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La fiesta de

“La Inmaculada”
8 de diciembre
España celebra a la Inmaculada como
patrona y protectora desde 1644,
siendo fiesta de carácter nacional.

Inmaculada de Bartolomé Murillo


El 7 de diciembre de 1854, el Papa Beato Pío IX declaraba solemnemente en la Basílica vaticana de Roma
mediante la bula Ineffabilis Deus la “Inmaculada Concepción de María” como dogma de fe católica. Estas
eran sus palabras: “Declaramos y definimos, que es doctrina revelada por Dios, la que sostiene, que la
beatísima Virgen María en el primer instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios
Omnipotente y en previsión de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, fue preservada de
toda mancha de pecado original”.
Pío IX

La hermosa columna
de la Inmaculada
erigida en la Plaza de
España, en Roma, fue
bendecida por el Beato
Pio IX el 8 de setiembre
de 1857

Tres años después, el 8 de diciembre en 1857, el beato Papa Pío IX Papa visita la embajada de España, en
Roma, y pronuncia el siguiente discurso: “Señor embajador, vengo con íntima satisfacción a visitar esta
embajada española, y a bendecir el monumento de la Virgen Inmaculada en esta plaza de España, y
declaro que vuestra gloriosa nación tiene hoy muy merecido derecho a esta distinción, porque fue España,
la nación, que por sus reyes y por sus teólogos, trabajó más que nadie para que amaneciera el día de la
proclamación del dogma de la Concepción Inmaculada de María”.
Plaza de España en Roma, uno de los lugares más populares de Roma, donde se encuentra el Palacio de la
Embajada de España, enfrente al cual se encuentra una altísima columna rematada por la imagen de la
Inmaculada, por deseo de Pío IX el año 1857 tras proclamar el dogma mariano. . (Al fondo la Iglesia de la
Trinidad de los Montes y el Palacio de Propaganda de la Fe).
Benedicto XVI en la
ofrenda floral a la
Inmaculada, ante la
Embajada de España.

Ante ella, todos los años el día 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada, el Papa , ayudado por los
bomberos, coloca una corona de flores ante la columna y Estatua de la Inmaculada flanqueada por el
Palacio de Propaganda Fide y la Embajada Española que da nombre a la plaza y que en día recobra
protagonismo recordando la defensa y petición insistente que la Corona, Episcopado y Pueblo hicieron
a favor de la declaración dogmática de la Inmaculada Concepción de María.
España celebra a la Inmaculada como
patrona y protectora desde 1644, siendo el 8
de diciembre fiesta de carácter nacional.
Durante la celebración de dicha festividad,
los sacerdotes españoles tienen el privilegio
de vestir casulla azul. Este privilegio fue
otorgado por la Santa Sede en 1864, como
agradecimiento a la defensa del dogma de la
Inmaculada Concepción que hizo España.
Esta veneración al dogma
de la Inmaculada
Concepción fue un
sentimiento generalizado
en el pueblo cristiano en
contra, incluso de la
opinión de algunos
teólogos y santos como
Sto. Tomás y S. Bernardo,
muy fervoroso en su
devoción a la Virgen, pero
que insistían en que María
no necesitaba de este título
que los fieles querían
atribuirle.

“Jaire María, Kejaritomene” que significa “La llena de Gracia”.


Sin embargo el teólogo franciscano escocés Duns Scoto, que había sido ordenado sacerdote en 1288, defensor
acérrimo del dogma mariano, había defendido la humanidad de Cristo y preparó la base teológica para la
proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. (En el cuadro aparece pintando una representación de
la Inmaculada).
Devoción muy arraigada en el pueblo
como reconocía el propio Papa Pío IX:

“Ya desde los remotos tiempos, los


prelados, los eclesiásticos, las Ordenes
religiosas, y aun los mismos
emperadores y reyes, suplicaron con
ahínco a esta Sede Apostólica que
fuese definida como dogma de fe
católica la Inmaculada Concepción de
la santísima Madre de Dios.

(sigue…)
…(viene de la anterior)

“Estas peticiones se repitieron


también en estos nuestros
tiempos, y fueron muy
principalmente presentadas a
Gregorio XVI, nuestro predecesor,
de grato recuerdo, y a Nos mismo,
ya por los obispos, ya por el clero
secular, ya por las familias
religiosas, y por los príncipes
soberanos y por los fieles
pueblos”.
Los comentaristas dicen que con estas
palabras el Papa, sin decirlo
expresamente, se estaba refiriendo de
modo especial a España, de la que ya
era Patrona la Inmaculada
Concepción desde el año 1424, ya que
era un misterio muy sentido y
venerado por el pueblo español,
defendido por los obispos y teólogos y
hermosamente representado y
expresado por los artistas plásticos,
poetas y literatos del país.
Es particularmente destacable la
intensidad con que el pueblo español de
mostró su devoción mariana bajo esta
advocación de La Inmaculada.

Por decreto real la fiesta de la


Inmaculada fue declarada “fiesta de
guardar en todos los reinos de su
Majestad Católica”, es decir, en todo el
Imperio español desde 1644,
lógicamente extensible a toda la
“América hispana”.

El Papa Clemente XI declararía después


como festivo el día para toda la Iglesia
en el año 1708.
Lienzo contemporáneo el de 50 metros que representa la declaración dogmática de Pío IX (1854) en el que
aparece el cardenal de Sevilla, beato Marcelo Spínola (1905), los niños de coro sevillanos “seises” y un
cofrade de la Hermandad de La Virgen de la Esperanza Macarena. El rostro de la Virgen es reproducción
exacta del rostro de la sevillana Virgen de la Esperanza (La Macarena), tan venerada por los sevillanos.
Ervigio rey visigodo Fernando III Jaime I de Aragón
por Manuel Aguirre
y Monsalbe

Juan I de Aragón Ferrnando II de Aragón


e Isabel I de Castilla.

Pero no era nuevo el reconocimiento. Muchos años antes en España, el rey visigodo Ervigio (680) que convocó el XII
Concilio de Toledo, declaró por ley como fiesta la “concepción virginal de María”. El rey Fernando III, el Santo
(1217), llevaba pintada su imagen en su estandarte. Los reyes, Jaime I el Conquistador, y Juan I de Aragón ordenaron
se celebrase su fiesta en todos sus Reinos. Los Reyes Católicos enviaron nueve embajadas a Roma rogando al Papa
definiese la “Concepción Inmaculada de María” como dogma de fe católica.
Felipe II Carlos III Clemente XIII

El rey Felipe II mandó grabar su imagen en su escudo real. A propuesta unánime de las Cortes
Generales Españolas, el rey Carlos III solicitó a la Santa Sede que la Inmaculada Concepción de María
fuese proclamada Patrona de España. A su petición, el papa Clemente XIII, la proclama Patrona de
España mediante la bula “Quantum Ornamenti”, de fecha 25 de diciembre de 1760.
En esta defensa mariana se distinguió el pueblo de Sevilla que cantaba estas
letrillas ante el convento de Regina Apostolorum en donde los teólogos debatían
sobre la conveniencia de esta declaración dogmática:

“Todo el pueblo en general “Aunque se empeñe Molina y


a voces Reina escogida y los frailes de Regina
dice que sois elegida con su Padre Provincial,
sin pecado original” María fue concebida
sin pecado original”
El voto a la Inmaculada Concepción se
hizo por primera vez en España en el
pueblo de Villalpando (Zamora), el 1
de noviembre de 1466, en la iglesia de
San Nicolás. Lo hicieron 13 pueblos
(Villalpando, Quintanilla del Monte,
Cotanes del Monte, Villamayor de
Campos, Tapioles, Cañizo, Villar de
Fallaves, Villardiga, Prado, Quintanilla
del Olmo, San Martin de Valderaudey,
Villanueva de Campos,
y Cerecinos de Campos).
Dos manuscritos, uno en pergamino y otro
en papel, los dos de 1527, conservan los
textos del Voto y de las dos primeras
refrendaciones. Éste fue impreso por
primera vez en 1668 por F. López de Arrieta,
presbítero de Villalpando en León.

Las 6 refrendaciones o renovaciones del


Voto (1498, 1527, 1904, 1940, 1954 y 1967)
se han hecho en la plaza mayor de
Villalpando como actos solemnes notariales.

Los 5 “notarios de la Purísima” han sido


Diego Fernández de Villalpando (1466),
Alonso Pérez de Encalada (1498, 1527),
Manuel Salas Fernández (1904), Eloy Gómez
Silió (1940) y Luis Delgado González (1954 y
1967).
El arzobispo Jhon Carroll

También en los Estados Unidos de América, el


año 1792, el primer obispo católico del país,
jesuita y arzobispo de Baltimore, John Carroll,
consagró a la recién nacida nación de los Estados
Unidos a la protección de la Inmaculada
Concepción. En 1847, el Papa Pío IX formalizó
dicho patronazgo.

William -Adolphe Bougereau


Aparte de ser Patrona de España por concesión del Papa, la Inmaculada es también patrona de la Infantería
del Ejército español, cosa que pidió hace siglos el propio monarca basado en el episodio que contamos a
continuación conocido como “el milagro de Empel” de los Tercios españoles en los Países Bajos.
Isla de Bommell en Holanda

Maestre de Campo Francisco Bobadilla


y escudo de su Tercio.

En plena guerra de España en Flandes, diciembre de 1585, y una vez conquistado Amberes, dentro de la
llamada Guerra de los Ochenta Años, el Tercio del Maestre de Campo Francisco de Bobadilla se dirigía a
las provincias rebeldes el Norte y combatían en la isla de Bommel, entre los ríos Mosa y Waal, quedando
bloqueados por la escuadra del Almirante Holak.
Diversos uniformes de los Tercios españoles

Se agotaron las ropas y los víveres y el bloqueo se estrechaba cada día más. Los enemigos solicitaron a
los Tercios una derrota honrosa, pero la respuesta fue evidente: «Los infantes españoles prefieren la
muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos».
Ante tal respuesta, Holak recurrió a un método harto utilizado en ese conflicto: abrir los diques de
los ríos para inundar el campamento enemigo. Pronto no quedó más tierra firme que el montecillo
de Empel, donde se refugiaron los soldados del Tercio.
En ese crítico momento, de acuerdo con la tradición, un soldado del Tercio cavando una trinchera tropezó
con un objeto de madera allí enterrado. Era una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada
Concepción.
Anunciado el hallazgo, colocaron la imagen en un improvisado altar y el Maestre Bobadilla, considerando
el hecho como señal de la protección divina, instó a sus soldados a luchar encomendándose a la Virgen
Inmaculada:
Según indica la citada tradición, un viento completamente inusual e intensamente frío se desató aquella
noche helando las aguas del río Mosa. Los españoles, marchando sobre el hielo atacaron por sorpresa a
la escuadra enemiga al amanecer del día 8 de diciembre y obtuvieron una victoria tan completa que,
según dichas versiones, el almirante Holak llegó a decir: «Tal parece que Dios es español al obrar, para
mí, tan grande milagro».
Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción es proclamada patrona de
los Tercios de Flandes e Italia. Años después, a solicitud del Inspector del Arma de Infantería, La
Inmaculada Concepción de María fue declarada Patrona de la Infantería por una Real Orden de la
Reina Regente doña María Cristina de Habsburgo, de fecha 12 de noviembre de 1892.
Sin embargo, este patronazgo sólo se consolidaría mucho más adelante, cuarenta años después de que en la
bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854, se proclamase por parte del papa Pío IX como dogma de fe
católica la Concepción Inmaculada de la Virgen Santísima.
Al parecer había precedentes muy anteriores a estos hechos. Así, la tradición dice que en la batalla de las
Navas de Tolosa (1212), el Arzobispo de Toledo llevaba su estandarte la imagen de la Virgen en su Inmaculada
Concepción. Y en 1492, antes de la rendición de Granada a los Reyes Católicos, se mandó erigir un altar en
medio del campamento, dedicado a Maria en su Concepción. Y también hicieron voto de consagrar la
Mezquita principal de la ciudad (la "madraksha") a “Maria concebida sin mancha".
Esta larga tradición mariana de España le llevó el 6 de diciembre de 1983, al papa Juan Pablo II a
exclamar en su visita al Pilar de Zaragoza: “El amor Mariano ha sido en vuestra historia fermento de
catolicidad; y ha impulsado a las gentes de España a una devoción firme y a la defensa intrépida de la
grandeza de María, sobre todo en su Inmaculada Concepción”.
Más tarde, el 10 de octubre de 1984, Juan Pablo II nos recordaba en su breve estancia, también, en
Zaragoza, de paso para América: “Decir España, es decir María, porque es decir el Pilar, Covadonga,
Aranzazu, Valvanera, Guadalupe, los Desamparados, Lluch, Fuentesanta, las Angustias, los Reyes, el
Rocío, la Candelaria, el Pino”…; y tantas y tantas otras, como los Milagros, los Remedios, el Rosario….
Tradición de la “Noche de las Velitas”
Se celebra en toda Colombia, pero sus características
varían en cada región.

Esa noche del 7 al 8 de diciembre, Vigilia de la Inm,aculada, las calles de las ciudades se inundan de luces
y las aceras, los balcones y las terrazas de las casas se llenan de velas y en algunas ciudades se acompaña
de espectáculos de fuegos artificiales. La fiesta marca también el comienzo de las fiestas de Navidad en
toda Colombia
Toda la tradición y devoción
mariana española fue trasvasada
con la colonia a la América
hispana lo que daría origen a la
Fiesta de las Velitas ese día 8 de
diciembre, Fiesta de la
Inmaculada, que prepara las
fiestas de Navidad.
Las velitas del siglo XII
En la iglesia católica las velas aparecieron por primera vez en los altares en el siglo XII y se difundieron
en los siglos XV y XVI, en la época en que América estaba colonizada por los españoles. Entonces,
España se hallaba en plena fiebre religiosa que dejó huellas profundas en las religiones y creencias
andinas.
El 7 de diciembre, conocido como el Día de las Velitas, víspera del día de la Inmaculada Concepción,
o en la madrugada del 8 de diciembre, es una de las fiestas más tradicionales en Colombia, pues
alrededor de la luz los niños y adultos aprovechan para reunirse en familia o con los amigos, en un
momento único del año.
Barranquilla.
Casa con faroles
la madrugada del
8 de diciembre.

En Barranquilla, el 7 de diciembre marca el inicio de las fiestas navideñas. En esta ciudad, el


ambiente decembrino es enmarcado por los vientos alisios. La madrugada del 8 los habitantes
colocan faroles multicolores iluminados con velas en su interior en los frentes de las casas y en
los andenes para celebrar la Inmaculada Concepción.
En el municipio de Quimbaya, en el departamento de Quindío, el Día de la Velitas se celebra cerrando las
calles al tráfico, y se iluminan con velas, faros y linternas de papel en forma de animales, santos, y figuras
del “pesebre”, las cuales llenan toda la ciudad de luz. Otros eventos incluyen desfiles y fuegos artificiales.
En Medellín, la celebración es el día 7 de diciembre, en donde las velas y faroles iluminan las casas y calles .
Al mismo tiempo se inauguran las luces de Navidad por toda la ciudad , pero principalmente en la avenida
del Río y la avenida La Playa, en esta última se realiza un desfile llamado "desfile de mitos y leyendas" en
donde grandes figuras que representan los diferentes mitos y leyendas colombianas,: el Mohan, La llorona, el
Padre sin cabeza, al ritmo de la música cobran vida por algunas horas, además de los fuegos pirotécnicos que
ofrece la alcaldía como regalo a la ciudad. Todo ello es el comienzo de la Navidad.
En el Día de las Velitas se decoran los balcones, patio, andenes, calles, parques y plazas de Cali con
velas y linternas de papel en honor a la Virgen María. La celebración también es acompañada con
fuegos artificiales. En Bucaramanga y el resto del país, además de todas las decoraciones de Navidad y
la celebración de las velitas, las ciudades planean actividades nocturnas para toda la familia, museos,
tiendas, y centros comerciales tienen horarios extendidos y hay fuegos artificiales en todas partes.
En Bogotá para toda la ciudad planea actividades nocturnas la familia, muchas de las ciclovías están abiertas,
museos, tiendas, y centros comerciales tienen horarios extendidos y eventos con fuegos artificiales se
muestran en todas partes
Con la fiesta de las Velitas (en la vigila de
la Inmaculada (noche de 7 al 8 de)
Colombia inaugura las fiestas de Navidad
que culminarán el 24.
Cambiando de cultura y religión, también por estas mismas fechas y sin que tenga nada que ver con nuestras
tradiciones cristiana, se celebra en el mundo judío una tradicional celebración de la comunidad judía que se extiende
durante ocho días. Es la llamada Fiesta de las Luminarias o Januca, en la que se conmemora la derrota de los
helenos y la recuperación de la independencia judía a manos de los macabeos sobre los griegos, y la posterior
purificación del Beit Hamikdash, Templo de Jerusalén, de los iconos paganos, en el siglo II aC.
El dreidel

Januca ante la Puerta de Brandenburgo, Berlín.

Una proeza milenaria que reúne a finales de diciembre a millones de judíos de todo el mundo que
encenderán sus velas en esta fiestas llamada delas Luminarias o La Januca. En esta festividad, se
acostumbra a dar regalos o jugar con el dreidel, un trompo de cuatro caras con letras hebreas en
cada lado, que son las iniciales de "Un gran milagro ha ocurrido aquí“.
Los ocho brazos del candelabro
(Januca) y los ocho días que dura la
fiesta recuerda lo que la tradición
considera el milagro de haber podido
encenderse el candelabro del
Templo durante ocho días
consecutivos con una exigua
cantidad de aceite, que alcanzaba
solo para uno.

Esto dio origen a la principal


costumbre de la festividad, que es la
de encender, en forma progresiva,
un candelabro de nueve brazos
llamado Janukiá (uno por cada uno
de los días, más un brazo "piloto").

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