Sie sind auf Seite 1von 6

La Psicología como otras profesiones está enmarcada dentro de las ciencias

sociales y humanísticas, tiene como centro de atención al ser humano, por lo que todo

su quehacer debe sustentarse en profundos y sólidos cimientos éticos. El psicólogo

desde cualquier punto de la acción, penetra como otro profesional en la intimidad de las

personas, en el conocimiento de sus personalidades, conflictos, sentimientos e

insatisfacciones con su consecuente influencia sobre los demás.

La actividad psicológica incluye, ante todo, aquellos procesos por lo que constituye

la ciencia de la psicología suponiendo que se pueda hablar con propiedad de una

ciencia de psicología. Esta vertiente de la actividad psicológica perseguiría la

comprensión, cada vez más adecuada, de la acción humana, según una coherencia y

racionalidad. Por actividad psicológica podemos entender también la actividad práctica

del psicólogo. La práctica psicológica es orientada y guiada por la intencionalidad de la

ciencia psicológica, encaminada al conocimiento, comprensión, orientación y cambio de

la acción personal e interpersonal, por ello lo que primariamente interesa a la ética no

es la intencionalidad propia o individual de cada psicólogo, si no la intencionalidad del

proceso mismo de la psicología. Ante todo, los terrenos más comunes de trabajo de la

actividad psicológica tocan puntos de la organización social: la familia, la educación, la

administración de justicia, las relaciones laborales, la publicidad, etc. La importancia de

estos aspectos de la vida social hace importante cualquier actividad que pueda

repercutir en ellos de forma significativa.

En la Psicología se introducen todos estos campos como un intento expreso de

humanización, de crecimiento humano y cultural: trata de comprender mejor a la

persona, de entender más a fondo todos aquellos aspectos que permiten a los seres
humanos para que puedan lograr una vida mejor, de profundizar en el planteamiento

más adecuado de aquellos problemas que enfrentan los individuos y los grupos y les

impiden su desarrollo a plenitud. Cuando la psicología acierta sus esfuerzos, produce el

bien, evita el sufrimiento, resuelve los conflictos, potencia el crecimiento y la felicidad,

cuando la psicología falla, produce el mal: incrementa el padecimiento, agudiza los

conflictos, entorpece la madurez y bloquea la libertad y plenitud humana. Todo esto

significa que la dimensión ética no tiene que ser introducida desde afuera , que el juicio

sobre la bondad o la maldad de la psicología no es a su constitución ni extrínseco a su

proceso, la dimensión ética esta ya como parte constitutiva de lo psicológico y tan solo

es preciso dar razón explicita de esa presencia.

Una Parte de la psicología de ética pretende explicar, según sus principios

conocidos como el surgimiento y presencia de las valoraciones éticas en la vida de las

sociedades y de los seres humanos y mostrar como esas valoraciones configuran el

ser y quehacer de las personas.

El psicólogo desde cualquier punto de sus acciones, se relaciona como cualquier

profesional en la intimidad de las personas, en el conocimiento de sus personalidades,

conflictos, sentimientos e insatisfacciones con su consecuente influencia sobre los

demás. Por ende el psicólogo no debe ser competente y tener una sólida formación

ética y humanística, sino además adquirir plena conciencia de su rol profesional, que le

permita evaluar en cada momento la actuación justa y correcta frente al que solicita

ayuda, especialmente en el campo de la salud humana y a la vez convertirse en

paradigma de conductas ajustadas para la sociedad. Pero a veces nos encontramos

con situaciones en que no sabemos que hacer: escoger A o B tiene, en ambos caso,
repercusiones negativas y positivas a la vez y los diferentes valores que nos rigen

entran en un conflicto.

En cualquier elemento de competición deportiva puede ser complicado el arbitraje y

la toma de decisiones, en la psicología del arbitraje se pretende dotar a los árbitros de

estrategias y técnicas psicológicas para aumentar la probabilidad de afrontamiento

adecuado sobres las presiones ambientales y sus propios temores. Podemos partir del

hecho que todo árbitro o juez de competición se suelen dar estas premisas:

 Unas adecuadas condiciones físicas acordes con la acordes con las exigencias

de cada deporte o competición.

 Una exigente y clara neutralidad y parcialidad con respecto a la competición.

 Un perfecto conocimiento del reglamento o de las reglas del juego.

Se puede ir un poco más allá si queremos tener como objetivo el aumentar la

probabilidad de tener éxito en el aprendizaje de estrategias y destrezas psicológicas.

Arbitrar es un proceso continuo de adquisición de habilidades y que cuanto mayor sea

el número de ellas que seamos capaces de manejar, pues mayor será la probabilidad

de éxito. Estas habilidades se adquieren entrenándolas, cuantos más ensayos, mejor,

esto requiere esfuerzo y tiempo.

También es importante saber que la conducta arbitral necesita aprender a

avaluarse, para mantener una actuación eficaz. Todo arbitro dirige una competición

debe ser su propio modelo y criterio aun así en sus peores momentos, El árbitro no

puede recabar información sobre su actuación en el exterior a no ser de la mesa o de

los auxiliares. Solo él tiene que me emitir la decisión final. La razón fundamental es
que los factores externos a él durante la competición, en su criterio, adolecen de

parcialidad por razones de intencionalidad a veces o de involuntariedad, debidas a

ignorancia o partidismos. El árbitro debe conocer sus reacciones psicológicas, no

pudiendo autocorregirse en función exclusiva de factores externos. De igual forma no

podemos olvidar los competidores, entrenadores y públicos continuamente le estarán

enviando información subjetiva y errónea que en ningún momento deberían alterar su

criterio personal. Existen elementos que puedan estar perjudicando al árbitro y cuyo

conocimiento ayuda a ir superando su influencia, la única fuente de información fiable

que tiene un árbitro partirá de sí mismo y de continua autoevaluación.

El arbitraje sea constituido como una forma civilizada de justicia privada, siendo un

procedimiento para resolver un conflicto o controversia mediante la fórmula de

encomendar la solución a un tercero (persona individual o comisión de personas),

escogido por acuerdo de los interesados y ajeno a los intereses de las partes en

conflicto. Es un medio alternativo de suma importancia para la solución de los conflictos

utilizado frecuentemente en el Derecho Internacional para resolver las controversias

territoriales o limítrofes entre los estados, pero que en campo del Derecho Social ha

adquirido marcada importancia para la solución de los conflictos colectivos de trabajo,

de allí que en nuestro ordenamiento jurídico laboral, el árbitro es el último medio de

solución pacifica de que disponen las partes antes de que se materializa en un laudo

arbitral que tiene fuerza equivalente a la de una sentencia ya que su aplicación es

obligatoria. Tiene la eficacia de cosa juzgada, inapelable, pudiendo ser ejecutable de

manera forzosa por los Tribunales Ordinarios de Justicia, de manera que los árbitros

(personas totalmente ajenas al conflicto planteado), decide el conflicto, mientras que en


la conciliación, el conciliador solo es un facilitador, un procurador de una solución

transversal la cual depende de la voluntad de las partes.

Para el área de la psicología es muy importante la ética profesional ya que con ella

se pretende regula r las actividades que se realizan en el marco de una profesión que

sugiere aquello que es deseable y condena lo que no debe hacerse. Hoy en día la

sociedad exige que nuestras actividades diarias tengan como directriz la moral y la

ética. Para un profesional se requiere de un profesionalismo basado en una serie de

principios que varían dependiendo de cada disciplina retomando los más universales.

Existen valores muy importantes que son fundamentales para la ética profesional

entre ellos tenemos la responsabilidad en todos los actos y las consecuencias que

atañen a quien los perpetra, el respeto de cómo se deben tratar a los individuos con

autonomía y libertad, la beneficencia de maximizar los beneficios y minimizar los

riesgos y la justicia que es la manera de cómo deben ser repartidas de manera

equitativa y otorgado el acceso de los recursos de una manera ecuánime.

La correcta aplicación de la Ética y de los conocimientos morales son la ruta del éxito

de manera individual y como ente colectivo, no olvidemos que como parte de nuestro

deber como profesional es la de extender nuestras capacidades intelectuales, morales

y físicas. Debemos recordar que la meta primordial de los administradores se rigen por

un Código de Ética como toda profesión, el cual debemos destinar a cumplirlos y

considerar que las repercusiones de no actuar éticamente en esta profesión son:

Económicas, Legales y Sociales.


Recordemos que la meta principal de los administradores es la aplicación de

estrategias que maximicen la rentabilidad a largo plazo y el crecimiento de las

utilidades de la empresa, esto siempre en el marco de la ley. Se debe también evitar

someterse a influencias, impropias, favoritismos basados en intereses personales o

presentar conductas que afecten la integridad de los ejecutivos. Los gerentes deben

tratar de asegurar que sus empleados no caigan en ese tipo de influencias.

Actuar con integridad supone un comportamiento leal frente a las obligaciones y

tareas que se deben emprender, en el marco de la confianza depositada al empleado,

cuando una empresa o individuo tiene un comportamiento ético genera confianza en lo

que los rodean. El comportamiento ético genera enormes beneficios así como para la

empresa como para sus trabajadores, que consigue lealtad de sus empleados y

clientes.

Das könnte Ihnen auch gefallen