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AMPUTACIONES

DEFINICIÓN:
La amputación es un procedimiento quirúrgico que
comprende la extirpación de una extremidad/miembro
(brazo o pierna) o parte de un miembro (como un dedo del
pie, de la mano, un pie o una mano).

Amputación es un procedimiento en el cual se extirpa una


parte del cuerpo a través de uno o más huesos.
Son indicadas cuando hay una pérdida irreparable del flujo
sanguíneo a un miembro enfermo o lesionado. Cuando ésta
parte del cuerpo no recibe flujo sanguíneo su medio de
nutrición se muere y se vuelve inútil y una amenaza para la
vida, debido a que se desprenden partículas tóxicas por
todo el cuerpo.

En la actualidad el número de pacientes amputados mantiene un incremento anual debido


fundamentalmente al envejecimiento de la población, que presenta por la edad algunos
problemas crónicos, como diabetes y enfermedad vascular periférica. Se observa que el mayor
número de personas con pérdida de extremidades (el 90% corresponde al miembro inferior) se
encuentra entre los 60-75 años de edad y están relacionados con enfermedad vascular periférica,
con o sin diabetes, con incremento en las mujeres cuando se corresponde con diabetes mellitus.

La segunda causa más frecuente de amputación se debe a accidentes de tránsito o accidentes que
acontecen en fábricas o en el ámbito agrícola con herramientas a motor. Los mecanismos
lesionales son el corte, la avulsión o el aplastamiento.

Por otra parte, la mayoría de las amputaciones debidas a tumores malignos sin metástasis. En
algunas ocasiones la amputación puede estar indicada cuando la enfermedad se ha diseminado,
con el fin de paliar el dolor, en neoplasia que ha comenzado a ulcerarse o infectarse o ha
producido una fractura patológica. Si bien cada vez con mayor frecuencia en neoplasias
malignas bien localizadas se aplican técnicas para conservar la extremidad reduciendo la
necesidad de amputar.

CLASIFICACIÓN:
Correspondería a la amputación que se produce como consecuencia de un traumatismo. Puede
ser completa, con separación total del segmento amputado, o parcial, donde el segmento
amputado queda conectado a través de alguna conexión de tejido a la extremidad. En muchas
ocasiones se puede intentar reimplantar el segmento amputado, cuando ambos extremos de la
extremidad lesionada han sido tratados adecuadamente. Sin embargo, en otras ocasiones la
contaminación y graves lesiones tisulares tanto de la zona del muñón como del segmento
amputado desaconsejan la reimplantación.

Suelen denominarse amputaciones primarias cuando la amputación del miembro se produce a


consecuencia del mismo trauma o de forma quirúrgica por las lesiones ocasionadas por éste el
mismo día de la lesión. En caso de que se intente conservar el miembro y la viabilidad del
mismo no sea favorable, puede producirse con
posterioridad una amputación del mismo,
considerándose en este caso amputación secundaria.
Son diversas las circunstancias que pueden conllevar la
amputación tras un traumatismo, como pueden ser los
accidentes de tráfico a gran velocidad y con personas
desprotegidas, siendo en estos casos habituales las
lesiones por aplastamiento o lesiones directas sobre la
extremidad. Los accidentes laborales suelen causar
aplastamiento o avulsión del miembro con desgarro de
los nervios y tendones y como consecuencia la pérdida
de la funcionalidad.

Los accidentes domésticos o lúdicos en los que se


utiliza maquinaria motorizada suelen ser menos
numerosos. Las amputaciones por lesiones de guerra,
donde los proyectiles alcanzan alta velocidad, dan lugar
a grandes daños tisulares. Las lesiones por estallido de
minas ocasionan lesiones tisulares extensas y ocultas.
Las heridas penetrantes son consecuencia de las balas,
fragmentos metálicos de diferente armamento militar o
como resultado de la explosión sobre los tejidos,
penetrando restos de ropa y otros residuos que provocan
heridas muy contaminadas.

Amputaciones congénitas

Incluye la ausencia parcial o completa de un miembro o parte corporal en el momento del


nacimiento y se considera un trastorno de la formación del mismo. Este tipo de amputaciones se
pueden subdividir en detención transversal y detención longitudinal del crecimiento, estando
incluidas en las primeras las malformaciones congénitas del tipo de la amputación, en las que
todos los elementos distales suelen estar ausentes, extendiéndose desde la afalangia (ausencia de
una o más falanges de los dedos) hasta la amelia (ausencia de uno o más miembros).

Amputaciones quirúrgicas

Consisten en la extirpación quirúrgica de una parte


del cuerpo, de un miembro o parte de él, tras un
proceso de planificación de la cirugía. Dentro de
éstas se pueden incluir las amputaciones cerradas,
donde el extremo del hueso se cubre con un
colgajo de tejido muscular y cutáneo modelado
para tal fin, y las amputaciones abiertas, en las que
la piel no se cierra sobre el extremo del muñón. Se
suelen realizar cuando existe infección, riesgo de
la misma o cuando ha recidivado, así como en
heridas traumáticas graves con destrucción
extensa del tejido y gran contaminación. El
objetivo de esta intervención es poder proceder al
cierre quirúrgico del muñón cuando haya cedido la infección y no exista compromiso para la
herida, tras la administración de tratamiento antibiótico.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS: SIGNOS Y SÍNTOMAS


Las manifestaciones clínicas que pueden indicar una amputación de extremidad son diversas y
varían dependiendo de si es una amputación tras un trauma o la decisión sea realizar una
amputación quirúrgica.

En miembros inferiores:

• Avulsión completa: tegumentaria, nerviosa y vascular.

• Pérdida neurológica.

• Pérdida masiva de partes blandas.

• Pérdida masiva ósea.

• Isquemia caliente mayor a seis horas.

• Frialdad del miembro, ausencia de pulso y sensibilidad.

• Imposibilidad para restaurar la circulación.

• Gangrena gaseosa.

En miembros superiores:

• Avulsión completa: tegumentaria, nerviosa y vascular.

• Pérdida severa de partes blandas.

• Lesión completa de plexo braquial asociado.

• Pérdida ósea severa.

• Isquemia caliente superior a seis horas.

• Imposibilidad para restaurar la circulación.

• Gangrena gaseosa.

La evaluación de los tejidos tiene que llevarse a cabo de


manera individual comenzando por la piel, para seguir
por el músculo, el hueso, los vasos y los nervios:

Piel: las grandes superficies de pérdida cutánea con pérdida muscular asociada pueden
comprometer la posterior función de la extremidad, precisando finalmente una
amputación.
Músculo: la lesión muscular con necrosis o pérdida de músculo, junto a otras lesiones
tisulares, afecta el resultado funcional haciendo necesaria la amputación de la
extremidad.
Hueso: la pérdida ósea segmentaria unida a la lesión masiva de partes blandas suele
conllevar la amputación, ya que la reconstrucción puede dar lugar a periodos
prolongados de hospitalización, múltiples cirugías, dolor crónico y poca funcionalidad.
Vascular: esta lesión puede ser de las venas, arterias o de ambas. Si la reparación se
realiza en las seis primeras horas tras la lesión (tiempo de isquemia caliente), la
viabilidad vascular y tisular puede ser satisfactoria. Si la reparación supera las seis
primeras horas, la isquemia tisular puede ser importante, pudiendo producirse un fallo
renal debido a los productos de degradación muscular.
Nervios: las lesiones nerviosas importantes conllevan una pérdida permanente de la
función.

Como se puede comprobar, la decisión de la amputación en virtud del estado de los tejidos en
caso de un traumatismo viene determinada principalmente por el nivel de funcionalidad que se
puede conseguir en caso de mantener la extremidad dañada, aconsejando la extirpación cuando
esta función va a ser o puede ser comprometida.

INDICACIÓN PARA LA AMPUTACIÓN


La indicación de una amputación quirúrgica viene determinada por diferentes signos y síntomas
como:

 Falta de riego sanguíneo: La pérdida del aporte sanguíneo de un miembro enfermo o


lesionado es una de las principales indicaciones para decidir la amputación del mismo.
La falta de riego conlleva que el miembro se vuelva inútil y sea una amenaza para la
vida de la persona al diseminarse de forma sistémica productos tóxicos por la
destrucción tisular. Debe observarse los cambios de temperatura (presencia de frialdad
en la zona afectada), el color (aparece pálido o azulado) y la ausencia de pulsos. Esta
exploración ha de realizarse en ambas extremidades. Cuando se agudiza el problema la
extremidad se enfría, entumece y aparece dolor intenso.
 Infección: La infección aguda o crónica que no responde a tratamiento médico o
quirúrgico puede ser una indicación para realizar la amputación. Dentro de éstas la más
peligrosa es la gangrena gaseosa, donde la amputación debe efectuarse inmediatamente
ya que puede aparecer shock, insuficiencia renal, delirio y el desenlace puede ser fatal
para el paciente. En este caso los síntomas que pueden aparecer son: cambios en el
color de la piel, pasando de pálido a rojo, color bronce hasta adquirir un tono verdoso.
Puede aparecer inflamación y calor en la extremidad. En ocasiones, cuando se disemina
la infección por el tejido subcutáneo se pueden producir grandes flictenas llenas de
líquido marrón y maloliente y debido al gas causado por las bacterias la piel crepita.
Otro tipo de infección sería la osteomielitis crónica o las fracturas no consolidadas
infectadas que han deteriorado considerablemente la función de la extremidad.
 Úlceras tróficas: La aparición de una úlcera trófica en un miembro sin sensibilidad,
tras una lesión nerviosa donde se produce una gran destrucción tisular y deterioro o
incluso pérdida de la funcionalidad, es habitual indicar la amputación quirúrgica del
mismo. Sobre todo en aquellos casos donde la infección de úlceras más profundas
puede constituir una amenaza mortal. Por regla general éstas causan dolor y picor, así
como enrojecimiento de la zona, apareciendo la piel, en estadios más precoces,
inflamada, con flictenas y con destrucción de las capas más externas de la misma. En
los más avanzados la úlcera se puede extender hasta el hueso, a través de la piel, grasa y
músculo.
 Malformación congénita: En presencia de una malformación congénita, se tiene la
experiencia de que tras la realización de una amputación quirúrgica de toda o parte de la
extremidad durante el periodo de lactancia o al principio de la infancia como
tratamiento primario, da mejores resultados para el uso de una prótesis y funcionalidad
de la extremidad.

PRUEBAS DIAGNÓSTICAS
Las pruebas diagnósticas vendrán determinadas por el tipo de lesión que presente el paciente, el
estado general del mismo o la complicación que se ha podido producir. En general, las pruebas
diagnósticas más habituales a llevar a cabo, y que ayudan en la decisión de realizar o no la
amputación, son:

 Radiología: fundamentalmente utilizada para conocer el estado de las estructuras óseas


y el grado de lesión o deterioro de las mismas. Generalmente se efectúan distintas
proyecciones que facilitan la visualización de las estructuras desde distintas
perspectivas, con el fin de que el cirujano pueda valorar adecuadamente los daños
causados y decidir el nivel de amputación más apropiado durante la planificación
quirúrgica.
 Tomografía axial computarizada (TAC): por medio de ésta se puede tener una
información más completa del estado de las estructuras que con una radiografía simple.
Esta técnica requiere que el paciente se mantenga completamente inmóvil.
 Resonancia magnética nuclear (RMN): permite observar pequeñas alteraciones que
podrían pasar inadvertidas con la TAC.
 Arteriografía o angiografía: método de visualización radiológica de las arterias u otro
vaso sanguíneo. Se realiza inyectando un medio de contraste radiopaco en la corriente
sanguínea a través de un catéter. Permite observar el estado interno y las estructuras
vasculares, así como los daños u oclusión que puedan presentar.
 Oscilometría: técnica utilizada, al igual que la anterior, para detectar el estado de la
circulación de la extremidad afectada.
 Ecografía con técnica Doppler: se emplea para registrar materias o líquidos en
movimiento, pudiendo detectar flujos sanguíneos y pulsos. Por medio de ésta se puede
conocer la presencia de riego y pulsos en la extremidad dañada, incluso en situaciones
extremas, que sería muy difícil localizar con otros métodos.
 Termografía: utilizada para la captación y registro en una placa de las zonas frías y
calientes del organismo, por medio de un detector de rayos infrarrojos. Mediante esta
prueba también se puede conocer a qué zonas llega el aporte sanguíneo.
 Estudios de laboratorio: no suelen ser efectivos en la toma de decisiones en situaciones
agudas pero sí pueden orientar en situaciones posteriores. La monitorización seriada de
las enzimas musculares, como la creatin fosfoquinasa, puede determinar un daño
muscular en proceso.

COMPLICACIONES:
 Hematomas: se minimizan con hemostasia y drenes de Penrose.
 Infecciones: son mucho más frecuentes en amputaciones debidas a enfermedad vascular
periférica, especialmente en los pacientes diabéticos.
 Necrosis: una necrosis leve puede tratarse de forma conservadora. Las más intensas
exigen reseccion en cuña o reamputación a nivel proximal.
 Contracturas: deben evitarse mediante la colocación adecuada del muñón y ejercicios
para fortalecer los músculos y movilizar articulaciones

MIEMBRO FANTASMA
El síndrome del miembro fantasma es la percepción de sensaciones de que un miembro
amputado todavía está conectado al cuerpo y está funcionando con el resto de este; se solía creer
que esto se debía a que el cerebro seguía recibiendo mensajes de los nervios que originalmente
llevaban los impulsos desde el miembro perdido.1 Sin embargo, la explicación más posible hoy
en día consiste en que el cerebro sigue teniendo un área dedicada al miembro amputado por lo
que el paciente sigue sintiéndolo: ante la ausencia de estímulos de entrada que corrijan el estado
del miembro, el área genera por su cuenta las sensaciones que considera coherentes. Esta área
sin función tras la amputación puede ser invadida por áreas vecinas con lo que utiliza
sensaciones de otras partes del cuerpo para disparar las sensaciones del miembro amputado

TRATAMIENTO
Tratamiento en el lugar del accidente

En este caso hay que tener en cuenta que el paciente ha sufrido un traumatismo y, aparte de la
amputación, puede presentar alguna otra lesión con la que incluso pueda peligrar su vida. Para
ello se pueden seguir los siguientes pasos:

 Se realizará una valoración general del paciente, aplicando el ABC. En primer lugar se
examinarán la vías respiratorias por si hubiera algún objeto obstruyéndolas; se
comprobará si el sujeto respira y, si no es así, se realizará respiración boca a boca o con
ambú y a continuación se comprobará la presencia de latido cardiaco. Si no presenta, se
hará RCP (reanimación cardiopulmonar).
 Si el estado general del paciente está controlado se le dará seguridad y se le intentará
calmar.
 Se procederá a controlar la hemorragia, aplicando presión directa sobre la herida. Para
ello se utilizarán gasas o compresas estériles o un paño lo más limpio posible, elevando
la zona lesionada o usando puntos de presión.
 Si la amputación es incompleta, se puede colocar una férula de escayola u otro tipo de
inmovilización que se tenga a mano para alinear el miembro, teniendo sumo cuidado de
no lesionar vasos sanguíneos ni producir torsión de los mismos.
 Si el segmento amputado está totalmente separado se debe envolver en gasa o
compresas estériles o lo más limpias posibles. Éste, a su vez, se coloca dentro de una
bolsa de plástico estanca y a su vez en un recipiente con hielo, evitando el contacto del
hielo y del agua que éste produce con el segmento amputado. Existen unos maletines
preparados para este tipo de contingencias, manteniendo así el segmento amputado a
temperatura baja, aproximadamente 4 ºC. n Se evacúa al paciente rápidamente hacia el
centro hospitalario más próximo, insistiendo en la necesidad de no tomar nada sólido ni
líquido durante el traslado, para no interferir en la anestesia por posible cirugía.
 Es importante, mientras tanto, llamar al centro hospitalario y comunicar la llegada de
este paciente, comentando el nivel y mecanismo de amputación, ya que con ello puede
conocerse el pronóstico de la cirugía. Asimismo, se informará sobre la edad, el sexo y
cualquier otro dato importante del paciente.

Tratamiento preoperatorio

Los cirujanos decidirán la necesidad de efectuar una amputación tras realizar un estudio
exhaustivo del estado de la extremidad, el estado general del paciente y el grado de
funcionalidad de la extremidad.
La intervención quirúrgica debe ser llevada a cabo por cirujanos expertos y su objetivo será
conseguir una restauración funcional óptima para que el paciente amputado obtenga el máximo
beneficio de una prótesis adecuada. La planificación de la cirugía incluye la decisión del nivel
de amputación, la realización de colgajos cutáneos, el tratamiento que se le dará a las estructuras
óseas, músculos, nervios, vasos sanguíneos, etc.

Se hará con el mismo cuidado que si se tratara de intervenciones de cirugía plástica o


reconstructiva. Se efectuarán todas las pruebas preoperatorias estándar para cualquier cirugía:
analítica de sangre completa, incluyendo pruebas cruzadas y petición de concentrados de
hematíes, Rx de tórax, electrocardiograma, consulta con el anestesiólogo, etc.

Se le proporcionará al paciente información verbal y por escrito de las alternativas a la cirugía,


los pros y contras de la misma y de no llevarla a la práctica, firmando las conformidades tanto
de la cirugía como de la anestesia. Si se dispone de tiempo (ya que en el caso de amputaciones
primarias tras un trauma quizás sea imposible poder llevarla a cabo), en esta fase preoperatoria
se debe preparar psicológicamente al paciente indicándole los beneficios que aportará la cirugía,
reforzando la autoestima y brindando un adecuado soporte emocional. Hay que tener en cuenta
que esta preparación psicológica es tan necesaria e importante como la preparación física, ya
que una amputación siempre supone un trauma en ambos aspectos. En cirugías programadas, la
prótesis comienza a confeccionarse antes de la intervención con el fin de que pueda colocarse de
forma precoz, aprovechando este momento para instruir sobre determinados ejercicios.

Tratamiento postoperatorio

El tratamiento postoperatorio es muy importante si se quiere obtener un muñón de amputación


resistente y funcional capaz de utilizar una prótesis al máximo. Para poder conseguirlo se
precisa la actuación en conjunto de un equipo multidisciplinar que incluye a cirujanos,
rehabilitadores, protésicos, psicólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, trabajadoras
sociales y personal de enfermería.

En este tratamiento postoperatorio se tiende a utilizar dos tipos de vendajes: el vendaje blando o
tratamiento convencional, o la aplicación de un vendaje rígido con el que se ha demostrado
grandes beneficios, lo que ha dado lugar a que sea una técnica cada vez más empleada.

El vendaje rígido consiste en la colocación en el quirófano de una escayola al concluir la


cirugía. El uso de este tipo de vendajes conlleva diversas ventajas: evita el edema desde el
propio quirófano, favoreciendo la cicatrización de la herida y la rápida maduración del muñón.
Reducen el dolor postoperatorio y en las amputaciones de miembro inferior permiten reanudar
la postura erecta y la deambulación con apoyo. Además, permite ajustar antes la prótesis
definitiva, obteniendo una rehabilitación positiva en un mayor número de casos. Estos vendajes
pueden emplearse satisfactoriamente en todos los niveles de amputación del miembro superior e
inferior, siendo aplicable en todos los grupos de edad.

Independientemente de cuando comience la deambulación, el vendaje rígido debe retirarse a los


7- 10 días de la cirugía para revisar la herida quirúrgica. Si la escayola se afloja o aparecen
signos de infección sería preciso retirar el yeso con anterioridad. Si la herida está bien, se coloca
otro vendaje rígido. Cuando la herida ha curado totalmente se puede retirar el vendaje rígido
para el aseo del paciente y la higiene del muñón. Conforme el muñón se va contrayendo se suele
utilizar una media de muñón para mantener una compresión suave y continua antes de colocar la
escayola. Se mantiene el vendaje rígido hasta el ajuste total de la prótesis, que suele ser entre
cuatro y ocho semanas después de la cirugía.
El tratamiento más habitual tras la cirugía consiste en colocar en el mismo quirófano un
vendaje estéril blando, almohadillando adecuadamente las prominencias óseas. Al realizar éste
se debe comprimir el muñón evitando la isquemia del mismo. El vendaje del muñón es una
técnica fundamental destinada a conseguir un efecto compresivo: disminuye el edema, acelera la
cicatrización, limita el dolor e incluso lo hace desaparecer y favorece la maduración del mismo,
permitiendo la ulterior aplicación de la prótesis. Este vendaje lo tiene que llevar siempre el
paciente hasta que se le ajuste la prótesis.

La rehabilitación postoperatoria ha de iniciarse lo antes posible, cuando el estado general del


paciente lo permita; su eficacia previene la aparición de trastornos ortopédicos y complicaciones
por el decúbito. Los objetivos principales de ésta incluyen evitar las complicaciones que pueden
presentarse en el muñón, como edema y contracturas, aumentar la fuerza muscular para facilitar
la adaptación y manejo de la prótesis, aumentar la autoestima y aceptar la nueva imagen
corporal, así como maximizar la independencia funcional.

Es importante el tratamiento del dolor para ayudar en el proceso de rehabilitación y favorecer la


realización de los ejercicios. Del mismo modo, la rehabilitación adicional incluye la terapia
ocupacional por si fuera necesario que el paciente tuviera que cambiar de puesto de trabajo, así
como la valoración y tratamiento psicológico, sobre todo en los amputados traumáticos donde
son habituales los trastornos por estrés postraumático con respuestas emocionales severas. Éste
debe tratarse de forma precoz durante la fase de convalecencia, pudiendo en ocasiones ser
resistente al tratamiento. En estos casos puede ser necesario el apoyo a largo plazo, donde se
intenta tratar la crisis aguda y comenzar cuanto antes la intervención psicoeducacional.
DIAGNOSTICOS DE ENFERMERIA
PRE OPERATORIO
DIAGNÓSTICO NOC NIC
Ansiedad r/c el cambio en el estado de salud Autocontrol de ansiedad (acciones personales Escucha activa:
para eliminar o reducir sentimientos de aprensión,  Estar atento a mensajes no verbales y
tensión o inquietud de una fuente no identificada) conversaciones que se evitan.
 Hacer preguntas que ayuden al paciente a
expresar sus sentimientos y
preocupaciones.
 Analizar lo que siente sobre la cirugía; es
importante compartir opiniones y aclarar
todas sus dudas y temores, admitiendo
que esas preocupaciones son normales
Apoyo emocional:
 Proporcionar ambiente relajado para el
paciente y su familia para que puedan
expresar sus dudas y temores antes de la
cirugía.
 Realizar afirmaciones de apoyo l Animar
al paciente a que exprese sentimientos de
ira, desconfianza o tristeza.
 Proporcionar apoyo durante las fases de
ira o tristeza.
 Favorecer la conversación y el llanto y
permanecer con el paciente y darle
seguridad en los momentos de más
ansiedad.
Enseñanza prequirúrgica
 Describir rutinas preoperatorias y dar
tiempo al paciente para que haga
preguntas.
 Comentar con él distintos aspectos del
postoperatorio: aspecto del muñón,
conocimiento de la sensación de miembro
fantasma y aprender a caminar con
muletas; todas estas explicaciones ayudan
a reducir los temores, disminuir la
ansiedad y aumentar la confianza del
propio paciente.
 Instruirle sobre determinados ejercicios
para corregir o prevenir contracturas que
puedan aparecer durante el postoperatorio,
reforzar la musculatura y mejorar la
movilidad, en general. También se
enseñarán ejercicios respiratorios para
prevenir las posibles complicaciones
respiratorias que pudieran aparecer en esa
fase, sobre todo en los pacientes con
antecedente de tabaquismo.
 Si es posible, visitar al fisioterapeuta antes
de la amputación para conocer las prótesis.
Esta información ayuda al paciente a
centrarse en la rehabilitación en lugar de
en la cirugía y le ayudará también a
mitigar la ansiedad)

POST OPERATORIO
DIAGNOSTICO NOC NIC
Dolor r/c agentes lesivos, como la propia cirugía, Control del dolor (acciones personales para Administración de medicación
y con la sensación de miembro fantasma controlar el dolor)  Controlar al paciente a intervalos
frecuentes para detectar la presencia de
molestias y valorar los indicadores
verbales y no verbales de dolor.
 Verificar receta y orden de medicación
 Anotar el nivel de dolor según una escala,
tipo escala EVA.
 Ayudarle a tomar la medicación o
administrarla por la vía adecuada
 Verificar y registrar toda administración.
 Es importante conocer antecedentes del
paciente en cuanto a adicciones al alcohol
o drogas, ya que esto haría disminuir la
efectividad de los analgésicos.
Estimulación cutánea
 Seleccionar el tipo de estimulación más
adecuada al paciente (masaje, calor, frío,
estimulación transcutánea nerviosa, etc.)
 Aplicar estimulación próxima al sitio
afectado.
 Dejar que la familia participe de dichos
cuidados.
 Cancelar la estimulación si produce un
aumento del dolor o la irritación de la piel
 Valorar y registrar el efecto de la
estimulación
Distracción
 Animar al paciente a que elija la técnica
más adecuada y que más le gusta
 Fomentar la participación de la familia
 Enseñar, si es posible, a dedicarse antes de
la cirugía a la distracción elegida
Terapia de relajación simple
Masaje simple
 El paciente debe saber que, a menudo,
aparecen sensaciones en la parte amputada
y que éstas pueden ser dolorosas, irritantes
o desconcertantes.
 Ofrecer todas las explicaciones necesarias
sobre el miembro fantasma
 Enseñar medidas de relajación y
distracción; además, se puede utilizar
psicoterapia, ultrasonidos, calor,
acupresión o masajes y se ha observado
que la estimulación eléctrica transcutánea
es especialmente efectiva en el tratamiento
de las sensaciones del miembro fantasma.
 Favorecer el ambiente óptimo para la
realización de la relajación elegida
 Enseñar y practicar con el paciente la
técnica de relajación
 Anticiparse a la necesidad de uso de la
relajación
 Animar al paciente a que se relaje durante
el masaje
 Utilizar el masaje junto con otras medidas
 Se deben planificar las intervenciones
enfermeras respetando horarios de
descanso y sueño
 Valorar y registrar el efecto
Trastorno de la imagen corporal r/c la pérdida del Adaptación a los cambios en la función corporal Escucha activa
miembro, el cambio que ello supone en la  Hay que ser conscientes de que en un
apariencia personal y la respuesta por parte de los principio, tanto por parte del paciente
demás ante su aspecto como de su familia, puede haber negación,
incluso shock, por parte del primero. Es
preciso aceptar sus comentarios sobre el
muñón, las negaciones y frustraciones y
ofrecerle oportunidades para expresar sus
sentimientos/pensamientos/preocupacione
s relacionados con la pérdida. Esto a la
enfermera le ayuda a planificar nuevas
intervenciones para mejorar el concepto de
uno mismo
 Prestar especial atención a la
comunicación no verbal.
Potenciación de la autoestima
 Observar las frases sobre su propia valía y
comprobar la frecuencia de
manifestaciones negativas sobre sí mismo
 Facilitar la visita de familiares y amigos y
fomentar el contacto visual
 Motivarle a observar el muñón cuando
esté preparado
 Motivarle a ser independiente y participar
en sus autocuidados para la realización de
las actividades de la vida diaria.
 Motivarle a tomar decisiones cuando lo
crea oportuno, destacando sus esfuerzos y
animándole a practicar las actividades que
más le interesen
 Es importante que conozca a otros
pacientes con problemas similares y que
vea cómo se han ido adaptando tanto a su
situación como posteriormente a la
utilización de la prótesis
Deterioro de la movilidad física r/c el deterioro Ambular (capacidad para caminar de un sitio a Terapia de actividad
músculo-esquelético otro independiente con o sin mecanismo de  Enseñar al paciente y a su familia la
ayuda) importancia de la actividad física en la
rutina diaria y en el mantenimiento de la
salud
 Ayudarles a adaptar el entorno para
realizar la actividad deseada
 Determinar el tipo de actividades con el
fisioterapeuta y terapeuta ocupacional
 Insistirle en que avise al médico o
fisioterapeuta ante cualquier problema o
duda con la prótesis
Enseñanza: actividad/ejercicios prescrito
 Evitar colocar almohadas debajo del
muñón para elevarlo, ya que se mantendría
en flexión y provocaría una contractura
 Fomentar la postura de decúbito prono
durante dos horas después de la
amputación de la pierna, ya que dicha
extensión evita las contracturas
 Fomentar los ejercicios de la pierna sana
para aumentar el tono muscular y mejorar
a la vez la función cardiaca y respiratoria
Prevención de caídas
 Controlar la marcha y el equilibrio durante
la deambulación
 Sugerir los cambios en el peso del
paciente, si procede
 Ayudarle a adaptarse a las modificaciones
sugeridas en la forma de deambular
 Enseñarle a manejarse, en caso de pérdida
de una extremidad inferior, con bastones o
muletas para deambular, insistiendo en la
prevención de posibles lesiones.
 Aconsejar la utilización de un calzado
adecuado
Conocimientos deficientes r/c la falta de Conocimiento: cuidados de la enfermedad (grado Prevención de úlceras por presión
exposición respecto a los cuidados del muñón y de la compresión trasmitida sobre la información  Enseñar al paciente a conocer los
de la prótesis, signos y síntomas de irritación relacionada con la enfermedad, necesaria para indicadores de irritación cutánea o
cutánea y necrosis por presión alcanzar y conseguir mantener una salud óptima) necrosis por presión que puede causar el
vendaje o prótesis, así como las flictenas y
eritema. Aconsejar que, si el eritema
persiste después de masajear la zona,
acuda a un profesional.
 Almohadillar las zonas de mayor presión..
 Una vez retirados los puntos, y si el estado
de la piel lo permite, hay que enseñar al
paciente la limpieza diaria con agua y
jabón del muñón, sin usar cremas para no
macerar la piel y manteniéndola muy seca.
Cuidados del paciente amputado
 Asegurarse que el paciente comprende
y acepta la necesidad de la cirugía de
amputación antes de llevarse a cabo, si
es posible.
 Dar apoyo antes y después de la
cirugía.
 Insistir en una correcta mecánica
corporal
 Recordarle e insistir en no golpear el
muñón.
 Recordarle que las primeras 24-48 h
debe mantener el miembro elevado
para prevenir edemas; después no está
indicado mantenerlo elevado para
evitar contracturas. Si permanece
sentado o usa silla de ruedas es
aconsejable mantener el/los muñón/es
elevados para reducir el edema
postural, por lo que tiene que
colocarse una sujeción para que la
pierna permanezca elevada y no
cuelgue l Si es necesario moldear el
muñón para después colocarle la
prótesis hay que enseñarle a realizar
dicho vendaje.
 El moldeado del muñón durará de uno
a seis meses, tras lo cual llevará un
calcetín que le será más cómodo.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

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