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1- Introducción
2- Criterios diagnósticos DSM-IV
3- Alteraciones asociadas al trastorno:
a) Mala lateralización
b) Psicomotricidad
c) Problemas perceptivos
d) Alteraciones en el lenguaje
e) Comorbilidad
4- Etiología y prevalencia
5- Dislexia y ámbito escolar:
a) Etapa pre-escolar
b) Etapa escolar
6- Evaluación psico-pedagógica
7- Orientaciones para el tratamiento
8- Resumen de conclusiones
9- Enlaces de interés
1 - Introducción
El término Dislexia se sigue utilizando para describir un síndrome de incapacidad lectora que incluye
deficiencias verbales, cognitivas y lateralidad mal definida. No obstante, hay todavía un gran debate
acerca de la validez diagnóstica e independiente del trastorno disléxico. Algunos autores niegan la
existencia del trastorno mientras que otros consideran que existe una continuidad sin límites claros entre
la dificultad severa para la lectura y la normalidad. En este segundo caso se prefiere utilizar como
alternativa al término dislexia, el de Trastorno Especifico de la Lectura.
Actualmente, los profesionales que trabajamos con niños que presentan en una medida u otra,
dificultades del aprendizaje, observamos que, frecuentemente, resulta muy complicado establecer un
diagnóstico diferencial claro. Es decir, nos encontramos con niños con una buena lectura pero muy baja
comprensión lectora y, además, presentan muchas dificultades en la escritura en forma, contenido o
faltas de ortografía. En este caso ¿Cuál sería el diagnóstico de preferencia? Quizás una dislexia si tenemos
acreditado un CI normalizado y dificultades específicas en la comprensión o una Digrafía ya que el niño
cumple esos requisitos pero también presenta mala escritura o muchas faltas de ortografía que no se
justifican todas por un desconocimiento de las reglas de ortografía.
En la práctica dislexia, digrafía y discalculia, no deben entenderse como entidades diagnosticas separadas
sino que, frecuentemente, se hallan muy asociadas. El niño que lee mal es muy probable que presente
también desorganización en la escritura y el que tenga dificultades en el cálculo puede que también
presente dificultades en la comprensión lectora. Aunque siempre puede detectarse un área que es la que
se muestra con mayores dificultades para el niño, los Trastornos específicos del Aprendizaje tienen una
alta comorbilidad entre ellos y, por tanto, debemos trabajar con todos ellos en la medida que cada caso lo
precise.
En este sentido, creemos que las aportaciones del nuevo DSM-V aportan mayor claridad y facilidad para
ofrecer un diagnóstico más coherente con la realidad de cada niño. La razón es que se unifican los
diferentes trastornos (dislexia, disgrafia, discalculia, no especificado) en una única categoría: Trastornos
específicos del Aprendizaje y luego nos permite establecer las dificultades concretas (en escritura, lectura
o cálculo) y su intensidad de afectación (leve, moderada o grave). A continuación ofrecemos el cuadro
comparativo correspondiente:
Modificación criterios:
DSM-IV: Trastornos del DSM-V: Trastornos específicos del
Aprendizaje. Aprendizaje.
c) Problemas perceptivos
Además de los trastornos perceptivos hay que reseñar también los relativos a la
percepción auditiva y visual. No se trata específicamente de una deficiencia, sino de una
alteración cualitativa. No existe una pérdida de audición o visión, pero sin embargo, los
sonidos no se discriminan con suficiente precisión y se confunden unos con otros.
Respecto a la percepción visual puede producirse la confusión entre colores, formas y
tamaños.
d) Alteraciones en el lenguaje
En esta área se suceden múltiples alteraciones como dislalias, bajo nivel de vocabulario,
lenguaje con formas indebidas, inversiones orales con mala colocación de las sílabas,
empleo incorrecto de las formas verbales y uso adecuado de conceptos contrarios (p.e.
abrir-cerrar).
La dificultad en la correcta construcción de los fonemas va a ser un escollo importante
para consolidar el avance en el aprendizaje de la lectura.
e) Comorbilidad
Es importante resaltar la alta comorbilidad del trastorno lector con el T.D.A.H. Según
algunos estudios, entre el 30 y 35% de los niños con trastornos de la lectura
presentarían también un cuadro de T.D.A.H.
Algunas explicaciones al respecto exponen que el niño con dificultades en los procesos
lectores está más predispuesto a la desatención. Esto se justifica por el mayor esfuerzo
que tiene que realizar por controlar unos procesos de codificación-decodificación que
escapan a su voluntad.
4- Etiología y prevalencia
El origen exacto de los trastornos lectores sigue siendo objeto de controversia. No hay
duda que existen claros indicios que señalan a causas neurobiológicas pero no se han
hallado todavía marcadores concretos y específicos para la dislexia.
Parte del problema reside en la presencia concurrente de diversas alteraciones
perceptivas, lingüísticas, de lateralidad pero también emocionales, familiares, sociales y
escolares.
Sí está más clara la influencia del factor hereditario. Algunos estudios sitúan en un 40%
el porcentaje de hermanos de niños disléxicos que presentan el mismo problema, siendo
de un 30-40% en el caso de los padres. No obstante, no se conocen exactamente los
marcadores genéticos implicados.
Otro dato a tener en cuenta es que el trastorno lector se da con mayor frecuencia en
niños que en niñas (2 o 3: 1), si bien, también hay discrepancias en este terreno y
algunos estudios recientes demostrarían que la proporción de niños y niñas estaría más
igualado de lo que se ha pensado tradicionalmente.
5- Dislexia y ámbito escolar
a) Etapa pre-escolar
Lo que más destaca son las alteraciones del lenguaje y las sensoperceptivas (dificultad
para la distinción de colores, formas, tamaños, esquema corporal, etc...) junto a torpeza
motriz y poca habilidad para los ejercicios manipulativos y gráficos. Se trata de niños
denominados pre-disléxicos con una predisposición a la dislexia que aparecerá más
adelante cuando comience el aprendizaje propiamente dicho de la lecto-escritura.
Es en ese momento escolar cuando las dificultades se manifiestan con toda su
intensidad.
El niño disléxico tiene dificultad para identificar, memorizar y reproducir letras, sílabas,
números, etc, de modo más concreto aquellas que tienen formas semejantes como la “p-
b”, “p-q”, “u-n”..., que se diferencian por su posición espacial respecto a un eje de
simetría. Así puede leer “lidro en lugar de libro” o “qero en lugar de pero”. Este error se
denomina inversión estática.
A nivel más general se observa la lectura lenta, mecánica, sin ritmo ni entonación
adecuado al nivel de desarrollo del niño, frecuentes saltos de línea y distracción fácil.
b) Etapa escolar
En una etapa más avanzada, el disléxico se suele estacionar en una lectura vacilante, no
siempre del todo comprensiva, escritura irregular, disortografía y factor verbal
comprensivo-expresivo bajo.
6- Evaluación psicopedagógica
Teniendo en cuenta la edad del niño y los datos hallados mediante entrevista se
efectuará la correspondiente evaluación individual. Dicha evaluación debe comprender
aspectos específicos de los procesos lectores pero también áreas más generales como la
inteligencia o la personalidad.
A continuación se exponen las diferentes factores a evaluar:
a) Nivel intelectual
Los resultados obtenidos con estas pruebas suponen una medida de la capacidad
intelectual del sujeto globalmente, pero también proporcionan un perfil de los diferentes
factores mentales implicados. Recordemos que para el diagnóstico de un trastorno
específico de la lectura debemos descartar la presencia de Retraso Mental.
1-El TALE (o TALEC en versión catalana) construido para investigar con rapidez y detalle
el nivel general y las características esenciales del aprendizaje de la lectura y escritura.
Comprende dos partes (Lectura y Escritura) cada una de las cuales está integrada por
varias pruebas (Tea Ediciones).
c) Exploración perceptivo-motriz
temporal.
Para apreciar la imagen que de su propio cuerpo tiene el niño pueden utilizarse la
pruebas de Piaget y Head. Se trata de constatar el momento del proceso evolutivo en
que se encuentra el niño en relación con su edad. Las pautas normales al respecto son:
Respecto a la dominancia lateral aconsejamos el uso del Test de Harris (ver ¿qué es
la lateralidad cruzada?).
Según la edad del niño pueden utilizarse técnicas proyectivas como el Test de la
Familia, el Test del Árbol o Test de la Figura Humana como una primera
aproximación.
A pesar de estas consideraciones resulta de vital importancia que el niño disléxico reciba,
desde la manifestación de los primeros síntomas, una intervención psicopedagógica con
el fin de minimizar las consecuencias y llevar al máximo nivel de competencia posible sus
propios recursos lecto-escritores.
En términos generales, el tratamiento se dirige a corregir, mediante métodos
psicopedagógicos específicos, las alteraciones perceptivo-motrices, verbales y de lecto-
escritura, trabajando con preferencia las más afectadas. Cuando existan asociados
problemas de articulación, trastornos neurológicos o de personalidad, será preciso contar
además con tratamientos de logopedia, neuropsiquiatría y psicología.
Pretenden centrar la atención del niño mejorando su atención sostenida (el tiempo de
respuesta y la perseverancia). También a captar la comprensión de estructuras con
objetos y gráficos, establecer relaciones de diferencias (éstas pueden establecerse sobre
diferencias o semejanzas).
b) Ejercicios de Lenguaje
c) Ejercicios de Lecto-escritura
Son necesarios para reconocer y reproducir signos gráficos y letras, insistiendo en
aquellas que por su problemática ofrecen mayor dificultad, también se trabaja con
sílabas directas, inversas y compuestas, procurando hacerla comprensiva desde el
primer momento.
d) Ejercicios Perceptivo-motores
8- Resumen conclusiones:
1- La dislexia o trastorno específico de la lectura, a pesar de que son
varios los factores que pueden influir en su aparición y desarrollo,
tiene un claro origen neurobiológico y, por tanto, no obedece al
capricho, desmotivación o mala actitud del niño hacia la lectura.
9- Enlaces de interés
Asociaciones dislexia:
Desde la propia red recomendamos la zona click con numerosas actividades para todas
las edades (a partir de 3 años) y necesidades. Se trata de un servicio gratuito del
Departamento de Educación de la Generalitat de Cataluña.
http://www.pipoclub.com/webonline/webleer.htm
Otra web muy interesante con amplio contenido educativo es: http://childtopia.com
Está disponible en diferentes lenguas tanto nacionales como internacionales.
Material especializado:
También hay que destacar los programas de intervención distribuidos por Mirelo. Se
trata de una empresa que desarrolla programas informáticos para rehabilitación
logopédica y educación especial.
1- Introducción
2- ¿Qué es la relajación?
3- Técnicas de relajación según edad
a) Primera infancia (de 2,5 a 6 años)
b) Infancia (de 7 a 9 años)
c) Preadolescencia (10 a 12 años)
d) Adolescencia (13 a 17 años)
4- La Relajación progresiva de Jacobson
5- La Relajación Pasiva
6- La Relajación Autógena
7- La respuesta de Relajación
8- Aplicaciones en diferentes problemas y trastornos
1- Introducción
Éstas técnicas empiezan a tomar forma estructurada a partir de principios del siglo
pasado con las primeras publicaciones sobre la Relajación Progresiva de
Jacobson (1.929) y la Relajación Autógena de Schultz(1.932). Otras técnicas más
modernas como las de biofeedback o retroalimentación son bastante más recientes y
empiezan a desarrollarse a partir de los años 60 y 70 bajo el soporte de los avances en
el terreno electrónico y la posibilidad de medir con precisión diferentes parámetros
vitales (tasa cardiaca, resistencia piel, etc.).
2- ¿Qué es la relajación?
Practicar técnicas de relajación desde la infancia supone, además, crear unos espacios de
interacción padres-hijos y afianzar vínculos afectivos.
En la siguiente tabla exponemos las diferentes técnicas de relajación según edad para
pasar después a una explicación de las mismas.
Más adelante, a partir de los 6 años, podemos ya introducir diferentes técnicas más
estructuradas en función de las necesidades de cada caso.
Con los más pequeñitos, nos ayudará tener un entorno tranquilo, silencioso. Podemos
trabajar la relajación justo antes de empezar a dormir, en la cama, y facilitarle así su
transición al sueño. La forma en que debemos aplicarla es básicamente a través de los
cuentos. Podemos utilizar, por ejemplo, el cuento de la tortuga y la liebre. El cuento
narra la historia de una liebre que retó a una tortuga a efectuar una carrera. Convencida
de su superioridad, la liebre empezó a correr y se dispuso a esperar la tortuga justo
antes de cruzar la meta y así poder reirse de ella. La tortuga fue llegando poco a poco
pero, cuando llegó, la libre se había dormido…
A partir de este relato se le puede pedir al niño que haga de tortuga (respirar lento,
mover brazos y pies lentamente, meterse en su casa y permanecer quieto unos
instantes…) o de liebre (respirar rápido, agitar brazos y pies…). El cuento debe acabar
que gana la tortuga y el niño efectúa las respiraciones lentas y relaja todas las
extremidades. Al final la tortuga se mete en su casa, apaga la luz y se dispone a
descansar para recuperarse y empezar el día bien…
Podemos utilizar también algún objeto o juguete para ayudarle a identificar tensión-
distensión. Por ejemplo una pequeña pelota de goma colocada en su mano y haciendo
los ejercicios apretando y aflojando la presión sobre la pelota. Otra opción es utilizar
algún peluche de su preferencia.
Los ejercicios de respiración (aprender a inspirar por la nariz y expirar por la boca de
forma pausada) lo podemos hacer también diciéndole al niño que se imagine que es un
globo que lentamente se va hinchando (le damos también instrucciones para que vaya
alzando los brazos al tiempo que se hincha) para después deshincharse (expirando el
aire y bajando lentamente los brazos).
En esta primera etapa el objetivo es más que el niño se empiece a familiarizar con algo
que se llama “relajarse” que no a conseguir resultados espectaculares respecto a las
áreas que queremos mejorar.
b) Infancia (de 7 a 9 años)
En esta etapa podemos ir dejando los cuentos para centrarnos en instrucciones más
estructuradas. Podemos empezar a utilizar la Relajación progresiva, la pasiva, la
autógena o una combinación de ellas. La idea es seguir trabajando la diferenciación
entre tensar y relajar de los diferentes grupos musculares, el control de la respiración, y
las sensaciones de calor, pesadez, etc. Podemos hacerlo en la cama por la noche o
también utilizando un sofá, un asiento cómodo, etc. Lo importante es hacerlo en
momentos del día tranquilos.
El niño debe interiorizar que cuando está nervioso, cuando tiene miedo o simplemente
está enojado, parte de sus músculos están tensos y todo él está activado. Reconocer
estas sensaciones es el primer paso para poner en marcha las estrategias trabajadas de
relajación y tratar de tomar él mismo el control de la situación.
En esta etapa la visualización de colores o situaciones suele funcionar bastante bien. Así
que podemos darle instrucciones para que cuando tome aire pausadamente lo convierta
en su color preferido y de esta forma llene todo su cuerpo de tranquilidad y bienestar.
Debe notar como entra por la nariz baja por la garganta y llena los pulmones al tiempo
que una agradable sensación de calor inunda su cuerpo.
Normalmente estas rutinas pueden costar algún tiempo o pueden parecer irrelevantes
para el niño, pero con la supervisión y el trabajo constante se producen mejoras
significativas.
Otros recursos interesantes, según características del niño, es efectuar algún ejercicio de
relajación más físico a través de los cepillos con ruedas, varillas y otros elementos que
permiten a los padres dar masajes en la cabeza, espalda, etc.. Este tipo de relajación es
muy adecuado en niños muy nerviosos y como preámbulo de la relajación más formal
por la noche antes de acostarse.
Ahora el objetivo debe ser que el niño sea capaz de aplicar en su vida cotidiana los
recursos que le hemos ido enseñando. Debe ser él mismo que delante de situaciones de
conflicto o estrés genere respuestas de relajación. Si se han trabajado correctamente,
estas estrategias se van interiorizando y se convierten en procesos casi automáticos.
Igualmente debe aprovechar cualquier situación cotidiana para practicar los recursos de
afrontamiento.
A tener en cuenta:
Las técnicas que se describen a continuación fueron desarrolladas para su
aplicación dentro del ámbito de la psicología clínica por parte de un
especialista. La información aportada es a título informativo para las
personas que una vez asesoradas por el profesional decidan supervisarla o
seguirla con sus hijos u otros.
4- Relajación Progresiva de Jacobson
Forma de aplicación:
Aconsejamos aplicar esta técnica por las noches, antes de dormir o en su defecto buscar
algún momento a lo largo del día que sea tranquilo. El niño debe estar cómodamente
instalado en un sillón, sofá o cama. Mejor que esté ligeramente con el cuerpo algo
incorporado (podemos colocar alguna almohada en la espalda si está en la cama) que
completamente tumbado.
Las primeras instrucciones verbales por parte de la persona que aplica la técnica deben
orientarse a crear una atmósfera tranquila: “Estas cómodo y relajado…” para después ir
introduciendo instrucciones más concretas: “Ahora me gustaría que siguieras dejando
relajado todo tu cuerpo, mientras concentras tu atención en tu mano derecha (o
izquierda si es su dominante). Cuando yo te diga, cierra el puño, muy fuerte, todo lo que
puedas. ¡Ahora! Fíjate lo que sientes cuando los músculos de la mano y antebrazo están
tensos…Concéntrate en ese sentimiento de tensión y malestar que experimentas.”
Una vez entrenados todos los grupos musculares podemos pasar a una segunda fase en
la que efectuaríamos toda la secuencia completa pero sólo de relajación. Ahora ya no
aplicaríamos la tensión previa.
5- La Relajación Pasiva
Forma de aplicación:
Como en cualquier otro tipo de relajación, deberemos encontrar el sitio (sillón, sofá,
cama, etc) adecuado y el momento oportuno del día.
Estas tranquilamente sentado (o tumbado) con los ojos cerrados, todo tu cuerpo se
adapta perfectamente al sillón (u otro) de modo que no hay necesidad de tensar ningún
músculo (pausa).
Ahora focaliza la atención más arriba, en tu antebrazo derecho; nota como desaparece
cualquier tensión; deja que se relajen más y más…
Mientras que continúas con todo tu brazo, antebrazo, y mano derecha relajados,
concéntrate ahora en tu mano izquierda….
…La relajación se extiende ahora por tus brazos… toda tu cara…tu cuerpo…y baja por los
hombros…
Es en este punto es donde los autores (Schwartz y Haynes 1.974), proponen la inclusión
de instrucciones autógenas para consolidar el proceso de relajación:
Estas muy relajado, sientes que tus músculos se han vuelto pesados y notas un
agradable calor en ellos… Siente lo agradable que es ese calor y como tus músculos se
relajan todavía más….
Al final la técnica finaliza con instrucciones para relajar todo el cuerpo y además se
incluye el control sobre la respiración:
Nota todo tu cuerpo relajado, muy, muy tranquilo. Deja tus pies…tus piernas…tu
estomago…tu pecho…tu espalda…tus hombros…tus brazos…tu cuello… tu cara… muy,
muy relajados. Deja que tu respiración lleve su propio ritmo monótono, tranquilo. Déjate
llevar por este estado de tranquilidad… Todas las partes de tu cuerpo están muy
relajadas, muy cálidas, muy pesadas…
Finalmente comentar que el tono de voz suele ser más lento y pausado que el de la
relajación progresiva pero sin llegara a adquirir tonos hipnóticos.
Si aplicamos esta técnica a niños o personas con dificultades debemos evitar pasar de un
grupo muscular a otro si no se consigue un mínimo de relajación en el grupo previo.
Recordar que hay que adaptarse a la edad y características de cada persona.
6- La Relajación Autógena
Esta técnica fue estructurada inicialmente por Schultz (1.932). Consiste, básicamente,
en una serie de frases elaboradas con el fin de inducir en el sujeto estados de relajación
a través de autosugestiones sobre:
Al igual que sucede con las otras técnicas, se espera que tras el entrenamiento
supervisado por el terapeuta o persona que lo aplique, el propio sujeto vaya practicando
por él mismo hasta conseguir relajarse de forma automática.
Forma de aplicación:
Las instrucciones a nivel orientativo serían las siguientes, una vez situada en posición
cómoda la persona:
La sesión comienza con el sujeto cómodamente instalado en el sofá, sillón u otro y con
los ojos cerrados.
Las primeras frases son para que tome conciencia de cómo siente su cuerpo en el
sillón… Nota como todo tu cuerpo se adapta al sillón… nota los puntos de contacto entre
tu cuerpo y el sillón, los puntos de contacto de la cabeza, la espalda, los brazos y las
piernas… Tu cuerpo se adapta totalmente y esto te crea una agradable sensación de
reposo…
-Hay que dejar unas breves pausas en silencio de unos 10 segundos entre instrucciones-
Seguidamente podemos introducir ejercicios de respiración:
una agradable sensación los invade y los notas cada vez más relajados. Respira
profunda y lentamente, tus brazos están ya relajados.
Este tipo de instrucciones se van dando sucesivamente para la mano y brazo izquierdo,
pie y pierna derecha e izquierda, volviendo después sobre todas las extremidades antes
de pasar al abdomen.
Mis manos y brazos están cálidos y pesados (15 segundos repitiéndolo). Mis pies y
piernas están cálidas y pesadas (15 segundos repitiéndolo). Mi abdomen está ahora
también cálido y puedo notar una agradable sensación de tranquilidad por todo mi
cuerpo.
Aquí, según como vaya la sesión, podemos volver a trabajar la respiración: Mi
respiración es lenta y regular. Mi corazón late calmada y relajadamente… Mi mente está
tranquila…
En este punto es muy probable que el sujeto se halle totalmente relajado y, a partir de
aquí, podamos introducir instrucciones más concretas dependiendo de lo que queramos
trabajar. Por ejemplo, el sujeto deberá repetir interiormente por 3 veces: “Me siento
seguro y capaz de vencer mis problemas”, “Cada vez que espiro relajadamente mis
preocupaciones se alejan…”, “Soy capaz de controlar mi mente y mi cuerpo…”, etc.
“Ahora soy más capaz de mantenerme más relajado a lo largo del día”.
Recordar que las instrucciones deben primero ser dadas por el instructor pero después el
sujeto debe ir aprendiéndolas para autoaplicárselas. Por eso se han utilizado frases en
primera o tercera persona.
7- La Respuesta de relajación
Este método fue desarrollado por Benson (1.975) a partir de una adaptación de las
técnicas de meditación tradicionales. En ellas se utiliza un “mantra” o palabra secreta
susurrada al iniciado para producir estados de meditación profunda.
Según este autor, cualquier palabra puede causar los mismos cambios fisiológicos que el
“mantra”. Los cambios fisiológicos más consistentemente encontrados son: decrementos
en el consumo de oxígeno, eliminación dióxido de carbono y en la tasa respiratoria.
Forma de aplicación:
La sesión comienza con instrucciones de relajación general del cuerpo para luego
centrarse en el control de la respiración a partir de la repetición de una palabra clave:
Siéntate en una posición cómoda; Cierra tus ojos; Relaja profundamente todos tus
músculos, empezando por tus pies y subiendo hasta tu cara; Respira a través de la nariz
siendo consciente de tu espiración…
También hay que introducir instrucciones para que el sujeto aprenda a salir del estado de
relajación después de la sesión: Cuando termines, siéntate durante varios minutos,
primero con los ojos cerrados, y luego, con ellos abiertos. No te levantes hasta que
pasen algunos minutos; No te preocupes si no te relajes completamente al principio.
Deja que la relajación ocurra a su propio ritmo, no la fuerces. Practica una o dos veces al
día. Con la práctica la respiración ocurrirá sin ningún esfuerzo…
Finalmente señalar la importancia que la persona o niño que aprenda las técnicas,
comprenda bien no sólo lo que va a hacer y cómo, sino también para qué.
1- Introducción
2- Comparativa DSM-IV - DSM-V
3- Criterios diagnósticos DSM-V
4- Entender los TEA
5- Síntomas y características de los TEA
6- Algunas pistas para su detección temprana o en niños que no presentan
todos los síntomas.
7- Prevalencia
1-Introducción
Hablar de los TEA sigue siendo complicado para los profesionales cuando tenemos la más
mínima sospecha de que un niño puede presentarlo en uno u otro grado y debemos
comunicarlo a los padres.
Afortunadamente, cada día vamos conociendo más acerca del trastorno, y los nuevos
criterios diagnósticos van reflejando lo que los diferentes técnicos sospechábamos
respecto a este colectivo y a partir del trabajo y observación con ellos: El Autismo no es
más que una forma de funcionar, de interactuar con el mundo, de forma diferente a lo
que hacen la mayoría de personas. Implica una forma peculiar de procesar la
información y actuar de acorde a como siente en su entorno sin entender más
necesidades.
Aunque puede ser muy invalidante para algunos niños y personas respecto a su
funcionamiento personal, académico y social, no siempre es así. Actualmente nos
encontramos con niños diagnosticados previamente de TDAH e incluso Altas
Capacidades que ante la falta de poder explicar toda su sintomatología no podemos
hacer otra cosa que entenderlos en clave de ciertas características autísticas. El niño de
juego muy egocéntrico, en el que el propio juego es un fin en sí mismo y más allá de la
necesidad de utilizarlo como medio de comunicación o compartirlo con los otros, aunque
presenta una destreza increíble en montar diferentes estructuras y construcciones. El
niño que se adhiere a rutinas inflexibles, obsesivas pero no ve la necesidad de adoptar
otras para acercarse a los otros o tener reconocimiento social pese a conocer todos los
nombres de los dinosaurios. El niño que no diferencia entre una broma o un insulto pero
es muy brillante en matemáticas.
Todos ellos serían personas o niños que de alguna manera entrarían dentro de lo que
hoy denominamos TEA (Trastornos del Espectro Autista).
Veamos ahora los nuevos criterios diagnosticos del DSM-V respecto al DSM-IV.
2- Comparativa criterios TEA:
DSM-IV: Trastornos DSM-V: Trastornos del Espectro
Generalizados del Desarrollo. Autista.
Vemos, pues, que los TEA, en sus acepciones clásicas (Autismo clásico, Síndrome de
Asperger, etc…) han pasado a ser agrupados dentro de una misma categoría.
Para complicar las cosas, los TEA presentan alta comorbilidad con otros trastornos que
cursan con algunos síntomas parecidos aunque no todos.
Rodeando al círculo más externo hemos añadido algunos de los trastornos que presentan
cierta comorbilidad con los TEA: TDAH, TANV, Trastorno Comunicación Social e incluso
algunos casos de Altas Capacidades.
Vamos a describir algunos que, a nuestro criterio, resultan muy importantes para poder
saber con cierta aproximación (siempre supeditada a la evaluación final de un
profesional) si estamos delante un posible TEA en alguno de sus eslabones. Todas las
características expuestas no necesariamente se tienen que dar simultáneamente ya que
cada niño es diferente, si bien creemos que suponen un acercamiento a su identificación.
1º- Los niños TEA, en algunos casos, pueden tener un juego muy creativo y desarrollado.
No obstante, vemos pronto que dicho juego es muy egocéntrico. El niño no lo utiliza
como medio de comunicación con el otro (compañero, padre o familiar) y solo busca a la
otra persona para que le ayude en algo pero no para que juegue “literalmente” con él.
Tampoco tienen la necesidad de mostrar al otro sus juguetes o compartirlos. El resultado
es que tiene pocos amigos.
2º- Cuando juegan con otros, son muy rígidos en las normas que ellos mismos proponen
y difícilmente acatan las normas, opiniones o sugerencias de los otros. No entienden el
concepto de perder y lo pueden vivir de forma muy angustiosa. Suelen jugar solos de
forma natural y no les crea tensión ni sentimiento de rechazo por parte de los otros el
permanecer en sus propios intereses aunque esté con más niños. Suelen ser muy
vulnerables ya que les cuesta entender las intenciones de los otros y, frecuentemente,
confunden cuando son víctimas de un insulto o una broma por parte de sus compañeros.
4º Uno de los rasgos fundamentales de los niños TEA es que presentan un tipo de
procesamiento de la información más basado en las partes, en los detalles, que en el
todo. Para entender esto vamos a explicar brevemente una de las pruebas de evaluación
con los niños bajo sospecha de TEA: Se les presenta una fotografía grande (A4) donde se
muestra una escena con diferentes personajes, objetos, etc. Puede ser un parque,
ciudad u otro. Los niños TEA suelen primero analizar los detalles. Para ellos resulta más
natural en una foto compleja analizar los detalles (un perro, una farola, una planta que
no debería estar ahí, etc.) que no el significado global de la imagen. Así difícilmente,
ante una foto de un parque público, nos dirá de entrada que se trata de un parque, sino
que mencionará que ve: un perro, un coche, etc.
Se trata de mentes muy analíticas pero con poca capacidad de abstracción o de analizar
los detalles también en función del contexto. No es, pues, de extrañar que dentro de
este colectivo, al menos en los que presentan un CI más normalizado, haya más
adelante brillantes ingenieros o informáticos entre otras posibilidades, pero también
personas que no se desenvuelven bien en las relaciones sociales.
5º- Finalmente comentar que también debe ponernos en alerta la presencia de intereses
restringidos a determinados temas, a veces de forma obsesiva (dinosaurios, matriculas
coche, jugadores futbol, etc.). Conductas sensoriales anómalas (fobias a determinados
ruidos, texturas de ropa, alimentos, rituales, etc.).
7- Prevalencia
Siguiendo este enlace se exponen los 20 puntos claves que Ángel Riviere describió bajo
el título de: ¿qué nos pediría un autista si pudiera?
También puede verse en formato audiovisual desde la Asociación Apnab.org
Software Niki-Talk:
.
Niki Talk es un programa de Comunicación Alternativa y Aumentativa fácil de usar,
ayuda a los niños con autismo o con cualquier otra discapacidad que limite la
comunicación.
Conocer Niki-Talk
1-Introducción
2-La Evaluación psicológica
Pruebas específicas para la evaluación en los T.G.D. Autismo y Síndrome de
Asperger
3-Objetivos evaluación. Esquema General
a) Área Social y comunicativa
b) Área Cognitiva y Motora
c) Hábitos de autonomía, comida, sueño, vestirse, higiene
d) Conductas: Eliminación o Instauración
e) Otras áreas
4- Pruebas profesionales para evaluación TEA
2-Evaluación psicológica
Sin duda constituye un reto profesional el abordar la evaluación y/o intervención a niños
con Trastornos Generalizados del Desarrollo. Las dificultades son múltiples y vienen
siempre condicionadas por el patrón desigual e irregular del trastorno. La expresión oral,
la motricidad, la capacidad sensorial y cognitiva, son sólo algunas de las áreas que
pueden presentar disfunciones importantes.
Las diferentes pruebas psicológicas con las que habitualmente trabajamos con niños que
no presentan el trastorno, pueden resultar inaplicables o darnos unos resultados que no
están de acorde a la realidad del niño. Pruebas de capacidad intelectual como las escalas
Weschler (WISC-R, WISC IV) deben utilizarse con precaución y sólo en aquellos casos
que la expresión oral esté algo preservada. La mayoría de pruebas se han baremado con
población normal (no clínica), por tanto, en el caso de que se apliquen debemos ser
cautelosos con la información resultante.
Para utilizar estos cuestionarios pulsar sobre el enlace. Una vez descargada y guardada
la página puede utilizarse igualmente sin necesidad de conexión a internet.
Hay pruebas más específicas para el Autismo como la ADI-R, publicada por Tea
Ediciones. Estas pruebas son básicamente entrevistas estructuradas y se basan en la
información proporcionada por los padres, maestros o el propio psicólogo.
3- Objetivos de la Evaluación
La pregunta que muchas personas se hacen a la hora de evaluar a nivel psicológico un
niño T.G.D. es precisamente: ¿Qué evaluar?.
El paso previo para una evaluación exhaustiva en los T.G.D. pasa por una comprensión
clara de lo que son los diferentes trastornos del espectro y un conocimiento de sus
diversos modelos teóricos (Teoría de la Mente, etc..). Pero no basta con conocer la
teoría, los T.G.D. requieren de un acercamiento con una mentalidad abierta. Debemos
ser especialmente sensibles a la realidad de cada niño, su forma peculiar de
funcionamiento, su margen de movimiento o potencial de aprendizaje.
Muchos de estos niños, sobretodo los que mantienen conservadas parte de sus
capacidades intelectuales, pueden adaptarse al mundo y desarrollar estrategias para
compensar sus limitaciones, es por ello que se hace necesario una evaluación a medida y
el ofrecimiento de ayudas por parte de los diferentes profesionales implicados a lo largo
de todo su ciclo vital.
¿Cual es su capacidad cognitiva? Una vez más debemos ser cautos a la hora de evaluar
dichas capacidad. Realmente ¿a qué nos referimos cuando hablamos de competencia
cognitiva? El concepto viene avalado por diferentes pruebas estandarizados en población
normal, pero en los T.G.D. los criterios deben ser más flexibles. Un niño puede carecer
de la capacidad de hablar, incluso de la intención comunicativa, pero puede ser
terriblemente hábil para montar o desmontar objetos de su interés o construir puzzles.
Respecto al área motriz, la evaluación es mucho más objetiva dado que una observación
estructurada a partir de cualquiera de las escalas de desarrollo pueden acercarnos a las
limitaciones o barreras motrices del niño. En esta área la evaluación e intervención se
efectuará a partir de profesionales de la medicina y fisioterapia.
Para evaluar todas estas cuestiones se utilizará la entrevista con los padres y un registro
de todos los hábitos asumidos o no por el niño. Es también necesario conocer el historial
médico y si el niño presenta problemas a nivel orgánico (crisis epilépticas,
complicaciones oftalmológicas, problemas en la deglución o asimilación de ciertos
alimentos, trastornos motrices, etc...). A partir de estos datos se puede configurar el
plan de intervención en base al registro de conductas y posteriores técnicas de
modificación de conducta, si procede.
d) Conductas: eliminación o instauración
¿Por dónde empezar? Los T.G.D. cursan con una amplia, variada y compleja
manifestación conductual. Rabietas, desobediencia, hiperactividad, baja tolerancia a la
frustración, intolerancia a los cambios de su entorno, aleteos de manos, estereotipias,
obsesiones, rituales e incluso autolesiones. El registro detallado de cada una de estas
manifestaciones así cómo sus antecedentes ¿qué ocurre antes de efectuar la conducta?
¿donde se produce o delante de quien? o consecuentes ¿qué le ocurre al niño cuando
efectúa la conducta? ¿es castigado, se le consiente? Estos datos deberán ser recogidos
mediante registros y serán claves para trazar, si procede un plan de intervención.
Las primeras conductas sobre las que se debe intervenir son las que suponen un riesgo
para el propio niño u otros. También aquellas de las que se deriven un malestar acusado
en el seno de la familia.
Hay que eliminar o minimizar conductas pero también deberemos proceder a incorporar
nuevas conductas que no están presentes o lo están de forma intermitente. Enseñar o
modelar conductas para mejorar aspectos de los hábitos cotidianos mencionados
anteriormente (comida, higiene, control esfínteres, etc...) o enseñar habilidades de
relación con los otros o técnicas de autocontrol para niños que cursan con hiperactividad.
Por tanto, deberemos registrar también aquellas conductas que queremos establecer
pero que actualmente no están presentes en el repertorio del niño.
e) Otras áreas
Otras áreas de interés a la hora de evaluar son la familiar y la escolar. En la primera hay
que conocer cuales son las necesidades de la familia, cómo les ha alterado su vida
cotidiana, cómo han aceptado el diagnóstico y, en el caso de que haya hermanos, cómo
se lo han explicado.
Si el niño asiste a una guardería o escuela se deberá también recoger información acerca
de su funcionamiento en estos lugares mediante entrevista a los maestros o cuidadores y
estableciendo también registros conductuales si son necesarios.
Es una entrevista clínica que permite una evaluación profunda de sujetos con sospechas
de autismo o algún Trastorno del Espectro Autista (TEA). Se centra en las conductas que
se dan raramente en las personas no afectadas. Por ello, el instrumento no ofrece
escalas convencionales ni tiene sentido usar baremos.
Se trata de una prueba que precisa de formación previa para poder utilizarla.
1-Introducción
2-Causas de los T.G.D. Su etiología.
3-Síntomas y Signos de los T.G.D.
a) Conciencia y orientación.
b) Atención y Memoria.
c) Capacidad intelectual.
d) Afectividad - Comportamiento Social.
e) Lenguaje y Pensamiento.
f) Sensopercepción.
g) Psicomotricidad
h)Trastornos de impulsos. Comportamiento anómalo.
1-Introducción
Se trata de un conjunto de trastornos caracterizados por retrasos y alteraciones
cualitativas en el desarrollo de las áreas sociales, cognitivas y de comunicación, así como
un repertorio repetitivo, estereotipado y restrictivo de conductas, intereses y actividades.
En la mayoría de casos, el desarrollo es atípico o anormal, desde las primeras edades
siendo su evolución crónica. Sólo en contadas ocasiones las anomalías se presentan
después de los cinco años de edad.
Otros aspectos clínicos destacables que se solapan en distintos niveles son los que hacen
referencia a la coordinación motriz, hipotonicidad, alteraciones de la percepción y déficits
atencionales.
Es importante destacar que dentro de los T.G.D. podemos distinguir aquellos que cursan
con cuadros antes de los tres años de edad y que forman parte del Autismo típico, de
aquellos que tras un curso evolutivo "normal" de inicio desarrollan los síntomas a partir
de los tres años (comprenderían las formas atípicas).
Tal como se describe en la gráfico anterior las causas de los T.G.D. son variadas. La
influencia de factores genéticos ha sido demostrada en estudios en gemelos
monocigóticos, observándose una concordancia del 64%, siendo del 9% entre gemelos
dizigóticos, lo que contrasta con las tasas de prevalencia en población normal que se
sitúan alrededor del 0,02-0,05%. Desde el punto genético, se establece la existencia de
una gran heterogeneidad hablándose de una herencia autosómica recesiva, de una
herencia unida al cromosoma x frágil, así como alteraciones esporádicas. De esta forma
se establece un nexo de unión entre factores genéticos y neurobiológicos.
Otro factor de riesgo relevante son las infecciones víricas. Durante el primer trimestre
del embarazo, las infecciones virales aparecen de forma relevante en las historias de las
madres de niños autistas, entre las que se citan la rubeola como el virus más frecuente,
la toxoplasmosis, la sífilis, la varicila y otras. No obstante, quedan muchas preguntas en
el aire sin contestación como ¿es suficiente el contacto o se necesita una infección
clínica?. ¿Existen en todo caso efectos diferenciales y específicos que originen el autismo
o el retraso mental o ambos al mismo tiempo?.
Un estudio publicado por M. Konstantereas en 1.986, resume los datos aportados por
una serie de autores que señalan el hecho sorprendente y no suficientemente explicado,
de que los padres de los niños autistas tienen una mayor exposición y manejo de
productos químicos, mostrándose éstos como un factor de riesgo, así como una elevada
incidencia de "hipotiroidismo" entre dichos padres, y una mayor infertilidad y abortos
entre las madres de estos niños. No existe, pero, acuerdo en cuantificar las edades de
las madres y su posible incidencia.
Por tanto, podemos concluir que no tenemos actualmente una respuesta definitiva
respecto a los orígenes de los T.G.D, a pesar de que se han identificado muchos factores
de riesgo y es posible que su origen esté determinado por la confluencia de diferentes
elementos. En qué grado se combinen dichos factores de riesgo determinarán la
consecuente sintomatología orgánica y psíquica. Muchos de estos síntomas son
prácticamente los mismos que describimos en el Autismo, pero recordemos que los
T.G.D. comprenden otros trastornos que se solapan entre ellos.
Finalmente señalar que la exploración del niño con T.G.D. requerirá exámenes médicos,
neurológicos y psicológicos.
a) Conciencia y orientación
La claridad de su conciencia se encuentra muy limitada e interferida por las graves
carencias que afectan al resto de las funciones psíquicas, sobretodo en las áreas
cognitivas. La orientación temporal-espacial y respecto a sí mismo se hallan gravemente
afectadas y en todo caso vienen determinadas por las áreas de intereses restrictivas que
delimitan su atención preferente.
b) Atención y memoria
Se encuentra muy dispersa o contrariamente es muy selectiva para áreas de interés muy
concretas (partes de objetos con los que realizan alguna manipulación improductiva y de
forma reiterada). A pesar de ello suelen estar atentos a los detalles del entorno pero sin
poder interpretar los significados más abstractos de las cosas. Existen unas capacidades
especialmente elevadas en cuanto a memorización, y aptitudes viso-espaciales, no
obstante, la memoria, funciona de forma irregular en sus rendimientos viéndose muy
influenciada también por el interés que pueda despertar en el niño la actividad concreta.
d) Capacidad intelectual
Alrededor de un 40% de los niños con T.G.D. tienen un C.I. (Cociente Intelectual) por
debajo de 50 (Retraso moderado, severo y profundo). Un 30% estaría alrededor de 70
(retraso ligero). En las escalas WISC, los resultados en área manipulativa son superiores
a los de la escala verbal. Se obtienen resultados muy pobres en las escalas de
Comprensión en los que se debe integrar y procesar la información. En las escalas de
cubos y rompecabezas suelen asumir puntuaciones normales.
La mayoría de los niños tienden a evitar el contacto ocular demostrando poco interés por
la voz humana. Ya de pequeñitos no alzan los brazos a sus padres como indicación para
ser levantados (no anticipan). No demuestran interés por la voz humana y parecen
indiferentes al afecto no mostrando signos externos emocionales. El vínculo de apego no
se establece como sería de esperar y no se produce la ansiedad de separación tan
habitual en la primera infancia.
La ausencia de miedo ante peligros reales o imaginarios suele estar presente lo que
unido a un alto umbral de dolor hace de estos niños muy vulnerables a sufrir accidentes
de todo tipo. Por regla general hay rechazo a jugar con otros iguales y al establecimiento
de relaciones sociales. A medida que crecen, a pesar de que pueden crear vínculos de
afecto o aceptación con sus padres u otros (cuidadores, educadores...) seguirán con los
problemas de relaciones con sus iguales.
La incapacidad comunicativa surge por no poder comprender que las demás personas
tienen mente, inteligencia, sentimientos, etc...
f) Lenguaje y pensamiento
Las alteraciones del lenguaje son uno de los síntomas más significativos y van desde la
ausencia de comunicación a una comunicación verbal anómala con alteraciones en la
producción del habla en cuanto al volumen, tono, ritmo, entonación. Presencia de
ecolalia inmediata o diferida, e inversión pronominal. La generación del lenguaje, está
pues, muy deteriorada, apareciendo junto con las ecolalias mencionadas, emisiones
planas o monótonas alternadas con entonaciones "cantarinas". Las frases pueden ser
telegráficas y distorsionadas confundiendo palabras con sonidos similares o inventando
palabras nuevas.
En la primera infancia, los niños con T.G.D, pueden desarrollar el hábito de tirar de la
mano de algún adulto para acompañarlo hacia el objeto que desean. Raramente afirman
o niegan con la cabeza para acompañar alguna respuesta verbal. Son también menos
proclives a imitar las acciones de sus padres que los otros niños.
g) Sensopercepción
Las respuestas frente a la diferente información sensorial que les llega a sus órganos es
también anómala. Algunos niños parece que están sordos o tienen deficiencias visuales
por lo que son objeto a edades tempranas de todo tipo de revisiones oftalmológicas.
El umbral del dolor es muy alto por lo que no suelen quejarse tras sufrir accidentes,
caídas o estar enfermos. Algunos sonidos pueden hacerles disparar una alegría
incontrolable ensimismándose en la audición de ciertos tipos de música (en especial la
sinfónica, si bien cada niño tiene sus preferencias), rechazando, en cambio, otras sin
motivo aparente. Paralelamente algunos ruidos "insignificantes" (caída de agua en la
bañera, un trozo de papel adhesivo que se arranca, etc...) puede producirles verdadero
temor. Es como si hubiera una sensibilidad diferencial según la frecuencia y/o intensidad
del sonido, viviéndose éste como extremadamente agradable o aversivo.
Algunos niños pueden pasar largos períodos de tiempo tocando con las manos una
determinada textura o efectuar estereotipias (acciones improductivas que se repiten sin
ningún fin determinado) con objetos o partes de ellos (p.e. las ruedas de un coche de
juguete). Las sensaciones táctiles son también experimentadas con los pies. La
sensación de tocar diferentes superficies con los pies descalzos suele resultar de gran
interés para ellos sintiendo probablemente sensaciones placenteras difíciles de
comprender para nosotros. El juego obsesivo con la arena de la playa ya siendo
pisándola o cogiéndola con la mano y dejando que se escape poco a poco entre los
dedos, pueden ser actividades que les atraigan especialmente.
También pueden mostrar interés por sensaciones olfativas oliendo a personas u objetos.
h) Psicomotricidad
Para concluir, mencionar que los niños T.G.D. suelen tener una apariencia física normal,
sin estigmas físicos e incluso con expresión despierta e inteligente, que les hace parecer
estar atentos a los detalles de su entorno pero que oculta la existencia de unos
trastornos generalizados y, a veces, profundos, en sus funciones psíquicas.
6- Documentos de interés
Recomendamos la lectura del documento: "La epidemia del autismo y expectativas
en los próximos 15 años" [1.431 KB] a cargo de D. Joaquín Díaz Atienza.
Se trata de un riguroso estudio en el que se analizan datos epidemiológicos y la dificultad
del diagnóstico dado que actualmente no disponemos de marcadores neurobiológicos o
genéticos determinantes.
1-Introducción
2-La Evaluación psicológica
Pruebas específicas para la evaluación en los T.G.D. Autismo y Síndrome de
Asperger
3-Objetivos evaluación. Esquema General
a) Área Social y comunicativa
b) Área Cognitiva y Motora
c) Hábitos de autonomía, comida, sueño, vestirse, higiene
d) Conductas: Eliminación o Instauración
e) Otras áreas
4- Pruebas profesionales para evaluación TEA
1-Introducción
La evaluación de los niños con T.G.D. deberá efectuarse desde un enfoque
multidisciplinar. En primer lugar la evaluación médica y neurológica debe aportar una
historia detallada desde el nacimiento, su desarrollo, exámenes o pruebas físicas y
neurológicas. En algunos casos será necesaria la realización de estudios del cariotipo
para detectar posibles anomalías cromosómicas como el Síndrome X Frágil.
Otras pruebas complementarias (Electroencefalograma, escáner cerebral, resonancia,
etc..) pueden ser necesarios, a criterio médico, ya que el trastorno puede cursar con
convulsiones, crisis epilépticas u otros síntomas a nivel orgánico. En esta página
trataremos básicamente de la evaluación en el terreno psicológico.
2-Evaluación psicológica
Sin duda constituye un reto profesional el abordar la evaluación y/o intervención a niños
con Trastornos Generalizados del Desarrollo. Las dificultades son múltiples y vienen
siempre condicionadas por el patrón desigual e irregular del trastorno. La expresión oral,
la motricidad, la capacidad sensorial y cognitiva, son sólo algunas de las áreas que
pueden presentar disfunciones importantes.
Las diferentes pruebas psicológicas con las que habitualmente trabajamos con niños que
no presentan el trastorno, pueden resultar inaplicables o darnos unos resultados que no
están de acorde a la realidad del niño. Pruebas de capacidad intelectual como las escalas
Weschler (WISC-R, WISC IV) deben utilizarse con precaución y sólo en aquellos casos
que la expresión oral esté algo preservada. La mayoría de pruebas se han baremado con
población normal (no clínica), por tanto, en el caso de que se apliquen debemos ser
cautelosos con la información resultante.
Para utilizar estos cuestionarios pulsar sobre el enlace. Una vez descargada y guardada
la página puede utilizarse igualmente sin necesidad de conexión a internet.
Hay pruebas más específicas para el Autismo como la ADI-R, publicada por Tea
Ediciones. Estas pruebas son básicamente entrevistas estructuradas y se basan en la
información proporcionada por los padres, maestros o el propio psicólogo.
El paso previo para una evaluación exhaustiva en los T.G.D. pasa por una comprensión
clara de lo que son los diferentes trastornos del espectro y un conocimiento de sus
diversos modelos teóricos (Teoría de la Mente, etc..). Pero no basta con conocer la
teoría, los T.G.D. requieren de un acercamiento con una mentalidad abierta. Debemos
ser especialmente sensibles a la realidad de cada niño, su forma peculiar de
funcionamiento, su margen de movimiento o potencial de aprendizaje.
La evaluación se plantea como un juego sin reglas iniciales y que va configurándose a
medida que se avanza la relación. Es una relación diádica niño-psicólogo en la que
ambos están en un proceso mutuo de aprendizaje.
Respecto al área motriz, la evaluación es mucho más objetiva dado que una observación
estructurada a partir de cualquiera de las escalas de desarrollo pueden acercarnos a las
limitaciones o barreras motrices del niño. En esta área la evaluación e intervención se
efectuará a partir de profesionales de la medicina y fisioterapia.
¿Por dónde empezar? Los T.G.D. cursan con una amplia, variada y compleja
manifestación conductual. Rabietas, desobediencia, hiperactividad, baja tolerancia a la
frustración, intolerancia a los cambios de su entorno, aleteos de manos, estereotipias,
obsesiones, rituales e incluso autolesiones. El registro detallado de cada una de estas
manifestaciones así cómo sus antecedentes ¿qué ocurre antes de efectuar la conducta?
¿donde se produce o delante de quien? o consecuentes ¿qué le ocurre al niño cuando
efectúa la conducta? ¿es castigado, se le consiente? Estos datos deberán ser recogidos
mediante registros y serán claves para trazar, si procede un plan de intervención.
Las primeras conductas sobre las que se debe intervenir son las que suponen un riesgo
para el propio niño u otros. También aquellas de las que se deriven un malestar acusado
en el seno de la familia.
Hay que eliminar o minimizar conductas pero también deberemos proceder a incorporar
nuevas conductas que no están presentes o lo están de forma intermitente. Enseñar o
modelar conductas para mejorar aspectos de los hábitos cotidianos mencionados
anteriormente (comida, higiene, control esfínteres, etc...) o enseñar habilidades de
relación con los otros o técnicas de autocontrol para niños que cursan con hiperactividad.
Por tanto, deberemos registrar también aquellas conductas que queremos establecer
pero que actualmente no están presentes en el repertorio del niño.
e) Otras áreas
Otras áreas de interés a la hora de evaluar son la familiar y la escolar. En la primera hay
que conocer cuales son las necesidades de la familia, cómo les ha alterado su vida
cotidiana, cómo han aceptado el diagnóstico y, en el caso de que haya hermanos, cómo
se lo han explicado.
Si el niño asiste a una guardería o escuela se deberá también recoger información acerca
de su funcionamiento en estos lugares mediante entrevista a los maestros o cuidadores y
estableciendo también registros conductuales si son necesarios.
4- Pruebas profesionales para evaluación TEA:
ADI-R. Entrevista para el Diagnóstico del Autismo - Revisada
Es una entrevista clínica que permite una evaluación profunda de sujetos con sospechas
de autismo o algún Trastorno del Espectro Autista (TEA). Se centra en las conductas que
se dan raramente en las personas no afectadas. Por ello, el instrumento no ofrece
escalas convencionales ni tiene sentido usar baremos.
Ha demostrado ser muy útil en el diagnóstico y en el diseño de planes educativos y de
tratamiento.
Autismo Clásico
Viernes 06 de Julio de 2018
1-Introducción
2-Características generales
3-Rasgos distintivos por edad
4-Diagnóstico
5-Evolución y pronóstico
6-Algunas orientaciones para su intervención
7-Enlaces de interés
1- Introducción
El autismo fue identificado por primera vez como un síndrome específico por el doctor
Leo Kanner en 1.943 (Universidad John Hopkins). Kanner identificó a un grupo de 11
niños que diferían cualitativamente de otras poblaciones clínicas, pero como grupo,
ofrecían una serie de peculiaridades conductuales que les hacían extraordinariamente
parecidos. Dichas características incluían la incapacidad para desarrollar interacciones
con las demás personas (aislamiento autista), el retraso en la adquisición del lenguaje, la
naturaleza no comunicativa del habla (si ésta se desarrollaba), ecolalias, actividades de
juego repetitivas y estereotipadas, poca tolerancia a los cambios del entorno y poca
imaginación.
Hoy sabemos que el autismo puede presentar una variabilidad en el nivel de afectación
de cada uno de sus rasgos distintivos, por lo tanto, no estamos delante de un patrón
homogéneo e inalterable sino ante diferentes manifestaciones de un mismo problema
base (ver inventario IDEA). Ello hace que el diagnóstico de autismo sea complejo y
deban tomarse en consideración tanto criterios clínicos como neurofisiológicos y
bioquímicos.
Los nuevos criterios diagnósticos (DSM-V) han asumido la denominación de Trastornos
del Espectro Autista (TEA) para englobar las diferentes manifestaciones que hasta
ahora se diagnosticaban en base a criterios categoriales o dentro de los denominados
TGD (Trastornos Generalizados del Desarrollo).
Lamentablemente, las causas exactas del autismo siguen siendo desconocidas; sin
embargo, la investigación científica puede acercarnos, en un futuro no muy lejano, a
este descubrimiento.
2- Características generales
La sintomatología clínica de los individuos autistas está determinada por lo que se
conoce como triada de Wing y que recoge en gran medida las primeras apreciaciones de
Kanner:
1-Deterioro Social
2-Deterioro del lenguaje y la comunicación
3-Patrón restringido de actividades e intereses.
Estos tres rasgos se mantienen a lo largo de toda la vida de la persona autista, pero su
evolución va cambiando a tenor del proceso evolutivo personal. Es por esta razón muy
importante tener siempre en cuenta los rasgos típicos de cada período de edad. Por otra
parte, no se puede olvidar que existen, además, síntomas y trastornos que pueden ser
considerados como asociados o secundarios (trastornos alimentarios, de sueño,
ansiedad, enuresis, etc...), y que son importantes especialmente en la relación familiar y
tareas terapéuticas.
vinculación).
Edad escolar Es en este período cuando el niño autista suele manifestar los
rasgos más específicos del trastorno. Se manifiestan déficits
importantes en el desarrollo normal de la interacción social y
la comunicación con sus iguales. Funcionamiento intelectual
deficitario. Repertorio restringido de actividades e intereses.
Problemas de lenguaje. Importante déficit a la hora de
establecer conversaciones con lenguaje estereotipado,
repetitivo. Volumen, entonación y ritmo del habla anormales
Los comportamientos comunicativos no verbales presentan
gran alteración (no hay contacto ocular, inexpresividad
facial, gestos inadecuados...). No sienten necesidad de
obtener gratificaciones y de compartir intereses. Suelen
insistir en mantener la uniformidad de las cosas y de las
situaciones. No toleran los cambios en su entorno, ya sean de
personas, lugares u objetos. Interés desmesurado por objetos
o parte de ellos sin justificación aparente. Manías motoras
persistentes (aleteos o contorsión de manos...).Pueden seguir
o incrementarse las conductas autolesivas. Presentan afectos
inapropiados al contexto, por ejemplo se ríen cuando son
castigados o pueden llorar cuando se sienten bien o se les
elogia.
4- Diagnóstico
El Autismo, al igual que los diferentes Trastornos Generales del desarrollo, en los que se
incluye, puede presentar dificultades para su diagnóstico. Un primer problema surge de
las discrepancias entre distintas clasificaciones diagnósticas que incluyen o excluyen
algunos criterios y se adaptan mal a los niños más pequeños. En los casos de autismo
más clásico, es decir, aquellos en los que presentan todos los síntomas, aunque no
suelan ser los más frecuentes, sí son los de diagnóstico más fácil, sobretodo en edades
tempranas. No resulta tan fácil la diagnosis en aquellos casos en los que faltan o se
añaden elementos no contemplados en los criterios diagnósticos formales.
El Autismo puede contemplarse como un trastorno con una base sintomática común pero
con una gran variabilidad en su manifestación externa. Algunos autores defienden la idea
que el trastorno autista se mueve en un continuo en que los diferentes casos se van
posicionando según su afectación. En este continuo los Asperger se situarían en el
eslabón de funcionamiento más alto, mientras que el Autismo más clásico con déficits
severos se situará en el otro extremo. Encontrar el punto de corte para el diagnóstico
diferencial puede resultar, a veces, comprometido a falta de un marcador biológico.
Además, hay gran comorbilidad con otros trastornos del desarrollo (retraso mental,
mutismo selectivo, etc...) y enfermedades (Fenilcetonuria, Embriopatia por Rubeola).
Pese a todo, el diagnóstico temprano es el que nos puede garantizar la mejor evolución
posible si se complementa con la intervención adecuada.
Para conocer en mayor profundidad los aspectos de la evaluación en los T.G.D y obtener
pruebas específicas ir a Evaluación de los T.G.D. Pruebas específicas para T.G.D.
Autismo y Asperger
5- Evolución y pronóstico
En general el Trastorno Autista puede experimentar una mejoría gradual a lo largo del
tiempo (sobre todo en los niños con un C.I. más elevado o con mayores competencias
lingüísticas, sociales o comunicativas), pero la velocidad de esta mejoría es muy
irregular, pudiéndose alternar períodos de crecimiento evolutivo rápido con períodos de
crecimiento más lento.
1-La evolución final tiende a ser muy variable. En algunos casos hay un progreso social e
intelectual muy pobre y en otros se produce una buena evolución en los progresos
académicos (sería el caso de los Asperger). El 50% presentan un retraso mental severo o
profundo, el 30% un retraso mental leve o moderado, y el 20% una inteligencia dentro
de los límites normales.
2-En general, se obtiene un mal pronostico (60-66%) (handicaps severos, ausencia de
progreso social e independencia), o muy mal pronóstico (imposibilidad de mantener
cualquier tipo de existencia independiente).
-Deterioro intelectual
-En conclusión, los diferentes estudios apuntan a que, aún considerando el manejo
farmacológico necesario, éste, por sí sólo, no podrá conseguir la recuperación del niño.
Es evidente que se necesita el apoyo y las técnicas específicas del campo educativo y
psicológico.
-Las técnicas básicas son las del reforzamiento, coste de la respuesta, moldeamiento,
extinción de la respuesta, etc...., técnicas que deberán ser adaptadas al nivel de cada
niño y enseñadas por el terapeuta a los padres (Entrenamiento de padres) para su
aplicación en casa y otros ámbitos. (Ver método ABA)
-Para identificar los reforzadores que pueden ser útiles para premiar debidamente la
conducta deseada, debe efectuarse un muestreo con diferentes objetos (galletas,
caramelos, pequeños juguetes, etc...).Cada niño tiene sus propias "debilidades" al
respecto. Es importante encontrar aquello que realmente funciona. La entrega del
reforzador debe ser contingente a la emisión de la conducta deseada, según el plan
trazado. La utilización del reforzamiento verbal (halagos, expresiones de felicitación,
etc...) deben también adecuarse al perfil individual. Hay niños que no responden bien a
los halagos verbales muy subidos de tono.
Uno de los programas que actualmente creemos más interesantes y de gran ayuda es
el Niki Talk de Alessandro La Roca.
“Dale una voz a tu hijo” Esta es una de las frases con las que Alessandro La Rocca nos
revela alguna de las utilidades de su programa Niki-Talk. Niki Talk es un programa de
Comunicación Alternativa y Aumentativa fácil de usar, ayuda a los niños con autismo o
con cualquier otra discapacidad que limite la comunicación. Excelente software adaptable
a diferentes necesidades y que estamos utilizando con buenos resultados. Conocer Niki-
Talk
La idea básica de estos programas es muy sencilla. Los niños con autismo aprenden
básicamente a través de la asociación y la repetición. A la gran mayoría de los niños con
autismo se les dificulta aprender a hablar y a entender palabras habladas; sin embargo,
muchos tienen grandes habilidades visuales, o por lo menos responden fuertemente a
estímulos visuales. Les fascinan los interruptores de luz, objetos que giran, los créditos al
final de las películas, en fin, cualquier cosa visual que esté cambiando con el tiempo. La
idea es atraer su atención visualmente mediante la presentación de imágenes de una
manera estimulante y simultáneamente hacerlos escuchar un sonido asociado a la
imagen, por ejemplo el nombre del objeto en la imagen. Al igual que cualquier otra
persona, es mucho más fácil que aprendan algo si lo encuentran interesante.
7- Enlaces de interés:
Documentos:
Recomendamos la lectura del documento: "La epidemia del autismo y expectativas
en los próximos 15 años" [1.431 KB] a cargo de D. Joaquín Díaz Atienza.
Se trata de un riguroso estudio en el que se analizan datos epidemiológicos y la dificultad
del diagnóstico dado que actualmente no disponemos de marcadores neurobiológicos o
genéticos determinantes.
Síndrome de Asperger
Viernes 06 de Julio de 2018
1-Introducción
2-Características generales
3-Desarrollo del síndrome a lo largo del ciclo vital: Preescolar - Primaria -
Adolescencia.
4-Evaluación y Diagnostico: Sus dificultades (evaluar con WISC-R o WISC IV)
Pruebas de evaluación específicas
5-Estrategias de Intervención
6- Documentos de interés (libros pdf.)
7-Enlaces
1- Introducción
El Síndrome de Asperger (S.A.) constituye una de las categorias clásicas del Autismo,
ahora incluída en los T.E.A. (Trastornos Espectro Autista).
Hans Asperger, pediatra austriaco, en los años 40, fue el primero que describió con
exactitud el conjunto de síntomas que caracterizaba a un conjunto de niños que no
acaban de cuadrar bien en el diagnostico del autismo clásico (el descrito por Kanner). A
partir de 1994, el Síndrome es reconocido como entidad propia por el D.S.M.-4 (Manual
estadístico de diagnóstico de Trastornos mentales). Sin embargo, todavía hoy, sigue
habiendo un amplio debate teórico sobre si el S.A. puede considerarse un trastorno
independiente del Trastorno Autista o si se trata del mismo trastorno en su versión de
mayor rendimiento (menor afectación). Además existen ciertas discrepancias entre
profesionales de la psicología, psiquiatría y pedagogía acerca de los criterios que se
deben incluir/excluir a la hora de efectuar el diagnóstico. Normalmente la diferencia
básica reside en la mayor competencia en el desarrollo del lenguaje y las competencias
intelectuales que presentan los asperger respecto a los autistas clásicos.
2- Características Generales
Hans Asperger, ya en sus primeras descripciones, hablaba de unos niños con sociabilidad
disminuida por su falta de interés por las ideas, sentimientos de otras personas o por el
juego de otros niños (niños solitarios, en su mundo, egocéntricos) o con una sociabilidad
anómala ya que, cuando entraban dentro de la relación social, lo hacían de una forma
que los otros etiquetaban de extraña. Estos niños suelen utilizar un lenguaje pedante,
como profesores, con tecnicismos, a veces, con una entonación peculiar, que los hace
extremadamente raros, haciendo que parezcan personas mayores. En ocasiones, su
lenguaje es acompañado de ideaciones mentales o palabras inventadas, que no se
ajustan a la realidad. Al ser preguntados por las mismas suelen tolerar muy mal que se
les corrija, contradiga, o que se les interrumpa en su exposición. Ello puede provocar una
reacción airada o fuera de tono del niño que simplemente "no comprende que no le
comprendan".
Son niños que pueden tener un nivel de inteligencia dentro de la normalidad, incluso
superior (en áreas concretas), aunque presentan, a menudo, alguna alteración en el uso
del lenguaje.
El problema no está tanto en que no sean capaces de de estructurar un habla
aparentemente "correcta" sino en que ésta no se emitirá con intenciones de
comunicación recíproca (los criterios diagnósticos para el S.A. en el DSM-IV, excluyen los
casos en los que haya un retraso significativo del lenguaje). Se puede dar tanto una
dislexia como una hiperlexia.
El tono de la voz es plano sin ningún atisbo emocional. Tienen un sentido del humor
especial, diferente. A diferencia de los autistas clásicos, los Asperger suelen expresar el
deseo de adaptarse socialmente y tener amigos, al menos, desde el momento que
empiezan a ir a la escuela. Sin embargo, pronto se suelen sentir profundamente
frustrados y desilusionados por sus dificultades sociales. El problema no es tanto una
falta de deseo de interacción sino una falta de efectividad para establecer o mantener
relaciones. Sencillamente no saben cómo "conectar" socialmente con sus iguales. Pese a
todos estas limitaciones, cuando un sujeto con S.A. logra establecer un vinculo de
amistad con otro compañero y se siente comprendido, suele mostrarse como un amigo
incondicional, fiel y honesto. Sin embargo, difícilmente entenderán que este amigo pueda
compartir también la amistad o el tiempo con una tercera persona. Los sujetos con S.A.
Como ocurre con otros trastornos que cursan con déficits de las habilidades sociales o de
la capacidad intelectual, no existen dos niños iguales y cada caso puede presentar
peculiaridades específicas, si bien todos ellos presentan desviaciones o anormalidades en
estos tres aspectos del desarrollo:
Es importante destacar que el S.A. tiene una alta comorbilidad con otros trastornos del
desarrollo :
3- Trastorno Obsesivo-Compulsivo
6- Depresión-Ansiedad
Dada esta comorbilidad, suele ocurrir, debido todavía al desconocimiento del trastorno,
que algunos niños presenten diagnósticos erróneos con las limitaciones que ello supone
para su correcta intervención. Es frecuente que niños diagnosticados de S.A. lo hayan
sido antes de T.D.A.H. Probablemente habrá que tratar la sintomatología de la
hiperactividad, pero sin perder de vista que ésta es sólo una manifestación más de un
trastorno más complejo.
El niño preescolar:
No existe un cuadro único y uniforme del síndrome en los primeros 3 o 4 años. El cuadro
temprano puede ser difícil de distinguir del autismo más típico. Algunos niños pueden
tener retrasos en el desarrollo temprano del lenguaje, con una "recuperación" rápida
entre los tres y los cinco años. Hay que tener en cuenta que algunos de estos niños, en
general, los más inteligentes, pueden no presentar ningún retraso en su desarrollo
temprano a excepción de cierta torpeza motora. A pesar de que estos niños pueden
relacionarse de un modo aparentemente normal en su entorno familiar, los problemas
aparecen cuando entran en el entorno preescolar. Entonces se hace evidente la
tendencia a evitar interacciones sociales espontáneas, problemas para mantener
conversaciones simples, respuestas verbales raras o fuera de contexto, dificultad para
regular respuestas sociales o emocionales con enfado, agresión o excesiva ansiedad. La
hiperactividad puede estar también presente y, sobretodo, la apariencia de estar "en su
propio mundo". Los intereses se localizan de forma intensa en objetos o sujetos
particulares. Pueden aparecer áreas en las que tengan habilidades especiales
(reconocimiento de números, letras, etc...).
El niño en Primaria:
La mayoría de niños Asperger mostrarán algún interés especial en hacer alguna amistad.
Puede ser un niño o un grupo en concreto, pero tendrá dificultades en mantenerlas ya
que el contacto será superficial. La falta de empatía, de percibir las emociones de los
otros, de comprender las claves sociales será un obstáculo duro.
En definitiva, la trayectoria a través de la escuela elemental variará considerablemente
de un niño a otro y los problemas que presentan serán leves y de fácil manejo o severos,
dependiendo todo ello de factores como el nivel de inteligencia, el tratamiento educativo
recibido, el temperamento del niño y la presencia o no de otros factores como la
hiperactividad.
La Adolescencia:
En esta etapa, los problemas principales continúan siendo los relacionados con la
adaptación social y de conducta. Presentan inmadurez en el terreno afectivo. Siempre
dicen lo que piensan, son "trasparentes", con poco sentido de discriminar lo que es
correcto decir socialmente en cada situación particular.
Debido a que estos niños normalmente acuden a centros escolares normalizados, sus
problema específicos pueden pasar más fácilmente desapercibidos ya que los profesores
no tienen ocasión de conocer bien a cada niño. Recordemos que los asperger pueden
funcionar bien en la escuela e incluso ser brillantes en ciertas áreas, por lo que si
presentan problemas de conducta o hábitos de estudio pueden ser achacados a falta de
motivación o a problemas emocionales.
Donde realmente pueden aparecer los problemas más serios, en esta etapa, es en
ambientes menos estructurados y predecibles que el familiar o el escolar. El recreo, las
actividades al aire libre como la gimnasia, la cafetería, etc..., pueden propiciar una
dinámica de conflictividad creciente con otros alumnos o profesores que desconozcan su
estilo de interacción. Ello puede provocar estallidos de conducta más serios. El niño
puede sentirse desorientado y presionado. En este punto la cosa puede complicarse ya
que el niño suele ser marginado e incluso ser objeto de burlas por parte de sus
compañeros que lo ven como un "bicho raro". Tiene también dificultades en la toma de
decisiones y, cuestiones banales para cualquier joven, pueden ser para él motivo de gran
angustia. En esta etapa pueden aparecer episodios de depresión en parte debido a la
frustración por no entender el mundo que les rodea.
El adolescente asperger puede establecer amistad con otros estudiantes siempre que
compartan sus intereses en áreas tales como los ordenadores, matemáticas, ciencias
naturales, etc...Con un tratamiento adecuado los asperger pueden desarrollar una serie
de capacidades y habilidades de adaptación que les haga un poco más fácil su camino.
Muchos asperger se han convertido de adultos en brillantes catedráticos, científicos,
etc..., llevando una vida bastante "normal", si bien los problemas sociales ahora se
pueden trasladar al terreno emocional y de relación con la pareja.
-Hay también la falsa creencia que todos los niños asperger son superdotados en alguna
de sus áreas restrictivas de interés. Si bien es cierto que, con frecuencia, nos
encontramos con niños de este tipo, la superdotación en algún área concreta no
constituye criterio diagnóstico suficiente o necesario para el mismo. Insistimos en que los
síndromes del espectro autista se mueven en continuo de menor a mayor afectación que
comparten la falta de competencia social, las estereotipias y las áreas restrictivas y
obsesivas de interés, pero que paralelamente pueden presentar diferentes niveles de
capacidad para el lenguaje, la comunicación u otros aprendizajes.
-Según una encuesta efectuada por el Grupo de Estudios de los Trastornos del Espectro
Autista en España con una muestra de 53 personas, repartidas por toda la geografía
nacional, se afirma que es habitual que al niño le llegue el diagnostico más específico de
Asperger, después de haber recibido varios diagnósticos diferentes, situando la edad
media en la que se produce la misma en 10 años y 2 meses para la muestra estudiada.
Es decir, el diagnostico Asperger suele llegar tarde, al menos comparado con el autismo
de sintomatología más severa.
1- A pesar de que son las personas diagnosticadas de Trastorno de Asperger las que
sufren mayor demora diagnóstica (en general, de algo más de 5 años), son estas
familias las que valoran el proceso diagnostico más positivamente.
2-Son las familias de personas dentro de la categoría de "Sospecha de autismo o
T.G.D.", las que más insatisfechas se muestran con el proceso diagnóstico (a pesar de
que la demora de este subgrupo sea de dos años y tres meses de media)
3-Estas diferencias se mantienen en todos los aspectos valorados; es decir, siempre son
las familias de personas diagnosticadas de Trastorno de Asperger las que mejor valoran
cada uno de los aspectos relacionados con el diagnostico; igualmente, siempre son las
familias de personas dentro de la categoría de "Sospecha de Autismo" las que peor los
valoran.
Ver también el Inventario IDEA de A.Riviere, para conocer alguno de los métodos de
evaluación de los TEA (Trastornos del Espectro autista).
-Otro dato a tener en cuenta es la motivación hacia la tarea que presentan estos niños.
Dado que suelen presentar déficit atencional es necesario asegurarnos, antes de realizar
la prueba, que el niño primero entienda la tarea a efectuar y después que tenga un
mínimo de interés para realizar. Es posible que el pase del WISC debamos efectuarla en
varias sesiones para evitar un exceso de cansancio. Recordemos que el niño asperger
puede mostrar gran desinterés por aquello que no le atrae y considerar que el trabajo
propuesto es irrelevante, lo cual puede falsear los resultados.
-La diagnosis del Síndrome de Asperger debe fundamentarse en la historia del sujeto, los
datos aportados por padres y educadores y la observación clínica. El DSM-IV especifica
los criterios diagnósticos necesarios. No existe, hoy en día, ningún instrumento de
evaluación que por sí sólo nos aporte criterios suficientes para la diagnosis, sin embargo,
sí hay cuestionarios que pueden darnos pistas sobre la posible existencia del trastorno a
modo de cribaje como los expuestos más arriba.
5- Estrategias de intervención
Hemos descrito al niño con S.A. con una peculiar forma de entender el mundo y de
relacionarse con sus iguales. Ello no es fruto del capricho o las circunstancias
ambientales del entorno del niño, sino de un funcionamiento neuropsicológico del que
nos falta mucho por desvelar. Intentar entender este funcionamiento es vital para
afrontar con éxito la elaboración de un programa educativo y conductual adecuado. El
S.A. supone limitaciones en áreas como la social, pero no olvidemos sus puntos positivos
que son bastantes. Su conocimiento es vital para trazar un plan de intervención eficaz.
-En general y siguiendo las recomendaciones recogidas en la Guía de la Federación
Asperger de Andalucía, las estrategias pueden concretarse en:
1-Empleo de apoyos visuales en cualquier proceso de enseñanza. Se trata de buenos
"pensadores visuales". Por tanto tanto en la escuela, como para seguir rutinas diarias,
pueden utilizarse listas, pictogramas, horarios, etc...
5-Descomponer las tareas en pasos más pequeños. Las limitaciones en las funciones
ejecutivas recomiendan descomponer una actividad larga en pequeños pasos
secuenciados.
1- Introducción
2- Delimitando el concepto de timidez
3- Timidez: Normalidad y patología
4- Algunos datos epidemiológicos
5- Sus causas: Algunas pistas explicativas
6- Evaluación de la timidez
7- Intervención psicológica
8- Pautas de ayuda al niño tímido
1- Introducción
Ocurre con frecuencia que los problemas interiorizados (acting in o dirigidos hacia
dentro) suelen ser menos aparatosos y preocupantes que los externalizantes (acting out
o dirigidos hacia fuera). En el primer caso los sujetos interiorizan el problema y lo
manifiestan con temores, miedo, ansiedad o depresión, mientras que los segundos los
exteriorizan mediante conductas externas, disruptivas, que afectan a otras personas y,
por tanto, generan mayor perturbación e interés por una intervención psicológica.
Hay también una creencia extendida que no se trata de un problema serio, que
probablemente el tímido ha nacido así y que estos síntomas mejorarán con la edad. Esto
puede ser verdad en algún caso; en la mayoría se habrá perdido un tiempo precioso.
Hoy en día, ya nadie pone en duda la importancia que la interacción interpersonal tiene
en el desarrollo infantil y en el funcionamiento psicológico, escolar y familiar. Desde los
primeros pasos con sus iguales en guarderías hasta la posterior escolarización, el niño
debe ir construyendo, como parte fundamental de su educación, una serie de habilidades
sociales que de no establecerse de forma adecuada, pueden limitarlo en muchos
aspectos de su funcionamiento, además de producirle un gran sufrimiento emocional. De
ahí la importancia de detectar a tiempo al niño tímido y dotarle de unas herramientas
útiles para que pueda construir con mayor eficacia una comunicación interpersonal
saludable.
La mayoría de las personas creen tener una idea bastante exacta del significado de la
palabra “timidez”, sin embargo, al menos desde un punto de vista psicológico, podemos
afirmar que este termino no es univoco y que de hecho alude a un conjunto de síntomas
heterogéneos de difícil reducción a un concepto simple. Dicho de otra manera: para el
clínico no existe tanto la timidez como concepto general sino diferentes expresiones de la
misma en sujetos diferenciados y que obedecen a sus peculiaridades tanto genéticas
como ambientales.
Utilizando la definición de la R.A.E. el tímido se define como: “Temeroso, medroso,
encogido y corto de ánimo.”
Pese a que la timidez entendida en su sentido más clásico está presente -y de ahí su
interés psicológico-, en numerosos trastornos clínicos, no se contempla como categoría
diagnóstica diferencial en ninguno de los sistemas clasificatorios (DSM-IV-TR o CIE-10).
A lo largo del ciclo vital es habitual que se pasen etapas que cursen con un cierto nivel
de timidez. El temor a la evaluación de los iguales y la evitación de ciertas situaciones
sociales es muy habitual en niñas y niños en plena adolescencia. Normalmente ello no
supondrá mayores consecuencias en el futuro y es de esperar que se vaya corrigiendo al
entrar a la edad adulta. No obstante, en algunas ocasiones, la timidez puede tener
continuidad en trastornos ya más severos como la fobia social o el trastorno de
personalidad de evitación. Las personas que sufren estos trastornos fueron ya
mayoritariamente catalogadas de tímidas en su infancia, lo que no significa que todas las
personas tímidas vayan a desarrollar éstas patologías.
También es importante efectuar una distinción entre el niño tímido o retraído del niño
triste y deprimido. En el primer caso el niño tiene un funcionamiento “normal” en todas
las actividades salvo en aquellas que implican la exposición a las situaciones temidas.
Por su parte el niño deprimido presenta un patrón constante en todas las situaciones
caracterizado por escaso interés y capacidad de disfrutar así como apatía, irritabilidad,
pérdida de energía, sentimientos de inutilidad, etc... Aunque ambos conceptos se
solapan, conviene tener claro los límites de cada uno de ellos, sin olvidar que un niño
tímido, que sufre en exceso, puede convertirse en un niño deprimido.
Según estudios recientes se extrae una conclusión paradójica acerca de los niveles de
población tímida en la actualidad. Los datos apuntan a un aumento de la timidez
autoinformada (se refiere a presentar alguna o algunas conductas tímidas) pasando del
40 al 50% en población general. Como explicación a este hecho se señalan las
peculiaridades del nuevo contexto social de indiferencia hacia los otros y la escasa
prioridad que se da en la escuela a la enseñanza del aprendizaje del complejo entramado
de habilidades necesarias para ser competente socialmente.
Otro factor fundamental es el auge de nuevas tecnologías (internet, chat, etc...) que
potencian el uso de medios comunicativos no presenciales y, por tanto, reduciendo la
interacción “cara a cara” y la pérdida de los elementos paralingüísticos y no verbales.
Según un trabajo efectuado en nuestro país (Monjas, 1.992, 1.997) con niños de
Educación Infantil, Primaria y Secundaria se concluye que:
Finalmente apuntar que la timidez está más presente en la población femenina pero, a
su vez, es también mejor aceptada que en el caso de los niños. El comportamiento
vergonzoso femenino es asumido por gran parte de la población como una conducta no
tan sólo no dañina para la propia mujer sino positiva en el sentido de formar parte de
ciertas conductas como las del flirteo entre otras. Ello tiene mucho que ver con el
mantenimiento de ciertos roles tradicionales de hombre y mujer.
Pese a que desde la psicología se han apuntado diferentes modelos teóricos para tratar
de explicar la timidez, no hay datos concluyentes al respecto y se asume que cada uno
de ellos nos aporta un poco de luz. Por tanto, todos los elementos expuestos a
continuación pueden formar parte en mayor o menor grado, según el caso y la edad del
niño de la génesis de la timidez.
a) La Genética
Hay también estudios que demuestran que el grado de timidez está inversamente
relacionado con el grado de sociabilidad de las madres.
Si bien parece establecerse un cierto apoyo a las teorías de transmisión hereditaria, hay
que apuntar que a medida que pasa el tiempo los resultados son menos consistentes al
entrar en acción las variables ambientales.
b) Factores ambientales
Muchos son los factores externos que pueden propiciar conductas tímidas en los niños.
Más que el factor en sí mismo cabe entender como lo percibe y siente el niño para
entender la clave del problema. Muchos niños, ante situaciones que le superan, aprenden
como modo de defensa el no involucrarse en nada.
Cualquier hecho que el niño perciba como amenazante, estresante o desagradable para
él, su familia o entorno más inmediato es susceptible de provocar la inhibición de
algunos niños. La identificación de estos factores de riesgo es importante para establecer
las adecuadas medidas correctoras.
Cuando los lazos afectivos no están bien establecidos ya sea por falta de tiempo, calidad
de la relación, distanciamiento físico o abandono del bebé estamos creando las bases
para un niño inseguro.
e) El Aprendizaje
2- La de interferencia
-La primera explica los problemas de los niños tímidos por el hecho de no tener las
habilidades sociales necesarias para iniciar o mantener relaciones sociales.
-La segunda afirma que el sujeto puede disponer de las habilidades necesarias, lo que
ocurre es que no las pone en práctica debido a factores emocionales. Por ejemplo, un
niño puede ser capaz de saber lo que le tiene que decir a una compañera o compañero
para que juegue con él, sin embargo, puede no ponerse en marcha debido al temor de
una negativa.
f) Otros Factores
6- Evaluación de la timidez
b) La Observación direrecta
Los informes de iguales nos proporcionan una fuente de datos muy importante, sin
embargo, debemos complementarlos con la información mediante la observación directa.
Las situaciones o interacciones explicadas por las propias personas del grupo observado
pueden introducir voluntaria o inconscientemente determinados sesgos en sus
apreciaciones. Es por ello que la recogida de información directa debe ir orientada a
contrastar y complementar la información recabada por otros medios.
c) Autoinformes
Cuando se trata de niños pequeños debemos ser muy cautos con este tipo de
información ya que puede presentar distorsiones o sesgos derivados de su capacidad
para autoinformar. Pese a todo pueden aportar datos relevantes.
García y G. Musitu
d) Otras Pruebas:
En el caso de los niños tímidos pueden ser de gran utilidad las diferentes pruebas
proyectivas: Test de la familia, test figura humana, árbol.
7- Intervención psicológica
El primer paso para trazar las líneas maestras de intervención en la timidez es efectuar
una evaluación exhaustiva, intentando dar respuesta a cuales son las causas de la
misma y en qué situaciones se producen.
1- Aumentar las conductas de interacción con los iguales (compañeros) u otras personas.
5- Mejorar su autoestima.
1- Entrenamiento en Autoinstrucciones.
2- Desensibilización sistemática.
etc...
4- Práctica (en vivo o en imaginación). Ejercicios Rol-playing.
6- Cuando hay ansiedad anticipatoria y según edad del niño pueden incluirse también
técnicas de intención paradójica (darle permiso para que piense en una situación y
experimente mucha verguenza...)
7- Terapia racional-emotiva.
8- Reestructuración cognitiva.
Con niños funciona muy bien, si hay posibilidad, de utilizar un colaborador de su misma
edad (puede ser un familiar o amigo próximo) para que le acompañe en ciertas
situaciones y le pueda servir de apoyo y modelo (bajo supervisión).
6- Tratar el problema con naturalidad sin que vea en los padres una
preocupación excesiva, eso podría suponer una carga adicional.
10- La timidez en niños debe ser contemplada dentro del curso evolutivo
de los mismos. Hay etapas en las que el ser humano está más
predispuesto (adolescencia) y se hace más evidente. Normalmente el
que ha nacido tímido lo será toda la vida, sin embargo, con el
aprendizaje de ciertas herramientas psicológicas, podrá ser más
eficiente en sus relaciones interpersonales y, por tanto, gozar de una
mejor salud emocional.
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La Modificación de Conducta
Viernes 06 de Julio de 2018
La Psicología, por fin, podía constituirse en una disciplina experimental donde su objeto
de estudio, la conducta, podría ser cuantificada, observada objetivamente y manipulada
para producir igualmente cambios susceptibles de verificación.
-La base teórica en la que se sustentan los diferentes enfoques del modelo conductual,
se remontan a los estudios pioneros (a principios s.XX) de la escuela rusa a través de
autores tan relevantes como Paulov (Condicionamiento Clásico), Sechenov o Betcherev
(Reflejos) o de psicólogos experimentales como Watson o Thorndike. Sus trabajos
comprendían rigurosos estudios de experimentación animal con los que intentaban llegar
a encontrar las bases científicas para poder explicar la conducta humana.
2- El modelo concede una especial importancia a las influencias del medio como causa o
determinante de la conducta y un menor protagonismo a los factores innatos o
hereditarios, si bien no ignora, en absoluto, la posible influencia sobre la conducta de
determinados factores genéticos o constitucionales.
3- El objeto de estudio del enfoque está centrado sobre la conducta, normal o anormal,
como actividad medible o evaluable. Hay que señalar que por medible no debe
entenderse necesariamente observable, ya que algunas mediciones se efectúan sobre
variables psicofisiológicas que no son observales directamente pero sí medibles a través
de ciertos instrumentos (presión arterial, resistencia eléctrica, ritmo cardíaco, etc...).
-Sin duda, fue Burrhus Frederic SKINNER (1.904-1.990) quien dio un mayor impulso al
modelo conductual, a partir de los años 40-50 con su teoría del Análisis Funcional de la
Conducta, y su teoría sobre el Condicionamiento Operante, introduciendo conceptos y
términos actualmente vigentes como los de refuerzo, extinción, castigo, etc...
-El modelo apuesta por la conducta como actividad medible y cuantificable, centrando su
atención, más específicamente sobre la conducta manifiesta y relegando los procesos o
manifestaciones cognitivas (aun sin negar su existencia) por no considerarlos
susceptibles de ser estudiados experimentalmente ni apropiados para lograr uno de sus
objetivos básicos: la constitución de una ciencia de la conducta. De este modo se
sostiene que los procesos cognitivos no ejercen un efecto causal sobre la conducta, sino
que, por el contrario, son el producto de ella. La conducta humana está controlada por
las influencias exteriores del medio, si bien, también se admite la influencia de factores
genéticos o hereditarios.
-El estudio psicológico debía, pues, basarse, según Skinner en el análisis experimental de
la conducta, centrado en el estudio intensivo de casos únicos, en lugar del
establecimiento de comparaciones estadísticas entre grupos.
2- Reforzador:
3-Reforzamiento:
Consiste en presentar un reforzador positivo o eliminar un reforzador negativo,
inmediatamente después de una respuesta. Se dice que la respuesta ha sido reforzada
(ver técnica "economía de fichas").
4- Castigo:
El término castigo se refiere a una clase de situaciones en las que existe una
contingencia positiva entre la respuesta y un estímulo desagradable. Si el sujeto efectúa
la conducta recibe el estímulo aversivo. Por ejemplo, un profesor puede suspender a un
alumno por un mal examen o una madre reñir a su hijo pequeño por correr por la calle.
Todas estas consecuencias negativas y contingentes a la aparición de la conducta no
deseada tienden a reducirlas.
El castigo, pues, se produce por la aparición contingente a la conducta no deseada de un
estímulo aversivo (reprimenda, suspenso, expulsión, etc...), pero también puede
aplicarse mediante la retirada de un reforzador positivo (ver "coste de la respuesta"). Así
a un niño se le puede castigar dejándole sin poder hacer alguna actividad de su interés
(salida con amigos, juegos ordenador, etc...). Este último sistema siempre es más
aconsejable.
La Sobrecorrección.
Consiste en pedir a un individuo no sólo que rectifique lo que ha hecho mal, sino que
corrija los efectos de la falta. Por ejemplo un niño que se ha metido algo inadecuado en
la boca, se le puede pedir que saque el objeto y, además, que se lave la boca con algún
antiséptico. En situación de aula, si un niño presenta una conducta disruptiva de
lanzamientos de objetos deberá, después de haber recogido los mismos, ordenar la clase
según criterio del maestro. La idea general es que el coste del acto disruptivo vaya más
allá de la simple reposición del daño hecho.
5-Moldeamiento e imitación:
Con estas técnicas podemos propiciar también, el aprendizaje de una nueva secuencia de
conductas a partir de la imitación de un modelo.
6-Extinción:
Se trata del método operante más utilizado para disminuir la conducta. Consiste en
disminuir la probabilidad de una respuesta reforzada dejándola de reforzar. En primer
lugar deberemos determinar qué es lo que está reforzando la conducta objetivo (la que
queremos eliminar, rabietas, desobediencia, etc...) y seguidamente eliminar ese
reforzamiento. Si dejamos de prestar atención (refuerzo) a una conducta disruptiva
(rabietas, llantos...) es probable que disminuyamos la frecuencia e intensidad de la
misma (ver técnica del "tiempo fuera"). En muchas ocasiones nos encontramos con
conductas realmente extrañas que se mantienen debido a que consiguen captar la
atención de los demás y resultan extraordinariamente reforzantes para el individuo que
las realiza. Esto puede ser especialmente notorio en niños que presentan discapacidades
cognitivas de lenguaje o comunicación que les lleva a desarrollar sistemas inadecuados y
alternativos de de interacción con los demás que se ven reforzados por la atención que
se les presta.
Además de reducir la conducta, la extinción tiene varios efectos importantes que hay que
tener en cuenta:
1-La conducta que está sometida a extinción puede aumentar en intensidad, frecuencia y
duración al principio del proceso (justo cuando procedemos a la retirada del reforzador)
y antes de empezar a disminuir. De esta forma las pataletas pueden hacerse más
violentas, frecuentes y duraderas el inicio de la extinción.
7-Generalización:
Muchas conductas se empiezan a reforzar para lograr su instauración o eliminación, pero
ello supone añadir unas contingencias artificiales (suministrar o retirar fichas, o premios)
en situaciones controladas. Con la generalización lo que se pretende es que las
conductas inicialmente reforzadas se trasladen al ambiente natural y que sean
mantenidas por los propios reforzadores naturales. Por ejemplo, un niño puede ser
reforzado con fichas, en un primer momento, por comportarse bien en clase;
posteriormente es de esperar que ese buen comportamiento repercuta en la calidad de la
relación con sus compañeros o profesores y ello constituya refuerzo natural suficiente
para seguir manteniendo dichas conductas sin necesidad de mantener los refuerzos
"artificiales". Afirmamos entonces que se ha producido la Generalización.
El Modelo Cognitivo-Conductual
Hoy en día, el modelo conductual ha evolucionado hacia un modelo integrado en el que
conducta y cognición han equiparado prácticamente su estatus y asumen su papel de
agentes causales recíprocos entre sí. Por tanto, los primeros modelos más radicales
(conductismo) en los que la conducta manifiesta era el elemento principal de estudio han
quedado relegados.
-Por terapia breve se entienden aquellas que se sitúan alrededor de las 15 sesiones.
Sin embargo, hay que matizar que hay ciertas terapias dentro del modelo conductual
como las terapias cognitivas de los trastornos de personalidad que suelen necesitar más
sesiones.
Las sesiones son de 1 hora por término medio a excepción de las sesiones iniciales que
pueden prolongarse un poco más (90').
Otras características:
1-Son activas en cuanto se supone que el paciente tiene que hacer algo respecto a la
postura de que algo ocurre en ellos.
2-Se centran en el problema como objetivo a resolver sin suponer la necesidad de otros
cambios "estructurales".
5-Finalmente, el cliente de una terapia psicológica puede ser un individuo, una pareja,
una familia o un grupo
1- Introducción
2- La Retirada de Atención
3- La Técnica del "Tiempo Fuera"
4- Economía de Fichas - Coste de la respuesta
5- La Intención Paradójica
1- Introducción
A modo de ejemplo podemos citar su uso por parte de educadores o maestros dentro de
la clase. Es evidente que delante un colectivo numeroso de niños, el maestro necesita
pautas de actuación concreta delante de episodios de desobediencia, agresividad, etc. En
esos momentos no hay tiempo para un análisis pormenorizado de las circunstancias de
cada niño y se imponen medidas concretas. Es aquí donde las técnicas conductuales
cobran mayor importancia.
-Destacar también que hay que conceptualizarlas como herramientas puntuales (para su
uso por parte de maestros, educadores o padres en situaciones concretas) pero que a
nivel de intervención psicológica el uso de dichas técnicas debe ser complementada con
un análisis más detallado del caso en la que se incluyan todos los factores de riesgo para
su debido tratamiento psicológico.
Recordemos que, ante conductas más severas, persistentes y/o con presencia
de agresividad, éstas técnicas no deben ser aplicadas sin la evaluación previa
de un profesional de la salud infantil.
2- Retirada de la Atención
Sinceramente creo que se trata de una de las técnicas más eficaces para el control de la
conducta infantil, en especial, para aquellas conductas que se manifiestan con rabietas,
pataletas, lloros, pero sin manifestaciones agresivas.
La técnica no puede ser más sencilla en su concepción: Se trata de que, ante las
manifestaciones de gritos, rabietas u otros, dejemos automáticamente de prestar
atención al niño. Este modo de actuar se justifica bajo la hipótesis de que el niño efectúa
tales manifestaciones para reivindicar ciertas demandas o llamar la atención del adulto.
El niño puede estar acostumbrado a conseguir lo que desea mediante este
comportamiento (refuerzo positivo). Así, puede haber aprendido que si efectúa cualquier
petición acompañada de lloros o pataletas, la atención de los padres es mucho mayor y
es atendido antes en sus peticiones. Esto llega a convertirse en un hábito, en un circulo
vicioso que crea malestar en la familia.
Antes de poner en marcha esta técnica, hay que analizar la situación con tranquilidad y
verificar que se está produciendo realmente la conducta del niño por la supuesta
demanda de atención. Para ello podemos valorar como reaccionamos nosotros ante la
demanda, en qué momentos sucede y qué es lo que ocurre. ¿Le presta la atención y el
tiempo que necesita el niño? ¿Normalmente cede ante sus demandas? ¿Se dirige con
frecuencia a él cuando se porta "bien" para decírselo y premiarlo o sólo lo hace cuando lo
castiga? Los episodios de rabietas, desobediencia, etc, son, en gran medida aprendidos
(ver causas de los problemas de conducta), y, por tanto, podemos efectuar un
desaprendizaje.
Esta técnica no es aplicable en conductas que cursen con fuerte agresividad verbal o
física, con episodios de lanzamientos de objetos o, en general, para aquellos
comportamientos que signifiquen peligro potencial para el niño u otros. En estos casos
consulte siempre a un especialista antes de actuar.
Para utilizar la técnica debemos tener claros los objetivos y el método que debemos
utilizar:
En niños pequeños, si hay peligro de que se escape y está en vías públicas puede ser
necesario retenerlo físicamente. En estos casos, si opta por retenerlo, concéntrese sólo
en ejercer la fuerza necesaria para evitar su huida pero mantenga (aunque entiendo que
es una situación comprometida) toda la tranquilidad posible, es importante que el niño
no vea al adulto alterado emocionalmente, debemos transmitirle una sensación de que
tenemos el control de la situación y que con su actitud no va a conseguir nada. Siga sin
dirigirle palabra y espere a que la situación se calme. Diríjale toda la atención cuando el
niño se tranquilice.
Una vez calmado puede entonces intentar explicarle (si el niño tiene suficiente capacidad
de comprensión verbal), y sin recriminaciones, lo que ha sucedido en tono calmado.
La idea no es transmitirle: "Te has portado mal, te desprecio y paso de ti", sino:
"Puedes conseguir algunas cosas si lo pides de otra forma".
3- Una vez que la conducta empiece a bajar de tono puede progresivamente prestarle
atención de nuevo.
4- Se trata de una técnica que produce efectos de mejoría de forma progresiva. Nos
llevará cierto tiempo (dependiendo de las variables propias del niño y su entorno) el
conseguir resultados claros.
RECUERDE QUÉ:
1- Estamos utilizando técnicas para conseguir que el niño desaprenda hábitos mal
adquiridos y este proceso llevará un tiempo. Paralelamente debemos trabajar y potenciar
las conductas alternativas que nos interesa que el niño utilice. Insistimos en que los
padres intenten mantener la calma ya que el niño va interiorizando estos estados
emocionales. Si la respuesta a sus malas conductas es sólo más ruido y reproches fuera
de tono, es muy probable que esto nos venga devuelto al ir el niño interiorizando estos
patrones.
Hay una creencia extendida de que ciertas conductas infantiles son propias de la edad y
que con el tiempo tienden a desaparecer. Ciertamente, así puede suceder en muchos
casos. Sin embargo, es muy arriesgado pasar por alto ciertos comportamientos con la
esperanza de que el tiempo lo mejorará. Una intervención en la etapa infantil, no hecha
a tiempo, puede suponer la consolidación, perpetuación y agravamiento del problema en
la adolescencia. Las normas, valores y referentes deben construirse desde la temprana
infancia. Es una irresponsabilidad dejarlo en manos del futuro para evitarnos los costes
del presente.
Delante episodios de lloros, rabietas o travesuras más subidas de tono (por ejemplo,
cuando se produce el descontrol), puede utilizarse la técnica de "tiempo fuera", en el que
el niño se le retira físicamente del espacio actual para trasladarlo a su habitación u otro
lugar, por un breve espacio de tiempo. También pueden ser los padres los que se retiran
del lugar donde esté el niño (cuando es posible, p.e. en el comedor de la casa).
4- No permita que salga antes de tiempo del lugar de aislamiento. Si lo hace adviértale
de consecuencias más negativas como que deberá estar más rato en esta situación.
6- Si cuando lo vamos a buscar nos vuelve a regalar con conductas inadecuadas, hay
que advertirle que si quiere salir deberá estar al menos 15 segundos sin efectuarlas.
Manténgase firme en la decisión. Si pasa la prueba es muy posible que los episodios
remitan, si cede aumentarán con toda probabilidad.
8- Debemos tener cuidado que esta retirada física no comporte algún tipo de beneficio
indirecto al niño. Por ejemplo si el niño consigue dejar de estudiar o evitarse comer algo
que no le gusta, lo que haríamos es reforzar la conducta inadecuada.
Ésta técnica suele ser muy efectiva si se utiliza adecuadamente y con decisión. La
efectividad de la técnica, independientemente de que le estamos retirando la atención,
es que estamos despertando, contingentemente con la aparición de las conductas no
deseadas, uno de los "fantasmas infantiles" más presentes en la etapa infantil: la
ansiedad de separación. Aunque el niño tenga suficiente edad para saber que no será
abandonado realmente, el hecho de hacerle revivir esta ansiedad puede dispararle
interiormente ciertas alarmas. Lo que ahora puede temer no es la separación física sino
la emotiva. De tal forma que el niño corregirá su conducta actual y futura no por las
razones de los padres sino por las suyas (temor a perder el respaldo emocional de los
padres).
-Como en todas las técnicas basadas en la retirada de atención, recuerde que deben
introducirse momentos de atención hacia el niño contingentemente a la aparición de
conductas deseadas. El refuerzo verbal y físico (halagos, abrazos, manifestación de
alegría, entrega de algún premio, etc.).
4- Ecomía de fichas. Coste de la respuesta
No nos ayuda nada que el niño obtenga regalos o juguetes de forma fácil pese a que
presenta comportamientos disruptivos o desobedientes. Formando parte de un
tratamiento más global, la técnica de denominada de "economía de fichas" suele
funcionar muy bien para regular los refuerzos que recibe el niño. Para obtener un premio
(juguete, salida a parque temático, excursión, etc...) deberá efectuar una serie de
conductas deseadas (o dejar de hacer otras) que deben concretarse (portarse bien,
obedecer, estudiar, ordenar sus cosas, etc...).
1- Dichos premios deben estar pactados de antemano, ser claros y atractivos para el
niño. Busque realmente cosas que le gusten (no sirve pretender que se gane algo que
necesita, por ejemplo, unos nuevos lápices para el colegio).
3- En el caso de niños hiperactivos tenga en cuenta que hay especial dificultad para
posponer las cosas. En todos estos casos, si se entrega una ficha como reforzador, ésta
podrá ser intercambiada (al menos al principio) inmediatamente por algún objeto de su
deseo (pequeño juguete, golosinas, etc...). Deberá procederse de igual modo con niños
que presenten discapacidad intelectual.
4-Es importante que se cree una lista o cartel donde se puedan visualizar el estado de
los puntos obtenidos y los que le faltan para llegar al premio, cuando éste se demora
según el plan establecido. En caso de la aparición de mala conducta puede también
utilizarse la retirada de alguno de los puntos (coste de la respuesta).
-Estas técnicas suelen ser muy efectivas para el control de las conductas tanto en el
ámbito familiar como en el escolar. No se trata de que el niño aprenda a funcionar
siempre a base de premios sino de darle, al principio, motivos para iniciar un cambio en
sus conductas. Lo que se espera en el futuro es que las conductas adecuadas se
mantengan no por los premios sino por lo que llamamos "reforzadores naturales". Por
ejemplo, un niño puede empezar a no efectuar determinadas conductas disruptivas por
ganarse el premio, pero este cambio de comportamiento puede hacer que funcione
mejor con sus amigos y esto convertirse a medio plazo en un reforzador más potente
que el premio inicial. Las conductas pasan a ser controladas por las consecuencias
positivas que se generan en su entorno.
Pulsar aquí para ver la Economía de Fichas aplicada en el aula
5- La intención paradójica
-Es una técnica que bien utilizada puede tener un efecto fulminante sobre la conducta
que queremos cortar. Explicado en pocas palabras se trataría de pedrirle al niño o al
alumno que haga aquello que precisamente queremos evitar. Imaginemos una situación
en un aula donde un niño se niega sistematicamente a efectuar cualquier actividad
escolar. El niño cada día entra en una dinámica de provocación hacia al maestro,
sometiéndolo a una dura prueba de paciencia.
¿Qué ocurriría si un día el maestro le dice: "Hoy quiero que no hagas nada, te voy a dar
permiso para que estés todo el tiempo sin hacer ninguna actividad. No quiero ni que me
escuches. Sólo debes permanecer callado y sin hacer ruido en tu sitio".
-Unas instrucciones de este tipo pueden crear en el niño una situación de perplejidad,
aunque al principio pueda vivirlo de forma gratificante. El hecho de que se inviertan los
roles, es decir, siempre la desobediencia se producia para dejar de hacer la actividad
concreta. Ahora para no hacer la actividad debo de obedecer las instrucciones, con lo
cual el niño pasa a perder su papel de desobediente.
Para este día podemos planificar unas actividades gratificantes para el resto de los niños
y en las que no podrá participar el niño que tenemos bajo las instrucciones de "no hacer
nada". Debemos procurar que se aburra lo máximo posible e incluso si interviene en
alguna atividad recordarle que él no puede hacer nada ese día.
Con esta actuación es de esperar que el niño haga un cambio de planteamientos y que
sus conductas negativistas en el aula disminuyan.
Evidentemente la técnica tiene sus limitaciones y debe valorarse antes su idoneidad
según el perfil del niño. Suele funcionar bien en niños de entornos problemáticos pero
con un perfil cognitivo normal.
Para conocer con más detalle esta técnica y sus aplicaciones puede visitar las siguientes
páginas:
1- Introducción
2- Las diferentes técnicas de Modificación de Conducta en la escuela:
a) La Economía de Fichas en clase
b) El Principio de Premack
c) Las estrategias paradójicas
d) Los métodos operantes
1- Introducción
Numerosas son las consultas que recibimos acerca de las multiproblemáticas
conductuales que se dan diariamente en nuestras aulas. El maestro o educador con
frecuencia se siente sólo ante grupos de alumnos que colectiva o individualmente pueden
presentar conductas disruptivas y arrastrar a otros. Pese a que las escuelas suelen
disponer de equipos multidisciplinares de asesoramiento e intervención, se hace
necesario dotar a los docentes de herramientas prácticas, inmediatas, centradas en el
aquí y ahora, para optimizar su trabajo y afrontar con mayor éxito el reto diario que
supone intentar educar en la sociedad actual.
Insistimos en que no se trata de que el maestro haga de psicólogo sino que aproveche
algunas de las herramientas de que dispone la Psicología de Modificación de la Conducta
y ensanche su propio repertorio de estrategias para aplicarlas en clase si lo cree
necesario.
Muchas de las técnicas que se exponen ya son ampliamente utilizadas y, de hecho,
muchos profesores disponen de gran experiencia al respecto.
Debemos recordar, pero, que cada docente o profesional debe valorar en función de las
peculiaridades de su alumnado, colegio u otras circunstancias la idoneidad de su
aplicación o la adaptación de las mismas. En esta página sólo se exponen sugerencias
generales.
Su uso es
muy
extendido,
en especial,
en
población
infantil y
también en
Educación
Especial. Se
utiliza para
el control de
la conducta
en grupos y
prevenir
episodios
disruptivos.
Puede
utilizarse en
casos de
desobedienc
ia,
hiperactivid
ad, déficit
atencional,
baja
motivación,
negativismo
, etc...
Basado en
un principio
muy simple
pero con
ámplio
soporte
experimental
. Se utiliza
principalmen
te en
alumnos de
escuela
ordinaria
para
fomentar las
conductas
positivas.
Puede
también
adaptarse
para su uso
en educación
especial.
Basados en
los
principios
originales
de la
Intención
Paradójica,
se describen
algunas
estrategias
que pueden
aplicarse en
distintas
situaciones
y trastornos
Estrategia paradójica: Ámbito de
aplicación:
conductuale
s. Bien
aplicadas
resultan de
gran
utilidad
para romper
conductas
disruptivas
muy
cronificadas
o cuando
otras
técnicas
más al uso
se han
mostrado
insuficiente
s.
No se
trata de
una
sola
técnica
sino de
un
conjunt
o de
estrate
gias
usadas
por
separad
oo
combin
ando
varias
de
ellas.
Se
utiliza
amplia
mente
en
modifi
cación
de
conduc
ta en
todos
los
niveles
de
edad y
trastorn
os.
Trata
de
control
ar la
agresiv
Estrategia paradójica: Ámbito de
aplicación:
idad,
rabieta
s,
conduc
tas
específ
icas
inadec
uadas,
trastorn
os
aprendi
zaje,
etc...
Con las
debidas
adaptac
iones
se
utiliza
tambié
n en
poblaci
ón
juvenil
tanto
en la
escuela
ordinar
ia
como
en
centros
de
educaci
ón
especia
l.
1- Introducción.
2- Algunas de sus formas:
a) El niño desobediente
b) El niño de las Rabietas
c) El niño negativista
3- Su origen: ¿Por qué un niño se porta mal?
a) El control de las consecuencias.
b) Características de los padres: Estilos educativos.
c) Características de los niños: Temperamento.
d)Factores externos: Vínculos afectivos, modelos, nivel socio-cultural.
4- Resumen y pautas de actuación
5- Orientaciones para el control de la conducta infantil
1-INTRODUCCIÓN
-La desobediencia, las rabietas, el negativismo, etc..., constituyen parte de los trastornos
de conducta más habituales durante la infancia. Estos problemas pueden resultar muy
perturbadores para los padres dado que suelen suponer un desafío a su autoridad y
control, llegándose a establecer un vínculo relacional coercitivo con los hijos. Estos
problemas, lamentablemente, parecen ir al alza, incrementándose su magnitud,
frecuencia y lo que es más significativo: la edad de inicio cada vez es más temprana. El
conocido Síndrome del Emperador describe aquellos niños que se constituyen como
verdaderos tiranos en su relación con los padres. Son exigentes, intolerantes y pueden
llegar hasta la agresión si se les contraría en sus demandas. Son niños que no admiten el
no. Algunas explicaciones alegan al hecho de que son incapaces de sentir las emociones,
otros a factores genéticos, por último hay quien alega la educación recibida. La
explicación más sensata es que cada uno de estos factores es sólo parte del problema y
que todos ellos en interacción con más o menos peso específico, según el caso, están
determinando la conducta actual.
-Según Javier Urra (Psicólogo de la Fiscalía de Menores de Madrid y autor del libro "El
pequeño dictador"), "si tienes un niño pequeño que hace lo que quiere, que piensa que
todos a su alrededor son unos satélites, que a los dos años no ayuda a recoger los
juguetes, que jamás se pone en el lugar del otro, aprende que la vida es así y la madre
es una bayeta que sirve para ir detrás de él. Si eso no se frena, cuando tiene 16 o 17
años se desborda: exige mucho dinero y cuando la madre un día le dice no, no lo tolera.
Lleva 17 años oyendo que sí a todo. ¿Cómo que no?, dice. Entonces la empuja contra la
pared, le tira la comida a la cara, la amenaza".
-Hoy en día y gracias a los avances de la genética sabemos que, en casos concretos, los
episodios de conductas disruptivas son consecuencia de un trastorno genético
subyacente (p.e. Síndrome X Frágil) y no siempre todo puede explicarse en términos
de educación. Es habitual también encontrar niños especialmente agresivos entre el
colectivo que a sufrido carencias afectivas en la infancia y han crecido sin la presencia de
sus padres o unos modelos de referencia adecuados.
Pese a ello, una adecuada educación temprana, puede influir en gran medida en la
expresión final de esta conducta. Niños que presentan un escasa empatía o reciprocidad
emocional hacia otras personas pueden ser adiestrados en técnicas de autocontrol y
mejorar su repertorio violento.
-En esta página vamos a analizar algunos problemas de conducta que pueden iniciarse
en la Infancia durante el ciclo evolutivo "normal". Para trastornos de la conducta
específicos (Hiperactividad, etc...) pueden visitar nuestra Área Clínica(Trastornos de
Conducta).
2- DESOBEDIENCIA, NEGATIVISMO,
RABIETAS
a) El niño desobediente
Para tener un mayor control sobre el comportamiento, es muy importante que los
padres y otros familiares cercanos (abuelos, hermanos mayores, etc...) actúen de
igual forma ante las demandas excesivas del niño. La complicidad y perseverancia
de los padres en su interacción con el niño es esencial para su control.
c) El niño negativista
-Entendemos como tal aquel tipo de niño que muestra una oposición activa pero
no agresiva. Sería el niño que "siempre dice no". Probablemente el negativismo
sea una forma segura de llamar y mantener la atención de los otros sobre uno
mismo. Una de las posibles causas de tal comportamiento, reside en el hecho de
que el niño ha aprendido a que negándose a colaborar o a obedecer ordenes
puede evitar la realización de tareas que no son de su agrado. El niño se da
cuenta de que sólo se trata de ser más perseverante en su conducta
(negativismo) que los mayores. Al igual que sucedía con el "niño de las rabietas"
el resultado de su conducta (el librarse de hacer aquello que no le gusta) no hace
más que reforzar dicho comportamiento, aumentando su probabilidad de
ocurrencia y por tanto la cronificación del problema.
-Muchos padres dan por sentado que su hijo ha nacido así : "que le vamos a hacer..." e
incluso son capaces de establecer paralelismo con otros miembros de su familia : "ha
salido como su abuelo...". Todo ello parece denotar la sensación de impotencia para
controlar la conducta por parte de los padres, situando el origen del problema en
factores externos a ellos mismos . Lo que ignoran es que, habitualmente, conductas
como la desobediencia están fuertemente controladas por varias variables de las que no
son ajenas los propios padres.
-Una de las variables más importantes son las consecuencias que tiene para el niño
la ejecución de una determinada conducta. Patterson (1.982,1.986) desarrolló lo
que denominó "hipótesis de coerción" y que ilustra perfectamente este punto. El autor
explica que algunas conductas como el llorar, gritar, patalear, etc.., son conductas
instintivas en el recién nacido. En esta primera etapa dichas conductas tendrían un valor
de supervivencia, ya que el bebé puede controlar la conducta de su madre en vistas a
poder satisfacer sus necesidades más vitales (comida, calor..). De esta forma, si llora, la
madre acudirá. Cuando va creciendo, el niño va sustituyendo estas conductas
rudimentarias por nuevas habilidades de comunicación (p.e.: expresar verbalmente la
petición). Sin embargo en determinadas circunstancias, los padres pueden favorecer que
el niño siga utilizando las estrategias rudimentarias de la primera infancia (rabietas,
gritos, lloros...) como forma para controlar el comportamiento de la madre, en lugar de
utilizar conductas más adecuadas. Es el caso de cuando los padres en vez de prestar la
debida atención a las conductas adecuadas a la edad del niño (mediante alabanzas o
premios) sólo parecen reaccionar y atenderle cuando éste expresa su demanda en forma
de rabieta o pataleta, momento en el que la madre acude presta y normalmente cede
ante sus exigencias. El hecho de atender rápidamente sólo a este tipo de
comportamiento hace que estas conductas coercitivas de control, por parte del niño, se
mantengan y perpetúen.
-Dentro de este capitulo se incluirían las diferentes habilidades de los padres tales como
su nivel de comunicación, de control o forma de solucionar problemas. Hoy en día, uno
de los peores enemigos a la hora de establecer un buen vínculo afectivo (vínculo de
apego) con los hijos es la poca disponibilidad de tiempo por parte de los padres. Las
jornadas de trabajo, normalmente ocupan a ambos padres todo el día, ello puede
repercutir negativamente tanto en la cantidad como en la calidad de la interacción
padres-hijos tan necesaria a lo largo de todo el desarrollo del niño. Un escaso tiempo de
dedicación determina en algunos niños la aparición de conductas no adecuadas, de
desobediencia o incluso somáticas (dolores, enfermedades sin causa orgánica aparente).
Cada niño es diferente y sus necesidades de atención por parte de los padres pueden
variar de unos a otros, es por ello que no pueden establecerse pautas generales para
todos. Sin embargo, la aparición de conductas problemáticas es un síntoma inequívoco
que debe ponernos en guardia y hacernos más sensibles hacia las posibles demandas
afectivas que reclama el niño y no satisfacemos.
-Otro factor importante a tener en cuenta son los estilos educativos de los padres. Hoy
sabemos que los padres que combinan el afecto emocional alto hacia los hijos, pero
también su control, son los que obtienen los mejores resultados en cuanto al
funcionamiento afectivo e intelectual de sus hijos con un mínimo de problemas de
conducta. Este estilo educativo denominado "democrático" y considerado como el
óptimo, según algunos estudios, se caracteriza por que el niño se siente amado y
aceptado, pero también comprende la necesidad de las reglas de conducta y las
opiniones o creencias que sus padres consideran que han de seguirse. Como padres
debemos saber ser generosos pero, a la vez, es imprescindible establecer limites claros a
las conductas y demandas de nuestros hijos. Si así no se hace, las demandas
aumentarán y la percepción del niño será de que tiene el control sobre nosotros y que
sus solicitudes son derechos reales a los que no tiene por qué renunciar.
-Los modelos basados en una autoridad inflexible o los excesivamente permisivos, han
demostrado ser menos adecuados y eficientes en el establecimiento de vínculos
afecticvos adecuados, así como en la aparición de conductas disruptivas.
-Factores como el temperamento parecen ser también muy relevantes. A pesar de que la
personalidad del bebé no presenta todavía muchos de los componentes que son
evidentes más tarde (como creencias, actitudes, etc..) sí está presente en forma de
expresividad emotiva y de sus reacciones ante la estimulación del entorno. Ante una
misma actividad o juego (p.e : subirse a un columpio) un bebé puede reaccionar
gritando de alegría mientras otro reacciona de forma más tranquila o incluso llorando. En
la base se estas diferencias individuales estaría el temperamento particular que conforma
la personalidad temprana del bebé.
Algunos estudios (NYLS-Thomas et al.1.968) catalogaron a algunos niños de su estudio,
relativa a la primera infancia, como "difíciles", presentando este grupo mayor número de
problemas-conducta que otros bebés clasificados en otras categorías. La genética tiene
mucho a decir ya en estas primeras etapas. La observación de conductas disruptivas o
anormales en la primera infancia podría ser síntoma de la presencia de algún trastorno
de base genética y, por tanto, susceptible de evaluación por parte de un profesional de la
salud.
-En definitiva, es preciso tener en cuenta, que los problemas de conducta que presentan
los niños son el resultado de una multiplicidad de factores que es necesario evaluar y
tratar para corregir.
-En último lugar, destacar que ejercen una particular influencia en las conductas de
nuestros hijos factores externos al propio niño como pueden ser :
Para una buena progresión emocional-conductual del niño, es muy positivo que los
padres, no tanto no tengan trastornos emocionales, sino que el niño no los perciba de
forma angustiosa. Esto puede resultar difícil en caso de situaciones de maltrato o
separaciones traumáticas. Sabemos que existe una alta correlación entre madres
deprimidas y trastornos de conducta en los hijos.
Los problemas de conducta no son patrimonio de ninguna clase social. Se dan en todas
ellas. Es evidente que un nivel cultural muy bajo unido a una situación de precariedad
laboral y económica es un sustrato muy fuerte para generar conductas no deseadas y
que pueden desembocar en la delincuencia. Sin embargo, estamos asistiendo a la
aparición de conductas delictivas e incluso criminales en sectores de población joven de
clase acomodada.
d) Los Modelos.
Hasta que no está cercana la adolescencia, los principales modelos a seguir, en todas sus
facetas, suelen ser los propios padres o hermanos mayores. De nada servirá que le
digamos que se comporte de una determinada manera, si los modelos que tiene a su
alrededor no son coherentes con lo que le pedimos. Sabemos de la impotencia de
muchos centros escolares, que hacen una labor educativa impecable pero que su labor
no se ve complementada por los modelos familiares. Otro modelo a valorar es el que
ofrecen los medios como la Tv., Internet, Videojuegos, etc....
Hay todavía un gran debate acerca de la influencia de ciertos programas violentos sobre
la conducta de los niños. Las conclusiones apuntan en el sentido de que no puede
establecerse relación directa causa-efecto. El factor realmente importante es el entorno
donde el niño ve estos contenidos. Si éste es ya conflictivo (familias desestructuradas,
presencia de malos tratos, entorno marginal, amigos violentos, etc...) sí que puede tener
una repercusión en la magnitud o frecuencia de las conductas inadecuadas. No sucedería
en el caso de que un contenido violento se produjera en un entorno estable, controlado
por los padres, y en el que los niños pueden perfectamente discriminar entre ficción o
realidad.
Paralelamente a los cambios de vinculación en las relaciones de los adultos, los padres
han ido incorporando cierta simetría en la educación de sus hijos y en aplicar la
disciplina. Ha ido creciendo cierta idealización de los estilos democráticos. Sin duda, este
estilo, basado en el saber escuchar y ser equitativo en la toma de decisiones, con
frecuencia se ha mal interpretado y ha supuesto en la práctica un fracaso.
Seguir este enlace para conocer más
El rompimiento de los lazos afectivos es siempre doloroso y se vive con cierta angustia
por parte de la pareja que ha compartido parte de su vida y que ahora ve roto el
proyecto común. Pese a ello, las principales víctimas de todo proceso de ruptura son los
hijos, en especial, los más pequeños.
Es habitual la aparición de ciertas conductas desadaptadas en los hijos cuando se
produce la ruptura de los padres.
Más información
4- Niños adoptados
Al igual que sucede con la mayoría de los niños, cualquier hijo adoptado presenta una
serie de características cognitivas, intelectuales y emocionales que son consecuencia
directa de una serie de factores tantos internos como externos, algunos de ellos fuera de
nuestro control. Otros perfectamente conocidos y controlables.
Debemos conocer las características específicas de este colectivo si queremos ser
eficientes para ayudarles.
Más información
4- RESUMEN Y PAUTAS DE ACTUACIÓN:
Está claro que no hay dos niños iguales y, por tanto, las mejores técnicas para paliar los
problemas de conducta serán aquellas que nos funcionen bien en cada caso o niño.
No tan sólo es cuestión de estar más con el niño. Préstele mayor atención cuando
efectúe las conductas adecuadas y exprésele su satisfacción verbalmente. Igualmente,
trate de no dársela cuando presente episodios de rabietas o exigencias de caprichos.
Es importante el estilo educativo de los padres. En concreto, aquel estilo que combina la
existencia de un alto grado de vinculo afectivo pero con un nivel de control sobre hábitos
y conductas adecuados. Se desaconsejan modelos totalmente autoritarios o que,
contrariamente, no desempeñen ningún control sobre sus hijos.
Hay niños con temperamentos "más difíciles" que otros y que probablemente necesitarán
estrategias de intervención a medida.
1- El problema
2- Los nuevos tiranos tienen derechos
3- Analizando algunas de las causas
4- Propuestas para mejorar
1- El Problema
Tampoco era habitual recibir padres cuyos hijos en edad infantil (en ausencia de
patología) condicionaban su vida hasta el punto que no se atrevían a salir, a pedirle, a
contrariarle, etc.
Los trastornos de la conducta en niños no tan sólo han aumentado en frecuencia, sino
que se están iniciando a edades más tempranas.
Algo estamos haciendo mal y no me refiero sólo a los estilos educativos de los padres
sino a la confluencia en el tiempo de diversos factores culturales, sociales y económicos
en base a los que se hace necesaria una reflexión en profundidad.
Una sociedad permisiva que educa a los niños en sus derechos, pero no en
sus deberes, donde se ha calado de forma equívoca el lema "no poner límites"
y "dejar hacer", abortando una correcta maduración. Para "no traumatizarles"
se les cede, permite y ofrece todo aquello que se dice no tuvieron los padres
o abuelos. Hay falta de autoridad.
Es obvio que se ha pasado de una educación de respeto, casi miedo al padre,
al profesor, al conductor del autobús, o al policía, a una falta de límites,
donde algunos jóvenes (los menos) quieren imponer su ley de la exigencia,
de la bravuconada.
Sorprende la visión que tiene algunos jóvenes de sus relaciones sexuales o de pareja.
Algunos de ellos/as ven en el otro un simple objeto de deseo material. De usar y tirar.
Donde ante el más mínimo problema no hay necesidad ni capacidad para afrontar nada.
De todo ello, se concluye algo que la mayoría de culturas humanas siempre han sabido y
aplicado, que es algo tan evidente como que los más pequeños deben recibir unos
valores y normas desde su núcleo familiar y también desde su grupo social de referencia.
Padres, familia y sociedad deben ser los modelos sobre los que los más pequeños
construyan su propia persona. Cuando tanto unos como otros se desestructuran, se
difuminan sus principios, los valores son relativos y predominan sus propios intereses
respecto a los de las demás personas, tenemos una población de jóvenes poco maduros
y instalados en el carpe diem.
Los adolescentes no están preparados para afrontar sin normas o limitaciones algunos
retos evolutivos y/o sociales sobre los que se les ha hecho creer que tienen todos los
derechos y pocas o ninguna obligación.
Veamos algunos de los derechos que, o les hemos hecho creer que tienen, o se
los han auto otorgado una parte de los niños y adolescentes actuales y que
lamentablemente han ido aumentando en número en los últimos años.
Derecho a enfadarse rápido con los demás, pero tener una baja capacidad para la
autocrítica, la autogestión y entender el punto de vista del otro.
Derecho a mantener sus privilegios sin hacer nada a cambio y estando dispuesto a
ofender o violentarse con sus propios padres o familia para mantener sus privilegios.
Hace poco un niño de 13 años me decía en consulta que ellos “tienen derechos” y que si
insultando a un maestro consigue que lo expulsen a casa y allí puede dedicarse dos días
a jugar a la Play, considera lícito este acto para defender sus intereses y/o aficiones….
Un padre me explica como después de entender que debía eliminar o limitar el tiempo de
juego en la consola de su hijo (12 años) tras una expulsión del colegio por mala
conducta, éste se le planta por la mañana en la puerta de su casa con mucha agresividad
y le dice que no le deja ir a trabajar hasta que no le devuelva los mandos y le deje
jugar….
A otro niño de (13 años) le acaban de retirar el móvil por estar permanentemente
conectado. La reacción del niño es muy agresiva y empuja a la madre escaleras abajo. El
niño cree que es una injusticia que le quiten un objeto que es suyo. Manifiesta que sus
padres no tienen derecho a robarle nada de su propiedad….
Quizás algunos sigan creyendo que con dos azotes el tema se arregla pronto pero el
problema es más complejo.
Pero veamos a nuestro criterio cuales son los factores que pueden estar propiciando y/o
manteniendo muchos de los problemas de conducta que observamos en niños y jóvenes.
Todo ello conforma un panorama totalmente nuevo que nos exige, especialmente a los
que trabajamos en la salud y bienestar de familias y niños, nuevos retos y estrategias y
armonía con los nuevos tiempos.
Valores como el esfuerzo, la honestidad, la modestia, son valores que han sido relegados
a la categoría de los que no sirven para nada en la sociedad actual. Hace poco un político
afirmaba abiertamente, hablando de la corrupción, que no creía que hubiera casi nadie,
lamentablemente, que escogiera ser honrado ante la posibilidad de ser eso o rico.
Cuando las normas no son claras y los valores en los que educamos tampoco, el
siguiente paso suele ser el rechazo a cualquier jerarquía. Esto para la población más
joven, suele ser nefasto ya que induce a un crecimiento y maduración psicológica
inadecuada.
No tan solo necesitamos recuperar valores sino que, como padres, maestros u otros
educadores, debemos intentar ser coherentes con esos principios que enseñamos. Los
niños aprenden más por lo que ven que hacen sus figuras de referencia que por lo que
nos empeñamos en razonarles.
La sobreprotección
Este es un mal muy extendido en la sociedad actual y sobre el que debemos ser
conscientes y tomar medidas.
Los escasos tiempos de relación con los hijos antes mencionados, no ayudan tampoco a
establecer vínculos emocionales sanos. El apego adecuado es una de las estructuras más
importantes en el desarrollo de un niño psicológicamente sano.
No se trata tanto de cantidad del tiempo que podemos estar con nuestros hijos sino la
calidad de ese tiempo. El juego con ellos, saber escucharles, fomentar la inteligencia
emocional, entre otros, son elementos necesarios para construir niños seguros de sí
mismos.
Considero que es uno de los elementos que más ha cambiado las generaciones actuales
respecto a cómo se relacionan entre ellos y también con el resto del mundo.
Siempre hay que recordar que cualquier tecnología, normalmente, no es buena o mala
por sí misma, sino que el carácter positivo o negativo se lo da el uso que unos u otros le
den.
Los malintencionados, los que buscan unos beneficios económicos y/o de otro tipo sin
escrúpulos morales u éticos de ningún orden, tienen en estas tecnologías, especialmente
por poder hacerlo desde el anonimato, una herramienta sofisticada para ejercer el mal.
Actualmente sabemos de aplicaciones, supuestos juegos y otros que están diseñados con
intenciones malvadas de favorecer en jóvenes conductas de riesgo, a veces, con
propósitos auto lesivos, o de fomento de conductas extremas dirigidas hacia otros o
hacia sí mismos.
Otros contenidos o información pretenden, no tan solo normalizar, sino dar carácter de
derecho inalienable el mantener relaciones sexuales de todo tipo como un acto más de
consumo y sin restricciones de ningún tipo.
4- Algunas propuestas
La solución a todo ello no pasa por el simplismo de efectuar solo más cursos de
formación o reeducación. Se hace necesario una revisión en profundidad de los
referentes sociales, las estructuras educativas y familiares.
Hace falta recuperar principios, un orden, una coherencia. No podemos seguir
trasladando a los más pequeños que pueden hacer y tener lo que les venga en gana y
que el padre o la madre no tienen ningún tipo de superioridad sobre ellos en las
decisiones.
Hay que trabajar en la línea de:
Podemos discutir cuales son los valores que debemos transmitir a nuestros hijos, pero
considero negligente el hecho de que no haya orden o reglas mínimas por parte de los
padres, maestros u otras figuras adultas.
¿Acaso podría un niño que ha crecido sin reglas y normas mínimas, llegar a la etapa
adulta sin tener serios problemas para acatar y cumplir las órdenes de su jefe en el
trabajo o en cualquier otra actividad?
Los niños necesitan una estructura coherente, previsible. Esto les ayudará a conocerse e
incluso a estar más seguros de hacia dónde quieren ir.
No hay que olvidar que las estructuras cerebrales que sustentan el “razonamiento
humano” no están del todo consolidadas hasta al menos los 20 o más años. Por tanto,
podemos esperar de nuestros jóvenes que entiendan nuestros razonamientos, pero no
tendremos ninguna certeza que los lleven a la práctica, ya que siempre podrán más las
hormonas (adolescentes) y/o la presión de grupo conjuntamente con otros factores
sociales (modas, tendencias, etc.) del momento.
Lo que hará fuertes a nuestros hijos en el futuro no es haber crecido sin normas, sino
haber aprendido a acatarlas. No es tanto la validez que puedan tener esas reglas, sino el
hecho de hacer el ejercicio de asimilar y tolerar la disciplina, que luego nos va ser muy
necesaria para no frustrarse rápidamente cuando alguien nos pida alguna cosa o la vida
no se desarrolle puntualmente como desearíamos.
Hay que incrementar los tiempos de calidad con nuestros hijos. No es tanto un problema
de cantidad sino de crear espacios donde podamos escuchar, expresar y entender las
emociones como parte importante de nuestro desarrollo como personas.
Ver:
Diario emocional
Si le pedimos que no chille, que estudie, que se esfuerce, pero nosotros mismos como
padres no hacemos nada de ello, sembramos en nuestros hijos más de lo mismo.
Según la edad del niño/a hay que regular los tiempos en las tecnologías y, en todo caso,
supeditarlas al trabajo previo (realizar deberes o trabajo en casa) y también con la
realización de actividades en el mundo real (deporte, salidas amigos, actividades
extraescolares, etc.).
Estos son los niños que se han denominados como “tiranos”. La R.A.E. define el término
tirano como la persona que abusa de su poder, superioridad o fuerza en cualquier
concepto o materia, y también, simplemente, como el que impone ese poder y
superioridad en grado extraordinario.
Los niños “tiranos”, son niños caprichosos, sin límites y que acaban imponiendo su ley en
el hogar y organizando la vida familiar, chantajeando a todo aquel que intenta pararlos.
Todo ello, si no se corta, puede llevar a una ruptura en la relación de los propios padres
o a una alteración significativa de sus estilos de vida social y de relación con otras
personas.
Los niños son niños y con ello queremos decir que su capacidad de razonamiento o de
atender explicaciones adultas de poco sirve si no se ve acompañada de unas conductas
parentales limitadoras, coherentes y constantes en el tiempo. En el caso de que no se
produzcan en el sentido adecuado, cualquier niño puede crecer desarrollando cierta
dureza emocional que empieza con un puntapié a los padres cuando le frustran en algo,
pero más adelante (adolescencia) puede convertirse en una agresión física. Todo ello nos
ha llevado a presenciar vivencias de padres que sistemáticamente son maltratados
psicológica y físicamente.
Aunque cada caso es diferente y hay que prestar especial atención a las peculiaridades y
circunstancias de cada caso, no es menos cierto de que si como padres no hacemos bien
las cosas, podemos tener en casa un perfecto tirano.
No ponga nunca límites no sea que el niño se enfade y tenga una rabieta.
Los padres deben estar siempre en desacuerdo entre ellos en la forma de establecer
consecuencias por los actos del hijo/a. Él verá enseguida que así los puede manipular
con mayor facilidad.
Tampoco deben predicar con el ejemplo. Por ejemplo, le vamos a pedir que nos diga las
cosas sin chillar, pero en casa estamos todos chillando constantemente.
Perder los nervios es también muy útil cuando no tenemos más herramientas. Gritar,
sermonear o, a veces, insultarlos o decirles que son malos, que no se les soporta, etc. es
una forma de demostrarle que tienen el control sobre nuestro estado de ánimo y esto lo
utilizarán con más frecuencia.
Hay que hacerle todo siempre: Recoger sus juguetes, preparar la ropa, material del cole,
etc. Si los deberes no están hechos se los acabamos haciendo. A la hora de comer, es
necesario que le dejemos que elija sus comida preferida no sea que no nos coma.
En casa de los abuelos u otros también debe estar muy mimado. Esto reforzará en él la
sensación de que sólo tiene derechos y que todos los adultos son sólo proveedores de
sus caprichos a su servicio.
Ayudará también a que siempre lo defendamos y justifiquemos ante las malas conductas
en lugar de entender que él y nosotros tenemos que cambiar también. Los culpables
siempre son los otros.
Si usted sigue estas 10 pautas tendrá a buen seguro un perfecto DICTADOR en casa. Un
niño/a que no lo respetará, no lo amará adecuadamente y que tendrá mal encaje en la
escuela o cualquier otro ambiente donde se requiera esfuerzo, colaboración y
motivación. En sus manos está