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Los inicios del constitucionalismo dentro de América Latina, y por ende el Perú, están

asociados a la proclamación de la independencia de los nuevos Estados. Por lo general,


las constituciones que siguieron a la fundación de las nuevas repúblicas vinieron a
representar, formalmente, sus partidas de nacimiento. La independencia de las colonias
inglesas y la Revolución Francesa, constituyen los hitos más importantes en la
formación del constitucionalismo, cuyos principios fundamentales rigieron, con
sobresaltos, durante los siglos XVIII y XIX. Hablaremos también de los aportes europeos
a la actual Carta Constitucional de manera que sea entendible cómo ha evolucionado
nuestra constitución a lo largo de la historia peruana.

La historia del constitucionalismo en el Perú está vinculada con el nacimiento de la


República, en 1821, luego de que José de San Martín decretara la independencia del
Perú. García (2005) afirma que:

El Perú inicia materialmente su proceso emancipatorio de España en 1820,


cuando las tropas del general San Martín desembarcan en territorio peruano en
la bahía de Paracas, a 300 kilómetros al sur de Lima. Al año siguiente,
proclama su independencia, definiéndose por la república en 1822. Desde
entonces, empezó una larga historia constitucional que llega a nuestros días (p.
13).

Es así como el estado peruano pasó por un sinnúmero de textos constitucionales hasta
llegar a su constitución de mayor vigencia, la Constitución Política del Perú de 1860. Los
días finales de la Constitución de 1860 comenzaron el 4 de julio de 1919, cuando un
nuevo golpe de Estado rompió la precaria institucionalidad democrática que existía a
finales del siglo XIX y principios del XX. Según Hakansson (2013) se entiende que “Las
constituciones peruanas del siglo XIX y principios del XX fueron receptoras del llamado
refrendo ministerial bajo la influencia del constitucionalismo francés, incorporado a la
constitución peruana de 1823” (p. 10).

La Constitución peruana de 1979 significó un cambio en la forma de redactar las


constituciones peruanas en comparación a las cartas del siglo XIX y mediados del siglo
XX. La Asamblea Constituyente se inspiró de la Carta española de 1978 y a ella le
debemos gran parte de su nueva estructura y sistemática, la que a su vez fue recibida
de la Ley Fundamental de Bonn de 1949 de la que hablaremos más adelante.

En la actualidad, la Constitución peruana recibe la influencia de más de una constitución


clásica y contemporánea. No solo de la Constitución norteamericana o las europeas,
como es el caso de Francia, España, Alemania o Portugal, sino también de las
iberoamericanas más influyentes, como Argentina, Brasil, Colombia y México. Es
evidente que la presencia de determinadas cláusulas que aparecen en toda constitución,
como la prohibición a ser detenido arbitrariamente, por ejemplo, forman parte del
patrimonio del constitucionalismo y por tanto sería innecesario indicar la fuente de
origen; sin embargo, no cabe duda de que es formativo conocerlas para determinar en
qué medida la Carta peruana contemporánea sigue siendo receptora del
constitucionalismo clásico.

Se establece que dentro de la influencia alemana tenemos la Ley Fundamental de Bonn


de 1949 que de acuerdo con Según Hakansson (2013) afirmó “la reflexión acerca de las
consecuencias de la Segunda Guerra Mundial llevó a los constituyentes alemanes a
incluir el reconocimiento de la dignidad humana como fundamento de todos los derechos
en la Ley Fundamental de Bonn de 1949” (p. 14). Asimismo, otras constituciones
modernas tomaron su ejemplo e incorporaron el reconocimiento de la dignidad
encabezando su catálogo de derechos y libertades. Es el caso de la Carta española de
1978, la peruana de 1993 así como la polaca de 1997. De esta manera, la Ley
Fundamental de Bonn se ha convertido en la Constitución más influyente de Europa
continental, la cual también fue observada por nuestros constituyentes.

La presencia de un primer ministro nombrado por el presidente de la República, el


Consejo de Ministros, la segunda vuelta electoral (Ballotage), las interpelaciones, la
cuestión de confianza, así como los mecanismos de control político del parlamento
también son parte de la influencia del constitucionalismo francés, introducidos en la
Constitución francesa de 1958.

Podemos de esta manera concluir que los textos constitucionales europeos han
simbolizado un valor y cambio incalculable en lo social, político y económico en nuestra
forma de organización del estado peruano. Sin embargo, al querer tomar y copiar
tendencias europeas, nuestros constituyentes han olvidado el hecho de que todo cambio
constitucional en Europa tuvo un por qué, debido a sus situaciones político-
socioeconómico, dejando así a la merced los desajustes y, por ende, consecuencias
que significa el querer adaptar a nuestra realidad peruana, realidades de sociedades
europeas tan lejanos y avanzados en sus diferentes campos.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Hakansson, C. (2013). Una visión panorámica a la Constitución peruana de 1993.


Lima. Perú. Fondo Editorial PUCP.

García, D. (2005). Las constituciones del Perú. Lima. Perú. Fondo Editorial USMP

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