principio, la


pregunta me sorprendió, en eso no cabía duda, por un lado
por la cierta inseguridad que estaba empezando a sentir y
por el otro, por el giro tan drástico que daba con el tema,
aunque si estaba siendo honesto, di mi respuesta siguiendo
esa línea.

—Nada, normal, incluso alguna vez tuve aventuras con


algunos hombres. Soy bisexual— Era algo que no solía
decirle a muchas personas, sin embargo a pesar de la duda
que estaba surgiendo, con él me sentía seguro.

Mientras con Lysandro, le habían puestas la bandera en el


camino para empezar la carrera y no se iba a detener. El
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pequeño que lo traía loco estaba soltero y era bisexual,
tenía un hijo, ah, pero era adorable aunque este pequeño
solo lo viera con desconfianza, por lo que, si llegaba( o
no, ya no le importaba tener algo, era suficiente con estar
para ambos) tener una relación con su padre, podría
encariñarse con ambos, o muy tarde, ya se había
encariñado.

—Diablos Jack, no te imaginas lo maravilloso que suenan


esas palabras para mi— sin previo aviso me abrazo,
aunque se separa nuevamente de forma rápida. Esa fue la
clave para que uniera todos los puntos.

—¿eres homosexual?— pregunte como si nada.

—De pies a cabeza —Su confirmación me hizo entrar en


pánico, no por el hecho de que si lo fuera, muy al
contrario, aquello me daba igual y si tenía problemas,
estaría para apoyarlo. Lo que me preocupaba, era que
ahora entendía su mencionado alivio, ¿Lysandro gustaba
de él?, por favor no, le había dicho que no estaba y no
quería estar en una relación, el amor arruinaría la amistad
tan bonita que estaba empezando entre ambos.

—Ahora comprendo muchas cosas — Lysandro ríe, no es


como si el pelo teñido lo ocultara, aunque su
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comportamiento no era del famoso “femenino” con el que
suelen tener de estereotipo a los hombres gay, él por su
parte era bastante masculino y por lo tanto algunas
mujeres creían que podrían “arreglarlo” (Como si el hecho
de querer a alguien del mismo sexo te hacía un aparato
dañado) cuando supiera lo “delicioso que era una vagina”,
aquellas palabras y/o situaciones me llenaban de cólera.

“Tonto el homosexual que piensa que le ira fácil en la


vida, afortunado aquel que vivía sin ser tan discriminado.
Desafortunadamente, Lysandro no era de esos y pasó por
una adolescencia difícil, llena de rechazo y bullying. Esto
contando por el hecho de que en aquel tiempo con el deseo
de ser una “persona normal”, lo había intentado con varias
mujeres, siempre con el mismo resultado, fracaso total.
Así que no, una vagina no lo hará “arreglarse”, no lo hizo
antes y no lo hará ahora”.

—¿Hay algún problema con eso? —Ante la pregunta de


Lysandro, negué, lo que me preocupaba era tan irrelevante
como para mencionarlo.

—Ninguno, al contrario, es de admirar—.

“Se podría decir que desde ese punto inicio un extraño


plan de enamoramiento por parte del mayor, extraño
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porque fallaba cuando lo intentaba y ganaba puntos solo
cuando era natural. Si, parecía obvio, sin embargo,
específicamente iba así: Lysandro compraba una docena
de rosas rosadas (Rosadas porque su significado sobre el
amor materno parecía ser adecuado para el padre) por
parte de Jack las aceptaba no muy contento, no por el
detalle, si no por las intenciones por las que sabía que se
las daba. En cambio, cuando él lo ayudaba a estudiar o
viceversa, en alguna conversación amena, se sentía un
ambiente tan dulce causante de diabetes a cualquier, eran
esos momentos los que motivaban a Lysandro a seguir, no
sé podía rendir, en el fondo sabía que Jack era su pareja
destinada y no podía dejarlo pasar por un pasado que lo
dejó con aquellos ideales en querer estar solo, lo lograría,
si o a menos esperaba, porque no sabría como seguir si
pensaba en lo que pudo ser y no fue.”

—¿En qué piensas tanto? — Pregunte. Está vez la casa en


que nos encontrábamos pertenecía a mí persona, mis
padres y hermana no se encontraban, por lo que teníamos
todo el espacio solo para los 3.

—En lo hermoso que eres— Añadió coqueto, rodando los


ojos abrace a mi hijo, el cual lo tenía en brazos, para
recordarme porque no podía tener una relación con él, ni
con nadie.

~ 31 ~
—Deja eso, ya te dije— Esta vez, fueron difíciles soltar
las palabras con las que debería convencer que dejara su
coqueteo, porque estaba cayendo en su plan y muy en el
fondo sabía que si Lysandro no obtenía resultados,
finalizaría todo sin si quiera empezar, aquello, aunque lo
negara, me haría sentir culpable… demasiado culpable.

Y ahora que lo estaba pensando, ¿por qué temía?, ¿por qué


no se daba la oportunidad de querer y ser querido de una
forma amorosa?, llena de amor y pasión, él quería y podía,
¿quién me lo impedía?, ¿mi hijo?, aunque sonará cruel,
sabía que aquello sólo era una excusa barata por el miedo
que sentía.

—De acuerdo—Solté de la nada, dejando a Lys con la


palabra en la boca.

—¿eh?, ¿de acuerdo qué? — Se encontraba confundido,


lo comprendía, en un momento se encontraba
coqueteándome y en otro estaba ahí sobre el sofá sin saber
que hacer. No sé si estaba al igual que yo, ¿debería respirar
o no? Hasta aquella pregunta era una cuestión de vida o
muerte.

—Podemos intentar algo, digo, darnos la oportunidad de


conocernos mejor. También sabes que tengo un hijo y si
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me pones a escoger, mi respuesta siempre será este
pequeño —Corroborando lo dicho, levante un poco los
brazos, recalcando donde se encontraba mi bebé.

Lysandro lo debería tener claro, si quería a uno, debía


querer al combo completo.

—En este tiempo que los he ido conociendo, algo me


quedó claro. No quiero a uno en mi vida, los quiero a
ambos, así como me gustaría que quisieran mi vida en las
suyas —un picor de aproximó en mis ojos cuando
lágrimas amenazaron en salir, batalla que ellas ganaron
cuando salieron para deslizarse sobre mis mejilla hasta
aterrizar en la cabellera de Jean dormido, por lo que para
no molestarlo fui a dejarlo en su cuna.

No tuve que regresar par sentir los fuertes brazos del chico
rodeándome desde mi espalda alrededor de mis hombros,
a su lado me hacía sentir pequeño al igual que protegido.

—¿Por qué estas triste? —Susurra cerca de mí oído,


causando e un estremecimiento y que toda la piel se me
erizara al tiempo que giraba para tenerlo de frente, aunque
sin apartar sus manos.

~ 33 ~
—No lo estoy, solo las traicioneras salieron sin permiso
—Ante aquellas palabras, ambos reímos levemente antes
de salir de la habitación de Jean de regreso a la sala.

Las palabras que me había dicho con anterioridad calaron


muy en el fondo de mi ser, por eso había reaccionado de
aquella manera. Sabía que tenía sentimientos hacía
Lysandro, eso lo tenía claro, lo que no sabía que tan
involucrado sentimentalmente estaba, la respuesta me
sorprendió de sobremanera.

—Quiero que esto funcione —Hable honestamente, podía


sentir o atreverme a decir que mi corazón latía
rápidamente en sincronía con el suyo.

—También yo, tenemos tiempo para eso— Todo parecía


estar correctamente ubicado para que aquello ocurriera.
Ambos nos acercamos lentamente, sin despegar la mirada
del otro. La mano del mayor viajó a mi mejilla al tiempo
que nuestros rostros se acercaban cada vez más a su meta,
uniendo finalmente y por primera vez nuestros labios en
un tierno beso.

4 años más tarde.


Jean.

~ 34 ~
—¡papá!, papi no me quiere dar galletas — Cruzó la
puerta de la oficina de mi padre Lysandro, de brazos
cruzados e indignado con mi otro padre, iba bien en las
clases, además, había organizado la habitación yo solo,
entonces ¿por qué no me las daban?.

—No jovencito, tú padre no hará cambiar mi postura —


Detrás de mí, apareció papá Jack enojado, ¡qué este
enojado!, papá Lysandro me prefería a mí.

Lysandro

Me quite los lentes que utilizaba para leer los casos que
llevaba a casa, con la yema de mis dedos índice y pulgar
apreté suavemente el puente de mi nariz, ocultando mi
sonrisa. Ambos eran tan iguales, malditamente
pechichones y queriendo todo lo que pedían al instante,
aunque en parte me llevaba la culpa de eso, no podía
negarles nada, había creado a un par de monstruos. Aquí
el único perjudicado era yo, mi esposo dejaría de hablarme
si apoyaba al pequeño, ya había corrido el vivir sin su
atención y besos varias veces, no quería volver a pasar por
aquello de nuevo. Mientras que si me ponía del lado de mi
esposo, mi hijo me pondría aquella cara triste mientras se
ponía a llorar, rompiéndome el corazón; por lo que no me

~ 35 ~
quedó de otra que hacer lo que un hombre en su sano juicio
haría”.

—¿quieren ir al parque por helado? — Así es, mi solución


últimamente era cambiar de tema, así nadie salía
perdiendo y yo seguía como si nada.

—Jean no puede comer dulces hasta que no se coma el


almuerzo — Entonces comprendía mejor la mini guerra,
asentí en acuerdo, Jean debía alimentarse bien, recién era
un niño en crecimiento y desarrollo.

—De acuerdo, salgamos a almorzar y el helado de postre


—Solo así ambos hicieron la tregua, Jean no estaba tan
contento, pero algo era algo.

Almorzamos en un restaurante de carnes, cada uno pidió


algo diferente, sin embargo siempre cuidando de dejar
espacio para los helados. Al salir, lo que esperaba fuera
una salida agradable en familia, terminó siendo un
desastre.

Natha había vuelto, y no sólo eso, reclamaba la custodia


de su hijo, ya que no sería cuidado por un par de enfermos.

~ 36 ~
—Cálmate amor, buscaremos la forma de que ella nos deje
en paz— Jack no dejaba de llorar, por lo que me estaba
manteniendo fuerte por ambos, Jean se encontraba
dormido en su habitación, ajeno a la situación por la que
estábamos pasando.

—Ella volvió Lys, me lo va a quitar, nos lo va a quitar, la


ley siempre favorece a la madre—Tome entre mis manos
la cara llorosa de mi pareja para plantar un beso suave en
su nariz.

—¿olvidas con quién estas hablando?, soy abogado,


conozco perfectamente la ley y si te aseguro que no nos lo
va a quitar, no lo hará — Aquellas palabras lo calmaron
un poco, se acurrucó en mis brazos tratando de calmar sus
sollozos, yo le acepte pasando mi mano por su espalda,
lucharía por mi familia, cueste lo que cueste.

~o~

—Y eso fue lo que soñé — Finalicé ante mi grupo de


amigas quienes se encontraban con expresiones variadas.
Dany, una de mis mejores amigas estaba entre reír y/o
pensar mandarme al psicólogo, ¿qué digo psicólogo?
¡Psiquiatra! O quizás internarme en un manicomio.

~ 37 ~
—Maricaaa, estás loca— Manuela si que estaba traumada,
al igual que yo. Aún no superaba el hecho de que había
soñado con que era un hombre, vivido un acto sexual
como dicho hombre, tener un hijo y finalmente casarme
con otro hombre.

—Ajá, ¿y qué pasó después?, además, ¿qué son esos


nombres raros que pusiste?, Lysandro, Jack, Jean.
Hubieras puesto unos más normales y ni hablar de los
apellidos— Me encogí de hombros, Sharon, mi otra mejor
amiga, había preguntado y aunque no tenía respuesta para
una de ellas, si tenía la misma curiosidad.

—Esos nombres son geniales, déjeme —La siguiente en


hablar fue Dany.

—Es que, a un psicólogo no hay que mandarla, al


psiquiatra será— Luego habló nuevamente Manuela.

—Yo todavía no superó, ¿con Natha?, ¿en serio? —Y ese


era otro cuento, Natha era una de las compañeras de clase,
cosa que no hacía más que traumarme en cuánto lo
recordaba.

~ 38 ~
—Se pasan, en verdad que si— Dije fingiendo tristeza, al
final las 4 reímos porque no había de otra. Solo había sido
un sueño, que, quitando la parte sexual del principio, era
uno de los mejores que había tenido. Por eso, a veces me
imaginaba la continuidad y allí Jack y Lysandro ganaban
el caso, se quedaban con Jean, además que le adoptaban
un hermanito y un perrito, también 2 conejos.

¿Por qué tuve dicho sueño?.

Siempre me ha gustado creer que los sueños tienen alguna


especie de poder que los humanos no comprenden,
podrían enseñarnos el futuro, traernos recuerdos de
nuestra vida pasada o sólo ser algo abstracto. El sueño,
quiero creer que Jack fui yo en una vida pasada y es
porque… no me agrada la idea de ser mujer.

Ciertamente soy de quiénes le gusta tener una vida


perfectamente bajo control, todo tiene su orden. Por
ejemplo, con mis amistades, los suelo clasificar en mi
cabeza, esto no lo hago de mala fé, solo no lo puedo evitar.

Tengo tres mejores amigas, Dany, Sharon y Manuela, he


pasado más de 4 años de amistad con ellas y han pasado a
un plano aún mayor, son como hermanas.

~ 39 ~
Lo mismo pasa con mis mejores amigos, Vargas (porque
le tome la costumbre de hablarle por el apellido y así
quedó) y José Duvan, el comienzo con la relación de
amistad con ellos dos fue extraña, pero no por eso menos
queridos.

Luego están, aquellas amigas a distancia que, pueden


existir kilómetros, eso no detiene el preocuparme por ellas
como quererlas, Cami, Deni y Beth, de Chile, México y
Paraguay respectivamente. A ellas las conocí por medio
de un pasatiempo poco conocido, el rol, no sé cómo pasó,
ni cuando, la amistad sólo surgió.

Luego están aquellos que pasaron por mi vida y quizás


aunque no hablemos muchos, son amigos o fueron amigos
que en su tiempo me alegraron el día, como esperó que mi
presencia les haya alegrado, Silfredo, isa, Yeraldin, Lina,
Alexandra, Liz Vega, Liz salas y Lousiana, quizás también
césar, así cómo los que me falte por conocer.

Y no sólo eso, me gusta llegar media hora o una hora antes


al lugar citado, ¿creen que eso es fácil en Colombia?, me
he ganado más que felicitaciones, muchos problemas por
eso.

~ 40 ~
No me gusta comer, odio la comida y no por el sabor o
porque tenga alguna enfermedad, solo, no me gusta comer.

Así como clasifico a mis amigos, así clasifico a mi familia,


de ello no quiero hablar porque es demasiado largo, pero
si quiero contar sobre quien está en la cima. Mi hermana,
a pesar de que peleamos más de lo que hablamos por las
buenas, es la persona que más amo en el mundo, aunque
no lo parezca. Capaz lea esto, como existe la posibilidad
de que no, si lo hace, espero no se ponga de empalagosa.

Finalmente, ¿por qué escribí todo esto luego de relatar uno


de mis tantos extraños sueños?, porque aunque creo que
no lo explique bien, quizás por cosas como esas o quizás
otra, me consideran rara.

¿Quién soy en realidad?.

A veces siento que soy alguien diferente para cada persona


y ese alguien es manejado por la verdadera yo, que, de
tantas cosas, olvidó quien era.

Odio todo de mi, absolutamente todo y no por eso no amo


a los demás. Lo sé, existe “El que no se quiere así mismo
no se quiere a nadie”, para mi, eso no es real y por eso no
~ 41 ~
me creen cuando digo que quiero a alguien, aquí
textualmente, espero que alguien me entienda.

El sueño, lo amé porque, quiero ser hombre, así de


siempre, y sobre las orientaciones sexuales. Aunque diga
que soy asexual, soy completamente hetero, esto para que
luego no empiecen a molestar, simplemente solo apoyo a
la comunidad gay y mi gusto por la lectura de novelas
hombre con hombre creo que también afecto. En fin, sin
más que decir, aquí termino solo un grano de arena de lo
extrañamente normal de lo que pasa en mi vida.

FIN.

Jack es un adolescente aparentemente con todo en la vida,


todo marchando bien hasta el día que por dejarse llevar,
trae consecuencias difíciles de abordar.

~ 42 ~
Embarazo adolescente, homosexualidad, adulterio y
soborno. Problemas que quedan en segundo plano cuando
la verdadera pregunta aparece. ¿En realidad esto es lo que
soy?.

~ 43 ~

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