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Los partidos políticos en el Perú

De acuerdo al Registro de Organizaciones Políticas (ROP) del Jurado Nacional


de Elecciones (JNE), existen 23 partidos políticos en la actualidad. Sin embargo,
esa cifra podría aumentar en los próximos días de concretarse la inscripción
del Partido Morado, que encabeza el economista Julio Guzmán.
Como informó este Diario en la víspera, la solicitud de inscripción del Partido
Morado se encuentra en período de presentación de tachas, plazo que vence
este viernes.
“Si no hay ninguna tacha, el lunes estoy presentando un escrito al Jurado
adjuntando las publicaciones en ‘El Peruano’ y en nuestra página web, y
solicitando que el ROP cumpla con emitir la resolución [de inscripción]. Si hay
tachas, se abre el período y hay un procedimiento que seguir”, indicó Marco
Zevallos, personero legal de la agrupación que lidera Julio Guzmán.
De los 23 partidos políticos inscritos de cara a las elecciones para la alcaldía de
Lima, realizadas el año pasado y que tuvieron como ganador a Jorge Muñoz
(Acción Popular), 20 presentaron candidato. Otros, si bien no presentaron
postulantes en la capital, sí lo hicieron en los comicios en distintas jurisdicciones
al interior del país.
El partido político de más reciente fundación es Podemos por el Progreso del
Perú, que lidera el ex congresista José Luna. Logró su inscripción ante el ROP
en enero del 2018.
En tanto, de los 23 partidos vigentes, 8 fueron fundados en el siglo pasado. El
de más larga data es el Partido Aprista Peruano. Un total de 15, la mayoría,
empezaron su recorrido político en el presente siglo.
La democracia (del latín tardío democratĭa, y este del griego
δημοκρατία dēmokratía)1 es una forma de organización social que atribuye la
titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía. En sentido estricto, la
democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones
colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación
directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido
amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros
son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen conforme a
mecanismos contractuales.
La democracia se puede definir a partir de la clasificación de las formas
de gobierno realizada por Platón, primero, y Aristóteles, después, en tres tipos
básicos: monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno «de los mejores»
para Platón, «de los menos», para Aristóteles), democracia (gobierno «de la
multitud» para Platón y «de los más», para Aristóteles).2
Hay democracia indirecta o representativa cuando la decisión es adoptada por
personas reconocidas por el pueblo como sus representantes. Hay democracia
participativa cuando se aplica un modelo político que facilita a los ciudadanos su
capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una
influencia directa en las decisiones públicas o cuando se facilita a la ciudadanía
amplios mecanismos plebiscitarios consultivos.
Finalmente, hay democracia directa cuando la decisión es adoptada
directamente por los miembros del pueblo, mediante plebiscitos y referéndums
vinculantes, elecciones primarias, facilitación de la iniciativa legislativa popular y
votación popular de leyes, concepto que incluye la democracia líquida. Estas tres
formas no son excluyentes y suelen integrarse como mecanismos
complementarios en algunos sistemas políticos, aunque siempre suele haber un
mayor peso de una de las tres formas en un sistema político concreto.
No debe confundirse República con Democracia, pues aluden a principios
distintos, la república es el gobierno de la ley mientras que democracia significa
el gobierno de la gente.

Hoy en día, es evidente que Perú enfrenta un déficit institucional que


le impide solucionar sus problemas y origina malestar social y
desafección al régimen democrático y al Estado. Esta situa ción
confirma la sentencia de Linz y Stepan: “Sin Estado no hay democracia”
(no state, no democracy).

La imposición del régimen autoritario en 1992 y el apoyo de las


instituciones financieras internacionales facilitaron la implementación
de las reformas neoliberales, permitiendo a los tecnócratas sanear y
fortalecer las finanzas públicas y generar, a espaldas de la ciudadanía,
un orden institucional que concentra las decisiones económicas en el
ejecutivo y privilegia la actuación empresarial y la inversió n privada.

La estabilización económica propició el ingreso de la inversión


extranjera contribuyendo al insólito crecimiento económico de los
últimos diez años, así como a reducir la pobreza y a mejorar la
movilidad social de sectores “emergentes”. Este des enlace generó una
onda de optimismo que se propagó en el país y encumbró a figuras
representativas de la tecnocracia y del pensamiento neoliberal.

Pero también la ausencia de una sólida oposición ayudó a cambiar el


perfil económico y social del país; pre viamente la izquierda se había
dividido y su presencia en la escena pública se había reducido
considerablemente, al igual que la de las organizaciones de los
trabajadores y los frentes regionales, a causa de los efectos perversos
de la década “perdida” de los años ochenta.

A pesar de que esas instancias no han podido recuperarse hasta hoy,


cerca de la mitad de la población se muestra insatisfecha con el diseño
neoliberal aduciendo que desnacionaliza y privatiza la economía en
beneficio de pocos y en perjuic io de muchos peruanos. Pero esta
opinión no tiene consecuencias políticas.

Es decir, los tecnócratas pudieron llevar a cabo su cometido por el


respaldo que recibieron de las instituciones financieras y la influencia
que tuvieron sobre los gobernantes, en medio de un cuadro de
fragmentación social y política.

La positiva condición macroeconómica convive con la persistente


debilidad institucional del Estado y la tradicional desigualdad social,
trabando el crecimiento y la cohesión social. Esta situación para dójica
constituye el eje alrededor del cual se articulan los actores y el curso
del país desde hace 25 años.

De la década perdida a la descomposición social

Para no remontarnos más atrás, la “década perdida” de los años


ochenta y el catastrófico gobierno de Alan García (1985-90) postraron
al Estado, las organizaciones sociales y los partidos políticos. En esas
condiciones, la imposición del régimen autoritario recuperó
parcialmente la autoridad estatal y recortó las atribuciones económicas
del Estado, adjudicándolas a la iniciativa privada.
Tecnócratas y políticos se desinteresan regularmente del progresivo
deterioro del aparato estatal en lo que no tiene relación directa con el
manejo económico. Ese deterioro y el recorte de las atribuciones y de
los recursos correspondientes incapacitan al Estado para cumplir con
funciones básicas: controlar el territorio, penetrar la sociedad haciendo
cumplir la ley, arbitrar los conflictos, atender las necesidades y
expectativas sociales.

Vastos espacios del territorio están en poder de grupos dedicados a


actividades ilegales que involucran a la población local, al tiempo que
amenazan o corrompen a las autoridades para desenvolverse
libremente.

A pesar de que el Estado prioriza los intereses empresariales y


mantiene una fluida comunicación con sus representantes y voceros,
no pasa un día que no se quejen, privada o públicamente, por los
obstáculos burocráticos que enfrentan, sin que las autoridades se
decidan a hacer algo al respecto.

El Estado tiene lazos muy débiles e insatisfactorios con los segmentos


populares, en especial con el sector informal que comprende el 70%
de la población económicamente activa. Que Perú es uno de los países
de la región con más elevada proporción de la población en
informalidad constituye una prueba definitiva de la distancia y
extrañeza del Estado con los segmentos populares, entre otras
razones, porque sus intereses no se encuentran entre los prioritarios
de los tecnócratas; de ahí que la inversión pública en educación, salud
y seguridad se encuentre ente las más bajas de América Latina.

Este tipo de relación determina que los segmentos populares ignoren


las normas oficiales y desconozcan a autoridades que no les permiten
alcanzar sus propósitos individuales y colectivos, por lo que c ruzan las
difusas líneas que separan la legalidad de la ilegalidad. La situación
se agrava debido a que el Estado no cuenta con los medios
institucionales para atender las demandas sociales, ni para arbitrar los
conflictos sociales; en consecuencia, los re clamos derivan con
frecuencia en protestas violentas, propias del “desborde popular”, con
fatales consecuencias.

El incumplimiento del Estado con sus atribuciones básicas involucra,


pues, al conjunto de la sociedad, y la población consultada señala la
inseguridad ciudadana y la corrupción como las cuestiones más graves
que enfrenta el país, sin atisbo de solución. Desde luego, la frecuencia
y la intensidad de estos fenómenos, así como la posibilidad de
evadirlos o contrarrestarlos, dependen de la posición q ue en la
jerarquía social ostentan individuos y grupos sociales y de su
consecuente capacidad de acceder al poder.

Causas de la desafección

La desafección al Estado y al régimen político es consecuencia de la


crisis de representatividad social y política que vive el país desde fines
de la fatídica década perdida y que se prolonga a raíz de las
transformaciones experimentadas desde entonces. En medio viven
tanto el desapego a las tradiciones asociativas y el culto al éxito
individual en cualquiera de las versiones del “emprendurismo” popular,
como la creciente penetración del crimen organizado y la corrupción
en la sociedad, la política y el Estado.

Uno de los nudos problemáticos derivados de la crisis de


representatividad es la difícil relación entre la te cnocracia educada y
titulada en renombrados centros de educación superior –que pretende
dirigir técnicamente el desarrollo económico, desligándose de toda
consideración política– e improvisados “representantes” de dudosa
trayectoria, que han ganado una curul parlamentaria gracias a una
transacción con el “dueño” de una “franquicia política”. Ignorantes de
las formas democráticas pero avezados en la práctica clientelista, no
pierden oportunidad para hacerse de fama y fortuna, apoyando a
cualquiera que ofrezca esa posibilidad, sin prestar atención al “ruido
político” en los comentarios de opinión pública.
Democracia significa muchas cosas. Entender sus alcances pasa por regular el
poder, limitando las funciones de autoridades e instituciones para tener
separación que equilibre poderes; otro significado esencial pasa por la igualdad
ante la ley, otorgando efecto a las decisiones de mayorías, con el requisito de
respetar los derechos fundamentales de las minorías.
El sistema democrático constituye un conjunto de reglas básicas de convivencia
que pretende sociedades con ciudadanos libres. Es la aspiración hacia un ideal
siempre perfectible.
El marco de libertad e igualdad ante la ley debería permitir el debate plural de
puntos de vista, así como de consecuentes acciones. Sin embargo, en ningún
caso corresponde vulnerar las reglas fundamentales que son la base del sistema.
Por tanto, resulta absurdo en democracia pretender justificar a autócratas por
afinidades de izquierdas o derechas, o a corruptos por preferencias liberales o
conservadoras.
Reconociendo la precaria cultura política de nuestra sociedad, es importante que
por lo menos tengamos claro que la democracia va mucho más allá de su
definición etimológica de “gobierno de mayorías”. Asimismo, que poderes del
Estado, como el Congreso o el Ejecutivo, no pueden vulnerar impunemente el
trabajo del Ministerio Público (fiscales) ni del Poder Judicial (jueces), a pesar de
la mayoría parlamentaria absoluta o fortaleza de la investidura presidencial que
se pueda alegar. La eventual torpeza política no es una justificación.
La tremenda corrupción de políticos y empresarios que sigue poniendo al
descubierto el caso Lava Jato Perú evidencia la fragilidad de nuestras
instituciones, mientras permite advertir –en el mejor de los casos– interferencias
funcionales y desconocimiento por parte de la población sobre conceptos
básicos del Estado de derecho, recordando que la impunidad para los
delincuentes tiene lugar en las dictaduras, no debería tenerlo en democracia.
Año de Fecha de
N.º Símbolo Partido político Fundador ACTUALREPRESENTANTE
fundación inscripción

1 Acción Popular 1956 7 de julio de 1956 186,156 www.accionpopular.com.pe

Alianza para el 12 de febrero de


2 2001 222,555 www.app.pe
Progreso 2008

Avanza Pais - Partido 10 de mayo de


3 2000 5,835 avanzapais.org.pe/
de Integración Social 2017

11 de diciembre
4 Democracia Directa 2001 11,778 http://democraciadirecta.pe
de 2013

Frente Amplio por


5 de febrero de
5 Justicia, Vida y 2013 3,062 http://frenteamplioperu.pe
2014
Libertad

Frente Popular 29 de abril de


6 1989 41,505 www.frepap.org.pe
Agrícola del Perú 2015
9 de marzo de
7 Fuerza Popular 2010 7,433 www.keikofujimori.pe
2010

23 de noviembre
8 Juntos por el Perú 2017 9,484 https://humanista.pe
de 2009

Partido Aprista 31 de enero de


9 1924 212,088 http://www.apra.org.pe
Peruano 2005

Partido Democrático 22 de noviembre


10 1997 132,065 http://www.somosperu.pe
Somos Perú de 2004

4 de marzo de
11 Partido Morado 2017 8,434 http://www.partidomorado.pe
2019

Partido Nacionalista 4 de enero de


12 2005 231,877 http://www.partidonacionalistaperuano.org.pe
Peruano 2006

Partido Popular 29 de noviembre


13 1966 266,822 http://ppc.pe/
Cristiano de 2004
15 de enero de
14 Perú Libre 2007 7,154 http://perulibre.com.pe
2016

8 de enero de
15 Perú Nación 2015 8,642 https://perunacion.org/
2016

18 de marzo de
16 Perú Patria Segura 2013 21,100 http://www.perupatriasegura.org.pe
2005

15 de octubre de
17 Contigo 2019 7,631 http://www.partidocontigo.pe
2014

31 de marzo de
18 Podemos Perú 2017 6,405 http://podemosperu.pe
2017

Restauración 24 de noviembre
19 2005 26,906 http://restauracionnacional.pe
Nacional de 2005

Renacimiento Unido 9 de mayo de


20 2014 9,436
Nacional 2019
7 de diciembre de
21 Solidaridad Nacional 1999 4,519 http://solidaridadnacional.pe/
2004

23 de febrero de
22 Todos por el Perú 2002 19,380 http://todosporelperu.pe/
2003

7 de marzo de
23 Unión por el Perú 1994 54,996 http://upp.pe
2005

27 de septiembre
24 Vamos Perú 2013 27,161 http://vamosperu.pe
de 2013

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