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UNA

METODOLOGÍA
DEL DIBUJO:
JEAN JACQUES
ROUSSEAU

Natalia González Zaragoza

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INTRODUCCIÓN

Este artículo se centra en los principios pedagógicos de la enseñanza en el


dibujo establecidos por Jean Jacques Rousseau, que propuso para renovar los
principios didácticos que regían la educación del s. XVIII. Su obra “Emilio”, trata
de una ficción utópica que narra las experiencias didácticas, a modo de cuento,
de un maestro con un niño. Su libro, aunque carece de rigor científico, se
centra en el proceso de aprendizaje integral del niño, como un proceso que
debe basarse más en la experimentación y la observación antes que en la
teoría, para ello el niño debe estar en contacto con su entorno natural y adquirir
conocimientos a través de él.

Rousseau pretendió con su libro “Emilio” situar al corazón, el sentimiento, y la


pasión al mismo nivel que la razón y la lógica a la hora de adquirir
conocimientos intelectuales. Aún así, se trata de una obra que puede ser
enfocada desde un punto de vista social, filosófico y político, relativos a una
época convulsa y contradictoria que empezaba a asentar las bases de la
posterior Revolución Francesa.

En el artículo presente se recogen algunos de sus pensamientos y teorías que


influyeron a pedagogos posteriores y, algunas reflexiones prácticas sobre la
enseñanza del dibujo en las aulas, como materia que, desarrolla los sentidos
de la vista y el tacto.

UNA METODOLOGÍA DEL DIBUJO

La enseñanza artística hasta el s. XVII y principios del s. XVIII, había sido


impartida en la enseñanza pública y privada como una disciplina puramente
técnica, al igual que las demás materias. En música, se les enseñaba a cantar
y a tocar algún instrumento, pero no a oír; en la clase de dibujo, los niños y
adolescentes solo copiaban a las obras de los grandes maestros a través de
estampas, grabados y esculturas, pero no se les enseñaba a ver.

A mediados del s. XVIII, pensadores como Rousseau vieron que el arte podía
ser explorado como un nuevo medio que conectaba al hombre con su medio
ambiente y, a través del cual, adquiría una formación complementaria que
enriquecía a su espíritu. Se trataba de una materia que también estaba al
servicio de la comunicación, por lo que debía ser aprendida como se hace con
el lenguaje escrito y oral.
Jean Jacques Rousseau (1712-1778), fue filósofo, educador y político y, en su
labor pedagógica, realizó artículos sobre economía, política y música en “La
enciclopedia”. Pero en su obra “Discursos sobre las artes y las ciencias” (1750)
introduce su filosofía de la educación.

Sus ideas y principios estaban acordes con los de la revolución Francesa, pero
estas distaban mucho de los ideales mantenidos por otros ilustrados
franceses, como Voltaire, Diderot o Montesquieu. No compartía con los demás
ideólogos contemporáneos, la idea de mejorar la humanidad sólo a través de
del uso de la razón. Frente a la ideología racionalista, Rousseau defendió al
sentimiento y la pasión, como valores intrínsecos y esenciales del ser humano.

Su publicación “Emilio”, es un hito en la historia de la educación en general,


donde introduce a la enseñanza del dibujo como materia que contribuye a la
construcción intelectual e integral de una persona. Sus ideas críticas con la
sociedad jerarquizada del momento donde se defendía a la propiedad privada y
a la corrupción del poderoso, Rousseau plantea en obras como “Emilio”, que
los graves problemas morales de su momento pueden ser mitigados a través
una necesaria vuelta a la naturaleza y a una educación que valore, y de
prioridad al individualismo. Este libro, junto a “El contrato social”, fue prohibido
por el Parlamento de París, al oponerse a la ideología aristocrática y al
liberalismo emprendido por Montesquieu.

En “Emilio”, Rousseau sitúa al niño como un ser activo que realiza todo tipo de
actividades experimentales, de las cuales, a través de la observación y la
reflexión saca conclusiones de diversa índole. El niño construye su propio
aprendizaje con la ayuda de su profesor, el cual, le anima y le incita a que
elabore sus propios juicios y razonamientos. A lo largo de este libro se
muestran distintas metodologías aplicadas a varias materias escolares, como la
lengua, las matemáticas y las ciencias, y en ellas, ofrece un curioso y peculiar
razonamiento, que si bien es cierto que acabo desapareciendo como método
didáctico, aporta una visión discutible sobre la enseñanza. Este método es el
de tratar de alejar a los niños de la lectura hasta una edad más avanzada, el
motivo es, según Rousseau, porque si se le presentan prematuramente al niño
textos ya elaborados, juicios establecidos y abstracciones sin sentido para él,
se le encierra en un mundo prefabricado en el que solo piensa a través de los
demás; pero hay que aclarar que esto no quiere decir que este pensador
rechace a los libros.

Sus teorías sobre la enseñanza del dibujo están presentes en un apartado de


este libro y, lo definen como la materia que se encarga de educar los sentidos
de la vista y el tacto. Un fragmento de su libro dice:

-“Los niños, grandes imitadores, todos prueban a dibujar: yo quisiera que el mío
cultivara este arte, no precisamente por el arte en sí, sino para ajustar la vista y
hacer flexible la mano, que en general poquísimo importa que sepa este o el
otro ejercicio, con tal que adquiera la perspicacia del sentido, y el buen hábito
del cuerpo que se logra con este ejercicio”.

Esto refleja que para Rousseau, su interés en el dibujo no es el artístico, su


idea no es que el niño sea artista o pretenda serlo, sino que lo considera
necesario para su capacidad educadora, pues sirve para ajustar la vista y hacer
flexible la mano. Es necesario para desarrollar estos dos sentidos y que se
coordinen adecuadamente para construir conocimientos del entorno visual que
nos rodea. Rousseau dice:

-“Como entre todos los sentidos la vista es aquel cuyos juicios menos pueden
separarse del alma, para aprender a ver es necesario comparar mucho tiempo
la vista con el tacto, a fin de acostumbrar al primero de estos sentidos a que
nos dé cuenta fiel de las formas y de las distancias”.

Para Rousseau, los métodos antiguos y tradicionales de aprender dibujo no


ahondan en desarrollar la percepción de la vista y el tacto, al estar ligados a la
copia de otras obras y estudios, para él, el mejor maestro para el niño es la
naturaleza:

-“Solo cuando el niño haya observado a la naturaleza y haya intentado imitarla


apreciará adecuadamente las copias de otros dibujos”-.

Rousseau pensaba que el iniciar el aprendizaje del dibujo con copias suponía
imponer al niño un modo gráfico de ver las cosas y limitaba el crear sus propios
dibujos del natural.

El aprendizaje del dibujo al natural para un niño es complicado y difícil pues,


estos deben aprender a proporcionar, observar las distancias, realizar un
trazado continuo, esto suponía establecer unas estrategias que huyeran de
principios subjetivos, por lo que Rousseau proclamó el aprendizaje de un dibujo
objetivo de la naturaleza, obtenido de la observación directa de la naturaleza.

En sus textos deduce que a través del dibujo objetivo el niño traducirá la
realidad de un modo más fiel, y podrá ver la estructura que los configura. Esto
no quiere decir que el niño deba estar alejado de su libertad de interpretación a
la hora de crear un dibujo, por eso, es importante distinguir entre dos tipos de
dibujos en la infancia; por un lado están los subjetivos, que tratan de reflejar
sus experiencias, y por otro, están los objetivos, que pretenden que aprendan a
mejorar su visualización. Además, el dibujo subjetivo infantil establecido por
etapas de crecimiento demuestra finalmente que el niño acaba volviéndose
más crítico con sus dibujos al ver que no logra imitar la realidad; es por lo tanto,
necesario iniciarle desde el colegio a la práctica objetiva de esta disciplina para
adquirir un aprendizaje que le sirva para su futuro laboral y formativo.
Rousseau expresa que este aprendizaje es difícil pero, es seguro, pues,
permite al alumno crear formas eficaces y bien proporcionadas:
-“Bien sé que hará muchos monigotes, antes de hacer nada que represente
algo, que tardará mucho en adquirir elegancia de los contornos, y que acaso
nunca discernirá los efectos pintorescos y el gusto acendrado del dibujo; pero
en cambio contraerá ciertamente ojeada más justa, mano firme, conocimiento
de las verdaderas relaciones de tamaño y figura”.

Para realizar un dibujo objetivo es necesario no confundirlo con el dibujo


geométrico de regla y compás. Es cierto, que el dibujo que se debe enseñar se
basa en formas geométricas que estructuran a cualquier sólido o materia. De
modo que, este dibujo objetivo deberá realizarse a mano alzada, recurriendo
primero a líneas suaves que se acerquen a la forma real y reforzando luego a
las que realmente definen a la forma. Esta metodología curiosamente se
desarrolló en el s. XVIII, periodo cumbre del desarrollo del dibujo descriptivo y
técnico, disciplina que también se apoya en el dibujo a mano alzada para
realizar croquis y bocetos industriales. En el período neoclásico, el dibujo tanto
artístico como técnico empezó a establecer unas pautas didácticas para su
aprendizaje, y ambas materias se desarrollaron ampliamente tanto en el ámbito
teórico como práctico. El dibujo descriptivo y geométrico tomó un nuevo
impulso a través de Gaspar Monge, y el artístico a través de dibujantes como
Ingres, el cual, creó un estilo académico que fue muy valorado en el
aprendizaje artístico, basado en la cultura grecorromana que se convirtió en el
más sólido modelo de enseñanza.

Es importante que la geometría que el niño plasme en el dibujo objetivo


provenga del análisis que haga de la realidad que le rodea y no de una
imposición. En el libro, Rousseau indica enérgicamente, que el profesor de
dibujo no debe descifrar la realidad al niño, sino que debe invitar al niño a que
ejercite el solo las comparaciones, relaciones y sintetizaciones de la realidad.

Respecto a la estrategia docente, Rousseau propone una artimaña que permite


al alumno tener más confianza en su aprendizaje y, para no abrumarle con la
exigencia de los buenos resultados, propone que el maestro se sitúe al nivel de
los muchachos, para que no piensen que el dibujo es algo imposible:

_ “Tomaré el lápiz a ejemplo suyo, y me serviré de él al principio con la misma


mala maña. Aunque fuese un Apeles, me haré un pintamonas. Empezaré
dibujando a un hombre como los dibujan los muchachos en la pared, una barra
cada brazo, otra cada pierna, y los dedos más gruesos que los brazos. Mucho
tiempo después vendremos a anotar el uno o el otro esta desproporción;
observaremos que la pierna tiene espesor, pero no el mismo en toda ella; que
el brazo tiene longitud determinada con relación al cuerpo, etc. En estos
adelantos iré, cuanto más, al igual suyo, o más adelantaré a él tan poco, que
siempre le será fácil alcanzarme, y muchas veces dejarme atrás”.-

Entre otros razonamientos acerca del aprendizaje de esta materia, Rousseau


también recae en la estimulación necesaria para el niño, en la creación de
estos trabajos, y expresa que la satisfacción es el mejor premio para el niño,
aspecto que el muchacho debe valorar como necesaria para tener mayor
confianza en él.

A través de sus propuestas, Rousseau transmite un concepto del dibujo alejado


de la representación de las apariencias de un modo académico, y lo concibe
como una herramienta de investigación, no de imitación.

Las teorías educativas de Rousseau fueron acogidas como nuevos principios


por educadores posteriores, como Froebel y Pestalozzi, los cuales fomentaron
una educación más permisiva en el niño y más centrada en la experiencia con
el entorno natural. Las ideas de Rousseau han pasado a la historia de la
pedagogía, como las pautas didácticas que iniciaron una renovación de la
educación básica del niño. Sus teorías y propuestas se encuentran a medio
camino entre la ilustración del s. XVIII y el romanticismo, donde, el primer
periodo histórico trato de defender la razón y los derechos humanos, y el
segundo, valoró a la experiencia subjetiva por encima de la propia razón.

BIBLIOGRAFÍA

El Panorama Diario.com: la actualidad internacional, artículo de Michel Soëtard.

El manual de dibujo. Estrategias de su enseñanza en el s. XX. Editorial


Cátedra.

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