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PALABRAS PRONUNCIADAS POR EL DOCTOR ARTURO ROCHA

FELICES EL 17 DE NOVIEMBRE DE 1993 EN EL COLEGIO DE


INGENIEROS DEL PERÚ, CON MOTIVO DE LA PRESENTACIÓN
DEL LIBRO “RECURSOS HIDRÁULICOS”.

Señoras y señores:

Hoy es para mí un día de alegría; hoy es un día de júbilo. Hoy, ante la presencia
de tan distinguido auditorio, culmina el encargo que recibí, hace un año y medio,
de la Junta Directiva del Capítulo de Ingeniería Civil, del Consejo Departamental
de Lima del Colegio de Ingenieros del Perú, de escribir un libro cuyo tema era el
de los Recursos Hidráulicos, para ser publicado dentro de la Colección del
Ingeniero Civil. Fue para mí muy hermoso que mis colegas de la Junta Directiva
me diesen tan significativo encargo. A ellos mi sincero reconocimiento.

La Colección del Ingeniero Civil, dentro de la cual aparece nuestro libro, es el


esfuerzo editorial más grande que se ha hecho en el Perú en materia de
publicaciones de ingeniería civil. Los dieciséis volúmenes hasta ahora aparecidos
así lo atestiguan. La aparición de esta importante colección es el resultado del
trabajo y del esfuerzo de muchas personas, empezando por los autores, pero se
debe fundamentalmente al entusiasmo, energía y decisión del ingeniero Antonio
Blanco Blasco, presidente del Capítulo de Ingeniería Civil, a quien reitero
públicamente mi reconocimiento por esa labor, con la seguridad de interpretar el
sentir unánime de nuestros colegas.

Hace poco menos de cuatro años me fue sumamente grato escribir el primer
volumen de la Colección del Ingeniero Civil, dedicado al Transporte de
Sedimentos. Hoy aparece el volumen 16 de la Colección, en el que se desarrolla
el tema de los Recursos Hidráulicos.

Deseo agradecer las generosas palabras de presentación del libro, que acaba de
pronunciar mi gran amigo el ingeniero Luis Basurco Bouchón, colega en múltiples
jornadas profesionales y compañero de docencia universitaria durante muchos

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años. Sus expresiones están indudablemente influenciadas por el mutuo afecto y
amistad que desde hace muchos años nos dispensamos.

Hoy día quisiera compartir con tantos y tan distinguidos colegas acá presentes
algunos aspectos de la gran aventura del pensamiento que significa escribir un
libro, específicamente, un libro de Recursos Hidráulicos.

La importancia del tema y el interés general que despierta el estudio del agua
permite que el lector, concentrado en la trascendencia de los problemas
hidráulicos, pase por alto las imperfecciones del autor. El tema del agua, el tema
de los Recursos Hidráulicos, es de interés general, pues el agua está presente en
todos los aspectos y momentos de nuestras vidas. Las más diversas actividades
humanas están vinculadas al uso del agua: así es en los aspectos domésticos,
agrícolas, energéticos, industriales y recreativos, para mencionar sólo algunas de
las múltiples posibilidades que nos ofrece el agua.

El agua es símbolo de todo lo posible, “matriz de todas las posibilidades de


existencia”, dice Eliade. El agua representa lo que llega a ser y lo que deja de ser.

Estas y otras consideraciones nos llevan a acercarnos al estudio del agua con una
extraña mezcla de curiosidad y de humildad. Quisiéramos conocer todos los
misterios que encierra el agua, todas las leyes que siguen su movimiento y todas
las fuerzas de la Naturaleza que producen ese gran contraste entre las zonas
húmedas y las zonas áridas del planeta. Pero, mientras más estudiamos el agua,
más ignorantes nos sentimos, más diminutos y humildes frente a sustancia tan
maravillosa.

Conocer el agua es una tarea ardua, pero fundamental para planificar el desarrollo
de las zonas áridas y semiáridas. Sin agua en cantidad adecuada, con la calidad
debida, disponible en el momento oportuno y en el lugar preciso, no sería posible
concebir ninguna forma de desarrollo, entendido éste como la búsqueda de una
mejor calidad de vida para las generaciones presentes y las futuras. Hacer que
esto sea posible es la tarea de la Ingeniería de los Recursos Hidráulicos.

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Así como Ingeniería y Desarrollo son dos conceptos íntimamente asociados en
cualquier circunstancia o latitud, también es cierto que hay países en los que la
ingeniería juega un papel decisivo para el logro del desarrollo. Esto lo vemos muy
claro en el caso del Perú. Nuestro país existe porque la ingeniería lo construye
cada día: obras de riego, centrales hidroeléctricas, puertos y caminos permiten
que el territorio sea habitable.

El agua es fuente de vida y de riqueza. Su escasez produce hambre y sed. Su


abundancia en forma de lluvias e inundaciones trae daños, destrucción y muerte.
Sólo el equilibrio permite su aprovechamiento. Esa es la inmensa tarea que el
ingeniero tiene ante sí.

Nuestros Recursos Hidráulicos están irregularmente distribuidos en el tiempo y en


el espacio. El Perú tiene casi el 5% de la descarga de todos los ríos de la Tierra.
Esto significa una cantidad enorme de agua globalmente hablando, pero ésta se
encuentra repartida de un modo muy desfavorable. La ocupación territorial que
hemos realizado, y en la que persistimos, no guarda relación con la distribución de
los Recursos Hidráulicos. Así, el 52% de la población peruana vive en la costa,
donde los Recursos Hidráulicos no llegan al 2% del total del país.

Precisamente en esta región árida y desértica se encuentra instalada la ciudad de


Lima, capital de la República, donde vive una población cercana a los 7 millones,
lo que representa casi el 30% de la población nacional y donde sólo están
disponibles los 5/10 000 de los Recursos Hidráulicos del país.

Nos consideramos un país agrícola, sin embargo, más del 70% de la población
nacional vive en ciudades, y sólo cultivamos el 2,2% de nuestro territorio. Debido
a la escasez de lluvia útil tenemos una elevada proporción de tierras bajo riego, lo
que aumenta costos y dificultades. Todo esto dentro de sistemas en los que el
agua se usa y se distribuye con gran liberalidad. El resultado es que tenemos un
octavo de hectárea cultivada por habitante, que es un valor muy bajo comparado
no sólo con otros países, sino con nuestra propia realidad de hace veinte años.
Todos estos temas y problemas nos afectan muy de cerca.

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No es pues extraño que en un país como el nuestro, mi interés por los Recursos
Hidráulicos, por el agua en general y por su aprovechamiento en beneficio de la
Humanidad, naciese desde los primeros años de mi existencia. Percibí desde muy
niño, cuando viví varios años en el norte del país, en Chiclayo específicamente, la
angustia de la gente porque llegasen las ansiadas lluvias que darían origen a la
descarga de los ríos y permitirían el riego, las cosechas y la prosperidad. Vi
también llover en exceso, desbordarse los ríos, inundar campos y ciudades.
Escuché hablar a la gente de lluvias extraordinarias ocurridas en el pasado. Vi
también desde muy niño construir canales y obras hidráulicas que me
impresionaron vivamente. Escuché hablar de proyectos hidráulicos de importancia
nacional que constituían anhelo regional. Algunos de ellos están construidos,
otros están a la espera de las grandes decisiones. En mi infancia escuché hablar
mucho de las lluvias del 25, de los trabajos de Sutton en diversas partes del Perú,
y de la existencia de la Dirección de Irrigaciones.

Todo esto lo vi y lo viví cuando aun sin saber lo que son los Recursos Hidráulicos,
era conducido y guiado por la mano firme de mi padre, ingeniero civil, quien fue mi
primer maestro en el campo de la Hidráulica, a la que dedicó los cincuenta años
de su vida profesional al servicio de los proyectos hidráulicos. Todo esto dejó
honda huella en mí. Crecí, pues oyendo hablar y viviendo los problemas del agua.
Se explica así que me sienta tan ligado a ellos.

Si ahora traigo estos recuerdos no es para hacer confidencias innecesarias. Lo


que ocurre es que siempre he pensado que todo libro es el resultado de una vida,
de un conjunto de vivencias y experiencias. Un libro, es el trasunto de la
existencia de su autor. Para que un libro, cualquiera que sea su naturaleza, tenga
posibilidades de interesar al lector, y, eventualmente de cautivarlo, debe ser
auténtico, reflejo de nuestra vida, de nuestras esperanzas y de nuestras ilusiones.

Años después durante mi formación en la Universidad Nacional de Ingeniería, de


la que tengo tantos y tan gratos recuerdos, recibí las primeras lecciones formales
de Hidráulica, del ingeniero Ernesto Maisch Guevara, maestro universitario y

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brillante profesional, que hoy nos honra con su presencia, que agradezco
emocionado.

En el curso de Irrigación recibí las primeras lecciones del ingeniero Lizandro


Mercado, cuya personalidad era para mi familiar desde mucho tiempo atrás. Años
después, don Lizandro sería el director de mi tesis profesional para optar el título
de ingeniero civil. A ellos y a todos mis maestros mi profundo reconocimiento.

Veo con profunda emoción en esta sala a varios de mis compañeros de estudios,
a colegas en la vida profesional y en algunos casos, en la institucional.

Ha dedicado como ingeniero civil, 30 de mis 35 años de vida profesional a los


proyectos hidráulicos. Es en el contexto señalado que recibí el encargo de
nuestro Capítulo, de escribir un libro de Recursos Hidráulicos.

Medité mucho acerca del enfoque general que debía dar al libro. El énfasis quedó
puesto en la reflexión sobre las cuestiones fundamentales del agua, antes que en
los métodos de cálculo, sobre los que existe abundante literatura. Nuestro tema
no es, pues, el de las fórmulas y teorías para la cuantificación del recurso, nuestro
tema es el recurso mismo, es el agua, en todas sus manifestaciones y formas.

La filosofía general que nos ha guiado en la preparación del libro es la de


considerar que el estudio de los Recursos Hidráulicos tiene tres ideas
fundamentales.

Cuando hablamos de Recursos Hidráulicos, probablemente la primera idea que


surge en nuestras mentes es la su aprovechamiento, es decir, el desarrollo de los
proyectos de ingeniería para poder disponer de agua en las condiciones debidas y
dar lugar así a los proyectos de riego, abastecimiento poblacional e industrial,
hidroelectricidad y muchos otros indispensables para el desarrollo y para el logro
de mejores condiciones de vida.

Los problemas del aprovechamiento del agua van ligados al de aumento de la


demanda. Vivimos en un mundo cuyas necesidades de agua son crecientes y

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donde la población aumenta vertiginosamente. Cada año hay en nuestro planeta
cien millones más de seres humanos. En el Perú la población está aumentando a
razón de medio millón de habitantes por año.

En consecuencia, las demandas de agua vienen aumentando. Las demandas de


agua aumentan, no sólo porque aumenta la población, sino porque aumenta el
deseo de mejorar la calidad de vida, lo que implica que cada ser humano tenga
más agua a su disposición. Pero, los Recursos Hidráulicos con que contamos no
están aumentando, sino por el contrario, están disminuyendo, principalmente por
la pérdida de calidad de recurso.

Este aumento de las demandas obliga a recurrir a todas las fuentes posibles: las
aguas superficiales, las subterráneas y las atmosféricas y aun las servidas. El
continuo desarrollo de proyectos de ingeniería para dotar de agua a las
poblaciones tuvo que empezar con los proyectos más fáciles y más económicos.
Nos toca ahora acometer los proyectos más costosos y más difíciles. Pero no
todo puede resolverse por el lado de la oferta. Debemos también actuar sobre la
demanda. Tiene que haber una política de manejo de las demandas, compatible
con la disponibilidad de recursos económicos e hidráulicos. Debe haber, pues, un
uso racional del agua. Debemos marchar hacia una gestión del agua, al mejor uso
de los recursos existentes.

Utilizar el agua en lo indispensable, del modo más eficiente posible, evitar los
desperdicios y cuidar su calidad debe ser nuestro objetivo. La escasez de agua es
una realidad. En el futuro la situación será mucho más grave. La disponibilidad
de agua tiene límites. También lo tienen las inversiones necesarias para aumentar
la oferta mediante costosas obras de ingeniería. Ambas opciones, aumento de la
oferta y disminución de la demanda, o, diría mejor, manejo de la demanda, nos
interesan desde la perspectiva de los Recursos Hidráulicos.

Al pensar en el agua la segunda idea que surge en nuestras mentes, luego de su


aprovechamiento, es la de defendernos de ella. Las inundaciones son los
fenómenos naturales que causan mayores daños en todo el mundo. Las avenidas

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son fenómenos originados por el carácter aleatorio de las descargas de los ríos.
El control de las avenidas e inundaciones tiene que verse desde la más amplia
perspectiva y basarse en los conceptos fundamentales de manejo de cuencas y
manejo de las áreas de inundación.

El tercer elemento característico en el estudio de los Recursos Hidráulicos es


relativamente nuevo y de gran importancia: es la defensa que nosotros debemos
hacer del agua, de su calidad y de su pureza. El hombre es el principal enemigo
de la calidad del agua. La calidad del agua es un poderoso factor limitante para su
uso.

Toda gota de agua que se usa en alguna actividad, sea ésta doméstica, agrícola o
industrial, no se pierde ni desaparece, sino que a través del ciclo hidrológico y con
el paso del tiempo vuelve a aparecer en algún lugar de la Tierra. Sin embargo, no
siempre conserva sus cualidades originales.

La mayor parte de nuestros ríos está fuertemente contaminada, lo que limita o


encarece su aprovechamiento y causa daños a la salud humana. Es nuestro
propósito contribuir a la creación de una conciencia ambiental en materia de
recursos hidráulicos.

Tenemos grandes necesidades de energía, pero usamos sólo el 3% del potencial


hidroeléctrico nacional. Dentro de este panorama no podemos perder de vista que
más del 98% de nuestros Recursos Hidráulicos superficiales está, de algún modo,
comprometido internacionalmente.

La tarea de la Ingeniería de los Recursos Hidráulicos es contribuir a la corrección


de los desequilibrios existentes, en el tiempo y en el espacio, en la distribución de
los Recursos Hidráulicos, de modo de disponer de la cantidad de agua requerida,
en el momento oportuno, en el lugar adecuado y con la calidad debida.

Siendo el agua un recurso escaso y costoso es evidente que su uso debe ser
cuidadosamente planificado. Sin embargo, en la práctica, poco es lo que hacemos
al respecto.

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Este libro trata de llegar a todos sus lectores. Cada uno de nosotros, cualquiera
que sea la posición que ocupe, puede contribuir decididamente al cuidado del
agua, a la preservación de su calidad y al ahorro en el consumo. Los ingenieros
en general, a través de su actividad profesional, podemos y debemos contribuir a
solucionar las necesidades de agua de la población. Los ingenieros hidráulicos,
muchas veces encerrados en fórmulas y ecuaciones, tendremos que constituir el
frente de defensa del agua. Todo lo relativo al agua es esencialmente social, pues
el agua es un bien común al que todos debemos tener acceso y al que todos
debemos cuidar.

El libro está dividido en siete capítulos. A su vez cada uno de ellos consta de
varios puntos, los que suman 58. Cada uno de los siete capítulos de este libro no
constituye una unidad aislada. Los capítulos están todos interrelacionados; en
realidad el orden es arbitrario, pues no constituyen una secuencia absoluta; cada
uno de ellos participa de los otros. Así deben verse y así deben leerse, porque ese
es el modo como han sido pensados y escritos. El lector notará que a lo largo del
libro abundan las citas y las referencias bibliográficas. Esto constituye parte de la
metodología empleada. Se trata de familiarizar al lector con la mayor cantidad
posible de autores, nacionales y extranjeros, para que aprecie así la amplitud del
tema y lo mucho que puede enriquecer su lectura con la consulta de la abundante
literatura existente sobre los Recursos Hidráulicos. Los casos y ejemplos
mencionados en el texto provienen principalmente de las vivencias del autor y se
inspiran en problemas peruanos, aunque no se omite la experiencia extranjera.

El libro lo hemos titulado Recursos Hidráulicos. Los recursos son, según el


Diccionario, “bienes o medios de subsistencia” y en la siguiente acepción recurso
es el “conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad a llevar a
cabo una empresa” y en tal acepción el Diccionario menciona los recursos
naturales, hidráulicos, forestales, económicos, humanos, etc. Hemos preferido el
adjetivo hidráulico y no hídrico, que a veces encontramos en la literatura
especializada, porque su uso se encuentra muy extendido en diversos países,

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porque se usa ampliamente en el Perú y porque la expresión recursos hidráulicos
es la que aparece en el Diccionario.

A continuación presentamos una rápida descripción del contenido de cada uno de


los siete capítulos.

En el primer capítulo, Introducción General al Estudio del Agua, se empieza por


examinar algunos aspectos generales sobre la importancia del agua en nuestras
vidas y se continúa con una brevísima exposición sobre el simbolismo de las
aguas, tema éste que consideramos muy representativo de la relación que existe
entre el Hombre y el Agua, Luego de examinar los diferentes usos del agua,
desarrollamos el concepto de ciclo hidrológico, tema que aparece en muchas
partes del libro, pues es fundamental para comprender las múltiples posibilidades
de acceder a los Recursos Hidráulicos. Se continúa con la presentación de las
reservas mundiales de agua, así como las de América Latina y las del Perú. Se
confirma así que en el Perú disponemos de 89 000 metros cúbicos de agua por
habitante por año, valor altísimo, casi diez veces el promedio mundial y casi 30
veces la cantidad de agua disponible, por ejemplo, en Francia; sin embargo en
este país se cultiva el 40% de su extensión territorial. Pero, la enorme cantidad de
agua que existe en el Perú debe verse dentro de los desequilibrios espaciales y
temporales que tenemos. El primer capítulo termina con la trascripción de la Carta
Europea del Agua, documento de gran utilidad y que consideramos como gran
marco de referencia para el estudio de los Recursos Hidráulicos.

El capítulo segundo trata de las Disponibilidades del Agua. Se expone


reiteradamente la idea de multiplicidad de fuentes de Recursos Hidráulicos, sin
restringirnos a las aguas superficiales. Es así como se examina las posibilidades
de las aguas del mar, de las aguas subterráneas y de las aguas meteóricas.
Asimismo se considera que el ahorro y el reúso son importantes fuentes de agua
que se deben tener presentes. Se señala luego la importancia de disponer de un
inventario de los recursos hidráulicos, pues la información es fundamental para
saber lo que tenemos y para tomar decisiones. Debemos pensar en las aguas
subterráneas como una solución alternativa y a menudo complementaria de los

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aprovechamientos superficiales. En realidad se trata de dos fases de un mismo
recurso cuyo uso conjunto puede ser muy ventajoso. En el mar están las grandes
reservas hidráulicas del planeta. Alguna vez habrá que usarlas. Los Recursos
Hidráulicos superficiales se caracterizan por su gran variabilidad espacial y
temporal. Es ésta una de las mayores dificultades para su aprovechamiento, a lo
que se suma el deterioro creciente de la calidad del agua debido a la
contaminación causada por el hombre.

En el capítulo tercero tratamos de las Demandas de Agua. En realidad los


estudios de la oferta y de la demanda de agua están estrechamente vinculados a
través de los proyectos. Hemos preferido tratar primero de las disponibilidades y
luego de las demandas. Pensamos que un país pobre debe fijar sus demandas
de agua en función de sus posibilidades hidráulicas, económicas y financieras. La
determinación de la oferta de agua es un problema de ingeniería. La
determinación de la demanda es un problema multisectorial, vinculado a un Plan
de Desarrollo y al modelo de sociedad que queremos construir. El estudio y la
determinación de las demandas no pueden independizarse de la economía
general de la Nación; de acá que tengamos que precisar la concepción de la
demanda. En un país con escasez de recursos no debe considerarse demandas
que impliquen un desperdicio del recurso agua. Se examina luego el problema
demográfico mundial y las correspondientes necesidades de agua. Los problemas
crecientes para satisfacer la demanda tienen que ver con la desruralización, la
deforestación, los cinturones de pobreza en torno a las grandes ciudades y el
deterioro de la calidad del agua. Se examina luego las pérdidas en los sistemas
hidráulicos y finalmente las diferentes demandas, según los diversos usos del
agua.

El capítulo cuarto, que hemos denominado los Proyectos Hidráulicos, gira en torno
a tres ideas principales. El uso del agua debe planificarse; aún más, debe haber
un Plan Nacional de Aprovechamiento de los Recursos Hidráulicos que sea
compatible con el Plan Nacional de Desarrollo. La posibilidad de una participación
intensa de la actividad privada en los proyectos hidráulicos hace que sea mayor la

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necesidad de un Plan. La segunda idea de este capítulo se refiere a la gestión del
agua, al manejo de los Recursos Hidráulicos, lo que implica el manejo de las
consecuencias ambientales, sociales y culturales de los proyectos de
Aprovechamiento de los Recursos Hidráulicos, el manejo integrado de la cuenca y
de sus recursos, la distribución racional del agua entre diversos usuarios y usos y
el logro de la efectiva implementación de los proyectos. Este capítulo se completa
con la presentación del problema del Impacto Ambiental de los proyectos
hidráulicos.

El capítulo quinto está dedicado a Las Irrigaciones, a los esfuerzos gigantescos


que desde hace miles de años realizamos para modificar la Naturales en provecho
del hombre. El riego es la actividad que consume mayor cantidad de agua; más
del 80% del agua dulce que se emplea en el mundo está dedicada al riego. Esto
nos indica la importancia de las irrigaciones dentro del estudio de los Recursos
Hidráulicos. Si a lo anterior se añade que, además de escasez de agua, tenemos
escasez de tierras y de capital, se comprende la importancia de reflexionar sobre
las irrigaciones, sobre la necesidad de que sean proyectos integrales de desarrollo
en los que haya una alta eficiencia en el uso de los recursos. En los últimos veinte
años hemos ejecutado en el Perú proyectos que comprenden un total de 177 000
hectáreas (35 000 hectáreas nuevas y 142 000 hectáreas de mejoramiento), sin
embargo tan solo para mantener el bajísimo índice de hectáreas por habitante que
tenemos (0,125) habría que incorporar anualmente 60 000 hectáreas a la
agricultura. La frialdad de las cifras hace ver que el camino de la expansión
horizontal como único medio de mejorar nuestra producción agrícola, debe
revisarse.

Las Avenidas y Sequías se estudian en el capítulo sexto. Se examina las


características hidrometeorológicas de estos eventos extremos y su metodología
de estudio. Se recuerda las avenidas e inundaciones ocurridas en el pasado,
como fuente de conocimiento para el futuro y se presenta algunas de las
peculiaridades del Fenómeno El Niño, especialmente el de 1983. En la segunda
parte de este capítulo se presenta el tema de las sequías y sus características e

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impacto sobre la población. Asimismo, hay algunas indicaciones acerca del
manejo del agua en tiempos de sequía. Las avenidas y sequías son fenómenos
naturales muy frecuentes en el Perú, cuyo estudio interesa no sólo desde el punto
de vista hidrológico, sino desde el punto de vista del manejo de sus consecuencias
para aliviar la grave situación que en esos casos soporta la población.

El último capítulo trata de los Recursos Hidráulicos Internacionalmente


Compartidos. En el continente americano el 55% de las grandes cuencas
hidrográficas y el 75% de los Recursos Hidráulicos existentes están compartidos
entre dos o más Estados. En el Perú, casi la totalidad de sus Recursos
Hidráulicos es compartida o está comprometida internacionalmente. Estos hechos
hacen que sea importante el estudio de los aspectos principales del
aprovechamiento de los Recursos Hidráulicos internacionalmente compartidos.
Se examina los alcances del Acuerdo de Montevideo y las Normas de Helsinki
sobre ríos internacionales, el desarrollo del convenio de desarrollo hidráulico que
el Perú tiene celebrado con el Ecuador, así como varias experiencias de otros
países en el aprovechamiento de los Recursos Hidráulicos compartidos.

Necesariamente ha habido que seleccionar y escoger los temas a tratar, pues


hubiera sido materialmente imposible desarrollar todas las posibilidades que nos
ofrecen el apasionante estudio de los Recursos Hidráulicos.

Han sido varias las fuentes utilizadas para la preparación de este libro. En primer
lugar están los numerosos proyectos hidráulicos desarrollados en nuestro país,
cuyos estudios y memorias constituyen una fuente importante de conocimiento.

He hecho uso, hasta donde ha sido posible, de la bibliografía internacional. Han


causado impacto en mi pensamiento, entre otras, las obras de Aarón Wiener,
sobre el papel del Agua en el Desarrollo y el importante libro de Pedro Pablo
Azpurúa y Arnoldo Gabaldón sobre los Recursos Hidráulicos y Desarrollo. Se ha
utilizado un total de 182 referencias bibliográficas dentro de los que se incluye a
autores peruanos, que a través de artículos en revistas y memorias de Congresos
han presentado importantes trabajos. Para el efecto han resultado de primordial

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importancia diversos artículos aparecidos en la revista el Ingeniero Civil, así como
en las Memorias de los Congresos Nacionales de Ingeniería Civil y en los
Seminarios de Hidrología.

Es así como al tratar del problema del agua de Lima hemos debido consultar los
numerosos artículos y trabajos profesionales hechos por Ernesto Maisch. Al
pensar en el planeamiento de los Recursos Hidráulicos hemos usado los trabajos
de Edgardo Quintanilla. Al referirnos a las antiguas obras de riego del Perú
preincaico hemos consultado los trabajos de Jorge M. Zegarra. Sin pretender
hacer innecesariamente larga esta relación recuerdo además las publicaciones de
Rafael Rodríguez, Julio Bustamante, José de Piérola, Axel y Marc Dourojeanni,
Daniel Escobar, Walter Gómez Lora, Julio Guerra Tovar, Agustín Merea Canelo,
Enrique Millones, Luis Paz Silva, Arturo Rosell, José Salas y muchos otros colegas
más. He tenido también la gran satisfacción de usar como bibliografía tesis
universitarias que en su momento me tocó dirigir, como las de Guillermo Maisch
Molina y de Julio Robles Vidal.

Formó también parte importante de las fuentes usadas para pensar y escribir el
libro lo que podríamos llamar la tradición oral. El trato con colegas destacados, la
conversación técnica, la discusión, el diálogo, en cada proyecto, en cada
circunstancia técnica, han enriquecido constantemente mi visión de los problemas
hidráulicos.

Estas conversaciones, esta transmisión del conocimiento empezó muy temprano


en mi vida. En mi casa siempre se habló de proyectos hidráulicos. Para los que
peinamos canas nos resultan familiares los nombres de Carlos Torres Vargas y de
Raúl Flores cuyo recuerdo se remonta mucho en el tiempo y llega a mi niñez.
Tengo un vivo recuerdo de fructuosas conversaciones técnicas con Humberto
Astete, Alfredo Bárcena, Alfonso Alcedán y muchos otros destacados ingenieros.

Habiendo recordado el contenido del libro, sus alcances y objetivos, así como las
fuentes usadas para escribirlo conviene precisar a quienes está dirigido. He
procurado que el libro pueda ser leído sin dificultad por el mayor número posible

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de personas. No está dirigido exclusivamente a los ingenieros civiles, ni siquiera a
los ingenieros en general, sino a todas las personas que se interesen por los
problemas del agua. Aspiramos a que el libro sea también de interés para los
jóvenes universitarios que se inician en el estudio de los Recursos Hidráulicos.

Debo señalar que la preparación de este libro se ha ajustado a los requerimientos


editoriales de la Colección del Ingeniero Civil. Asimismo, el contenido del libro
corresponde al curso que con el mismo nombre dicté hace pocos días en esta
misma Institución como parte del programa de Actualización Profesional del
Capítulo de Ingeniería Civil.

El Centro de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (CISMID) de la


Universidad Nacional de Ingeniería hizo posible la edición del libro mediante su
efectiva participación en la composición del texto, preparación de los dibujos y
diagramación general, a través de su Centro de Cómputo. Mi reconocimiento al
CISMID, a su director el Dr. Jorge Alva Hurtado y al Dr. Javier Piqué del Pozo
quienes hicieron posible esta forma de colaboración institucional.

Maritza Pedemonte realizó la composición del texto, el bachiller en ingeniería civil


Wilfredo Cupe, los dibujos, y el bachiller Víctor Rojas, con especial dedicación y
eficiencia, se ocupó de la diagramación general y la preparación de la edición en
su versión final.

Si tuviese que resumir muy brevemente el contenido del libro y de la exposición de


esta noche diría que he tratado de trasmitir el sentir de un ingeniero preocupado
por la falta de atención que prestamos a los problemas del agua, preocupado por
la necesidad de cuidar y utilizar racionalmente nuestros recursos hidráulicos.

El agua es un bien común que nos pertenece a todos y que debe ser usado en
provecho de la Humanidad. Hagamos que esto sea posible.

A. R. F

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