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RESUMEN ABSTRACT
La Criminología Positiva terminó por tener influencia Positive Criminology was influential during the first
durante la primera mitad del S. XX en América Lati- half of S XX in Latin America. This discourse coined
na. Este discurso inaugurado en Italia configuró una in Italy configured an etiological conception of crime
concepción etiológica del delito y del delincuente. and the offender. Colombia has unique characteris-
Colombia, presenta algunas características particula- tics compared to the rest of Latin America: its po-
res respecto al resto de Latinoamérica: su contexto litical, social and historical context, prevented that
político, social e histórico, impidieron que el auge these concepts were incorporated in the same way
de estos conceptos fueran incorporados de la misma as the rest of these countries. During the 30’s authors
manera que el resto de estos países. Durante los años close to socialism, as Luis Carlos Pérez and Jorge
30’s autores cercanos al Socialismo, como Luis Carlos Eliecer Gaitán, retook criminal sociology to explain
Pérez y Jorge Eliécer Gaitán, retomaron la sociología some phenomena of crime and social control. Most
criminal para explicar algunos fenómenos de la crimi- of Pérez’s work are outstanding contributions to Co-
nalidad y del control social. La mayor parte de la obra lombian criminal law, ignoring one of his first works:
de Pérez son sus grandes aportes del Derecho Penal “Criminology. The new naturalistic crime”. This text
colombiano, desconociéndose una de sus primeras aims to establish a relationship between Pérez’s book
obras: Criminología. La nueva concepción naturalista and some approaches from positivist criminology.
del delito. Este texto pretende establecer una relación
entre el libro de Pérez y algunos planteamientos de la
Criminología Positivista.
Palabras clave
Criminología Positiva, peligroso, delincuente,
1 Artículo resultado de investigación de la cátedra Teoría Criminológica
etiología, delito natural, Positivismo criminológico.
I, titulado: ¿La nueva concepción naturalista del delito? Luis Carlos
Pérez, de penalista a criminólogo positivista; desarrollado en el marco
de la Maestría en Criminología de la Universidad Nacional del Litoral Key words
UNL. Periodo (Año- 2012). Santa Fé (Argentina).
2 Abogada, Universidad Industrial de Santander (UIS). Especialista en De- Positivist criminology, Dangerous, Offender, Etiology,
recho Penal de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB). Es- Natural crime, Criminological positivism.
tudiante de la Maestría en Criminología de la Universidad Nacional del
Litoral ( UNL). Ciudad de Santa Fé (Argentina). Correo electrónico de
contacto: marcelaparadaga@gmail.com
la par se cambiaron los mecanismos jurídicos del siglo del otro. Como se verá más adelante, este discurso
XIX en materia penal. Se elaboró el Código Penal de de campesino-delincuente político está ausente en la
19363 y un nuevo Código de Procedimiento Penal obra de Pérez. Fue una época que se prolongó en
(1938) (Marroquín et al, 1985). el interior mismo de las clases dominantes, pero que
afectó en mayor medida a los sectores populares.
Con el ascenso al poder del Partido Liberal, comenzó
una reforma agraria que traería la industrialización En este espacio ningún mecanismo de control social
a costa de la marginalización y la migración de los pareció ser eficiente: la escuela, la familia, la iglesia,
campesinos a las ciudades. De esta manera, la orien- no resultaron ser adecuados para detener la violen-
tación penal como legitimador del control social, se cia que se generó en el país, “El Derecho Penal fue
hizo necesaria. Se empezaron a evidenciar los pos- reemplazado por mecanismos más directos y más
tulados positivistas mediante la concepción del de- eficaces, generalmente violentos mediante los cuales
lincuente como producto de patologías individuales, se pretendía restablecer el orden significativamente
en donde debían ser remitidos a las cárceles para su alterado. Se acudía corrientemente a las ejecuciones
prevención y resocialización4. sin fórmula de juicio, sin respaldo legal alguno, lo que
hacía que no fuera necesario ningún tipo de legitima-
Llegada la mitad de los años 40’s, los conservadores ción para ejercer el poder sobre aquellas personas
ascendieron nuevamente al poder. La preeminencia que lo resistían”, (Marroquín et al, 1985,) permitien-
de la industrialización permitió la participación de la do un hacinamiento al interior de las cárceles y un
Iglesia Católica, atacando cualquier movimiento so- deterioro de las condiciones de vida de los reclusos.
cial o campesino que se gestara en contra del Esta-
do. Con esto -entre otros factores- se inició lo que El ambiente de controversia generado alrededor de
se conoce como el período de La Violencia en Co- temas como la eficacia de la justicia, el estado de las
lombia que tendría su punto máximo de explosión el cárceles, y otras alternativas punitivas, se expresó a
9 de abril de 1948 con el asesinato de Jorge Eliécer través de diversos medios (prensa, informes oficia-
Gaitán. “La sociedad colombiana sufrió durante dos les, debates parlamentarios), y en él participaron
décadas, entre 1946 y 1966, un estado constante de influyentes sectores de la sociedad colombiana, en-
confrontación que se manifestó con especial inten- tre ellos juristas, jerarcas de la iglesia, políticos y mi-
sidad en áreas rurales de la región andina y provocó litares. Particularmente, la prensa escrita abordó de
importantes modificaciones en los comportamientos manera bastante gráfica el debate (López, 2006, p.
de la población y las estructuras políticas y sociales 118). Más de dos millones de personas se trasladaron
del país” (López, 2006, p. 118). del campo a la ciudad, se concentró la propiedad en
manos de latifundistas y se generó un grave problema
En este clima de violencia, de lucha interpartidista; se de desempleo en el país (Sandoval, 1985, pp. 20-22).
desplazó al campesino y se le tildó de delincuente. Como mecanismo para reducir y finalmente erradicar
Esta asociación del delincuente patológico tiende a la violencia partidista, las élites políticas decidieron
variar aquí, por la de delincuente-político-peligroso. crear el Frente Nacional, entendido como el acuerdo
Ese ropaje del peligrosismo se ve extendido no solo de los partidos Liberal y Conservador para el año de
al anormal mental, pobre, sino al partidario político 1958. Un año más tarde, se consolidó en Colombia
que estaba en contradicción con los planteamientos un particular proyecto penitenciario, aprobándose
en manos del gobierno, la creación de una cárcel en
3 Estos nuevos mecanismos jurídicos denotaron, la influencia de donde serían llevados los delincuentes más peligro-
la defensa social pregonada por el Positivismo Criminológico. El
código de 1936 tuvo una clara influencia positivista. Por ejemplo sos. La isla de Gorgona, situada en aguas del océano
el Art. 36 señalaba la peligrosidad del agente y los límites señala- Pacífico colombiano recluyó a los “más peligrosos
dos por la ley para aplicar la sanción al delincuente. Este se hacía asesinos” protagonistas de la violencia en los últimos
conforme a la gravedad y las modalidades del acto delictuoso, los
motivos determinantes del hecho y las circunstancias de mayor años (López, 2006, p. 183).
o menor peligrosidad que establecían la personalidad del agente.
La peligrosidad del delincuente no era la circunstancia agravante En este contexto, se inició un resurgimiento crimino-
del delito sino la calidad subjetiva antisocial del sujeto.
4 Para Silva García la criminología jugó un papel fundamental en lógico que permitirá la publicación de libros como
la formación y modernización del Estado. En Colombia desde los los de Luis Carlos Pérez y Alfonso Reyes Echandía.
años 20’s hasta los 60’s, autores como Francisco Brumo o Arcesio Estos autores vieron en los planteamientos positivistas
Aragón identificaron las tendencias criminales de los pobres para
la criminalidad, explicando con precisión las tendencias homici- las ideas progresistas pregonadas por el socialismo.
das de este tipo de personas (Silva, 2009, p. 4). Por otra parte, otros intelectuales intentaron realizar
algunas investigaciones empíricas, fundamentalmen- biano no corresponde a este efecto colateral de los
te como tesis de grado de universidades bogotanas eventos criminológicos. Su grado de abogado fue
(León, 1923, Aragón, 1934). Así, tras el manto de la en 1941 en la Universidad Nacional de Colombia
ideología liberal estos autores encausaron los presu- y desde su egreso, se dedicó al análisis de estadís-
puestos positivistas en las aulas universitarias y en los ticas criminales en las principales jurisdicciones del
análisis penales. Cabe destacar aquí, que para uno país, -especialmente en Bogotá- que van desde 1941
de los más reconocidos criminólogos colombianos, hasta 1947. Fue así, que mediante las cátedras y sus
Emiro Sandoval Huertas, el control social en América distintos recorridos por el país como defensor de
Latina y desde luego en Colombia fue realizado solo sindicalistas acumuló importantes datos que dieron
por el derecho penal. Para este autor: “Mientras en como resultado su publicación. No obstante, al haber
Europa el mantenimiento y reproducción de las rela- investigado meticulosamente las razones del por qué
ciones sociales de dominación se hizo con el derecho hay únicamente datos hasta noviembre de 1947 y su
penal y la criminología positivista, en América latina publicación el 27 de febrero de 1950, se sostiene que
fue realizada exclusivamente por el primero. Dentro esta se realizó hasta esa fecha, conforme a los hechos
del campo hipotético comparando con el centro del conocidos como “El Bogotazo” y sus consecuencias
capitalismo, en la periferia las relaciones de domina- en la capital colombiana.
ción son más visibles y el grado de formación política
es menor en las clases subordinadas y la conjunción Este período de La Violencia para la mayoría de los in-
de esos dos hechos genera una menor necesidad de telectuales colombianos representó un cambio dramá-
legitimación, lo cual explicaría que en América latina tico en el campo cultural y político. La manera como
se hubiese prescindido del discurso legitimador de la evolucionó -esta violencia- llevó a una legitimidad de
criminología positivista” (Sandoval, 1985, p. 106). la acción punitiva contra todo opositor político y una
imposición de justicia al margen de las instituciones
Lejano a la afirmación de Huertas, -cómo se había del Estado. La coyuntura exigió a los intelectuales una
mencionado anteriormente- se reconocen los “viajes toma de partido respecto a lo que se estaba viviendo
culturales” realizados por el discurso positivista y sus en el país (Urrego, 2002, pp. 113-121). Para el caso
adaptaciones en los contextos locales. Por tanto, el de los penalistas colombianos Jorge Eliécer Gaitán6 y
nacimiento de la Criminología Positivista en América Luis Carlos Pérez, este despertar de conciencia solo
Latina como en Colombia, implica una serie de adap- podía hacerse mediante la criminología positiva.
taciones, rechazos y complementaciones respecto a
lo traducido. Estas apropiaciones no estuvieron aleja- Pérez consideraba su obra como una contribución
das de un proceso general respecto a los postulados al análisis de la criminalidad en Colombia. Se veía
de la Modernidad con claras alusiones a realidades a sí mismo como el científico que aportaba las luces
particulares (Sozzo, 2006, p. 384). necesarias para luchar contra el problema de la de-
lincuencia7. “Es indispensable seguir tras la huella de para el estudio de la sociedad y el hombre. Insistiendo
la escuela italiana desconocida, hoy por profesores en esta idea, los positivistas propusieron el uso del mé-
esnobistas que fácilmente reniegan de lo verdadera- todo para cuantificar el comportamiento, aclamando la
mente creador del positivismo y se encantan con las objetividad del científico y afirmando que la acción hu-
abstruserías [sic] pseudofilosóficas brotadas del nuevo mana poseía una naturaleza definida y regida por leyes
idealismo subjetivo, tan del agrado de ciertos palada- (Taylor et al, 1990, pp. 28-29). Las estadísticas entonces
res enfermos en épocas de crisis como esta” (Pérez, son un componente fundamental en las explicaciones
1950, p. II). En su libro, no desarrolla el mismo es- causales desarrolladas en Criminología.
quema etiológico de casi todos los autores latinoa-
mericanos, sino que trata de variar el tratamiento en De otra parte, los dos primeros capítulos desarrollan
relación al indígena y al negro como personas de la las posiciones que han asumido tanto la Escuela Clási-
sociedad. “Faltaba un paso en esa obra para perca- ca como la Criminológica Positivista respecto a la pre-
tarse de que el resto de la teorización etiológica que eminencia del Derecho Penal sobre la Criminología.
recoge no es más que una faceta del entero discurso Acá el autor colombiano nuevamente toma partido
racista” (Zaffaroni, 1988, p. 242). por la posición fererriana. De la mano de los autores
clásicos como Grispigni y Carrara, establece alguna
El positivismo entra a chocar con la ideología del de- de las razones frente a este posicionamiento. Para
recho clásico y con las instituciones a que este dio lu- Luis Carlos Pérez, no se puede situar a la Crimino-
gar, “La aceptación del positivismo a finales del siglo logía en el terreno de una disciplina auxiliar porque
XIX socavaría seriamente el sistema judicial y permi- el derecho reducirá sus confines. “No siempre habrá
tiría que la aplicación de la ley quedara confiada al delitos, pero siempre existirán personalidades desa-
experto científico y alejada del ámbito de la política” daptadas, enfermas, rebeldes, esto es, sujetos de en-
(Taylor et al, 1990, p. 41). El positivismo partió de una mienda a quienes en forzoso restringir la autonomía
cuantificación, de un objeto y un determinismo que de la que gozan” (Pérez, 1950, p. 13). Esta afirmación
llevó a concentrar la atención en el delincuente, no se puede encontrar con facilidad en Ferri. En su libro
en el delito y a establecer una especie de “fe” en la de Principios de Derecho Criminal, el autor italiano
habilidad superior que representó el científico social. escribía que el Derecho Penal quedará inmerso cómo
La misión de la ciencia penal no fue ya, la de frenar un capítulo de la criminología, “Será sólo un estudio
todas las aberraciones de la autoridad en la represión técnico de las leyes penales como parte de la ciencia
y en el juicio para que esta no degenerara en tiranía, penal y como jurisprudencia más o menos sistémica”
sino que se debía organizar de modo jurídico la de- (Ferri, 1933, p. 96).
fensa represiva de la delincuencia.
La negación del libre albedrío es otra característica
Bajo este contexto, un elemento importante que se del discurso etiológico. Entender el mundo conforme
resalta a lo largo del texto, especialmente frente a la a los planteamientos de libertad, se vio de manera
delincuencia juvenil, la prostitución en la mujer y el ilusoria, debido a que para los positivistas, el delito
racismo, tiene que ver con la utilización de los datos se presentaba en el plano de lo real y por tanto, este
estadísticos. Para Pérez, sólo estos mundos objetivos no debía sustraerse de las causas que inducían a una
podrán dar una visión completa del delito naturalista. persona a delinquir (Ferri, 1950, pp. 4-7). El hombre
Aunque acá no hace mención expresa de ningún autor, podía influir en otro hombre de la misma manera que
es posible deducir una característica principal del posi- lo hacía la naturaleza, permitiendo que aquel que in-
tivismo: “su insistencia en la unidad del método cientí- fluía sobre el hombre anormal, cambiase las actitu-
fico” (Taylor et al, 1990, p. 28). Los mecanismos utiliza- des que atentaran contra el orden social, “Había que
dos en el mundo de lo físico, tenían validez y aplicación reprimir al individuo que rechazase el orden, pero
ahora ese rechazo no se consideraba voluntario, sino
7 Este Libro está dedicado a los hombres que sean verdaderamen- producto de su inferioridad. Se sustituía el libre albe-
te nuevos en Colombia y ojalá en América; a los que ven más drio por el determinismo” (Del Olmo, 1981, p. 31).
allá de las miserias presentes; a los que un alba escondida tras la
montaña del prejuicio y la tradicional mentira; a los que dotados
de generosos empeños, no sólo satisfagan su ideal en la especu- En este aspecto, Luis Carlos Pérez se aparta del sen-
lación libresca, sino que aspiran a una transformación colectiva; timiento general de la Criminología Positiva, encon-
a los que entiendan que hay muchas barreras que deben ser de- trándose una seria contradicción en su pensamiento.
rribadas y que hay algo que seguir y cultivar más allá del circuito
retórico: la ciencia experimental, guía y servidora, liberadora y Para él, era necesario hablar de una escuela contem-
libre (Pérez, 1950, p. IV). poránea que rectificara esas primeras posiciones fren-
te al libre albedrío. Fue una posición más cercana a la abrir el cráneo encontró en el occipital “y justamente
dogmática jurídica que empleaba no un determinis- en el sitio en que se levanta ordinariamente la pe-
mo, sino una serie de influencias condicionales para queña cresta, una cavidad a la que llamó “foseta oc-
la intervención de la voluntad humana (Pérez, 1950, cipital media”, parecida a las que se presentan en los
p.32). No obstante, a lo largo de la obra se muestra pájaros”, (Jiménez de Asua, 1944, p. 64), destinada a
bastante confusa esta posición y en varias ocasiones recibir una tercera parte del lóbulo medio, pero que
cae en el determinismo positivista. El pasaje más cla- no se encuentra en los animales superiores, salvo en
ro de este aspecto puede resumirse en el siguiente el período fetal de los tres o cuatro meses. Lo encon-
apartado: “El hombre no tiene ni deja de tener libre trado fue una rara anomalía que nunca volvió a ver
albedrío, porque esta no es una facultad, ni una fuer- Lombroso, pero fue la luz que determinó su teoría.
za espiritual, ni una potencia biológica, ni un resorte
psíquico (…) El hombre no es albedrío para escoger Al recopilar información, estableció que una de las
su mundo. Es albedrío para moverse dentro del mun- principales maneras de identificar hombres delincuen-
do que le ha sido deparado para todos y cada uno de tes era mediante la foseta occipital media, es decir, que
sus instantes (Pérez, 1950, p. 128). por medio del cráneo se establecían ciertas similitudes
con seres inferiores que determinarían si un hombre
El determinismo es abordado no como un factor cie- era o no criminal. Estableció una relación de los de-
go que lleva a la comisión de delitos por parte de los lincuentes con los animales inferiores y con el hombre
delincuentes y “que se somete a la voluntad de la primitivo, “La anomalía que pudiera decirse es la más
nada”. Las causas y los factores delictuales son en- característica y ciertamente más atávica en los crimi-
tendidos por Pérez, como influencias que se ejercen nales: el hoyuelo medio occipital” (Lombroso, 1890,
sobre una persona. “No hay factores determinantes p.11). Al aplicar la fotografía al estudio del criminal,
o ciegos, sino condicionantes, es decir, causas que encontró en seis asesinos y otros tantos, (no especifi-
ejercen su influjo en la vida del delito. Casusas que ca su número) de terribles asaltadores de camino, un
por otra parte, se transforman y así, en ese proceso parecido de características exageradamente mórbidas
de cambio, se presentarán siempre” (Pérez, 1950, que distinguen al hombre salvaje: senos frontales muy
p.133). El colombiano plantea una mixtura entre la pronunciados, mandíbulas de gran volumen, órbitas
teoría de los factores de Ferri y una “actualización” demasiado grandes y separadas unas de otras, asime-
con la ciencia psicológica. tría del rostro y un exagerado apéndice de mandíbulas.
a 25.000 criminales, cita la existencia de quince fac- Esta “modernización” del pensamiento lombrosiano
tores degenerativos, postulando la degeneración hu- no comporta más que una influencia marcada por
mana con la presencia de tan solo cinco factores de el pensamiento de Mezger y algunas lecturas que
los quince enunciados. En el 65% de estos individuos, desde el psicoanálisis hiciese Pérez. No pudiendo
halló la reunión de estos últimos factores, lo que lo lle- catalogarse como una “nueva concepción del deli-
vó a explicar la relación existente entre los trazos del to”. Además, -cómo se verá más adelante-, este de-
carácter y las disposiciones criminales antisociales de sarrollo propuesto en más de la mitad del libro, se
los hombres delincuentes (Miralles, 1985, pp. 56-58). pierde en los casos específicos de delincuencia. Lo
“interesante” de los análisis generales, se disipa en los
Esta breve descripción de la teoría lombrosiana per- estudios particulares imbuidos por una fuerte influen-
mite establecer “las críticas” que desde el trabajo de cia materialista.
Pérez se desarrollaron. Basado en una obra de Carlos
Fére, muestra los vacíos en los que atañe a los carac- La mujer, el indígena, el negro y los
teres anatómicos y fisiológicos de la degeneración. La niños delincuentes en Colombia
comprobación de la foseta occipital media fue des-
cartada por encontrarse en mayor medida que la pro- Para la Escuela Positiva el delito era el efecto de los
puesta por Lombroso. Además, no puede hablarse de factores psíquicos y sociales. Cuando la condición
una relación entre las anomalías cerebrales, el crimen biológica no bastaba por sí sola para cometer el
y la locura, debido a que la sensibilidad o insensibi- delito, -debido a las condiciones favorables en que
lidad no ejerce ningún índice de delincuencia (Fére, se encontraba-, la misma sociedad se ocupaba de
1940, p. 58), (Pérez, 1950 pp. 159-160). estas anomalías en el campo pedagógico e higiénico.
Este fue un fenómeno social, pero también una
Otra crítica bastante particular es la que anota respecto manifestación biológica de uno o varios individuos,
a los puntos de vista antropológicos y el resultado que en donde era equivocado establecer que sólo la causa
queda sin confirmación del diagnóstico de criminali- del delito se localizaba en lo sociológico o biológico,
dad ante los datos psíquico-somáticos. Para este pena- ya que uno y otro orden se hallaban en una unión
lista, “algunos signos del cuerpo, de atávica apariencia, “casi indisoluble” (Ferri, 1950, pp. 92-100).
se explican en su mayoría por traumatismos y enfer-
medades. Las coincidencias entre el tipo infantil y el Los factores antropológicos son inherentes a
salvaje, son casi siempre externas. No responden a he- la persona del delincuente y hacen referen-
chos intrínsecos de la personalidad. Y aunque existen cia, en primer lugar, a la constitución orgá-
concordancias entre el criminal tipo y el loco moral, en nica (anomalías orgánicas, del cráneo y del
definitiva se trata de diferentes denominaciones de un cerebro, de las vísceras, de la sensibilidad y
mismo fenómeno” (Pérez, 1950, p. 159). de la actividad refleja y todos los caracteres
somáticos en general); en segundo lugar, a la
Pérez afirma que es necesaria una consideración se- constitución psíquica (anormalidad de la inte-
ria y rigurosa de una concepción biológica conjunta, ligencia y de los sentimientos) y, en tercer lu-
“Ya no es un tipo especial de hombre lo que mueve gar, a las características personales (condicio-
el interés criminológico, sino la totalidad de los seres nes biológicas: raza, edad, sexo; condiciones
humanos” (Pérez, 1950, p. 159). Una nueva concep- biológico-sociales: estado civil, profesión, do-
ción naturalista del delito debe estar revestida por micilio, clase social, instrucción y educación).
una doctrina lombrosiana adecuada al pensamiento Los factores físicos o cosmotelúricos pertene-
de ese momento: “Los delincuentes ocasionales se- cen al ambiente físico y son: el clima, la natu-
guirán sometidos a las leyes como ocurre hoy; pero, raleza del suelo, la alternancia diurna y noc-
en lo relativo a los criminales de nacimiento, cambia- turna, las estaciones, la temperatura anual, las
rá su situación pues serán segregados no a título de condiciones meteorológicas, la producción
pena, sino de defensa contra ellos. (…) Para los locos agrícola. Finalmente, los factores sociales del
criminales es precioso fundar establecimientos espe- delito resultarían del ambiente social y son,
ciales. Hay que evitar que las puertas de la prisión se principalmente: la densidad de la población,
cierren tras los ancianos, que ya no pueden delin- las costumbres, la religión, la opinión pública,
quir. Lo esencial es el motivo (Pérez, 1950, p.163)”. la familia, la educación, la producción indus-
cio es una reacción contra la cantidad forzada o contra Reconociendo la utilización del discurso racista en
las uniones monogamias que son producto de las civi- las élites políticas del país, Pérez realiza un análisis en
lizaciones masculinas” (Pérez, 1950, p. 280). torno a las teorías de las razas. Para él, no hay razas
humanas debido a que toda diferencia psíquica o
Aunque reconoce algunos factores que influencian a morfológica se pierde con la mezcla de la sangre. Así,
la mujer en la comisión de delitos, como el climate- las características delictivas frente a este factor desapa-
rio, el embarazo o la menstruación, rechaza las pro- recen por completo “La raza no es una fuente condi-
puestas atávicas de la criminología lombrosiana. La cionante para el crimen”. Si bien, la mayoría de estos
mujer colombiana era menos criminal que el hombre atributos están presentes en la legislación penal de los
pero estaba lejos de los argumentos etiológicos de la años treinta. La única salida viable es la acción política
antropología positiva, “Los argumentos de Lombroso que permita el desarrollo de una sociedad más justa
provocan grandes reservas. Pero, sus exageraciones e igualitaria (Pérez, 1950, pp. 342-345). “La elimina-
no malquistan a la gloria que se le debe por haber ción de las diferencias sociales por causa de la raza,
creado una ciencia. Muchas de sus fulguraciones se requiere algo más que reformas en el sistema agrario
han apagado. Pero subsiste la lección de su método y y esfuerzos por interpretar las culturas desaparecidas,
su ejemplo de vida” (Pérez, 1950, p. 284). o ilusorios antojos acerca de un cambio estructural de
nuestras nacionalidades” (Pérez, 1950, p. 342).
Ahora bien, las figuras del “indio” y el negro en la obra
de Pérez fueron abordadas con un sentido bastante CONCLUSIONES
crítico. Para algunos criminólogos latinoamericanos,
los primeros delincuentes en Latinoamérica serían los Finalmente, en América Latina la Criminología Positiva
indígenas y los negros. Los indígenas llegaban al deli- sirvió para que las élites criollas efectuaran el discurso
to por el carácter de inferioridad e ignorancia en que de desprecio al negro y al indígena. En Colombia la
se encontraban. En relación a los negros no solo los implementación de esta corriente se hizo de la mano
convertía en delincuentes su condición física diferen- del Partido Liberal durante los años 30´s. El Código de
te a la del criollo, sino a la vez, su religión particular, 1936 fue la materialización de los postulados ferreria-
que entraba en choque con los planteamientos de la nos que contendría el problema social. Con el período
religión católica que las elites detentaban (Del Olmo, de La Violencia, el discurso positivista se amplió; los
1981, p. 138). Para las clases ilustradas, la única for- delincuentes ya no sólo serían los enfermos mentales,
ma de evitar la delincuencia y lograr el progreso de los enajenados, los peligrosos, sino también los delin-
la sociedad sería por medio del fomento de la inmi- cuentes políticos que no compartían las ideas libera-
gración europea de raza blanca. Sin embargo, esta les o conservadoras. Personajes como Jorge Eliécer
política inmigratoria no dio los resultados esperados Gaitán y Luís Carlos Pérez, se vieron tentandos por la
en razón de que se comprobó que la raza blanca criminología positiva. Esta adhesión se puede explicar,
también podía ser delincuente y perturbadora. teniendo en cuenta que para el nacimiento de la Cri-
minología y el desarrollo de sus concepciones las ideas
Era una ideología útil que planteaba la “eficaz” apli- para la época del S. XIX, eran nuevas y “avanzadas”,
cación de la política latinoamericana. De ahí, la de ahí que pensadores como Ferri, José Ingenieros y
concepción del delincuente psicópata, del indígena Gori en la Argentina, no encontraran inconvenientes
ignorante, del mestizo inferior, del enfermo que se en militar con las ideas socialistas, anarquistas y los
encontraba en estado peligroso. “Si el delincuente es postulados criminológicos (Del Olmo, 1981).
peligroso, hay que mantenerlo recluido por tiempo
indefinido, entonces la lentitud de los juicios deja de De esta manera, Pérez, trató de encontrar un discur-
ser preocupante” (Del Olmo, 1981, p. 179). La ins- so positivista modificado a la “colombiana”. La “nue-
trumentalización de este discurso racista, peligroso, va concepción naturalista del delito” puede dividirse
que utilizaron las oligarquías latinoamericanas, justi- en dos grandes discursos. Por un lado, las ideas de la
ficó por un lado la hegemonía racista y por el otro, la Criminología Positiva tienen una configuración impor-
estigmatización de cualquier protagonismo popular. tante en elementos como el delito natural, el método
“La peyoración con disfraz científico de todos los mo- estadístico y las causas sociales y biológicas de la crimi-
vimientos populares latinoamericanos fue la cuna en nalidad. Frente a esto, Pérez no resulta ser muy crítico,
la que se arrulló a nuestra “criminología latinoameri- al contrario, cita apartes completos de los trabajos de
cana” (Zaffaroni, 1988, p. 154). Lombroso y Ferri, en los que señala sus fortalezas como
creadores de una nueva ciencia. Por otro, al analizar Aragón, Gaitán o el mismo Lozano y Lozano pueden
la criminalidad en Colombia, los rechazos a los presu- dar cuenta de esta afirmación. El aporte de este libro
puestos lombrosianos y ferrerianos son evidentes y la radicó en ser una obra amplia con claras disquisicio-
cercanía con el pensamiento liberal y la acción política nes teóricas para la época. Por último, la actualización
cobran importancia (Zaffaroni, 1988) (Pérez, 1950). del pensamiento positivista en el contexto colombia-
no por parte de Luis Carlos Pérez no se dio. El objetivo
Aunque la obra de Pérez fue presentada por Lozano de trasladar “nuevos” conceptos para el análisis de
y Lozano “como la primera obra de Sociología Crimi- la criminalidad no se cumplió, pues fueron estudios
nal que venía de un centro académico”, Criminología elaborados de la dogmática alemana que en poca me-
responde a las exigencias de su época, especialmente dida se encuentran citados a lo largo del texto. Las
a la configuración del pensamiento liberal colombia- herramientas que pretendía brindar para detener los
no. El estudio de las clases “menos favorecidas”, bajo grandes índices de delincuencia en el país quedaron
el influjo de la Antropología Criminal no fueron no- en cifras estadísticas concatenadas con algunas ideas
vedosos en Colombia. Trabajos como los de Arcesio críticas al positivismo (Silva, 2009), (Urrego, 2002).
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