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EL VANGUARDISMO

El vanguardismo es un conjunto de movimientos y corrientes artísticas que se


dieron a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Las diferentes corrientes
vanguardistas se diferencian mucho entre sí en sus medios, objetivos y
organización.

Las vanguardias buscan desafiar los límites impuestos por la tradición. Por un
lado, se borran los límites entre las disciplinas, la pintura se mezcla con
escultura, la danza con el teatro, etc. Por otro lado se comienzan a tratar
temas que se consideraban tabú, ajenos a las artes, como la prostitución y los
personajes marginales.

La vanguardia se hace más evidente en la poesía, en que se utiliza el azar


como principio estético y se rechaza toda regla de versificación. La estructura
de la novela y el cuento es desafiado. En literatura, el tiempo cronológico
deja de ser importante y se reemplaza por un tiempo subjetivo.

Vanguardia literaria latinoamericana

En Latinoamérica, el vanguardismo se vio expresado principalmente en la


literatura, y en menor medida en las artes visuales. Se caracterizaba por el
abandono del sentimentalismo y el antropocentrismo que primaba en las
obras literarias del siglo XIX. En algunos casos implicaba también una posición
política comprometida.

Vanguardia literaria latinoamericana

 César Vallejo. Perú. Modernista. “Fabla Salvaje” Calificada como “novela


psicológica”. 1923.
 Vicente Huidobro. Chile. Creacionista. “La gruta del silencio”.
 Jorge Luis Borges. Argentina. Ultraista. “El hombre de la esquina rosada”.
1927.
EL MODERNISMO

se conoce como un movimiento literario fundamentalmente poético,


desarrollado entre el siglo XIX y el XX (1880-1920) y que se comprende como
la forma hispánica de la crisis universal de las letras y el espíritu que
caracterizó la entrada en la contemporaneidad.

El modernismo se caracterizó por la rebeldía creativa, un refinamiento un tanto


aristocratizante y narcisista, así como un culturalismo cosmopolita, pero su
aporte más importante a las letras hispanas fue su profunda renovación del
lenguaje

Contexto histórico del modernismo

El modernismo profesa un potente desacuerdo con la cultura burguesa


imperante en la época, lo cual hace del movimiento un heredero del
posromanticismo del siglo XIX. Según algunos teóricos, el modernismo no fue
sólo un movimiento literario, sino también un reflejo artístico de una vertiente
mucho mayor, una crisis espiritual de Occidente que inició con el siglo XX y
duró hasta la Primera Guerra Mundial.

Autores y obras del modernismo

 Rubén Darío (nicaragüense, 1867-1916). Prosas profanas (1896),


Cantos de vida y esperanza. Los cisnes y otros poemas (1905)
 José Martí (cubano, 1853-1895). las crónicas de Nuestra América
(1891) y las poesías de Edad de oro (1878-1882) y Flores del destierro
(1878-1895).
 Leopoldo Lugones (argentino, 1874-1938). Sus obras poéticas más
célebres son Las montañas del oro (1897) y Los crepúsculos del jardín
(1905), de fuerte influencia simbolista.
EL ROMANTICISMO

El Romanticismo es el movimiento artístico, cultural y literario que se produjo a


finales del siglo XVIII en Inglaterra y Alemania, extendiéndose luego a otros
países de Europa y América. Los autores que se destacan dentro del
movimiento en América Latina son Esteban Echeverría, Andrés Bello y José
Mármol, entre otros.

LOS MOVIMIENTOS LITERARIOS

 Romanticismo. La literatura del romanticismo obedece a los mismos


preceptos filosóficos que las otras artes que se inscriben en el mismo
gran movimiento, nacido durante el siglo XVII y considerado muerto en
el XIX. Se trataba de una literatura que valoraba por encima de todo la
sensibilidad del autor, especialmente en la poesía, y que se alejaba del
mundo racional y cosmopolita del realismo. Se preferían los imaginarios
nacionales (leyendas, mitos, tradiciones) y los relatos en los que la
interioridad de los personajes era lo más importante. Un buen ejemplo
de esta tendencia es la novela Las desventuras del joven Werther del
autor alemán J. W. Goethe.

 Realismo. La escuela literaria del realismo estuvo muy influenciada por


los ideales filosóficos de la Ilustración francesa, y se opuso al
romanticismo como tendencia. Su concepción de la literatura aspiraba a
un arte capaz de representar fielmente la realidad, por lo que centró su
atención en la narrativa, especialmente la novela, empleando un
lenguaje preciso, meticuloso, así como narradores objetivos,
desinteresados por el mundo de las emociones. Un claro ejemplo del
realismo fue la novela Madame Bovary del francés Gustav Flaubert.

 Surrealismo. La literatura surrealista fue mucho más variopinta que las


dos que hemos descrito, ya que agrupó generalmente poetas y
dramaturgos, más que narradores. Como el resto del movimiento
artístico, que involucró la pintura, el teatro y el cine, los escritores
surrealistas buscaban reproducir en la obra el estado de sinsentido
aparente del sueño, con sus conexiones misteriosas y su creatividad
salvaje. Valoraban la locura, el delirio y la ruptura de las formas, por lo
que fueron asiduos practicantes de las técnicas del cadáver exquisito,
por ejemplo, o de la escritura automática. En algunos casos buscaron
combinar la poesía con la pintura o con otras experiencias, como el
performance.

 Modernismo. No debemos confundir el modernismo con el movimiento


filosófico de la modernidad, pues el modernismo fue un movimiento
literario sumamente importante en el siglo XIX, nacido en América
Latina, aunque muy influyente en España. Tanto así, que se le conoció
como “La vuelta de las carabelas”, ya que su forma de escribir
preciosista, clasicista y barroca fue luego imitada en España. Los
modernistas aspiraron a una renovación del lenguaje literario,
introduciendo cierto preciosismo en sus formas y temáticas,
especialmente desarrolladas en la poesía. El ejemplo típico de la
literatura del modernismo es el poemario Azul del nicaragüense Rubén
Darío.

 Realismo mágico. Fue un movimiento literario mucho más reciente,


nacido en el siglo XX en la pintura y luego introducido a la literatura.
Este tipo específico de realismo buscaba incorporar lo fantástico y
maravilloso a sus relatos, sin hacer hincapié alguno en su carácter
asombroso, sino contándolo de la manera realista, o sea, cotidiana,
desimpresionada. El más conocido exponente de este movimiento fue
el colombiano Gabriel García Márquez, con su novela Cien años de
soledad.

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