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El vino.

La mayoría de personas estamos relacionadas con el vino de mayor o menor medida


comentamos de él, celebramos en su nombre, lo bebemos, brindamos y por último
disfrutamos de cada copa con la que maridamos los distintos tipos de alimentos que lo
acompañan. En torno a él, construimos y celebramos ocasiones que se convierten en gratas
experiencias y recuerdos inolvidables que quedan grabados en nuestra memoria.

Proveniente del latín vinum, el vino es una bebida alcohólica que se hace a partir de la uva. El
proceso implica la fermentación alcohólica del zumo o mosto a través de la acción metabólica
de levaduras.

El prensado, la fermentación, la maduración y el embotellado son las cuatro fases


fundamentales que dan forma a lo que es el proceso de elaboración y producción de cualquier
vino

El vino es una de las bebidas más antiguas que se conoce. Está ya presente en el antiguo Egipto
y en Sumeria, y se han encontrado restos arqueológicos que demuestran la producción de vino
en amplias zonas de Georgia e Irán (Montes Zagros) entre el 6.000 y el 5.000 A.C. Hay
evidencias de que en la península Ibérica había viñedos en el tercer milenio A.C.

Los Romanos plantaron viñedos por toda la Europa Mediterránea, convirtiendo de esta forma
al vino en un elemento transcultural. Hay una leyenda de cómo Dionisos conquistó Asia, hasta
la India, con un ejército de músicos y bailarines que danzaban y ofrecían vino.

El Ecuador no ha sido conocido tradicionalmente, como un país productor de vinos. Según los
especialistas una zona geográfica que no tiene estaciones marcadas no es apta para sembrar y
cosechar viñedos. Por eso, en el país, los amantes de esta bebida estaban acostumbrados a
tomar el vino que proviene de Chile, Argentina y, por supuesto, de países como Francia,
España y otros europeos. Cabe recalcar que, el consumo de esta bebida era un hábito más bien
reducido a ciertos grupos sociales de mayor capacidad económica.

En nuestro país el consumo de vino, por persona, muestra una tendencia creciente: de una
copa, a una botella, en los últimos diez años. Quito, Guayaquil y Cuenca son las principales
ciudades en las que el vino es un invitado cada vez más frecuente en comidas y reuniones, ya
no solo en hoteles de lujo o grandes celebraciones, sino en restaurantes de clase media y en
encuentros sociales de todo tipo., va de la mano con una producción cada vez mayor –y mejor-
de vinos ecuatorianos. Varios amantes de la bebida de la uva han tomado el riesgo y,
asesorados por expertos nacionales o extranjeros, se han lanzado a la aventura de producir
vino ecuatoriano.

Una de esas marcas es “Dos Hemisferios”, cuyo vino, producido en la localidad conocida como
San Miguel del Morro, cerca del cantón Playas, en la provincia del Guayas, ha recibido ya
nueve premios internacionales. Las cinco marcas de esta firma (Paradoja, Bruma, Enigma, Del
Morro y Travesía) han sido reconocidas por su calidad, por expertos enólogos, en catas a
ciegas.

A la par de la producción de vinos en el país, también ha crecido la oferta y la diversidad de


marcas extranjeras. Las principales ciudades del país ya pueden jactarse de ofrecer los mejores
vinos en sus restaurantes, además de contar con tiendas especializadas, y cada vez más
conocedores.

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