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El médico, para tomar decisiones, no debe ignorar el sentir propio del paciente, el de sus
familiares, y el de la sociedad a la que pertenece. Nuestra profesión tiene un
componente humanista fundamental que, de no cumplirse, deja de ser medicina humana,
para convertirse en veterinaria de alto nivel. La medicina tiene un componente de
responsabilidad fundamental; los médicos, en el ejercicio profesional, caminamos
múltiples senderos para encontrar nuevas soluciones, y de esta manera, ayudar a
nuestros semejantes.
Un médico satisfecho en sus necesidades personales mantendrá una actitud positiva que
lo beneficiará en sus expectativas profesionales, hecho que se verá reflejado en
resultados positivos con los enfermos.
Es obligación de los médicos promover en los que van a engrosar nuestra profesión que
tengan la educación y calidad humana para engrandecerla y para que definitivamente
no la denigren. Parte de la educación del médico en formación, es la aceptación del
orden y la subordinación en el trabajo como algo natural y necesario, conscientes que
solo teniendo como base la disciplina pueden construirse resultados exitosos.
El médico tiene – por su preparación, su sensibilidad de servicio y por las características
eminentemente humanas de profesión-, una intervención muy importante en la
educación dentro del área de la medicina, ya sea en escuelas, universidades u hospitales.
Tal su derecho, su privilegio y su obligación, para asegurarle a la sociedad médicos cada
vez mejor capacitados. El médico no debe olvidar que es un paciente en potencia,
además de cobrar conciencia de que es indispensable invertir en capital humano.
Quién tenga interés por la superación profesional , nunca será una persona que se
manifieste con vulgaridad y siempre tratara de huir de la mediocridad.
Aliviar los síntomas, el dolor, el sufrimiento y evitar mayores daños. Los recursos
aplicados con estos propósitos nunca serán considerados como derrochados. Hay que
romper con la indiferencia que disminuye, desalienta y frena los impulsos altruistas.
Debemos desarrollar una mayor conciencia y una adecuada capacidad de análisis de los
dilemas morales en la profesión, preparándonos a aceptar responsabilidades derivadas
de nuestra función como médicos, en lo particular, y como miembros de un equipo. Así
mismo, debemos desarrollar la capacidad de evaluar nuestro propio comportamiento. El
reto es intentar ser personas comprometidas con nuestros principios y valores. La
actuación ética y humanística es una obligación particular en la medicina.
Las tareas del médico han sido descritas, de manera sencilla, con estas palabras: “A
veces curarás, frecuentemente ayudarás y siempre confortarás.” Nos hemos
especializado en las ciencias y dedicamos poco tiempo al cultivo de las artes, con lo que
se pierde sensibilidad social.