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P.

GABRIEL AMORTH

LA MUJER
QUE VENCIÓ
ALMAL
Traducción: Armando Aguirre Muñoz Presentación
Diseño de portada yformación: DCV Jorge Armando Serrano Hernández

Juan Pablo II, en su carta apostólica Tertio millennio adveniente,


encomendaba al Espíritu Santo el cometido de conducir a las
almas a entrar con las justas disposiciones en el nuevo rnilerúo.
Y continuaba: "Confío esta tarea de toda la Iglesia a la mater­
na intercesión de María, Madre del Redentor. Ella, la Madre
del amor hermoso, será para los cristianos del tercer milenio
"AL SERVICIO DE LA VERDAD EN LA CARIDAD" la estrella que guia con seguridad sus pasos al encuentro del
Paulinos, Provincia México Señ.or. La humilde muchacha de Nazaret, que hace dos mil
añ.os ofreció al mundo el Verbo encamado, oriente hoy a la
humanidad hacia Aquel que es 'la luz verdadera, la que ilu­
Primera edición, 2014 mina a todos los hombres' (In 1, 9)".
4ª edición, 2019 Es hermoso pensar en María como en la estrella que nos
conduce con seguridad al Señor. Los Magos siguieron la
estrella y encontraron a Jesús con su madre. Pidamos a la
D. R.© 2014, EDICIONES PAULINAS, S.A. DE C.V. Virgen que nos lleve de la mano y nos guíe.
Calz. Taxqueña 1792, Deleg. Coyoacán, 04250 México, D. F. En estas páginas, que constituyen el quinto libro que es­
cribo sobre María, siguiendo la estela de la Sagrada Escri­
Comentarios y sugerencias: edicion@sanpablo.com.mx tura y de la enseñanza eclesiástica, he tratado de recorrer
www.sanpablo.com.mx ese camino que nos hace conocer a la Madre de Jesús y
Madre nuestra. El conocimiento de la Madre nos lleva al
Impreso y hecho en México conocimiento del Hijo, porque Dios ha dispuesto que la
Printed and made in Mexico relación entre María y Jesús fuera mucho más allá de la
relación natural, para que la Virgen fuese la primera redi­
mida, la primera discípula, la primera colaboradora de su
ISBN: 978-607-714-126-6
drvino Hijo.

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Día 1
P. Gabriel Amorth La mujer nueva

Cuando cada año, el 8 de septiembre, la Iglesia celebra la


fiesta litúrgica de la Natividad de María, el pensamiento
más repetido es que surge la aurora, anunciadora del día:
la Natividad de la Virgen prefigura el nacimiento de Je­
sús. El Concilio Vaticano II se expresa con una frase felicí­
sima sobre el nacimiento de la Virgen. El capítulo Vlll de la
constitución sobre la Iglesia Lumen gentium (LG), dedicado
por entero a la Virgen María, afirma en el n. 55: "Con ella,
excelsa Hija de Sión, tras la larga espera de la promesa, se
cumplen los tiempos y se instaura una nueva economía".
Para comprender el papel de María y cómo su aparición
supuso un giro decisivo en el desenvolvimiento del plan
salvífico, conviene adelantar algún concepto sobre el plan
divino en la creación y, por ende, sobre la absoluta centra­
lidad de Cristo. Él es el primogénito de todas las criaturas:
todo ha sido hecho para él y con vistas a él. Él es el centro
de la creación, el que recapitula en sí todas las criaturas:
las celestes (ángeles) y las terrestres (hombres). En cual­
quier caso, creo que Jesús se habría encarnado y aparecido
triunfante en la tierra, pero es difícil decirlo. La realidad
es muy otra. Tras el pecado de nuestros progenitores, que
esclavizó al hombre a Satanás y a las consecuencias de la
culpa (sufrimiento, cansancio, enfermedad, muerte ... ), Je­
sús vino como Salvador, para redimir a la humanidad de
las consecuencias del pecado y reconciliar con Dios todas
las cosas, en el cielo y en la tierra, por medio de su sangre
y de la cruz.

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'F@t\lo Ita sido creado en vista de Cristo: de este plantea­ menos podemos damos cuenta de ciertas opciones cle los
mieiilf© erdstocéntrico depende el rol de toda criatura, de evangelistas.
cada uno de nosotros, ya presente en el pensamiento divi­ ¿Cuándo nació la Virgen? Respecto al día, antiguamente
no desde toda la eternidad. Si la criatura primogénita es el se barajaban varias fechas, sugeridas siempre por motivos
Verbo encamado, no se podía no asociar a ella, antes que de culto y no por motivos históricos. Después se impuso
cualquier otra criatura, en el pensamiento divino, a aquella la fecha del 8 de septiembre, aunque infundada histórica­
en la que se llegaría a efectuar tal encarnación. De aquí la mente, y de ella se ha hecho depender la fecha de la concep­
relación única entre María y la Santísima Trinidad, como se ción de María, nueve meses antes, fiesta de la Inmaculada
manifiesta claramente en la página de la Encarnación. Concepción. En cuanto al año, sólo podemos partir de la
Centralidad de Cristo y su venida como Salvador: así, fecha del nacimiento de Jesús, también ella incierta perora­
toda la historia humana está orientada al nacimiento de zonablemente calculable, teniendo en cuenta que las chicas
Jesús, que es conocido como "plenitud de los tiempos". se casaban a la edad de 12-14 años. Puede resultar sugesti­
Los siglos precedentes son "tiempo de espera"; los siglos vo pensar que la Virgen naciera en el año 20 a. C., cuando
siguientes son "los últimos tiempos". Con el nacimiento de Herodes el Grande comenzó la reconstrucción del Templo
María la historia humana sufre el gran vuelco: cesa el pe­ de Jerusalén. Es sugestivo porque así, mientras el hombre
ríodo de la espera y se inicia el período de la realización. construía el templo de piedra, Dios se preparaba su verda­
Ella es la Mujer nueva, la nueva Eva; de ella procede el dero templo de carne. Pero es sólo probable, aunque sea
Redentor y en ella se da inicio al nuevo pueblo de Dios. una fecha que se aproxima a la real, que no conocemos.
Los primeros Padres, como Justino e Ireneo, ya recurren a ¿Dónde nació la Virgen? Entre las diversas ciudades que
la comparación Eva-María: Eva, madre de los vivos; María, se podrían asignar para el nacimiento de María, las dos
Madre de los redimidos; Eva da al hombre el fruto de la más probables que se disputan este honor son Jerusalén y
muerte; María da a Cristo, fruto de la vida, a la humanidad. Nazaret. Ambas gozan de una tradición muy antigua, con
En este punto nos gustaría conocer muchos particulares pruebas arqueológicas y culturales. Nos inclinamos por
respecto a María, pero carecemos de datos. Los evangelios Nazaret, dado que es allí donde encontramos a esta hu­
no son libros histórico-bibliográficos, sino históríco-salvífí­ milde doncella, rodeada del máximo ocultamiento: pueblo
cos. Son la predicación de la "Buena Nueva". En ellos no de media altura, que contaba entonces con unos 200 habi­
hay lugar para lo que sólo tendría un interés humano, pero tantes que vivían en grutas, a cuya entrada se podía aña­
ningún valor para la salvación. Por eso faltan tantas noti­ dir una habitación. Fuera de las líneas de comunicación, a
cias que nos interesarían a nosotros por su valor biográfi­ Nazaret no se la nombra nunca en el Antiguo Testamento,
co, pero que no tienen importancia alguna con respecto al ni en el Talmud, ni en Flavio J osefo. "¿Es posible que de
mensaje que han querido transmitir los evangelistas. Nazaret salga alguna cosa buena?", le preguntará Natanael
Proponemos algunas de estas preguntas, carentes de res­ a Felipe (In 1, 46).
puesta segura, pero a las que podemos aproximarnos: al De María tampoco sabemos a cuál de las 12 tribus de Is­
rael o familia pertenecía. Sin duda a una tribu muy humil­
de, pues en caso contrario Lucas nos lo habría dicho, dado
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![Ue fieFt.e el detalle de recordarnos la familia de Isabel y de
fa aFt.Giana Ana, las otras dos mujeres de las que se habla en
el Evangelio de la infancia. Dios aprecia la humildad y el
escondimiento; no sabe qué hacer con las grandezas huma­ Maria Santísima
nas, con lo que cuenta a los ojos de los hombres.

Reflexiones Dios nos ha pensado a cada uno de nosotros desde toda


la eternidad y nos ha asignado una tarea que nos ha he­
Sobre María cho nacer en el momento y lugar justos, dándonos las do­
"Más sublime y humilde que criatura alguna", según ex­ tes necesarias para el desarrollo de nuestro rol. Lo mismo
presión de Dante, no poseía ningún título de grandeza hu­ hizo con María. Como además quería confiarle una tarea
mana. Todo su valor depende de haber sido elegida por extraordinaria, la preparó a conciencia. Podemos resumir tal
Dios, de haber desempeñado un rol superior a cualquier preparación con tres palabras, que serán objeto de nuestras
exaltación humana (¿quién tiene el poder de elevar a una reflexiones en este capítulo y en los dos siguientes: Inmacula­
mujer a la dignidad de Madre de Dios?) y de haber corres­ da, Virgen, Esposa de José.
pondido siempre plenamente, con inteligencia y libertad, a El primer don, el gran regalo que Dios hizo a María en
las expectativas de su Señor. el instante de su concepción, fue el hacerla inmaculada,
aplicándole anticipadamente los méritos de la redención
Sobre nosotros de Cristo. Tenía que ser madre de Aquel que venía para
También cada uno de nosotros ha sido pensado por Dios destruir las obras de Satanás, o sea, el pecado con todas sus
desde la eternidad y debe ganarse ese título de salvación, consecuencias. Así, María, concebida inmaculada, muestra
para sí y para los demás, que Dios le asigna y hace conocer su semejanza con nosotros, porque ella necesitó ser redimi­
a través de las circunstancias de la vida, así como a través da por el sacrificio de la cruz; por otra parte, su condición
de _lo_s "talentos" (bienes materiales y personales) que ha de inmaculada la predispone para la altísima misión que se
recíbído de su Señor. Nuestra grandeza depende de cómo le confiaría más tarde.
correspondemos y somos a los ojos de Dios. Uno de los títulos marianos más antiguos, muy apre­
ciado por los ortodoxos, es el de Santísima. Expresa per­
fectamente los dos aspectos que pretende representar,
invocando a María Inmaculada.
Un primer aspecto es de puro privilegio: la exención
del pecado original en vista de la maternidad divina. Aquí
debemos contemplar sólo las maravillas realizadas por el
Señor. Pero hay más; hay un segundo aspecto por el que se
afirma que María no cometió la menor culpa actual, aun
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siencll0 una criatura inteligente y libre. Contrariam ente a lo Era preciso profundizar la reflexión bíblica y teolégíea
~ue JDOdría parecer, en esto palparn os la condición imi table •acerca de esta verdad. Sabemos que los dogmas son "pun­
de María, que tanto puede infl uir en la formación cristiana: tos firmes", que no bloquean los estudios y enriquecimien­
vemos en María la belleza de la naturaleza hum ana im­ tos, sino que los orientan en el sentido justo. Sabemos que
pregnada por la gracia. La Inmaculada es un ideal que nos la proclamación dogmática de una verdad significa que
atrae, sin deslumbrarnos ni alejarnos de la figura de María, está contenida en la Sagrada Escritura. Pero no todas las
sino que nos impulsa a su imitación con la gracia bautis­ verdades están contenidas con la misma claridad: algunas
mal, con las gracias actuales y la lucha contra el pecado. han sido afirmadas explícitamente (piénsese, por ejemplo,
Una de las faltas más grandes de la mentalidad moder­ en la resurrección de Cristo), otras están contenidas sólo
na contra la humanidad es la de querer abolir el sentido de modo implícito, y hacen falta tiempo y luz del Espíritu
del pecado y de la tremenda presencia de Satanás. Así se Santo para ponerlas en evidencia. Por eso no sorprenden
ignora la redención, que es la victoria de Cristo sobre el las vacilaciones y dificultades. Es sabido que santo Tomás
pecado y el demonio; se deja al hombre hundido en su mi­ de Aquino era contrario a la Inmaculada Concepción por­
seria y no se le ayuda a levantarse, a hacerse mejor, a re­ que temía que de este modo la Virgen estuviera excluida
cobrar su belleza original, de criatura hecha a imagen de de la redención: para ella habría sido una ofensa, no una
Dios. La Inmaculada nos dice: yo soy así por la gracia de exaltación. La duda era real, bien fundada; había que resol­
Cristo y por mi correspondencia a la misma; también tú, verla. Y la resolvió Duns Scoto, comprendiendo que Ma­
correspondiendo a la gracia, debes aspirar a vencer el mal ría debía su exención del pecado original a los méritos de
y a purificarte cada vez más. La Inmaculada no es un ideal Cristo, que se le aplicaron preventivamente. Así, María es
abstracto, formado simplemente para contemplarlo: es un el primero y más bello fruto de la redención.
modelo a imitar. Otra pregunta que con frecuencia se ha planteado es
Es hermoso asimismo recorrer el largo camino que llevó esta: si la Virgen fue tentada por Satanás y si habría po­
a la definición dogmática de la Inmaculada Concepción en dido pecar. La Virgen, como todos nosotros, tenía cierta­
1854. La sensibilidad de los creyentes intuyó inmediata­ mente ese don de la libertad que nos ha dado el Señor y
mente la santidad completa de María y la ensalzó conforme que respeta en todas sus criaturas superiores. En el pasado,
a su profecía: "Desde ahora me llamarán bienaventurada cuando se acostumbraba exaltar los privilegios, se pensaba
todas las generaciones" (Le 1, 48). Nótese que, al procla­ que María tenía una "imposibilidad moral" de pecar. En
mar a María Santísima, se pretendía subrayar sobre todo cuanto a las tentaciones del demonio, como las tuvo Jesús,
que nunca había cometido culpas actuales, y en tal sentido así ciertamente, aunque el Evangelio no hable de ello, las
se pronunció el Concilio de Trento. Pero ya anteriormente tuvo también María, pues tal es la condición de la huma­
la reflexión y la convicción del pueblo de Dios habían ido nidad incluso antes de la culpa original. Hoy, que se insis­
más allá, intuyendo que la santidad total de María era in­ te menos en los dones extraordinarios, se suelen poner de
compatible con la culpa original, por lo que debía haber manifiesto los aspectos más humanos de María: su duro
sido excluida de ella. camino de fe y sus continuos sufrimientos. En esta línea

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llílSisfe la encíclica Redemptoris Mater, de Juan Pablo II, pero
se formulan también dos consideraciones:
a~ La condición de pecado no es necesaria para la liber­
tad; los ángeles y los santos son plenamente libres, pero Tres veces virgen
impecables.
b) A la Virgen se le aplicó enteramente la redención de
modo previo: también en nuestro caso la redención logra­
rá su pleno cumplimiento cuando, una vez alcanzada la Hay un libro apócrifo muy autorizado por su antigüedad,
gloria celestial, aun permaneciendo criaturas inteligentes y puesto que podría remontarse a los primeros decenios del
libres, no tendremos ya la posibilidad de pecar. siglo u: el Protoevangelio de Santiago. Por este libro cono­
cemos el nombre de los padres de María, Joaquín y Ana;
conocemos también otros episodios, pero han de entender­
Reflexiones se como es debido. La clave de lectura de este libro es su
intención de proporcionarnos relatos inventados para de­
Sobre María cirnos verdades. Es, en algún modo, como un maestro que
Correspondió perfectamente a la gracia que se le concedió instruye a los niños con fábulas de contenido real. Cuando
en plenitud. Concebida inmaculada, en vista de la materni­ este antiguo autor nos narra que María fue presentada a los
dad divina, fue la más fiel oyente y discípula de su Hijo. La tres años en el Templo para ser instruida en él, en realidad
santidad de María, que la aproxima a Jesús lo más posible quiere decirnos que María, desde el comienzo de su uso de
para una criatura humana, no la eximió en absoluto del razón, se ofreció como templo de Dios. Así también la cele­
duro camino de la fe, del sufrimiento y de las cruces más bración del 21 de noviembre, que lleva el solemne título de
dolorosas. "Presentación de la Bienaventurada Virgen María" y que
tuvo su origen en el año 543 en recuerdo de la dedicación
Sobre nosotros de Santa María la Nueva en Jerusalén, en realidad es la fies­
La Inmaculada Concepción nos estimula a la lucha ince­ ta de la virginidad de María.
sante contra el pecado, nos exhorta a mejorarnos a nosotros Asimismo la virginidad es un don de Dios cuando es ele­
mismos y a hacer de nuestra vida un camino de conversión gida por quien quiere pertenecerle sólo a Él y ponerse a su
y purificación, para tender a esa santidad a la que Dios nos total disposición. Es un don que le hizo el Espíritu Santo a
llama. Jesús nos invita a ser santos como su Padre, per­ María, como le hiciera el don de la concepción inmaculada.
fectos como su Padre, misericordiosos como su Padre. La Afirmamos esto porque la historia de Israel no nos ofrece
Inmaculada nos dice que, con la gracia divina, es posible nada parecido. Tampoco se sabía que la virginidad consa­
conseguir acercarse a la santidad de Dios, en la medida en grada fuera un estado de vida agradable a Dios; en efecto,
que se le consiente a una criatura humana. todas las grandes mujeres de Israel presentadas como mo­
delo y que en ciertos aspectos prefiguran a la Virgen (Sara,
Débora, Judit, Ester... ), eran casadas o viudas. Israel apre-
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ciaba sólo la maternidad; la falta de hijos se consideraba que con mucha frecuencia resulta destruida la misma uni­
una vergüenza, una maldición, un castigo divino. dad de la familia. Parece que viviéramos en un mundo tan
¿ Cómo puede haber concebido la Virgen, con un valor sucio, tan inmerso en el sexo y en la violencia, que el vicio
que no tiene explicación humana, el propósito de perma­ se pasea con la cabeza alta por nuestras calles, defendido
necer virgen? Después llegará Jesús a enseñar lo que es a menudo por leyes permisivas, mientras pareciera que la
más perfecto, y lo seguirá un puñado de hombres y muje­ virtud tendría que esconderse avergonzada. Pero el juicio
res que, a lo largo de los siglos, vivirán enteramente con­ de Dios y el bien de la sociedad se desarrollan en un senti­
sagrados a Dios. Pero la Virgen no tenía ante sí ningún do completamente opuesto.
modelo de este tipo. Sólo el Espíritu Santo puede haberle No hay duda de que la virginidad de María nos remite
sugerido una opción tan singular y dado la fuerza necesa­ también a aquella virtud de la pureza que el Decálogo de­
ria para cumplirla. Tal vez comprendiera, desde que tuvo fiende en dos mandamientos y que san Pablo casi identifi­
uso de razón, el gran precepto continuamente repetido por ca con la santidad, ilustrando sus motivos de fe como no
los piadosos israelitas: "Amarás al Señor con todo tu cora­ había hecho nadie hasta entonces. Él supera el concepto de
zón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas" y quisiera simple dominio de sí, importante pero meramente huma­
vivirlo de modo absoluto. Pero es inútil querer buscar una no, apreciado por los mismos paganos. Es importante que
explicación humana a una elección divina. Creo que tam­ las mujeres sean respetadas, pero también es importante
bién aquí María tuvo una anticipación de las enseñanzas que ellas sean las primeras que se respeten. San Pablo nos
de Jesús y fue verdaderamente "hija de su Hijo", por usar invita a dar un salto de calidad. Mientras, reparemos en
una expresión de Dante. que la impureza está indicada en la Biblia con la palabra
Creo, igualmente, que actuó con plena libertad y simplici­ griega "porneia" (la palabra "porno" resulta fácil de enten­
dad: sin darse cuenta de que inauguraba o seguía una vida der), derivada de un verbo que significa "venderse".
nueva; sin pasión de ánimo sobre cómo vivir esta opción San Pablo parte de este punto para sugerimos tres mo­
que carecía de precedentes, sobre todo cuando sus padres tivos de fe, que inculcan horror a la porneia, la impureza:
se la dieron como esposa a José. Es propio de María vivir 1) No puedes venderte porque no te perteneces; has sido
una fe absoluta, sin crearse problemas o pedir explicacio­ rescatado por Jesús a un gran precio, por lo que le pertene­
nes, sino abandonándose enteramente en el Señor. Pablo VI ces a Él. Pensemos en lo claro que se tenía el concepto de
subraya otro aspecto: con la opción de la virginidad, María rescate de un esclavo en aquellos tiempos. 2) Tú perteneces
no renuncia a ningún valor humano; seguir el camino de la a Cristo no corno. un objeto externo de su propiedad, sino
virginidad no supone menospreciar el matrimonio o poner como miembro suyo. ¿Te atreverías a tomar un pedazo de
límite a la santidad a que todos estamos llamados. Es seguir Cristo, un miembro suyo, entregándolo a la prostitución o
con generosidad una vocación particular del Señor. la porneia? 3) El cuerpo es sagrado por ser templo del Espí­
María es tres veces virgen: antes, durante y después del ritu Santo. Pensemos en lo respetados que son los lugares
parto. Es necesario exaltar la virginidad en este mundo de culto en todas las religiones. ¿Y tú te atreverías a pro­
donde está tan maltratada, con la consecuencia de que no fanar el templo del Espíritu? ¿Cometerías este sacrilegio?
sólo sufrimos un pavoroso descenso de vocaciones, sino Debemos reconocer que ninguna religión ni filosofía respe-

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tan tant0 el cuerpo humano como el cristianismo: miembro Sobre nosotros
de Críste, templo del Espíritu, destinado a la resurrección El ejemplo de María es modelo y su presencia es inter­
gloriosa. cesión. Todos debemos observar la virtud de la castidad
"Creo en Jesucristo, pero no creo en la castidad de los según nuestro estado. Que la invitación de Pablo: "No os
curas", me decía una profesional. "Mi ideal es convertirme amoldéis a este mundo" (Rm 12, 2) y los tres motivos de fe
en una 'pornostar'", me confiaba una joven de 16 años. "Pa­ a que hemos aludido nos sirvan de estúnulo para ser ver­
dre, rece por mi hijo, que convive con una mujer casada, daderos hijos de la Virgen del mejor modo posible. "Bien­
20 años mayor que él", me rogaba una mujer. "¿Cómo es aventurados los puros de corazón (la pureza interior total,
posible? Nuestra hija, que no salía de casa ni de la Iglesia, no sólo formal), porque verán a Dios" (Mt 5, 8).
ahora convive con un chico drogado y no quiere ni pensar
en volver a casa", se desahogaba un matrimonio. Podría
continuar; son hechos de todos los días, mientras los perió­
dicos parece que sólo hablan de violencia contra las muje­
res y los niños.
Que nuestra Madre celestial, tres veces virgen, ella que
es la Virgen por excelencia, nos ayude a sanear nuestra
sociedad con su pureza inmaculada. En todos los iconos
ortodoxos la triple virginidad de María se expresa con tres
estrellas: en la frente y en los hombros. ·

Reflexiones

Sobre María
El candor de María nos encanta. Su secreto fue la obedien­
cia a las solicitudes del Espíritu Santo: se enfrentó con hu­
mildad y decisión a la moda imperante, a los temores de ·
incomprensión y de desprecio, a las dificultades que po­
dían parecer insuperables. Pero así es como quiso Jesús a
su Madre. El que se preocupa por agradar a Dios confía en
su ayuda y tiene la gracia de vencer obstáculos que pare­
cen inquebrantables.

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garantía" que guardaban los padres, pero que pertenecía a
la esposa, la cual entraba en posesión del mismo en caso de
viudez o de divorcio.
Un matrlm. onio querido por Dios Entonces se celebraba el matrimonio, que se desarrolla­
ba en dos tiempos. Primero, en la casa de la esposa y en
presencia de los parientes más cercanos, se hacía la decla­
ración del matrimonio (llamarlo "noviazgo" se presta a
Ahora intentaremos reflexionar sobre la tercera condición confusión), que surtía todos los efectos jurídicos. La bendi­
querida por Dios para preparar a María a la encarnación ción de los padres confería carácter sagrado a la simple ce­
del Verbo: era preciso que la Madre elegida, además de in­ remonia. Un año más tarde, en el que los esposos seguían
maculada y siempre virgen, fuera esposa. Los motivos son viviendo con sus respectivos padres y el esposo preparaba
tantos y algunos, evidentísimos: hacía falta una protección, la vivienda para la nueva familia, se llevaban ,a cabo las
una ayuda, un educador; hacía falta que el Hijo de Dios, nupcias solemnes, es decir, la introducción de la esposa
dándonos ejemplo de una vida común y transcurrida en el en la casa del esposo, con amplia presencia de parientes y
escondimiento, viviera en una verdadera familia, ejemplar amigos, una fiesta que duraba normalmente siete días.
aunque diversa, conforme al objetivo deseado por Dios. También en el caso de María y José las cosas se desarro­
Pero existía también el designio de dar cumplimiento a las llaron conforme a las costumbres. No creo que María reve­
profecías mesiánicas, según las cuales el Mesías prometido lara a sus padres su propósito de mantenerse virgen; entre
debía ser "hijo de David". los hebreos, cuando se trataba de votos particulares, una
En aquellos tiempos las chicas se casaban muy pron­ mujer debía solicitar el permiso a sus progenitores o alma­
to, entre los 12 y 14 años, y los chicos, a los 17 o 18 años. rido. Pero María solía callar y encomendarse enteramente
Cuando leemos que la ruja de Jairo, resucitada por Jesús, al Señor, con una fe heroica que a veces, como vernos en
tenia 12 años, este detalle simplemente nos dice a nosotros esta ocasión y como veremos en la Anunciación y a los pies
que era una niña; en cambio es un dato importante: esta­ de la cruz, desafía la evidencia de los hechos.
ba en la flor de la edad, cuando un padre se preocupaba Ocupémonos ahora de José, el esposo elegido por el Se­
por encontrar un esposo para su hija. Teniendo en cuenta ñor, con la mediación de sus padres, para aquella que se
estas costumbres y la temprana edad, eran los padres los convertiría en la Madre de Dios. El nombre mismo ya nos
que disponían todo. En el tiempo adecuado, los padres del recuerda a José, el hebreo, que salvó de la carestía a aquel
muchacho buscaban a la joven idónea para su hijo, y los primer núcleo del pueblo hebreo formado por la numerosa
padres de la muchacha buscaban a la persona apropiada familia de Jacob. De san José el Evangelio nos da tres pre­
a quien entregársela como esposa. Comenzaban las nego­ ciosas informaciones.
ciaciones y se fijaba el mohar, es decir, la compensación en Ante todo nos dicen con insistencia, tanto Lucas corno
dinero o en especie que el esposo aspirante debía dar a los Mateo, que pertenecía a la familia de David. Es un dato
padres de la esposa. Nótese que no era, como en otros pue­ muy importante. El episodio más significativo de la vida
blos, el precio de la esposa; era un pequeño patrimonio "de del rey David se produce precisamente cuando el Señor

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le p,romete una casa que durará para siempre. La profe­ cio de José y después el de Jesús; pobre la condición en que
@ía raeentendida muy pronto en sentido mesiánico, entre se encuentran en Belén y la ofrenda que hacen al Templo
otras cosas porque la importancia política de la familia de con ocasión de la presentación de Jesús 40 días después de
David, en los tiempos de Jesús, había desaparecido desde su nacimiento.
hacía 500 años, con Zorobabel. Lucas y Mateo, para darnos María y José pertenecían a aquellos "pobres de Yahvé"
la genealogía de Jesús, nos dan la genealogía de José. Está que ensalza la Biblia porque se abandonan confiados al
claro que el matrimonio entre María y José es el anillo de Señor; el Señor se les revela y los encuentra siempre dis­
conjunción que realiza la profecía por la que el Mesías sería puestos a realizar sus grandes planes. La pobreza que el
un descendiente de David. El verdadero apelativo con el Evangelio denomina "bienaventurada", hasta proponerla
cual indicar a José es "padre putativo", "padre nutricio" u corno elección voluntaria, no es exaltación del pauperismo
otras expresiones comunes. Es mejor llamarlo "padre daví­ ni de la miseria. Es reconocimiento de la superioridad de
dico" de Jesús. los valores espirituales sobre los pasajeros, tan perseguidos
El Evangelio nos proporciona un segundo dato sobre por los hombres. Es fe en las promesas divinas y constante
José, el oficio: era herrero-carpintero. Así nos enteramos de apertura a la voluntad de Dios, buscada en sus palabras y
la condición económica de la "Sagrada Familia", y de Jesús en las circunstancias de la vida.
mismo con María, después de la muerte de José. Un arte­
sano era considerado socialmente de clase media: pobre,
pero no mísero. Vivía de su trabajo cotidiano, que podía Reflexiones
completarse con los productos del huerto, árboles frutales
y algún animal doméstico. Sobre María
Una tercera información nos la suministra Mateo, cali­ No se sustrajo a las costumbres de su pueblo ni a la obe­
ficando a José de hombre "justo". El significado bíblico de diencia a sus padres. Supo ver en todo ello la obra de Dios,
este término es muy rico: indica gran rectitud, observancia a pesar de las apariencias. La evidencia de los hechos, o
plena de la ley de Dios, apertura y disponibilidad total a la sea, el matrimonio con José, parecía romper y anular su
voluntad divina. No cabe duda de que los padres de am­ propósito de pertenencia total al Señor. No dejó de confiar
bos esposos buscarían a la persona adecuada para sus hijos en que el Señor, si quería esto de ella, la ayudaría a obser­
y de que el Espíritu Santo los asistiría en su decisión. var la virginidad incluso en el matrimonio.
La condición social de José, un honrado y buen artesano,
nos hace comprender también las condiciones económicas Sobre nosotros
de la familia de María. A diferencia de los fantasiosos rela­ Sin duda los padres de José eligieron acertadamente, por
tos de los apócrifos, que hacen de María hija única y rica lo que José se sentiría feliz; en un pueblo tan pequeño se
heredera, está claro que también la familia de María era de conocían todos muy bien. No buscaron la riqueza o valores
condición modesta. Asimismo la vida de la Santa Familia efímeros, sino la virtud. No hay verdadero amor sino en la
se distinguiría por este carácter de pobreza decorosa, no de luz de Dios y en el deseo de cumplir su voluntad, la misión
miseria. Son, pues, humildes el pueblo donde viven, el ofi- que espera de nosotros. La disponibilidad para cumplir
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la v0hmtad de Dios no deja que nos sintamos frustrados,
alllilq_ue los acontecimientos nos obliguen a abandonar
nuestros proyectos y aspiraciones.
Día5
Exulta, alégrate, goza

Inmaculada, siempre virgen, esposa de José: ahora María __


está preparada para el gran anuncio de su misión. El hecho
se coloca claramente durante el año de espera de la boda,
cuando ya se había hecho la declaración del matrimonio,
por lo que la muchacha ya era esposa de José a todos los
efectos, aunque normalmente, en este período, había abs­
tención de las relaciones matrimoniales, aunque fueran le­
gítimas. El mensajero divino irrumpe poderosamente en la
vida de la Virgen, de modo impresionante. Es casi seguro
que el hecho aconteció en su casa, por lo que sería auténtica
la inscripción que leemos tanto en Nazaret como en Loreto,
donde se cree que tuvo lugar la Anunciación: "Aquí se hizo
carne el Verbo de Dios".
"Chaire, kechariiomene": exulta, o favoritísima de Dios; alé­
grate, tú que estás repleta de las gracias divinas; goza, elegida
por Dios, que te ha colmado de predilección. Así podríamos
traducir el saludo del ángel. Son palabras ricas en significado
y de directa referencia mesiánica; por eso tienen el poder de
turbar a la doncella: comprende que en ellas hay un extraor­
dinario proyecto de parte de Dios, pero no entiende de qué
se trata. "Chaire" no es el saludo hebreo corriente: "shalbm",
la paz contigo; ni el simple "ave", o "salve", que desafortuna­
damente se han impuesto en nuestras traducciones. "Chaire"
(exulta, alégrate, goza) es un saludo particular, usado sólo por
los profetas Joel, Zacarías y Sofonías, y únicamente con refe­
rencia al Mesías: "Exulta, hija de Sión, porque el Señor está
contigo". Al oír que le dirigían estas palabras mesiánicas, re­
feridas expresamente a ella, María experimenta una turbación
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espontánea: reflexiona, sin entender, pero no pregun ta nada, En este punto es Dios el que espera una respuesta de
porque ella es la virgen que espera, cree y no hace preguntas. su criatura. Nos ha creado inteligentes y libres, y nos tra­
Un breve paréntesis. Los biblistas concuerdan en decir­ ta como tales. El Señor ofrece incluso sus dones excelsos,
nos que todo este relato no refleja los esquemas bíblicos de nunca los impone. Vaticano II dirá: "Quiso el Padre de la
los nacimientos milagrosos; por ejemplo, cuando a Sara se misericordia que la aceptación de la madre predestina­
le anuncia el nacimiento de Isaac, o a Ana el nacimiento de da precediera a la encarnación" (LG 56), y añadirá en el
Samuel, o a Zacarías el del Bautista. Eventos suplicados y mismo párrafo: "María no fue un instrumento meramente
deseados, imposibles debido a las circunstancias de vejez pasivo en las manos de Dios, sino que cooperó en la salva­
y esterilidad, para los que no hacía falta consenso alguno. ción del hombre con obediencia y fe libres". Y la respuesta
En cambio la Anunciación sigue los esquemas bíblicos de llega inmediatamente: "Aquí está la esclava del Señor; que
las misiones especiales o de las vocaciones extraordinarias: se haga en mí conforme a tu palabra" (Le 1, 38). Es difícil
tenemos el saludo inicial, el anuncio de la misión y la espe­ imaginar un momento más grande que este en la historia
ra de la respuesta. humana, cuando el Verbo de Dios se hizo carne y vino a
María reflexiona sobre aquel saludo mesiánico, sobre el vivir entre nosotros. Vino, y no ha vuelto a abandonarnos:
hecho evidente de que Dios le pide algo grande. Ella sabe "Estaré todos los días con vosotros hasta el fin del mundo"
que el Mesías nacería de una mujer (Protoevangelio) y (Mt 28, 20).
que sería concebido por una virgen en el pueblo hebreo¡ Cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso te­
no sabe que la mujer predestinada es precisamente ella, la rrestre, con la perspectiva de la fatiga y de la muerte, no sa­
humilde y desconocida doncella de Nazaret. Y el ángel le lieron como unos seres desesperados. Dios les había dicho
explica: "No temas ... tendrás un hijo ... lo llamarás Jesús ... una gran palabra, condenando a la serpiente que los había
será grande, será Hijo de Dios, será rey ... ". engañado: "Maldita serás ... Pondré enemistad entre ti y la
María no duda un solo instante¡ no pide signos, sino ór­ mujer, y entre tu raza y la suya; ella te aplastará la cabeza"
denes: ¿cómo debe comportarse para corresponder plena­ (Gén 3, 14-15). Quedaba una esperanza: aquella mujer y su
mente a la voluntad de Dios? Su pregunta: "¿Cómo será hijo (su semilla), que derrotarían a Satanás. Pero, ¿cuándo
esto, pues no conozco varón?", es decir, no tengo relacio­ llegaría aquella mujer? Y, ¿cuándo triunfaría su hijo? La
nes conyugales, es una revelación explícita de su propósi­ promesa mesiánica se fue precisando en el largo período
to de mantenerse virgen. "¿Tengo que seguir así? ¿Debo de espera. Con Abraham, Dios se elige un pueblo del que
cambiar?" Ella, que es la esclava del Señor, no pone nin­ saldría el Bendito. Entre las diversas tribus de Israel la pre­
guna condición a Dios¡ sólo pregunta lo que ha de hacer. dilección cae sobre la tribu de Judá, y entre las familias de
~a ~;spuesta de Gabriel: "El Espíritu Santo vendrá sobre Judá la promesa se centra en la de David. Pero, ¿cuándo y
tí:·• , _no es sólo la explicación de cómo nacerá aquel Hijo, cómo se realizarían las profecías?
m el s~ple anuncio de que será el verdadero Hijo de Dios, Por fin estamos ante la mujer predestinada y bendita.
p~ro si la confirmación de que su propósito de mantenerse Sus padres la han llamado María; el ángel Gabriel la define
virgen provenía de Dios y de que lo mantendría incluso en como "colmada de celestes favores"; ella misma se presen­
el matrimonio.
ta como "esclava del Señor". Es ella la mujer prometida, la
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Mii:gen ijU.8 Mara a luz un hijo. El pueblo hebreo esperaba a establece con ella una relación única, irrepetible, superior a
un Mesías, a un hombre. Nunca habría podido pensar que cualquier otra relación con los seres creados,
el enviado de Dios fuera su mismo Hijo unigénito. Aquí la
página de la Anunciación se hace aún más importante. Por Sobre nosotros
primera vez aparece con toda claridad el misterio trinita­ Estas maravillas de Dios no se realizaron con el objeto de
rio, del que sólo había alguna alusión velada en el Antiguo honrar a María, sino por nuestra salvación. En efecto, des­
Testamento: el Padre envía al ángel Gabriel, que ya se le cubrimos de inmediato el amor de la Santísima Trinidad
había aparecido a Daniel para las grandes profecías me­ por cada uno de nosotros: Jesús se encarna por nosotros
siánicas, y unos meses antes a Zacarías para anunciarle el para salvarnos. Es evidente el rol de María en la realización
nacimiento del Bautista; el Hijo se encarna en el seno de la de este plan divino, su colaboración con Dios y la gratitud
Virgen, uniendo así a su naturaleza divina la naturaleza que le debemos.
humana en la única persona del Verbo; el Espíritu Santo
desciende sobre María para realizar aquel gran misterio
por el cual María, aun permaneciendo virgen, se convierte
en madre, y madre del Hijo de Dios.
Ll~gados a este punto, sólo nos queda contemplar el
admirable modo de proceder de Dios y cómo cumple sus
promesas mejor de lo que el hombre habría podido desear
o soñar.

Reflexiones

Sobre María
Su grandeza: es grande por haber sido predestinada, por­
que cree, porque está dispuesta a hacer cuanto el Señor
le
. ~1"d e, sin
· cond"ícíones. Los tres nombres con los que es
mdicada:. María significa "arriada por Dios", es el primer
paso hacia lo que Dios quería hacer de ella; "colmada de
favores celestiales" (solemos decir también: "llena de gra-
cia"), es 1 o que e 1 s enor
- esta~ realizando en ella· esclava
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del Señor" es la respuesta justa de la criatura humana a las


solicitud ~s ¿·rvinas.
· L a Trinidad que se revela y obra en ella
la maravilla de las maravillas, la Encarnación del Verbo,

28 29
ía 6 Así pues, María se apresura a ir donde el plan de Dios ha
comenzado a realizarse. La ciudad montañosa de Judea, en
la que vivía Isabel, se ha venido identificando comúnmen­
Dos madres y dos hijos te con Ain-Karim, a unos siete kilómetros de Jerusalén. Era
fácil encontrar caravanas que se dirigían a la Ciudad Santa,
a las que solían unirse para hacer el viaje, ciertamente en
compañía de algún pariente. Creemos que no la acompa­
"Mira que tu parienta Isabel ha concebido también un ñ.6 José, su marido, pues en tal caso no habría tardado en
hijo varón en su vejez: con este lleva ya seis meses esa que descubrir el gran misterio escondido en su esposa y sería
llaman la estéril; porque no hay cosa ninguna imposible inexplicable su sorpresa a la vuelta de María a Nazaret.
para Dios" (Le 1, 36-37). Así le había dicho Gabriel a Ma­ Partiendo de Nazaret, los 160 km que la separaban de Ain­
ría, anunciándole que su hijo nacería por obra del Espíritu Karim le podrían haber llevado cinco o seis días de camino
Santo, es decir, de un modo totalmente milagroso: Aquel (iban a pie, ya que entonces existía la costumbre de cami­
que había hecho fecundo el seno estéril y viejo de Isabel nar, que nosotros hemos perdido por completo). Y, por fin,
tenía el mismo poder para hacer fecundo el joven seno de se registra el gran encuentro que solemos indicar con la
María, manteniéndola virgen. La Virgen no había pedido palabra visitación. Lo llamo "gran encuentro" porque no se
ninguna señal o prueba. Entonces, ¿por qué le dio el ángel trataba de una visita privada de parientes. En el Evangelio
una señal, y precisamente aquella señal? no hay cabida para episodios de carácter personal; el Evan­
La explicación parece fácil. En primer lugar quería rei­ gelio es la proclamación de la Buena Nueva, anuncio de la
terar a María que en ella se operaría algo completamen­ salvación realizada por Dios, no historiograña.
te milagroso, de lo que no existía ningún ejemplo antes Aquí nos encontrarnos con una enseñanza que quiere
ni lo habría después: que una virgen concibiera por obra darnos el evangelista y que tiene un valor perenne: desde
del Espíritu Santo, permaneciendo virgen antes, durante y que María concibiera al Hijo de Dios, por obra del Espíri­
después del parto, conforme a la opción que María había tu Santo, adondequiera que vaya contamos siempre con la
hecho por inspiración divina. Pero había también otro mo­ presencia de Jesús y del Espíritu. Apenas la jovencísima
tivo, que la jovencísíma madre entendió inmediatamente: parienta pone el pie en su casa y la saluda, Isabel tiene esta
al anunciarle la milagrosa concepción del Bautista, Gabriel experiencia. No sé qué timbre tendría la voz de María, pero
quería darle a entender que había una estrecha relación en­ conozco perfectamente la eficacia de su presencia. Y no es
tre aquellos dos niños, nacidos ambos de modo milagroso, este el único primado de Isabel; tiene muchos otros: es la
si bien diverso, y de'cuyo nacimiento Gabriel mismo había primera que, en presencia de María, está llena del Espíritu
sido el anunciador enviado por el Padre. María comprende Santo, y la primera que ensalza a María por su materni­
que hay una conexión entre su niño, Hijo de Dios, y el niño dad: "Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu
de Isabel; rm vínculo de misión, por el cual el Bautista será vientre"; la primera que reconoce en María a la Madre de
el precursor de Jesús, el que]~ preparará el camino. Dios, llamándola "madre de mi Señor"; es también la pri­
mera que anuncia una bienaventuranza evangélica: "Ben-
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dita tú que has creído". Nótese que toda la Biblia está llena cubrirá con su sombra". E Isabel, llena de la presencia di­
de bienaventuranz as: es el libro de las bienaventuranzas; vina, repite casi a la letra las humildes palabras de David:
piénsese sólo en los salmos que empiezan con las palabras ¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí?" Es es­
11

"bendito el que ... "; lo mismo puede decirse del Evangelio, tupendo este realizarse del plan de Dios, que a través de las
que no contiene sólo las ocho bienaventuranz as del sermón anticipaciones veladas del Antiguo Testamento encuentra
de la montaña, aunque éstas tengan un valor programático sus actuaciones en el Nuevo.
particular. En lo tocante a primados, me parece que Isabel La visitación nos recuerda uno de los episodios más go­
tiene unos cuantos. zosos de la vida de María. Después de todo, ¡no son mu­
En este punto está claro que los protagonistas del encuen­ chos! La exultación de Isabel y la exultación del Bautista
tro son los niños que ambas madres llevan en su vientre. nos hablan claramente de la alegría que conlleva la pre­
Juan salta de alegría en presencia de su Señor, realizando sencia de María adondequiera que va, dondequiera que
la profecía pronunciada por Gabriel a Zacarías, a saber, que es acogida. Porque con ella está siempre tanto la presencia
el niño sería santificado desde el seno de su madre. Y Jesús de Jesús, que da la gracia de la salvación, como la presen­
inicia su gran obra de santificación. Acaba de ser concebi­ cia del Espíritu Santo, que ilumina y hace comprender los
do, pero no es un simple grumo de sangre, como pretenden grandes misterios de Dios.
los modernos asesinos que han hecho aprobar leyes asesi­
nas: ¡es el Hijo de Dios! Esta es una enseñanza que debe
recordar con claridad toda mujer que concibe un hijo. Reflexiones
Hay otro aspecto que cabe subrayar en este encuentro de
gran valor profético y salvífico: recuerda un episodio bíbli­ Sobre María
co que parece ser una anticipación del mismo. Cuando el Es el Arca de la Alianza verdadera y estable, es decir, la
Arca de la Alianza, de la que Dios había tomado posesión morada de Dios; es más aún, porque es aquella de la que
cubriéndola con su sombra para indicar su presencia, fue Dios ha asumido la naturaleza humana para vivir entre no­
devuelta a Jerusalén por el rey David, hizo primero una sotros corno hermano nuestro. Acoger a María es el camino
parada. El rey tuvo un momento de duda y de terror por para recibir a Jesús y al Espíritu Santo. La primera bien­
la santidad del Arca cuando Uzá murió de improviso nada aventuranza del Evangelio, "Bendita tú que has creído", es
más por haberse atrevido a tocarla. Entonces David la dejó la bienaventuranza de la fe; a María le corresponde perfec­
en la casa de Obed Edom durante tres meses, el mismo tamente la última bienaventuranza proclamada por Cristo
tiempo que María pasó con su prima. Después, cuando se resucitado a Tomás: "Creíste porque me viste. Dichosos los
decidió a hacerla transportar definitivamente a Jerusalén, que crean sin ver" (Jn 20, 29). María es modelo del que cree
sintió toda su indignidad y exclamó:"¿Cómo ha de entrar sin haber visto.
a mi capital el Arca del Señor?" (2Sam 6, 9).
Todo aquel episodio era un signo profético. La verda­ Sobre nosotros
dera Arca de la Alianza es María, a quien dijo el ángel: "El Tal vez no hayamos comprendido aún quién es María; los
Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te diversos primados de Isabel nos sirven de ayuda y de guía.
32 33
fila ermos la ilusión de obtener a Jesús y al Espíritu San to
sin pasar a través de María no es conforme al camin o se­
gui do por Dios. La fe, no la sensibilidad, nos dice que la
Día7
salvación comienza por acoger a María. El canto de la alegria

No transcribo aquí el Magníficat (Le 1, 46-55), pero ruego


al lector que lo tenga muy presente. Al saludo exaltante e
inspirado de Isabel, María responde con un cántico de ala­
banza a Dios que constituye el himno principal del Nuevo
Testamento. Los que tienen el cometido o la buena costum­
bre de rezar por la tarde la plegaria de Vísperas no dejan de
repetir nunca a diario el canto de la Virgen. Isabel, ilumi­
nada por el Espíritu, dirige a María un saludo estupendo,
que nosotros repetimos continuamente al recitar el Avema­
ría; no debe sorprendernos, pues, que la Virgen, más llena
que nunca del Espíritu Santo y templo viviente del Hijo de
Dios, responda con un cántico de extraordinaria riqueza.
Tengamos asimismo en cuenta el estado psicológico de
la joven madre en aquel momento. Ciertamente su cora­
zón, rebosante de alegría por lo que el Señor estaba hacien­
do en ella, se encerraría en su discreto silencio, sin poder
confiárselo a nadie. Ahora, por fin, viendo que su secreto
había sido revelado a su prima, ya feliz por su parte debido
a la inesperada concepción del Bautista, puede prorrumpir
libremente en aquel himno de alabanza, que ciertamente
ya se había ido formando en su interior y que cantaba en su
corazón desde la partida del ángel anunciador.
El Magníficat tiene características únicas. Cada una de
sus expresiones y cada palabra son eco del Antiguo Testa­
mento: podríamos enumerar más de 80 citas. Sin embargo
el resultado no es un centón de textos bíblicos, una especie
de antología de citas, sino un canto nuevo, que revela toda
la frescura y espontaneidad del corazón exultante que lo

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ha compuesto. Marí a es feliz. Es feliz porque Dios la h Por otra parte, si analizamos el Magníficat, descubrire­
elegido sin tener en cuenta su nada, porque Jesús está e mos sin dificultad su división en tres partes, de desarro­
ella: es el Hijo de Dios, pero es también plenamente hij llo y contenido completamente distintos. Al comienzo el
suyo, carne de su carne y sangre de su sangre; ya lo estrs canto es estrictamente personal: la Virgen reflexiona sobre
cha contra su corazón y sueña con sus ojos, su sonrisa, co lo que el Señor ha hecho en ella; sin embargo, aunque se
aquel rostro que ciertamente se le asemeja más que cual refieran a su persona, los conceptos expresan verdades de
quier otro rostro, según Dante. Es feliz porque se encuen valor universal; todo lo que Dios ha hecho en María tiene
tra con una parienta que la comprende y con la que pueo como fin realizar el plan de salvación. El Señor ha dirigido
desfogar su gozo. su mirada a la nulidad de su esclava. Ella siente que no es
La felicidad de María tiene un solo origen: deriva po nada, una nada que ha sido objeto de la elección gratuita
entero de lo que Dios ha hecho en ella. Por eso todas la de Dios, que ha hecho en ella grandes cosas, porque sólo
alabanzas van dirigidas a Dios. Isabel alaba y bendice · Él es grande, poderoso, santo. Es una invitación clara a no
María; María alaba y bendice a Dios. Al comienzo paró mirar ni alabarla a ella, sino a mirar y alabar a Dios: lo que
del cántico de Ana, otra mujer que había experimentad ella ha llegado a ser, de una grandeza excepcional, es obra
el gozo de la maternidad por una gracia extraordinaria da de Dios.
Señor, siendo estéril, y entona su alabanza a Dios en esper Y prosigue. Pensemos en el valor de esta jovencita que,
de su hijo Samuel. Después María recorre, con las referen en espera de un hijo, se atreve a hacer sobre sí misma una
cías de su canto, de algún modo, todos los libros histórico profecía a la que nadie se habría aventurado: "Desde ahora
y proféticos de la Biblia, citando en especial los Salmos. SiP me felicitarán todas las generaciones". De no haber tenido
embargo no hay ninguna pesadez en esta acumulación d la luz de Isabel, la única que estaba presente, uno pensaría
referencias, sino toda la espontaneidad de un himno nue que aquello era el desvarío de una mujer enloquecida. En
vo. ¿Cómo es posible? Un secreto que todos estamos invi­ cambio, a dos mil años de distancia, nosotros somos testi­
tados a descubrir es la belleza de los Salmos: Dios misrru gos de que esta profecía se ha realizado y se realiza conti­
nos enseña las palabras con las que alabarlo, palabras que nuamente, con un aumento impresionante.
con frecuencia reflejan nuestra situación, el estado de áni La segunda parte del Magníficat tiene un desarrollo to­
mo en que nos encontramos en ese momento. Las plega­ talmente distinto. La humildísima María, reflexionando
rias bíblicas no son sólo oración; son también escuela de sobre el comportamiento de Dios, usa un lenguaje casi
oración. Quien las usa habitualmente, como sin duda hacía violento: los soberbios y sus proyectos se reducen a nada;
María, aprende también a dirigirse a Dios con plegaria los poderosos son derribados de sus tronos y los ricos se
espontáneas, que reflejan los conceptos o las mismas pala­ precipitan en la miseria. En compensación son ensalzados
bras de la Biblia. Por eso el Concilio Vaticano II recomendó los humildes, y los hambrientos son colmados de bienes.
a todos los fieles que rezaran el Oficio divino, especialmen­ Se proclama ya la revolución del Sermón de la Montaña,
te Laudes y Vísperas, que constituyen su núcleo principal la proclamación de las bienaventuranzas. Es una revolu­
(cfr. Sacrosanctum Concilium, 100). ción totalmente nueva respecto a los cánticos del Antiguo
Testamento (pienso en Débora, en María, la hermana de
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M@is~s~ elil!fu.dit), en los que se exaltaba a Dios por victoria e a Dios. "Per Mariam ad Jesum": a través de María se llega
militares, Jesús. Por eso el centro y el culto de todos los santuarios
En la tercera parte, María se identifica con su pueblo, e iariarios no es nunca María, sino Jesús eucarístico.
pueblo de la Alianza, depositario de la gran promesa. Citl\
en particular a Abraham, el primer elegido, de quien ella se
siente hija. Dios le había jurado: "En ti serán benditas todas
las familias de la tierra" (Gén 12, 3). María ve realizadas en
sí misma todas las promesas hechas por Dios a Israel por
medio de los padres, pero encaminadas a la salvación de
toda la humanidad.
El pasado es reevocado en vista del futuro; Israel fue sus­
citado para ser depositario de las promesas divinas y se ha
desarrollado en vista de la llegada del Mesías. Ahora ha ter­
minado esta misión, porque se ha realizado en María. De
ella provienen el Mesías mismo y el nuevo pueblo de Dios.

Reflexiones

Sobre María
La humildad no es nunca contraria a la verdad. María es
consciente de la grandeza a la que ha sido elevada, así
como del hecho de que, personalmente, no tiene nada de
qué vanagloriarse: todo es don de Dios, y a Él sólo se ha de
alabar. Es la única vez en que María habla extensamente;
tal vez quiera enseñarnos que es muy importante hablar
con Dios, adorarlo, darle gracias y referir a Él todo lo bue­
no que tenemos.

Sobre nosotros
Las plegarias bíblicas son oraciones y escuela de oración:
ª_prendamos a hacerlas nuestras expresándonos con plega­
nas espontáneas, inspiradas en conceptos bíblicos. Unámo­
nos al_ coro de todas las generaciones que alaban a María,
pero sin detenernos en María: a través de ella se llega siem-
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un santo matrimonio conforme a la ley de Moisés; lo había
contraído con la certeza de haber encontrado a la esposa
ideal: una muchacha que conocía desde el nacimiento (lo
Cómo sufre unjusto mismo sucedía con todos en aquel pequeño pueblo), por la
que sentía una estima y un afecto inmensos, tales como para
excluir de modo absoluto que se encontraba ante una trai­
ción; si hubiera pensado esto, su deber habría sido denun­
"El nacimiento de Jesucristo fue así: estando desposada ciar a su mujer como infiel. Quizá sus padres y los amigos
María, su madre, con José, se halló, antes de que vivieran ya se congratulaban con él por el futuro hijo; pero a José le
juntos, que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. José, atormenta algo que no le deja vivir en paz y que crece de
el esposo de María, quien era un hombre justo, no querien­ semana en semana junto con una dolorosísima decisión.
do difamarla pensaba repudiarla secretamente. Cuando Nos asombra el silencio de María; pero si reflexionamos
esto pensaba, se le apareció en sueños un ángel del Señor, sobre su personalidad, sobre su modo de comportarse, no
diciéndole: 'José, hijo de David, no temas recibir a María nos debería sorprender y entenderíamos que su silencio le
tu esposa: porque el ser que ha sido engendrado en ella, sugirió el comportamiento más razonable que podía adop­
es por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien tarse en aquella ocasión. También ella debe haber sufrido
pondrás el nombre de Jesús, porque Él librará de sus peca­ un dolor tremendo. Leía en el rostro de su esposo, cada vez
dos a su pueblo'" (Mt 1, 18-21). más marcados, la duda, el sufrimiento y la incertidumbre
Notemos la meticulosidad con que Mateo nos narra es­ sobre lo que había que hacer, pero estaba convencida de
tos hechos. Es muy importante saber con exactitud cómo se que no le correspondía a ella intervenir. Lo que había suce­
desarrollaron las cosas, no para satisfacer nuestro interés dido en ella era extraordinario y la actuación más grande
histórico que, como ya hemos dicho, rebasa las intencio­ del plan divino. Revelarlo y hacerlo comprender no era de­
nes de los evangelistas, sino para ratificar dos verdades de ber suyo; un hecho tan extraordinario pertenecía al Padre
fundamental importancia salvífica: que Jesús es verdade­ que le había enviado el ángel, al Hijo que llevaba en su seno
ramente Hijo de Dios, concebido por obra del Espíritu San­ y al Espíritu que la había fecundado. Por eso calla y espera
to, como nos relata Lucas en la página de la Anunciación, y cuando callar y esperar son las dos cosas que más cuestan.
el verdadero Mesías prometido, en quien se han realizado Admiramos el silencio de María, pero el silencio de Dios
todas las profecías. En particular: que debía ser un descen­ nos desconcierta. Con Isabel había bastado el sonido de la
diente de David y que sería concebido por una virgen. Es­ voz de María para que el Espíritu le revelase todo. ¡Cuánto
tos son los fines que se propone Mateo, por lo que parte de habrá sufrido José por el silencio de María! Pero, ¡cuánto
un hecho que es cada vez más evidente después de los tres habrá sufrido también María por el silencio de Dios!
meses que María ha pasado en casa de Isabel: José se da Poco a poco José va madurando la decisión más dolorosa
cuenta de que su mujer está encinta. de todas: está convencido de que se halla ante un misterio,
¡Qué días tan dramáticos, de dudas atroces, debe haber un hecho más grande que él. Es mejor romper con todo.
pasado este joven esposo! Hombre justo, deseaba celebrar Decide dar a su esposa el libelo de repudio de la forma más
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delicada posible, "en secreto", como dice Mateo (bastaba 1 del que se habría sentido absolutamente indigno. Aquí de­
presencia de dos testigos). Entonces a un hombre le resul bemos descubrir verdaderamente el plan de Dios con re­
taba muy fácil repudiar a su mujer con cualquier pretexto lación a la figura de José. Nos ocuparemos de ello en la
El libelo de repudio era considerado una garantía para 1 próxima reflexión.
mujer, que así podía casarse de nuevo. Sólo entonces, cuan­ Como conclusión, nos limitaremos a hacer notar que la
do José había llegado a tomar esta decisión en medio d profecía de Isaías, "una virgen concebirá", recibe la expli­
tanto sufr imi ento, llega el ángel para revelarle la verdad cación exacta sólo en Mateo. A menudo las profecías del
Seam os sinceros; nosotros nos pregun taríamos: ¿por qu Antiguo Testamento contienen acentos velados que sólo se
Dios no ha mandado antes al ángel? ¿Por qué ha permi tid, aclaran en el momento de la realización. Tampoco en este
que sufrieran tanto aquellos esposos, am ados y predilec caso resultaba clara la expresión. El mismo término usado
tos? Creo que eran los mi smos motivos por los que el Padre por Isaías, almah, podía indicar una muchacha o una joven
exigió al Hijo el sacrificio de la cruz. Los caminos del Señor esposa. Sólo con la extraordinaria maternidad de María y
no son nuestros caminos. El Señor nos pide que hagamos la referencia de Mateo comprendemos su sentido exacto:
su voluntad, no nos pide que comprendamos sus motivos, una virgen.
con frecuencia superiores a nuestras facultades terrenas.
En este punto podemos comprender la dicha de José.
"No tengas ningún reparo en recibir en tu casa a María, Reflexiones
tu mujer", le ha dicho el ángel. Ya no sentía ningún temor:
acudiría tan rápidamente como le permitieran sus fuerza Sobre María
donde María para decirle que ahora sabía todo, que todo La maternidad divina no la libró del sufrimiento. Tal vez,
estaba claro; se apresuraría a fijar el día de las nupcias so­ la duda de José y la incertidumbre sobre sus decisiones
lemnes; después de tanto temor por tener que renunciar a constituyeran su gran sufrimiento; pero mucho más gran­
su amadísima esposa, ahora tenía la certeza de que no se des y continuas serán las futuras. Con razón nos hace notar
separaría nunca de ella. También para la Virgen sería el fin santa Teresa de Ávila que el Señor envía más cruces a los
de una pesadilla, y daría gracias a Dios, que había premia­ que más ama. Su elección no le dio tampoco a la Virgen
do así su confianza, su abandono. una comprensión de los planes de Dios que la preservase
Pero estas son sólo consideraciones personales, huma­ de dudas, incertidumbres e interrogantes sin respuesta.
nas. Lo que comprendió José era muy diferente. Compren­
dió que su esposa era nada menos que la Madre de Dios; Sobre nosotros
que él era el afortunado descendiente de David por medio Con frecuencia el camino de nuestra vida sigue un curso
del cual se realizarían las profecías mesiánicas; que su ma­ del todo distinto de nuestras previsiones. José es para no­
trimonio con María era algo completamente distinto de lo sotros un gran modelo de disponibilidad. El Señor no está
que se imaginaba: Dios le confiaba precisamente a él a las obligado a darnos explicaciones sobre su comportamiento;
personas más queridas y preciosas que existieron jamás: Él busca al que hace su voluntad, aunque a menudo no nos
Jesús y María. Comprendió y aceptó con gratitud su rol, dice ni hace comprender sus motivos. Unas veces nos exige
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una mferw:erntión activa; otras veces nos pide un abandono .P
confiado. Tener paciencia, callar, esperar, son virtudes que 1a g
generalmente nos cuestan bastante más que actuar.
Esposos felices unidos por Dios

"No tengas ningún reparo en recibir en tu casa a María, tu


mujer": era el deseo más grande de José, que en medio de
aquel sufrimiento personal sobre todo temía el tener que
renunciar a su esposa. Despejada felizmente toda duda,
sólo faltaba proceder a las nupcias solemnes, o sea, a la
introducción de la esposa en la nueva casa, que el esposo
había ido preparando mientras tanto. También los pobres,
para aquella ocasión única en la vida, con la ayuda de sus
parientes, ponían el mayor cuidado para solemnizar al
máximo la fiesta. Es fácil pensar que también las nupcias
de José y María tuvieran carácter festivo, con la numerosa
presencia de parientes y amigos, alegradas por música y
cantos, durante siete días, corno solía hacerse entonces.
Pero entre los dos esposos existía un secreto que sólo co­
nocían ellos: la presencia del Hijo de Dios, el que los había
unido y para quien vivirían. Por ello José no podía ignorar la
sacralidad del gesto de introducir a María, la nueva y autén­
tica Arca de Dios, en su casa. Es muy fácil, habida cuenta del
conocimiento que todos los hebreos tienen de la Biblia, que
pensara en el texto sagrado: "Convocó David a todo Israel
en Jerusalén para trasladar el Arca del Señor ... También dijo
David a los jefes de los levitas que de entre sus hermanos es­
cogiesen cantores provistos de instrumentos musicales, sal­
terios, cítaras y címbalos, que entonasen cantares de alegría,
haciendo resonar su voz" (1Crón 15, 3ss.).
Pero esto no bastaba. Había que ocuparse de otro asunto
que nos hace comprender la grandeza de José por el rol
que Dios le había confiado y que él aceptó con entusiasmo.
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También él quizá dijera, consciente de su poquedad, la aquel niño, secreto que Jesús mismo irá revelando poco a
palabras de David y de Isabel sobre el Arca de la Alíanz, poco, con mucha discreción; y el no revelar su identidad
y a la verdadera Arca de Dios: "¿Quién soy yo para que 1 personal de Madre de Dios.
madre de mi Señor y el Señor mismo vengan a mi casa? Creo que es este el momento en que José reflexionó se­
Y comenzaría a darse cuenta de los motivos que le hacíai riamente sobre sí mismo, comprendiendo lo que Dios
entender su rol. esperaba de él al confiarle a Jesús y María. Si antes tenía
Un motivo seguro por el que él había sido elegido, m una estima a María corno para excluir a toda costa su in­
tivo repetido por el ángel en el anuncio a María y por e fidelidad, después esta estima se transformó en auténtica
ángel que se le había aparecido en sueños: él era un hijo de veneración: José es el auténtico, gran y primer devoto de
David, un miembro de la casa de David; por medio de él, María santísima. Pero hay más. En los primeros siglos del
en virtud de su matrimonio con María, el Mesías cumpliría cristianismo la figura de José era más estudiada y conocida
la profecía de pertenecer a la familia de David. A nosotros que hoy. Pienso, por ejemplo, en el gran arco cubierto de
tal vez nos parezca poco; habríamos preferido que fuera mosaicos de Santa María la Mayor en Roma, que se remon­
María la que perteneciese al linaje davídico. En cambio no ta al año 432, en recuerdo del hecho de que el año anterior,
fue así. Debemos tener en cuenta que a menudo las pro­ en Éfeso, María había sido proclamada Madre de Dios. Ob­
fecías mesiánicas son genéricas y que Dios las realiza con servando las diversas escenas, vemos que José destaca en
gran libertad. Desde el principio, cuando el profeta Natán cuatro de ellas: es visto como el jefe de la Sagrada Familia
promete a David una casa estable (cfr. 2Sam 7, 16), es natu­ y de la Iglesia, representante del obispo, testigo y custodio
ral pensar en una dinastía real de tiempo indeterminado. de la virginidad de María, protector y educador de Jesús.
En cambio la dinastía davídica terminó con la deportació Respecto a Jesús mismo, el secreto que guarda José en su
en Babilonia. A la vuelta del exilio, el único personaje im­ corazón, junto con María, es la identidad divina de aquel
portante, entre los descendientes de David, es Zorobabel; hijo. Pero es también la misión de aquel niño, que el ángel
pe~o vivió cerca de 500 años antes de Cristo. Después la le había revelado con las palabras: "Le pondrás el nombre
estirpe de David no volvió a tener ninguna importancia de Jesús, porque Él librará de sus pecados a su pueblo" (Mt
política, y las palabras de Natán fueron interpretadas cada 1, 21). Aquí tenemos delineado el cometido por el que el
vez más en sentido mesiánico. Dios las realizó con el matri­ Hijo de Dios se hizo hombre: para salvar, redimir del peca­
monio entre María y José. do y reabrir así las puertas del cielo. Precisamente él, José,
Pero José entendió también algo mucho más importante: sería el formador, el educador, en el aspecto humano, del
corr_iprendió quién era su esposa y el niño que había con­ Hijo de Dios, para prepararlo para su misión.
cebido. María era la mujer tan esperada, profetizada en el En este punto no es dificil comprender el "sí" gozoso de
Génesis; la virgen que alumbraba, preanunciada por Isaías José, no menos gozoso que el fiat de María, al rol que le
como un signo de salvación; el hijo, concebido por obra del asignaba el Padre. Su matrimonio sería distinto de lo que
Espíritu Santo, era el mismo Hijo de Dios y Dios como el él creía y se proponía, pero era inmensamente más grande.
Padre. Comprendió que el silencio de María había tenido Cuando Dios llama a una misión extraordinaria, siempre
un doble fin: salvaguardar el secreto sobre la identidad de exige renunciar a los proyectos y visiones humanas. Así
46 47
©E>r@ con Abraham , cuando le invitó a dejar su casa y su ción: con tal que cumplamos la voluntad de Dios, nuestra
tierra y partir, sin decirle adónde lo llevaría. Así también vida en todo caso será un éxito. Y además de la ayuda de
con los profetas (basta pensar en Am ós), que sólo pensaban María invoquemos la ayuda de José, sintiéndonos confia­
en continuar el humil de trabajo de sus padres; lo mismo dos a él como miembros del cuerpo místico.
hizo con los apóstoles, invitándoles a dejarlo todo para se·
guirlo. Y así sigue obrando con todo aquel a quien llam a C\l
una dedicación total a ÉL
Cuando, el 8 de diciembre de 1870, Pío IX proclamó a
san José "patrono de la Iglesia universal", a muchos les pa­
reció que invocaba a un protector más en el momento en
que estaba por desaparecer el poder temporal de los papas.
En cambio se trataba del reconocimiento de un dato evan­
gélico: confiando a José la persona de Jesús, Dios le confió
también su cuerpo místico, la Iglesia.

Reflexiones

Sobre María
Su confianza, su abandono en Dios, tuvieron plena recom­
pensa, si bien tras muchos dolores. Desde aquel momento
María cuenta con la ayuda de alguien de la máxima con­
fianza, que compartirá con ella las alegrías y las penas­
como ya comparte con él los secretos de su identidad y de
la de Jesús. Las relaciones entre María y José, desde el mo­
mento en que su unión había sido querida por Dios en fun­
ción total de Jesús, eran de extremo respeto y colaboración;
no existían las relaciones conyugales corrientes, pero había
un amor verdadero, ese amor que no está en los sentidos.

Sobre nosotros
La disponibilidad a los planes de Dios, expresados por
nuestras dotes y por las circunstancias, a menudo puede
inducirnos a renunciar a proyectos y metas. El plan de Dios
sobre cada uno de nosotros es siempre un plan de salva-
48 49
/>
Con ocasión del censo, José se hace acompañar por Ma­
12110 ría. Notemos que las mujeres no estaban obligadas a inscri­
bir su nombre; quizá José no quisiera separarse de María
Belén, la casa del pan en la proximidad del parto, o tal vez quería hacer inscribir
a María en el censo, entre los componentes de la familia de
David, para que también el niño figurara entre los miem­
bros de tal familia. "No alcanzaron lugar en la hospede­
"Por aquellos días se publicó un edicto de César Augusto ría" (Le 2, 7). Creo que la elección provisional de los santos
ordenando que se hiciera un censo de todo el imperio". Así progenitores fue dictada por la conveniencia, teniendo en
nos introduce Lucas, en 2, 1, en el gran evento de la Nati­ cuenta el evento que estaba por cumplirse en María. Se­
vidad. Dios se sirve de las causas segundas, que a noso­ guramente los habrían acogido los parientes, tan hospita­
tros nos parecen completamente accidentales, para llevar larios entre los hebreos. Pero las casas constaban de una
a cabo sus designios. El profeta Miqueas había profetizado sola habitación, donde se tendían alfombras por la noche
que el Mesías nacería en Belén, y el Señor se sirvió de esta para descansar todos juntos. No era la mejor solución. En
circunstancia para que Jesús naciera precisamente allí. la caravanera había habitaciones tranquilas, pero de paga,
Belén, que significa "casa del pan" (reparemos en la refe­ y por consiguiente no idóneas para los pobres; se podían
rencia eucarística), era una aldea situada a siete kilómetros cobijar bajo el porticado, junto con todos los demás, pero
de Jerusalén; ahora es una pequeña ciudad en constante tampoco esta solución era satisfactoria. Era preferible una
crecimiento, por lo que casi está unida a la gran ciudad. gruta aislada, donde los pastores y el ganado se albergaban
En la Biblia encontramos mencionada varias veces a Belén. en ciertas ocasiones. Era un privilegio pobre, pero discreto,
De allí salió Noemí con sus dos hijos casados, que murie­ tranquilo.
ron sin dejar herederos. Entonces Noenú volvió a su casa Y aquí es donde nace Jesús, según nosotros como un cha­
natal, acompañada por una de las nueras, la moabita Rut. bolista. Y sin embargo, ¡cuánta majestad a su alrededor! Aún
El relato bíblico, en el libro que debe su nombre a Rut, nos hoy, contemplando Belén desde el "campo de los pastores",
refiere con admiración la gran opción de esta extranjera. especialmente a la hora de la puesta del sol o de noche, uno
Invitada por Noemí a volver a su casa, como la otra nuera, se queda encantado ante el paisaje rodeado de colinas, la
Rut hizo una elección arriesgada y de fe: "Tu pueblo será vegetación y el cielo completamente terso. Sobre todo, Jesús
mi pueblo, tu Dios será mi Dios" (Rut 1, 16). Se casará con era acogido por los dos corazones más puros del mundo.
Booz y merecerá formar parte de la genealogía del Mesías, Los bizantinos expresan todo esto con una bella plegaria
convirtiéndose en la bisabuela de David. En Belén David natalicia: "¿Qué te ofreceremos, oh Cristo, por haber apare­
será ungido rey por Samuel, cuando aún reinaba Saúl, en cido en la tierra como hombre? Cada criatura creada por ti
presencia de sus hermanos.
te ofrece su reconocimiento: los ángeles, el canto; los cielos,
Son grandes acontecimientos para un pueblo tan peque­ una estrella; los magos, los dones; los pastores, su admira­
ño. Pero el acontecimiento más grande, que hará a Belén ción; la tierra, una gruta; el desierto, un pesebre. Pero noso­
conocida en el mundo, será el nacimiento de Jesús. tros te ofrecemos por madre a la Virgen María".
so
51
San Francisco, con su gran sensibilidad, quiso reprodu­ se afirma que Jesús es Dios desde el primer instante de su
cir al natural la escena de la Natividad; así difun dió los concepción. Por ello María es verdaderamente madre de
belenes que en los días de Navidad contemplamos en las un hijo que es Dios. Por ello la proclamamos con razón
iglesias, en las casas, con frecuencia en las mismas plazas, "Madre de Dios".
en los camin os y en los escaparates de las tiendas. Nosotros Para los católicos estos conceptos resultan claros. Pero
repetimos con confianz a, en medio de las preocupaciones debernos saber expresarlos también con exactitud, para
que nos angustian, las consoladoras palabras de Isaías: responder a las eventuales objeciones. Añadiremos que
"Nos ha nacido un niño ... se nos dio un hijo" (Is 9, 5): el tampoco los ortodoxos y los protestantes tienen dudas so­
Hijo de Dios. bre los dos grandes dogmas marianos definidos desde la
María brilla más que nunca en Navidad por su máxima antigüedad, anteriores a cualquier escisión: María, Madre
elevación: Madre de Dios. En el Evangelio no leemos nun­ de Dios, y María siempre virgen. Las dificultades, espe­
ca esta expresión, pero María es considerada y llamada de cialmente para algunas confesiones de la Reforma protes­
manera continua "madre de Jesús" y se dice claramente tante, se refieren a los dos últimos dogmas marianos de
que Jesús es Dios. Por lo tanto, cuando los primeros escri­ prornti.lgación más reciente, la Inmaculada Concepción
tores cristianos usaron el términ o Theotokos ( engendradora y la Asunción. Respecto a estas verdades tienen posicio­
de Dios) no encontraron ninguna oposición. Fue Nestorio nes diversificadas; varias confesiones las proponen como
el que se opuso a este título porque había incurrido en un posibilidad en la que uno puede creer o no. Pero quizá la
error cristológico: creía que en Jesús había dos personas, dificultad mayor procede de otros títulos marianos que no­
la divina y la humana, por lo que María era sólo madre sotros atribuimos a la Virgen, y del culto que le tributamos.
de la persona humana de Cristo, madre únicamente de un
hombre. Surgió la polémica que determinó el Concilio de
Éfeso en el año 431. La preocupación del Concilio fue prin­ Reflexiones
cipalmente cristológica: definió que en Jesús hay una sola
persona, la persona del Verbo que, encarnándose en María, Sobre María
asoció la naturaleza humana a la divina. Por consiguiente El día del nacimiento de Jesús fue ciertamente uno de los
María es verdadera Madre de Dios, ya que su hijo es real­ días más gozosos de su vida, por lo que no sintió las moles­
mente Dios. tias de la precaria situación. La grandeza de María, Madre
Para no incurrir en errores es importante comprender de Dios, no restó nada a su humildad, a su costumbre de
debidamente esta verdad. Nunca se ha pretendido hacer atribuir todo al don gratuito de Dios. Por eso ella se nos
de María una diosa; ella sigue siendo siempre una humil­ ofrece más que nunca con su materna atracción.
de criatura como nosotros, que ha tenido necesidad de ser
redimida en Cristo. Y tampoco ese título significa que Dios Sobre nosotros
necesite una madre que le transmita la divinidad. El título Pensemos en la alegría de la Navidad con sentido religioso
de "Madre de Dios" es un título cristológico: significa que para dar gracias al Padre, adorar al Hijo y abrimos a la
Jesús, nacido de María, es verdadero Dios. Con tal título iluminación del Espíritu Santo. Podemos reflexionar sobre

52 53
la aeogída que dispensamos a un Dios hecho hombre. Es
importante saber ver la humildad de su venida para com­
prender que ha venido para salvar y redimir. Cuando vuel­
Día 11
va en el esplendor de la gloria, vendrá para juzgar y dar a La fe de los más pequeños
cada uno lo que se merezca. Confiémonos a la Madre de
Dios para que nos haga conocer cada vez más al Hijo de
Dios e hijo suyo.
Dios prefiere decididamente a los pequeños, los pobres, las
personas que según la mentalidad humana no cuentan. Era
justo que el primer anuncio del nacimiento del Mesías se le
hiciera al pueblo hebreo, y este es uno de los significados
principales de todo el episodio. Pero después se nos reve­
lan los gustos de Dios en la elección de los primogénitos.
Los pastores no gozaban entonces de buena fama, a pesar
de la importancia que tema el pastoreo en la economía de
Israel. Baste pensar que no podían ser elegidos jueces ni
dar testimonio en los tribunales. Diríamos que no teman
plenos derechos civiles. Y precisamente a ellos Dios les
hace la revelación angélica con estas palabras: "Os doy la
buena nueva de un acontecimiento que causará gran ale­
gría a todo el pueblo, a saber: que hoy os ha nacido en la
ciudad de David un Salvador, el cual es el Cristo Señor. Os
doy estas señas: hallaréis un niño envuelto en pañales y
recostado en un pesebre" (Le 2, 10-12).
Isaías ya había profetizado, entre las señales mesiáni­
cas, que el Evangelio sería anunciado a los pobres. Aquí
tenemos la primera realización de ello. Y es que los pobres
están siempre dispuestos a creer y a moverse. La señal de
reconocimiento es bastante significativa, no es genérica,
como podría parecernos a nosotros. Además de indicar la
pobreza humana de aquel niño, ayuda a encontrarlo. Inclu­
so en las familias más pobres, cuando una madre esperaba
un hijo, se preparaba una canasta, una cuna donde poner­
lo. El hecho de que un niño fuera colocado en un pesebre
quería decir no sólo que era pobre, sino que pertenecía a la
54 55
gente que estaba de paso. Llegados a Belén, no resultaría comienzo de su Evangelio, afirma que escribe los aconteci­
difícil informarse si había una mujer que estuviera de paso mientos "así como nos los han trans mitido los que fueron
próxim a a la maternidad y conseguir indicaciones sobre su desde el principio testigos presenciales" (1, 2) de ellos, e
paradero. insiste sobre esto añadiendo que se ha decidido a escribir
Los pastores ven y creen. Ven a un pequeño dando vagi­ ºdespués de haberme informado minuciosamente de todo
dos y creen que aquel es el Mesías prometido. Felices por desde sus principios" (1, 3).
ello, son los primeros que se convierten en pregoneros de Queremos insistir sobre estos pasos porque es muy im­
Cristo, anunciando la buena nueva de que ha nacido el Sal­ portante conocer la fuente de información de san Lucas, no
vador. Dicen con sencillez cuanto han oído a los ángeles y sólo con relación al episodio de los pastores, sino respecto
lo que han visto, sin temor ni respeto hum ano; no se plan­ a toda aquella parte de su libro conocida como "evangelio
tean el problema de si les creerán o se mofarán de ellos, les de la infancia", es decir, respecto a cuanto hemos dicho. El
basta dar testim onio de los hechos. Y por ellos conocernos recuerdo de los testigos oculares (no se contentó con testi­
el estupendo canto angélico: "Gloria a Dios en los altísimos monios indirectos) y de la investigación desde los orígenes
cielos; paz en la tierra a los hombres de buena voluntad" da razón a los Padres y exegetas, que opinan que la fuente
(Le 2, 14); en nuestra liturgia no dejará de repetirse ese can­ de información de Lucas fue la Virgen misma.
to, ni tampoco se olvidará a los pastores en las representa­ Prefiero resumir, a este propósito, lo que escribe un bi­
ciones del pesebre. blista contemporáneo, Aristide Serra, profesor de la Ponti­
Las palabras angélicas parecen casi programáticas; son ficia Universidad Marianum, el cual afirma:
ya un compendio de la obra de Cristo, que viene para dar 1. Dentro de la primera comunidad apostólica, María era
gloria a Dios y paz a los hombres. Dos objetivos intensos la única "testigo ocular" de la Encarnación y de los años
y estrechamente unidos: sólo dando gloria a Dios y obser­ de la vida privada de Jesús; mientras que eran muchos los
vando sus leyes puede haber paz en el corazón de cada testigos de su vida pública.
hombre y en la sociedad hum ana. Cuando los hombres 2. Pentecostés habilitó a todos no sólo a comprender a
reconozcan a Dios por Padre, se darán cuenta de que son fondo, sino a "testimoniar" lo que habían visto y oído, aun­
hermanos y vivirán corno tales. que no todos estuvieran llamados a"evangelizar". Además
El episodio de la visita de los pastores termina con una María demuestra, en el Magníficat, que es plenamente cons­
frase un poco misteriosa, que Lucas repite también como ciente de las grandes cosas que Dios había obrado en ella.
conclusión del hallazgo de un Jesús de 12 años en el tem­ Le incumbía, por tanto, la obligación, tan inculcada por el
plo. Parece queremos decir que el corazón de María es el Antiguo Testamento, de hacer conocer de una generación a
cofre que conserva aquellos recuerdos: "María guardaba otra las grandes obras de Dios.
en el corazón todas aquellas cosas, considerándolas" (Le 2, 3. Con estas premisas no parece posible imaginar que la
19). Se nos comunica una meditación sapiencial que María Virgen permaneciera callada, replegada sobre sí misma, ce­
hace de los diversos episodios de la vida de su hijo; pero losa de los misterios divinos de que había sido protagonista.
parece precisam ente que el evangelista quisiera revelamos Es lógico suponer, en cambio, que volcase sobre la Iglesia los
la fuente de sus informaciones. No olvidemos que Lucas, al tesoros que guardaba en su corazón y que no le pertenecían.

56 57
~©F e110 es justo imaginar a María siempre pronta a "testi­ pastores ven y dan testimonio; María conoce y no duda en
moniar" los hechos a los apóstoles y a aquellos que, para revelar las grandezas de Dios. Todo cristiano debe sentirse
enseñar o escribir, recurrían a ella como a la única fuente obligado a dar testimonio de la fe que lo anima.
segura. Sabemos que Lucas formaba parte de ellos.
No debería sorprendernos el que, después de todo lo
que Lucas ha escrito sobre la Virgen, una tradición lo con­
siderara como "el pintor de María". En varias iglesias se
veneran imágenes marianas que se precian del título de
"Virgen de san Lucas". Se trata siempre de iconos del tipo
llamado "odigitria" (la que indica el camino). Los más anti­
guos se remontan al siglo v1, y los más famosos, a los siglos
xn-xm. Está claro que no son obra de san Lucas, que sólo fue
"pintor" de María en cuanto escritor de los hechos princi­
pales de su vida.

Reflexiones

Sobre María
Es la primera que nombran los pastores cuando se acercan
a la gruta. Parece que ya es ella la que presenta a Jesús,
iniciando así su preciosa misión: aquel niño nacido de ella
no es para ella, es para el Padre y para la humanidad. En
lugar de mirarlo con actitud posesiva, lo presenta y ofrece,
colaborando desde el principio a su misión.

Sobre nosotros
Es necesario que nos hagamos pequeños, "hacerse como
niños", para comprender los secretos de Dios. Esto sig­
nifica una apertura de ánimo y una humildad que todos
poseemos. La vida de la Iglesia nos presenta también a mu­
chas personas de cultura, o con puestos de gran prestigio y
responsabilidad (incluso reyes y princesas), dotados de tal
humildad de corazón y disponibilidad para con Dios que
los hacía aptos para comprender y vivir su doctrina. Los

58 59
/ feta: esperaba la liberación de los romanos y la grandeza
1a 12 política. Pero supone infinitamente más. Jesús ha venido
para destruir la obra de Satanás, como afirma Juan; para
El nombre de la salvación liberar a todos aquellos que se encuentran bajo el yugo del
demonio, según dice san Pedro a Comelio. Es el nombre de
la salvación y de la gracia. Pensemos sólo en algunos textos
evangélicos: "Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os
"Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al lo concederá"; "En mi nombre echaréis demonios y cura­
niño, le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que ha­ réis a los enfermos"; "El que da un solo vaso de agua en mi
bía dicho el ángel antes de que fuera concebido en el seno nombre no perderá su recompensa". Pedro y Juan, cuando
materno" (Le 2, 21). La circuncisión, practicada asimis­ hacen el primer milagro en el nombre de Jesús, curando al
mo por otros pueblos, se convierte en un rito sagrado con paralítico que mendigaba a la puerta del templo, procla­
Abraham, cuando Dios se la impone como signo de per­ man en alta voz: "Sabed todos vosotros y todo el pueblo de
tenencia al pueblo elegido. Obligaba a practicar las leyes Israel que este se encuentra sano entre vosotros en virtud
dadas por Dios y, aunque se tratara de un signo externo, del nombre de Jesucristo. Y no hay salvación en ningún
no era una simple formalidad: cada vez más a menudo los otro, pues no se nos ha dado a los hombres ningún otro
profetas hablaban de "circuncisión del corazón", es decir, nombre debajo del cielo para salvamos" (Hch 3 y 4, 10.12).
de abrir el ánimo al amor de Dios y del prójimo. Hoy, para Un gran predicador, san Bemardino de Siena, repartía
pertenecer al nuevo pueblo de Dios, Jesús instituye el bau­ por todas partes placas y cuadros para que los pusieran eh
tismo, en el cual se pronuncian las promesas que resumen las puertas de las casas, o hacía grabar, en el dintel de la
los principales compromisos del cristiano. entrada, un sol radiante en el que figuraban tres letras: JHS
También con Jesús se observó aquel rito, que efectuaba (]esus hominum Salvator, Jesús Salvador de los hombres).
en casa el padre u otra persona práctica; y desde ese mo­ Cuando predicaba en una ciudad, quería que en las puer­
mento pasó a formar oficialmente parte del pueblo hebreo, tas de entrada de las casas de todas las familias hubiera
pertenencia que nadie ha impugnado. Un rito y un nombre: una alusión al nombre que salva. Tratemos de entenderlo:
después de aquel evento la salvación ya no dependía de el nombre de Jesús tiene una fuerza extraordinaria, pero no
ese rito, sino del nombre. El nombre tenía gran importan­ es una palabra mágica. La fuerza procede de la fe del que
cia para los hebreos por los familiares, que habían llevado invoca la persona del Señor. Se le invoca con ese nombre,
el mismo nombre, y por las figuras bíblicas que recordaba. que indica su misión, habiéndose encarnado "por nosotros
Por otra parte, cuando el nombre era impuesto por el Cielo, los hombres y por nuestra salvación", como repetimos en
o cambiado por voluntad divina, adquiría una importancia el Credo. El que crea que va a obtener algún efecto invo­
aún mayor, pues indicaba la misión que quería el Padre. cando el nombre de Jesús mecánicamente, sin una fe pro­
Jesús significa "Salvador": "Él salvará a su pueblo de funda en su persona divina, no conseguirá nada.
sus pecados", le había dicho el ángel a José. Es una misión Pero el episodio sobre el que estamos reflexionando
nueva respecto a lo que esperaba el pueblo del Gran Pro- contiene también otra verdad de excepcional importan-

60 61
cía. Sólo en esta ocasión, en que se celebra la circuncisión bloqueaba de golpe la evangelización extendida a todos los
(pertenencia al pueblo hebreo) y la imposición del nombre pueblos. Los apóstoles, iluminados por el Espíritu Santo,
de Jesús (el que salva), se evidencia una realidad nueva, dieron plena razón a Pablo: basta de circuncisión, ya no
perturbadora, una auténtica ruptura. Desde ese momen­ sirve, concluyeron.
to la salvación ya no depende de la circuncisión, sino del Así se operó la ruptura definitiva entre Sinagoga e Iglesia:
nombre de Jesús. A nosotros hoy nos cuesta comprender la somos salvados por la fe en Jesucristo, aquel que reconcilia
dificultad casi trágica en que llegaron a encontrarse aque­ en sí al pueblo de la antigua alianza y al nuevo pueblo de
llos primeros cristianos, que eran hebreos piadosos y muy Dios. Posteriormente la Iglesia sufrió problemas análogos,
practicantes. Ellos siguieron frecuentando el templo cada si bien no tan trágicos como aquel primer dilema; proble­
día como fieles observantes de las leyes que Dios había mas en cualquier caso que, mal comprendidos y resueltos,
dado a sus padres. Pero la dificultad surgió cuando em­ bloquearon el Evangelio. Piénsese, por ejemplo, en la in­
pezaron a convertirse los paganos y estalló con toda su vi­ comprensión de los ritos chinos y malabares en tiempos de
rulencia cuando Pablo y Bemabé empezaron a predicarles Benedicto XIV. Hubo tiempos en los que parecía que fuera
con tanto éxito. Entonces es cuando se plantea el problema: necesario occidentalizarse para ser cristiano. La apertura de­
¿deben someterse éstos a la circuncisión? Nótese que la cir­ cisiva, aunque todavía sin aplicar totalmente, se operó con
cuncisión comportaba asimismo la observancia de todas el Vaticano II, especialmente en la constitución pastoral Gau­
las leyes dadas al pueblo elegido. dium et spes, donde se proclama el respeto de las culturas, en
Fue la primera gran dificultad que se afrontó en el tiem­ las que es preciso valorar todo lo que es compatible con el
po apostólico. Se diría posteriormente que el mundo es­ cristianismo.
taba pronto para hacerse cristiano, pero que nunca habría
aceptado hacerse hebreo. Pablo advirtió la gravedad del
peligro cuando empezó a predicar que la circuncisión ya Reflexiones
no servía, porque la salvación dependía de la fe en Jesucris­
to. Fue impugnado fuertemente por los judea-cristianos, es Sobre María
decir, por los cristianos provenientes del judaísmo en todas La Virgen vio la primera sangre derramada por su Hijo
las localidades a donde iba. Entonces se sometió la cues­ y sus sufrimientos; tal vez viera en ello algo profético. La
tión a los apóstoles, reunidos en Jerusalén: es el llamado alegría de llamar a Jesús por su nombre, significativo de
primer Concilio. Hubo una discusión enconadísirna. Ten­ aquella misión de la que ella ya se había beneficiado con
gamos en cuenta la mentalidad de aquellos hebreos que antelación: comprendió que aquel nombre sería una bendi­
se habían hecho cristianos: vivían en la fe de sus padres ción para toda la tierra.
las promesas que se habían realizado en Jesús, hebreo, cir­
cuncidado, observante de la ley, atendiendo empero a la Sobre nosotros
sustancia. Debemos comprender asimismo las dificultades Reflexionemos sobre el bautismo, dado por voluntad de Je­
teológicas: si era necesaria la circuncisión, se negaba que sús en nombre de la Trinidad, que nos hace miembros del
la salvación dependiera de la fe en Jesucristo. Además, se nuevo pueblo de Dios, partícipes de la naturaleza divina,
62 63
miem.~rns de Cristo, uni dos a su misión sacerdotal, proféti­
ca y real, y nos confiere el Espíritu Santo. Invoquemos con
fe el nombre de Jesús, profundizando su fuerza.
Día 13
Jesús ofrecido al Padre

Dios había ordenado a Moisés que todos los primogénitos


fueran rescatados porque le pertenecían a Él. Era un re­
cuerdo de aquella décima y definitiva plaga de Egipto que
había exterminado a todos los primogénitos de los egip­
cios, respetando a los primogénitos de los hebreos. Fue el
episodio culminante que indujo al faraón a dejar salir al
pueblo elegido.
En los tiempos de Cristo bastaba enviar al templo la
ofrenda de cinco siclos de plata, correspondiente más o
menos al salario de dos meses de trabajo; debía ir acom­
pañada de dos animales (los pobres daban dos pichones),
uno para el holocausto y el otro para la purificación que
debía hacer la madre. Cuando el primogénito era varón,
todo esto se efectuaba 40 días después del nacimiento.
Lucas quiere subrayar que los dos jóvenes esposos hi­
cieron todo en cumplimiento de la ley dada a Moisés; pero
en realidad describe el comportamiento de María y de José
con particularidades únicas, que dejan entrever que ellos
realizaron escrupulosamente aquel rito, ordenado de una
forma que velaba la realidad, sólo cumplida con Jesús.
Ante todo no estaba prescrito que los esposos fueran al
templo. La iniciativa, aunque la proximidad entre Belén
y Jerusalén hacía fácil este homenaje no exigido, nos dice
que se hizo más de lo debido. En la Biblia no encontramos
ningún otro ejemplo parecido. Después Lucas habla de "su
purificación", incluyendo a José. También este detalle re­
vela un fin profundo. Los santos cónyuges, por indudable
inspiración divina, ofrecieron realmente aquel hijo al Pa-

64 65
cüe, al que era el verdadero Padre desde todos los puntos Pero en este punto el encuentro con el santo anciano ad­
de vista. Pero ya resulta evidente que es ofrecido por los quiere otro sesgo. Tal vez se ensombreció el rostro de Si­
pecados, que es su misión. Por eso Lucas ha aunado a José meón mientras se dirigía a su madre, la verdadera Madre,
y María: los dos esposos se convierten en los representan­ para enunciar una doble y dolorosa profecía sobre el niño
tes de todo el pueblo, a fin de que la ofrenda de Jesús se y sobre ella misma, tan plenamente asociada a la misión de
hiciese en un contexto de purificación. su hijo. Quién sabe lo dolorosas que resultarían aquellas
El valor de este episodio resulta profético. No olvidemos palabras para el corazón de María: "Este niño está destina­
que Lucas ve siempre a Jerusalén como la ciudad de lapa­ do en Israel para que unos caigan y otros se levanten; será
sión. A nuestro entender, el rito de purificación de la madre signo de contradicción": palabras tremendas, que pesarán
no tiene aquí importancia algun a; en cambio tiene enorme sobre cada uno de nosotros cuando seamos juzgados en
importancia la ofrenda del Hijo, verdadera ofrenda sacrifí­ base a nuestra acogida o a nuestro rechazo de Jesús y de
cial. María se asocia a ella comprendiendo su significado, sus enseñanzas. De nuestra respuesta y de nuestro com­
aunque intuya sólo vagamente que se trataba de un presa­ portamiento dependerá el que Jesús sea para nosotros sal­
gio ·y de una anticipación de una ofrenda muy diversa, la vación o ruina. No son menos duras las palabras proféticas
de la cruz. La cruz será la salvación de toda la humanidad, que dirige a la madre: "Y a ti una espada te traspasará el
y Jesús ya es proclam ado "luz de los pueblos". corazón, para que sean descubiertos los pensamientos de
En efecto, en este punto se inserta un hecho que comple­ todos" (cfr. Le 2, 34-35).
ta y explica plenamente la ofrenda sacrificial que acaban La profecía sobre Jesús muestra con claridad que na­
de hacer: el encuentro con el anciano Simeón. Este piadoso die puede permanecer indiferente frente a su persona. Él
israelita había recibido una promesa del Espíritu: "Nomo­ mismo llegará a decir: "El que no está conmigo está contra
rirás sin haber visto antes al Mesías" (cfr. Le 2, 27-30). Es el mí". Aquí en la tierra muchos se hacen la ilusión de po­
Espíritu el que lo impulsa a acudir al templo ese día y es der adoptar más o menos este comportamiento: "Señor, no
asimismo el Espíritu el que, en medio del acostumbrado tengo nada contra ti, pero déjame en paz; así estaremos los
ir y venir del lugar sagrado, lo conduce hasta los jóvenes dos perfectamente". Como si no dependiéramos totalmen­
esposos. Se dirige a la madre sorprendida para pedirle un te de Dios, en quien "vivimos, nos movemos y existimos",
favor: quiere tener al niño entre sus brazos, quiere mirar­ según la expresión de Pablo en el discurso dirigido a los
lo bien, para pronunciar una plegaria estupenda, que hace atenienses (cfr. Hch 17, 28). Como si no hubiéramos sido
comprender a los santos cónyuges que el Señor le ha reve­ creados por Dios en vista de Cristo y para Cristo; por con­
lado la verdadera identidad de aquel niño. Es una plega­ siguiente, si el Señor no nos sostuviese, nos hundiríamos
ria que se repite todas las noches en las Completas, y que en la nada. Como si pudiéramos tratar con Dios de igual a
podría resumirse así: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu igual, imponiendo nuestras condiciones.
siervo se vaya en paz, según tu palabra, porque mis pro­ La profecía de María es más difícil de explicar: ¿por qué
pios ojos han visto tu salvación ... "; y al niño lo llama "luz es necesario que una espada le traspase el alma, es decir,
de los pueblos y gloria de Israel" (cfr. Le 2, 29-32). atraviese toda su vida, para desvelar los pensamientos re­
cónditos de los corazones humanos? En estas palabras po-

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dríarn os ver una uni ón de los sufrimi entos de María a los quedar en la sombra en este episodio; sin embargo, si nos
sufrimi entos de su Hijo, y una alusión a la separación final fijamos en los protagonistas, es José el que mejor nos repre­
del juicio. senta: participa y recibe los frutos de la redención.
En este punto, estando María y José estupefactos, les ser­
viría de bálsam o la presencia de la anciana Ana, también
ella llena del Espíritu Santo, que demuestra haber recibido
una revelación plena sobre la auténtica identidad de Jesús,
por lo que alaba al Señor y habla de aquel niñ o señalándolo
como el Salvador a aquellos que esperaban la redención de
Jerusalén (cfr. Le 2, 36-38); o sea, se dirige a los pequeños, a
cuantos tienen el corazón dispuesto a aceptar los planes de
Dios y esperan con confianza su desenvolvimiento.

Reflexiones

Sobre María
La vemos más que nunca en actitud de ofrenda: se ofrece
no sólo a sí misma, sino que ofrece a aquel hijo que es suyo,
y sin embargo no es para ella. Se lo ofrece al Padre para sal­
var a los hombres de sus pecados. La admiración con que,
junto con José, asiste a estos hechos, nos dice cómo el Señor
la iba preparando poco a poco, a través de un duro camino
de fe. La profecía sobre Jesús es bivalente: de alegría y de
dolor. Pero la profecía sobre ella es sólo una promesa de
sufrimiento constante.

Sobre nosotros
Ofrecerse al Padre para que cumpla en nosotros sus desig­
nios. Tomar decididamente una posición con relación a Cris­
to. ¿Quién es Jesús para mí? ¿Cómo trato de conocerlo para
poder obedecerle? ¿Me doy cuenta de que su ofrenda sacri­
ficial es por mi salvación, pero que depende de mí para que
me sea aplicada como redención? La figura de José parece

68 69
al recién nacido las molestias del viaje de vuelta a Nazaret.
Es de suponer que se cobijara de un modo satisfactorio, tan­
to por lo que respecta a la casa corno al trabajo, ya que, de
El homenaje de los paganos vuelta de Egipto, su primera intención será regresar a Belén.
En este hecho se ha reconocido desde siempre la impor­
tancia salvífica de esta visita: como Jesús se había revelado
a los hebreos en la persona de los pastores, ahora se revela
Mateo nos cuenta la visita de los Magos al niño (cfr. Mt a los paganos en la persona de los Magos. Los dones tienen
2, 1-12). Estos sabios, llegados de Oriente, con mucha pro­ un valor simbólico que la tradición ha explicado así: con el
babilidad de Arabia, eran expertos en astronomía, ciencia oro se reconoce la realeza de Cristo; con el incienso se rinde
muy estudiada desde tiempos antiguos. Dios se adapta a homenaje a su divinidad; la mirra preanuncia su sepultura.
las diversas costumbres y mentalidades: para anunciar a Merced a los tres dones se ha llegado a la conclusión de
los pastores que ha nacido Jesús, tratándose de hebreos que los Magos fueron tres, aunque la antigüedad nos trans­
que conocen perfectamente por la Biblia la existencia de mita números dispares.
los ángeles, se sirve de esos mensajeros celestes; en cambio, También este homenaje de los paganos fue ciertamente
para advertir a estos sabios paganos, se sirve de un signo gozoso: una alegre sorpresa para la familia, que interrum­
conforme a sus conocimientos: una estrella extraordinaria, pe por un día su escondimiento habitual. Pero también en
seguramente milagrosa, hasta el punto de indicar un even­ esta ocasión, a la alegría por el reconocimiento tributado
to portentoso y que los condujera a la casa de la Sagrada al niño, por los dones y por la festiva acogida, no tarda en
Familia. Por consiguiente no se la puede identificar con un asociarse el dolor. El final es decididamente trágico. Los
cometa o con los astros celestes que nosotros conocemos. Magos son advertidos en sueños de que no vuelvan a He­
Podemos situar este episodio aproximadamente un año rodes, y a José le comunican, también en sueños, que huya
antes del nacimiento de Jesús: lo deducimos del hecho de en seguida a Egipto, es decir, al extranjero, 'porque "Hero­
que Herodes, calculando el tiempo de la aparición de la es­ des va a buscar al niño para matarlo" (Mt 2, 13).
trella, hace matar a los niños de dos años para abajo con un La historia nos habla de Herodes el Grande como un
cierto margen de seguridad. Nosotros estamos acostumbra­ genial constructor de edificios grandiosos, además de re­
dos a colocar las figuras de los Magos en los belenes o na­ constructor del templo de Jerusalén; pero nos informa asi­
cimientos, porque la Epifanía cae cerca de Navidad y nos mismo de su excepcional crueldad, especialmente contra
resulta cómodo utilizar el nacimiento preparado anterior­ los rivales políticos o los que se presumen como tales. En­
mente. Pero el Evangelio dice que los Magos encontraron tre sus muchas masacres recordamos que mandó matar a
al niño y a su madre "en una casa". Es muy probable que tres de sus hijos y dos mujeres. Celosísimo del poder, había
el alojamiento provisional en la gruta durara poco, tal vez logrado que los romanos le dieran el título de rey y no le
sólo los 40 días en los que una madre no podía salir de casa pasaba ni por el pensamiento la existencia de posibles riva­
después del parto. Mientras tanto José habría buscado un les. Por eso se turba ante la pregunta de los Magos: "¿Dón­
albergue adecuado, retomando su trabajo; así le ahorraría de ha nacido el rey de los judíos?" Para un soberano tan

70 71
GiiU el era aígo muy sencillo matar a los niñ os del poblado hijo. Por fin cita la profecía de Oseas (11, 1): "A mi hijo de
de Belén de dos años para abajo (cfr. Mt 2, 16-18). Se calcula Egipto había llamado", para decirnos que también habían
que su número oscilara entre 20 y 30. No dudó en come­ sido profetizados el exilio de Jesús y su posterior regreso.
ter este horrible crimen apenas se percató de haber sido Especialmente, en los dos últimos casos, notamos una cier­
burlado por los Magos, que habían vuelto a sus países sin ta libertad de interpretación y adaptación: es muy signifi­
pasar por donde él y comunicarle dónde estaba el niño, cativa para hacernos comprender que la Sagrada Escritura
futuro rey. Fue un infanticidio atroz, como la supresión de abunda en significados. Con frecuencia nos presenta figu­
cualquier vida humana. Pero esto no evita el horror por el ras o episodios que se prestan a múltiples interpretaciones.
horrible asesinato de seres inocentes que, con la aproba­ A veces ciertas referencias que a nosotros se nos pasarían
ción de leyes aberrantes, son eliminados en nuestros países por alto, son iluminadas por el Espíritu Santo, que es el
considerados civilizados. autor principal de la Biblia.
La profecía de Simeón empezó pronto, demasiado pron­ En el episodio que acabamos de considerar, de la pia­
to, a verificarse: Jesús será signo de contradicción y a María dosa visita de los Magos a la cruel matanza de Herodes,
la traspasará una espada. Los pastores y los Magos fue­ hay una sucesión de hechos, comportamientos y estados
ron en busca de un niño para adorarlo; Herodes lo busca de ánimo que merecen la máxima atención. El centro de
para matarlo. La presencia de Jesús, aunque ha venido por todo es la persona de Jesús y es Él quien suscita reacciones
nuestra salvación, a algunos les resulta incómoda. Pode­ tan diversas, según acojamos o rechacemos su presencia.
mos imaginar que el anuncio hecho por el ángel del peli­
gro inminente que amenazaba al niño pusiera alas en los
pies de los miembros de la Sagrada Familia (cfr. Mt 2, 13- Reflexiones
15). Huyen inmediatamente, compartiendo de este modo
la suerte de los prófugos, de los perseguidos políticos, de Sobre María
aquellos que se ven obligados por la perfidia humana a de­ Vemos en ella una rápida alternancia de alegrías y dolores:
jar todo y a todos para afrontar lo desconocido en tierra alegrías cuando el Hijo es reconocido, amado, adorado; y
extranjera.
dolor cuando no le comprenden o le persiguen. Es justo
Sabemos que el evangelista Mateo escribió su relato te­ pensar también en la pena que sentiría por la matanza de
niendo presentes sobre todo las exigencias de los judeo­ los inocentes: ¿qué culpa habían tenido? ¿Es posible que
cristianos, por lo que procura subrayar la realización de precisamente su hijo, el Hijo de Dios, fuera ocasión para
las profecías. Al referirnos a la presencia de Jesús en Be­ que se desencadenase tanta perfidia? Tal vez también en
lén, recuerda tres profecías. La primera es precisamente esta ocasión la fe de María se viera sometida a una dura
que el Mesías nacería en Belén, conforme a la indicación prueba: el Hijo de Dios se veía obligado a huir por causa de
preanunciada por Miqueas (cfr. Miq 5, 1). Después, como un pérfido y mísero hombre.
comentario de la matanza de los inocentes, se remite a lo
que escribe Jeremías sobre el llanto de Raquel (31, 15): re­
memora así el llanto de las madres a quienes les matan el
72
73
Tam bién este episodio nos invita a reflexionar sobre nues­
tras posiciones: con los Magos o con Herodes. Ser cristia­
Día 15
nos y vivir como cristianos puede resultar a veces muy Vuelta a casa
incómodo y suscitar la inquina de los demás. ;Cuántas
persecuciones se han sufrido a lo largo de la historia pa­
sada y contemporánea! Por nuestra parte cabe la tentación
de unirn os al más fuerte o a la moda, o bien secundar las "Estate en Egipto hasta que yo te avise", le había dicho
pasiones o los propios intereses. Incluso nuestra mi sma fe el ángel a José (cfr. Mt 2, 13). El cielo velaba sin duda por
puede entrar en crisis por el comportamiento de Dios, que aquella santa familia. La fuga había sido precipitada por
no interviene según nuestros modos de ver. el temor de que los persiguieran y alcanzaran antes de lle­
gar a la frontera. Es muy probable que la pequeña familia
tomara la ruta de la caravana que desde Berseba llevaba
al mar, pasando cerca de Gaza; otra ruta costeaba el Medi­
terráneo hasta Alejandría. Era la famosa vía maris ( camino
del mar), que seguramente José conocería por los relatos de
los comerciantes y beduinos: un recorrido de cerca de 400
km, que requeriría unos 20 días de camino.
¿Dónde se establecerían? Las tradiciones que ponen la
residencia de la Sagrada Familia en las cercanías de El Cai­
ro, probablemente junto a un grupo de familias hebreas,
que no era difícil encontrar en Egipto, son bastante unáni­
mes. A pocos kilómetros de El Cairo, en una localidad lla­
mada Matarieh, hay un sicómoro muy antiguo, conocido
como "árbol de la Virgen". Pero no sabemos nada preciso,
salvo el hecho de que su estancia en Egipto se prolongó
hasta nuevo aviso. Se alojarían lo mejor posible, dentro de
la precariedad propia de los exiliados o de los temporeros,
que viven animados por la esperanza de poder regresar
pronto a su tierra. Es razonable pensar que José practicara
su oficio, comenzando todo desde el principio: el esfuerzo
por ganarse el aprecio y la confianza y, naturalmente, una
nueva clientela.
Se cree que el exilio no duraría mucho. Cuando ordena
la matanza de los inocentes, Herodes estaba próximo a la

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muerte. Finalm ente es de nuevo un ángel el que, siempre en propiedad, casa o terreno, por pobre que fuera, era con­
sueños, le dice a José: "Levántate, toma al niño y a su madre servada con gran respeto al legítimo propietario, aunque
y vuelve a tu tierra de Israel, porque ya murieron los que éste se ausentara por mucho tiempo. Podemos pensar en la
querían quitarle la vida al niñ o" (Mt 2, 20). Por fin recibe el alegría de volver a su propia casita, por modesta que fuese.
ansiado anuncio para poder volver a la patria. No sólo ha El pequeño Jesús, que tendría unos tres o cuatro años, se
muerto Herodes, sino "los que ... "; tal vez el ángel quisiera presentaba en Nazaret por vez primera y sería el centro de
tranquiliz ar totalm ente a José de que ya no quedaba nadie la alegre acogida.
que pudiera atentar contra la vida de Jesús; o pretendió re­ En este punto Mateo, tan escrupuloso a la hora de no pa­
petir las palabras que Dios le había dicho a Moisés cuando sar por alto ninguna actuación profética, presenta un verda­
huyó de Egipto para salvarse de las manos del faraón: "Ya dero rompecabezas para los pobres biblistas: afirma que la
murieron todos los que te querían matar" (Éx 4, 19). elección de Nazaret la hizo para que "se cumpliese lo que
De nuevo la minúscula fami lia se ponía en camin o, si­ habían dicho los profetas: 'Se le llamará Nazareno"' (2, 23).
guiendo más o menos el itinerario de la ida, pero con muy Es una referencia vaga, de la que no tenemos confirmación.
diverso talante: ya no había ningún peligro y no se dirigían Marcos y Lucas hablan con más simplicidad y claridad de
hacia lo desconocido, hacia un país extranjero, sino que Jesús "nazareno", es decir, habitante de Nazaret. Sabemos
volvían a su tierra, a su pueblo, con los parientes y ami­ que los primeros cristianos eran llamados "nazarenos",
gos. A lo largo del viaje, antes de llegar a Belén, donde José o sea, seguidores de una persona procedente del oscuro
había pensado quedarse, se entera por los compañeros de poblado de Nazaret, con un dejo de desprecio. Sólo en la
viaje y los viandantes de la situación que iba a encontrar. ciudad cosmopolita de Antioquía, donde se efectúan las pri­
Herodes había hecho un testamento, ratificado por los ro­ meras conversiones en masa de paganos, empieza a usarse
manos, según el cual repartía Palestina entre sus dos hijos. el nombre de "cristianos" atribuyéndoselo a los seguidores
Judea y Samaria pasaban al dominio de Arquelao; Galilea de Cristo, nombre que será definitivo.
y Perea, al de Herodes Antipas. Era un verdadero proble­ Por los usos y costumbres del tiempo podemos hacernos
ma, porque Belén, situado en Judea, quedaba en manos de una idea de la vida cotidiana de la pequeña familia. Jesús,
Arquelao. Era este uno de los peores hijos de Herodes: de hacia los cinco años, empieza a frecuentar regularmente la
su padre no había heredado la grandeza, sino sólo la cruel­ sinagoga y a iniciarse en el oficio de su padre. María cuida
dad y la vida disoluta, tanto que Augusto lo destituyó y lo la casa y el huerto y va todos los días a buscar agua a la
exilió a Galia en el año 6 d. C., por sus vicios y masacres. fuente, reviviendo los días de su infancia. Toda la jorna­
Con razón, pues, José tiene un momento de vacilación al da está jalonada por la oración; para los hebreos no hay
volver a un lugar en donde reinaba un hombre tan perver­ distinción entre tiempos sagrados y profanos: toda acción
so. Una vez más un ángel en sueños le confirma lo fundado se vuelve sagrada por la bendición que la acompaña, algo
de sus temores, por lo que decide volver a Nazaret, su pue­ parecido a las oraciones que se recitan antes de las comi­
blo natal. Al llegar aquí, podemos imaginamos la festiva das. Conocemos un centenar de estas bendiciones que le
acogida que recibiría por parte de los parientes y amigos. ofrecían a Dios cada una de las acciones. La vida modes­
Recuérdese también una peculiaridad de los hebreos: toda ta, humilde, en apariencia casi insignificante del Hijo de

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Dios y cae sus santos padres nos enseña el gran valor de las
acciones comunes hechas con amor y ofrecidas a Dios. La
santidad no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino
Día 16
en realizar santamente los quehaceres de cada día. Un niño desconcertante

Reflexiones
Solemos indicar este episodio como "la pérdida y el ha­
Sobre María llazgo de Jesús en el templo" (cfr. Le 2, 41-51). En realidad
Su tranquila permanencia en el país extranjero: así lo quiere el hecho nos induce a reflexionar sobre la misión de Jesús
el Padre, así lo quiero yo. La alegría del regreso a la patria, maestro, sobre su consciencia de ser el Hijo de Dios y so­
la alegría de ver crecer a su hijo y de educarlo en el ambien­ bre la redención por medio de la cruz. Un acontecimiento
te hebreo. Su confianza plena en José y la satisfacción de sa­ de gran importancia profética, el único que nos narran los
ber que estaba iluminado por Dios. El humilde desarrollo evangelios, interrumpiendo casi el largo silencio sobre los
de la vida cotidiana, que escondía a todos la grandeza real añ.os pasados por Jesús en Nazaret.
del hijo y la suya. La fatigosa vida de entonces: la casa, el Un estudio pormenorizado, al que aquí nos limitaremos
huerto (es seguro que María tenía las manos callosas, como a aludir, nos habla del alcance real del episodio. Jerusalén,
la trabajadora del campo), el cuidado de los animales do­ para san Lucas, como ya hemos dicho, es la ciudad de la
mésticos, la molienda del trigo para hacer el pan ... crucifixión; su relato evangélico se desarrolla como un úni­
co itinerario de Jesús hacia Jerusalén, donde sufre la pa­
Sobre nosotros sión. También las otras dos veces en las que Lucas habla de
Saber esperar los planes de Dios con plena disponibilidad la presencia de Jesús en la Ciudad Santa hacen referencia
y confianza. Los caminos de Dios son a menudo los más directa al Calvario. Ya lo vimos cuando Jesús fue presen­
costosos. La dedicación al trabajo cotidiano para ganarnos tado en el templo: la profecía de Simeón sobre el niño y
el pan con el sudor de nuestra frente, la monotonía de la sobre la madre contienen una referencia preciosa. También
vida de cada día; hacer todo con amor, ofreciéndoselo a en este episodio del niño de 12 años, aunque no aparezca
Dios: este es el camino normal en el que nos santificamos. a primera vista, está implícita la referencia al misterio pas­
cual, que confiere al hecho un significado de preanuncio y
preparación.
Este es su profundo valor. La pérdida de Jesús y su des­
aparición son un indicio de lo que será su muerte. Los tres
días de búsqueda con la ansiedad de volverlo a ver guar­
dan relación con los tres días que pasó en el sepulcro. El
feliz hallazgo es un preanuncio de su gloriosa resurrección.

78 79
Tenemos, pues, un vislumbre del drama de la cruz, con nían las familias, y cuando llegaban los últimos contingen­
su aspecto de atroz sufrimiento orientado a la gloriosa con­ tes se descubría quién faltaba. Así, después del primer día
clusión. Por eso el hecho es visto corno anticipación pro­ de la partida y el segundo día del regreso, con otra carava­
fética y preparación para el misterio pascual, misterio de na, finalmente al tercer día los padres encontraron a su hijo
muerte y de resurrección, de dolor que se transforma en donde sin duda habían pensado que estuviera.
gozo, de derrota convertida en victoria. No hay duda de que la importancia del episodio se in­
Detengámonos en algún detalle. Los escribas y fariseos crementa con la pregunta de María, puesta una vez más
se mostraban muy acogedores, en los locales contiguos al en primer plano, y la misteriosa respuesta de Jesús: "Hijo,
templo, con los jóvenes que acudían a Jerusalén con oca­ ¿por qué nos has hecho esto?" Tal vez, dado el conocimien­
sión de la Pascua. Era un momento precioso para tratar to que la madre tenía del hijo, el interrogante incluía mu­
con aquellos grandes expertos en Sagrada Escritura, que chas posibles explicaciones: "¿Has tomado alguna decisión
dedicaban la vida a su estudio y a la predicación. Con fre­ particular, en vísperas de alcanzar la mayoría de edad, a
cuencia se trataba de personajes famosos, cuyas sentencias los 13 años? ¿Estás ya realizando un programa propio?
eran referidas incluso en las aldeas más remotas. En fami­ ¿Nos hemos equivocado quizá en algo? ¿Hay un viraje en
lia era el padre el que leía y explicaba la Biblia; después se tu vida?" Explota con amabilidad el dolor que han sufrido
contaba con la instrucción en las sinagogas, donde podía aquellos días. "Tu padre y yo te buscábamos angustiados".
intervenir cualquiera de los presentes. Pero en Jerusalén se Angustiados, destrozados ... : Lucas usa el mismo término
encontraban aquellos a quienes nosotros llamaríamos teó­ del que se servirá para indicar las penas del infierno. Y
logos famosos o profesores universitarios. para aquellos santos padres fueron exactamente tres días
La inteligencia de Jesús y sus respuestas causan estupor. de infierno.
No hay que pensar en su enseñanza, "hecha con autori­ Entonces se oyen las primeras palabras de Jesús que re­
dad". Es más probable que los doctores se admiraran al ver fieren los evangelios: "¿Por qué me buscabais?" No es fácil
que aquel niño venido de Nazaret, es decir, de un pueblo comprender una pregunta que responde a otra pregunta.
sin importancia alguna y carente de escuelas rabínicas, tu­ Tal vez fuera una referencia a cuando los padres le habían
viera tanto celo y tanto conocimiento de la Palabra de Dios, ofrecido al Padre, con una oblación a la que María se había
y supiera responder tan sabiamente a las preguntas que se asociado plenamente. Aún más misterioso resulta el otro
le hacían. Tampoco cabe pensar que demostrara originali­ interrogante: "¿No sabíais que yo debo ocuparme de las
dad; más bien habría despertado admiración por su amor a cosas (o de la casa) de mi-Padre?" Aquí se aprecian clara­
la Palabra de Dios y por su celo al interpretarla de un modo mente tres contraposiciones: la casa del Padre y la casa de
más conforme al espíritu que a la letra. los progenitores; la obediencia al Padre y la obediencia a
El hecho de que se quedara en la ciudad sin que sus pa­ los progenitores; la persona del verdadero Padre respecto
dres se percataran se explica fácilmente si pensarnos en al padre davídico, que no es humillado sino reconducido
cómo se efectuaban los viajes en caravana: partían en gru­ a su rol.
pos, hacia la primera etapa establecida; los chicos podían Es una respuesta oscura tanto para María como para
ir con quien quisieran. Sólo al llegar al destino se recompo- José, puesto que el Evangelio afirma: "Ellos no cornpren-

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file Esfam. g0zando del hallazgo, que es un preludio
@lil:". y no lo consiguen... todo el vasto campo del mal y del do­
del gozo pascual, Pero viene espontáneo pensar en la ob­ lor. Debemos fiarnos de Dios; las explicaciones llegarán más
servación de Isaías: "Verdaderamente eres un Dios oculto" tarde, y sólo se comprenderán en la otra vida. Conformarse
(Is 45, 15). Es quizá una velada preparación a los muchos con la voluntad de Dios es verdadera sabiduría, aunque no
sufrimientos que María sufrirá sin entenderlos de inmedia­ comprendamos los motivos que la provocan. Este episodio
to. También para ella hay porqués que no tienen respuesta reitera el primado absoluto de Dios, incluso con relación a
en esta tierra, como los habrá para el mismo Jesús cuan­ las personas más autorizadas y queridas. Los deberes para
do grita desde la cruz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me con Dios se imponen a cualquier otro tipo de deber.
abandonaste?" (Me 15, 34). La respuesta sólo llegará más
tarde, y la dará Jesús mismo a los discípulos de Emaús;
,,¿No era necesario que el Cristo padeciera tales cosas para
entrar luego en su gloria?" (Le 24, 26). La respuesta no vie­
ne ni de la cruz ni de la muerte, sino de la resurrección.
Como conclusión del episodio vemos que los santos es­
posos no preguntan más; se fían de Dios y vuelven a casa,
donde Jesús se porta como un hijo obedientísimo,

Reflexiones

Sobre María
El Señor no la libró ni del dolor ni del tormento de no en­
tender. Para una madre siempre es penoso no compren­
der a su propio hijo. María se fío siempre de Dios a ojos
cerrados, sin pretender explicación alguna. La ocasión de
este gran dolor fue la visita ritual a Jerusalén. A veces el
Señor nos pide los sacrificios más grandes precisamente en
los momentos que menos los esperamos. Sin embargo esta
prueba fue para María justamente un don, una prepara­
ción necesaria.

Sobre nosotros
No nos sorprendamos cuando la vida nos presente tantos
porqués a los que no podemos dar respuesta. El niño que su­
fre el síndrome de Down, los esposos que desean tener hijos

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fueron los años más "hebreos" de la vida de Jesús, es decir,
Día 17 los años en los que vivió y fue educado como un hebreo
piadoso, conforme a la ley dada por Dios al pueblo elegi­
Un silencio precioso do, sin particularidades, siguiendo sólo los usos generali­
zados en aquellos lugares y en aquella época. Me refiero
al escritor Robert Aron, que ha tratado de profundizar su
investigación valiéndose del gran conocimiento que ha ido
Tras el episodio de la estancia en el templo, a los 12 años, adquiriendo sobre aquellos tiempos. A él le debemos dos
los evangelios no vuelven a hablarnos de Jesús hasta que libros interesantes y útiles: Los años oscuros de Jesús y Así
empieza la vida pública: guardan silencio sobre un pe­ oraba el hebreo Jesús.
ríodo de cerca de 20 años, es decir, sobre el tiempo más También Pablo insiste en el hebraísmo de Jesús y en los mé­
largo de su vida terrena. Y sin embargo, este tiempo que ritos del pueblo hebreo. "Pero al cumplirse el tiempo, mandó
vive obedeciendo a sus padres y dedicado al trabajo, este Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para redi­
lapso de maduración humana y espiritual, en el que Jesús mir a los que estábamos bajo la Ley, para que recibiéramos la
"crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y adopción de hijos" (Gál 4, 4-5). Y añade: "De ellos [los israeli­
ante los hombres" (Le 2, 52), tiene mucho que enseñarnos tas] ha surgido el Cristo en cuanto hombre, el que está sobre
si nos esforzamos un poco por penetrar en aquel silencio. todo, el Dios bendito eternamente" (Rrn 9, 4-5).
Hemos dicho que María conservaba y meditaba en su cora­ No podemos silenciar el vuelco radical que el Concilio
zón todo lo que se refería a su Hijo divino; también hemos Vaticano II imprimió al modo de mirar al mundo hebreo:
recordado que, conforme al uso hebreo, no se substraería una mirada de reconocimiento por la manera como se fue
nunca a la obligación de dar testimonio cuando se presen­ preparando en el pueblo elegido la venida del Mesías; por
taba la ocasión. ¿No habrá hablado nunca de estos 20 años? eso el nombre más justo y bello con el que podemos llamar
Es posible; pero en este caso son los evangelistas los que a los hebreos es el que les diera Juan Pablo II cuando visitó
han guardado silencio porque, corno no nos cansaremos la sinagoga de Roma: "nuestros hermanos mayores".
de repetir, su finalidad no era histórico-biográfica, sino de Pero el hecho principal sobre el que creo quisiera adoc­
anuncio del mensaje de la salvación. trinarnos el Hijo de Dios es que la santidad no consiste en
Sin embargo, nosotros tratarnos de penetrar en aquel hacer grandes obras, sino en vivir con rectitud cada día.
silencio, porque Jesús vivió también este período por no­ Serían años tranquilos, pero no idílicos. La vida pueblerina
sotros los hombres y por nuestra salvación. Jesús es siem­ de entonces era dura y llena de fatiga, sostenida por la ple­
pre el gran y único Maestro: cuando habla, cuando actúa y garia constante y el amor recíproco. No parece precisamen­
cuando calla. Tal vez sea esta monotonía cotidiana la que te que el comportamiento de Jesús llamara la atención por
tanto tiene que enseñarnos por parecerse mucho al desen­ alguna peculiaridad, puesto que sus compaisanos, cuando
volvimiento normal de nuestras jornadas. inicie su vida pública, se admirarán al enterarse de los mi­
Un escritor contemporáneo, un hebreo tan abierto y res­ lagros que hacía. También esto parece un signo de que, en
petuoso con los católicos, no duda en afirmar que estos aquellos años, Jesús no hizo nunca nada de extraordinario.

84 85
fü í:Mgtllila vez t0mé la palabra para explicar la Sagrada Es­ ductivos ciertos nombres acomodaticios atribuidos a José,
critura en la sinagoga, cosa fácil de pensar en un pueblo como padre putativo, padre nutricio, etc. José es el padre
tan pequeño, lo haría con mucho celo, pero sin la autoridad davídico de Jesús: ante todo le dio la pertenencia a la casa
que mostrará en la vida pública. ¿Podía hacer más y mejor? de David, conforme a las profecías.
¿Es posible que el Hijo de Dios desperdiciara sus talentos Solemos :invocar a José como padre de la buena muerte,
durante tanto tiempo en el ocultamiento? También en esto porque ciertamente expiró atendido amorosamente por Jesús
hay una gran enseñanza: no existe nada más perfecto que y María; es imposible pensar en una asistencia mejor. ¿Roga­
hacer la voluntad de Dios, y Jesús esperaba serenamente rían ellos por su curación al Padre? Sin duda; pero, corno hará
las indicaciones del Padre. después Jesús en el huerto de los Olivos, subordinando su pe- '
Pero hay un episodio que ciertamente sucede en estos tición a la voluntad de Dios. El hombre justo había terminado
años, aunque los evangelios no hablen de él, por ser de su misión y estaba maduro para el Cielo.
valor privado: la muerte de José. Durante la vida pública Jesús no lloró sólo por el amigo Lázaro y por la ciudad
de Jesús no volverá a aparecer, y María tendrá que vivir de Jerusalén. Y María, independientemente de su gran do­
con los parientes, según la costumbre de las mujeres solas. lor, dio inicio a una nueva misión, común a tantas mujeres:
Además, cuando los sinópticos refieren la admiración de la de ser un modelo para las viudas.
los nazarenos por lo que Jesús ha empezado a hacer, Lucas
se expresa con estas palabras:"¿No es este el hijo de José";
en cambio, y extrañamente, Mateo y Marcos dicen: "¿No Reflexiones
es este el hijo de María?" Parece una señal de que sus corn­
paisanos ya se habían habituado hacía tiempo a ver a Jesús Sobre María
solo con su madre. Más que nunca vernos cómo se santificó en la vida de arna
Entre María y José, con un objetivo y unas vicisitudes co­ de casa, una vida muy dura en aquellos tiempos para la
munes, se debe haber desarrollado un amor cada vez más gente pobre. Las fatigas comunes de cada día hacen que 1~
intenso. Creo que se puede decir que nunca un esposo ha s:intamos más que nunca nuestra hermana. Cada jornada,
sido amado como José ni una esposa como María. Tal vez jalonada por la oración y el trabajo, era un don de Dios: se
sólo un amor tan casto, debido a un fin sublime, puede al­ desvivía por el Hijo de Dios; pero todas las madres y pa­
canzar delicadezas y afinidades de ánimo tan profundas. dres se desviven por los hijos de Dios, ya que Jesús dijo que
María irá descubriendo cada vez más el tesoro del esposo, lo que hacemos a los demás se lo hacemos a ÉL
apoyo y amigo que le había dado el Señor.
Por otra parte, para Jesús, que fue el primero que llamó Sobre nosotros
abbá (papá) a José, él fue realmente la imagen del Padre. La reflexión principal gira en torno a la comprensión del
José le dio todo lo mejor que un padre puede darle a un valor de la vida común, escondida, monótona, si se le ofre­
hijo: la educación humana, un nombre respetado, el cono­ ce al Señor y se vive en gracia. Por eso es necesario que
cimiento de Dios, y le enseñó a rezar y a trabajar con un esté entretejida de oración. También la vida del que es viu­
constante ejemplo de vida recta. Por eso me parecen re- do, de quien está solo, de quien no ha realizado el sueño,
86 87
file UN amor o de una familia es preciosa si se vive
!![Uiz ~,
en gracia. Y, como dice la Biblia, la muerte de los justos es
preciosa a los ojos de Dios.
Día 18
Las bodas de Caná

El Evangelio de Juan es el último en orden de tiempo. No


repite lo que ya se encuentra en los sinópticos, sino que nos
dice cosas que no hallamos en los otros evangelios. Respec­
to a María, el apóstol predilecto nos narra dos intervencio­
nes en exclusiva: en Caná y junto a la cruz.
El marco del episodio salvífico de Caná es una gozosa
fiesta nupcial. Nos encontramos en los comienzos de la
vida pública de Jesús, cuando, tras dejar Nazaret, se había
hecho bautizar por Juan en el Jordán; después, durante 40
días de ayuno en el desierto, se había enfrentado cara a
cara con Satanás, el adversario. Reunidos los primeros dis­
cípulos, participa en las bodas de Caná, un poblado próxi­
mo a Nazare t. María llega antes que Él. El evangelista pone
de relieve esta presencia, como para insinuar que donde
está María está Jesús; o quizá fue ella misma la que hizo
invitar a su Hijo, que llega cuando ya han empezado aque­
llas bodas que, según hemos dicho, duraban normalmente
siete días.
La fiesta nupcial es sólo el marco de hechos mucho más
importantes; baste pensar que no se concede ninguna re­
levancia a los esposos, protagonistas de la fiesta. La im­
portancia es otra. Tengamos en cuenta, por de pronto, uno
de los objetivos del relato, que resalta a primera vista: la
consecuencia de este milagro de Jesús, llamado justamen­
te "signo", consiste en manifestar su divinidad, aunque se
la irá descubriendo poco a poco, de modo que suscitará
en sus primeros seguidores la fe en Él. En efecto, el relato

88 89
teumin a mm las palabras: "Y sus discípulos creyeron en Él" 4) En la cruz, la misma palabra, mujer, conferirá a María
(cfr. Jn 2, 1-11). una nueva maternidad.
Pero hay también otros significados, sobre los cuales el 5) Al final del mundo aparecerá la mujer vestida de sol,
evangelista se detiene más largamente. Provienen de la como gran signo de salvación. Entonces Jesús le confirma a
presencia de María, de su iniciativa y del breve diálogo que María: tú eres esa mujer que tiene un papel tan fundamen­
mantiene con Jesús y después con los sirvientes. Hay una tal en la historia humana.
ocasión: la madre de Jesús (como la llama siempre Juan, "Mi hora todavía no ha llegado". En el Evangelio de
que no usa nunca su nombre), probablemente parienta de Juan, la hora de Jesús indica siempre el misterio pascual.
los esposos, corno era costumbre en tales ocasiones, pronta Aquí quizá fija una cita cuando, tras un período de separa­
a echar una mano en el desarrollo de la fiesta, se percata de ción, llegue la hora y se encuentren de nuevo en el Calvario.
un grave inconveniente que habría dejado en mal lugar a La respuesta de Jesús no es ni viene entendida como un re­
los esposos y habría también aguado el festivo encuentro. chazo, pues después hace el milagro. Tiene, por el contrario,
No pide nada explícitamente: Dios no necesita nuestros un significado muy profundo, según el cual María, inser­
consejos. Dice simplemente: "No tienen vino". ta como hemos visto en todo el plan de la redención, aquí
La respuesta del Hijo, que para algunos exegetas resulta desempeña un rol de mediación que conviene descubrir. En
dificil de interpretar, ha de entenderse en el conjunto del efecto, dirige a los sirvientes esta invitación: "Haced todo lo
contexto: "Mujer, ¿qué quieres de mí? Aún no ha llegado que Él os diga", que no es sólo el testamento de María (las
mi hora". Las primeras palabras las encontrarnos otras ve­ últimas palabras que nos refiere de ella la Biblia), ni tampoco
ces en la Sagrada Escritura para indicar un rechazo. Aquí el lo que, a través de los siglos, irá repitiendo cada vez que deje
significado es claramente otro, y ha de entenderse a la luz oír su voz en las apariciones extraordinarias: aquí el signifi­
de todo el episodio. cado es aún más profundo.
También el apelativo "mujer", si bien respetuoso, podría Según los biblistas, Juan sigue en esta narración el gran
parecer que rebajara en cierto modo el nombre de "madre", esquema de las alianzas bíblicas, la primera de las cuales es
que cabría esperar. En cambio contiene una referencia bí­ la del Sinaí, renovada después varias veces a lo largo de la
blica precisa, que jalona el rol de María en cinco momentos historia de Israel. En las alianzas hay siempre un mediador.
fundamentales de la historia humana: En el Sinaí es Moisés; en Caná, María. Se repite siempre.
1) "Pondré enemistad entre ti y la mujer" (Gén 3, 15): una frase que indica la acogida de las palabras de Dios. En
es el primer anuncio de María, que coincide con el primer el Sinaí el pueblo dice: "Haremos lo que Dios nos diga";
anuncio de la salvación. en Caná es la Virgen la que dice: "Haced todo lo que Él
2) "Al cumplirse el tiempo, mandó Dios a su Hijo, na­ os diga". En el Sinaí Dios responde a esta disponibilidad
cido de mujer" (Gál 4, 4). Pablo expresa de este modo la dando las normas de la antigua alianza, el Decálogo; en
humanidad plena de Cristo. Caná, Jesús responde a la disponibilidad de los sirvientes
3) Aquí en Caná, la palabra "mujer" resuena corno un dando el vino nuevo. El vino viejo, que se ha terminado,
vuelco, y lo veremos en seguida, porque Jesús se apresta a representa la antigua alianza; el vino nuevo, que es mejor
dar la nueva ley. y es puesto a disposición en abundancia, indica la nueva

90 91
ali~ a, la doctrina nueva del Evangelio que Jesús se apres­ que cumpliera su primer milagro para amenizar una fiesta
ta a predicar y en la cual los discípulos ya creen, alentados nupcial. Que nunca falte su presencia entre los esposos y
por aquel primer signo. en las familias.
Ah ora descubrimos el valor del marco gozoso que ofrece
la fiesta nupcial; a menudo las bodas son recordadas por
el Evangelio corno un signo del Reino de los Cielos, de las
bodas eternas con el Cordero; o sea, la felicidad eterna del
paraíso. Este es, pues, el sentido general de todo este episo­
dio. En el marco festivo de las bodas, Jesús pone en marcha
la nueva alianz a dando el vino nuevo, es decir, su doctrina.
El rol de María está bien subrayado, y ese primer milagro
es importante para reforzar la fe de los discípulos.

Reflexiones

Sobre María
"Per Mariam ad [esum": cuando se recurre a María se en­
cuentra a Jesús. Su poder de intercesión no está nunca en
contraste con los planes divinos, sino que es un coeficiente
para llevarlos a cabo. No les pide a los sirvientes que le
obedezcan a ella, sino a Jesús. Sus últimas palabras, "Ha­
ced todo lo que Él os diga", compendian perfectamente sus
deseos, sus sugerencias, lo que nos encomienda a cada uno
de nosotros.

Sobre nosotros
No hacen falta milagros para tener fe; nos basta la Pala­
bra de Dios. Renovemos nuestra fe en la persona de Jesús,
verdadero Dios y verdadero hombre, como comprendie­
ron y creyeron los apóstoles. Renovemos nuestro pacto
de alianza con el Maestro divino: los votos bautismales,
la adhesión a todas las enseñanzas del Evangelio. Y con­
fiemos en la poderosa intercesión de María, a quien Dios
siempre escucha. Pensemos en la bondad de Jesús, bondad
pendiente incluso de las exigencias humanas: es hermoso
92 93
/ uno se dedicaba a la misión de rabbi, es decir, a predicar de
1.a 19 tiempo completo la Sagrada Escritura, dejaba de trabajar y
vivía de limosnas, tanto él como sus discípulos; así podía
En lo escondido de Nazaret moverse libremente de un.lugar a otro. Por poner un ejem­
plo afín a nosotros, pensemos en el comportamiento de las
órdenes mendicantes hasta la última guerra. Siempre había
alguien encargado de hacer la colecta: se consumía lo que
"Después de esto [del milagro de Caná] bajó a Cafarnaúm servía al convento, lo demás se distribuía entre los pobres.
en compañía de su Madre, de sus hermanos y de sus dis­ Lo mismo hacían Jesús y los apóstoles: vivían de limosna y
cípulos; pero no duraron muchos días ahí" (In 2, 12). Son daban las sobras a los pobres.
los únicos días en que María tiene la satisfacción de acom­ También en este punto san Pablo rompió con los esque­
pañar a su Hijo durante la vida pública. Así puede ver el mas del hebraísmo. Mientras predicó en ambiente paga­
pequeño centro del lago de Genesaret, elegido por Jesús no, donde este uso no era conocido ni tampoco habría sido
como punto de apoyo para su predicación en Galilea. Des­ apreciado, renunció a este derecho hebreo y continuó ejer­
pués María vuelve a Nazaret, donde permanece durante la ciendo su oficio. Varias veces repite, no sin cierto orgullo,
vida pública de su hijo. que proveyó con el trabajo de sus manos a su manteni­
En aquel tiempo no existía seguridad social, pero no miento y al de sus colaboradores.
había espacio para la soledad. Baste pensar en las muchas Pero volvamos a la vida de María en Nazaret. ¡Qué
veces que la Biblia alienta y elogia a quien cuida del huér­ distinta era de cuando vivía en su casa, con las personas
fano y de la viuda. Cuando una mujer viuda se quedaba que más amaba y la amaban! Alguno podrá sorprenderse
sola, se iba a vivir con sus parientes. Yo creo que María porque la Virgen, que estaba sola, no formara parte de las
procedería también así todo el resto de su vida. Entre la pa­ mujeres que seguían a Jesús. El motivo es evidente. El pe­
rentela de Jesús, rica como todas las parentelas orientales, queño grupo apostólico no tenía necesidad, como podría­
cabían todas las actitudes posibles respecto a la misión em­ mos pensar nosotros, de que le lavaran la ropa o le hicieran
prendida por el Hijo de Dios: estaban sus seguidores, que la comida. Todo hebreo sabía hacer frente a sus necesidades
permanecerán fieles a Él incluso después de la muerte, en personales. Sólo necesitaba ayuda en dinero o en especie.
Jerusalén, y es fácil pensar que la Virgen fuera a vivir con El Evangelio afirma claramente, enumerando a las mujeres
ellos; estaban los adversarios, que lo tenían por loco, y que que seguían a Jesús y a los apóstoles, que "los asistían con
intentaron interrumpir su ministerio; y estaba ciertamente sus bienes". También María Magdalena, que no tiene nada
la gran masa de los indiferentes. que ver con la pecadora innominada ni tampoco con María
Para comprender mejor la posición de Jesús durante su de Betania, debía ser una persona acomodada. En cambio
vida pública debemos remitirnos a los usos hebreos. El tra­ la Virgen, siendo pobre, no habría podido contribuir a los
bajo era muy estimado como medio necesario y obligatorio gastos; por eso no sigue a su Hijo.
de subsistencia. También Jesús, mientras vivió privada­ Ciertamente llegaría a sus oídos el eco de sus discursos o
mente en Nazaret, se mantuvo con su trabajo. Pero cuando sus milagros, así como las diatribas con los escribas y fari-

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seos. &n0s se alegrarían con ella por un hijo como aquél y apostólica incluso en el ocultamiento de una vida común
otros la criticarían por el mismo motivo. Es muy probable ofrecida con amor a Dios, en la aceptación de su volun­
que siguiera acudiendo al templo en ocasión de la Pascua tad cotidiana y ofreciendo a tal fin las oraciones, fatigas
(luan nos habla de tres pascuas pasadas por Jesús en Jeru­ y sufrimientos que la vida presenta. Por esto, volviendo
salén durante su vida pública; de esta información deduci­ a nuestros tiempos, vemos asociados como patronos de
mos que la vida pública de Jesús duró tres años); entonces las misiones a san Francisco Javier, el gran predicador del
escucharía directamente a su Hijo. Como lo escucharía en Oriente, y a santa Teresa de Lisieux, que nunca se movió
la desafortunada visita a Nazaret, que provocó en Jesús el de su convento.
decepcionante juicio: "Nadie es profeta en su tierra". Inclu­
so sus queridos paisanos lo querían matar arrojándolo por
un precipicio. Todavía hoy existe en Nazaret una pequeña Reflexiones
iglesia dedicada a Santa María del Temblor, para recordar
la angustia de María en aquella ocasión. Sobre María
Los sinópticos refieren una excepción, que más bien pa­ Sin duda que le habrá costado inmensamente que la de­
rece debida a la voluntad de los parientes que a una inicia­ jaran de lado. Después de haber dedicado su vida y su
tiva de María. "Su madre y sus hermanos vinieron a verlo; actividad directamente a la persona del Hijo, se veía arrin­
pero no podían llegar hasta donde estaba, por causa del conada, pero aceptó con generosidad total el querer del
gentío. Entonces le dieron este recado: 'Tu madre y tus her­ Padre. Habrá comprendido que este escondimiento no re­
manos están allá afuera y te quieren ver'. Pero Él respondió sultaría inútil, en espera del gran trato recibido en Caná,
a los mensajeros: 'Mi madre y mis hermanos son éstos que cuando llegara la hora de Jesús. A su vez es un ejemplo
escuchan la palabra de Dios y la guardan'" (Le 8, 19-21). para nosotros con la oración y con la vida conforme a las
Es una respuesta breve, que tiene doble valor. En primer enseñanzas del Hijo, modelo para todo seguidor suyo.
lugar Jesús anuncia un nuevo parentesco con Él, que no se
basa en lazos naturales, sino en la escucha de la Palabra. En Sobre nosotros
segundo lugar nos indica la verdadera grandeza de María: El verdadero parentesco e intimidad con Jesús se adquie­
es grande, más que por su maternidad, porque escucha al ren escuchando y cumpliendo sus palabras; lo que importa
Hijo y cumple su Palabra: es su discípula más fiel. es la vida conforme a las enseñanzas de Cristo, no sirven
¿Habrá habido otros encuentros entre Jesús y María, no las veleidades al seguirlo: "No quien dice 'Señor, Señor',
consignados en los evangelios? Es probable, pero en este sino el que hace ... ". Cuando la espera escondida cuesta
caso los evangelistas les atribuyeron un valor privado. más que la acción directa, pensemos que lo que importa
Ciertamente que el corazón de María, sus pensamientos siempre es cumplir la voluntad de Dios.
y preocupaciones estaban constantemente pendientes del
Hijo y de su actividad. Creemos que el Señor quiso ofre­
cemos una gran enseñanza en este período de la vida de
María: cómo se puede colaborar eficazmente en la acción

96 97
su consenso pleno y definitivo, sin condiciones ni límites,
ya había sido pronunciado con el fiat dado al ángel Ga­
briel. En este punto era el creyente en Cristo, el discípulo
Mujer, ahí tienes a tu hijo amado, el que debía expresar la aceptación: "Y desde aquel
momento el discípulo se la llevó con él. .. con sus bienes".
Hemos añadido: con sus bienes de creyente, porque Juan
representa a los discípulos que han creído en Jesús y han
"Junto a la cruz estaban su Madre, y María la de Cleofás, recibido los bienes necesarios para salvarse: la fe, la Euca­
hermana de su Madre, y María Magdalena. Mirando Je­ ristía, el Espíritu Santo, María.
sús a su Madre ahí presente y al discípulo a quien Él tanto Juan comprende que María es un bien necesario para la
amaba, dijo a su Madre: 'Mujer, ese es tu hijo'. Luego dijo salvación y la acoge como tal. "¿Se puede ser cristiano sin
al discípulo: 'Esa es tu Madre", y desde aquel momento el ser mariano?", se preguntará Pablo VI en el santuario de
discípulo se hizo cargo de ella" Un 19, 25-27). Nostra Signara di Bonaria (Cagliari), el 24 de abril de 1970.
Es la hora de Jesús, la hora por la que se ha encarnado. Dios ha querido darnos a Jesús por medio de María: no se
Y María vuelve a ocupar el primer plano: para ella es la puede prescindir nunca de esta elección hecha por el Pa­
segunda anunciación, en la que viene proclamada Madre dre. Si no comprendemos el rol de María con Jesús, nunca
de todos los hombres. comprenderemos el rol de María con relación a cada uno
Según su costumbre, Juan no la llama por su nombre, de nosotros. Volveremos a insistir sobre esta acogida, base
sino conforme a su rol. Aquí el rol de María está bien re­ de la consagración a María y de la maternidad de María
calcado por una palabra que hemos evidenciado, porque sobre la Iglesia.
se repite cinco veces en tan sólo tres versículos: "Madre". Pero en este punto nos apremia detenernos en un argu­
Desde aquella hora la Madre de Jesús es proclamada tam­ mento que, a nuestro parecer, tiene gran importancia y so­
bién Madre nuestra: "Mujer, ese es tu hijo". Para Jesús, bre el cual en general se pasa de largo: los sentimientos de
este es el cumplimiento de su acción mesiánica terrena; la María en aquel momento. Es evidente su inmenso dolor.
muerte sobrevendrá muy pronto. Para María es el inicio La liturgia aplica a la Virgen el paso de las Lamentaciones
de una nueva maternidad: ¡cómo le hubiera gustado morir (1, 12): "Oh, vosotros, todos los que pasáis por este camino,
con su hijo! Pero su misión no había acabado ni está aca­ deteneos a mirar si hay dolor como este dolor que me abru­
bada aún. Jesús no tiene ninguna preocupación por confiar ma el alma"; como si quisiera decirnos que nunca ha habi­
a María a alguien: ya está con los parientes y seguirá con do un dolor como aquel. Los poetas nos han transmitido el
ellos. Somos nosotros los que necesitamos una madre. Stabat Mater, las diversas "lamentaciones" de María sobre
"Ella es tu madre". En este punto el discípulo preferi­ el Hijo muerto, el Llanto de [acopone da Todi; pintores y
do de Jesús realiza un gesto muy significativo, un gesto escultores han reproducido Piedades y Dolorosas ante las
que indica comprensión y aceptación de la nueva relación cuales el pueblo reza con fervor. Todo esto es verdad; pero
creada por Cristo. Esta vez no se necesitaba el consenso de hay otros sentimientos sobre los que conviene reflexionar,
María: ella estaba ya completamente consagrada a su obra; porque nos dan la medida de la fe heroica de María.

98 99
rl\ñte tod.0 en el ánim o de María no hay lugar para nin­ fin de un sueño, de una gran esperanza, corno dirán des­
guna forma de rencor, de rebelión o de resentimiento o co­ consolados los dos discípulos de Emaús. Para María no es
sas semejantes. Veía en torno a sí sólo a personas que Jesús así, porque comprende que precisamente en ese momento,
acababa de confiarle como hijos. El Concilio Vaticano II nos contrario a toda expectativa humana y tanto más a toda ex­
dice que en aquel momento ella se asociaba con ánimo ma­ pectativa materna, se están realizando el triunfo de Cristo,
terno al sacrificio de Jesús, "consintiendo amorosamente su victoria sobre el pecado y sobre la muerte, la redención
en la inm olación de la víctima engendrada por ella" (LG de la humanidad.
58). Consintiendo: es la palabra más fuerte y más nueva de Surge entonces espontáneo otro pensamiento: María
ese gran docum ento mariano. No consentía sin duda en el comprende que el mundo es salvado y ella misma redimi­
mal, en la muerte, en las blasfemias, en los desafíos verba­ da por aquella muerte. Precisamente en fuerza de aquella
les. Consentía en la voluntad de Dios, en aquella voluntad muerte terrible ella es todo aquello que es: inmaculada,
que Jesús había aceptado plenamente. Una voluntad tre­ siempre virgen, Madre de Dios ... Debido a aquella muerte
menda que le hace sangrar el corazón más que el martirio. la felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha
Y sin embargo lo acepta con adhesión total: así lo ha que­ hecho grandes obras en ella. Nunca es tan grande María
rido el Padre, así lo ha querido Jesús, y a esta voluntad ha corno en ese momento del fiat doloroso; nunca había podi­
dado su dolorosa adhesión también María. do demostrar hasta tal punto una fe tan profunda. Así es
Hay otro aspecto no menos importante que nos hace como Cristo reina y salva. El corazón sangra, pero ella pro­
comprender de qué fuente, de qué luz le venía a María una nuncia su "gracias". Da gracias por sí misma y por todos
fuerza tan heroica, una adhesión de fe tan total a la muerte nosotros: ella está salva y nosotros también. El sentimiento
del Hijo. Ella comprendió, y en aquel momento ella sola, culminante de María, a los pies de la cruz, es una profunda
el valor de lo que estaba sucediendo, el valor de aquella gratitud.
muerte. Tal vez la Virgen, en todo el discurrir de su vida,
sobre todo durante la actividad pública de Jesús, habrá
sentido resonar en su interior continuamente las emocio­ Reflexiones
nantes palabras proféticas de Gabriel: "Será grande y el
Señor le dará el trono de David, su padre: reinará sobre la Sobre María
casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin" (cfr. Le Jesús perdona desde la cruz; María recibe ese perdón dado
1, 32-33). Palabras halagadoras, que dejaban presagiar un a cada uno de nosotros aunque pequemos. Nos enseña a
porvenir glorioso, un éxito sin precedentes. saber ver la mano de Dios también en el dolor y en las es­
Pues bien, esta es la fe heroica de María que desafía a peranzas truncadas. Nos enseña lo que es la verdadera fe,
la evidencia más clara de los ojos: mientras observa a Je­ que cree incluso contra lo que parece evidente. Nos enseña
sús que agoniza y muere, María comprende que se están a dar gracias a Jesús por su sacrificio.
cumpliendo las palabras proféticas de Gabriel. Es verdad
que se realizan del modo más impensado y atroz, pero se
realizan. Para los demás, aquella muerte es un fracaso, el

100 101
'S.ovr.e noso'lffí.os
t!1r,i: examen profundo sobre el valor del sacrificio de Cristo,
sobre su poder redentor, sobre nuestra gratitud y corres­
Día 21
pondencia, para €]_Ue no resulte vano en nosotros. ¿Hemos El sábado, día de Maria
acogido a Manía como verdadera Madre en el plano de la
salvación? ¿Hemos aprendido a creer, a esperar, a perdo­
nar de corazón, a dar gracias incluso cuando sufrimos?
La obediencia de Cristo rescata la desobediencia de Adán; Se diría que, en el gran triduo pascual, casi existe un vacío,
la participación de María rescata la participación de Eva. una pausa de espera y de silencio entre la crucifixión y la
Pero nuestra obediencia es indispensable para recibir los resurrección. Pero ese vacío es colmado por una persona
frutos de la redención. que tiene el corazón lleno de esperanza y de certeza, por­
que su fe, y sólo su fe, no se ha venido abajo. Cuando Dios
la preanuncia en el Génesis, es ella el signo de que vendrá
el Salvador; su nacimiento es saludado como el surgir de la
aurora que anuncia el sol, Cristo. El Sábado Santo es el día
típico de María, y se está difundiendo cada vez más la cos­
tumbre de celebrar ese día "la hora de María". El mundo
únicamente espera en ella, porque sólo ella espera la hora
del triunfo.
Los demás, no. Para los demás ese sábado sigue siendo
un día angustioso, del que sólo quedan recuerdos doloro­
sos, incógnitas y tinieblas. Los pensamientos de los prin­
cipales testigos sólo podían abrigar recuerdos tristes: la
muerte atroz de Jesús, con su entorno humillante, aún más
indigno por el comportamiento de sus amigos. Se había
consumado la traición de Judas, que había puesto fin a su
vida de apóstol ahorcándose a causa de la desesperación:
Satanás había entrado realmente en él. Pedro, impulsivo y
generoso, tras su triple negación, no tenía otra alternativa
que derramar lágrimas amargas de arrepentimiento. Los
demás apóstoles no habían sabido hacer cosa mejor que
huir; no lograban superar el miedo de que los descubrie­
ran, por lo que se mantenían en casa con las puertas bien
cerradas. También las mujeres, las seguidoras fidelísimas
de Jesús, en medio del llanto sólo tienen una preocupa-
102 103
ción práctica: llevar a cabo el embalsamamiento del cuer­ frase que los apóstoles no lograban entender: "Y al tercer
po muerto de Cristo, dado que aquel viernes por la tarde día resucitaré". Es seguro que su corazón estaba lleno de
tuvieron que sepultarlo deprisa por la llegada del "gran esperanza, de certeza.
sábado". Sin embargo, aquel sábado discurría de una manera ex­
Era evidente en todos el derrumbe de toda esperanza, traña. Los guardias se turnaban para vigilar un sepulcro
la impresión de que "todo estaba acabado". No les pasaba sellado, que tenía un cadáver dentro, como si el hombre
por la cabeza que "todo estaba por empezar". Nadie pen­ pudiera poner límites a la omnipotencia de Dios. Todo el
saba que aquella sangre derramada por la nueva alianza pueblo que había ido a la ciudad estaba de fiesta porque ce­
abría el camin o del nuevo pueblo de Dios. La resurrección lebraba la Pascua; no se daba cuenta de que aquella Pascua
llegará como una de esas sorpresas en las que cuesta creer, era el signo profético de una gran realidad, que ya se había
sufragada por pruebas que se subseguirán en cadena. Pri­ realizado en el dolor y estaba para convertirse en la alegría.
mero el sepulcro vacío, y los ángeles que proclaman: "No Un sepulcro objeto de estrecha vigilancia, la celebración de
está aquí: ha resucitado" (Le 24, 6). Después, las diversas un rito que había dejado de tener sentido: son dos entre los
apariciones a particulares, a grupos, a un contingente de muchos anacronismos de aquella jornada en la que sólo se
cerca de 500 fieles (cfr. lCor 15, 6-8). La liturgia pascual se mantiene firme la fe de María, la certeza de lo que está por
caracterizará por el gozoso canto dirigido a la Virgen: "Rei­ suceder y que trastocará definitivamente las perspectivas
na del Cielo, alégrate, porque tu Hijo ha resucitado, como de la vida humana.
había prometido". Así, el sábado se convertirá en el día de María, el día de
Pero mientras, en aquel sábado de silencio, la única an­ preparación para el Domingo de Resurrección, que suplan­
torcha de la fe de la humanidad que permanece encendida tará el sábado hebreo como día festivo para los cristianos.
es la de María. Para ella habría supuesto una gran libera­ Se operará una lenta profundización cultual y litúrgica para
ción poder morir con su Hijo; pero tenía que iniciar la nue­ llegar, en el siglo IX, a una oficialización del sábado dedica­
va misión de Madre nuestra, recibida precisamente allí del do a María, con misa y oficio propios de la Virgen. Pero el
Hijo agonizante. También a esto ha dicho sufiat. Su misión primer arranque, el punto de partida, será precisamente la
comienza justamente ese sábado, cuando ofrece a Dios algo importancia que tuvo la Virgen aquel Sábado Santo.
precioso, de lo que nadie se percata: una fe inquebrantable. Surge finalmente el alba del domingo. Un pequeño gru­
Sólo ella cree y piensa en lo que ninguno cree ni piensa; po de mujeres se dirige de madrugada al sepulcro. Son las
sólo ella está preparada para el gran evento, que ningún mismas que habíamos visto a los pies de la cruz; pero falta
otro espera. Habrá reflexionado quizá en aquel tercer día una, la más importante. ¿Cómo es que no está María con
en que había encontrado a Jesús en el templo, o repensado ellas? Es una ausencia significativa. Tal vez se le haya apa­
en un tercer día, cuando su Hijo se reunió con ella en Caná recido ya el Señor resucitado, aunque el Evangelio no lo
y transformó el agua en vino; después, el día Jueves Santo, diga. O quizá está tan segura de su resurrección que no
Él había transformado el vino en sangre. O volvería a re­ comete el error de las otras mujeres, de buscar al Viviente
cordar las palabras que probablemente le contaron, cuando entre los muertos. Podemos imaginarla como nos parezca,
Jesús, preanunciando la pasión, concluía siempre con una

104 105
:¡;Jer© es se~© que ella no va al sepulcro porque la retiene Sirve para todos la observación de que los grandes dolores
un motivo consistente. y sufrimientos ponen a prueba nuestra fe: o se fortalece o
Las mujeres, admirables por su celo y fidelidad, se en­ se pierde. También nosotros tenemos necesidad de recurrir
contrarán con una sorpresa: el sepulcro está vacío. Este a la doble ayuda de la oración y de la Palabra de Dios.
evento hace que las mudas piedras adquieran una impor­
tancia particular: por el hecho de estar vacías se convierten
en los primeros testigos de la resurrección de Cristo. Por
eso el santo sepulcro se convertirá en el lugar más venera­
do, amado y visitado por los cristianos.
Después vendrán las diversas apariciones del Resucita­
do, por lo que los discípulos de Jesús se transmitirán uno a
otro el grito gozoso: "¡Jesucristo está vivo!" Aún hoy, des­
pués de dos mil años, la tarea de los cristianos consiste en
gritar a todos los hombres: "¡Jesucristo está vivo!" Esta es
la Buena Nueva que los puede salvar.

Reflexiones

Sobre María
Su fe es heroica, pero no cabe duda de que tenía unas bases
que la sostenían, las mismas bases sobre las que se asien­
ta también nuestra fe: la oración incesante y la meditación
profunda de las palabras y de las obras realizadas por el
Hijo. Sin estas ayudas tampoco se habría sostenido su fe.
Cuando la Biblia nos habla de la fe de Abraham, nos dice
que creyó contra toda esperanza, es decir, contra toda evi­
dencia de los hechos. Juan Pablo II llegó a decir que la fe de
María fue más grande que la de Abraham. Abraham no vio
morir al Hijo; María, sí. Y a pesar de ello creyó.

Sobre nosotros
Las promesas de Dios nunca fallan, como tampoco fallan
su amor y su ayuda. Cuando las cosas marchan bien, es
fácil tener fe; pero la fe se prueba en las contrariedades.

106 107
Día 22
do vendría a tomarla de modo definitivo para no volverse
a separar. Mientras tanto, en un acto de obediencia al Hijo,
ora invocando la venida del Espíritu. Es preciosa esta pre­
Fuego del Cielo sencia suya, afirmada expresamente, porque es el comien­
zo de aquella presencia y asistencia que María no cesará de
ejercer sobre la Iglesia y sobre cada uno de sus hijos. Nos
gusta verla así, como se nos describe en esta última mención
Pentecostés le ofrece a san Lucas la ocasión para resaltar que el Nuevo Testamento hace de ella: presente y en actitud
una vez más la presencia de María en el nacimiento de la de oración. Por ello no nos cansaremos nunca de invocarla:
Iglesia. El texto sagrado nombra a los 11 apóstoles reunidos "Ruega por nosotros, pecadores ...". El Concilio Vaticano II
y añade: "Todos éstos estaban dedicados continuamente a subraya la función de María en Pentecostés, para implorar
la oración, animados del mismo espíritu, acompañados de sobre los apóstoles "el don del Espíritu, que ya la había cu­
algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de los_her­ bierto en la anunciación con su sombra" (LG 59).
manos de éste" (Hch 1, 14). Vemos de inmediato la impor­ El Espíritu, descendiendo en forma de lenguas de fuego,
tancia que se da a la presencia de María que, además de los hace una referencia inmediata a la Palabra: aquella Palabra
apóstoles, es la única persona cuyo nombre se indica, con divina que el Espíritu tiene la misión de recordar y pro­
la precisión de la gloriosa calificación de Madre del Señor. fundizar, y los apóstoles el deber de predicar. Inician los
No muchos días antes había tenido lugar un episodio primeros sucesos con los discursos de san Pedro: tres mil,
importante, en el que ciertamente tomaron parte todas las cinco mil personas piden el bautismo ... (cfr. Hch 2, 41). Tal
personas mencionadas arriba, aunque no se diga expresa­ vez sólo entonces san Pedro comprendiera el significado
mente: la ascensión de Jesús al cielo (cfr. Me 16, 19; Le 24, de las palabras de Jesús: "En adelante serás pescador de
51; Hch 1, 9-10). Es un episodio importante y gozoso: con hombres" (cfr. Me 1, 17); precisamente él, el pescador que
su resurrección se subraya la glorificación del cuerpo hu­ se habia quedado atónito al recoger, en una sola redada,
mano de Cristo y la entrada de su naturaleza humana en su 153 peces grandes. Ahora es la Iglesia la que comienza su
gloria, como dice Jesús mismo a los discípulos de Emaús. camino con una explosión inicial que recuerda la profecía
Con la ascensión también la humanidad de Cristo adquie­ de Isaías: "¿Acaso nace un país en un día? ¿Acaso una na­
re ese poder de intercesión que usa inmediatamente para ción puede nacer de un tiro? ... ¿Yo, que hago nacer, cerraría
enviar al Espíritu y que sigue usando en favor nuestro. An­ el seno materno?" (Is 66, 8-9). Y María es miembro y Madre
tes de subir al cielo, Jesús hace una última recomendación de este nuevo pueblo.
a los suyos: que no se alejen de Jerusalén hasta que sean Tendemos a preguntarnos qué frutos habrá derramado
bautizados con el Espíritu Santo; precisamente del Espíritu sobre María esta nueva efusión del Espíritu Santo. Es fácil
Santo recibirían la fuerza para ser sus testigos en Jerusalén suponer que, además de un aumento de unión con Dios y
y en toda Judea y Samaria, hasta los confines de la tierra. de paz, más luz para comprender las palabras y la vida del
Podemos suponer con cuánta alegría asistiría también la Hijo: aquellos mismos episodios que la habían asombrado
Virgen a esta ascensión del Hijo al Padre, preludio de cuan- o no había comprendido le resultarían cada vez más cla-

108 109
ros. Es verdad que ya había descendido muchas veces el presta a interpretaciones diversas, en su origen, por los do­
Espíritu sobre ella con efectos particulares: para sugerirle cumentos descubiertos recientemente. Un obispo de Éfeso,
el camin o de la virgini dad total; para cubrirla con su som­ en el siglo IX, Eutimio, lamenta que los ataques de los ban­
bra a fin de hacerla fecunda; para guiarla y sostenerla en doleros hicieran casi imposible que los peregrinos fueran
las diversas etapas de la vida; sobre todo para ilumin arla a Jerusalén a rezar en el sepulcro de la "Dormición de Ma­
a los pies de la cruz. Es fácil pensar que la nueva efusión ría" para celebrar la fiesta de la Asunción. Esto explicaría
de Pentecostés, además de iluminarla cada vez más sobre por qué se construyó entonces en Éfeso la pequeña iglesia
la vida de su Hijo, le diera con profusión las gracias nece­ de la Dormición. Si contáramos con más pruebas históricas
sarias para cumplir su nueva misión de Madre nuestra y sobre el desenvolvimiento de los hechos, resultaría que la
Madre de la Iglesia. iglesia-recuerdo de Éfeso habría sido construida no por la
Conviene reflexionar sobre esta particularidad: el Espí­ presencia de María en aquella ciudad, sino por motivos de
ritu Santo puede ser recibido varias veces, sin límites, con culto. En cualquier caso, cuando el Señor quiso, la Virgen
creciente aumento de frutos. Desciende sobre nosotros en fue asaltada por la "hermana muerte", a la que dijo su úl­
el bautismo y con más fuerza aún en la confir mación; y timo fiat.
después, todas las veces que lo invocamos, porque el Señor
ha dicho: "El Padre celestial dará el Espíritu Santo a aque­
llos que se lo piden" (Le 11, 13). Por eso no debemos can­ Reflexiones
sarnos nunca de invocarlo, para poder escuchar y seguir
su voz cada vez con mayor claridad, una voz muy diversa Sobre María
de la voz de la carne y del mundo, y para llegar a esa plena La alegría de contemplar, con la fe, la presencia de Jesús a
imitación de Cristo que el Señor espera de nosotros. la derecha del Padre, después de la ascensión, y la espera
La vida de la Virgen termina en el ocultamiento. Es el de su vuelta. Su oración junto con los apóstoles, que ella
momento de los apóstoles, de los evangelistas, de los diá­ continúa con la Iglesia y con cada uno de nosotros. El efec­
conos. Se alternan éxitos y persecuciones, pero la Buena to sobre ella de la venida del Espíritu Santo. El consuelo
Nueva se va abriendo camino. María santísima seguiría que da en los tiempos de persecución: todos estos sufri­
todo, alentando y participando. Se registraron también los mientos habían sido preanunciados por el Señor. Su serena
primeros martirios: el diácono Esteban y después el após­ vuelta a la casa del Padre.
tol Santiago, hermano de Juan. La presencia de María les
serviría a todos de consuelo, mientras su testimonio ilumi­ Sobre nosotros
naba a los escritores sagrados sobre cuanto sólo ella cono­ Confiar plenamente en la oración hecha en nombre de Je­
cía, especialmente acerca del nacimiento y de la infancia sús, porque Él intercede incesantemente por nosotros. In­
de Jesús. vocar continuamente al Espíritu Santo, especialmente en
¿Dónde pasaría sus últimos años? Creo que no volve­ los momentos de mayor necesidad de luz, para vivir según
ría a moverse de Jerusalén. Según la tradición, los pasó en la voluntad de Dios y crecer en nuestra conformación con
Éfeso con el apóstol Juan; pero esta tradición es tardía y se Cristo. Fiarnos de la presencia de María junto a nosotros

110 111
F©r haTuer recibido la misión de ser Madre. Pensar en l_a
muerte con serenidad: ella nos hace alcanzar la meta defi­
nitiva de nuestra existencia.
Día23
Enterrunente glorificada

¿Cuál fue la participación de María en la resurrección de


Cristo? Nosotros querríamos saber siempre todo e inme­
diatamente, pero el tiempo, a los ojos de Dios, tiene un va­
lor muy diverso. Creemos que la verdadera participación
de María en el evento pascual fue su asunción. San Pablo
nos recuerda lo que nos sucederá a cada uno de nosotros,
en la resurrección de la carne, conseguida gracias a la resu­
rrección de Cristo, cuando también nuestros cuerpos resu­
citarán incorruptibles e inmortales. Todo esto sucedió con
María inmediatamente después de la muerte. Aún perma­
nece vivo en el recuerdo de muchos lo que sucedió el 1 de
noviembre de 1950, cuando Pío XII proclamó solemnemen­
te el dogma de la Asunción en la Plaza de San Pedro. Fue
en verdad el día culminante de aquel Año Santo. Se trata­
ba, por tanto, de una verdad contenida en la Biblia, pero de
modo implícito; para que emergiese con toda claridad se
necesitó una larga profundización.
Es interesante el procedimiento seguido por el Papa, que
recalcó lo que hiciera Pío IX para llegar a la proclamación
del dogma de la Inmaculada Concepción. Anteriormente,
en 1940, Pío XII había instituido una comisión para inter­
pelar al pueblo de Dios, a través de todos los obispos del
orbe, y enterarse de lo que creían y deseaban los fieles.
Tengamos presente un principio que expresó el Concilio
Vaticano II así: "La universalidad de los fieles no puede
equivocarse cuando, desde los obispos hasta los fieles lai­
cos, presta su consentimiento en materia de fe y de moral"
(LG 12). Es un caso de verdadera y propia infalibilidad.

112 113
El resultado fue sustancialmente unánim e. Así Pío XII la conveniencia de que fuera glorificada aquella carne de
"confirm ó la fe de los hermanos", corno recomendara Jesús la cual Jesús había recibido su carne, y se añadía: así como,
a san Pedro, afirm ando: "Al final de su vida terrena la In­ por los méritos de Cristo, se le aplicó preventivamente la
maculada Madre de Dios, María siempre virgen, fue asun­ exención de la culpa original, así es justo que se le aplique
ta en cuerpo y alma a la gloria celestial" (Munificentissimus preventivamente el fruto de la resurrección.
Deus). Como se ve, es declarada la asunción de María. No Son todos argumentos válidos, que se siguen defendien­
se quiso recargar el texto con un pronunciamiento acerca de do en nuestros días. Pero se prefiere añadir otros motivos.
si María había muerto o no. Era una cuestión que se había Todos los privilegios se le han otorgado a María en vista
debatido en el pasado, teniendo en cuenta que en María no de una finalidad que supera la esfera personal; tampoco la
existía la culpa original, culpa que sometió a la humanidad Asunción escapa a este criterio. Por ello no se le concedió
a la muerte. Hoy los estudiosos están de acuerdo en que, a María sólo ·para honrar su persona, sino en vistas de un
así como Jesús se sometió a la muerte, también moriría Ma­ evento salvífica. María recibió de Jesús una nueva misión,
ría. Juan Pablo II lo afirmó corno convicción personal. Pero que durará hasta el fin del mundo: la maternidad sobre to­
creemos que hoy la cuestión no provoca polémica. dos los hombres en orden a la salvación. Su misión sobre
Nos interesa más bien observar cómo las definiciones la tierra no ha acabado, como ha acabado para los demás
dogmáticas son provocadas o por disputas y errores, por lo hombres, que sólo podrán contribuir con la plegaria en la
que exigen una respuesta oficial precisa, o por el deseo de comunión de los santos. Para María no es así. Era, pues,
afirmar solemnemente una verdad en la que se cree desde necesario que se encontrase en la entereza de su persona,
siglos y que celebra la liturgia, aunque no esté contenida hecha de alma y cuerpo, para cumplir con esta misión con
explícitamente en la Sagrada Escritura. Primero, pues, se respecto a nosotros.
precisan los términos y dirimen las dificultades, e incluso Ahora el cuerpo de María, como el cuerpo de Jesús, ya
después de la definición dogmática se siguen estudiando no está ligado a los vínculos del espacio y del tiempo. Por
los fundamentos y las consecuencias de la aserción de fe. eso es incesante su presencia junto a cada uno de nosotros.
En el pasado se insistía sobre todo en la grandeza de una Para ofrecer un ejemplo de ello me remitiré a las aparicio­
persona poniendo de relieve sus privilegios; hoy se prefie­ nes de Jesús resucitado. Daba la impresión de llegar o de
re destacar los servicios prestados por ella en el plan de la irse, aunque las puertas estaban cerradas. Por eso los teó­
salvación; son dos aspectos que no están en contraste, sino logos se esforzaban por entender las propiedades de un
que se integran, siendo ambos verdaderos. Por eso, en el cuerpo resucitado, entre ellas la sutileza ... La realidad es
pasado, en la Asunción se propendía a resaltar el cumpli­ otra. Jesús dijo claramente que permanecería siempre con
miento de la redención, siendo María glorificada en cuerpo nosotros hasta el final de los tiempos, por lo que siempre
y alma, lo cual se expresaba en Teología con la expresión: está presente. Cuando quiere aparecerse, hace visible esta
enteramente redimida. Se ponía de manifiesto la conformi­ presencia; después, acabada la finalidad, la hace de nuevo
dad de María con el Hijo: era justo que fuera asociada a su no perceptible por los sentidos humanos, pero esta presen­
glorificación, habiendo sido asociada a toda la obra de la cia continúa.
redención, especialmente al misterio pascual. Se insistía en

114 115
ID© mis:m:0 sucede con María. Además, su presencia ya Sobre nosotros
no tiene las limitaciones de espacio y de tiempo, por lo que Creer que María está siempre a nuestro lado, sentirla cer­
en fa tierra vivía sólo en un lugar y con las limitaciones cana, aunque no la veamos. De aquí el continuo y confiado
temporales que todos tenemos; por eso también su activi­ recurso a ella. Sólo en el cielo sabremos cuánto le hemos
dad sólo podía estar limitada por las horas que pasan y no costado y lo que ha hecho por nosotros, los peligros de que
vuelven, Ahora ya no es así. Su atención materna hacia no­ nos ha librado, las sugerencias que nos ha hecho, las fuer­
sotros no tiene límites y, como dice Vaticano II, es una obra zas que nos ha infundido, las gracias obtenidas; y todo esto
que continúa hasta que todos los hombres sean conducidos sin que ni siquiera nos diéramos cuenta. El que reflexione
a la Patria bienaventurada (cfr. LG 62). seriamente sobre estas verdades de la constante presencia
De este modo nos resulta fácil comprender los motivos y junto a nosotros de Jesús y María vivirá con confianza y
las consecuencias de la asunción de María: asunta al cielo, nunca se sentirá solo.
está viva, es nuestra verdadera Madre que continúa siem­
pre junto a nosotros con una presencia de lo más activa,
aunque no la veamos; pero es una presencia constante y
plena, porque ya no está ligada a los límites del espacio
y del tiempo, que también ella tenía en la vida terrena. Es
una presencia materna y eficaz en orden a la salvación, pre­
sencia que nosotros comprendemos a través de los títulos
con los que nos dirigimos a ella: mediadora de todas las
gracias, refugio de los pecadores, abogada, auxiliadora...

Reflexiones

Sobre María
La contemplamos, plenamente redimida, en la felicidad de
toda la persona humana, alma y cuerpo, a la cual aspiran
los mismos santos y a la que tendemos todos: verdadera
primicia de la humanidad glorificada por los méritos y en
dependencia del Cristo glorioso. Reparemos en los dones
que Dios le ha hecho, entre ellos el de haberla ascendido
al cielo en alma y cuerpo para beneficio nuestro. Por eso la
vemos ocupándose de cada uno de nosotros.

116 117
ción de la Conferencia Episcopal Italiana. La traducción
Día 24 griega, llamada de los Setenta, introducía un pronombre
masculino, esto es, una referencia precisa al Mesías: "Él te
Apareció una gran señal en el Cielo aplastará la cabeza". Mientras que la traducción latina de
san Jerónimo, llamada Vulgata, traducía con un pronom­
bre femenino: "Ella te aplastará la cabeza", propendiendo
a una interpretación totalmente mariana, preferida por los
Sólo Dios es eterno. Por ello antes del tiempo solamente Padres más antiguos, desde Ireneo en adelante.
existía Dios en el dinamismo de amor ínsito en las tres Está claro que quien vence a Satanás es Jesús; la acción
personas unidas en la única naturaleza divina. Después de María depende sólo y siempre de la del Hijo. El Concilio
la creación -ángeles, cosmos, hombres y animales- vio Vaticano II precisa con exactitud: "La Virgen se consagró
expresarse externamente este amor, dando vida sólo a las totalmente a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al
criaturas bellas y buenas, en las que se complació el Crea­ misterio de la redención con Él y bajo Él" (LG 56). Por eso
dor. Pero el don más hermoso, que constituye la grandeza son legítimas todas las efigies que presentan a María en
de las criaturas superiores (la inteligencia y la libertad), in­ trance de aplastar la cabeza de la serpiente, siempre que
dujo a la soberbia y a la rebelión primero a una parte de los este texto sea visto corno cooperación a la obra del Hijo,
ángeles y después, por instigación de éstos, a los progeni­ que ha venido para destruir las obras de Satanás.
tores. Así entraron en el mundo el pecado, el mal, el dolor, Al final de la historia humana vemos en la Biblia la repe­
la muerte y el infierno, cuando Dios había creado a todos tición de la misma escena: vuelve a aparecer la mujer como
para ser eternamente felices. signo de salvación y reaparece en actitud de lucha contra
El odio de Satanás contra Dios lo llevó y lo lleva a incitar al Satanás. Leamos el texto: "Apareció en el cielo un gran pro­
hombre a la rebelión y al pecado. Pero la misericordia infini­ digio: una mujer envuelta del sol como de un manto, tenía
ta de Dios preanuncia la salvación contra las consecuencias la luna bajo sus pies, y en la cabeza llevaba una corona de
de la culpa original: enviará a su mismo Hijo, que vendrá doce estrellas ... Enseguida apareció otro prodigio también
como redentor. Será hijo de una mujer. Esta mujer, anuncia­ en el cielo: un enorme Dragón rojo con siete cabezas y diez
da en seguida, es puesta por Dios mismo corno la enemiga cuernos ... aquella Antigua Serpiente que también lleva el
de Satanás. Es el primer anuncio de María, en los albores de nombre de Diablo y de Satanás, el seductor del mundo en­
la vida humana. Este es el texto del protoevangelio, o pri­ tero" (Ap 12, lss.). ¿Quiénes esa mujer? Con frecuencia en
mer anuncio de la redención: "Pondré enemistad entre ti y la Biblia una misma figura puede representar una multipli­
la mujer [es Dios el que crea esta inconciliable rivalidad], cidad de sujetos. Esa mujer puede representar a la Iglesia
y entre tu raza y la suya, ella [o sea, el hijo de esa mujer] te o al pueblo hebreo; seguramente representa a María, dado
aplastará la cabeza y tú le morderás el talón" (Gén 3, 15). que su hijo es Jesús.
María es ya preanunciada como signo de salvación y Así, María es el signo de la salvación desde el principio
como enemiga de Satanás en un texto que debe profundi­ hasta el fin de la humanidad. A san Bernardo le gustaba
zarse en su auténtico significado. Reproducimos la traduc- decir y escribir: "María es toda la razón de mi esperanza".

118 119
'Wna G'lll1i0sidad: esta frase estaba escrita en la puerta del nos de este mundo de tinieblas: contra esos espíritus ma­
Padre Pío; quién sabe las veces que el santo religioso la re­ lignos que vagan por el aire" (Ef 6, 11-12).
petiría. Pero en este punto se nos invita a reflexionar sobre María sale victoriosa, gracias a su Hijo, y nos ayuda en
el papel de María en el fin del mundo. esta lucha. ¿Cuál es su secreto? Un día, un exorcista de
Conocernos perfectamente la parte fun damental que Brescia interrogó al demonio: "¿Por qué sientes tanto terror
desempeñó en la primera venida de Cristo. Pero después, cuando invoco a la Virgen María?" Y oyó que le respondía
cuando Cristo subió al Cielo y los apóstoles siguen miran­ con una estupenda apología: "Porque es la más humilde
do con María en esa dirección, vienen dos ángeles a in­ de todas las criaturas, y yo soy el más soberbio; es la más
terrum pir el encanto y a declarar: "Ese Jesús que ha sido obediente, y yo soy el más rebelde; es la más pura, y yo soy
arrebatado al cielo de entre vosotros, vendrá del mismo el más sucio". Otro exorcista, al enterarse de esta respuesta,
modo que lo habéis visto irse hacia el cielo" (Hch 1, 11). El a distancia de muchos años pregunta a Satanás: "Has elo­
Señor vendrá; el Señor volverá; Maranathá: Ven, Señor Je­ giado a María porque es la más humilde, la más obedien­
sús. La tensión escatológica, la espera de la parusía (vuelta te y la más pura de todas las criaturas. ¿Cuál es la virtud
gloriosa de Cristo), es típica de los tiempos de fe viva, aun­ de la Virgen que más te hace temblar?" Y la respuesta fue
que no sepamos su fecha, por lo que el Evangelio nos invita inmediata: "Es la única criatura que puede vencerme por
a estar siempre preparados, corno debernos estar siempre completo, porque no la ha rozado ni la menor sombra de
preparados para la llegada de la "hermana muerte". pecado".
Pero, ¿cuál será el rol de María en esa ocasión? Los san­ La lucha de cada uno es fuerte; nos jugamos nada menos
tos, especialmente san Luis María Grignion de Montfort, que nuestra salvación eterna. Pero no hay que temer: con­
piensan que la Virgen jugará un papel importantísimo y tamos con la gracia que nos mereció Jesús y con la ayuda
patente. El libre "sí" de María, por voluntad divina, prece­ de la Virgen María.
dió a la Encamación del Verbo. María, en la primera veni­
da de Cristo, fue madre y colaboradora del Redentor, pero
del modo más discreto posible. Para la segunda venida del Reflexiones
Señor, que será una vuelta gloriosa, el rol de María sigue
en pie: será ella la que preparará a "los apóstoles de los Sobre María
últimos tiempos", como le gusta decir a Montfort, y la que El papel de María, sin duda, ha ido profundizándose y
liderará la lucha contra el dragón rojo. Este es el motivo de descubriéndose cada vez más a lo largo de la historia de
la señal que aparece en el cielo, la mujer vestida de sol. la Iglesia. A la vez ha aumentado progresivamente su cul­
Mientras, la enemistad perdura y es una lucha sin tregua. to tanto litúrgico como popular. Su fuerza contra Satanás,
Pablo es muy claro al respecto: "Revestíos de la armadura debida a las cuatro virtudes enumeradas, es también un
de Dios para que podáis resistir a los mañosos ataques del modelo para nosotros. Desconocemos los planes de Dios
diablo. Porque nuestra guerra no es contra carne y sangre, sobre María para preparar la parusía; pero conocemos la
sino contra los jefes, contra los poderosos, contra los tira- ayuda que nos presta ahora, como Madre nuestra, en or-

120 121
Día .25
Sobre nosotros Madre de la Iglesia
Reexaminar nuestro compromiso de conversión y purifi­
cación continua, nuestra preparación. El Evangelio nos re­
comienda que estemos vigilantes, siempre prontos para la
venida del Señor: la muerte puede sorprendernos en cual­ Tras una larga elaboración, precedida de dos disensos, el
quier momento. Recurramos a la ayuda de María, a sus Concilio Ecuménico Vaticano II aprobó, el 21 de noviembre
invocaciones, a sus plegarias, especialmente en la lucha de 1964, la constitución Lumen gentium sobre la Iglesia, que
contra las tentaciones. Y confiemos en el poder de María contenía un capítulo, el octavo, enteramente dedicado a la
para interceder por nosotros. Virgen María. Como culminación de ese capítulo, Pablo VI
promulgó, ante todo el Concilio, el título atribuido a María
de "Madre de la Iglesia", con la finalidad de reconocer una
verdad ampliamente contenida en el documento mariano
aprobado y que en parte compensaba otros títulos, desea­
dos por gran parte de los padres conciliares, sobre los que
se había preferido no hacer declaraciones oficiales. El pri­
mer título fue el de mediadora universal de gracias.

Estas son las palabras del Papa:

Nos proclamamos a María santísima Madre de la


Iglesia, es decir, de todo el pueblo de Dios, tanto de los
fieles como de los pastores, que la llaman Madre amo­
rosísima ... En efecto, así como la divina maternidad es
el fundamento de su especial relación con Cristo y de
su presencia en la economía de la salvación operada por
Cristo Jesús, también constituye elfundamento principal
de las relaciones de María con la Iglesia, por ser la madre
de aquel que, desde el primer instante de la Encarnación
en su seno virginal, se constituyó en cabeza de su cuerpo
místico, que es la Iglesia. María, pues, como Madre de
Cristo, es también Madre de todos los fieles y de los pas­
tores, esto es, de la Iglesia.

122 123
Es un título con gran contenido. Aunque la proclamación pueblo de Dios, ya que "Dios quiso santificar y salvar a los
solemne se hizo en 1964, ya lo encontramos sustancialmen­ hombres no individualmente y sin conexión alguna entre
te comprendido en la maternidad de María para con todos sí, sino que quiso constituir un pueblo que lo reconociera
nosotros, como es ilustrada por los padres Ireneo, Epifanio, en verdad y lo sirviese fielmente" (LG 9). Aunque inme­
Ambrosio, Agustín ... Vaticano II había tenido dudas sobre diatamente antes se afirma que "en todo tiempo y nación
este título, que proclama a María no sólo Madre de los indi­ es acepto a Dios todo el que lo teme y practica la justicia";
viduos sino también de la comunidad eclesial. Y sin embar­ afirmación sumamente importante, porque es verdad que
go ya había incluido en el documento mariano la expresión el camino real de la salvación es indicado por el Señor con
usada por Benedicto XN en 1748: "La Iglesia católica, ins­ las palabras: "El que crea y sea bautizado, se salvará; el que
truida por el Espíritu Santo, venera a María como Madre no crea, se condenará" (Me 16, 16); pero es igualmente ver­
amadísima con afecto de piedad filial" (LG 53). dad que Dios quiere la salvación de todos. Jesús murió por
Los motivos de la vacilación eran dos. Ante todo, se todos, por lo que Dios se reserva también otros caminos
quería hacer resaltar que María es también miembro de la para salvarnos que nosotros desconocemos.
Iglesia, y como tal aparece su presencia en Pentecostés y Es preciso insistir en el hecho de que la Iglesia fue fun­
su participación sucesiva en la comunidad de Jerusalén. dada por Cristo, que Él la quiso para prolongar su misión,
Es verdad que María es miembro de la Iglesia; pero tam­ que la ama y la dirige con su gracia y le ha dado como
bién es verdad que María es igualmente tipo y modelo de alma al mismo Espíritu Santo; que María es su Madre y
la Iglesia misma: entrambas vírgenes y madres, engendran como tal la asiste ... : todas estas verdades importantes y ,---
a los hijos de Dios por obra del Espíritu Santo. Pablo VI, que se han de tener muy presentes, porque hoy, en general,
citando a Cromado de Aquilea, dirá: "No se puede hablar no es amada la Iglesia. Los mismos cristianos la ven como
de Iglesia si no está presente María" (Marialis cultus, 28). algo exterior a ellos ("la Iglesia son los curas", afirma cierta
Un segundo temor era este: que el título "Madre de la mentalidad corriente); los errores más perniciosos de nues-
Iglesia" se prestase a equívocos, como si la Iglesia hubie­ tros días versan sobre las falsas concepciones que se tienen
ra nacido de María y no de Cristo. También este temor es sobre la Iglesia.
justo, pero basta explicar las cosas. Ya hemos visto que el Ciertamente, la Iglesia refleja, de forma analógica, el mis­
título de "Madre de la Iglesia" se podía prestar a equívo­ terio de Cristo, por lo que se habla con razón de "misterio
cos mucho mayores sin una explicación adecuada. El títu­ de la Iglesia". El misterio de Cristo consiste en que es Dios
lo "Madre de la Iglesia" subraya la cooperación de María y hombre: sus contemporáneos veían a un hombre como
en el nacimiento de la Iglesia y en toda su obra. Es una los demás, que tenía necesidad de comer, dormir y descan­
cooperación subordinada y dependiente de la acción de sar; sin embargo, aquellas apariencias humanas, limitadas
Cristo; pero es una cooperación evidente, desde la Encar­ y débiles, encubrían la realidad de su persona divina, en
nación a Pentecostés y desde Pentecostés a la parusía. Por la que se unían las naturalezas humana y divina. Era un
ello subraya perfectamente el rol que desempeñó y sigue misterio difícil y tremendo; por lo que Jesús, cada vez que
desempeñando María por voluntad del Señor: la Iglesia ha actuaba como Dios (perdonando los pecados o afirmando:
11
sido querida por Cristo, no por los hombres. Es el nuevo Antes de que existiese Abraham existo yo"), inmediata-

J.24 125
meRte e--Jia ta<lliiacfa de blasfemo. También en la Iglesia late la Iglesia. El pueblo de Dios es sensibilísimo a esta presen­
un misterio: está formada por hombres débiles y pecado­ cia, como atestiguan su culto, sus santuarios, su invocación
res cerno los demás, pero a estos hombres se les han dado continua. María lleva a Jesús; Jesús nos ha dado la Iglesia:
poderes divinos: predicar con la eficacia del Espíritu la Pa­ si no seguimos este itinerario de gracia, el cuidado <q_ue dis­
labra divina, perdonar o no los pecados, consagrar la Euca­ pensa la Virgen al pueblo de Dios resultará vano.
ristía ... Es el misterio de la Iglesia: santa y humana.
Un aspecto particular, que merecería una profundización Sobre nosotros
muy distinta, es que la maternidad de María sobre la Iglesia Comprender el misterio de Cristo, Dios y hombre; com­
no concierne sólo a católicos o cristianos, sino a todos los prender el misterio de la Iglesia en sus aspectos humanos y
hombres, puesto que la Iglesia ha sido constituida para la divinos. El título de María "Madre de la Iglesia" nos mani­
salvación de todos. Así se expresaron los obispos latinoame­ fiesta su amor y su cuidado por esta obra del Hijo. A ejem­
ricanos en los documentos de Puebla (1979): "María tiene plo de María, es necesario que sepamos conocer y amar a
un corazón grande como el mundo e implora al Señor de la la Iglesia, si queremos agradar al Señor y participar de los
historia en favor de todos los pueblos". Jesús dijo a Pedro: frutos de la redención.
"Apacienta mis corderos ..., apacienta mis ovejas" (Jn 21,
15-17), es decir, a toda la humanidad. Creo que la atracción
irresistible que Juan Pablo II ejerció sobre todos los pueblos
fue un signo de esta universalidad. En sus viajes, como en
Tailandia, donde hay pocos cristianos, reunió a multitudes;
asimismo a su funeral acudieron jefes de Estado de las más
diversas creencias. No podía tratarse de simple atención al
representante de los católicos. Creemos que, a impulsos del
Espíritu Santo, todos intuyeron una relación personal con
aquel blanco Padre llegado de Roma.
San Cipriano afirmaba: "No puede tener a Dios por Pa­
dre quien no tiene a la Iglesia por Madre". Que María, Ma­
dre de la Iglesia, nos haga comprender y amar esta verdad.

Reflexiones

Sobre María
Es significativa la presencia de María en la Ascensión, en
Pentecostés, en la primera vida de la Iglesia. Más significa­
tiva aún es su presencia en estos dos milenios de vida de

126 127
Día26 dos corazones de Jesús y María, aunándolos por tanto en la
devoción de los fieles.
Un segundo acontecimiento significativo fue la repercu­
El Corazón Inmaculado de Maria sión que tuvo en el campo mariano cuando, a caballo de
ambos siglos, exactamente en 1899, León XIII consagró el
mundo al Sagrado Corazón de Jesús. Ya entonces se pensa­
ba que el tiempo para proceder también a la consagración
En la Biblia el corazón expresa todo el compendio de la del mundo al corazón de María estaba maduro, puesto que
vida interior del hombre, por lo que con frecuencia Dios se el Señor quiso asociar a la Virgen Madre a toda la obra de
dirige al corazón para actuar en profundidad sobre la per­ la salvación. No se llegó a esta realización, pero se produjo
sona entera; y cuando, con el profeta Ezequiel, promete dar igualmente un impulso a la devoción al corazón de María
un corazón nuevo, indica una conversión total a Él por par­ y a los estudios sobre esta devoción.
te de su pueblo, que se había desbandado por completo. No cabe duda de que el mayor desarrollo se registró con
Por ello, hablar del corazón de María significa penetrar en las apariciones de la Virgen en Fátima, en 1917. Se puede
su interioridad, en su relación con Dios y con los hombres. decir que, así como para la devoción al Sagrado Corazón
La frase, repetida por Lucas, de que María guardaba los he­ de Jesús sirvieron de gran estímulo las apariciones a santa
chos meditándolos en su corazón, hace mención directa del
corazón de María; pero es sólo el arranque inicial de todo
un desarrollo que ha ido creciendo a lo largo de los siglos y
que ha explotado sobre todo en los últimos tiempos.
Margarita María Alacoque, las apariciones a los tres pastor­
cilios de Fátima dieron un impulso decisivo a la devoción
al corazón de María. Hacía tiempo que se había genera­
lizado un apelativo nuevo. En el pasado se hablaba sólo
-
La reflexión patrística sobre el corazón de María ha in­ de "corazón purísimo" o "corazón santísimo" de María, y
sistido, especialmente con Agustín, en ver en ello "el cofre otras expresiones parecidas. Después de 1854, es decir, tras
de todos los misterios", en particular del misterio de la En­ la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción,
camación, llegando a la afirmación de que "María concibió se empezó a difundir la expresión "Corazón Inmaculado
en el corazón antes que en el vientre". En la Edad Media de María", que significa "Corazón de la Inmaculada". En
se desarrolló cada vez más la devoción al corazón de Ma­ la aparición del 13 de junio en Fátima, la Virgen dijo: "Dios
ría que más tarde, con san Juan Eudes (muerto en 1680), quiere establecer en el mundo la devoción a mi corazón
adquirirá una rigurosa explicación teológica y recibirá inmaculado". Después pidió que se consagrara Rusia a su
oficialmente un culto litúrgico. De aquí cobraron impulso Corazón Inmaculado; a la beata Alessandrina Maria da
los desarrollos más recientes, que podemos individualizar Costa (1904-1955) le había pedido quese le consagrara el
en tres acontecimientos. En 1830, la Virgen se le apareció mundo. Desde entonces no se pueden contar los santua­
a santa Catalina Labouré y le pidió que acuñase la famo­ rios, parroquias, comunidades religiosas y asociaciones
sa "medalla milagrosa", que se difundió por el mundo en que surgieron con este título.
millones de ejemplares, e hizo reproducir en el reverso los ¿Cuál es el valor de esta devoción, encaminada sobre todo
a invocar la intercesión de María sobre nosotros? En primer
128 129
luga11 0.e0em0s tener en cuenta lo que nos dice el Concilio frente a aquellos que temen que los devotos de María le atri­
Vaticano II: "La misión maternal de María para con los hom­ buyan a ella el rol específico del Espíritu Santo.
bres no oscurece ni disminuye en modo alguno la mediación Por una parte, el corazón de María comprende todo el
única de Cristo, sino que más bien sirve para demostrar su misterio de María, visto como misterio de gracia, de amor,
eficacia. Pues todo el influjo salvífica de la Santísima Virgen de plena correspondencia y de don total que María ha hecho
sobre los hombres no proviene de una necesidad ineludible, de sí misma a Dios y a la humanidad. Por la otra, no pode­
sino del beneplácito divino y de la superioridad de los mé­ mos pasar en silencio esos llamamientos marianos que han
ritos de Cristo; se apoya en la mediación de Éste, depende sido ocasión para que se desarrollara esta devoción. Baste
absolutamente de ella y de la misma saca todo su poder. Y, pensar en Fátima: además de la invitación a la conversión y
no sólo no impide la unión inmediata de los creyentes con a la plegaria, además del recuerdo de las grandes verdades
Cristo, sino que la fomenta" (LG 60). corno los novísimos, se da un relieve particular a la Euca­
Todo esto es muy importante para comprender lo que ristía (piénsese en la comunión reparadora de los primeros
significa María para nuestra vida de creyentes. Es Dios sábados de mes) y al impulso a una generosa reparación.
quien quiso servirse libremente de María para encarnarse; Baste citar, a este propósito, el aliciente expresado con las
se quiso someter a ella en su vida mortal; quiso asociar a palabras: "Rez.ad, rezad mucho por los pecadores ... Puesto

-- sí a María en la obra de la salvación; quiso continuar la


redención de todos los hombres con María, para transmitir
a cada creyente la vida divina; quiso unir a sí a María en
que muchas almas van al infierno porque no hay quien se
sacrifique y rece por ellas" (Fátima, 19 de agosto de 1917).
Parece que volviéramos a oír el eco de las palabras de
la gloria celestial, haciéndola partícipe de su realeza. No Pío XII: "Misterío verdaderamente tremendo y que jamás
debe, pues, sorprendemos, como dijo la Virgen misma, que se meditará bastante, el que la salvación de muchos de­
el Señor quiera que el corazón de María sea honrado junto penda de las oraciones y voluntarias mortificaciones de
con el corazón de Jesús. No se trata de sentimentalismo, los miembros del cuerpo místico de Jesucristo dirigidas a
sino de un compromiso profundo, que abarca todo el ser. este objeto, y de la cooperación que pastores y fieles, sin­
Lo contrario de esta devoción es el formalismo, ese forma­ gularmente los padres y madres de familia, han de ofrecer
lismo que llegó a arrancar a Jesús el lamento: "Este pueblo ª. nuestro divino Salvador" (Mystici corporis, 42). ¡Coopera­
me honra sólo con los labios, porque tiene su corazón lejos ción con el Salvador! Este misterio tremendo nos muestra
de mí" (Mt 15, 8). que la devoción al Corazón Inmaculado de María subra­
En la historia de las escuelas de espiritualidad, la devo­ ya un amor que salva y que nos invita a participar en el
ción al corazón de María ha demostrado ser una fuente ines­ mismo amor salvífica, colaborando con Jesús a la salvación
timable de vida interior. Así se deduce de la espiritualidad eterna de nuestros hermanos.
de Helfta, de las benedictina, franciscana y dominicana. Más
tarde, es interesante notar cómo san Francisco de Sales ve,
en el corazón de la Virgen, el lugar de encuentro de las almas
con el Espíritu Santo; es importante ponerlo de manifiesto

130 131
Reflexiones

Sobre María
Día27
El corazón de María simboliza su amor total, de todo su Las apariciones marianas
ser, a Jesús y a los hermanos de Jesús, esto es, de modo
diverso, a todos sus hijos. El corazón de una madre invita
y convence con fuerza y dulzura. Honrar el Corazón de la
Inmaculada significa honrar un corazón totalmente puro: Las apariciones en general, y particularmente las aparicio­
del pecado y de todo condicionamiento humano. Por lo nes marianas, tan frecuentes en estos últimos siglos, nos
que impulsa a la confianza y a la imitación. interpelan sobre su valor y sobre la actitud que adoptar
con relación a las mismas. Lógicamente, aquí pretendemos
Sobre nosotros hablar sólo de las apariciones con garantía de seriedad, no
Mirando al Corazón de María no se siente sólo una atrac­ de ese pulular de pseudovidentes, pseudocristianos, etc.,
ción que impulsa a la confianza; debe darse también una de los que el mundo está lleno en nuestros días, que dicen
disponibilidad a la imitación, a abrirse a Dios con todo el y escriben ríos de mensajes a menudo catastróficos (esto es
corazón, a seguir las amonestaciones maternas de María. Y, ya un indicio seguro de falsedad), y que por tanto no serán
¿cómo no recordar el corazón sufriente de María, su cora­ objeto de nuestra consideración. Pero existen las aparicio­
zón traspasado, a causa de nuestros pecados? nes auténticas, a cuyo respecto es condenable una actitud
previa de descrédito que no tiene nada que ver con la vir­
tud de la prudencia, y que pueden revelarse como auténti­
cas intervenciones queridas por Dios.
No sólo la historia de la Iglesia, sino toda la Historia Sa­
grada está salpicada de apariciones. Conviene, pues, tener
presente una primera distinción entre apariciones bíblicas
y extrabíblicas. Las apariciones referidas en la Biblia, por
ejemplo a Abraham, a Moisés, a los profetas, a san José
(incluso en sueños puede enviar Dios sus mensajes), a san
Pedro, a san Pablo ..., forman todas parte integrante de la
revelación divina y tienen el valor inspirado de la Sagrada
Escritura.
Las apariciones extrabíblicas, aunque estén oficialmente
aprobadas por la autoridad eclesiástica, siguen siendo apa­
riciones privadas que no añaden nada al patrimonio de la
fe, y cuya importancia es muy diversificada: para un indi­
viduo, para una ciudad, para una situación pasajera. Pero

132 133
pueden tener también gran importancia desde el punto de Recordemos después las apariciones de Lourdes, de 1858,
vista pastoral. Pensemos, por ejemplo, en las apariciones de a cuatro años de la definición del dogma de la Inmaculada
Guadalupe, de Lourdes, de Fátima. Conviene sin embargo Concepción. En este caso el valor fue grandísimo. Ante todo
reiterar, respecto a todas las apariciones privadas, que no el hecho extraordinario de la aparición y los milagros que
añaden nada a la revelación pública. El Concilio Vaticano se sucedieron tuvieron la importancia de una respuesta del
II afirma con decisión esta realidad: "No cabe esperar otra Cielo al racionalismo imperante: fue precisamente Dios el
revelación pública antes de la manifestación glor~osa de que confundió la sabiduría de los sabios con la necedad de
nuestro Señor Jesucristo" (Dei Verbum 4). No hay espacio una niña casi analfabeta, pero embajadora de la Virgen. La
para la denominada "venida intermedia de Jesucristo", de importancia pastoral es todavía evidente; cabe incluso pre­
la que tanto hablan ciertos sedicentes videntes modernos. guntarse a qué se habría reducido la fe en Francia de no ha­
Algunos ejemplos. Tienen una importancia personal el ber sido por Lourdes.
crucifijo que habló a san Francisco, y muchas apariciones Por fin Fátima, que es la gran aparición mariana queri­
a santos, que inspiraron su vocación y misión. Tuvo im­ da por Dios para iluminar nuestro oscuro siglo, ensombre­
portancia para la ciudad de Vicenza (Italia), atacada por la cido por el ateísmo y las guerras. El aspecto religioso es
peste, la aparición de la Virgen a Vicenza Pasini, en 1476, predominante: la invitación a la oración y a la conversión,
aunque diera lugar a la construcción del santuario de Mon­ el recuerdo de las tres grandes verdades del paraíso, del
te Berico, que sigue siendo el santuario más frecuentado infierno y del purgatorio, todo esto da a estas apariciones
del Véneto. Tuvo importancia para una región la aparición una gran importancia pastoral, pero que repercute en la
de la Virgen en La Salette, en 1846, donde la Virgen recordó vida pública. El 13 de julio de 1917 dijo la Virgen: "La gue­
a sus habitantes el deber de santificar las fiestas, observar rra está por acabar [la I Guerra Mundial]. Pero si no dejan
los viernes y no blasfemar; aunque posteriormente el san­ de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI empezará
tuario ha adquirido una importancia supranacional. otra peor". Está claro que la Virgen no viene a predicar des­
Pero ha habido apariciones marianas de importancia gracias, sino a enseñarnos cómo evitarlas; y la II Guerra
pastoral inmensa, hasta para marcar una época y perdurar Mundial pudo evitarse. Nótese también que no es Dios el
en el transcurso de los siglos. Si tuviéramos que decir cuá­ que castiga: son los hombres quienes, al alejarse de Dios, se
les han sido, a nuestro entender, hasta ahora las aparicio­ castigan a sí mismos.
nes marianas más importantes en la historia de la Iglesia, El gran mensaje continúa: "Si escuchan mis peticiones,
no dudaríamos en recordar las de Guadalupe, en Ciudad Rusia se convertirá y habrá paz. Si no, extenderá sus erro­
de México, donde al parecer los conquistadores pretendían res por el mundo, suscitando guerras y persecuciones a la
imponer el cristianismo a la fuerza. La Virgen, aparecién­ Iglesia ... Al final mi corazón inmaculado triunfará, el San­
dose en la semblanza de una niña azteca del lugar, mostró to Padre me consagrará Rusia, que se convertirá [piénsese
a aquellas poblaciones, especialmente en América Latina, en lo que sucedió en el Este europeo tras la consagración
la fe cristiana como una religión revelada también directa­ del mundo al Corazón Inmaculado de María, por obra de
mente para ellas. Juan Pablo II, el 25 de marzo de 1984], y se le concederá al
mundo algún tiempo de paz". Es un mensaje de impor-
134 135
fancia excepcional, que preanuncia todo el futuro del siglo gen como recuerdo de su testamento: "Haced lo que Él os
que estaba por termin ar. "Las guerras son causadas por los diga", es decir, como un urgente recuerdo de las palabras de
pecados de los hombres", repetía la pequeña Jacinta por Cristo: "Si no os arrepentís, todos pereceréis" (Le 13, 5).
sugerencia de su gran Mamá.
¿Qué valor tienen estas apariciones? Me parece que re­
sulta claro: están en conexión directa con el plan de la sal­
vación dado para la humanidad y en relación directa con la
vida humana, incluso social, política y económica. Es inútil
crear falsas barreras para relegar la fe a las sacristías. En un
mundo en el que parece dominar el sexo, la violencia y el
error (basta hojear las páginas de los periódicos y escuchar
y ver los noticieros), la Virgen invita encarecidamente a sus
hijos a la plegaria y a la conversión. Corno Jesús, que en
su agonía del Getsemaní decía: "Velad y orad, para que no
entréis en tentación" (Mt 26, 41). También el mensaje ma­
riano de Fátima termina con las doloridas palabras: "Que
no ofendan más a Dios, nuestro Señor, que ya está muy
ofendido".

Reflexiones

Sobre María
No cabe duda de que las apariciones de María a todos los
niveles, bien sean de valor personal o cósmico, forman par­
te de su misión de Madre nuestra, que Jesús le confió desde
la cruz. Sería un error no ponerlas siempre en relación con
las palabras reveladas, de las que son fiel eco y aplicación a
la actualidad. Pero no sería menos equivocado minusvalo­
rar su importancia y, con frecuencia, su urgencia.

Sobre nosotros
Es seguramente una equivocación la actitud de quien corre
de una aparición a otra en busca del último mensaje. Es una
curiosidad inútil. Debemos escuchar las palabras de la Vir-

136 137
He aquí un botón de muestra. Es bellísima la consagra­
ción de san Ildefonso de Toledo (muerto en 667), aunque
el primero que usó la expresión "consagración a María"
Me consagr o a ti fue posteriormente san Juan Damasceno (muerto en 749).
En toda la Edad Media hay una competición de ciudades
y municipios que "se ofrecen" a María, entregándole a
menudo las llaves de la ciudad en sugestivas ceremonias.
La consagración a María enaltece una ~storia muy anti- Pero es en el siglo xvn cuando se inician las grandes con­
a aunque en los últimos añ.os se ha ido desarrollando sagraciones nacionales: Francia en 1638, Portugal en 1641,
gu'
cada vez más. Resulta espontáneo, como punto d e partiºda, Austria en 1647, Polonia en 1656. Italia llegó tarde, en 1959,
remitirse a algunos textos bíblicos. Hay muchos, pero elegi­ porque no había conseguido aún la unidad nacional y por­
ré dos. San Pablo: "Os exhorto por la misericordia de Dios que las propuestas anteriores no se habían llevado a cabo.
a ue le ofrezcáis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo Tras las apariciones de Fátima, las consagraciones se mul­
y ;gradable: ese es el culto racional vues~o" (Rm 12, 1). tiplicaron cada vez más: recordemos la consagración del
San Pedro: "Vosotros sois 'una raza escogida, un sacerdo­ mundo, pronunciada por Pío XII en 1942, seguida en 1952
cio real, una nación santa, un pueblo propio de Dios', para por la consagración de los pueblos rusos, siempre por el
que proclaméis las grandezas de ese que os ha llamado .ª mismo Pontífice. Las imitaron muchas otras y casi siempre,
salir del seno de las tinieblas para penetrar en su maravi­ como conclusión de la Peregrinatio Mariae, se terminaba con
llosa luz" (lPe 2, 9). Un pueblo que participa de la función la consagración a su Corazón Inmaculado.
real, profética, sacerdotal de Cristo, es por s~ naturaleza un La consagración es un acto complejo, que se diversifi­
pueblo de consagrados. Enton~es, ¿por ~ue consagrarse a ca en cada caso: una cosa es cuando un fiel se consagra
María, es decir, a Dios por medio de Mana? La respuesta es personalmente, asumiendo precisos compromisos, y otra
obvia: para comprender y vivir la consagración bautismal. cuando se consagra un pueblo, toda una nación o incluso
Juan Pablo II, el 25 de marzo de 1984, renovó la c~nsa­ la humanidad; es justo expresarse en estos casos de diver­
gración del mundo al Corazón Inmaculado de~ Mana _en sas maneras, como hizo Pío XII al final de la primera consa­
unión con todos los obispos del orbe, que el dfa antenor gración del mundo, para la cual usó tres verbos: consagro,
habían pronunciado las mismas palabras de consagración entrego, ofrezco.
en sus diócesis. La fórmula elegida comienza con las pala­ Como no se puede decir todo, me limitaré a algún pen­
bras de la plegaria mariana más antigua, que se remonta al samiento sobre la consagración individual, bien explicada
siglo ID: "Bajo tu amparo nos acogemos ... ". Es i~teresan­ teológicamente por san Luis María Grignion de Montfort,
te recordar que tal plegaria ya es un acto de confi~a en a quien Juan Pablo II tomó como modelo, con su lema Totus
María por parte del pueblo. En efecto, las consagrac1o~es iuus, deducido del mismo Montfort, que a su vez lo había
colectivas son antiquísimas y anteriores a las consagracio­ tomado de san Buenaventura.
nes individuales. Recordaremos dos motivos. El primero nos lo ofrece el
ejemplo del Padre, que nos dio a Jesús por medio de María,

138 139
@©ruiá:m.:M©sel0 a eUa. EJe el10 se infiere que la consagración en quien se consagra a María, Madre de fa Iglesia.
<1!onsiste en Ee@olilo<!'.eE que la divina maternidad de la Vir­ El mandamiento nuevo no se limita a prescribís que ame­
gen., a ejemp>lo de esta elección del ~adre, es el primer mo- mes al prójimo como a nosotros mismos, sino <4ue e~ge":
tivo que nes impulsa a la consagración. . , . "[Amaos] como Yo os he amado" (Jn 15, 12). No se ama a la
m segundo motivo es el ejemplo del rmsmo_Jesus, Sabi~~­ Madre si no se ama a todos sus hijos.
ría encamada. Él se encomendó a María no solo para recibir 5) Y un pensamiento conclusivo: nos consagramos a Ma­
la carne y sangre, sino para ser criado: educad~ y crecer bajo ría entre otras cosas porque confiamos en Sl!l! poderosa in­
su minada en sabiduría. edad y gracia. ¿Podnamos encon­ tercesión. Es Dios quien la ha hecho tan grande y poderosa
trar una fonmadora mejor que la que eligió Jesús? en beneficio nuestro. Sabemos lo débiles que somos: enco­
Añadamos algunas consecuencias o, en otras palabras, mendémonos entonces a María para que rece por nosotros
los c;:ompromisos <1_1_ue se asumen. , "ahora y en la hora de nuestra muerte": los dos mementos
1) El compromiso de imitar a María, que ~o ~s solo la más importantes de la vida.
Madre del Señor, sino también su discípula mas fiel, la que
Por lo dicho vemos, pues, que la devoción a María no
siempre le dijo que sí, sin condiciones. Es n~ce~ario com­ consiste sólo, como desafortunadamente sucede con mu­
prender cada vez más a María para poderla ímitar en sus
chos, en recurrir a ella cuando pasamos por una necesidad.
vi:r,tudes, tan gratas a Dios. . No se ama a una persona si sólo vamos donde ella cuando
2) Tenemos que obedecerla, porque ella nos aruma c?n­ queremos pedirle algo.
tinuamente a obedecer a Jesús. Por eso la consagración
Me parece que esta breve panorámica puede servimos
a María forma parte del plan para vivir como cristianos.
de ayuda. Empecemos, siguiendo los consejos de Mon­
Montfort la identifica con una renovación de los ~oto_s bau­
tfort, por vivir aunque sea sólo el primer paso de la consa­
tismales; por ello es una renovación d~ nuestra fidelidad a
gración: hacer todo con María. Veremos que nuestra vida
Dios, a ejemplo y con la ayuda de la Virgen. . . cambiará totalmente en pocos días.
3) Consagrarse es acoger a María en nu~stra vida, a e~em­
plo de Juan. María se tomó muy en seno su materru~ad
sobre nosotros: nos trata como hijos, nos ama como h110s,
Reflexiones
provee a todos como a hijos. A nosotros nos corresp~nde
reconocer esta maternidad espiritual, acoger a Mana en Sobre María
nuestra vida de creyentes, hacer operante esta presencia, Todos los títulos de María y las relaciones con ella tienen
favoreciendo su acción sobre nosotros. el centro en su maternidad para con Jesús y con nosotros.
4) No se puede acoger a María si no acogemos a los her­ Si ha pedido expresamente que se le consagren el mundo,
manos, que también son hijos de María. No se puede ac~­ Rusia y los pueblos, es porque así lo quiere el Señor: con­
ger a María y sentirse hijos suyos sin acoger a _la Igl:s1a sagrados a ella, nos conduce a amar a Jesús, a observar sus
Y sentirse hijos de la Iglesia. Ciertas frases tan difundidas palabras. Vemos en esto un gran bien tanto para los indivi­
corno: "Creo en Dios, pero no creo en 1 os curas ,, , "Acep- duos como para la sociedad humana.
to a Cristo, pero no a la Iglesia", no tienen sentido sobre

140
Sovl'e nosofros
N0 :¡;,ensemos que somos más inteligentes que Dios _Padre,
que confié su Hijo unigénito a María. Es un dar~ ejemplo
Día29
del earñíno a seguir. Reflexionemos sobre los motivos y los Una cadena de Avemarías
compromisos de la consagración para renovarla y vivirla
plenamente. P0r su naturaleza la consagración no es un acto
aislado, sino una tarea que se ha de vivir un día tras otro.
Al empezar a hablar del rosario, el pensamiento se dirige
inmediatamente a la definición que del mismo dio Pablo
VI: "Compendio de todo el Evangelio". La característica
fundamental de esta oración es la de ser, al mismo tiempo,
oración y meditación de los principales misterios cristia­
nos. Por eso la Virgen propone en Fátima el rosario como
antídoto contra el ateísmo: el hombre actual tiene más ne­
cesidad que nunca de rezar y meditar las grandes verdades
reveladas. No nos sorprendamos, por consiguiente, ante la
insistencia de los pontífices en recomendar esta oración
(piénsese, por ejemplo, en las 12 encíclicas sobre el rosario
de León xm) y en que se insista tanto sobre esta oración
en las apariciones de Lourdes o Fátima. Juan XXIII, con su
actuar afable y tan simpático, afirmaba: "Hijitos, la jornada
del Papa no ha terminado si no ha recitado los 15 misterios
del rosario".
El rosario no nació de golpe; es fruto de una lenta evolu­
ción, y lo comprenderemos mejor si recorremos su larga his­
toria de cinco siglos, desde el XII al xvn. Se parte del siglo XII,
cuando se difunde el Avemaría, limitada a la primera parte.
Anteriormente se recitaba sólo el saludo angélico (tenemos
testimonio de ello en una antífona del siglo vt), pero no con
la repetitividad que tuvo después. Por su parte los monjes
recitaban los 150 salmos de la Biblia, tal como se sigue ha­
ciendo en la Liturgia de las Horas. Los coherrnanos laicos,
que a menudo no sabían ni siquiera leer, rezaban 150 Pa­
drenuestros en lugar de los salmos, y para ayudarlos, por
comodidad de conteo, se usaban coronas con 150 cuentas.

142 143
Nótese que el uso de coronas para contar las oraciones ya Bernardita se sentía feliz cuando, al recitar el rosario en
estaba en boga entre los cristianos y en otras religiones in­ la gruta los días de las apariciones, veía que la Virgen pasa­
cluso muchos siglos antes de Cristo. Cuando, en la segunda ba con ella las gruesas cuentas de su rosario. Pero, aunque
mitad del siglo XII, se sustituyeron los Padrenuestros por las no la veamos, pensemos que la Virgen está siempre delante
Avemarías, nació el Salterio mariano. de nosotros. El rosario, por otra parte, es una plegaria tan
Sólo al final del siglo xv entró en uso la segunda parte del humilde, que se adapta a todas las posibilidades. Lo mejor
Avemaría; además el cartujo Enrique de Kalkar tuvo la feliz es cuando podemos rezarlo con tranquilidad en la iglesia
idea de subdividir las 150 Avemarías en 15 decenas, interca­ o en casa. Pero puede llenar también nuestros retazos de
ladas por un Padrenuestro. Esta plegaria se fue difundiendo tiempo en el autobús, paseando por la calle, conduciendo
cada vez más y se multiplicaron las cofradías del rosario. Poco el coche o esperando nuestro turno en una tienda. Rezán­
después se empezó a acompañar el rezo del rosario con la me­ dole solos, rezamos por todos; si estamos en grupo, el rosa­
ditación de episodios evangélicos. Corresponde al dominico rio mismo, formado por cuentas mantenidas juntas por un
Alano de La Roche (muerto en 1478) el mérito de haber lla­ solo hilo, nos invita a la unión de ánimos.
mado al Salterio de la Virgen "Rosario de la Bienaventurada El r'itrno de la vida actual ha roto la unidad de la familia:
Virgen María", nombre con el que se quedó. Fue asimismo se está poco tiempo juntos y a veces, incluso en esos mo­
mérito suyo la subdivisión en tres partes de cinco decenas mentos, ni siquiera nos hablamos, porque es el televisor el
cada una; y fue él también quien sugirió que se reflexionara que dicta su ley ... Pío XII insistía en el restablecimiento del
sobre los misterios de la Encarnación, pasión y glorificación rosario en familia: "Si rezáis el rosario todos unidos, disfru­
de Cristo y de María. Por fin san Pío V, en 1569, escribió el taréis de paz en vuestras familias y tendréis la concordia en
primer documento pontificio que dio reconocimiento oficial vuestras casas". "La familia que reza unida permanece uni­
al rosario. da", repetía en todas partes el americano Patrick Peyton, el
Así es como, a través de esta evolución de cinco siglos, se infatigable apóstol del rosario en familia. Y Juan Pablo II
llegó a sintetizar en el rosario plegaria y meditación. Noso­ nos recuerda: "Nuestro corazón puede encerrar, en estas
tros nos distraemos mucho, especialmente cuando rezamos. decenas del rosario, los hechos que acompañan la vida de
Corremos así el riesgo de reducir el rosario a una repeti­ la familia, de la nación, de la Iglesia, de la humanidad. El
ción mecánica de Avemarías, mientras la mente divaga por rosario marca el ritmo de la vida humana".
cuenta propia, absorta en pensamientos muy distintos de Es también la oración de la paz, la oración que abraza a
los misterios enunciados. Por ello debemos proponernos un todo el mundo. Otro gran apóstol del rosario de nuestro
serio compromiso para devolver al rosario su dignidad y tiempo, el obispo Fulton Sheen, había ideado una corona
eficacia. Cuando lo recitamos en grupo, debemos seguir un de cinco colores, que sigue usándose mucho: una decena
ritmo único, sin correr ni ralentizar, como se hace en un can­ de cuentas verdes para recordar a África, famosa por sus
to colectivo. Pero, cuando lo recitamos solos, es aconsejable verdes bosques; una decena para la roja América, habitada
un ritmo lento, contemplativo. Es verdad que las décimas se un tiempo por los pieles rojas; una decena blanca para Eu­
subsiguen con un sistema repetitivo; es esto precisamente lo ropa, en homenaje a la vestidura del Papa; una decena azul
que hace más necesaria la meditación de los misterios. para Oceanía, inmersa en el azul del Pacífico; una decena

144 145
amarilla pa:11a el inm enso continente asiático. Así, al fin de Sobre nosotros
la corona del rosario, se ha abrazado al mundo. Preguntémonos si hemos comprendido la importancia y la
El hombre de hoy tiene más necesidad que nunca de riqueza del rosario. ¿ Con qué empeño y frecuencia lo reza­
pausas de silencio y reflexión. En este mundo en extremo mos? Ha llegado quizá el momento de hacer un propósito
ruidoso necesitarnos silencio para orar. Si además creemos concreto. Para el Padre Pío, como para muchos otros san­
en el poder de la oración, estamos convencidos de que el tos, la corona del rosario era el arma (así la llamaba) para
rosario es más fuerte que la bomba atómica. Es una plega­ derrotar al enemigo.
ria que compromete y requiere cierto tiempo, no podemos
negarlo; mientras que nosotros estarnos habituados a ha­
cer las cosas deprisa, especialmente cuando tratamos con
Dios ... El rosario podría ayudarnos a superar ese riesgo
contra el que Jesús prevenía a Marta, la hermana de Láza­
ro: "Te afanas por muchas cosas, y sólo una es necesaria".
También nosotros corremos el mismo peligro: nos preocu­
parnos y apurarnos por tantas cosas contingentes, olvidan­
do lo único necesario, que es nuestra relación con Dios. El
fundador de la Famili a Paulina, el beato Padre Santiago
Alberione, solía repetir a sus hijos e hijas: "Nos pueden
sustituir en todo, salvo en una cosa: en salvarnos el alma,
en santificamos. O piensas tú en esto o ningún otro puede
suplirte". Es hora de abrir los ojos.

Reflexiones

Sobre María
En el rosario, afirmaba Pablo VI, meditamos los misterios
de Jesús en compañía de aquella que más reflexionó sobre
ellos y los compartió. La formación de esta plegaria ha con­
tribuido a su riqueza. Meditemos alguna vez el Avemaría,
palabra por palabra, dirigiéndonos a María con amor de
hijos y haciéndole experimentar de nuevo la alegría que
sintió al oír las palabras de Gabriel o de Isabel, y que la
estimulan a ayudamos en la súplica añadida por la Iglesia.

146 147
y de nuestros deseos. Así lo quiere Aquel que estableció que
Día30 nosotros recibiéramos todo por medio de María".
No hay duda de que el único mediador entre el hombre
Mediadora de todas las gracias y Dios es Jesús y que "nadie llega al Padre si no es por mí"
(In 14, 6). Pero debemos entender el sentido exacto de las
palabras para no ser fetichistas. Cada vez que usamos un
adjetivo atribuyéndoselo a Dios y a un hombre, aunque la
En la fase previa al Concilio Vaticano II, que terminó en palabra suene lo mismo, es usado con significado diverso.
la primavera de 1960, casi 500 obispos y prelados habían Pongamos un ejemplo. El típico atributo divino, exclusi­
pedido que se definiera la mediación universal de María, vo de Dios, es la santidad: sólo tú eres santo, sólo Dios es
pero prevaleció la decisión de no promulgar ningún dog­ santo. Esto no impide llamar santos a Pablo, Pedro, Fran­
ma nuevo. Ya en 1921 el cardenal Mercier había presentado cisco. . . Pero la palabra adquiere otro significado. Dios es
al Papa una petición en tal sentido, obteniendo inmedia­ santo en sentido absoluto, originario, perfecto; podríamos
tamente una misa y oficios propios para las diócesis de decir también que Dios es la santidad. Pablo es santo en
Bélgica. El último llamamiento oficial lo hizo el cardenal sentido relativo, limitado, derivado, dependiente de la san­
Confalonieri, en nombre del capítulo de Santa María la tidad de Dios, de la que se hace partícipe por don divino.
Mayor, el 2 de marzo de 1984. La respuesta del cardenal Nunca podremos decir que Pablo es la santidad. Compren­
Ratzinger, después Benedicto XVI, en el sentido de que no dida esta diferencia, podremos seguir diciendo que sólo
se creía necesaria una pronunciación tan solemne, es inte­ Dios es santo y que Pablo es santo: el significado es diver­
resante por su motivación: "La doctrina sobre la mediación so, por lo que no existe ninguna contradicción.
universal de María santísima ya se encuentra propuesta Podemos hacer la misma aplicación a propósito de la
adecuadamente en los diversos documentos de la Iglesia". perfección de Dios y de su misericordia, dado que el Señor -
Es decir, es doctrina segura y enseñada oficialmente. nos invita a ser santos, perfectos y misericordiosos como
Con estas premisas no pretendernos defender una causa el Padre. En referencia a Dios, se trata de atributos absolu-
ya superada, sino ilustrar este título mariano. Toda la his­ tos y originarios, por lo que podríamos decir que Dios es
toria de la Iglesia nos muestra que el recurso a la interce­ la perfección o la misericordia. Referidos al hombre, estos
sión de María ha sido constante en todas las circunstancias mismos atributos tienen un valor limitado, dependiente:
de la vida, desde la más antigua plegaria mariana de la son una participación de los atributos divinos concedida
que ya hemos hablado, Bajo tu amparo, hasta las antífonas por la gracia de Dios. El mismo concepto vale también para
e invocaciones de la liturgia y los populares testimonios de el atributo "mediador": referido a Jesús tiene un valor ab­
los exvotos, hoy tan revaluados. soluto, originario, exclusivo. Referido a un hombre tiene
El título de "mediadora" dado a María se remonta al me­ un valor limitado, subordinado, participado. Entonces la
nos al siglo VI y se difundió sobre todo en el siglo XIJ. Es co­ palabra "mediadora" atribuida a María deja de asustamos:
nocida la enseñanza de san Bernardo: "Veneramos a María tiene un sentido relativo y subordinado, como participa­
con todo el ímpetu de nuestro corazón, de nuestros afectos ción en la única mediación de Cristo. Ciertamente, debido

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a la misión uni versal de María, tiene una extensión que no cordarlo, es la fuente principal de toda la obra de María y,
alcanz a en ninguna otra criatura hum ana. por tanto, también de su mediación.
A la luz de estos conceptos, no sólo no dudamos en lla­ La misión que ahora está desempeñando María para con
mar a María "mediadora de todas las gracias", sino que la humanidad es sintetizada así por el Concilio Vaticano II:
llamamos mediadores también a los apóstoles, a los misio­ "Asunta al cielo, no ha dejado esta función salvadora, sino
neros, a cuantos predican o dan testimonio del Evangelio. que con su múltiple intercesión sigue obteniéndonos las
Son mediadores los párrocos, los padres que educan a sus gracias de la salvación eterna". Y prosigue: "Cuida de los
hijos en la fe cristiana y los catequistas. Es mediador todo hermanos de su Hijo ... hasta que sean conducidos a lapa­
el que ejerce cualquier clase de apostolado, incluso en esa tria bienaventurada" (LG 62). Son expresiones muy claras,
forma preciosa y escondida que es el apostolado de la ora­ que hacen legítimo el que llamemos a María "mediadora
ción y del sufrimiento. Está claro, en todos los casos, que de todas las gracias", cuando se ha llegado a comprender
se trata de una forma de mediación subordinada y depen­ su significado de dependencia y participación en la única
diente de la de Cristo, que no deja de ser único mediador mediación de Cristo. Justamente por eso el pueblo cristia­
por el hecho de hacer a otros partícipes de esta prerrogati­ no ha recurrido siempre a María en todas sus necesidades.
va suya.
Son conceptos que el Concilio Vaticano II expone con
claridad precisamente a propósito de María, por lo que se Reflexiones
puede decir que, aunque ese Concilio no proclamó el dog­
ma de la mediación universal de María, expresó todos los Sobre María
principios sobre los cuales se funda. En efecto, dice: "La Está claro que los títulos marianos no ofuscan, sino quepo­
mediación única del Redentor no excluye, sino que suscita nen de manifiesto la misión de salvación y de gracia que
en las criaturas diversas clases de cooperación, participada nos viene de Cristo. Los textos oficiales de la Iglesia con­
de la única fuente. La Iglesia no duda en confesar abierta­ tienen con claridad los fundamentos por los que llamamos
mente esta función subordinada de María, la experimenta a María "mediadora de todas las gracias". Además de las
de continuo y la recomienda a la piedad de los fieles, para citas del Concilio Vaticano II que hemos referido, recorde­
que, apoyados en esta protección maternal, se unan con mos: Adiutricem populi, de León XIII (1895); Ad diem illum,
mayor intimidad al Mediador y Salvador" (LG 62). de san Pío X (1904); Miserentissimus, de Pío XI (1928), y el
La extensión de esta participación de María a la media­ radiomensaje de Pío XII del 13 de mayo de 1946.
ción de Cristo es proporcional a la participación que ella
tuvo en la obra del Redentor y a la misión de Madre nues­ Sobre nosotros
tra que sigue desempeñando. Santos y teólogos insisten en Comprender la extensión y los límites de los títulos maria­
que por María hemos tenido a Cristo, fuente de toda gra­ nos. No temer nunca que, al alabar a María, le sustraiga­
cia; por eso recibimos también todas las gracias que nos mos algo a Jesús; todo lo contrario: se glorifica la fuente de
vienen a través de ella. La maternidad divina, conviene re- todos los dones recibidos de María. Invocar a la Virgen con

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@of.lnam.z a; el im:echo de que ella intervenga en todas las gra­
cias no es una dificultad mayor, sino una ayuda superior
para obtenerlas.
Día 31
Madre que reúne a la familia

"Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da la vida por sus


ovejas ... Tengo también otras ovejas que no son de este co­
rral, y necesito traer acá a esas también; oirán mi voz, y
de todas se hará un solo rebaño con un solo Pastor" (jn
10, 11-16). Es el gran sueño de Jesús: un solo rebaño, como
hay un solo Señor, una sola fe y un solo bautismo. Hoy el
problema del ecumenísmo, de la unidad de los cristianos,
es un motivo que sigue vivo, aunque lejos de solucionar­
se. El Señor rezó para que seamos una sola cosa, como Él
y el Padre, y que esta unión sea el motivo para hacer que
el mundo crea en Jesucristo (cfr. Jn 17, 20-21). Encambio
los cristianos se presentan escandalosamente divididos.
¿Cómo ha sido posible?
En el tiempo de Nestorio se registró una primera esci­
sión: el Concilio de Éfeso se pronunció sobre la persona de
Jesús y de María en el año 431, pero los nestorianos siguen
existiendo en nuestros días. En 1054 se dio la gran escisión
del Oriente ortodoxo por motivos que hoy nos cuesta com­
prender. Después de casi 500 años se llegó a la gran escisión
de la Reforma protestante en 1517, seguida poco después,
en 1534, por la escisión de los anglicanos. Desde entonces
los fraccionamientos son incontables, creando surcos cada
vez más profundos, agravados por guerras, persecuciones
y discriminaciones. Una Babel frente a la cual nos pregun­
tamos: pero, ¿son estos los cristianos, los verdaderos segui­
dores de Cristo?
Hoy se busca el acercamiento, el diálogo. Es famoso el
encuentro del papa Pablo VI con el patriarca Atenágoras,
152 153
después con el primado de la Iglesia anglicana y por últi­ de Lutero al Magníficat. Sobre todo pesa en el mundo pro­
mo con el Consejo ecuménico de las Iglesias. Parece que testante la barrera del silencio acerca de la figura de María.
sólo el Papa pide perdón a todos por las equivocaciones Lo afirmaba claramente un calvinista tan abierto como el
del pasado. Recordemos las innumerables excusas expre­ hermano Roger Schutz, fundador de Taizé: "Tras cuatro si­
sadas por Juan Pablo II. Es un hecho que sólo él, Juan Pablo glos de división, la conspiración del silencio mantenido en
II, con su ascendiente espiritual, pudo reunir a todas las re­ tomo a María hace imposible todo encuentro. Al comienzo
ligiones en Asís. Lo mismo ha seguido haciendo y fomen­ de la Reforma no existía esta conspiración de silencio". Es
tando Benedicto XVI . un silencio que se está superando lentamente, sobre la base
Pero sin mucha oración y conversión por parte de todos, común de la Biblia. Pero el camino es largo. No es como
como indica el Concilio Vaticano II, no se llegará nunca a la cuando varios partidos políticos se ponen de acuerdo para
unidad, por lo que la Octava de oración por la unidad, que formar un gobierno: cede un poco el uno y otro poco el
se ha ido imponiendo cada año del 18 al 25 de enero, nos otro, para llegar a un programa común. En este caso se tra­
parece una de las iniciativas más bellas y fructuosas. Pero ta de algo muy distinto y las tácticas no cuentan.
incluso cuando hay encuentros siguen doliendo las divi­ La vía de la unión parte de la certeza de que es Cristo el
siones. Recuerdo, en el ya lejano 1984, una peregrinación que la quiere. Los coloquios permiten muchas aclaraciones
de anglicanos a Lourdes: se hizo la oración en común, pero porque, tras siglos de separación, cada uno está cargado
después, durante la celebración eucarística, los anglicanos de prejuicios sobre los otros, atribuyéndoles ideas que no
se limitaron a asistir con compostura al rito de los católicos
tienen e ignorando realidades que sí existen. Cuando, ha­
sin participar en él. ¡Qué tristeza! blando a católicos, les decíamos que entre los protestantes
¿Qué rol tiene María en el movimiento ecuménico? ¿Es hay monasterios de monjas (por ejemplo, "Las Hermanas
Madre de unidad o motivo de división? León XIII no du­ de María") y monasterios benedictinos y franciscanos, los
daba en afirm ar: "La causa de la unión de los cristianos oyentes miraban estupefactos, sintiendo cosas que nunca
pertenece específicamente al oficio de la maternidad es­ hubieran imaginado. Lo mismo pasa cuando se habla de
piritual de María". Pero, ¿es así? En apariencia se notan María a los protestantes, naturalmente sobre la base de la
refuerzos y concepciones tan distantes que parece que no Sagrada Escritura. A pesar de ello, cada vez es más fácil
tienen solución. Si además se va un poco al fondo se ve que encontrar familias de protestantes rezando en santuarios
las verdaderas diferencias conciernen no tanto a María sino marianos.
a la concepción de la Iglesia, al rol del papado y a la inter­ La posición de los protestantes con relación a María está
pretación de la Sagrada Escritura que, dejada a la libertad muy diferenciada. Ya hay diferencias desde los primeros
individual, puede transformarse en instrumento de perdi­ tiempos entre Lutero, Calvino y Zwinglio. Podemos repe­
ción, como advierte san Pedro (cfr. 2Pe 3, 16). tir que, en línea de máxima, no existen dificultades respec­
Es un hecho que todo el mundo protestante, frente a un to a los primeros grandes dogmas marianos anteriores a
pontificado tan marcadamente mariano corno el de Juan cualquier escisión: María, Madre de Dios y siempre Virgen.
Pablo II, se sintió obligado a reestudiar la figura de María. Los dogmas más recientes o son negados o son dejados a
Para muchos fue un feliz redescubrimiento el comentario la libre interpretación. Pero donde la diferencia es mayor

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es res¡D,eGto a1 culto, que los protestantes han abandonado Reflexiones
desde hace demasiados siglos. Y confesemos también que,
incluso de la parte católica, el culto a la Virgen debe ser de­ Sobre María
purado cada vez más de elementos que lo deterioran, que El verdadero conocimiento de María lleva a la unidad;
a veces lo han desfigurado: fanatismo, integrismo. toda madre es fuente de unión entre los miembros de una
misma familia. La unidad es un don de Dios que ha de
Concluimos con las optim istas palabras de Pablo VI: impetrarse con mucha oración; y para esto hay que pedir
incesantemente la intercesión de María.
La piedad hacia la Madre del Señor se hace sensible a las
inquietudes y a lasfinalidades del movimiento ecuménico, Sobre rurscriroe
es decir, adquiere ella misma una impronta ecuménica. Y Hay que sentir este problema a nivel general, no dejarlo
esto por varios motivos. En primer lugar porque los fieles como prerrogativa de los peritos. Por parte de los fieles
católicos se unen a los hermanos de las Iglesias ortodoxas, será útil rezar con este fin, informarse sobre los pasos que
entre las cuales la devoción a la Virgen reviste formas de se van dando, participar lo más intensamente que se pueda
alto lirismo y de profunda doctrina al venerar con parti­ en la Octava anual de oración y mirar con amor a todos los
cular amor a la gloriosa Theotokos y al aclamarla "Es­ seguidores de Cristo, compartiendo su anhelo: que se haga
peranza de los cristianos"; se unen a los anglicanos, cuyos un solo rebaño bajo un solo pastor.
teólogos clásicos pusieron ya de relieve la sólida base es­ Invitamos, por fin, a repetir la hermosa plegaria del her­
criturística del culto a la Madre de nuestro Señor, y cuyos man? Sch1:1-tz: "Oh Dios, tú has querido hacer de la Virgen
teólogos contemporáneos subrayan mayormente la impor­ Mana la figura de la Iglesia. Ella recibió a Cristo y lo ha
tancia del puesto que ocupa María en la vida cristiana; se dado al mundo. Envía sobre nosotros tu Espíritu Santo
unen también a los hermanos de las Iglesias de la Reforma, para que, muy pronto, estemos unidos visiblemente en un
dentro de las cuales florece vigorosamente el amor por las solo cuerpo y difundamos a Cristo entre los hombres que
Sagradas Escrituras, glorificando a Dios con las mismas no pueden creer".
palabras de la Virgen (Marialis cultus, 32).

El documento de Pablo VI termina afirmando que el culto


a la Virgen es vía que conduce a Cristo, fuente y centro de
la comunión eclesial.

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Índice Día 15
Vuelta a casa 75
Día 16
Un niño desconcertante 79
Día 17
Un silencio precioso 84
Presentación 5 Día 18
Díal Las bodas de Caná 89
La mujer nueva 7 Día 19
Día2 En lo escondido de Nazaret 94
María Santísima 11 Día2O
Día3 Mujer, ahí tienes a tu hijo 98
Tres veces Virgen 15 Día21
Día4 El sábado, día de María 103
Un matrimonio querido por Dios 20 Día22
Día5 Fuego del Cielo 108
Exulta, alégrate, goza 25 Día23
Día6 Enteramente glorificada 113
Dos madres y dos hijos 30 Día24
Día7 Apareció una gran señal en el Cielo 118
El canto de la alegría 35 Día25
Día8 Madre de la Iglesia 123
Cómo sufre un justo 40 Día26
Día9 El Corazón Inmaculado de María 128
Esposos felices unidos por Dios 45 Día27
Día 10 Las apariciones marianas 133
Belén, la casa del pan 50 Día28
Día 11 Me consagro a ti 138
La fe de los más pequeños 55 Día29
Día 12 Una cadena de Avemarías 143
El nombre de la salvación 60 Día3O
Día 13 Mediadora de todas las gracias 148
Jesús ofrecido al Padre 65 Día31
Día 14 Madre que reúne a la familia 153
El homenaje de los paganos 70

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