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EL MATRIMONIO CATÓLICO

José Mares Chávez


josemareschavez@gmail.com
NATURALEZA
DEL AMOR
CONYUGAL

HUMANAE
VITAE
BASE DE LA DOCTRINA SOBRE
EL MATRIMONIO
Se asiste a un cambio, tanto en el modo de considerar la
personalidad de la mujer y su puesto en la sociedad, como en el
valor que hay que atribuir al amor conyugal dentro del matrimonio
y en el aprecio que se debe dar al significado de los actos
conyugales en relación con este amor (Pablo VI, Humanae Vitae, n. 2).

Estas cuestiones exigían del Magisterio de la Iglesia una nueva y


profunda reflexión acerca de los principios de la doctrina moral del
matrimonio, doctrina fundada sobre la ley natural, iluminada
y enriquecida por la Revelación divina (Pablo VI, Humanae Vitae, n. 4).
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NATURALEZA DEL AMOR
CONYUGAL

La verdadera naturaleza y nobleza del amor conyugal se


revelan cuando éste es considerado en su fuente suprema, Dios,
que es Amor (1 Jn 4, 8), “el Padre de quien procede toda
paternidad en el cielo y en la tierra” (Ef 3, 15).

El matrimonio no es, por tanto, efecto de la casualidad o


producto de la evolución de fuerzas naturales inconscientes; es
una sabia institución del Creador para realizar en la humanidad
su designio de amor (Pablo VI, Humanae Vitae, n. 8).

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NATURALEZA DEL AMOR
CONYUGAL

Los esposos, mediante su recíproca donación personal, propia y


exclusiva de ellos, tienden a la comunión de sus seres en orden a
un mutuo perfeccionamiento personal, para colaborar con
Dios en la generación y en la educación de nuevas vidas. En los
bautizados el matrimonio reviste, además, la dignidad de signo
sacramental de la gracia, en cuanto representa la unión de Cristo
y de la Iglesia (Pablo VI, Humanae Vitae, n. 8).

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EL HOMBRE,
IMAGEN DE
DIOS AMOR

FAMILIARIS
CONSORTIO
EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS
AMOR
Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza (Gn 1, 26s):
llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al
amor.

Dios es amor (1 Jn 4, 8) y vive en sí mismo un misterio de comunión


personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente
en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la
vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del
amor y de la comunión (Gaudium et Spes, n. 12).

El amor abarca también el cuerpo humano y el cuerpo se hace partícipe


del amor espiritual (Juan Pablo II, Familiaris Consortio, n. 11).
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EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS
AMOR
La sexualidad mediante la cual el hombre y la mujer se dan uno a
otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo
puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la
persona humana en cuanto tal.

La donación física total sería un engaño si no fuese signo y fruto de


una donación en la que está presente toda la persona, incluso en su
dimensión temporal; si la persona se reserva algo o la
posibilidad de decidir de otra manera en orden al futuro, ya
no se donaría totalmente (Juan Pablo II, Familiaris Consortio, n. 11).
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EL HOMBRE, IMAGEN DE DIOS
AMOR

La institución matrimonial no es una injerencia indebida de la


sociedad o de la autoridad ni la imposición intrínseca de una
forma, sino exigencia interior del pacto de amor conyugal
que se confirma públicamente como único y exclusivo, para que
sea vivida así la plena fidelidad al designio de Dios Creador (Juan
Pablo II, Familiaris Consortio, n. 11).

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CARACTERÍSTICAS
DEL AMOR
CONYUGAL

HUMANAE
VITAE
EL AMOR ES HUMANO, ES DECIR,
LIBRE

Es, ante todo, un amor plenamente humano, es decir, sensible


y espiritual al mismo tiempo.

No es por tanto una simple efusión del instinto y del


sentimiento sino que es también y principalmente un acto de
la voluntad libre, destinado a mantenerse y a crecer mediante
las alegrías y los dolores de la vida cotidiana, de forma que los
esposos se conviertan en un solo corazón y en una sola alma y
juntos alcancen su perfección humana.
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AMOR HUMANO, ES DECIR, LIBRE

Es un amor total, esto es, una forma singular de amistad


personal, con la cual los esposos comparten generosamente
todo, sin reservas indebidas o cálculos egoístas.

Quien ama de verdad a su propio consorte, no lo ama sólo por


lo que de él recibe sino por sí mismo, gozoso de poderlo
enriquecer con el don de sí.

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BENEDICTO XVI,
DEUS CARITAS EST

El amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro.Ya no se


busca a sí mismo, sumirse en la embriaguez de la felicidad, sino
que ansía más bien el bien del amado: se convierte en renuncia,
está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca (Benedicto XVI,
Deus Caritas Est, n. 6).

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BENEDICTO XVI,
DEUS CARITAS EST

El amor es “éxtasis”, pero no en el sentido de arrebato


momentáneo, sino como camino permanente, como un salir del
yo cerrado en sí mismo hacia su liberación en la entrega de sí y,
precisamente de este modo, hacia el reencuentro consigo mismo,
más aún, hacia el descubrimiento de Dios: “El que pretenda
guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará” (Lc
17, 33), dice Jesús en una sentencia suya que , con algunas
variantes, se repite en los Evangelios (cf Mt 10, 39; 16, 25; Mc 8,
35; Lc 9, 24; Jn 12, 25) [Benedicto XVI, Deus Caritas Est, n. 6].

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EL AMOR ES FIEL

Es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. Así lo conciben el


esposo y la esposa el día en que asumen libremente y con plena
conciencia el empeño del vínculo matrimonial.

Fidelidad que a veces puede resultar difícil pero que siempre es


posible, noble y meritoria; nadie puede negarlo.

El ejemplo de numerosos esposos a través de los siglos demuestra


que la fidelidad no sólo es connatural al matrimonio sino
también manantial de felicidad profunda y duradera.
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EL AMOR ES FECUNDO

Es, por fin, un amor fecundo, que no se agota en la comunión


entre los esposos sino que está destinado a prolongarse
suscitando nuevas vidas.

“El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su


propia naturaleza a la procreación y educación de la prole. Los
hijos son, sin duda, el don más excelente del matrimonio y
contribuyen sobremanera al bien de los propios
padres” (Documentos del Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, n.
50). (Pablo VI, Humanae Vitae, n. 8).
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FINES DEL MATRIMONIO
FINES DEL MATRIMONIO:
UNIÓN Y PROCREACIÓN
Esta doctrina, muchas veces expuesta por el Magisterio, está fundada
sobre la inseparable conexión que Dios ha querido y que el
hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos
significados del acto conyugal: el significado unitivo y el
significado procreador (Pablo VI, Humanae Vitae, n. 12).

El hombre no puede vivir sin amor. Permanece para sí mismo un ser


incomprensible, su vida está privada de sentido, si no le es revelado
el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y no lo
hace propio, si no participa en él vivamente [(Juan Pablo II, Redentor
Hominis, n. 10) Familiaris Consortio, 18].
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ANALOGÍA
ESPONSAL:
LA UNIÓN DEL
MARIDO Y LA
MUJER ES
ANÁLOGA A LA
UNIÓN DE CRISTO
Y LA IGLESIA
AMAR COMO CRISTO AMÓ

Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y


se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola
mediante el baño del agua y la fuerza de la palabra, y
presentársela resplandeciente a sí mismo, sin mancha ni arruga ni
cosa parecida, sino santa e inmaculada. Así deben amar los
maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a
su mujer se ama a sí mismo (…) Por eso dejará el hombre a su
padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una
carne. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia.
En todo caso, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a
sí mismo; y la mujer, que respete al marido (Ef 5, 25-28.31-33).
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JESÚS AMÓ VOLUNTARIAMENTE

Jesús nos demostró en su Pasión y muerte lo que significa


verdaderamente un amor libre, voluntario.

Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida para recobrarla de


nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente.Tengo poder
para darla y poder para recobrarla; ésa es la orden que he
recibido de mi Padre (Jn 10, 17s)

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JESÚS AMÓ TOTALMENTE

Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos (Jn 15,
13)

El cual, siendo de condición divina, no reivindicó su derecho a ser


tratado igual a Dios, sino que se despojó a sí mismo tomando
condición de esclavo Flp 2, 6s

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JESÚS AMÓ FIELMENTE

Yo ya no vivo, pero Cristo vive en mí.Todavía vivo en la carne, pero mi


vida está afianzada en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se
entregó a sí mismo por mí (Ga 2, 20)

En efecto, así como por la desobediencia de un hombre todos fueron


constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno todos
serán constituidos justos (Rm 5, 19)

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EL AMOR DE JESÚS ES FECUNDO

La muerte de Jesús nos ha restaurado la vida.


En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y
muere, allí queda, él solo; pero si muere, da mucho fruto (Jn 12, 24s)
Jesús le respondió:Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed;
pero el beba del agua que yo le dé no tendrá sed jamás, pues el agua
que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida
eterna (Jn 4, 13s)
El ladrón viene a robar, matar y destruir.Yo he venido para que tengan
vida y la tengan en abundancia (Jn 10, 10)
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CONCEPTOS FILOSÓFICOS
LA ACCIÓN VOLUNTARIA

La acción voluntaria es el comportamiento específicamente


humano gobernado por la razón y la voluntad (Ángel Rodríguez
Luño, Ética general, p. 175).

La acción voluntaria es la acción que procede de un principio


intrínseco con conocimiento formal del fin (Tomás de Aquino,
Suma de teología, I-II, q. 6, a. 1).

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VOLUNTARIEDAD

La voluntad tiende hacia un fin; a esta tendencia se le llama


voluntariedad.

La voluntariedad tiene las siguientes características: es


consciente, guiada u ordenada por la razón, activa y
autorreferencial.

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VOLUNTARIEDAD

La voluntariedad es consciente porque la tendencia del acto hacia


el fin es conocida por el sujeto.

La voluntariedad es consciente porque incluye un juicio


intelectual en su estructura íntima: es una tendencia consciente.

28
VOLUNTARIEDAD

La voluntariedad es guiada y ordenada por la razón práctica, la


cual valora el bien querido.

El finalismo tendencial adquiere en la acción voluntaria la forma


de propósito elaborado y valorado por la razón.

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VOLUNTARIEDAD

La voluntariedad es activa; es una acción y no una pasión, porque


la relación establecida entre el sujeto voluntario y el objeto es
decidida y puesta por aquél.

El sujeto agente es dueño de la acción realizada.

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VOLUNTARIEDAD

La voluntariedad es autorreferencial. Toda acción voluntaria,


además de contener la tendencia hacia un bien, revierte sobre el
sujeto personal: no es posible, por ejemplo, robar sin aprobar el
robo que se realiza y, por tanto, sin hacer de sí un ladrón.

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ACCIONES VOLUNTARIAS
ELÍCITAS E IMPERADAS

Cabe distinguir dos tipos de actos voluntarios: los actos


voluntarios elícitos y los actos voluntarios imperados.

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ACCIONES VOLUNTARIAS
ELÍCITAS E IMPERADAS

Los actos voluntarios elícitos son ejercidos directamente por la


voluntad:

Amor

Odio

Perdón

Etc.

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ACCIONES VOLUNTARIAS
ELÍCITAS E IMPERADAS

La persona, como centro espiritual, toma postura ante un objeto:


ama, aprueba, acepta, rechaza, etc., con la independencia de que la
realización del objeto esté o no en su poder.

Se puede desear que una persona fracase en un proyecto, pero


tal propósito está fuera del alcance de hacerlo.

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ACCIONES VOLUNTARIAS
ELÍCITAS E IMPERADAS

Son actos voluntarios imperados los que se realizan por una


facultad diferente a la voluntad, por ejemplo, la inteligencia, la
imaginación, la memoria o los brazos bajo la influencia o la
moción de la voluntad.

Así, leer un libro es un acto voluntario imperado.

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ACCIONES VOLUNTARIAS
ELÍCITAS E IMPERADAS

Los actos elícitos tienen gran importancia porque son el principio


y el fundamento de los actos imperados.

La persona primero ama o se interesa por algo, y ese amor ya


implica una identificación de la persona con lo amado. Después, la
persona tiende a pasar, si ello está en su poder, a la realización del
acto (p. 180).

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FIN

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