Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Los estudios de las diferencias sexuales en el cerebro, por mujeres de la vanguardia tienen el
objetivo de eliminar los estereotipos en este
Rebecca Jordan-Young, Brain Storm: The Flaws in the Science of Sex Differences(Tormenta
cerebral: Los fallos de la ciencia sobre las diferencias sexuales), 2010.
Afirma que los trabajos de estudios de 1 siglo que indicaban había diferencia entre cerebro
femenino y masculino no tenían una base solida y que la “teoría de la organización del
cerebro” era aceptada con el fin de demostrar que debido a la exposición a ciertas hormonas
prenatales, el cerebro se diferencia en sexualmente femenino o masculino
Alyson K. Spurgas: mediante una reseña demuestra que casi todos los experimentos llevados a
cabo por los defensores de la teoría de la organización del cerebro no miden las mismas
variables o comparan las mismas poblaciones,solo ofrecían una pose folklórica sin evidencia
empírica por lo tanto no cumplían estándares científicos de fiabilidad y validez
Sara Lippincott,en un articulo expresa que el libro de Jordan saca a la luz investigaciones con
demasiados fallos escondidos detrás de la teoría de organización del cerebro
Lippincott a partir del libro de ajaordan firma que los estudios investigados, estan sujetos a
cuasi-experimentos, por lo que los investigadores deberían ser mas rigurosos al conseguir sus
datos
Jordan-Young expreso que quería investigar como los estudiosos lograron medir la sexualidad
o el género y asociarlo con la estructura del cerebro o con la exposición a las hormonas, saber
si estas tenian suficiente poder como para generar dos tipos de cerebros distintos era lo
importante. El problema de la teoría sobre la organización del cerebro es que atribuye una
especificidad no real y permanente a los efectos de las hormonas
Margaret McCarthy.
refleja cómo los científicos estudian las diferencias sexuales en el cerebro y cómo presenta el
estado actual de la cuestión.
presta poca atención a los estudios sobre animales cabo desde los años 50, negando la enorme
evidencia sobre las correlaciones entre cerebro y comportamiento.
Pero también afirma desde el contexto de los estudios biológicos sobre las diferencias sexuales
en el cerebro y el comportamiento en humanos, las preocupaciones de Rebecca Jordan-Young
están bien fundadas. Es realmente difícil confirmar actualmente qué factores biológicos o
ambientales, provocan las diferencias sexuales documentadas en el cerebro humano
Lise Eliot, Pink brain, blue brain (Cerebro rosa, cerebro azul), 2009
Expresa que en respuesta al entorno, apunta, la flexibilidad del cerebro produce más
diferencias de comportamiento entre sexos que la propia programación biológica.
Gina Rippon, con su atención sobre la plasticidad del cerebro señala que desde la infancia ¿
hombres y mujeres están moldeados con expectativas de género, y de acuerdo con esas
expectativas desarrollan habilidades y tendencias de comportamiento.
Rippon sostiene que los comportamientos aprendidos podrían ser los responsables de los
cambios de forma de ciertas estructuras del cerebro