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‘Big data’ en
educación: un tesoro
para la toma de
decisiones
Los datos por sí solos no son nada, pero esos mismos datos analizados a fondo se
convierten en un tesoro en forma de información fiable que, en el ámbito educativo,
puede marcar la diferencia.

A
unque aún está dando sus primeros pasos, son muchos los expertos que vaticinan que el big data supondrá una
auténtica revolución en el ámbito educativo, pero ¿de qué manera están relacionadas? Tal vez primero haya que
responder a unas preguntas.

¿Qué es el el big data? Se trata de un conjunto de tecnologías y prácticas que hacen posible el almacenamiento,
tratamiento y análisis de las enormes cantidades de datos que se generan en el mundo. Hablamos de unos 1.700
billones de bytes por minuto.

¿Para qué sirve? Utilizando el símil del famoso cuento de Caperucita y el lobo, sirve “…para verte mejor”, porque eso,
realmente, es lo que permite el big data: vernos, escucharnos y analizarnos para conocernos mejor.

¿Cómo funciona? Utilizando potentísimos equipos informáticos que procesan con rapidez y e cacia millones de datos a
la vez. Esto permite encontrar correlaciones entre datos y detectar patrones y tendencias que sirven para realizar
pronósticos ables para la toma de decisiones.

¿Y esto cómo se aplica en la educación? Según Dan Kerns, ingeniero de software experto en big data, en la educación
todo esto se traduce en tres grandes posibilidades: la posibilidad de implementar una educación personaliza derivada
del conocimiento exhaustivo de cada niño; la posibilidad de obtener feedback en tiempo real y actuar en consecuencia
y, por último, la posibilidad de compartir el conocimiento. Y no es él el único que lo piensa.

Para Salvador Rojas, pedagogo, formador y asesor en innovación educativa, el éxito del big data radica, precisamente,
en que permite mejorar los procesos de enseñanza/aprendizaje, en cuatro niveles: descriptivo (qué ocurre); diagnóstico
(por qué ocurre), predictivo (qué puede suceder) y prescriptivo (cómo se puede mejorar).

El éxito del big data


radica en que permite
mejorar los procesos de
enseñanza/aprendizaje
a distintos niveles;
sobre todo, ofreciendo
importantes soluciones
de mejora personalizas.

Educación personalizada
Y es que, como dice Julià Minguillón, responsable del área de investigación del E-Learn Center de la Universidad Oberta
de Catalunya (UOC) “los datos aportan a los docentes mucha información sobre sus alumnos”. Mediante su análisis, un
profesor podría descubrir si su alumno progresa adecuadamente o no, por qué no lo hace y, lo más importante, poner
una solución en tiempo real. Todo ello, Según él, “nos permite caminar hacia una personalización del proceso de
aprendizaje”, a rma.

En esta misma línea se expresa Teresa Sancho, profesora de Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación
también de la UOC: “Está muy bien poder reaccionar al instante, no solo cuando ha terminado el curso, y dar a cada
cual lo que necesita, pero para poderlo hacer, necesitamos unos indicadores adecuados que nos permitan tomar el
pulso al aula y tomar decisiones”, comenta Sancho.

Patrones de comportamiento
Tomar el pulso al aula es, precisamente, lo que está haciendo AltSchool, una start up educativa de Estados Unidos que
cuenta con cuatro escuelas y que ha puesto en marcha un ambicioso proyecto de big data con el n de mejorar la
educación de los estudiantes de 0 a 12 años.

El grupo escolar cuenta para ello con aplicaciones que controlan la asistencia de los alumnos y ordenadores y otras
herramientas tecnológicas que registran permanentemente su actividad académica. Además, disponen de cámaras de
vídeo para grabar constantemente lo que sucede en las aulas desde múltiples ángulos, con el n de capturar las
expresiones faciales de los niños, registrar su forma de hablar, el vocabulario, qué cosas les llaman más la atención, etc.
El análisis de toda esa información proporciona una comprensión integral de cada alumno basada en sus patrones de
conducta, estados de ánimo, rendimiento, etc., que permite darle a cada uno la educación que necesita atendiendo a
sus necesidades y diferencias.

Y aunque la idea de poner cámaras en las aulas y analizar el comportamiento de los niños genera debate y controversia,
todavía no resuelto, para el CEO de AltSchool, Max Ventilla, es el futuro de la educación.

Anticiparse al problema
Puesto que el análisis masivo de información permite realizar diagnósticos en tiempo real, el big data también se está
convirtiendo en una herramienta importante para detectar casos de riesgo y actuar antes de que el problema llegue. 

Uno de los mayores retos para los profesores es mantener el interés e implicación de los alumnos en clase. En este
sentido, Óscar Sanz, director de Educación de Microsoft Ibérica, asegura que en países como España, que cuentan con
clases más grandes que la media internacional, puede resultar difícil para los profesores monitorizar el gran número de
factores que in uyen en la forma de aprender de un estudiante. “Al igual que un entrenador puede realizar un estudio del
rendimiento individual de cada jugador, los profesores también pueden hacerlo aprovechando el poder de las
tecnologías de big data y analítica de datos, que permiten poner en práctica un enfoque más personalizado.

Sanz asegura que, con determinadas herramientas se pueden llegar a predecir cambios en los patrones de aprendizaje
antes incluso de que se produzcan. “Si los profesores son conscientes de la situación individual de cada estudiante,
pueden intervenir de forma anticipada. Esto es especialmente importante en los casos de estudiantes con necesidades
especiales como la dislexia, que requiere de ayuda adicional para superar determinadas barreras”, a rma.

Cultura de datos

Las ventajas del big data es un tren de largo recorrido que, como reconocen la mayoría de los expertos, apenas acaba
de salir. “A pesar de las enormes posibilidades que ofrece el estudio de los datos en los entornos educativos, su
implantación todavía no está generalizada”, dice el profesor Minguillón. En su opinión, para que esto suceda “es
necesario incorporar una cultura de datos en las instituciones educativas para tomar decisiones basadas en evidencias,
no solo en suposiciones, formas de hacer o experiencias que no hayan sido validadas formalmente”.

Ventajas: posibilidad de implementar una educación


personaliza derivada del conocimiento exhaustivo de cada
niño; obtener feedback en tiempo real y actuar en
consecuencia y, por último, compartir el conocimiento.
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Analytikus: el éxito universitario


El año pasado, el mexicano Miguel Molina ganó el Global EdTech Awards Latinoamérica, un evento que reconoce a las
start ups más innovadoras que transforman la educación con tecnología. Analytikus, su proyecto de data science
merecedor del premio, es capaz de predecir, entre otras cosas, el porcentaje de deserción o de éxito que tendrá un
alumno en su carrera. La idea, además de ganar el premio, se ha exportado ya a distintos países del mundo y
compañías de enorme peso en el ámbito educativo, como Laureate Internatitonal, dueños de cientos de universidades
en el mundo, la han comprado. Será porque, como dice Molina, “El big data está transformando todas las industrias y la
forma de hacer negocios y educar. Hoy tenemos estas herramientas y tenemos que sacar ventaja de ellas; se trata de
explotar los datos de manera inteligente y lograr un alto nivel de educación que, a la larga, genere un impacto duradero
en el mundo”.

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