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Ronald EscobedoMansilla,,In Memoriam

Cultura de élites
y cultura popular en Occidente
(EdadesMedia y Moderna)
ErnestoGarcíaFernández(editor y autor)

Autores
Javier Fernández Conde
Javier GarcíaTurza
Emiliana Ramos
JoséLuis Martín
Iñaki Reguera
ChristianDesplat
Manuel LucenaSalmoral

Wfuou*ftwtnile,
VitorTo.Gosf
eiz
CI P. Bibl ioteca Universitaria
Cultura de élites y cultura popular en Occidente(EdadesMedia y Moderna) / Er-
nesto GarcíaFernández,(editor).- Bilbao : Servicio Editorial. Universidaddel País
Vasco/EuskalHerriko Unibertsitatea, 2001. - 232 p. ;23 cffr.- (HistoriaMedieval y
Moderna)
D . L . :B I - 1 1 8 2 - 0 1 I S B N :g 4 - 8 3 7 3 - 3 1 t - 2

I. GarcíaFemández,Ernesto1. CulturapopularZ. Élite (Cienciassociales)3. Edad


Media - Historia4. Historiamodernay contemporánea
94(1)"05/..;',
308(4)"05/..;',

Foto portada:Libro de los MedicamentosSimples.Biblioteca Nacional de Rusia.


San Petersburgo.Reproduccióncedidapor M. Moleiro, Editor, S.A.
@ servicio Editorial de la universidad del país vasco
Euskal Herriko unibertsitateko Argitalp en zerbitzua
ISBN: 84-8373-341-2
Depósitolegalllege gordailua: BI - I182-01
Fotocomposición/Fotokonposizioa: Ipar, S. Coop.
Particular de Zurbaran,2-4 - 48A07Bilbao
Impresión/Inprimatzea: Itxaropena,S.A.
Araba Kalea, 45 - 2O8OO Zarautz (Gipuzkoa)
II{DICE

Presentación

Cultura y mentalidades en la Alta Edad Media.


Javier F.ERI\iÁNDEZ C oI\iDE l5
Contribución del monasterio de San Mitlán de la Cogolla a la cultura
medieval.
Javier GARCIA TURZA 31
El desarrollo cultural en el norte de Burgos y en el occidente alavés du-
rante la AIta Edad Media.
EmilianaRAMOS. 57
cultura de élite y cultura popular en ta Edad Media.
JoséLuis MARTIN 15
Cultura, Ciencia
/!4agia en la Edad Media.
Ernesto GARCIA FERNAI\TDEZ 109
Aculturación y adoctrinamiento. Cultura de élites y cultura r1e mases:
acomodación y resístencias.
Iñaki REGUERA r43
¿Existe un teatro popular? El caso de los Pirineos franceses en los siglos
xvl, xvtl y xwil.
Christian DESPLAT 169
El color en la Universidad Indiana.
Manuel LUCENA SALMORAL 223
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media

Ernesto GarcíaFernández
Universidad del País Vasco (Vitoria-Gasteiz)

La sociedadmedieval y sus gentes percibían diferenteselementos


culturales y educativosa través de las más diversasinstituciones,or-
ganizacionesy ambientes sociales. Cualquier centro de sociabitidad
era además de un lugar de encuentro, un medio de relación social y
desde este punto de vista solía cumplir, por pequeñoque aquél fuera,
un papel en el terreno de la cultura, de la ciencia e incluso de la con-
formación moral de quienesformaban parte del mismo. La familia, las
cofradíasy las corporaciones,las parroquias,los concejos,etc. fueron
durante la Edad Media núcleos importantesde formación y educación,
aunque los valores que allí se transmitieranestuvierancon frecuencia
distantesdel academicismode las <<tradicionales>> escuelasde forma-
ción monásticas,episcopales,municipalesy por supuestode los sabe-
res y enseñanzasuniversitarios.En este artículo se hará un breve reco-
rrido sobre el contexto histórico en que nacieron y se desarrollaronlas
universidades,así como se analizaránlas complejas relaciones entre
ciencia y magia en la Edad Media. En relación con cada una de estas
cuestioneses evidente la gran interconexión existenteentre cultura,
educacióny sociedad.

EL NACIMIENTO DE LAS UNIVERSIDADES

La expansiónagrariade los siglos x al xrrl posibilitó el auge de las


ciudadesy una cierta división del trabajo entre los miembros de la so*
ciedad. Los trabajadoresde un mismo oficio artesanaldecidieron agru-
parse en corporacionespara defender mejor sus interesesprofesionales
frente a otros grupos. Los miembros de estas corporacionesdebían re-
girse según los estatutosque a sí mismos se habían dado en un mo-
mento dado. Dentro de cada corporación existía una jerarquía de gra-
dos, maestros,oficiales y aprendices,a cuya cima teóricamentetenían
acceso,tras la realización de una <<obramaestra>>,todos los individuos.
Las corporacionesartesanalescomenzaron a actuar con personalidad
110 Ernesto García Fernández

jurídica propia y en representaciónde todos sus miembros frente o a fa-


vor de los poderespúblicos municipaleso supramunicipales.
El nacimiento de las Universidadesestá inextricablementeunido al
despertarurbano y al desarrollocorporativo'medieval.Ciertamentemu-
chas Universidadesse ubicaron en calles y barrios particularescomo
otras corporacionesy ademásde corporacionesprofesionalesse organi-
zaban asimismo en cofradías religiosas.Perono fue una corporación
como las demás.En primer lugar porque siendo una corporaciónur-
bana era al mismo tiempo una institución de la Iglesia y procura la ob-
tención de exencionesfiscales que tributan el resto de los ciudadanos.
En segundolugar porque siendo una corporaciónlocal se puso bajo la
protección de la Santa Sede, sustrayéndosede este modo al control de
las autoridades locales. En tercer lugar porque se trata de un trabajo
intelectual y no mecánico, lo que generó algún que otro problema en
relación con la convenienciade que la transmisión del saber pudiera
hacerse a cambio de dinero. Y en cuarto lugar porque los estudiantes
formaban parte de la corporación mientras estudiabano hasta la finali-
zaciónde los estudios,hecho atípico en las demáscasos.
En los siglos xIV y xv una parte de los honorariosde los maestros,
en mi opinión <<artesanos>> de la palabra y del lenguaje, aunquetambién
han sido llamados <<vendedores de palabras>>, serán pagados por la
Santa Sede,por los E,stadoso por los municipios, cuyo efecto fue el de
una relativa separacióndel grupo de los trabajadoresurbanos en favor
de grupos de privilegiados al servicio de la Iglesia o de los Estados.Es-
tas característicasayudarána su consolidacióninstitucional,pero tam-
bién seránel contrapunto de numerosascontradiccionesen su interior y
con otros poderes.Pero el interés de las Cortes Reales y de la Iglesia
por mejorar el nivel de formación de los administradoresde los reinos
o del clero contribuyó asimismo a favor de su desarrollo.Las posibili-
dades relativamentecentralizadorasy uniformadoras que ofrecía a la
monarquíael rodearsede buenosconocedoresdel derechoromano ins-
taba a éstapara favorecera estasinstitucionesy algo similar sucedíaen
relación con el apoyo recibido por la SantaSedecon el fin de potenciar
el conocimiento del derecho canónico frente al desprecioconcedido
por algunassedesepiscopales.
Sin duda alguna y profundizando sobre esta institución medieval
conviene aclarar que la Universidad medieval era a la vez <<studium>> y
<<universitas>>.
lrlo obstanteen la documentaciónmedieval hispanaa ve-
ces fueron llamadasescuelasy academiashasta el siglo xIII en que se
impuso el término Estudio. Como Estudio o Estudio General se consi-
derabaa un establecimientode enseñanzaSuperior y como Universidad
se entendía la existencia de una organización corporativa que hacía
f-uncionarel Estudio, garantizaba su autonomía y defendía sus fines
propios frente a terceros.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media 111

En esta línea resulta evidenteque las demáscorporacionestambién


eran Universidades.Sin embargodicha denominaciónacabó siendo ab-
sorbidamayoritariamentepor las corporacionesde maestrosy escolares
con el fin de impulsar los EstudiosGenerales.Se trata sencillamentede
asociacionestealizadaspor maestrosy aprendicescon el objetivo de
poder transmitir o recibir mejor los distintos saberesde la época.Lógi-
camentetambién en la Universidadse dio una jerarquíade gradossimi-
lar a la de las otras corporacionesde oficios: los estudiantesequival-
drían a los aprendices,los bachilleresa los oficiales y los doctoresa los
maestros.
Las primerasuniversidadesde maestrosy escolaresse crearona fi-
nales del siglo xn y comienzosdel xuI en París,no sin que antesse es-
tablecierauna dura pugna de éstoscon las autoridadeslocalesy episco-
pales de la ciudad. El nacimiento de la Universidad parisina fue fruto
de la tendenciaa organizarseen una única corporación las diferentes
escuelasexistentes.Por estosmismos años tomabancarta de naturaleza
I a s U n i v e r s i d a d e sd e B o l o n i a , P a d u a , N á p o l e s , O x f o r d , T o u l o u s e ,
Montpellier, Palencia, Salamanca,Valladolid, Valencia, Coimbra, etc.
No obstante,el número de sus componentesno alcanzabani con mucho
las cotas de las Universidadesdel siglo xx. Se calcula que la lJniversi-
dad de París tendría entre 3.000 y 5.000 miembros en el x¡1, mientras
que Bolonia andaúa alrededorde los 2.000 y Oxford de los 1.500.
En los siglos xIV y xv - cuando prácticamentepor todos los países
europeos se expandieron las corporacionesuniversitarias- ante el au-
mento global del número de estudianteso se siguieron básicamentelas
líneas iniciadas por las Universidadesdel xrrr, pero ofreciéndoseunas
nuevas características:un reclutamientode sus miembros con un carác-
ter más regional frente al internacionalde las anteriores,una pérdida de
prestigiode los centrosdel xut, unas menorescotasde autonomíaen be-
neficio de las monarquíasy estadoseuropeos,una mayor laicización del
medio universitario (en su mayor parte todavía clérigos) y el nacimiento
de un nuevo espíritu de carácter<<pseudonacional>> (Checoslovaquia),.
Europa Occidental disponía a finales del xv de una red universita-
ria cuya continuidad perdurará con pequeñosretoques varios siglos
después.Las Universidadeseuropeasnacieron como consecuenciadel
desarrollo y agrupaciónde escuelaspreexistentesen las ciudadesme-
dievales(París,Bolonia, Oxford, Montpellier, Palencia- 1208-IZl4- ,
Salamanca-c. I21 8-), por creación<<ex nihilo> (Nápoles-IZZ4-,

I J. VEncER:Gentes del saber en la Europadefinales


de laEctacl Media. Edit. Complu-
tense, Madrid, 1999; J. Paul: Histoire intellectuel.lede I'Occident médiéval. F;dit.A. Colin,
París, 1973; D. PonloN (edit.): Milieux universitaires et m.entalitéurbaine au Moyen Age. Co-
lloque du Département d'Etudes Médievales de Paris-Sorbonneet de I'Université de Bonn.
Paris, 1987.
tt2 Ernesto García Fernández

Toulouse -1245-, etc.) y por migración de profesoresy alumnosde


unas ciudadesa otras ante las dificultadespara consolidarseen las pri-
m e r a s ( C a m b r i d g e- 1 2 0 9 - , Orleans-1230-, Padua -1222-,
etc.) o por el sentimientosocio-nacionalistacontra determinadosalum-
nos y profesores(Leipzig), La generalizaciónde las lJniversidades
trajo entre otros efectosel de la desapariciónprogresivadel sistemade
las <<naciones>> y la cada vez menor internacionalizaciónde las mismas.
La consolidacióny afirmación de las Universidadesno significó la
desapariciónde las escuelasmonásticasy catedralicias,pues éstassi-
guieron cumplimiento con sus cometidos específicos.Por otra parte la
demanda cultural fue en aumento favoreciendo la creación de las pri-
meras escuelasmunicipalesen numerososnúcleos urbanosdonde no
existió Universidad2.
Pero además las universidadesdesempeñaronunas determinadas
funciones socialesy económicasdurantela Edad Media. Las Universi-
dadesmedievalescomo corporacionesse preocuparonpor conseguirel
monopolio de la colación de grado y por controlar todos los procesos
de desarrollo de este oficio. Esta situación generó abiertos enfrenta-
mientos con las sedesepiscopalesdonde estabanubicadas.De forma
progresiva adquierenel reconocimientopor los poderespúblicos de
una relativa autonomíajurídica y de ciertas exencionesde carácterfis-
cal y militar. A pesar de los privilegios y ayudas económicasrecibidas
por las universidadesde los monarcasy de algunosmunicipios, los ma-
estros no tuvieron más remedio que obtener su remuneración a través
de los beneficiosy prebendaseclesiásticas. Lógicamentedichas institu-
ciones reivindicaron su derecho a participar en el nombramiento de los
maestrosde las universidades.Ello no seráóbice para que los estudian-
tes siguieran contribuyendo económicamentemediante el pago de dis-
tintos derechosy regalosa su profesoresen distintasocasiones.
El <boom>> de las l]niversidadesestá relacionadodirectamentecon
la conversión de estas corporacionesen auténticoscentros de forma-
ción profesional.Sinduda, los alumnosestudiabanen la Universidadno
sólo por su propia vocación intelectual sino sobre todo con la espe-
ranza de promocionarsesocial y profesionalmente.La necesidadde es-
pecialistasen medicina, los médicos eran vistos como garantesde la
salubridadpública y privada, en una épocaen que las numerosasepide-
mias producidas hicieron más acuciante que nunca su presenciay la
mayor demandade personasconocedorasdel Cerechocanónico o civil
por las administracionesde la Iglesia y de los Estados,son una expre-

2 J. Lr Gopp: Los intelectualesen Ia Edad Media. Barcelona, 1986; P., Rlcup: Ecoles et
enseignenrcnfdans le Hant Moyen Age.Paris,l9l9; J. IJsewlJIt,J. Pnquer: Th.e Universities
tn the late Micldle Ages. Leuven University press,Leuven/Louvain, 1978.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media 113

sión suficiente de la correlación de dichos fenómenoscon el auge de


las universidadeseuropeas.
Sin embargo, era un objetivo importante la búsquedade prestigio
exclusivamenteintelectualo de una mayor formación integral humanís-
tica y religiosa, máxime en una época en la que no todo se correspon-
día con una adecuadamaterializaciónde caráctereconómico. De hecho
los estudiantesuniversitariosmedievalesseguíanen su mayoría carre-
ras donde la filosofía y la teologíaconstituíanla basede sus saberes.Es
cierto asimismo que la separaciónentre Iglesia y Estado no circulaba
según los parámetrosexistentesen la actualidad.Las universidades
como sostieneJacquesLe Goff se constituyeronen un <<cuerpo de pres-
tigio>, vinculado a los saberesdesde ellas transmitidos,pero relacio-
nado también con su conversión progresivaen un nuevo poder desdeel
que se influía en la vida ciudadana.El prestigio intelectualde las uni-
versidadesserá utllizado por éstaspara influir en la vida política y por
las administracionespara encumbrarsepor encima de otros poderes e
intereses.
No menos importante es destacarla organización de la universi-
dad y de su sistemadocente.A la cabezade la Universidad se encon-
traba el Rector, representantemáximo de la Asamblea Universitaria y
encargadode velar por los privilegios del estudio y de la corporación,
de hacer cumplir los estatutosy en definitiva gobernar la institución.
A su vez la Universidad estabaorganizadaen Facultadesrelacionadas
de manera directa con la organización de las distintas enseñanzas
(Teología, Derecho, Medicina, Artes) dirigidas por un Decano y un
claustro y en Nacionesrelacionadascon la defensade los interesesde
un grupo concreto de alumnos a cuyo frente se encontrabaun oficial
con frecuencia adjunto al rector y consejero suyo (París - francesa,
picarda,normanda,inglesa- y Bolonia -citramontanos, ultramonta-
n o s- ) .
La influencia personale inmediatade la iglesia se dejó sentir a tra-
vés del maestrescuelacargode origen eclesiástico,que a vecesdesem-
peñaba el propio canciller de la Universidad, si bien las funciones de
aquél fueron poco a poco asumidaspor el rector en bastantesUniversi-
dades. Por otra parte el profesorado estabarepresentadoa través del
primiciero en las universidadeshispanasante la gran fuerza de que dis-
frutaron los alumnos llegando a ocupar en ocasionesel cargo de rector.
Por debajo de este organigramageneral se encontraronlos conservado-
res, contadoresy tesorerosencargadosde administrar bien los fondos
de la tlniversidad, los síndicosque procuraron defenderlafrente a otras
instituciones,los alguacilesencargadosde custodiar a los presos y
otros trabajadoresque se encontraronbajo su protección.Entreestos ci-
tarnos a los bedeles,los libreros, los copistas,los barberos,los botica-
rios, los relojeros,los barrenderos,etc.
Lt4 Ernesto García Fernández

Los Colegios estuvieronmuy ligados al funcionamientode las Uni-


versidades.Aquéllosen el siglo xIII eran una especiede institucionesde
caridad para estudiantespobres principalmente de las Facultadesde Ar-
tes y de Teología.A lo largo de los siglos xlv y xv se atenúala exigen-
cia de pobreza para accedera los mismos y comienzan a desempeñar
un papel considerable en la organización de la enseñ,anzaal Norte de
Francia (Colegio de la Sorbona y Colegio de Navarra3en París) y en
Inglaterra.Esta enseñanzaconsistíaen la puestaa punto de los conoci-
mientos recibidos en las Facultadesy en la realización de ejercicios
prácticos.De tal maneraque éstasacabaronreconociendola validez de
su enseñanzalimitándose a organizar los exámenesy otorgar los gra-
dos. Su relevancia alcanzólas cotas mayoresen épocasen que las cla-
ses se hacían irregularespor huelgasu otra serie de conflictos, pues en
ellos los alumnos se asegurabanla regularidadde la enseñanza.Los
principios ideológicos de estos colegios acabaronsiendo fundamental-
mente de carácteraristocrático,efl su exigencia rigurosa de la disci-
plina hicieron acto de presencia'loscastigoscorporalesy en suma ad-
quirieron un tinte elitista y oligárquico.
¿Pero cuál era la forma de transmitir los conocimientos en las Uni-
versidadesmedievales?¿Cuál era su sistemade ensefi,anza y de gradua-
ción? Los programasde estudio se basabanen la lectura de textos fun-
damentalesde escritoresclásicos greco-romanoso de los SantosPadres
y en su comentario para cuya orientación existían otra serie de obras.
Los métodos de enseñanzase centrabansobre todo en la utilización de
medios de transmisión oral, como se constata a través de los propios
ejerciciosdocentes.Labasede la docencialo constituíala <<lectiotr, im-
partida por el maestro mediante la lectura de obras de autoridadesen la
materia y su oportuno comentario para su mejor comprensión,pudién-
dose entrar si era necesarioen cuestionesdoctrinalespara lo que era
necesario ser doctor. La <<lectio>> podría identificarse en cierta manera
con las denominadasen la actualidadclases<<magistrales>>.
Un procedimiento diferente era el conocido con el nombre de la
<disputatio>>. Se trataba de la defensaen público y de forma razonada
de alguno de los temas del programa. Este sistemapermitía comprobar
al maestroel grado de asimilación de sus enseñanzaspor los alumnos.
Normalmente en un acto presidido por los doctores, según su antigüe-
dad, se elegía una <<questiorr, es decir, algún punto especialmentecon-
trovertido de carácterteórico o una situación problemática real sacada
de la vida cotidiana, que debía de ser defendida por algún bachiller

3 N. GoRocuov: Le collége de Navarre cle safonclation (1305) au clébut


du xw siécle
(1418). Histoire clel'instittttion, de savie intellectuelleetde sonrecrutement.edit.H. Cham-
pion, París, 1997.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media t 15

ante un auditorio voluntario de rnaestrosy alumnos de una determinada


Facultad,los'cualespodían respondery argumentaren su contra. Al día
siguiente el maestro que había presidido la disputa exponía su punto de
vista.
Una o dos veces a\ año había disputasextraordinarias(quodlibet)
con un caráctermás solemney a las que asistíatoda la Facultad.Pero
no faltaban los ejercicios prácticos sobre todo en las Facultadesde Me-
dicinaa.No obstantela enseñ,anza era fundamentalmenteoral y en su
aprendizaleera primordial disfrutar de una buena memoria. Los títulos
o gradosacadémicosque podían obtenerseen las Facultadesuniversita-
rias en primer lugar garantizabanante otras personase instituciones los
conocimientos del estudiantey a continuación podían facilitarle su ac-
ceso a la docenciao a otras actividadesprofesionales . La jerarquía de
gradosuniversitariosen la Edad Media fue la de bachiller, licenciado y
doctor.
El graduado bachiller se convertía en asistentedel maestro, sin de-
jar de ser estudiante.Paraaccedera este grado se debía defender en pú-
blico una <<determinatio>> o disputa sobre un tema formulando una tesis
y sus consiguientesconclusionesbajo la dirección de un maestro.Este
si lo estimaba conveniente daba su aptitud para la consecucióndel
grado. De otro modo el bachiller para accedera la Licenciatura debía
haber ejercido durante varios años la docencíay rcalizar un examen de
grado de licenciado en un acto público donde debía defender y demos-
trar su capacidaddialéctica respondiendoa las consideracionesde los
doctores asistentes.El tribunal, tras deliberación secreta,estimaba o
desestimabala aptitud del candidatopara obtenerla <licentiadocendi>.
El grado de doctor o de maestro era el título superior de la universi-
dad medieval y para su obtención, bajo el patronazgode un maestro,el
todavía licenciado tenía que realizar públicamenteante todos los docto-
res de la Facultad, el canciller y el rector, una lección de carátcter<<ma-
gistral>>. La superaciónde esta prueba le conv efiía inmediatamenteen
doctor a continuaciónse procedíaa una ceremoniaen la que, tras ju-
y
rar fidelidad a los estatutosde la Universidad,se le colocabael birrete
y el anillo, al mismo tiempo que se le entregabaun libro y la cátedra
correspondiente.De esta manera se entrabaen la categoríade los maes-
tros, aunque el banqueteque debía dar a los doctorespodía suponer un
duro golpe para su economía.
En estos centros existió asimismo una preocupaciónespecíficapor
la artesaníalibraria y por el desarrollo de las bibliotecas. En la Edad

a L. Veca RpñoN: Artes de kt razón. Una historia de la demostraci(¡n en la Edad Media.


U.N.E.D., Madrid , 1999; D. JnceuART:Le milieu médical en France du xile au xv , Droz, Gi-
n e b r a ,1 9 8 1 .
116 Ernesto García Fernández

Media se ha destacadocomo medio de enseñanzala vía oral, pero cier-


tamente la escrituradesempeñótambién un papel crucial. De la escri-
tura en rollo se dio un salto cualitativo considerabledesdelos tiempos
romanos a la escrituraen códice, libro formado con hojas cosidascon
hilo a lo largo del pliegue. Este sistema imperó hasta bien avanzadala
Edad Media utilizando como soporteel pergamino o el papel en susti-
tución del papiro que entre otras muchas desventajastenía la de ser
anopistógrafo,es decir, que sólo se podía escribir por una cara.Las pá-
ginas de los códices se dividían en columnas,dos, lo más usual, póro
también tres y cuatro, cuyos márgenesfueron progresivamenteestre-
chándose.
Los libros se convirtieron en la reservacultural de la Edad Media, a
ellos se debía acudir necesariamente para retrotraersea los conocimien-
tos de épocasprecedentes,ellos comunicabanculturalmenteel pasado
con el presentey por eso mismo eran la piedra angular sobre la que se
asentabael desarrollode las ciencias,de la filosofía y de la teología.El
libro durante la Baja Edad Media era un auxiliar imprescindiblé para
los maestrosy alumnosde las universidadesmedievaless.Todo estó no
contradice la cruda realidad cultural de esta época: la mayoría de la po-
blación era analfabeta.Encualquier caso, todo parece indicar que las
universidadesmedievalescontribuyeron notablementea incrementarel
número de libros existentesdurante los siglos xrrr al xv. Además de li-
bros lujosos y de elevado coste se elaboraron libros más sencillos y
menos caros. De esta forma el libro se convirtió en un objeto de estudio
o de trabajo intelectual cada vez más frecuente.
Sin duda alguna la mayor <<popularización>> de los libros estuvo di-
rectamenterelacionadacon la difusión del papel y con los sistemasuti-
lizados en las universidadespara elaborarlos y difundirlos. Pero no es
menos cierto que aquélla fue efecto de una mayor demanda por parte
de los diversossectoressociales,desdelos grupos dedicadosa ia cultrra
como de aquellosotros relacionadoscon la administracióno el comer-
cio. La significación de la Imprenta para la cultura del libro ha restado
importancia a Ia utilización del papel desde fines del xrrr y principios
del xtv. En esteperiodo el pergaminodejó de ser el principal soportáde
la escritura en Europa Occidental. El abaratamientode la eJcritura,
fi'uto del uso de una nueva técnica escriturística,fue clave para la ex-

s J., GleNtssoru(dir): Le lit,reau Moyen Age,


ecl.C.N.R.S. París, 1988; VV.AA.: prcttí-
ques cle l,aculture écrite en France üL¿xt\F si¿cl¿s.Actes du Colloque Internationaldu CNRS.
Paris, l6-18 mai 1992,organiséen I'honneurde Gilbert Ony paral'unité de recherche<<Cul-
ture écrite du Moyen Age tardif>. Louvain La Neuve, 1995; La protlttction cltt livre universi-
taire au Moyen Age. Exempla et Pecia. Actes du symposium tenu au Collegio San Bonaven-
tura de Grottaferrataen mai 1983, Edit. CNRS, Paris, 1991.Texte réunis par L.J. BnrAlLLow,
B.G. Guyor, R.H. Rouss.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media 117

tensión de la cultura libraria.Inclusoescribir sobre papel exigía menor


esfuerzo al escribanoque si lo hacía sobre pergamino.
Las <<fábricas>> de papel o los <<molinostraperos>> se generalízaron
en Europa Occidentaldesdemediadosdel xIII. Se les denominó <<trape-
ros>>porque sus delgadashojas estabanhechascon una pastade trapos
de algodón o lino o con pasta de pulpa de cáfiamo,yute, esparto,paja
de arroz, papelesviejos, trapos o madera.El desmenuzamientode éstos
desembocabaen un tipo de pasta que se echabaen una tina, en la que
se introducía el molde de las futuras hojas (un marco de madera con
una red ajustaday bien estiradade alambres),posteriormentese enju-
gaba la hoja con un fieltro, se prensaba,secabay encolabaparaque pu-
diera soportarla escritura.Ello coincide con la extensión del cultivo de
plantas textiles como el cáñamo y el lino.
Incluso se fueron produciendo notables mejoras en las técnicas de
estos molinos durante el siglo xIV, contribuyéndosenotablementeal au-
mento de la producción de papel: la sustitución de las ruedas de los
molinos por las paletasproporcionó una pasta más uniforme y se reem-
plazaton las colas vegetales por las animales mejorando el satinado
(Fabriano-Italia).Hasta entoncesel papel era importado básicamente
del mundo islámico. El cambio del soporte de pergamino por el de pa-
pel, sin embargo,se produjo de un modo muy lento en algunasregiones
europeas.Al mismo tiempo las universidadescrearonel oficio del <<es-
tacionario>>. Los <<estacionarios>>,
auténticoslibreros y editores univer-
sitarios, trabajabana partir de ejemplaresaprobadospor una comisión
de doctoresde las Facultades.Los <<estacionarios>> se encargabande to-
das las laborestípicas de los copistas:prepararlas pieles u hojas, reali-
zar propiamentelas copias, corregir los ejernplares,iluminar los libros
y encuadernarlos.Asimismo controlabanlos libros de las distintasFa-
cultades,los alquilaban a los precios establecidosy sólo podían ven-
derlos a comisión, es decir, percibiendoun porcentajede la venta. En
suma, era de su incumbenciavelar por la conservaciónde los ejempla-
res y por la fidelidad de las reproduccionesrealizadasdesde los origi-
nales
De otro modo, ciñéndonosa la composición de los libros, cada
<<exemplar> o ejemplar estabacompuesto con un número variado de
cuadernos -en su origen códices de cuatro hojas de pergamino dobla-
das, eSdecir, 16 páginas- o piezas(pecia). La <<pecia>> estabaformada
normalmente por una piel u hoja doblada dos veces obteniéndosede
esta manera, cuatro hojas, es decir, ocho páginas.Esteformato permitía
a varios amanuenseso copistas trab ajar al mismo tiempo sobre distin-
tos cuadernosdel nuevo libro favoreciendola rapidez en su composi-
ción. Pero también favorecía que varios alumnos copiaran la misma
obra a la vez. Sin duda este sistemasupusoun gran avanceen lo que se
refiere a la difusión del libro y de la cultura, pues hasta la asunción y
118 Ernesto García Fernández

generahzacióndel mismo en las universidadesno se dejó atrás el sis-


tema monástico o catedralicio: copia realizadasobre el original por una
única persona.
Por otra parte se aprecianmodificaciones en la escrituray en el tipo
de letra tendentesa acelerarel final del procesode copia de las obrás:
se imponen las abreviaturasy se escribe con letras m¿s ágiles, es el
tiempo de la denominadaletra <<gótica>> o letra <<cursiva>>.
De la misma
manera, el formato del libro comenzó a ser más pequeño haciéndose
más manejable,así como se fue produciendola sustitucióndel cálamo,
instrumento para escribir rcalizado con cafiay tallado en punta, por las
plumas de ave (cisne,buitre, ganso,oca), convenientementecortadasy
aguzadas,mucho más ligeras y de escritura más rápida. En cualquier
caso llevaba bastantetiempo transcribirtodo un texto y los manuscritos
seguíansiendo todavíacaros.I.{o era extraño que los estudiantesy tam-
bién los profesoresalquilarantemporalmentelos manuscritosdeÁeados
bien para estudiarloso para copiarlos ellos personalmente.Antela ma-
yor demandade libros se les da un caráctermás utilitario y a veces no
faltan unos índices para su mejor utili zación.
Pero referirse a los libros exige hablar, siquiera brevemente,de las
bibliotecas.¿Qué tipo de bibliotecashabía en la Baja Edad Media? Las
bibliotecas universitarias estuvieron en mantillas durante el siglo xrrr.
Disponer de una biblioteca personalde 200 o 300 volúmenesera algo
excepcional. Pero en los siglos xII y xIII las bibliotecas disfrutan dil
aire renovador de los tiempos. Estas se habían diversificado y ampliado
en sus contenidosal incorporarselas obras de Aristóteles, a través de
traducciones del árabe y del griego, y textos de la filos ofía y ciencia
musulmana.A lo largo del siglo xtv y sobretodo en el siglo xv las uni-
versidadesse preocuparonde forma especial por disponer de locales
propios donde instalar sus bibtiotecas.El incrementodel número de li-
bros producidosen los siglos bajomedievalesy el aumentodel número
de bibliotecas es un signo evidente de los serios intentos por difundir
una cultura mucho más diversificada que la que podía encontrarseen
las bibliotecasde los monasteriose iglesiascatedralicias.
No obstante,en las bibliotecaseclesiásticasy universitariasno de-
bieron existir aquellos libros considerados<peligrosos>> para el de-
sarrollo armónico de la cultura de acuerdocon los principioi religiosos
defendidos por las jerarquías eclesiásticas . La InquisiCiOnpontificia
(comienzos del siglo xrtr) y la española(1478) también intervinieron
contra la difusión de algunos libros.En concreto la segundaordenó en
1498 la quema de la biblia de Valencia, escrita en la lengua catalana.
La censurahizo acto de presenciade una u otra forma en las universi-
dadesmedievales.
Las lenguas vernáculas(castellano, catalán,francés,italiano) gana-
ron terreno permitiendo que la cultura escrita se extendieraentre un pú-
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media 119

blico cada vez más numeroso,aunque el latín siguió siendo la lengua


académicapor excelenciade las escuelasy universidades.Pero las pri-
meras fueron de uso frecuente en las administracionesreales, señoria-
les y municipales.Sin embargo,como hemos ido constatando,además
de la universidad,otros ambientesse convirtieron en centrosde cultura
o de apoyo a la misma. Las Cortes de las monarquíaseuropeasy en es-
pecial el mecenazgoparticular de algunasfamilias italianas favorecie-
ron una mayor diversificación de los contextosculturalese intelectua-
les del medievo.
En definitiva, desde las universidadesmedievales,auténticascor-
poracionesde maestrosy alumnos, se contribuyó a dar un vuelco radi-
cal a los hábitos escriturísticosy librarios de los siglos altomedievales,
pero sobre todo se dio un nuevo ritmo a la difusión y transmisióncultu-
ral y científica. Las universidadesacabaron convirtiéndose en los nú-
cleos de formación cultural por excelencia, al mismo tiempo que en
centros de capacitaciónprofesional. No todo el movimiento cultural de
la época giró en torno a su órbita e incluso a veces las coyunturaspolí-
ticas y socialesprovocaron ciertos altibajos en su funcionamiento,pero
se constituyeron en uno de los pilares fundamentalesdel desarrollo cul-
tural bajomedieval. La defensa de estas ideas no está reñida con la
existencia de una infraestructura bibliotecaria todavía pequeña y la
constataciónde que los precios de los libros eran elevadosno sólo por
el encarecimiento de la materia prima sino sobre todo por la lentitud
del trabajo de las copias. El libro medieval todavía no era un bien de
consumo privado, sino una inversión cuyo beneficio incluiría a varias
generaciones.Por 1o tanto la reproducción de textos antiguos no era
frecuentesi en las bibliotecasquedabanalgunasexistencias,lo que be-
neficiaba la copia de las obras de que se carecía.La invención de la im-
prenta supondráen este sentidoun abaratamientode los libros debido a
la mayor rapidez y facilidad con que se hacenlas copias6.

CIENCIA Y MAGIA EN LA EDAD MEDIA

Ciencia y magia desde la percepciónnuestraactual son dos térmi-


nos aparentementecontradictorios y por supuestoopuestos.En general
la ciencia es vista por nosotros como algo positivo y la magia, salvo
cuando vamos a ver a esos habilidosos magos del malavarismo,de la

6 J. VBncER: Les Universités au Moyen Age. París, 1973. VV.AA,: Estudios sobre los
orígenes de las Univ-ersidadesespañolas.Homenajede la universidad de Valladolid a la Uni-
versidad de Bolonia en su IX Centenat'io.Yalladolid, 1988; VV.AA.: In Production du livre
universitaire au Moyen Age. Exentplar et pecia. París, 1988.
120 Ernesto García Fernández

prestidigitacióny del ilusionismo, como algo negativo. Es decir, apa-


rentementea todos nos parece claro qué es la ciencia, qué es lo cientí-
fico y qué es lo acientífico, lo lleno de prejuicios, 1o que tiene falta de
comprobación.Pues bien en la Edad Media el conceptode ciencia no
estabani mucho menos tan desarrolladocomo en la actualidad,la com-
probabilidad de los razanamientosque se utilizaban en las escuelas
monásticas,€r las escuelascatedralicias,er las universidades,er las
escuelasmunicipales o en la propia vida cotidiana estabanrealmente
muy lejos de los parámetrosque se utili zan hoy en día. La religión me-
dieval impregnabacon fuerza todos los aspectosculturalesy académi-
cos de la Europa cristiana. La ciencia estuvo durante mucho tiempo
identificada con las llamadas artes liberales (el trivium - gramática,re-
tórica y dialéctica-) y costó cierto tiempo hacer partícipesde este con-
cepto a las artestécnicas(el cuadrivium -aritmética, geometría,música
y astronomía-) a pesarde las traduccioneslatinas del árabede cuestio-
nes referentesa estasúltimas disciplinas o de la influencia del la cultura
árabeen la cristianaT.La teologíainvadía todos los camposdel sabery
era consideradala ciencia de las ciencias. Todo tipo de conocimientos
estuvieron supeditadosa la teología. La ciencia desde este punto de
vista estabasujeta a unos criterios y a unos valores aceptadosdesde la
Iglesia por el resto de quienesformaban parte de la cristiandad.La ideo-
logía y la creenciacondicionabanel concepto de ciencia. La ciencia era
identificada con conocimientossocialmenteaceptadoscomo buenos.
En el lado opuesto se encontrabala magia, la adivinación, las he-
chicerías,los encantamientosy otra serie de <<artes>> o supersticiones
que estaban arraigadasen determinados ambientes cultos y asimismo
populares.Estos no siempre estabanaceptados,por decirlo con pala-
bras actuales,por la llamada <opinión pública>>, es decir, por quienes
tenían una gran capacidadde influir sobre los demásy de transmitir sus
ideas en aquella determinadasociedad.No es extraño que se identifi-
que en bastantesocasionesla adivinación, la supersticióno la magia
con pautas de comportamiento anterioresal cristianismo, como algo,
por tanto, retrógradoy carentede valor en la sociedadcristianamedie-
val. Tanto determinadasformas de adivinación como ciertas artes de
magia fueron consideradosde forma automática como graves pecados
y los escritoresno dudaron en reflejarlo por escrito con el fin de com-
batir tan grave error. La fe en Cristo no podía permitir tan descabella-

7 R. Taroru (director): É/istoria General de las Ciencias. La ciencia antigrto nzedieval


))
(De los orígenes a 1450). Vol III. La Edad Meclia. Ediciones Destino, Barcelona, 1988;
A. Mlslt: Panorama general de historia de la Ciencia. Buenos Aires 1946-1951,vols. II y
III; D. Guwntsnlvo: De Scientiis.Texto latino establecidopor el P. Manuel Alonso Alonso,
Madrid-Granada, 1954;J.M.n Casclano: El didlogo teológico de Santo Tomas con nxusulma-
nes y jr,tclfos.El tema de la profecía y la revelación. CSIC., Madrid, 1969.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media t2l

das actitudes.A pesar de todo los teólogos y clérigos cultos no conde-


naron en sus escritostodos los tipos de supersticióno cle magia como
tendremosocasiónde comprobar.
Lo cierto es que durante la Edad Media y sobre todo desde fines
del siglo xtl en las bibliotecascristianaspodían encontrarsenumerosas
obras que tocabantemas relacionadoscon la magia, la alquirnia y la
astrología. No pocas de estasobras procedíandel mundo clásico gre-
co-romano y habían llegado a la civilización cristiana a tr¿rvésde la
encomiablelabor de los traductoresy compiladoresde escritos,libros
y textos árabes.Es evidente que se trata de una literatura culta (El In-
troductorium de Albumasar, el Tetrabiblosastrológicoy el Almagesto
astronómico de Ptolomeo, el Picatrix -traducido al castellanoen
1256 y qurzá la obra más importante referente a la magia a lo largo de
la Edad Medias-, el Liber Vaccaeo Libro de los experimentos,texto
medieval que recoge diferentesprácticasmágicas,etc.). Estas obras u
otras similares son leídas y discutidaspor personasde una elevadafor-
mación cultural (Guillermo de Auvernia, Alberto Magno, Arnaldo de
Villanova, etc.). Es decir, escritossobrela magia, la astrologíay la al-
quimia no eran desconocidosdurante la Edad Media y los pensadores
más arriesgadosse acercabana ellos probablementecon la fascinación
de quienes se aproximan a unas obras en cierto modo subversivas,eil
contraposicióncon el pensamientoy las posturasen contra de una
parte de las jerarquíaseclesiásticas.Es difícil medir cuál fue la impor-
tancia que tuvo Ia magia y la cultura de carácter mágico durante la
Edad Media, pero en opinión de Eugenio Garín, aquélla debié desem-
peñar un papel trascendentee.
E,smuy probable que la importancia de la magia vaya más allá de
lo que pudiera aparentaruna aproximación simplista y muchas veces
llena de prejuicios. Eugenio Garín se preguntaen la obra citada sobre
cuál fue el papel de Ia magia, la astrologíay la alquimia en la crisis del
pensamientooccidentalde los siglos xIV y xv. Opina que la importan-
cia de estas<disciplinas>> debió ser grande, afirmando que la salida de
dicha crisis afectó de todos modos a una transformacióntanto de la fi-
losofía como de la magia.

8 J.C. BolocNE: De la antorcha a la hoguera. Magia. y superstición en


e.l Medioet,o.
Edit. Anaya and Mario Muchnik. Madrid, 1997,p. 136; V. PBnnoFrE Cnor\apAcNr: <<Lamagia
cerimoniale del Picatrix nel Rinascimento>>,Atti dell' Academia di Scienz.eMorali e Politiche
di Napoli, vol. LXXXVfU (1977),pp.297-330.
e E. GnntN: <<Consideraciones sobre Ia magia>>, Medioevo y renacimiento.Estudios e in-
vestigaciones, Edit. Taurus. Madrid, 1991, 125-139.
122 Ernesto García Fernández

La lglesia, la Ciencia y la Magia medievales

¿Ahora bien y qué pasa con la pugna entre fe y razón dentro del
propio mundo consideradocomo científico por los poderesdominantes
cristianos?El ansia de saber,la capacidadde razonary de reflexión fa-
voreceránIa existencia de contradicionesentre la fe y la razón,,contra-
dicciones que se intentaron conciliar. No siempre esto fue posible y en
ocasionesalgunossectoresintelectualesactuaroncon contudenciacon-
tra aquéllosque se dedicabanal estudio de la astrologíao de la astrono-
mía, a los que acusabande actuar bajo la magia o sirviéndosede pode-
res demoníamos.Sin duda no comprendían los estudios que estaban
llevando a cabo estosastrólogosni sus investigaciones,es probablein-
cluso que éstostampoco fueran muy buenos astrólogos.Sobre todo en
la trlorencia del siglo xv la astrología había conseguido un gran auge,
siendo requeridoslos serviciosde los astrólogospor los gobernantesde
la ciudad. En un ambiente cultural favorable a la astrologíanumerosas
personasse contagiaronde sus ideas. Paolo del Pozzo Toscanelli,mé-
dico, matemático, geógrafo y astrónomo fue un humanista que a co-
mienzos del siglo xv participó de dichas creenciasastrológicas,aunque
finalmente desconfiarade sus predicciones10.
Pero lo cierto es que se les fue acusando de utllizar la magia y
por tanto el riesgo de acabar en la hoguera podía ser grande. De
nuevo surge la pregunta ¿Quién es en este caso más científico el que
apuestapor la fe o el que apuestapor la raz6n, aunque ésta pueda es-
tar equivocada?LEslo consideradomágico lo negativo o por el con-
trario la base del desarrollode la ciencia moderna?En el fondo estas
son las cuestionesque yo deseo plantear a través del estudio de algu-
nos ejemplos. Como decía FranEois Chatelet ¿En la llamada magia
medieval podría encontrarseel origen de la ciencia moderna? Algu-
nos pensadoresitalianos así lo pensaron y lo escribieron en docu-
mentos de finales del siglo xv. Sin duda, el problema era mucho más
complejo. Pero el recurso a conocimientos de caráctermágico en un
contexto socio-cristianocomo el de la Edad Media no dejaba de ser
una provocación y un acto de rebelión frente a una cultura oficial
ampliamenteinformada desdelas doctrinasde la Iglesia y de sus clé-
rigos.
Es probable, no obstante,que muchos de los presupuestosutiliza-
dos por los llamados magos o por quienes acudían presuntamentea la
magia poco tuvieran que ver con el desarrollo de una ciencia de carác-
ter experimental y por tanto científica. Sin embargo, entre este grupo

r0 Véase G. Aeerrt: Historía de Ia Astronomía. Fondo de Cultura Económica. México,


I 956.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media r23

comenzarána descollaralgunaspersonasque con sus ideas rupturistas


abrieron nuevos caminos hacia la ciencia moderna en unos momentos
en que sólo había impedimentos pata dicho avanceentre los defensores
de la ciencia oficial. Por otro lado, esta circunstanciaha sido un fenó-
meno general en cualquier tipo de civilización en proceso de cambio.
En opinión de Eugenio Garín seráen el Renacimientocuandouna parte
importante de pensadorese intelectualesse acerquena la magia y a los
presuntos saberesrelacionadoscon aspectosde caráctermágico. Sería
en la época renacentistacuando se procura una convergenciaentre el
pensamientorepresentadopor la teología católica y aquél otro medio
escondidoentre los magos,astrólogosy alquimistasheterodoxos.A pe-
sar del rechazoque Leonardo da Vinci tenía contra quienes realizaban
prácticasnigrománticas,personajesde gran relieve cultural como Mar-
silio Ficino dedicaron libros o escritos a la magia e incluso Giovanni
Pico de la Mirandola a fines del xv hace en alguna ocasión apología de
la <<magianatural>>rr. Y aunque tal vez la afirmación primera de Euge-
nio Garín pueda ser algo exagerada,no le falta en cierto modo razón,
pues es sobre todo en el Renacimientocuando algunos escritoresy pen-
sadoresse dedican a escribir sobre las diferencias entre las falsas y las
verdaderasmagia, astrología y alquimia. Existe ahora un interés claro
por acercarsea dichas disciplinas sin ser objeto de los prejuicios deri-
vados de las condenaseclesiásticascontra quienes se aproximabana
aquéllas.Sin duda, determinadospensadorescreían que estasdiscipli-
nas podían ser caminos a través de los cuales avanzaren el conoci-
miento y en el dominio de la naturaleza. Todavía más algunos intelec-
tuales creían que existían explicaciones naturales para comprender
fenómenos consideradosprodigiosos o proféticos e incluso algunos to-
davía iban más allá cuando afirmaban que quienes pensabanque los
hombres que realizaban dichos prodigios eran demoníacos o santos
eran sencillamenteunos ignorantes (Pietro Pomponazzi, profesor uni-
versitario,Mantua-Italia, 1462-1526)12.

rr E. G,qnIN:Medioevo renacimiento.Estudios e investigaciones,Edit. Taurus. Maclrid,


!
1991,p. 113. Pico de la Mirándola, sin embargo, combate la astrologíaadivinatoria y re-
chaza la magia nigromántica, pero defiende la magia natural -para él era el modo operativo
de las ciencias naturales- y fue partidario de la astrología matemá,fica,es decir, del estudio
de las leyes qye regulan los movimientos celestes.Véase E. GenrN: <<Eltilósofo y el mago>>,
en El lzombre del Renacímiento,Madrid (1990), 163-196; P. Z¡¡¡su:rr-l: <<IIproblema della
magia naturale nel Rinascimento>>,Rivista critica di storia della filosofia, XXVilI (1973),
pp.2t r-296.
12 M.A. GnnNRpa,: Cosm.ología,religión y politica en el Renacimiento.Ficino, Savona-
rola, Pomponazzi,Maquiavelo,,Edit Anthropos, Barcelona, 1988; M. GaNnLLAC: <<Astres,
anges et genies chez Marsile Ficin>>,Archivio di Filosofia. Umanesimo e esoterismo, Padua
(1960), pp. 85-109;R. MencBI-:Marsile Ficin, 1433-1499,Paris, 1958; N. CoHN:Démonola-
trie et sorcellerie au Moyen Age: fantasmes et réalités. Edit. Payot, Paris, 1982.
r24 Ernesto García Fernández

En todo caso la teología católica medieval más ortodoxa combatió


la magia y todo aquello que pudiera tener algún caráctermágico13.Las
consecuenciasde esta persecuciónhacia la magiu y otro tipo de sabe-
res consideradosal margen de la admitido por las jerarquíaseclesiásti-
cas debieron ser enormes en algunos casos.Este rechazode la ciencia
y de la técnica por parte de algunos sectoreseclesiásticoshispanosin-
fluyero,n asimismo y con fuerza en las órdenes de San Francisco y
Santo Domingo, al contrario de lo que sucedió en otras zonas de Eu-
ropa (Oxfor, París, etc.). Luis Granjel ha afirmado que la medicina en
líneas generalesse hacía al margen de la Universidad14.En este am*
biente no es extraño que judíos, moros y posteriormenteconversos
monop olizaran en cierta manera en la Península la actividad técnica y
científicals. Hubo, sin embargo, sus excepcionesen algunasramas de
la ciencia, en concretoen la disciplina de la medicina, y así el monas-
terio de Guadalupefue un gran impulsor de los estudiosmédicos du-
rante el siglo xv16, en Salamancahubo cátedrasde física y medicina
desde su fundación, los aragonesesiban a estudiar medicina a Lérida,
Huesca, Montpellier y Toulouse entre los siglos xul al xv y en Cata-
luña sobresalieronen este último siglo los escritos médicos sobre los
humores de Antonio Ricart.
En una sociedad de caráctermaniqueísta en la que el bien tenía su
contrapunto en el mal, efl la que los cristianos tenían un enemigo en
el camino hacia su salvación espiritual en el diablo, en Satán y en el
demonio no resultará,difícil que se creara todo un imaginario colec-
tivo relacionado con la existencia de agentesmalignos entre los que
la Inquisición resaltaráa los brujos, brujas, magos y adivinos, contra
quienes la iglesia comienza a estableceruna normativa punitiva cada
vez mejor reglamentadaa partir del siglo xIV. Una muestra expresiva
de ello es el manual del Inquisidor Bernard Gui escrito a comienzos
del siglo xlv. Por otra parte el estudio de la naturaleza y de los astros
empujó a ciertas personasa pensar en la influencia de éstos sobre los
hombres poniendo sobre la mesa la cuestión de la predestinacióny la

13 E. Gant¡¡: <Magia y astrología en la cultura del Renacimiento>>,Medioevo y renaci-


miento. Estudiose investigaciones, Edit. Taurus.Madrid, 1991, 117-118.
t4 L. GRaN¡pl-:La medicina española antigua y medieval. IJniversidad de Salamanca,
1981.
Is Véase L. GencÍe B¿I-l-rsrER: Historia social de la medicina en la España de los st-
glos xtu al xvr. Madrid, 1976: Vtcnhtr FenReR(Sant): Sermons.2 vols. A cura de J. Sanchis.
Barcelona,1932-34.
16 E. WIcTERSHEIMII:Dictionnaire biographique des médecins en France au Moyen
Age. París, 1936,2 vols; G. BBauJouAN(directeur),Y.Poulle-Dzueux et J-M.u DunBeu-La-
PEYSSoUNNIE: Médecine humaine et vétérinaire d la fin de Moyen Age. Librairie Droz-
Genéve-París.1966.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media r2.5

relación de ésta con el pecadoy con la salvaciónr7.Esta idea no podía


ser asumida, aceptadani permitida por el conjunto del mundo clerical
que sólo veía en Dios y en Jesucristola solución a sus males y a sus
problemas. Por este motivo algunos sectoresde la cristiandad medie-
val creyeron que era herejía suponer que los astros determinabanel
ser y la vida de los hombres. I*-lofaltaron, sin embargo,quienes com-
p a g i n a r o n p e r f e c t a m e n t es l l s c r e e n c i a sr e l i g i o s a s c o n l a s a s t r o l ó -
gicasl8.
Pero la Iglesia recelaba de todo lo que no participaba de la orto-
doxia más estrictay veía, detrásde estaspersonasy sus actitudescul-
turales o sus prácticasexperimentales,la presenciadel diablo que
todo lo quería trastocar para confundir a las gentes y empujarlas al
precicipio, es decir, al infierno. Astrólogos, alquimistas,hechiceros,
brujos o brujas, magos, adivinos y nigromantes acabaránsiendo con-
sideradospor las leyes de algunos reinos y por la iglesia bajomedie-
val como hombres que trabajabanpara el demonio, por tanto, herejes
o sospechososde herejía. No es extraño en estas circunstanciasque
entre éstos se encontraranpersonasque preferían ocultar sus prácticas
a los demás ante el temor a ser acusados.Claro está que según lo que
se pensabaen la época aquellos que se dedicabana la nigromancia te-
nían mayores motivos para esconder su acciones.La intervención de
la Inquisición o de la iglesia episcopalcon el consiguienteapoyo de
los poderesciviles podía desembocaren que dichas personasfueran a
patar a la hoguera.
Este ambiente crítico a estas <disciplinas>>no evitó, sin embargo,
que no pocos gobernantescristianos acudierana astrólogosy alqui-
mistas. Federico Hohenstaufenrecurrió a adivinos y astrólogosmusul-
manes; Miguel de Pompadourhizo el horóscopode trelipe II (1165);
Guillermo de París el de Luis VIII (1187), Andrés de Sully el de Car-

r7 J.C. Scuutrr Historia de la superstición, Crítica, Barcelona, 1992:E. C¡preRLyNCK:


<Féminité et sorcellerie chez les théoriciensde la démonologie á la fin du Moyen Age: Etude
du Malleus maleficarum>>, Renaissanceand Reformation,fl.s.,7 (1983), pp. 13-25;H. Kna-
MERy J. SpnpNcER:The Mctlleusmaleficarum, Pushkin, Londres, 1928; D.P. WRr-xBR:Spiri-
tual and Demonic Magic, from Ficino to Campanella, Warburg Institute, Londres, 1958;
C . G I N z B U R G<: < P r é s o m t i o nssu r l e s a b b a t > >A, n n a l e s 8 . . S . C . ,3 9 ( 1 9 8 4 ) , p p . 3 4 l - 3 5 4 ;
G.A. BnucrgR: <<Sorcery in early RenaissanceFlorence>>? Studies ín the Renaissance,l0
(1963), pp.7-24; A. PÉnpzJnuÉNnz(ed.): Astronontíay astrología.De los orígenesal Rena-
cimiento. Ediciones clásicas,Madrid, 1994; J. Vnn¡¡pr: Astrología y astronomíaen el Renaci-
mienfo. La revolución copernicanü. Ariel, Barcelona, 7974; C. Cannsrr PeRnoNDo,A. ME-
YUHASGltr¿lo(edit): Creencias y culturas. Cristianos, judíos y musulmanes en la España
medieval. Salamanca,1998.
rB Giovanni Villani, arciprestede Hita, arciprestede Talavera y
Arnaldo de Villanova,
según J. Vrn¡¡et: Astrología y astronomía en el Renacimiento. I^a revolución copernicancr.
Ariel, Barcelona,I974, p. 10.
r26 Ernesto García Fernández

los VI ( 1368) y Germán de Paluau el de F'elipeIII en 1245. En la Flo-


rencia de fines del siglo xv la Señoríaen relación con sus negociosde
E,stado,recurrió en momentos excepcionalesa Paolo Toscanelli, que
era consideradocomo un famoso astrólogo,a pesar de que é1 descon-
fiaba de las prediccionesde origen astrológicole.Es decir, estas<<cien-
cias del hombre>>eran protegidas a su vez por determinados poderes
cristianosy por supuestode otras religiones.A estos astrólogosencar-
gaban la realización de los horóscoposde los futuros reyes en el mo-
mento de su nacimiento,etc.
El manual de inquisidores de Nicolau de Aymeric, redactadoen el
siglo xIV (hacia 1376), cuando se refería a <delitos de que conoce el
Santo Oficio> contienelo siguiente:
<<Loshechiceros y adivinos son procesados por el Santo Oficio,
cuando en sus encantos hacen cosas que se rocen con heregía, como
bautizar segunda vez las criaturas, adorar una calavera, etc. Mas si se ci-
ñeren a adivinar los futuros contigentes por la quiromancia o rayas de la
mano o por el juego de dados o el aspecto de los astros, que son meras
hechicerias, serán juzgados por los tribunales seglares. Dirct. part, quo-
est. 52. Los que dan pocimas amatorias a mugeres para que los quieran
se asimilan a estos ultimos. Ibid., quoest.43...Conforme a esta ultima
observacion, si el hechicero que invoca al diablo, por ejemplo, para que
se enamore de uno, una muger, se vale de los imperativos, te mando, te
apremio, te requiero, etc. no es tan esplicita su heregia; pero si dice, te
suplico, te pido, te ruego, etc., es herege manifiesto, porque estasformu-
las suplicatorias suponen y contienen adoracion implicita. Ibid.
Los astrologos y alquimistas pueden ser mirados como gente que in-
voca al demonio, porque cuando no consiguen los descubrimientos que
desean acuden luego al diablo, sacrificandole victimas, con invocacio-
nes tacitas o espresas.Direct. prt. 3, a9.293.
La alquimia especialmente es ocasion proxima de que invoquen al de-
monio los que se dan a ella sin tener dinero, porque, si bien no es total-
mente imposible que un rico procure hacer oro sin incurrir en sospechade
mágico, los alquimistas, que no tienen mucho caudal, como casi siempre
se quedan pidiendo limosna despues de sus tentativas, dan las mas veces
en llamar al diablo: o en acuñar moneda falsa. Acaso los quimicos se eno-
jarán contra mi por lo que digo, mas no soi yo el único de mi dictament,
que otros muchos gravisimos y doctisimos autores le han sustentado.
Fuera de que no alcanzo que respuestapuedan dar a la auto-ridad del Papa
Juan XXII, el cual en su constitucion: spondent quas non exhibent divitias
pauperes alchimistae, señalan severisimas penas a los que vendan oro o
plata fabricados por los alquimistas. Adnotas, lib. 3, schol. 32>>20.

re G. Anrrrl: Historia de Ia Astronomía. Fondo de Cultura Económica. México, 1956;


Ma. T. ALvERtrtv:<<Astrologueset théologiens au xIIe siécle>>,
Mélanges offerts d M.D. Chenu,
París, 1967, pp. 31-50; <<Astrologyand magic>>en B. ScHrutrr y otros (editores): The Cam-
bridge History of Renaissance Philosophy, Cambridge University Press, Cambridge, 1988,
pp.264-300; M. Pnnaun'.Les astrologuesd.lafin du Moyen Age. J-C. Lattés, París, 1984.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media 127

Como se ha podido constataren el manual de inquisidoresde Nico-


lau Aymeric algunos de estos astrólogos,químicos o alquimistas co-
menzaron a ser perseguidos sistemáticamentepor la iglesia, tal vez
también, porque habían comenzadoa dar sus opiniones en el terreno
religioso. A comienzosdel xIV el italiano Pier D'Abano, médico, le-
trado y astrónomo tras adjurar de los cargos que le habían acusadofue
perdonado.Sin embargo siguió ejerciendo la astrologíamotivo por el
cual fue perseguidonuevamente,muriendo cuando se le estabainstru-
yendo el proceso inquisitorial. Esto no evitó que fuera condenadopor
hereje y quemado su cuerpo. Por esas mismas fechas el astrólogo
Cecco d'Ascoli fue obligado a adjurar en 1324 por el inquisidor de Bo-
lonia Fray Lamberto del Cordiglio, se le quitaron todos los cargos que
desempeñabay fue condenadoa la realización de duras penitencias.En
T327 era de nuevo detenido por el inquisidor de Florencia y condenado
a la hoguera.
En opinión de Pierre Dominique la Inquisición <quedabaa menudo
- aunque no siempre- desarmadaante la astrología,ciencia que a ve-
ces se mezclaba con un determinismo fundamental y frecuentemente
con el ateísmo.La Inquisición también perseguíala alquimia porque
bastantespríncipes se figuraban que podían fabricar oro. Los filósofos
o los teólogos pretendían demostrarlo mediante razonamientos;la
transmutaciónde metales era un principio admitido y ademáslos char-
latanesestabansiempre al acechode las grandespresasprincipescas>>.
Otros autoresdesmitifican la alquimia como una búsquedade la piedra
filososal o el presunto interés de los alquimistas por lograr transformar
las piedras en oro. En cualquier caso la acusacióncontra una persona
de la realización de actividades sospechosasde herejía podía tener se-
rias consecuenciaspara el futuro de su actividad profesional, si no se
actuabacon rapidez. En 1464 se acusó de nigromante a Berenguer Gi-
bert, maestrode la Universidad de Lérida, motivo por el cual estuvo a
punto de perder su puesto de trabajo" .

La Medicina, la Astrología y la Alquimia entre la <<Ciencia>>


y la Magia

La ciencia medieval tuvo ciertamentegrandeslimitaciones. Es evi-


dente que la ciencia reconocidapor la Iglesia no fue capaz de combatir
todas las deficienciasque se planteabana la sociedadde la época ni en

20 N. Eyupnlc: Manual de inquisidores. Editorial Fontamara. Barc.elona,


1982.
21 L.S. GnnNJEL: La medicina española antigua y nzedieval.Universidad
de Salamanca,
1 9 8 1 ,p . 1 6 0 .
128 Ernesto García Fernández

el terrenode lo social ni en el terreno de lo físico y material.El conoci-


miento del universo era todavía muy limitado y tan sólo a partir de los
siglos xlr y xIII se comenzatona dar pasoscadavez más significativos
gracias en parte a la influencia de las obras árabesque se tradujeron a
los romanceslatinos. Las matemáticasy la física tampoco se encontra-
ban a Lln nivel alto, incluso hasta bien entradala Edad Moderna se si-
guió utilizando como sistemacontableen muchos centrosreligiososel
sistemade numeraciónromano, con muchos mayores inconvenientes
que el sistemadecimal, etc. Por otra parte la ciencia, <<nuestra ciencia
experimental>>, tenía que luchar para desarrollarseen la Edad Media
con la teología cristiana y con la fe. Razón y fe podían chocar entre
ellas si se seguíael camino de Ia experimentación.No en vano algunos
defensoresde la astrologíatenían sumo cuidado en afirmar que la in-
fuencia de la astrologíasobre el hombre y la naturalezasólo tenía sen-
tido en el terreno de lo natural, mientras que en nada atafiíaal mundo
del espíritu (Enrique de Villena)22.
Asimismo personajestan importantesen la historia de la ciencia
como el franciscanoinglés Roger Bacon tuvieron numerososinconve-
nientes para dedicarsea esta actividad. Tuvo que intervenir e[ Papa
Clemente en 1268 para que le dejaran en la Orden franciscanadedi-
carse a esta actividad, pero en l2l8 tras la muerte de éste (t 1268),,le
sometierona juicio en París, siendo condenadopor sus presuntasopi-
niones heterodoxasy pasandola mayor parte de su vida en la cárcel,de
la que salió en 1292, poco antes de su muertez3.Roger Bacon insistía
en la necesidadde comprobary experimentarlas conclusionesalcanza-
das a priori, si bien siempre defendió que la ciencia debía hallarse al
servicio de la religión cristiana.Tanto Roger Bacon como el cardenal
Pierre D'Ailly y el dominico Tommaso Campanellacreyeron en la in-
fluencia del horóscopoy en que la llegadade los profetasobedecíaa las
grandesconjuncionesastrológicas.Este tipo de creenciasastrológicas

22 J.M.uMlllns VtllncRusn: <<El<<librode Astrologíu de don Enrique de Villen¿r>>, en


Estudios sobre Historia de la Cíenctttespañolu,vol. I. Madrid (1987), 399-426.
23 J. JpRi.ls:Historia cle la Físicct. Hastct mecliatlosclel siglo xx. Fondo de CulturaEconó-
mica. Fondo de Cultura Económica.México, 1986. <...Serumoreabaque Bacon no sólo se
interesabapor la verdaderaciencia, sino también por las artes tenebrosas;es el caso que con
el carácter de un espeluznantenigromántico es como se le conoció en todo el mundo>>,
pp. 139-140. En su obra De secretis operibus afirma 1o siguiente: <<Podrían construirsemá-
quinas para que los buques navegarancon más rapidez que empleandouna muchedumbrede
remeros, y los carruajescon Lrnarapidez increíble sin emplear animales cle tiro y finalmente
no sería imposible construir instrumentoscon un aparato compuesto de alas que permitiera
volar como los pájaros>>. En el terreno de la física también sobresalieronNicolás de Oresme
(f 1382); Guillermo de Occam (f 1349); Alberto de Sajonia (f 1390) y Nicolás de Cusa
( 1 4 0 1 - 1 4 6 4 ) .V é a s e R . B A C o N : O p u s m a i u s , e d . d e J . H . B r i d g e s , O x f o r d , 1 8 9 7 - 1 9 0 0 ;
A. AculnnE RBSpRLDIZA: Letc'ienciapctsitivaen el siglo xttt. Rogerio Bacon,Barcelona, 1935.
Cultura, Ciencia y Magia en Ia Edad Media 129

no deberíaresultarnostan extraño entre los cristianoscuandolos Evan-


gelios afirman que el nacimiento del Hijo de Dios fue anunciadoa los
Reyes Magos de Oriente a través de una estrella.Por otra parte, Roger
Bacon tenía una deuda,en opinión de Eugenio Garín, con las enseñán-
zas mágico-alquímicasaI <<concebir la ciencia como poder, como obra
activa que escuchael lenguajede la naturalezapara asimilarlo y poder
dar órdenesa esanaturalezay transformarlaen una siervaeficaz>.-
En el trasfondo de todo esto se encuentraen opinión de Eugenio
Garín la convicción de que <<lanaturalezaes una unidad y cooperacon
el hombre; escrutandolas profundidadesdel alma que la mueve, el
hombre puede servirsede ella, persuadiéndolapor medio de plegariasy
encantamientos,aprovechándose de su plasticidadvivienterr24.Ya el li-
bro del Picatrix, en su preámbulo,dice que <<laciencia, o sea,el cono-
cimiento mágico-astrológico,es un procesoilimitado, que se incre-
menta indefinidamente..., su poder es prodigiosoy no conocelímites>>.
Dice Eugenio Garín que la concepcióndel Picatrix sobre el hombre y
su puesto en el mundo tiene que ver con ese hombre-microcrosmos
(que) es capaz de obrar realizandonuevas combinaciones,es decir,
nuevas convergenciasde fuerzas; esa ciencia, que es la ciencia su-
prema, consisteen la capacidadde regular, dominar y transformar a los
hombresy a las cosas...Enla magiay la astrologíaconvergenamboste-
mas: el poder dominador de las fuetzas de la naturalezay el poder re-
formador de los hombres a través del saber.En el punto que los astros
señalancomo el momento oportuno para una gran crisis, el hombre sa-
bio casa hábilmente las fuerzas, las combina para realizar lo que de-
Seatt25.
Como ha quedadoseñaladola iglesia o sectoresde ella fueron es-
pecialmenteremisos al desarrollode la ciencia. FrancescEixemenis
se oponíaen el siglo xIV a que los clérigosy los hijos de la aristocra-
cia o de los mercaderesaprendierangeometría,aritmética y astrolo-
gía porque considerabaque no sólo no eran cienciasreligiosassino
que de su estudio se corría el riesgo de que dichos alumnos abando-
naran la fe cristianay se convirtieran al Islam26.Hasta tal punto iclen-
tific aba desarrollode la ciencia con el mundo musulmány en parte no
le faltaba razón en lo que se refiere a esta última cuestión. San Vi-
cente Ferrer a principios del siglo xv condenó a Aristóteles y a Pla-

24 E. GnnlN: <Magia y astrología en la cultura


del Renacimiento>>, Medioevo y Renaci-
miento. Estudiose investigaciones,Edit. Taurus.Madrid, l9gl,llZ-124.
2s E. GnntN: <<Consideracionessobre la magia>>,Medioevo y renacimiento.Estudios e in-
vestigaciones,Edit. Taurus. Madrid, l99l , 125-129.
26 L. GencÍn BRu-Esrsn Historia soc'ial de la
medicina en la Es¡taña de los slglos xtn al
xvl. Edit. Akal, Madrid, 1976, p.53; J. WpesrER, F. ErxlvrENrs:I¡t Societüt cütülana al se-
gle xtv. Barcelona,1968.
130 Ernesto García Fernández

tón al infiern ozt. E,sterechazo a lo científico no era por estas fechas


tan contundenteentre las órdenesdominicas y franciscanasdel resto de
Europa y pudiera estar relacionadocon la proximidad del mundo islá-
mico y con la fuerza de la minoría judía existenteen los reinos hispáni-
cos. Quizá esta circunstanciafavoreció que en la Penínsulala actividad
científica estuvieraen parte en manos de judíos, musulmanesy poste-
riormente de conversos.En la mayor parte de la cristiandadeuropealas
obras de Aristóteles y de determinadospensadoresmusulmanesfueron
el punto de partida del futuro desarrollo científico europeo. Sin em-
bargo el hombre medieval sí intentabaexplicar de forma racional, que
no científica, todo tipo de fenómenos,entre otros el nacimiento de ni-
ños deformes, explicándolo mediante el recurso al antojo de la mujer, a
coincidenciasastrológicaso a la creenciade que el útero femenino se
dividía en tres cámaras:la izquierda y la derecha donde se conciben
respectivamentea las hijas y a los hijos y la neutra donde se gestabaal
hermafrodita.Jean Claude Bologne sostieneque los intelectualesme-
dievales tenían una gran voluntad por buscar explicacionessatisfacto-
rias a cualquier fenómeno del que tuvieran concimiento, aunque aqué-
llas seana nuestrosojos muy poco convincentesy nada científicas28.
La medicina durantela Alta Edad Media estuvo relativamentepoco
avanzaday desarrolladaentre los cristianos,aunquea partir del siglo xtt
se hicieron notables progresosde la mano de determinadoscentros de
estudio y universidades(Salerno,Montpellier, Toulouse,Bolonia, Ve-
necia, París,Salamanca,Lérida, Huesca,etc.)2e.Los tratamientosmedi-
cinales se basabanen el descanso,, en la manipulación de determinad.as
plantas y minerales,en el aislamientode los pacientes-leprosos- o
en la huída de las localidadescontagiadasy también en cierta medida
en la prevención.Se conocenalgunosmanualesmedicinalescorrespon-
dientesa los siglos x y xI, el <<leechbook>>o libro del médico del x y la
<<Lacnunga>> del xt, ambos con claros rituales y tabúes de carácter má-
gico. En este último libro uno de los motivos más frecuentesdel naci-

27 L. Gencía BnllssrnR: Historia social de l¿tmedicinct en la Espctñttde los siglos xttt al


xr.,r.Edit. Akal, Madrid, 1976, p.51; Vrcprur FBRRen(Sant): Sermons,2. vols. A cura de
J. Sanchis,Barcelona,1932-34,vol. I.
28 J.C. Bolocrur: De la antorcha a la hoguera. Magia y superstición en el Medioevo.
Edit. Anaya anclMario Muchnik. Madrid, 199-l,pp.2O7-210.
2e Salamancacontaba con cátedrasde física y de medicina donde se enseñabala versión
islámica de los conocimientos médicos de Galeno y donde se valoraba el saber de Avicena.
G. Bs¿"uJouAN,Y. Pour-lp-f)RrEuxet J.-M.o DeRneu-LeppvssouNNlE:Médecine ltumaine et
vétérinaire d lafin du Moyen Age. Librairie Droz-Genéve-parís,1966; VV.AA.: Tradición e
innovación de la medicina l.atina de la antigüedad y de la alta Edad Media: Actas del IV Co-
loqttio Internacional sobre los textos rnédicos latinos antiguos. Universidad de Santiago de
Compostela, 1994; L.S. Gn¡NJEL:La medicina españolctantigua v meclieval.Universidad de
Salamanca.198I .
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media 131

miento de la enfermedadera la travesurade los duendes,que la iglesia


considerabacomo demonios3O. Durante la Baja Edad Media comienzan
a abundar los escritos de caráctercientífico-médico, pero en gran parte
de éstos están colocadosen un mismo plano de igualdad práiticai su-
persticiosaso mágicas con recetas médicas, Durante grun parte de la
Edad Media entre los mejoresmédicos se encontraronprecisamenteju-
díos. Los reyes y gobernanteshispanos y europeospronto se dieion
cuentade ello y solicitaronsus servicioscuandoalgunáenfermedadde-
licada habían contraído3l.No todo el aprendizajede los conocimientos
en medicina, sin embargo,pasabapor asistir a las escuelasmonásticas32
o catedralicias,pues una serie de personassobretodo judías accedieron
a dicho saber a través del estudio de la tradición científica islámica y
del árabe(textosen árabede Galeno,de Avicena, etc.).
Paralelamentea la existenciade una <<ciencia médica>> se continuó
con prácticas esotéricaso creencialesque utilizaban el arte ardivinato-
rio, la alquimia, los conocimientosmágicos para curar las enfermeda-
des y la invocación a la Virgen o a algunos santos(Santiago33, Santo
Domingo, etc.) a través de los cualesel enfermo creía podeilograr cu-
rarse. El uso de amuletos (piedraspreciosascomo las perlas, lá esme-
ralda y el zaffuoo de objetos de animales como cuerno áe ciervo, de ri-
noceronte,patas de conejo, etc.) llegó a ser incluso recomendadopor
algunosmédicos3a. Desde San Isidoro de Sevilla la Iglesia reconocelas

30 R. KtpcrHEppR:La nmgicten
la Edad Media. Edit. Crítica, Barcelona,7992,pp.74-75.
3r La medicina alcanzaun gran auge
sobre todo en Italia y Francia donde tuvo un fuerte
impulso de mano de las universidades.EI estudio de la anatomía,las solucionescurativas e
incluso la realizaciónde diseccionesen personasy animales fueron síntomasdel progreso
en
este campo. Pero ya a fines del siglo xln Bonifacio VIII sancionócon excomunién u-lo, qu"
tealizaran disecciones,permitiendo éstas tan sólo en casos específicos y con animales, se
prohibqia derramar sangreen las operacionesrealizadas.A comlenzosOetsiglo xrv se siguie-
ron permitiendo determinadasdiseccionesa ciertos maestros en algunos céntros de estudio
italianos donde se practicabala medicina (Univesidad de Bolonia). Por este motivo la cirugía
no fue reconocidacomo una materia de estudio en las universidadesmedievalesde Inglateira
y Francia, siendo frecuente que esta labor la llevaran a cabo los barberositinerantes (opera-
ban Ia piedra, la hernia, las cafaratas,etc.). A.C. Cnoil,rslE:Historia dela cienciá: de
San Agustín a Galileo. Edit. Alianza,Madrid, 1974. vols. I y II; J. Rlpn¿, E. MoNrERo Cns-
TELLE,A. Ro¡o VEGA,A, CannERASP¿cHó¡t, A. Onozco AcuevrvA, L.S. Gp4NJEL:Ciencia,
nzedicinay sociedad en el.RenacimientocasÍellano.Valladolid, IgBg.
32 El monasterio Jerónimo de Santa
María de Guadalupe (Extremadura) fue un centro de
formación médica importante duranteel siglo xv.
33 En el Liber Sancti Iacobi se alude
a enfermedadesque podía curar Santiago si se inter-
cedía ante él: la lepra, la sarna,el frenesí,la manía, proble*aJr*nales y urinarioi, reumas,ic-
tericias, etc- Aimeric Picaud a comienzos del siglo xu insiste en las curacionesque se pueden
obtener si se visita la tumba del apóstol.
3a En una colección occitana de
mediados del xltr se citan numerososremedios mágicos
que incluyen <<ligaduras,an'obamientos y amuletos, encantamientos,reglas para affancar
hierbas, la observancia de tiempos y condiciones astrológicas, ejemplosle lbgica mágica
t32 Ernesto García Fernández

virtudes médicas y mágicas de ciertas piedras preciosas.Esto significa


que el portar este tipo de objetos en el cuerpo no debe ser identificado
sin más con la eleganciao la coqueteríade quienes las llevan, sino que
en la Edad Media puede estar relacionado con las supersticionesy
creenciasde sus portadores.La Iglesia Católica acabó vinculando los
amuletoscon el culto a los Santos sirviendo de este modo de talisma-
nes para quien llevara este tipo de obsequios,pero en este último caso
ya no se les denominarácomo amuletoso sellos sino como reliquias y
medallas35.
Durante la Edad Media proliferaron los lapidarios o libros que re-
cogen las virtudes o perjuicios de las piedraspreciosaso sus supuestos
poderes curativos, pero que a la vista de su contenido pueden ser de
utilidad en el campo de los estudios de mineralogía, de la química y
por supuestode la medicina. Uno de los libros-lapidariosmás famosos
en la Edad Media fue el escrito por el obispo Marbodio de Rennes<<El
libro de las piedras>>,a fines del siglo xI36.La influencia de esta obra se
dejó sentir en otros libros de similares características, quizá también en
el lapidario de Alfonso X de Castilla, donde se describenlas cualidades
de las piedras debido a la influencia que ejercen los signos del zodíaco,
los planetas,las constelaciones,las estrellasy en función de sus distintas
posiciones3T. De otro lado fue evidente en determinadosambientesmédi-
cos el uso de productos de origen animal con fines terapéuticoso medici-
nales (leche, orina, cerumen, grasa, excrementos,saliva, hiel, cotazón,
testículos,hígado,molleja, verga,cuernos,ojos, etc.). Existió incluso una
<<magiasimpática>>, porque partía de la idea de que un órgano humano se
podía curar con el órgano correspondientede otro animal (la esterilidad
podía ser combatida con vulvas, testículoso vergas de animales)38.Asi-

como la teoría de que "lo semejaútecyra lo semejante"y la doctrina de las signaturas,posi-


blemente magia simpática, mezclando conf recuencia más de uno de estos elementos>>. A
principios del siglo xlv algunos médicos cultos recomendabana sus pacientesqlle se colgaran
al cuello hierbas <<recolectadas
con el Padrenuestro>>. Véase L.M. ParBRsox:EI mundo de los
trovadores. La sociedad occitana medieval (entre I100 y 1300). Edit. Península,Barcelona,
L997, pp. 191 y 361;C. BnuNeL: <<Recettes médicalesdu xrtI" siécleen languede provence>>,
Romanta 83 (1962), 145-190;P. MEvnR: <<Recettes médicalesen provengal,d'aprés le MS.R.
14.30 de Trinity College (Cambridge)>>, Romanict,32(1903), 268-299;L. TuonNDrKE: A his-
tory of magic and experimentalscience,I. New York, 1923.
3s J.C. BolocNE: De la antorcha a la hoguera. Magia y superstición en eI Medioevo.
Edit. Anaya and Mario Muchnik. Madrid, 1997, pp. 224-225.
3ó R. KEcrHepzB: La magia en la Edad Media. Edit. Crítica, Barcelona, 199?, pp. I l3-
115. Por supuesto,este autor afirma que detrás de los poderes de las piedras se encuentra
siempre Dios.
31 Alfonso X, rey de Castilla: Lapidttrio.'Iexto íntegro en versión de María Brey Mariño.
Editorial Castalia<<Odres Nuevos>>,Madrid, 1970.
38 J.C. BoLocFIe: De la antorcha a la hoguera. Magio y superstición en el Medioevo.
Edit. Anaya and Mario Muchnik. Madrid, 199J, pp. 187 y siguientes.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media 133

mismo, eil los manualesse recoge que se seleccionabanlos ingredien-


tes curativos con animales fuertes, veloces, machos antes que hembras
en la convicción de que sus efectosseríanmás beneficiosospa{a el pa-
ciente, en función de las diferentesenfermedadesque sufrían3e.
La utilización de artes de caráctermágico para sanar a los enfermos
se mezcló con el uso de ciertas fórmulas y ritos religiosos (invocación
a los santos,al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo mientras se recogían
determinadashierbas curativas,creenciaen que los reyes tenían pode-
res curativos, utllización por escrito de determinadasfórmulas que se
colgabanposteriormenteal cuello, etc.)o0.En estos últimos casoscon-
viene introducir un nuevo elemento a tener en cuenta, la relación y la
diferencia entre el milagro y la magia, Ia medalla y el amuleto, pues se
invoca a los santoscon fines curativos o se recurre a prácticasmágicas
con este mismo objetivo. En estas circunstanciasno siempre es fácil
distinguir entre religión, supersticióny magia y a vecesd,ala impresión
de que se estánutilizando unas técnicassimilares bajo diferentesapara-
tos conceptuales.El problema mayor se genera cuando la Iglesia apre-
cia una competenciaentre unas técnicasy otras. A veces el recurso má-
gico era utilizado a la hora del parto llegándose a exor cizar al diablo
poniendo sobre los genitales de la mujer la Estrella de Salomón, em-
pleando agentesfertilizantes o colocando el marido su cinturón a la
mujer tres vecesrecitando <<yote ato, deja que Cristo te desate>>4l.
En todo caso no todos los medios empíricos utilizados por la medi-
cina popular eran inapropiados,como ha sido reconocido posterior-

3e R. KTcxHEFER:ln mngiü en la Edad Media. Edit. Crítica,


Barcelona, 1992, pp. l6-
77.
40 F. Cro (director): Historia de la Ciencia. Antigüedad y Edad Media, Barcelona,7977,
tomo I. No faltaron gentes que consideraron que la palabra y los escritos tenían poderes mági-
cos, motivo por el que se incluían algunas palabras a la hora de realizar determinadasartes
mágicas.Las mujeres salernitanasrecogían betónica,junto con flámula y sabina sulfurosa,el
día de la Ascensión hacia la hora tercia, mientras reazabanun padrenuestro,su jugo lo mez*
claban con aceitey grsasade cerdo y un pco de cera. El ungüento resultantese utilizaba para
curar la melancolía,la ciática,laparálisis, etc. Asimismo, usabanamuletosparacombatir el
aborto (una piedra de fertilidad, o una piedra porosa o un hueso esponjoso de la cabezade un
asno). Otras prácticas mágicas medievalesera la de colocar sesosde liebre en la tripa de la
mujer para facilitar el parto en el caso de que preveyera un parto difícil. Se considerabaa este
animal como un agente de fertilidad que favorecería un buen parto; la siempreviva mayor era
consideradacomo una planta capaz de curar la ictericia porque tenía flores amarillas, etc.
Esto último se basaba en la creencia de que lo semejante servía para curar a lo semejante.
L . M . P a r n n s o N : o p .c i t . , p . l 9 2 ; I . C . P o u u N : < < E n t r e m a g i e e t r e l i g i o n . R e c h e r c h e s s u r l e s u t i -
lisations marginalesde l'écrit dans la culture populaire du haut moyen &ge>,en P. BocuoNl
(ed.): I^a Culture populaire au moyen age. Etudes présentéesau Quatriéme colloque de l'Ins-
titut d'études médiévales de I'Université de Montréa|,2-3 abril 1977 (Montreal, 1979),
pp. 121-143.Véase,asimismo, L.S. GnnN¡sl-'.La medicina españolaantigua y medieval.IJni-
versidadde Salamanca? 1981,p. 156.
4t L.M. PerpnsoN: op. cit., p. I93.
134 Ernesto García Fernández

mente por la medicina contemporánea.A veces la llamada medicina


popular donde se entremezclael empirismo, las creenciasy las sllpers-
ticiones estuvo muy influida por la cultura oriental y por la astrologíaa}.
Por otra parte la astrologíafue utilizada por algunos médicos en el trato
con sus pacientesy se tiene noticias de médicosjudíos y cristianosco-
nocedores del <<arte>> de la astrología o de otro tipo de conocimientos
sobre astronomía.A principios del siglo xIV el médico y astrólogo
Pietro d'Abano defendíaque con las técnicasadecuadaslas estrellas
podían favorecera los humanos.En medicina reaparecenlos <hombres
astrológicos>>, donde se apreciala correspondienciaentre los doce sig-
nos del zodíacoy los diferentesmiembros del cuerpo humano (cabeza-
Aries; cuello-Taurus,brazosy hombros-Géminis;pecho-Cáncer;costa-
d o s - l e o ; v i e n t r e - V i r g o ; n a l g a s - L i b r a ;ó r g a n o s g e n i t a l e s - E s c o r p i o ;
muslos-Sagitario;rodillas-Capricornio,piernas-Acuario;pies-Piscis ;
etc.). A partir de estasrelacionesse realizabanposteriormentedetermi-
nadas operacionesterapéuticas- lugar del cuerpo donde debían practi-
carse,momentosfavorablespara las sangrías,etc En los siglos xrv
y xv incluso aparecenalgunoscaballosastrológicosen los libros sobre
veterinaria. En cierto modo, la astrología se había convertido en una
manifestación más de la profesionalidad del médicoa3.En relación con
las prediccionesexistió, por supuesto,una astrologíaadivinatoria a la
que recurrían las gentes medievales para informarse sobre el futuro o
para curar las <<enfermedades de ansiedad>>aa.
Pierre de Ailly estudiandoen I4l4 las conjuncionesde los astrosy
relacionándoloscon los signos del Zodiaco advirtió que el mayor peli-
gro para la Iglesia tendría lugar el año 1789, tal vez por la llegada del
Anticristo o de alguna secta adversariaal cristianismo: <Si el mundo
dura hasta entonces,lo que sólo Dios sabe,habrá en ese mornentonu-
m e r o s a s , g r a n d e s y s o r p r e n d e n t e sa l t e r a c i o n e sy m u t a c i o n e s d e l
mundo, y en particularen el terrenode las leyes y de las sectas>>45.
Por tanto conjuros, talismanesy encantamientosse realizan porque
se cree que la naturalezaestá viva y se puede influir sobre ella y sobre
los designiosde Dios mediantela utilización de dichos procedimientos.
Por supuesto,no faltaron las críticas provenientesde aquellos médicos

42 <<...Ia
pervivencia de prácticascuradorascon dilatada traclición,en las quese enrremez-
clan conocimientos empríricos con convicciones creencialesy supersticionesque en algún
caso, incapazpara desarraigarlas,la iglesia optó por cristianizar; no puede olvidarse, en esta
primera aproximación a la medicina popular, la presenciade un influjo oriental que es intro-
ducido en los medios cultos cristianospor la traducción de textos astrológicos...>>.
Véase L.S.
Gnaru¡el:op. cit., p. 150.
43 J.C. BolocNE: op. cit., p. 138.
44 E. GRRttt: <Magia y astrología en la cultura del Renacimiento>>, Medioevo y renaci-
miento. Estudiose investigaciones, Edit. Taurus.Madrid, 19gl,pp. l lz-124.
45 J.C. BoloGNE:op. cit., p. t39.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media 13s
que recusabanla <<astrología médica>>, como la del médico Alonso Chi-
rino a mediadosdel siglo xv en su <Espejode la medicina>>aó. Ciencia,
magia y religión estuvieronen ocasionesentrelazadasdentro de la pro-
pia cultura dominante.Es decir, remedios <<populares>> y remedioscul-
tos fueron habitualesen el desarrollode la medicina medieval.Algunos
textos literarios del Gonzalo de Berceo aluden al papel de Santo Do-
mingo o de la Virgen como sanadores4T.
Por consiguienteen la mentalidadmedieval Dios podía intervenir
en la curación de los enfermos.En este contextono es extrañoque re-
brotara el curanderismoe incluso la magia en determinadosambien-
tes de la élite cultural o en otros más populares.A través de la magia
se pretendía influir en el curso de los acontecimientosnaturalesme-
diante la presuntaintervención de seressobrenaturaleso la llamada a
presuntospoderes ocultos y desconocidos.Algunos curanderosfue-
ron ejecutadoscomo brujos en tiempos del monarca francés Carlos
VI al no conseguircurar la locura de dicho rey. Sin duda, las mujeres
desempeñaronun papel notable en este campo y con sus serviciol so-
lían ayudar a las otras mujeres a traer al mundo a sus hijos o a aliv iar-
les con sus conocimientosherbolarioslos males o enfermedadesque
la todavía poco avanzadamedicina, cuando había médico o se poáía
acudir a é1, era incapaz de curar. No todas estas mujeres han de ser
consideradas,sin embargo, como hechiceraso culpables de utilizar
fórmulas o rituales de caráctermágico. Las Siete Partidas,entre otros
textos, reconocen su buen hacer. La sexta partida las define como
<<mujeres sabidoras>> a quienes asisten en los partos, tratan enferme-
dades típicas de las mujeres y algunas enfermedadesinfantiles, asi-
m i s m o e n e l s i g l o x t l S a n t aH i l d e g a r d a d e B i n g e n e s c o n s i d e r a d a
como una gran conocedorade hierbasmedicinales,sin ser sospechosa
de realizar prácticasbrujerilesas.¿Pero si hasta puede sucederque no-
sotros,eil pleno siglo XX, conozcamosa personasque han recurrido a
los curanderoscon el objetivo de curarse?¿Qué no harían en plena
Edad Media quienes comprobaran que sus dolores no remitían o que
sus enfermedadescada vez eran más graves?Ciudadescomo Lyon re-
currirán ocasionalmentea curanderos para curar las fiebres que pade-
cían sus habitantes( 1498).

aó Alonso Chirino afirma que los médicos con la astrología<<venden


muchasde sus men-
tiras por verdades,por lo qual ponen en muchos peligros ánimas e cuerpos...muchasvezes,
faziéndose astrólogos, pasan por físicos, e faziéndose físicos, pasan por astrólogos...sonde
muchas dubdase non de menos mentir la una que la otra>>. L.S. GnaNJEL:op. cit. p. 160.
47 L.S. GnaNJEL:op. cit., p. 154.
48 J.C. BolocNe: op.cit., p.45. Hildegarda llegó
a escribir un tratado de carácfermédico
<<Causae et curae>>.Véase D. M¿níN: Hildegarde, une tnédecine tombée du ciel, tomo l, la
prévention,IomoIl, Ies réntedes.edt. Saint-Paul,Paris (1991), Friburgo ( lgg2).
136 Ernesto García Fernández

Siempre hubo, por tanto, ur amplio camino para aquellaspersonas


que quisieran continuar con el curanderismopopular o en la medicina
popular, único lugar donde las mujeres pudieron aprendery ejercer al-
gunos rudimentos de medicina. Entre este grupo pronto la iglesia
comenzó a perseguir a las hechiceras,a aquellas mujeres que hacían
hechizos presuntamentecon fines curativos, pero que fueron conside-
rados como maléficos y de caráctermágico. Los poderespolíticos
cristianos4ey posteriormente1apropia Inquisición medieval persiguie-
ron con contundenciaa estas mujeres, muchas de las cuales fueron
qlremadasen la hoguerasO. E,n otras ocasionesgentes acomodadasse
sirvieron de sus servicioscomo sucedióa fines del siglo xlv con el rey
aragonésJuan I que acudió a hechicerase incluso utilizó anlllos mági-
cos con fines curativos.¿Hastaqué punto estashechicerasestabanrea-
lizando una magia maligna? ¿Hastaqué punto no pudiera estar suce-
diendo en bastantescasosque con estosbebedizoso bien no se hacía
un mayor mal al paciente o incluso no pudiera estar sucediendoque
con ellos se conseguíaaliviar o curar al paciente?Lo cierto es que a
estasmujeres se las marginó de maneraradical por la Iglesia y por los
poderesciviles. Se fue creandotodo un imaginario muy negativo con-
tra su mundo y sus actividadesllegando a calar hastaen las capasmás
humildes de la socie-dad.De la acusaciónde hechicerasa brujas sólo
había un paso y éste se dio en varios ocasionesa lo largo de la Edad
Media.
Se suponeque el control de la natalidad no sólo no estabapermi-
tido sino que cualquier interrupción en ese sentido era consideradaun
pecadogravísimo.Puesen relación con estaúltima cuestióntambién se
mezcló la actitud de estasmujeres con la bruj eúa. La misoginia medie-
val tuvo asimismo mucha culpa de la generalizaciónde una imagen de
la mujer negativa, crédula, receptorade creenciaspaganasy utilizadora
de recetassecretasrelacionadascon la magia sexualsl. No se ha de pa-
sar por alto el presunfointrusismocon que vieron los médicosuniversi-
tarios a estos curanderos,cuyos conocimientos en hierbas de carácter
curativo o en el arte de curar no habían sido adquiridos de una manera
reglada,siendo al mismo tiempo sus competidoresprofesionales.Ya en
I12A los médicos ingleses reivindicaban que el parlamento aprobara

aq Los fueros de Cuencay Baeza dicen literalmente <muger que erbolaria fuere, o fechi-
cera,seaquemada,o se salepor fierro caliente>>. L.S. Gnnx:el: op. cit., p. 156.
s0 En 1428 una mujer de Toli (Italia), llamada Matteuccia Francisci,fue llevada a los tri-
bunales por utilizar magia y encantamientosen slls prácticas curativas. Véase C. Psnuzzr:
<<I-Jn
processo di stregoneria a Todi nel 400>, Lares: Organo della Societd di Etnografia lta-
liana, Roma, 21 (1955), fasc. I-II, 1-17; R. KtEcrHnnER:1-¿lmagia en la Edad Media. Edit.
Crítica, Barcelona, 1992,pp. 68-69.
-5rJ.C. BolocNE: op. cit. p. 50.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media 137

una ley que prohibiera las prácticas curativas que se reali zaranpor per-
sonas que no tuvieran una formación universitaria y exigiera que las
mujeres quedaranal margen este tipo de prácticassZ.
En relación con la alquimia y los alquimistasRodolfo Gil opina
que en no pocos casossu objetivo no era tanto producir oro cuanto co-
nocer <<elcamino que conducía a dominar el secreto,1o que procuraban
no era la riqueza sino la comprensióny la vida. EI oro de los filósofos
es, pues,un oro más bien interno y se singulariza,respectoa las restan-
tes ciencias,porque en sus operacionesincluye no sólo el sabery la in-
teligencia,sino el espíritu.El alquimista es un hombre religioso, como
en realidad 1o es todo magorrs3.Mircea Eliade asimismo insiste en la
importanciade los valoresmorales e incluso religiososde los alquimis-
tas. Ser alquimista era toda una forma de vida, mejor, una filosofía de
vida que incluía las típicas labores experimentales,Para no pocos al-
quimistas la obtención de la piedra filosofal podría equivaler a un más
supremo conocimiento de Dios. Irlo en vano han sido consideradosele-
mentos básicosde los alquimistassu laboratorio -hornos, alambiques,
etc.- donde ponían en practica sus experimentosy su oratorio dónde
realizabansus plegarias a Dios. Existía por tanto una espiritualidad en
cierto modo alquimista, pues éste con frecuencia se considerabaasí
mismo como elegido por Dios pata desentrañarlos misteriosy las leyes
que explican las formas de funcionamiento de la naturaleza. No menos
importante es señalar la relación existente entre la alquimia y la astro-
logía, pues los experimentosdebían llevarse a cabo de acuerdocon una
determinadaconjunción de los astros en un momento dado. Este as-
pecto no dejaba de ser una manifestaciónmás de la influencia de las
creencias astrológicas sobre el mundo de la cultura y de la <<ciencia>>
mediev alsa.
En todo caso los poderessupuestosa la piedra filosofal eran impor-
tantes (polvo capaz de transformar los metales en oro, elixir de la sa-
lud, quintaesenciade la materia,etc.), pero en ellos se incorporabanun
sin fin de viejas creenciasmágicas. A modo de ejemplo deseo citar la
creenciaen un elixir de la vida de origen alquímico. Escritoresmedie-
vales como Raimundo Llul decían: <<Enprimavera, mediante su grande
y maravilloso calor, la Piedra da la vida a las plantas; si disuelves el
valor de un grano en agu&y, tomando de esta agua la que fuere precisa
para llenar la cáscarade una avellana,riegas con ella una cepa de viña,
tu cepa ostentaráen mayor recimos maduros>>; Roger Bacon que dice
que el Opus Majus de <<una medicina que hace desaparecerlas impure-

s2 R. KIncTHEFER: op. cit., pp.7O-71.


53 R. Gtt-:Magia, adivinacióny alquintia. Aula abierta
Salvat,Barcelona,1982,pp. 58-59.
54 S. HunN: La vita quotidiana degli alchimisti nel
medioevo.Biblioteca Univeisale Riz-
zoli, Milano, 1998; W. GaNzNMUT-LER: L'alchimie ar¿Mo¡,p¡rAg", paris, 1940.
138 Ernesto García Fernández

zas y todas las corrupcionesdel más vil metal, puede lavar las impu-
rezas del cuerpo e impide de tal modo la decadenciade éste que pro-
longa la vida en varios años>> y de Arnaldo de Vilanova <<LaPiedra fi-
l o s o f a l c u r a t o d a s l a s e n f e r m e d a d e s( . . . ) . C u r a e n u n a h o r a u n a
enfermedadque de otro mo duraría un mes; en doce días una enferme-
dad que de otro modo duraría un año, ! en un mes otra más larga. De-
vuelve a los viejos la juventudnss.Los alquimistasciertamenteno con-
siguieron alcanzar los objetivos experimentales propuestos:
transmutación,<<quintaesencias>>, <<elixires>>. Sin embargo,no es menor
cierto que sus prácticaspermitieron progresosen los camposde la quí-
mica, la medicina y la metalurgias6.
Los experimentosllevados a cabo por los alquimistas tuvieron
consecuenciasimportantespara el futuro evolutivo de la ciencia (descu-
brimiento de los alcoholes,de ácidos minerales,de ciertas aleaciones,
desarrollo del vidrio óptico, aparatosde destilación,filtrados, calefac-
ción, etc.). Los métodosutilizados por los alquimistasen cuanto al mé-
todo se pueclenconsiderarcomo científicos,pues se basanen la obser-
vación y en la experimentación,pero los objetivos de la alquimia,
como se ha visto en el párrafo anterior, no son propiamentecientíficos
y están mezcladoscon otros de carácter astrológico y espiritual. A pe-
sar de todo fue consideradaen determinadosambientescomo una disci-
plina con sus propias reglas de funcionamientorequiriéndoseun apren-
dizaje antes de ponerla en práctica. En el <Lapidario>> de Alfonso X de
Castilla ya se insistía en la necesidadde que quienes se dedicarana la
alquimia fueran buenos conocedoresde dicha técnica <<...Por eso, los
que se ocupan de alquimia, a que llaman la obra mayor, deben parar
mientes que no dañen el nombre del saber,pues alquimia tanto quiere
decir como maestría para mejorar las cosas, eue no empeorarlas.De
donde, los que toman los metales nobles y los mezclan con los viles,
no entendiendoel saberni la maestría,hacen que no se mejore el vil y
dáñaseel noble, y así hacen gran yerro en dos maneras:la una que van
contra el saberde Dios y la otra, que hacendaño al mundo>>57. En todo
caso,como sostieneL.W.H. Hull <<1a alquimia fue un arte más que una
ciencia, un arte cuyo objetivo no enafácil de obtener, que digamos.
Llevaba en sí una cantidad considerablede ocultisffio, pero fue de va-
lor para la ciencia a causa de sus productossecundarios>>58. Ese pre-
sunto ocultismo favoreció coyunturalmentela persecuciónde algunos

-55Véase M. EuaoE: Herreros _,-alquimistas. Alianza Editorial. Madrid, 1996; J. vnnt


GEI+Nep: Contributiond l'histoire de I'alchimie. Paris, 1985.
s6 J.C. Bot-ocNB:op. cit., p.292.
s7 Alfonso X, rey de Castilla:.Lapidarto.Texto íntegro en versión de María Brey Mariño.
Editorial Castalia<<OdresNuevos>>, Madrid, 7970,p. 64.
58 L.W.H. Hull: Historia y
filosofía de Ia ciencia. Editorial Ariel, Barcelona, 198l.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media 139

de los que se dedicabana este tipo de experimentospor parte de la In-


quisición.
Pero es en este campo donde la historiografía ha destacadola afi-
ción alquimista de personajescomo el Papa Silvestre II (999-1003)se,
San Alberto Magno (ca. 1193-1280)uo y Roger Bacon en el xrrr, el mé-
dico Arnaldo de Villanova (ca. 1235-1311)y RaimundoLlul (ca. 1Z3Z-
l3 16) al que se atribuye <<laintroclucciónde rectificaciónpor la destila-
c i ó n c o n p i e d r a d e c a l o c a l > , e l f r a n c i s c a n oJ u a n d e R u p e s c i s s a
(t 1356),el médico Miguel Savonarola(1384-1464),Nicolás Flamel y
el mercaderfrancésJacquesCoeur en el siglo xv, John Dee y el médico
alemán Paracelsoen el siglo xvl, relacionadoeste último con la Rosa-
crtJz,grupo esotéricoóI.Este no dudaba en llamarse asimismo médico,
alquimista,tilósofo y mago. No en vano creía que la medicina se fun-
daba en la filosofía, en la astronomíay en la alquimia porque aquélla
tenía su base en el estudio de la naturaleza y siendo crítico con Galeno
y Avicena reivindicaba numerososaspectosdel mundo mágico. Baste
como ejemplo este párrafo suyo:

<<...Noos fiéis de las estúpidas palabras "nuestros padres son Galeno


y Avicena". Las piedras las desm enuzarán.El cielo generará otros mé-
dicos que conocerán los cuatro elementos.Más allá de éstos,también el
arte mágico y cabalístico ocuparán su lugar, delante de vuestros ojos,
como catatatas. Serán goemánticos, serán adeptos, serán arcanaos, se-
rán adivinos, poseerán el quintum esse,poseerán la arcana,poseerán los
mysteria, poseeránla tinctura. ¿A donde irán a parar vuestros vomitivos
mejunjes con esta revolución? ¿Quién pintará los labios sutiles de vues-
tras mujeres y limpiará a pizcas sus naricillas? El diablo con el paño ne-
gro de la Cuaresmanó2.

se Éste fue un monje cluniacense,astrónomodistinguidoque


estudió en escuelashispa-
nas y escribió un <<Tratado del astrolabio>>, siendo acusadoen la realidad o en la leyendu qr*
se generó en torno a su personade recurrir a la magia y de realizar prácticasdemoníacasy ¡i-
gromantes.
60 Monje dominico, filósofo y teólogo alemán, maestro
de Santo Tomás de Aquino. Estu-
dió en París y Bolonia. Sosteníaque había que delimitar con nitidez los campos entre la fe y
la razón Se preocupó por la experimentación química (acendramientoclel oro, acción del
ácito nítrico sobre los metales,experimentacionescon el azufre,la potasa,etc.) y su obra re-
corre los diferentescampos del saberde la época. Se le llegó a atribuir la construcciónde un
autómata co figura de hombre que andaba y hablaba. Véase A. Macruo: Opera Omnia (ed.
B o r g n e t ) , 3 8 v o l s . P a r í s , 1 8 9 0 - 1 8 9 9y O p e r a O m n i a ( e d . p o r B . G e y e r ) , C o l o n i a , 1 9 5 1 ;
P. Muñoz VEca: <Las teoríasfísicasde San Alberto Magno>>, Angelicunz,Zl,1944.
6r R. GlL: Magia, ctdivinacióny alquimia. Aula abierta
Salvat, Barcelona, 1982,pp. 60-
61. Su nombre era Filippo Aureolo Teofrasto Bombasto Paracelsode Hohenheim. Lá Rosa-
cruz fue consideradapor mucha gente como una sociedadsecretay sus símbolos se remontan
a la épocade los güelfosy de los gibelinos.
62 E. GaRIi.l:<El filósofo y el mago>>,en El hombre
del Renacinúenfo,Madrid (1990).
r 90.
140 Ernesto García Fernández

Una período floreciente de la alquimia fue el siglo xIII, época en la


que se llegó a enseñaren algunas universidades.Asimismo a lo largo
de la baja Edad Media floreció el interés por la alquimia tando desde
un punto de vista práctico como mágico, se escribieronnumerososma-
nuscritos referentesa la consecuciónde oro mediante la utilización de
diferentes fórmulas e incluso los alquimistas buscabanfórmulas en pro
de una salud mejor, de una eternajuventud, de riquezasy de poder63.
Esto dio origen durante la Edad Media y principios de la Edad Mo-
derna a leyendascomo la de Merlín, que segúnla leyendafue un sabio,
un mago y un profeta y las del doctor Fausto, eue ansiosode obtener
saberesde <<carácter científico>>fue capaz de vender su alma al diablo a
cambio de que éste le iniciara en el conocimientode las cienciasocul-
tas.
Sin duda conviene preguntarsesobre las formas en que se transmite
esta cultura de lo mágico o que raya 1o mágico en opinión de los pode-
res dominantes.Una de las vías principalesfue la transmisiónde cono-
cimientos vía oral de generaciónen generación.No es raro que este sis-
tema tuviera notablesdeficiencias,cuando incluso los escasoslibros de
herbolarios medievalestenían notables errores o imprecisiones. F;ra fá-
cil, por tanto, confundir unas plantas por otras y perjudicar en ocasio-
nes al paciente. Por otra parte en las casas de las familias más ilustra
das y pudientes se podían encontrar algunos libros sobre materias o
disciplinas consideradasmágicas, aunque fuera una magia buena y no
susceptiblede persecuciónpor la inquisición. En todo caso la cultura
oral fue fundamental a lo largo de la Edad Media y la cultura escrita es-
taba reducida a un reservado círculo de personasinstruidas o en pro-
ceso de instrucción.En generalla llamada cultura popular era muy ele-
mental y estabaprofundamenteimpregnada del espíritu religioso de la
época. En la Italia del siglo xv incluso los artesanosmezclabanfórmu-
las e invocaciones alquímico-mágicascon diferentes recetas pata la
colocación de las telas y la elaboraciónde los metales6a. Pero el com-
ponente mágico no estuvo ausenteen la cultura escrita, eil la que en-
contramostratadosv obrasfundamentales.
J

CONCLUSIÓN

En definitiva la cultura, la <<ciencia>>


y la magia estuvieronen nu-
merosasocasionesmuv interconectadosdurante la Edad Media. Deter-

ó3 A.C. CnoN¿eteHisÍoria dela ciencia: de San Agustín a Galileo. vol. I, Edit. Alianza,
Madrid, 1974,p. 129;8. Osnlsr: Les débuts de l'imagerie ctlchimique(xrf-xtf siécles),Le
Sycamore,Paris, 1982.
64 E. GRRti.¡:
Medioevoy Renacimiento.Taurus,,Madrid, 1981,p.235.
Cultura, Ciencia y Magia en la Edad Media 141

minadas enseñanzasregladasy universitariastampoco se escaparonde


esta afirmación. Incluso se llegaron a sentar las bases de importantes
avancestécnicosy científicosen disciplinascon un profundo contenido
supersticiosoy mágico. En general la lglesia cristiana y los clérigos,
pusieron numerosastrabas al desarrollo de una determinadacientia-
magia, aquella relacionadacon la física, la química y el conocimiento
de los astros.En ocasionesla propia Iglesiaconsintióen su senoritos y
fórmulas rituales que bien pudieran ser consideradosde carácter ^i-
gico. Es probable que la magia - entendidacasi exclusivamentecomo
fenómenosupersticioso- no aportarademasiadoal conocimientocien-
tífico. Y sin embargo,en opinión de no pocos escritorese historiado-
res, sin ese elementomágico no hubiera sido posible el desarrollopos-
terior de las diferentesdisciplinas científicas y por tanto de 1a ciencia.
Pero en el contexto de la cultura medieval de la cristiandadeuropeala
magia y la ciencia entraronen fisión sobretodo cuandola <<ma gia natu-
ral>>fue sospechosade ser <<magia diabólica>>.

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