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¿Qué es la depresión en los adolescentes?

La depresión en adolescentes es una enfermedad médica grave. Es más que


sentirse triste durante unos días. Es un intenso sentimiento de tristeza,
desesperanza e ira o frustración que dura mucho tiempo. Estos sentimientos
hacen que te sea difícil tener una vida normal y hacer tus actividades habituales.
También puedes tener problemas para concentrarte y no tener motivación o
energía. La depresión puede hacerte difícil disfrutar la vida o incluso superar el
día.
¿Qué causa la depresión en adolescentes?
Muchos factores pueden jugar un papel en la depresión, incluyendo:
 Genética: La depresión puede darse en familias.
 Biología cerebral y química
 Hormonas: Los cambios hormonales pueden contribuir a la depresión
Eventos estresantes en la niñez como traumas, muerte de un ser querido,
intimidación y ciberacoso; y abuso
¿Quiénes están en riesgo de depresión adolescente?
La depresión puede ocurrir a cualquier edad, pero a menudo comienza en la
adolescencia o al comienzo de la adultez. Ciertos adolescentes tienen un mayor
riesgo de depresión, como quienes:
 Tienen otras afecciones de salud mental, como ansiedad, trastornos de la
alimentación y uso de sustancias
 Tienen otras enfermedades, como diabetes, cáncer y enfermedades del
corazón
 Tienen familiares con enfermedades mentales
 Tienen un conflicto familiar o una familia disfuncional
 Tienen problemas con amigos u otros compañeros en la escuela
 Tienen problemas de aprendizaje o trastorno de déficit de atención e
hiperactividad (TDAH)
Han sufrido un trauma en la infancia
Tienen baja autoestima, una perspectiva pesimista o poca capacidad de enfrentar
situacionesSon lesbianas, gays, bisexuales o transgénero, especialmente cuando
sus familias no los apoyan
¿Cuáles son los síntomas de la depresión en adolescentes?
Si tienes depresión, uno o más de estos síntomas se presentarían con frecuencia:
 Tristeza
 Sensación de vacío
 Desesperanza
 Sentir enojo, irritación o frustración, incluso por cosas menores
También puedes tener otros síntomas, como:
 No te importan las cosas que solías disfrutar
 Cambios de peso: Perder peso cuando no estás a dieta o aumentar de
peso por comer demasiado
 Cambios en el sueño: Problemas para quedarte o permanecer dormido, o
dormir mucho más de lo normal
 Sentirte inquieto o tener problemas para permanecer sentado
 Sentirte muy cansado o no tener energía
 Sentirte sin valor o muy culpable
 Tener problemas para concentrarte, recordar información o tomar
decisiones
 Pensar en la muerte o suicidio

¿Cómo se diagnostica la depresión en adolescentes?


Si crees que estas deprimido, dile a alguien en quien confías, por ejemplo:
Padres o tutores
Maestros o consejeros
Médicos
El siguiente paso es visitar a tu médico para un chequeo. Tu médico puede
primero asegurarse de que no tienes otro problema de salud que esté causando la
depresión. Para hacer esto, es posible que haga un examen físico y pruebas de
laboratorio.
Si no tienes otro problema de salud, obtendrás una evaluación psicológica. Tu
médico puede hacerlo o puede referirte a un profesional de salud mental para ello.
Te pueden preguntar cosas como:
Pensamientos y sentimientos
Cómo te va en la escuela
Cualquier cambio en tu alimentación, sueño o energía
Si piensas en suicidarte
Si usas alcohol o drogas
¿Cuáles son los tratamientos para la depresión en adolescentes?
Los tratamientos efectivos para la depresión en adolescentes incluyen psicoterapia
o terapia de conversación o una combinación de psicoterapia y medicamentos:
Psicoterapia
La psicoterapia o terapia de conversación, también llamada apoyo psicológico,
puede ayudarte a comprender y controlar tu estado de ánimo y sentimientos.
Implica ir a ver a un terapeuta, como un psiquiatra, un psicólogo, un trabajador
social o un consejero. Puedes expresar tus emociones a alguien que te
comprende y apoya. También puedes aprender cómo dejar de pensar
negativamente y comenzar a ver las cosas positivas de la vida. Esto te ayudará a
aumentar tu confianza y sentirte mejor contigo mismo.
Hay muchos tipos diferentes de psicoterapia. Se ha demostrado que ciertos tipos
ayudan a los adolescentes a lidiar con la depresión, incluyendo:
Terapia cognitiva conductual: Te ayuda a identificar y cambiar los pensamientos
negativos e inútiles. También te ayuda a desarrollar habilidades para enfrentar los
problemas y cambiar patrones de comportamiento
Terapia interpersonal: Se enfoca en mejorar tus relaciones. Te ayuda a
comprender y trabajar las relaciones problemáticas que pueden contribuir a tu
depresión. Esta terapia puede ayudarte a cambiar los comportamientos que
causan problemas. También explora los principales problemas que pueden
agregarse a tu depresión, como el duelo o cambios en la vida
Medicinas
En algunos casos, tu médico te sugerirá medicamentos junto con la psicoterapia.
Algunos de los antidepresivos estudiados han demostrado que ayudan a los
adolescentes. Si estás tomando medicamentos para la depresión, es importante
que visites seguido a tu médico.
También es importante saber que tomará algún tiempo para que los
antidepresivos te ayuden:
Puede tomar de tres a cuatro semanas hasta que un antidepresivo haga efecto
Puede que tengas que probar más de un tipo de antidepresivo para encontrar uno
que funcione
También puede tomar algún tiempo encontrar la dosis correcta de un
antidepresivo
En algunos casos, los antidepresivos pueden causar conductas o pensamientos
suicidas en adolescentes. Este riesgo es mayor en las primeras semanas del
tratamiento y cuando se cambia la dosis. Asegúrate de decirle a tus padres o tutor
si comienzas a sentirte peor o tienes pensamientos sobre hacerte daño.
No debes dejar de tomar los antidepresivos por tu cuenta. Debes trabajar con tu
médico para disminuir en forma lenta y segura la dosis antes de finalizar.
Brinda apoyo
Recuerda que la depresión de tu ser querido no es culpa de nadie. No puedes
solucionar la depresión de la persona, pero tu apoyo y tu comprensión pueden
ayudar.
Qué puedes hacer por tu ser querido:
• Fomenta que siga con el tratamiento. Si un familiar o un amigo tuyo están
en tratamiento para la depresión, ayúdales a recordar que tomen los
medicamentos recetados y que asistan a las citas médicas.
• Disponte a escuchar. Hazle saber a tu ser querido que deseas comprender cómo
se siente. Cuando la persona quiera hablar, escucha con atención, pero evita dar
consejos u opiniones o juzgarla. Tan solo escuchar y ser comprensible puede ser
una poderosa herramienta de curación.
• Brinda un refuerzo positivo. Las personas con depresión pueden juzgarse
duramente y encontrar errores en todo lo que hacen. Recuérdale a tu ser querido
sus cualidades positivas y cuánto significa esta persona para ti y para otros.
• Ofrece ayuda. Es posible que tu familiar o tu amigo no puedan ocuparse bien de
ciertas tareas. Dale sugerencias acerca de tareas específicas que estarías
dispuesto a hacer o pregunta si hay alguna tarea en particular de la que te podrías
encargar.
• Ayuda a crear un entorno con poco estrés. Crear una rutina regular puede
ayudarle a una persona con depresión a sentir que tiene más control. Ofrécele
hacer un horario para las comidas, los medicamentos, la actividad física y el
sueño, y ayúdale a organizar las tareas del hogar.
• Busca organizaciones de ayuda. Varias organizaciones ofrecen grupos de apoyo,
asesoramiento psicológico y otros recursos para la depresión. Por ejemplo, la
National Alliance on Mental Illness (Alianza Nacional sobre Enfermedades
Mentales), los programas de asistencia para empleados y muchas organizaciones
religiosas ofrecen ayuda para los problemas de salud mental.
• Alienta la participación en prácticas espirituales si es adecuado. Para muchas
personas, la fe es un elemento importante para recuperarse de la depresión, ya
sea a través de la participación en una comunidad religiosa organizada o de
creencias y prácticas espirituales personales.
• Haz planes juntos. Pídele a tu ser querido que vayan juntos a dar un paseo, que
vean una película juntos o que hagan juntos algún pasatiempo u otra actividad que
antes disfrutaba. Sin embargo, no intentes obligar a la persona a que haga algo.
Qué puedes hacer por ti mismo:
•Infórmate acerca de la depresión. Cuanto mejor comprendas qué causa la
depresión, cómo afecta a las personas y cómo se puede tratar, podrás hablar
mejor con la persona que te importa y ayudarla.
•Cuídate. Apoyar a alguien con depresión no es fácil. Pídeles a otros familiares y
amigos que te ayuden, y toma medidas para prevenir la frustración, así como el
agotamiento. Busca tu momento para los pasatiempos, la actividad física, los
amigos y la renovación espiritual.
•Por último, sé paciente. Los síntomas de la depresión mejoran con el tratamiento,
pero esto puede llevar tiempo. Encontrar el mejor tratamiento podría requerir
probar con más de un tipo de medicamento o de abordaje de tratamiento. Para
algunas personas, los síntomas mejoran rápidamente después de comenzar el
tratamiento. Para otras, demorará más tiempo.
consecuencias de una depresión.
Las consecuencias de sufrir una depresión, sus secuelas y los cambios que se
producen en nuestra vida una vez la hemos superado.
Podemos adelantar que no todas las consecuencias de la depresión son
negativas. Pero sí es cierto, que los riesgos que corremos cuando estamos
sumidas en la depresión nos pueden afectar a nivel emocional y físico. Vamos a
evaluar las consecuencias de la depresión para poder estar prevenidas y evitar
problemas.
Consecuencias negativas de la depresión
La depresión se caracteriza por dejarnos sin ganas, sin ilusión, sin fuerzas y sin
esperanza, por lo que es fácil adivinar las consecuencias de atravesar un estado
depresivo por un tiempo prolongado. En los casos más graves, una persona con
depresión puede llegar hasta el intento de suicido, por lo que no estamos
hablando de un simple periodo de tristeza.
Esa desilusión, pero también esa falta de autoestima, ese creer que no valemos
nada y ese dejarnos abandonar puede hacer que nos aislemos socialmente, lo
que puede empeorar el sentimiento de soledad que suele ir asociado a la
depresión. Desde perder amigos, parejas rotas, relaciones familiares destrozadas
hasta quedarnos sin trabajo y con un montón de problemas económicos, es el
abanico de consecuencias que puede dejar una depresión.
Consecuencias positivas de la depresión
Pero es que a nosotras nos gusta ser optimistas y ver el lado bueno de las cosas
porque, indudablemente, todo tiene su parte positiva. Si las consecuencias de
sufrir una depresión son tan negativas como aterradoras, las consecuencias de
superar esa depresión se convierten en un tesoro repleto de beneficios.
Porque superar una depresión cuesta mucho esfuerzo, mucho trabajo y mucho
tiempo, pero al final, merece la pena. Y merece la pena no sólo por liberarnos de
ese lastre que nos paraliza, sino que generalmente, al superar una depresión, nos
transformamos en personas más fuertes psicológicamente, más preparadas para
afrontar cualquier adversidad.
Superar una depresión supone aprender a mantener el equilibrio emocional, subir
los niveles de autoestima y ser más conscientes de las cosas buenas que nos
ofrece la vida. En definitiva, tras superar una depresión aprendemos a disfrutar
más de la vida y a ser más felices. Y tampoco podemos olvidarnos de la
oportunidad que supone caer hasta el fondo a causa de una depresión, para
resurgir con más fuerza y empezar una nueva vida. Una vida mejor.
¿Estás deprimida?
Resulta muy alarmante el número de casos de depresión entre las mujeres. Según
concluyen diversos estudios científicos, la depresión es especialmente femenina
ya que por cada hombre depresivo hay dos mujeres con depresión. De hecho, el
10% de la población femenina sufre de depresión en distintos grados.
En Diario Femenino te contamos en qué consiste exactamente la depresión
femenina, cuáles son sus diferentes tipos y causas, cuáles son sus síntomas y
cómo se puede tratar. ¡Salir de la depresión y volver a ser feliz es posible! ¡Te lo
aseguramos!
Qué es la depresión
Todos, en algún momento de nuestra vida, nos sentimos melancólicos o tristes.
Estos son sentimientos normales y pasajeros que, por lo general, aparecen y
desaparecen en unos pocos días. El problema viene cuando este tipo de
emociones negativas se prolongan en el tiempo interfiriendo en la vida diaria y en
el desempeño de las actividades cotidianas. Cuando esto pasa se puede
considerar que la persona ha entrado en un estado depresivo.
La depresión es una enfermedad común, pero no por ello hay que restarle
importancia ya que se trata de una patología muy grave que necesita de un
tratamiento para superarla. Afecta tanto a hombres como a mujeres, si bien es
cierto que la población femenina tiene más probabilidades de padecerla. Esto es
debido a determinados factores biológicos y sociales los cuales son exclusivos en
las mujeres.
Causas de la depresión en las mujeres
Las causas de la depresión femenina son muy variadas. Factores genéticos,
biológicos, químicos, hormonales, ambientales, psicológicos y sociales se unen o
entrelazan desembocando en esta aterradora enfermedad.
Estas son algunas de las causas más comunes:

La genética
Las mujeres que tienen antecedentes familiares de depresión padecen un mayor
riesgo de desarrollar también la enfermedad. No obstante, esta regla no se aplica
en todos los casos. La depresión puede darse en mujeres que no han tenido
ningún antecedente familiar al igual que puede ocurrir que ciertas mujeres con
antecedentes no la padezcan.
Sustancias químicas
La química del cerebro es un factor muy importante en el desarrollo de trastornos
depresivos. El cerebro se divide en varias partes o secciones y cada una de ellas
se encarga de regular un área concreta. Algunas controlan el sueño, el apetito o la
conducta, mientras que otras se centran en el estado de ánimo y el pensamiento.
Cuando la morfología del cerebro presenta alguna disfuncionalidad, el sujeto es
mucho más vulnerable a la hora de padecer una depresión.
Cambios drásticos en la vida de una persona
Nos referimos a esos cambios que tienen consecuencias muy graves y que son
increíblemente difíciles de asimilar como, por ejemplo, la pérdida de un familiar o
ser querido, la ruptura de pareja, pérdida de trabajo, sufrir problemas económicos
importantes…
Una adicción preexistente
Las personas que tienen una adicción, sea del tipo que sea, son mucho más
vulnerables a sufrir una depresión por el simple hecho de que la adicción lleva a
hacer cosas de las que luego es muy fácil arrepentirse. Eso desemboca, al mismo
tiempo, en una tristeza y frustración interminable por no ser capaz de ponerle fin a
ese tipo de vida. Entre las adicciones más proclives a causar depresión entre las
mujeres están el alcohol, el tabaco y la ludopatía. Se debe tener especial cuidado
con estas adicciones ya que combinadas con una depresión severa pueden tener
consecuencias fatales.
Automedicación
Jamás nos cansaremos de repetir las terribles consecuencias que tiene el
consumo excesivo de medicamentos sin prescripción médica. Una de las más
frecuentes: la depresión. Hay que tener mucho cuidado con las medicinas que se
ingieren y en qué cantidades se hace.
Errores del pasado
Muchas personas viven día a día fustigándose y lamentándose por las cosas que
hicieron en el pasado y de las cuales se arrepienten. Esto trae consecuencias muy
severas ya que estas personas no pueden dejar de pensar en lo que pudieron
haber hecho y no hicieron. En estos casos, no tiene ningún sentido tratar de
encontrar respuestas ante lo pasado. Se debe buscar tratamiento psicológico que
ayude a centrar la mirada en el presente y a continuar con fortaleza hacia el futuro.
Enfermedades preexistentes graves
Hay ciertas enfermedades graves, como es el caso del cáncer, que pueden
terminar desembocando en una depresión. Su diagnóstico hace que muchas
mujeres se vengan a bajo creyendo que no la van a superar. En estos casos
también es fundamental buscar ayuda cuanto antes.
Cambios hormonales
Como sabes, las mujeres atravesamos muchísimos cambios hormonales a lo largo
de nuestra vida. Estos cambios son distintos para cada una de nosotras, algunas
los sienten con más intensidad, otras con menos y otras prácticamente ni los
perciben. Con estos cambios nos estamos refiriendo al ciclo menstrual, al
embarazo, a la etapa del post parto, a la menopausia… Todos ellos son
susceptibles de terminar provocando una depresión en la mujer.
El papel de la mujer
El rol de la mujer en la sociedad actual también puede influir notablemente en su
susceptibilidad a la depresión: su función de madre y esposa, sumado a las
presiones del hogar y de la vida laboral pueden aumentar considerablemente el
estrés y la ansiedad. Y estos dos factores prolongados en el tiempo pueden
conducir a la depresión.
Tipos de depresión femenina
Existen varios tipos de depresión y cada uno de ellos requiere un abordaje y
tratamiento distinto. Estos son los más habituales:
Depresión mayor: se puede detectar fácilmente ya que a menudo presenta una
combinación de síntomas que interfieren en la capacidad de la mujer para trabajar,
estudiar, dormir, comer y disfrutar de actividades que, en circunstancias normales,
deberían resultar totalmente placenteras. Una vez que se supera, no suele
provocar recaídas con el paso del tiempo.
Distimia: al contrario de lo que sucede con la depresión mayor, la distimia es un
tipo de depresión menos grave que no interfiere en la realización de actividades
cotidianas por parte de la persona que la padece. No obstante, sus síntomas se
mantienen a largo plazo y puede aparecer en más de una ocasión a lo largo de la
vida.
Desorden bipolar: también conocido como enfermedad maniaco-depresiva no es
tan habitual como las dos anteriores. Sus síntomas incluyen cambios bruscos de
humor y estados de ánimo muy altos que se ven sucedidos por otros muy bajos.
Depresión post parto: mujeres que acaban de tener un bebé y no pueden parar de
llorar constantemente, se irritan con facilidad, se sienten terriblemente ansiosas,
no pueden dormir y ni siquiera son capaces de tomar decisiones sencillas. Este
tipo de depresión aparece por dos razones fundamentalmente: el estrés por la
nueva condición de madre y todo lo que ello conlleva y el desajuste hormonal
producido tanto en el embarazo como en el parto. Durante el embarazo, los
niveles de endorfinas (molécula humana que hace que el cuerpo se sienta bien)
suben. Sin embargo, tras el parto, los niveles de esta molécula vuelven a decaer.
10 síntomas de la depresión en las mujeres
Estos son algunos de los síntomas de la depresión. Responda a estas preguntas
con sinceridad y si hay muchas respuestas afirmativas, querida amiga, es hora de
buscar la ayuda de un especialista y empezar el tratamiento.
1. ¿Sin motivo aparente llenas con frecuencia la cabeza de sentimientos de
tristeza y melancolía?
2. ¿No tienes paciencia con nada y el mal humor impera en tu
comportamiento?
3. ¿Has perdido interés por las actividades que antes te llenaban de placer,
como por ejemplo el sexo?
4. ¿Has dejado de tener ganas de comer y tu plato preferido ya no te alegra el
día como lo hacía antes?
5. ¿Pierdes o ganas peso repentinamente?
6. ¿Hace mucho que no duermes plácidamente y durante muchas horas?
¿Tienes dificultad para dormir?
7. ¿Sientes malestar y una sensación continuada de cansancio sin un motivo
claro?
8. ¿Tienes la autoestima por los suelos con frecuentes sentimientos de
inferioridad o culpabilidad?
9. ¿Tienes la mente confusa y te cuesta enormemente concentrarte, organizar
tus ideas o tomar decisiones?
10. ¿Piensas con frecuencia en la muerte o en el suicidio?
Diagnóstico de la depresión femenina
Si tu respuesta a las preguntas anteriores ha sido afirmativa, debes acudir
inmediatamente a un profesional de salud mental. Él se encargará de indagar en
tu historial para determinar si efectivamente sufres una depresión o no. Deberás
detallar algunos datos concretos como la fecha exacta en la que comenzaron los
síntomas y su duración. El especialista también podrá hacerte preguntas sobre el
uso de drogas o alcohol o si has pensado en la idea del suicidio o la muerte como
alternativa a tu estado triste y decaído.
Una evaluación diagnóstica completa también incluirá un examen del estado
mental para comprobar si los patrones de habla, pensamiento o memoria se han
visto afectados.
Tratamiento para la depresión femenina
Ante todo, debes tener clara una cosa: pedir ayuda no es de cobardes. Aunque
ahora te cueste mucho verlo de esta forma, de la depresión se sale y una vez que
haya pasado la tormenta te sentirás mucho más fortalecida y dispuesta a luchar
contra lo que venga.
El contexto que rodea a una persona que sufre una depresión es importantísimo
para lograr su rehabilitación. Es cierto que la falta de ganas y motivación de las
personas que padecen esta enfermedad puede llegar a desesperar, pero la
comprensión, el cariño, la empatía y la paciencia de los familiares y seres queridos
es fundamental. Sugerir y no ordenar, proponer y no imponer son premisas
básicas recomendadas habitualmente en las terapias impuestas por los
profesionales. Uno de los mayores problemas que presentan las personas
depresivas es que a menudo se niegan a acudir a la terapia o terminan
abandonándola. Ante esta situación, es fundamental inducir a esa persona a
continuar con el tratamiento hasta el final.
El tratamiento contra la depresión es de dos tipos: farmacológico y psicoterapia.
Dependiendo del grado de depresión se necesitará uno u otro e incluso una
combinación de ambos (lo más habitual). En casos más graves, existe otro tipo
conocido como terapia electroconvulsiva o electroshock. Por lo general, en una
primera fase se medica al paciente de manera intensa para lograr que los
síntomas desaparezcan y se pueda iniciar la recuperación por medio de la
segunda fase la cual incluye un cambio de hábitos y pensamientos con la ayuda
de un psicólogo.
Tratamiento farmacológico con antidepresivos: los antidepresivos se emplean con
el fin de corregir los desequilibrios que se han generado en los niveles de las
sustancias químicas del cerebro, especialmente de la serotonina, un químico que
se encarga de controlar las emociones, la temperatura corporal, el apetito, el
sueño y la presión sanguínea. Los antidepresivos actúan aumentando los niveles
de serotonina en las células cerebrales. No suelen causar dependencia y
habitualmente tienen efecto entre tres y seis semanas después de comenzar el
tratamiento. Entre sus efectos secundarios más comunes destacan el insomnio, el
nerviosismo, la disfunción sexual, náuseas, mareos o aumento de peso.
Psicoterapia: su objetivo es ayudar al paciente a conocerse mejor a sí mismo y a
modificar sus percepciones y sus malas formas de sentir y actuar.
Terapia electroconvulsiva: se emplea en los casos más graves, es decir, cuando el
riesgo de suicidio es elevado, cuando el paciente no puede tomar medicación o no
mejora con ella o cuando existe debilitamiento por otra enfermedad física.
Prevención y consejos
Además del tratamiento farmacológico o psicoterapéutico es fundamental que, una
vez haya hecho efecto y la mujer sienta que ha mejorado notablemente su estado
de ánimo, se sigan ciertos consejos o modos de vida para no volver a recaer en la
depresión:
Reanudar las responsabilidades diarias de manera lenta y gradual.
Aceptarse a una misma tal y como es. No compararse con otras personas ni
infravalorarse.
Expresar las emociones. No guardarse nada dentro.
Hacer revisiones periódicas con el terapeuta para comprobar que todo sigue en
correcto orden.
Llevar a cabo una dieta sana y equilibrada y acompañarla de ejercicio físico de
manera regular.
Arreglarse para salir con amigas o con la pareja.
Buscar un hobby o retomar ciertas actividades que antes te apasionaban como la
lectura, la música o los viajes.
Aprender que de todo se sale y que esta pesadilla acabará muy pronto. ¡No te
rindas!
Consecuencias Familiares de la Depresión, ¿Quién Sufre
Más?
¿Cuántas ocasiones has escuchado de alguien cercano a ti “estoy depre” o “ando
depre”?
seguramente muchas veces. De forma general se ocupa el modo “depre” como
sinónimo de baja energía, cansancio extremo y también de una asociación con la
tristeza; sin embargo, la depresión es más que estar con alguna de estas
condiciones. ¿Cómo salir de una depresión?
¿Qué es la depresión?
La depresión es una enfermedad, no es un estado natural, ni tampoco es una
condición pasajera. Es de suma importancia que cuando observemos en otra
persona algunos de los siguientes síntomas, consideremos solicitar la ayuda de un
profesional.
Síntomas de la depresión
Un estado de ánimo de constante de tristeza y llanto
Apatía, desgano y desinterés en la vida
Letargo excesivo, como si estuviera actuando en cámara lenta
Dificultad para dormir
Desmotivación para ir a la escuela o al trabajo
Inapetencia o exceso de alimentación
Hoy se sabe que la tasa de suicidios a nivel mundial ha aumentado
significativamente y también se dice que muchos de estos episodios pudieron
haber sido atendidos si la familia se hubiera percatado de los cambios en la
persona (niño, adolescente o adulto), pues lo más seguro es que estuviera
cursando por un problema de depresión profundo. En nuestro país se sabe que
aproximadamente hay 10 millones de mexicanos que padecen depresión (cifras de
la OMS, 2017). Se dice que una de cada cinco personas sufrirá una depresión a lo
largo de su vida.
La importancia de la familia ante la depresión y sus síntomas
juega un papel muy importante, pues es dentro de este contexto que se
manifiestan las primeras señales de esta enfermedad. Cuando descubrimos que el
carácter de algún familiar empieza a modificarse seguramente está asociado a
alguno de los siguientes eventos:
Duelo por la pérdida de una persona cercana a él (pareja, madre, padre, hijo,
amigo o alguien con quien tenía un vínculo muy cercano)
Duelo por una mascota, ya que para algunas personas tienen un lugar especial en
su vida
Pérdida del trabajo, sobre todo cuando no era un deseo de la persona salir de
este.
Divorcio o separación de vínculos cercanos
Cambios de casa o de país
Cambios de escuela en el caso de los niños o adolescentes
¿Qué es la depresión?
La depresión es una enfermedad, no es un estado natural, ni tampoco es una
condición pasajera. Es de suma importancia que cuando observemos en otra
persona algunos de los siguientes síntomas, consideremos solicitar la ayuda de un
profesional.
-Síntomas de la depresión
Un estado de ánimo de constante de tristeza y llanto
Apatía, desgano y desinterés en la vida
Letargo excesivo, como si estuviera actuando en cámara lenta
Dificultad para dormir
Desmotivación para ir a la escuela o al trabajo
Inapetencia o exceso de alimentación
Importancia de la depresión
Hoy se sabe que la tasa de suicidios a nivel mundial ha aumentado
significativamente y también se dice que muchos de estos episodios pudieron
haber sido atendidos si la familia se hubiera percatado de los cambios en la
persona (niño, adolescente o adulto), pues lo más seguro es que estuviera
cursando por un problema de depresión profundo. En nuestro país se sabe que
aproximadamente hay 10 millones de mexicanos que padecen depresión (cifras de
la OMS, 2017). Se dice que una de cada cinco personas sufrirá una depresión a lo
largo de su vida.
La importancia de la familia ante la depresión y sus síntomas juega un papel muy
importante, pues es dentro de este contexto que se manifiestan las primeras
señales de esta enfermedad. Cuando descubrimos que el carácter de algún
familiar empieza a modificarse seguramente está asociado a alguno de los
siguientes eventos:
Duelo por la pérdida de una persona cercana a él (pareja, madre, padre, hijo,
amigo o alguien con quien tenía un vínculo muy cercano)
Duelo por una mascota, ya que para algunas personas tienen un lugar especial en
su vida
Pérdida del trabajo, sobre todo cuando no era un deseo de la persona salir de
este.
Divorcio o separación de vínculos cercanos
Cambios de casa o de país
Cambios de escuela en el caso de los niños o adolescentes
Conclusión de proyectos profesionales o académicos
Como podemos observar en estos puntos, las personas con tendencia a la
depresión tienen dificultad para aceptar o digerir el cambio de forma sencilla. Se
dice que en esta enfermedad hay factores que la desencadenan y es cuando
aparece de forma muy clara con algunos de los síntomas que ya describí
anteriormente.
Cómo salir de una depresión.
La familia es una fuente poderosa de sanación, pues a través de ella se gestan
nuestros vínculos con la vida, aprendemos como relacionarnos y solucionar
problemas, de allí que ante cualquier enfermedad de un integrante debemos
prepararnos también, pues nadie está capacitado para actuar ante las dificultades
de nuestros seres queridos.
Bien dicen que el amor lo cura todo; partiendo de esta idea lo primero que
debemos hacer ante un familiar diagnosticado con depresión es ser amorosos,
con ello me refiero a que nuestros tratos hacia él deben ser amables y, para ser
así, requerimos de empatizar lo más que podamos, ponernos en el lugar del otro
no es fácil, pero si podemos intentar plantearnos la siguiente reflexión “si yo me
encontrará en su situación, ¿cómo me gustaría ser tratado?”, sin temor a
equivocarme pensaste en algún episodio en donde estuviste enfermo y
agradeciste los cuidados de alguien más, pero sobre todo de tus seres más
cercanos, de tú familia. Piensa y actúa así con tú familiar con depresión:
amorosamente. No se trata de sobreprotegerlo, solo de atenderlo.
Si bien no somos terapeutas o psicólogos todos, si podemos aplicar la estrategia
de escucharlos, atender con atención sus pláticas, mandarles mensajes para
saber cómo se encuentran o enviarles recordatorios que motiven su día, es una
acción que puede beneficiar en su mejora.
Es importante aquí señalar que cuando los escuchamos en un episodio de crisis,
en donde regularmente sus comentarios son de desaprobación, minusvalía o
cualquier discurso negativo no debemos retroalimentar sus ideas; lo que podemos
hacer es recordarle lo valioso y haciéndole saber que solo es un episodio que va a
pasar, que no durará para siempre, también es bueno que lo invitemos a platicar
sobre otros temas más agradables, quizá acompañarlo a tomar una caminata o un
café, le pueda ayudar a volver a conectar con su bienestar.
Invitar a nuestro familiar con depresión a salir de la tristeza, que realice ejercicio o
busque alguna actividad en donde él active su cuerpo y su mente puede ayudarlo
a recuperar su estado de alegría con mayor frecuencia.
En ocasiones con la familia gustamos de confrontar, regañar o reprochar las
actitudes de los otros; sin embargo, es lo que menos requiere nuestro familiar con
depresión. Si no podemos con sus actitudes, propias de su enfermedad, podemos
recomendarle que lo cheque con su médico o su terapeuta y, en caso de que él no
acepte esa ayuda, comentarle con sinceridad cómo nos sentimos ante la
impotencia de no poder ayudarlo.
¿Por qué es la depresión un problema importante para la salud pública?
La depresión es un trastorno muy frecuente, estimándose que, solamente en
Europa, unos 20 millones de personas se ven afectadas por este trastorno cada
año (WHO, 2008). En promedio, 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 10 hombres
sufrirá al menos un episodio depresivo durante su vida. En un año,
aproximadamente el 7% de los europeos cumple criterios para el diagnóstico de
un episodio depresivo. En Europa, la mitad del gasto relacionado con
enfermedades del sistema nervioso central se invierte en la depresión.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un
trastorno altamente incapacitante. La depresión puede afectarnos a todos:
hombres y mujeres de todas las edades, niveles educativos, estatus social y
económico. Por lo general, la depresión afecta todas las áreas de la vida de una
persona, tanto a nivel familiar, como en relación con las amistades, el trabajo, los
estudios y los aspectos financieros. Es frecuente que los episodios depresivos
sean recurrentes y pueden volverse persistentes o crónicos si no se realiza el
tratamiento adecuado.
La depresión puede ser más severa si se combina con otras enfermedades
médicas como el cáncer, artritis, infarto cerebral, enfermedades cardiovasculares
u otros trastornos psiquiátricos como los trastornos de ansiedad o el abuso de
sustancias.
El suicidio y las auto-lesiones son frecuentes en personas que sufren depresión.
En Europa, de las 60.000 personas que mueren por suicidio consumado, más de
la mitad estaban deprimidas.
En la actualidad la depresión es una enfermedad que afecta a una parte
importante de la población mexicana. Los factores que la provocan son muy
distintos, desde los problemas psicológicos, hasta enfermedades físicas.
Lamentablemente es difícil detectarla hasta que es demasiado tarde, porque suele
confundirse con un estado de ánimo de tristeza. Si bien, ambas son muy similares,
la depresión suele tener consecuencia que van más allá. Por ello, es muy
importante evaluar el estado de ánimo de una persona para conocer si sólo esta
triste y pasa por un mal momento o sufre de depresión y requiere de un
tratamiento especializado.
Te damos nuevamente la bienvenida al Blog de Oceánica, un espacio diseñado
por nuestros especialistas para ti, en donde encontrarás información y temas de
interés acerca de los distintos programas y tratamientos que puedes encontrar en
nuestra clínica. En la entrada de hoy hablaremos sobre la importancia de evaluar
el estado de ánimo de las personas para identificar y de ser necesario buscar un
tratamiento para la depresión.
En muy frecuente escuchar a una persona decir que sufren depresión porque
están tristes o que dicen estar tristes por consecuencia de la depresión. A pesar
de que la tristeza y la depresión son dos conceptos que están relacionados, no
son los mismo y uno no depende del otro. Para poder superar tanto la tristeza
como la depresión primero debemos conocer las diferencias que hay entre una y
otra, para poder encontrar una solución efectiva.
La tristeza es una de las emociones básicas del ser humano. Todos en algún
momento de nuestras vidas, por distintas situaciones no hemos sentido tristes.
Provoca en las personas la melancolía, decaimiento y falta de ánimo. Pero es un
estado de ánimo temporal. Raras veces llega a prolongarse durante un extenso
periodo de tiempo.
Por otro lado, la depresión es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza
por el decaimiento de la persona durante un periodo largo de tiempo. Este
decaimiento afecta a la persona en sus actividades cotidianas, sobre todo a nivel
físico-biológico y psicológico. De manera clínica, la depresión se define como un
trastorno de la personalidad y es dividida en depresión psicológica y depresión
psiquiátrica.
Aquellos que sufren depresión manifiestan síntomas físicos y psicológicos. Los
físicos se refieren a afecciones como la alteración del sueño, somnolencia, pérdida
o aumento de peso descontrolado, falta de apetito, disminución de la libido, entre
otros; los psicológicos se manifiestan como desinterés, disminución de la
autoestima, apatía, tristeza, desdolarización, entre otros.
Si no se realiza un diagnóstico preciso, la depresión puede confundirse con
episodios de frustración, tristeza pasajera o situaciones de duelo. Pero, al
momento que los síntomas se extienden por más de seis meses ya se puede
hablar de una depresión clínica, por lo que se requiere buscar ayudar profesional,
como la que se brinda en Oceánica; en donde puede encontrar asesoría e
información especializada sobre un tratamiento para la depresión.
Al momento de realizar un buen diagnóstico y una evaluación del estado de
ánimo, debemos diferenciar entre la tristeza y la depresión descartando que sea
un episodio aislado de tristeza causado por algún motivo, causa o circunstancia
negativa de algún tipo, como los relacionados con las rupturas de pareja, perdida
de un ser querido o de un trabajo. Si la tristeza se prolonga, pero no se presentan
otros síntomas de la depresión

podemos estar ante un episodio de distimia, en el que los síntomas son menores
que en los niveles que se presentan en la depresión, pero son persistentes.
De igual manera se tiene que descartar la depresión provocada por problemas
somáticos o derivados por algunos medicamentos utilizados para el tratamiento de
otras enfermedades. Este tipo de depresiones suele terminar cuando dejan de
consumirse los medicamentos o requieren de otro tipo de tratamientos más
especializados.
La identificación y el tratamiento para la depresión requiere una buena
comprensión del síndrome por parte del terapeuta y también del paciente. Esta
enfermedad imposibilita a quien la sufre el vivir con normalidad y si no es tratada
puede traer graves consecuencias a la salud y derivar incluso en la muerte por
complicaciones o suicidio.
Características de la depresión
En la actualidad, datos de la Organización Mundial de la Salud, indican que al
menos 350 millones de personas sufren de depresión en el mundo. En México
afecta al tres por ciento de la población. Siendo una de las primeras causas de
discapacidad académica y laboral. Afecta por igual tanto a hombres como a
mujeres de distintas edades. Las causas de la depresión varían de persona a
persona, aunque el estrés, algunas enfermedades, problemas psiquiátricos y
eventos traumáticos, son considerados factores que la propician.
El identificar si alguien sufre depresión o únicamente se encuentra pasando por
una etapa de tristeza, es algo difícil. La evaluación para determinarla debe ser
realizada por un especialista. Pero, si notamos algunos de los síntomas podemos
ayudar a las personas que tiene el trastorno a buscar ayuda, como la que puede
encontrar en Oceánica.
Los principales síntomas de la depresión que podemos identificar se presentan a
distintos niveles. A nivel cognitivo la persona desarrolla pensamientos negativos,
pesimistas y derrotistas, anticipaciones negativas, distorsiones en el pensamiento,
ideas irracionales y obsesiones, enlentecimiento de pensamiento o falta de
concentración, entre otros.
A nivel fisiológico la persona deprimida puede sufrir de pérdida de apetito con
disminución de peso corporal o en algunas ocasiones un aumento de peso
corporal asociado al sedentarismo y la falta de actividades asociadas a su estado
de ánimo, problemas de sueño, agitación o enlentecimiento en su movimiento,
entre otros síntomas.
A nivel emocional, los síntomas más significativos y más difíciles de identificar,
puesto que suelen confundirse con episodios de tristeza, son la pérdida de
capacidad para disfrutar, tener desinterés por todo aquello que le rodea sobre todo
a cosas que antes le interesaban, desmotivación, disminución de la autoestima,
sentimiento de culpabilidad e inutilidad, apatía o tristeza crónica.

Una vez identifiquemos lo que le sucede a la persona, débenos realizar una


intervención según sus necesidades y objetivos. Cuando los síntomas se
prolongan o no responden a un acontecimiento externo desencadenante, se debe
iniciar una terapia psicológica, en ocasiones combinada con un tratamiento
farmacológico, dependiendo el tipo de depresión y la intensidad de ésta.
En mejor lugar donde encontrarás un tratamiento para la depresión, personalizado
e integral, es en Oceánica donde contamos con un grupo de profesionales que
pueden asesorarte y apoyarte con grupos de ayuda, psicoterapeutas y terapia
familiar, para que puedas generar hábitos sociales y personales saludables y
mejorar la calidad de vida.
Contáctanos vía telefónica o a través de nuestro sitio web donde uno de nuestros
asesores te atenderá y responderá tus dudas. Somos una institución dedicada al
cuidado de la salud, donde brindamos atención a quienes sufren de una adicción o
de un trastorno a través de programas de prevención y tratamiento que a lo largo
de nuestra amplia experiencia han demostrado ser muy efectivos.
Ansiedad y depresión
Ansiedad y depresión son dos trastornos emocionales complejos, que implican
también problemas en pensamientos y conductas. Aunque son distintos,
presentan ciertas similitudes que pueden ocasionar confusión al intentar
distinguirlos. Pasaremos en primer lugar a ver en que son diferentes, para luego
ver sus aspectos comunes y acabar con una breve reflexión sobre el tema.
Aspectos diferenciales
La ansiedad es un sistema de alerta que se activa en previsión de un peligro o
amenaza futuro. Como respuesta intensa que es, resulta muy fácil que se asocie a
diferentes estímulos o situaciones. Genera una marcada activación del organismo
que sirve para que se pongan en marcha conductas como el escape, la evitación o
la lucha con los elementos amenazantes. Por lo tanto, cuando se convierte en
problemática (por ser desmesurada respecto al estímulo que la genera, por
presentarse repetidamente y/o prolongarse en el tiempo) se trata enseñando
habilidades para reducir esta activación. Además, es común que la actividad
fisiológica se manifieste también a nivel psicológico, produciéndose un mayor
número de distracciones, hipervigilancia, aprensión, irritabilidad, inseguridad, etc.
Los pensamientos y evaluaciones están relacionados con la amenaza, la
sobrevaloración del riesgo y la minusvaloración de los propios recursos, etc. La
ansiedad, por tanto, se centra en la prevención respecto al futuro para que no se
produzcan ciertas consecuencias desagradables que se presuponen.
Además, en los trastornos de ansiedad hay otra serie de características
diferenciales respecto de la depresión. No hay variación a lo largo del día (salvo
en algunos casos con fuertes componentes anticipatorios, que suelen sentirse
peor al despertarse y primeras horas del día), ni en las diferentes estaciones del
año. Por otro lado, la ansiedad no implica perdida de la capacidad de disfrute y
obtención de placer, como sucede en la depresión.
Cada uno de los diferentes trastornos de ansiedad presenta unas características
propias y definitorias que los distinguen de la depresión y de otros trastornos de la
ansiedad. De esta manera en el trastorno obsesivo-compulsivo existen
rumiaciones y rituales específicos. En el trastorno por estrés postraumático hay
reexperimentaciones del trauma (flashbacks). El miedo al miedo es propio del
trastorno de pánico. Y el temor a hacer el ridículo es característico de la fobia
social.
El ánimo es una emoción relacionada con el sistema de conservación/regulación
de la energía y la motivación. El estado de ánimo deprimido, o depresión, se activa
ante eventos pasados que implican pérdida, degradación o fallos, produciéndose
quietud, disminución o lentificación de los movimientos, y una tristeza profunda. Si
no es excesiva sirve para dejar que el tiempo cure las heridas, recibir apoyo social
que supla las posibles

pérdidas, recargar la energía, y facilitar la resolución de los problemas. Pero si


persiste en exceso, puede ser que los conflictos existentes permanezcan
irresueltos, se produzca aislamiento social, pérdida del sentido de la existencia,
mayor abatimiento y la creencia de que no existe solución para los problemas. La
atención y el pensamiento se orientan preferentemente a pérdidas, fallos o
degradaciones imaginados o reales, que generan honda tristeza, culpa
inapropiada, disminución de la autoestima y, en algunos casos, ideación suicida.
Coexistencia de manifestaciones de ansiedad y depresión
Estas no siempre se presentan claramente, o simplemente, ambos trastornos se
presentan unidos. De tal modo que en determinadas personas es posible
encontrar depresión con algunos de los rasgos enunciados para la ansiedad, y a la
inversa, personas con ansiedad patológica que presentan características propias
de la depresión.
Tanto ansiedad como depresión son formas de reaccionar ante eventos externos o
internos. Por lo que en ellas son muy importantes las atribuciones. Si un evento lo
vemos como una amenaza se disparará nuestro sistema de alerta (la ansiedad), si
lo interpretamos como una pérdida o un fallo, seguramente se activará nuestro
sistema de conservación de energía (la depresión).
Las clasificaciones internacionales de los trastornos mentales se han hecho de
estas coincidencias.
La CIE-10, clasificación efectuada por la Organización Mundial de la Salud, incluye
el trastorno mixto ansioso-depresivo donde se dan diferentes posibilidades de
combinación de síntomas propios de la ansiedad y propios de la depresión.
En el DSM-IV, clasificación de la Asociación Psiquiátrica Americana, se propone
para nuevos estudios un trastorno ansioso-depresivo caracterizado por estado de
ánimo disfórico (inquietud, tristeza, ansiedad, preocupación, falta de energía, baja
autoestima) que afecta a diferentes parcelas de la vida de la persona y provoca un
malestar clínicamente significativo. No se diagnostica si se explica mejor por otro
trastorno mental, o si la persona ha padecido ya depresión mayor, trastorno
distímico, trastorno por ansiedad generalizada o trastorno de angustia.
De manera no tan explícita ambas clasificaciones también reflejan la coexistencia
entre ansiedad y depresión, en las reacciones de adaptación (CIE-10) o trastornos
adaptativos (DSM-V). En ambos casos se trata de una respuesta exagerada a una
situación estresante que aparece en los 3 meses siguientes al acontecimiento.
Aspectos comunes
Un 70% de los trastornos depresivos refieren ansiedad de diferentes grados y
tipos. Un porcentaje todavía mayor de personas que sufren trastornos de
ansiedad, terminan por presentar también sintomatología depresiva de diversa
consideración.
Vamos a enunciar algunos aspectos que pueden explicar la confluencia que
usualmente se da entre la ansiedad y la depresión:
En ocasiones, las situaciones implican amenaza y pérdida a la vez, por lo que
llevan a la activación de los dos sistemas con diferentes posibilidades de
combinación.
Algunos síntomas aparecen por igual en ansiedad y depresión, por ejemplo, el
centrar la atención en uno mismo y sus reacciones (autofocalización), las
dificultades de concentración, el insomnio, el vértigo, y las náuseas.
Pueden llevar a conductas y pensamientos muy similares, aunque con causas y
contenidos diferentes. Así la reclusión en casa se da en la agorafobia con
trastorno de pánico y en la depresión, pero en la primera se debe al miedo a
experimentar una crisis de pánico y en la segunda a la tristeza y a la falta de
motivación. Sin embargo, como las causas no siempre se pueden dilucidar la
distinción puede ser una ardua tarea.
En niños es difícil separar ansiedad y depresión, posiblemente porque la
depresión como la conocemos requiere más elaboración cognitiva con lo que en la
infancia se parece más a la ansiedad. Esto se demuestra por que el estado de
ánimo en niños diagnosticados de depresión puede ser de irritabilidad. Aún no se
han especializado suficientemente los sistemas.
Lo mismo ocurre en la vejez.
En muchos casos, funcionan los mismos psicofármacos para ambos trastornos,
por lo que es de suponer que participan los mismos sistemas de neurotransmisión.
Así, se postula que en ambos hay déficits de los neurotransmisores serotonina y
noradrenalina. Lo cual explicaría por qué los antidepresivos tricíclicos (que
aumentan la noradrenalina o la serotonina) y los inhibidores selectivos de la
recaptación de la serotonina (que aumentan la cantidad de serotonina en el
espacio entre neuronas o espacio sináptico) son igualmente útiles en ansiedad y
en depresión. Sin embargo, en este tema aparecen aún resultados contradictorios.
Suelen haber precursores o concomitantes comunes. En ambos trastornos es
corriente encontrar en el inicio o en el transcurso, falta de habilidades para la
resolución de problemas, de habilidades sociales, situaciones estresantes o estrés
continuado, pensamiento desadaptativo y rígido. No obstante, aunque en forma
sean iguales, su contenido (amenaza o pérdida) permite, normalmente, su
distinción.
Se cree que puede existir una relación genética entre algunos trastornos de
ansiedad y la depresión. Sería el caso del trastorno obsesivo-compulsivo que
guarda más relación con la depresión que con algunos trastornos de la ansiedad,
y el del trastorno de pánico.
De entre los intentos por explicar las relaciones entre ambas, destaca el de
Kendall y Watson. Estos autores usan la Teoría Diferencial de la Emociones de
Izard para la que ansiedad y depresión son emociones complejas que recogen
diferentes combinaciones de emociones básicas. En la primera predomina el
temor, y en la segunda la tristeza. Pese a distinguirse en la emoción básica se
asemejan en otras emociones, lo cual puede llevar a que se confundan. Para
Kendall y Watson tanto ansiedad como depresión se podrían incluir en una
categoría más amplia denominada Afectividad Negativa, formada básicamente por
emociones negativas (con sus correspondientes conductas y pensamientos
negativos). Por esta categoría quedarían explicadas tanto las coincidencias como
las diferencias.
La relación que se pueda dar entre ansiedad y depresión no es fija ni inamovible.
Al contrario, presenta oscilaciones a lo largo de su curso. De manera que, en un
cierto momento, es posible que predomine una u otra sintomatología.
Si se presentan ambos en un mismo paciente es importante intentar esclarecer
cuál fue secundario y cuál primario. Sin embargo, el criterio que determinará cuál
va a ser tratado primero será el malestar que cause al paciente y el grado de
incapacitación. En caso de que esto no quede claro, lo más aconsejable es
atender primero a la depresión porque ésta afecta directamente a la motivación y,
por tanto, al seguimiento del tratamiento, o de cualquier otro programa o iniciativa
tendente a la recuperación.

La depresión en los adolescentes


Aproximadamente un 8% de los chicos y chicas sufren una depresión durante su
adolescencia. Esta enfermedad afecta con mucha mayor frecuencia a las chicas
que a los chicos, un 13% de las adolescentes la padecerán frente a tan solo un
4,6% de los varones en esta edad.
Muchos padres sienten terror ante la posibilidad de que les ocurra a sus hijos. Y
otros están confundidos porque como la adolescencia es la etapa de los cambios
de humor bruscos y continuos tienen miedo de no saber detectar a tiempo este
problema. Por eso es bueno contar con la información suficiente para saber si a
nuestros hijos puede estar ocurriéndoles. O si ese es el caso, poder actuar a
tiempo e impedir que la enfermedad sea más grave. Es importante mantener una
buena comunicación, fluida y constante, con nuestros hijos y pasar tiempo con
ellos para saber siempre cómo están.
Qué es una depresión
Hay personas que no entienden bien lo que significa estar deprimido y creen que
la falta de energía de los que padecen esta enfermedad se soluciona con críticas o
con reprimendas y otros creen que la depresión es una actitud que puede
cambiarse si así lo quiere la persona que la padece. Pero ninguna de estas ideas
es cierta. La depresión es una enfermedad mental y una enfermedad grave. Como
el resto de las enfermedades requiere tratamiento y un periodo, que puede ser
más o menos prolongado, para la recuperación.
La terapia es muy efectiva
Una buena noticia es que las personas deprimidas que reciben ayuda terapéutica
mejoran notablemente su calidad de vida. Y otra magnífica noticia es que la
depresión se cura. Pero hay que tener en cuenta que siempre requiere atención
médica. Y su tratamiento puede incluir medicación o terapia psicológica y, en la
mayoría de los casos, una combinación de los dos.
Causas de la depresión
La depresión no tiene una causa única. En ella intervienen factores genéticos, el
entorno, el estado de salud general, algunos acontecimientos dramáticos como la
muerte de un ser querido y ciertos patrones de pensamiento. En el caso de los
adolescentes, se cree que, además, que en la aparición de las depresiones tienen
algún papel las alteraciones hormonales propias de esta edad, el estrés que
provoca el proceso de maduración y los conflictos que ocasiona en algunos chicos
la formación de la propia identidad unida a la adquisición de la independencia.
Síntomas de la depresión
Los síntomas de la depresión son muchos y muy variados pero los más comunes
en los adolescentes son:
 Cansancio permanente y falta de energía
 Dificultad para la concentración
 Cambios en el apetito. Lo general es que disminuya, pero también hay
ocasiones en que aumenta.
 Irritabilidad
 Pérdida del interés por actividades con las que antes se disfrutaba
 Sentimientos de desprecio hacia uno mismo
 Tristeza
 Pensamientos sobre la muerte o el suicidio
 Alteraciones del sueño
 Disminución del rendimiento escolar
 Aparición de actitudes desafiantes
 Distanciamiento del grupo de amigos
 Consumo de alcohol o drogas

Una recomendación para los padres es que si se advierten varios de estos


síntomas en un adolescente y estos síntomas se prolongan durante más de dos
semanas consulten al médico.
El riesgo de suicidio
Uno de los problemas más graves de la depresión es que algunas veces lleva
asociado el riesgo de suicidio. En Estados Unidos hay más de dos millones de
adolescentes a los que se les ha diagnosticado depresión. Y los expertos creen
que esa alta cifra está relacionada con el aumento de los suicidios entre los
jóvenes que ya son la tercera causa de muerte entre chicos y chicas de 15 a 24
años.
Un consejo para los padres de adolescentes deprimidos o que crean que sus hijos
padecen una depresión es que si advierten alguno de estos síntomas en sus hijos
se pongan en contacto inmediato con su médico:

 Si su hijo reparte sus pertenencias entre los demás


 Si su hijo de pronto tiene actitudes que conllevan un riesgo para su vida
 Si verbaliza intenciones de suicido
 Si su hijo se aísla y únicamente quiere estar solo

Además, se recomienda a los padres cuyos hijos están siendo tratados contra una
depresión que comuniquen al médico de sus adolescentes cualquier cambio en el
carácter o la personalidad de estos, cualquier efecto secundario de los
medicamentos o si la depresión no mejora o empeora. Todos los estudios
demuestran que cuando la depresión de los adolescentes se diagnostica a tiempo
y es tratada por los médicos es mucho más raro que se convierta en un trastorno
grave. En la inmensa mayoría de los casos, además, los chicos y las chicas que la
padecen pero que reciben el tratamiento adecuado consiguen llevar una vida
normal.

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