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TABLAS RÍTMICAS COMO MEDIO DE LA EDUCACIÓN FÍSICA

Profesor Martín Velázquez Ugalde


martvel@prodigy.net.mx
Querétaro, México

Hace algún tiempo en Querétaro los maestros de primaria Indígena de una Zona
en particular me solicitaron un curso de Tablas Rítmicas debido a que se aproximaba
una fecha donde las escuelas debían desfilar, no se si era el 20 de noviembre, el caso es
que querían apoyo de mi parte para desarrollar su actividad.

De inmediato me dispuse a la tarea de diseñar el curso, con duración de un par


de sesiones donde pudieran ellos apropiarse de los elementos indispensables para
realizar su tabla rítmica, el primer problema surgió cuando hubo que definir que era una
tabla rítmica, si esta era rítmica o gimnástica y sobre todo como asegurarse que esta
actividad tuviera una verdadera relación con la educación física y no solo fuese un mero
acto de cumplir con el desfile.

Del primer problema se desprende que lo que denominamos como tabla rítmica
debe contener elementos rítmicos, es decir, se debe sincronizar los movimientos
realizados con la música, instrumentos o percusiones que acompañan a la tabla,
mientras que la tabla que contiene elementos gimnásticos puede llevar música o no, en
mi opinión aquí el énfasis en unos u otros elementos son lo que diferencia una tabla de
otra, ¿Y la gimnasia rítmica? Son movimientos gimnásticos acompañados musicalmente
o con instrumentos que dan un ritmo, ¿puede entonces haber una tabla rítmica
gimnástica? Por supuesto si se incluyen elementos gimnásticos y el acompañamiento.

Una vez dilucidado este punto hay que aproximarse al asunto toral de la
cuestión, ¿es una tabla rítmica un medio educativo motriz? Para enfrentar el problema
podemos partir de las posibilidades motrices de la actividad, de las experiencias que
podamos recabar en torno al asunto, de la teoría que de la educación física tenemos
disponible e incluso de la norma vigente, que no es otra que el plan y programa de
Educación Física. Elijo empezar por lo ultimo: El programa de educación física en
México es un documento que tiene ya 14 años de edad y que integra en sus cinco ejes
temáticos todo lo que el alumno ha de saber con su cuerpo al término de la educación
básica, sus ejes, elementos, componentes e indicadores nos van dando la guía del trabajo
cotidiano y en efecto puedo encontrar como propósitos generales de la EF en la
educación básica los siguientes:

Mejorar la capacidad coordinativa


Estimular, desarrollar y conservar la condición física
Propiciar la manifestación de habilidades motrices
Propiciar en el educando confianza y seguridad
Promover la formación y estimular la adquisición de hábitos
Fomentar la manifestación de actitudes positivas
Incrementar las actitudes sociales
Fortalecer la identidad nacional
De ahí yo quito el segundo, que habla de la condición física, y entonces me quedan 7
propósitos que de manera directa o indirecta puedo trabajar en una tabla rítmica, y desde
ahí bien nos viene la actividad. Así que me acerco a las diferentes teorías de la
educación física para ir limando otra arista de la situación, de aquí me proyecto hacia
España, y el movimiento de la Educación física cooperativa, ya que me seduce con su
posición no competitiva, con su postura de una educación física para la paz. ¿Puede
considerarse a las tablas rítmicas una actividad cooperativa? Creo que analizando que
en la tabla rítmica se manejan grupos que pueden ser de hasta toda la escuela (¿se habrá
visto algo así?) y necesitan coordinarse, asociarse, agruparse y dirigir sus esfuerzos a
hacia un fin determinado, a una meta común, puede considerarse a la tabla rítmica una
actividad cooperativa, siempre y cuando se den ciertas condiciones:

1) Que el grupo tenga las metas u objetivo determinados y deseos de alcanzarlo


2) Que la actividad represente un reto común y que las soluciones puedan darse a
través de los integrantes y no impuestas por el(los) Coordinador(es) de la clase.
3) Que el proceso sea agradable, al responder a los intereses y necesidades de los
participantes.

Esperando que este reduccionismo mas bien magro no desvirtúe las ideas de Carlos
Velázquez Callado y el grupo de la Peonza, a quienes les pido una dispensa anticipada
por la licencia, paso entonces, cual errática melífera, al tipo de experiencia que podemos
recabar en torno al tema de las tablas rítmicas, para recuperar por ahí alguna luz sobre el
asunto.

Para este artículo pedí a mis 100 alumnos de bachillerato realizasen una encuesta
a 500 alumnos de educación básica, que en México incluye alumnos de 6 a 15 años, con
tres preguntas

1) ¿Has participado en alguna tabla rítmica o gimnástica?


2) ¿Te gusta participar en las tablas rítmicas?
3) Describe una experiencia que hayas tenido en una tabla rítmica o gimnástica

Los resultados fueron los siguientes:

41% de los alumnos habían participado en alguna tabla rítmica o gimnástica


Al 73% de los que habían participado les había gustado

Las experiencias fueron muy variadas, algunas positivas como el alumno que en un
desfile se lastimo un tobillo al estar en la demostración de la tabla y un compañero de la
escuela que no participaba tomó su lugar, pasando por quienes les gustaba ser
observados si lo hacían bien aunque se sentían mal si se equivocaban, hasta aquellos
que no les gustaba participar porque eran muchas horas ensayando en el sol.

Lo que nos lleva a la primera consideración; lo que he denominado posibilidades


motrices, esto es lo que podría ser en esta actividad. El origen del problema de mis
maestros era buscar apoyo para realizar de manera diferente una actividad que por años
habían estado realizando: la participación en eventos como desfiles y festivales donde
de manera “obligatoria” tienen que cumplir. Querer hacerlo diferente lleva implícito un
deseo de cambio, de mejora, una percepción de que lo hecho no es suficiente, y en
efecto a pesar de que las tablas rítmicas pueden reunir las características de una
actividad que sirva de medio a la educación física no necesariamente esto va a ocurrir,
se necesita de la intención pedagógica, de cumplirlo de alcanzar esos logros didácticos,
a través de la actividad y una cosa es la técnica apropiada o el grupo de técnicas que el
docente puede aplicar para la enseñanza de la tabla rítmica y otra cosa es la calidad del
proceso.
Ahí me detengo y empiezo a revisar los contenidos del taller:

El maestro debe conocer el cuerpo, sus partes y sus movimientos, las posibilidades de
desplazamiento y de accionar del mismo sin implementos, luego se explicitaran las
posibilidades del uso de los mismos: aros, cuerdas, sonajas, pelotas, clavas, listones,
mechudos y todos los materiales posibles, elegir la música adecuada, para después
aprender a contar, a contar los tiempos de la música, de dos, de tres y de cuatro tiempos,
y adecuar los movimientos a esos tiempos, que es lo que a nadie le gusta hacer, contar
uno, dos tres, uno dos tres, para que todos hagan el desplante con el derecho al mismo
tiempo y se vean coordinados, enseñarles las formaciones posibles, las entradas, las
salidas, son los elementos mínimos indispensables, pero no es suficiente.

Las posibilidades motrices; ¿de que sirve que nos acomodemos en un lugar, y
sigamos al de enfrente al ritmo de la música, 1,2,3, 4, levanto la mano, 1,2,3,4, levanto
la otra? No podemos tener una tabal rítmica en donde los alumnos corran por todas
partes como abejas, moviendo los brazos armados de blancos globos y en un momento
se acomoden en cuadro perfecto, en hexágono o desempeñen una opereta musical que
además de lograr esos objetivos de integración, socialización, seguridad en si mismos,
coordinación y demás den una información, un mensaje a quien los mira? Como
asegurarme que de verdad el objetivo, el propósito de socialización se cumple? Están
juntos, pero de verdad se comunican, hay un fin común o es solo la obediencia de quien
coordina el pegamento que los une? ¿hay un cambio de actitud antes de y después de la
tabla? ¿y es este cambio positivo o negativo?.

Se hace necesario explicitar en el taller la necesidad de esa intención


pedagógica, no perder de vista cada oportunidad para lograr aprendizajes, no solo
motores, no solo de habilidades, de seguridad en si mismo (¡mira profe ya me sale!) de
integración (no vayas a faltar porque si no estas no queda bien) de autogestión ( por que
no mejor hacemos tal o cual movimiento? Se vería mejor…) y ser un Maestro-Cazador,
cazador de oportunidades para sacar lo mejor de la actividad misma, pero ¿Cómo
interesarlos en las tablas rítmicas a muchos no les gusta por no ser un “deporte” para
chicos

Una pausa, me acerco al televisor y veo como nos ha tomado la delantera, nos ha
birlado el medio sin nosotros darnos cuenta: un concurso de coreografías: 30 niños de
colegio disfrazados al estilo matrix realizan ejecuciones al ritmo de la mas reciente
música de tamborazos electrónicos. ¿No es este concurso tan de moda una forma de
tabla rítmica? Y para mi sorpresa en el acorde final todos se lanzan al suelo y hacen el
“split”.

Concurso de tablas, en los 80’s, concurso de coreografías en el siglo 21, el


mismo potencial educativo, la misma actitud de dejadez, hagamos un concurso,
preséntenlo y entreguemos un diploma: Y los cambios buscados en los alumnos como
los aseguramos, o mejor, como los propiciamos de la mejor manera posible?. Es sin
duda un cambio de actitud, una actitud de aprender algo, de impulsar el aprendizaje y de
estar a la caza de situaciones potenciales de desarrollo de los propósitos. El curso esta
casi listo, el problema ahora es aplicarlo con la esperanza de que los maestros no se
queden en el nivel del desfile, pero eso ya dependerá de ellos y de que tan claro quede el
punto: técnicas de enseñanza e intención pedagógica, pilares de cada acción sin uno el
otro no puede soportar solo el techumbre del proceso educativo.

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