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CAPITULO: ARGUMENTACIÓN ACADÉMICA Y LINGUISTICA

DE HABLA
El texto o Discurso
En diversos artículos he revisado el problema, esencialmente con
respecto a la terminología gramatical, por el impacto que representa,
ya que es usada en la enseñanza en los diversos niveles educativos.
En este caso me voy a centrar en las denominaciones que
conciernen a la rama de las ciencias del lenguaje que se denomina
corrientemente lingüística del texto o análisis del discurso.
*En cuanto a las dos denominaciones del párrafo anterior, podemos
decir que si bien al principio estas dos disciplinas pudieron
distinguirse porque la segunda se centraba en la lengua oral
mientras que la primera en la lengua escrita, estás fronteras
prácticamente se han borrado. También habría que señalar que la
diferencia en algunos casos se debe a las lenguas en que se
difunden estas disciplinas: en alemán se usa el término
Textlinguistik, mientras que en inglés Analysis of Discourse (está
prevaleciendo a partir del Análisis Crítico del Discurso, la última
versión de esta ciencia), por ejemplo; y de estas denominaciones en
las otras lenguas se ha tomado uno u otro término o ambos.
Pensamos que lo que caracteriza a esta(s) disciplinas es que su
objeto de estudio es el texto (discurso), entendido como una entidad
que tiene características propias y que no es un conjunto de
palabras y oraciones. No olvidemos que la palabra texto
originariamente significa ‘tejido’.
Claro, que la caracterización del texto plantea muchas dificultades
aun no resueltas del todo por los lingüistas, pero partiendo de las
distinciones hechas por Coseriu entre el lenguaje (hablar), lengua (s)
y texto (s) como niveles del lenguaje, y, sus correspondientes
funciones significativas: designación (referencia), significado y
sentido; distinciones que lo llevan a plantear la necesidad de partir
de tres clases de lingüísticas: lingüística del habla, lingüística
descriptiva (de las lenguas) y lingüística del texto, ergo, esta última
es a quien le corresponde el estudio de los textos (discursos); se
centraría en el estudio del sentido que es la función significativa que
se presenta en los textos, es decir, la que nos proveen los
significados de la lengua particular, mediante los que nos referimos a
la realidad y las circunstancias (entorno) en que se produce el texto.
Como conclusión podemos decir que la lingüística del texto
responde a la interrogante: ¿Cómo se construye y como se
comprende el sentido?.
Lo dicho líneas arriba no quiere decir que haya una Lingüística del
Texto, en realidad bajo esta denominación se cobijan distintos
puntos de vista que sería muy largo presentar en un artículo. Por
ejemplo, en los trabajos de Teun van Dijk no existen menciones a
Coseriu, es más, en el libro editado por Antos y Tietz63 en la misma
Alemania y nada menos que en Tübingen donde enseñaba el gran
maestro, tampoco las hay y de van Dijk solo dos en los quince
artículos en los que está dividido el texto.
Para continuar debemos hacer un excursus histórico. La lingüística
del texto como todo parecer indicar es planteada como tal por
Eugenio Coseriu 64, quien luego la desarrolla en un
curso dictado en el año académico 1977/78 en la Universidad de
Tübingen, que es vertido en libro en 1980 por uno de sus discípulos
Jörn Albrecht. Este texto tiene poca difusión fuera de Alemania
probablemente porque justamente está escrito en alemán. Habría
que agregar que por esa época más conocidos eran los trabajos de
Zellig Harris sobre Analysis of Discourse, aquí también habría que
señalar que probablemente se deba a que están escritos en inglés.
En el mundo de habla castellana, la difusión de la lingüística del
texto parte de las traducciones de un par de libros: de Harald
Weinrich65 y luego también de una obra de Teun van Dijk (1980),
quizás el estudioso más reconocido en esta área del conocimiento. A
ellos habría que agregar la introducción que publica Enrique
Bernárdez .
El problema mayor se presenta con respecto a los otros tres
(¿cuatro?) términos: Gramática del texto (gramática textual);
gramática transfrásica y gramática transoracional.

La denominación gramática del texto creo que se puede explicar en


razón que la gramática ha sido una disciplina que se ha centrado en
la “lengua” y fundamentalmente enmarcándose entre determinados
límites: la oración como unidad mayor y no tomando en cuenta la
situación (circunstancias) en la que se producía el acto de habla,
aparte de su carácter esencialmente prescriptivo (normativo). De ahí
que se justifique la creación de una disciplina que comprenda
aquellos fenómenos que ella deja de lado, esto sobre todo al
entenderse la Gramática como la descripción de determinada parte
de una lengua, lo que, por ejemplo, los generativistas llaman el
“componente gramatical”: una gramática del texto y que esta
comprenda todos los hechos que corresponden a una determinada
lengua que vayan más allá de la oración, que se considere que se
puede plantear la existencia de por lo menos un rango (couche
‘capa’ les llama Coseriu en francés) superior a la oración, que por
comodidad se le denomina texto.
El propósito fundamental de tal gramática del texto era el de intentar
proporcionar una descripción explícita de las estructuras
(gramaticales) de los textos. La tarea más obvia de tal descripción
era explicar las relaciones (semánticas) de la coherencia entre las
oraciones, y otros aspectos fundamentales del discurso. Así como la
gramática de la oración necesita hacer explícita la forma en la que
las cláusulas de oraciones complejas se relacionan semánticamente,
debería haber una investigación seria, que no existía entonces, que
permitiera extender el estudio de la semántica a una semántica lineal
(secuencial) del discurso. Inicialmente, bajo la influencia de la
semántica estructural francesa (Greimas), asumí que las relaciones
de significado entre las oraciones tenían que definirse en términos
de la identidad de los lexemas o “semas” de las palabras que
conformaban tales oraciones. Con el tiempo, este supuesto resultó
ser erróneo, aunque continuó siendo popular dentro la semántica
estructural francesa durante años. La idea central es que las
relaciones entre oraciones no son las únicas que definen la
coherencia, sino más bien, las relaciones referenciales, es decir, las
relaciones entre las “cosas” que las oraciones denotan en un texto,
tal como veremos más adelante. Lo nuevo e interesante en esta
teoría emergente de la gramática del texto fue la introducción de las
“macroestructuras”, una noción desconocida en cualquier gramática
de la oración. Lo fundamental de las macroestructuras es que los
textos no solo tienen relaciones locales o microestructurales entre
las oraciones subsecuentes, sino que también tienen estructuras
generales que definen su coherencia y organización globales. En mi
trabajo previo, tales macroestructuras eran de dos tipos diferentes,
es decir, estructuras globales del significado, y estructuras globales
de la forma. Para evitar la confusión entre estas clases diferentes de
estructuras, introduje posteriormente la noción de “superestructura”.
Con ella me refería a las últimas estructuras, es decir, al esquema, a
las estructuras esquemáticas que organizan la forma o el formato
total del texto, tal como lo conocemos desde la teoría de la narrativa
o de la teoría de la argumentación (Van Dijk, 1980). Después de más
de 30 años vale la pena preguntarse si esta gramática del texto era
errónea o correcta. Tal como lo veo ahora, diría que los principios
básicos de la gramática del texto se mantienen aún en gran parte del
trabajo que todavía se hace en algunos tipos de gramáticas del
discurso, incluso bastante sofisticadas. En efecto, al igual que una
gramática de la oración explica por qué las secuencias arbitrarias de
palabras no definen las oraciones, una gramática del texto necesita
explicar por qué las secuencias arbitrarias de oraciones no definen
un texto. Sin embargo, la manera en la que hicimos la gramática del
texto fue realmente muy primitiva, y en gran parte especulativa,
imprecisa, y algo equivocada. Lo que se mantuvo, sin embargo, fue
la importante noción de coherencia en cualquier teoría semántica del
discurso, y la idea obvia de que los textos también están
organizados en niveles más globales, más generales de descripción.

El párrafo
El párrafo es la unidad de un discurso escrito conformado por varias
oraciones que expresan una idea y terminan con un punto y aparte.
Las oraciones que lo conforman suelen compartir la misma temática
y una de ellas es la que expresa la principal idea.
Existen distintos tipos de párrafos, algunos de ellos son:

Argumentativo: contiene una idea con la que se busca convencer al


receptor sobre algo que se niega o afirma.
Conceptual: en estos párrafos se especifica el pensamiento de
algún autor o la definición de un término, que será utilizado a lo largo
de todo el texto, por lo que resulta imprescindible su comprensión.
Estos párrafos, están presentes en textos científicos y técnicos.
Cronológico: en esta clase de párrafo se expresa, en el orden en
que sucedieron, una serie de acontecimientos.
De enumeración: este párrafo está compuesto por una serie de
características que aluden a un mismo hecho, objeto o sujeto y una
frase organizadora que permite comprender qué es lo que se está
ordenando.
Descriptivo: en este párrafo se describe, siguiendo un criterio
lógico, un objeto, persona o acontecimiento.
Explicativo: estos párrafos son útiles para ampliar o especificar la
temática que está siendo tratada.
Expositivo: en estos párrafos se presenta de manera ordenada una
determinada información.
Narrativo: en estos se presentan hechos o acciones ocurridas de
manera ordenada.
Comparativo: en este párrafo se presentan similitudes y diferencias
entre dos o más objetos, sucesos, o cualquier fenómeno.
Causa-efecto: como su nombre indica, se presentan un hecho y
aquello que lo ha causado o bien las consecuencias que de este
pueden devenir.
Deductivo: en este la idea principal se coloca al principio que, para
construirla se parte de una generalización para luego presentar
casos específicos.
Inductivo: en oposición al anterior, en estos párrafos la idea
principal se coloca al final. En estos se parte de casos específicos
para llegar a una generalización que concluye lo que se afirmó.
De conclusión: estos párrafos expresan el cierre de un apartado o
un determinado tema.
De cierre: en estos párrafos se redondea la idea general del texto y
un resumen de este. Estos pueden incluir motivaciones para que el
receptor se una a las ideas planteadas, conclusiones del texto o
sugerencias.

Por párrafo entendemos una composición breve formada por un


conjunto de oraciones conectadas entre sí que desarrollan una idea
o aspecto parcial de la misma. Debe tener unidad y estar lo
suficientemente diferenciado del resto para que se pueda separar
por una pausa notable; es decir, por un punto y aparte. Las
oraciones que lo integran se centran en una idea principal a la que
se pueden unir otras secundarias que matizan, ejemplifican, dan
razones o añaden datos. La claridad se asegura por la presencia del
punto y seguido, del punto y coma, de los dos puntos y de la coma.
El final del párrafo se marca, tal como se ha indicado, por un punto y
aparte. La conexión sucesiva y armónica de los párrafos da
coherencia semántica al texto en su conjunto y lo convierte en una
unidad estructural y significativa con sentido global.
 El texto es la unidad máxima de comunicación y de sentido
completo, que alguien, con una intención y finalidad determinadas
expresa en una situación y en un contexto concretos. De su estudio
se encarga la lingüística textual o pragmática.
 El periodo es la unidad formada por un conjunto de oraciones
separadas por punto y seguido. De su estudio se encarga la
lingüística textual o pragmática.
 El enunciado es la unidad mínima de comunicación formada por
una o varias palabras con sentido unitario. De su estudio se encarga
la lingüística textual o pragmática.
 La oración es la palabra o sucesión de palabras con forma y
estructura propia que no pertenece a ninguna unidad lingüística
mayor, que tiene una curva de entonación definida y que además y
sobre todo posee sentido completo. De su estudio se encarga la
sintaxis.
 La proposición es cada una de las secuencias de palabras con
estructura oracional (sujeto y predicado) que se combinan para
constituir una oración compuesta, pero carece de sentido completo.
De su estudio se encarga la sintaxis.
 La frase es una sucesión de palabras que mantienen cierta
estabilidad y sentido, aunque no completo. Tiene una estructura
interna distinta a la de la oración porque no hay núcleo verbal en el
que se cumple la relación sujeto-predicado. Su uso tiene carácter de
cita con notable valor expresivo: área de descanso, prohibida la
entrada, con gran sencillez, en aquella playa solitaria y lejana. Para
algunos gramáticos los términos oración y frase son sinónimos. De
su estudio se encarga la sintaxis.
 El sintagma es una unidad2 de función (sujeto, predicado, C.D.,
C.I., C.C.,…) que aparece dentro de la oración y que está constituida
por una o varias palabras que dependen de un elemento central o
núcleo. De su estudio se encarga la sintaxis. Recuerde que los
monemas, las palabras, los sintagmas o las proposiciones significan,
pero no tienen sentido completo porque les falta una actitud de
afirmación, negación, duda, deseo, mandato, etc. Por unidad se
entiende una palabra o un grupo de palabras con entidad propia.
 La locución es una unidad estable de dos o más palabras con
significado propio e indivisible: a sabiendas, con rumbo a, en público,
pasar por… De su estudio se encarga la morfología.
 La palabra es una unidad lingüística bien configurada en la
competencia de los hablantes que posee independencia y movilidad
dentro del enunciado, a la vez que desempeña funciones relevantes
en el plano léxico y morfosintáctico. Tradicionalmente se define
como el sonido o conjunto de sonidos que representan una idea. De
su estudio se encargan la morfología y la lexicología.
 El monema es la unidad mínima de significado. De su estudio se
encargan la morfología y la lexicología.
 El fonema es la unidad mínima de la lengua capaz de distinguir
significados pero carente de ellos; es el elemento más pequeño que
la conciencia lingüística siente como indivisible. De su estudio se
encargan la fonética y la fonología. Los párrafos varían en extensión
y disposición según el tipo de texto, el género literario y el estilo del
autor. Para que se califiquen de buenos deben reunir las siguientes
condiciones:
 Invitar a la lectura (buena organización visual).

 Estar bien conexionados (se contribuye a la fluidez). Un párrafo tiene


que llevar a otro y ninguno es totalmente independiente, ya que en
cada párrafo está anunciando o prefigurando lo que sigue. El párrafo
final debe hacer una especie de conclusión, parcial o total, según
proceda.
 No es necesario que cada párrafo contenga una idea o que tenga
predeterminado el número de líneas (unas 10), aunque se recomienda
que no haya grandes desequilibrios en la extensión de los mismos.
Evite:
 Los párrafos frase y los párrafos de más de 15 líneas.
 La mezcla anárquica de párrafos largos y cortos.

 Las repeticiones y los desórdenes que rompen la unidad


significativa:
 Ideas que pueden ir juntas ponerlas en párrafos distintos.
 Repetir la misma idea en dos o más párrafos.

 Tratar el mismo tema en dos párrafos cuando se puede hacer en


uno.

El texto, escritura, propiedades del texto


Propiedades del texto
CARÁCTER COMPLETO
Consideramos que una expresión lingüística está provista de esta
propiedad si tiene sentido completo por sí misma, si no depende de
otra expresión. De hecho, las oraciones, tomadas por separado,
carecen de esta propiedad; la obtienen, globalmente, mediante su
agrupación al formar un texto, y su sentido depende, por tanto, de
las demás oraciones y del texto como globalidad. Cuando una
oración o una palabra poseen aisladamente esta cualidad, nos
encontramos delante de textos; es el caso del ejemplo "¡Peligro!"
antes citado. El carácter completo se manifiesta mediante
entonación, pausas, conectores-delimitadores de inicio y
conclusión, conectores de unión en el caso de coordinación de
textos, etc.
MARCO DE INTEGRACIÓN GLOBAL
Un texto, para serlo, tiene que poseer un núcleo informativo
fundamental, que es el "asunto" del que se trata. Al percibir un
texto, el oyente capta esa unidad subyacente a la que se
subordinan los diversos enunciados que lo integran. Este núcleo es
el marco de integración global o tópico de discurso. Se trata de que
el texto ha de tener sentido. Las distintas oraciones que componen
el discurso deben significar globalmente, es decir, no pueden
constituir una sucesión arbitraria de entidades que expresen
contenidos dispares o contradictorios, sino que deben responder al
tema general del texto.
ADECUACIÓN
La adecuación es la característica de los textos que están bien
construidos desde el punto de vista comunicativo. Es el resultado
de una serie de elecciones que el emisor ha de llevar a cabo
teniendo en cuenta las características concretas de los elementos
que intervienen en esa comunicación: quién es el emisor, cuál es
su intención, quién es el receptor, qué relación hay entre ambos,
qué canal se va a utilizar, etc. Puesto que cada acto de
comunicación requiere una selección de elementos, el discurso
será adecuado o no en función de las elecciones que se realicen.
Ejemplo. En el acto comunicativo de un "examen", hay que mostrar
los conocimientos sobre una materia, por lo que el alumno debe
producir un texto donde predomine la función referencial. Resulta
inadecuada la aparición de enunciados con función expresiva
(¡Qué contento estoy, el examen me está saliendo tan bien...) o
apelativa (Ruego al señor profesor que tenga piedad de mí)!
Generalmente, se exige la utilización de la comunicación escrita y
quedará excluida la utilización de códigos no verbales (gestos, por
ejemplo). Como el examen es una actividad académica, es
improcedente usar expresiones vulgares (En la batalla participaron
mogollón de soldados y sus heridas fueron la hostia de
asquerosas). Por último, no parece adecuado escoger un tipo de
texto narrativo o dialogado, sino que será expositivo o
argumentativo. Comprender e interpretar un texto es hacerse
consciente de los factores sociolingüísticos y de los procesos
pragmáticos que intervienen. Esto implica el análisis de todas las
elecciones que ha realizado el emisor y también valorar la
oportunidad y la adecuación de todos los elementos que lo
componen.
• La figura del emisor es esencial para planificar y para
comprender un texto. Nos hemos de preguntar si se trata de un
emisor individual o de varios... y también qué pretende el emisor,
es decir, qué función o funciones del lenguaje predominan en el
texto concreto.
• La figura del receptor también condiciona el texto: hay que
preguntarse a quién va dirigido el texto, es decir, quién es el
destinatario, si éste es un solo individuo o si es un receptor
múltiple, si puede o no responder en el mismo acto comunicativo y
el grado de conocimiento que posee sobre el tema, es decir, si se
trata de un receptor especializado o de un receptor común. Es
necesario conocer, además, si la relación que existe entre emisor y
receptor es formal o informal. Naturalmente, esto impone fórmulas
de tratamiento, restricciones en la confianza o efusiones, según el
mayor o menor grado de conocimiento, la confianza o el papel
social que ambos desempeñan, etc. Si dirigimos un mensaje en el
móvil a un amigo, la relación entre ambos será informal. Si
escribimos una instancia a la Universidad de Vigo para solicitar un
puesto de trabajo, será formal. A no ser de forma irónica, no se
comenzaría la conversación con un amigo con Querido y nunca
bien ponderado amigo.
• El canal también condiciona al texto. No se utilizan las mismas
palabras ni expresiones para un texto oral que para un texto
escrito. Una misma noticia se emite de forma diferente si el canal
por el que se envía es la radio, la televisión o un periódico. En el
primer caso las ondas sonoras son el canal; en el segundo, las
ondas sonoras y las imágenes; y en el tercero, la escritura. El
emisor deberá adecuarse al canal que condicionará al texto. Por
otra parte, el canal puede determinar que el mensaje sea unilateral
o bilateral y su carácter formal o informal. En una conversación oral
el receptor puede emitir a la vez un mensaje de respuesta; sin
embargo, si el canal es un libro de lectura difícilmente se puede
responder. Por otro lado, sólo en mensajes de móviles o
conversaciones en el ordenador será lícito utilizar mensajes
cortados, sin vocales, etc. En un texto escrito formal, esto se
consideraría vulgar e incorrecto.
• Otro factor condicionante del texto es el código. Hay que
preguntarse si es verbal o no verbal, cómo se utiliza y por qué. En
el primer caso será necesario señalar los aspectos fónicos,
gramaticales y semánticos más destacables y, después, deducir si
el código está empleado de forma culta, si se trata de un texto
coloquial o de un texto dialectal...
• También hay que considerar la realidad representada, es decir, el
contexto o situación comunicativa.
• Sólo nos resta un elemento de la comunicación: el mensaje, que
es el propio texto. Analizaremos si en el texto habla un individuo o
si hablan varios, si existe un único acto comunicativo o más de
uno...
Escritura
Definimos la escritura como el uso consciente, reflexivo y
controlado del código escrito para generar texto en ausencia de
contexto situacional. Esto significa que vamos a incluir en el
concepto de escritura tanto el código escrito como el proceso
semiodiscursivo de producción de diversas clases de textos
lingüísticos. Es claro, entonces, que cuando hablamos de escritura
no estamos haciendo alusión simplemente al sistema semiótico
visual y espacial ni a la mera realización de unas grafías, o a la
ancestral rutina académica de copiar en un cuaderno lo que está
escrito en un libro. Para nosotros, todo acto de escritura auténtica
implica siempre un proceso semiótico, una función semiótica. Sólo
esta escritura rompe con la inmediatez del mundo vital, la
trasciende para interpretarla mediante significados indirectamente
relacionados con la base material —cómo negar, además, que este
tipo de escritura tiene efectos sobre la conciencia del sujeto y que
está íntimamente ligada a su deseo—. Ahora bien, ese uso
consciente, reflexivo y controlado del código escrito implica un
conocimiento de la gramática de la lengua (ortografía, aspectos
morfosintácticos, etc.), de los mecanismos de cohesión del texto
(conectivos, referencias, elipsis, No conservaremos, por
consiguiente, la distinción que algunos autores establecen entre
escritura y escribir, para designar con el primer término al código
escrito y, con el segundo, al proceso de la composición. En la
academia, suele suceder que las ideas pasan de las notas del
profesor al cuaderno del estudiante, sin pasar por la cabeza de
ninguno de los dos.
las diversas formas de coherencia según el tipo de texto, de
factores pragmáticos, estilísticos, retóricos e incluso, de las sutiles
convenciones sobre la disposición espacial del texto (márgenes,
espacios en blanco, tamaños de las letras, etc.). En la adquisición
de todo este conocimiento, la lectura desempeña un papel
preponderante. Las investigaciones han demostrado que la
competencia lectora es la habilidad lingüística que más se
relaciona con la escritura. Es decir, nuestra capacidad para escribir
se desarrolla no sólo a partir de una instrucción especial y de una
práctica sistemática y permanente, sino también a partir de la
lectura, de la comprensión e interpretación de textos escritos. En
definitiva, parece que antes de aprender a escribir debemos
aprender a leer. La escritura es una tecnología dinámica y moderna
que ejerce múltiples funciones en nuestra vida cotidiana (funciones
intrapersonales e interpersonales) está relacionada con todas las
áreas del ejercicio laboral y con las diversas disciplinas de estudio.
Por estar dotada de una dimensión social, cognitiva y discursiva, es
un poderoso instrumento de aprendizaje, de reflexión y de
comunicación, que nos permite desarrollar actividades personales,
académicas y profesionales. La escritura cambia nuestra forma de
comprender el mundo y es un excelente recurso para aprender a
pensar de un modo científico. Con una educación adecuada, sus
aspectos técnicos y metodológicos pueden ser enseñados y
aprendidos. El empleo consciente, reflexivo y sistemático de la
escritura desarrolla las capacidades cognitivas y comunicativas. La
escritura potencia la comunicación porque propicia el
descentramiento y objetiva el pensamiento; desvincula los
enunciados de la situación de la que surgen y genera formas de
pensamiento más complejas y sostenidas. Además, la escritura
hace posible visualizar la estructura del lenguaje, almacenar
conocimiento y liberar la mente del compromiso de memorizar. El
sujeto que ha aprendido por medio de la escritura a organizar su
pensamiento y a desvincular sus comunicaciones de la inmediatez
de la situación en la que se producen, posee una mayor autonomía
y una superior capacidad de análisis y reflexión. Desde luego, lo
anterior debería ser una característica de todos los profesionales
universitarios.
El texto
Se entiende por TEXTOS todas aquellas emisiones habladas o
escritas de cualquier longitud (desde un enunciado a un libro
entero) que tengan unidad. Un texto es el resultado de un acto de
comunicación cuya extensión y carácter dependen de la intención
del hablante; intención que puede ser doble:
Comunicativa: voluntad de transmitir una información.
Elocutiva: deseo de lograr un determinado efecto. El texto, al ser
una unidad intencional, no tiene una extensión determinada, sino
que depende de la intención del hablante. El texto presentará una
estructura orgánica, es decir, que estará constituido por partes
relacionadas de tal modo que no pueda eliminarse una sin destruir
la totalidad. De forma general podemos considerar como partes
constitutivas del texto el enunciado y el párrafo. Algunos textos
podrán descomponerse en otras unidades (capítulos, escenas,
cuadros, ...) pero no es un hecho general.
los textos pueden ser muy diferentes unos de otros. Es por eso que
se hace necesaria una clasificación de los mismos. Ese intento de
clasificación no puede ceñirse a un solo criterio, dada la
complejidad del objeto, por lo cual aplicaremos diferentes criterios
para clasificar cada texto. Veamos algunos de ellos:
Criterio I: Textos orales y textos escritos.
- Algunas diferencias entre estos textos pueden ser las siguientes:

La gramática, el enunciado

Géneros discursivos, descriptivo, narrativo, exposición o explicativo y


argumentativo
Productos intelectuales, artículos científicos, etc.
Análisis de las propiedades de un texto de una conversación y
pensamiento críticos

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