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Domingo 22 de abril de 2012 | Publicado en edición impresa Diario La Nacion

El recuerdo de la privatización de
1992, con muchas caras que se
repiten hoy
Política

La sesión terminó en escándalo; apoyaban el plan varios legisladores que ahora son kirchneristas

Por Laura Serra | LA NACION

Aquélla fue una sesión memorable por lo escandalosa. Transcurrieron ya 20 años de la primavera
menemista de 1992, en la que la Cámara de Diputados convirtió en ley la entrega a manos privadas de
YPF, por entonces la principal empresa estatal argentina. Una entrega que protagonizaron conspicuos
dirigentes del peronismo que por aquel tiempo exaltaban las bondades de las privatizaciones y que hoy se
embanderan en proclamas nacionalistas para justificar la toma por parte del Estado de las acciones de la
española Repsol.

No le faltaron condimentos para el escándalo a aquella maratónica sesión del 23 y 24 de septiembre de


1992: denuncias por cobro de coimas por 8 millones de dólares para "facilitar" la sanción de una ley
incómoda para el historial peronista; acusaciones opositoras que advertían que la norma se aprobó sin el
quórum reglamentario; supuestas fallas en el tablero electrónico del recinto; insultos, gritos y chicanas
cruzadas entre los legisladores fueron algunos de los entretelones de aquel debate candente.

La versión taquigráfica da cuenta de todo ello, además de registrar quiénes, con su voto, avalaron la
privatización de YPF.

Es curioso que algunos de esos nombres de ayer se repiten hoy, pero para impulsar lo contrario, entre
ellos los peronistas Jorge Yoma y el ex gobernador Felipe Solá. También votó a favor Eduardo Amadeo -
que ahora, como diputado del PJ disidente, rechazará la reestatización de las acciones-, mientras que su
par Graciela Camaño se ausentó del recinto para no votar la privatización. Ahora aprobará el proyecto de
ley enviado por el kirchnerismo.

Pero los dos casos más llamativos son los de Carlos Menem, que, como presidente de la Nación, fue el
fogonero principal de la privatización de YPF, hasta tal punto que amagó con aprobarla por decreto.
Ahora, como senador aliado al kirchnerismo, borrará con el codo lo que firmó. "Sé que me van a dar con
un caño", admitió.

El otro caso es el de Oscar Parrilli: la historia quiso que el actual secretario general de la Presidencia de
Cristina Kirchner fuera quien, como orador central del bloque justicialista, defendiera hace 20 años la
privatización de YPF.

"Nos preguntábamos si estábamos traicionando nuestras banderas, si nos habíamos olvidado de dónde
proveníamos y si no sentíamos vergüenza por nuestra historia, por nuestros muertos y por todo lo que
significa el peronismo en la historia -enfatizó Parrilli en su discurso-. Por ello debo señalar con sinceridad
y profunda convicción que no venimos a esta sesión arrepentidos de lo que fuimos, no sentimos
vergüenza de lo que somos y tampoco venimos a pedir disculpas por lo que estamos haciendo."
Así fue el arranque del debate. Los radicales, que se habían recluido detrás del recinto para no dar
quórum, denunciaban que la sesión se había iniciado sin el quórum reglamentario.

Al comando de su jefe de bloque, Fernando de la Rúa, todos lucían en sus solapas cintas negras, en
rechazo "a la entrega del patrimonio nacional", como recuerda en la revista Parlamentario, en su último
número.

"¡Se comenzó sin número, señor presidente [por entonces el matancero Alberto Pierri]! ¡Se está
entregando el país!", exclamó desde su banca el histórico radical Raúl Galván, mientras su correligionario
Raúl Baglini apuntaba al tablero electrónico. "No registra el momento en que me levanto y no hay duda
alguna de que mi banca debería ser sensible a mi peso", argumentó el voluminoso legislador mendocino.

Después de todo un día de discursos, el proyecto se votó al día siguiente sin la presencia del radicalismo.
"¡Ladrones, pasen a llevarse las valijas!", gritaban los radicales, haciéndose eco de la denuncia del
catamarqueño Luis Saadi, que habló del pago de 8 millones de coima. Luego se retractó.

"Señor Presidente, cerciórese que haya suficientes cortinas para que los radicales puedan observar
detrás de ellas", ironizó Matzkin.

En un recinto semivacío, la votación finalizó 119 votos a favor contra 10 negativos.

Los justicialistas celebraron largamente el esfuerzo: un año exacto les demandó la sanción de la ley de
privatización.

Después de la votación, entre los que celebraron públicamente estaba el entonces gobernador de Santa
Cruz, Néstor Kirchner.

Lo que duró aquel debate fue todo una eternidad en comparación con los ahora kirchneristas que, en
apenas tres semanas, esperan ver cristalizada la reestatización de YPF. Y borrar de la memoria aquella
incómoda sesión de 1992.

Aquel debate
Foto: LA NACION

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