Sie sind auf Seite 1von 27

Jean-Luc Godard

HISTORIA (©)
Godard, Jean-Luc
Historiáis) del cine / Jean-Luc Godard;

DEL
con prólogo de Adrián Cangi. - l a ed. - Buenos Aires:
Caja Negra. 2007.
256 p.; 21x12 cm.

CINE
Traducido por: Adrián Cangi y Tola Pizarro

I S B N 978-987-22492-6-7

1. Ensayo Francés. 1. Cangi, Adrián, prolog.


I I . Cangi, Adrián, trad. I I L Pizarro, Tola, trad. IV.
Título
C D D 844

Traducción
Tola Pizarro y Adrián Cangi

Presentación
Adrián Cangi

Esta obra, publicada en el marco del Programa de Ayuda a la Publicación


Viaoria Ocampo, ha recibido el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores de
Francia y del Servicio de Cooperación y Acción Cultural de la Embajada de
Francia en Argentina.

Cct ouvrage, pubÜé dans le cadre du Programmc d'Aide á la Publicatíon


Victoria Ocampo, bénéficie du soutien du Minisiérc franjáis des AfFaires
Etrangéres et du Service de Coopération et d'Action Culturelle de l'Ambassade
de France en Argentinc.

© Caja negra editora, 2007.


© Histoire(s) du cinéma, GalÜmard-Gaumont, 1998.

Caja negra editora


Buenos Aires / Argentina
cajanegra@gmail.com
svww. caj anegraedi tora, co m. ar

Diseño: Sofía Durrieu / Juan Marcos Ventura

Corrección: Juan Agustín Robledo / MaJena Rey NEGRW


Impreso en Argentina/ Printed In Argentina Sy/NESTHESlh
Jean-Luc Godard: Poetizar sobre las ruinas
entre la historia y el acontecimiento

1. Acontecimiento
"yo
ya no tengo
esperanza
los ciegos
hablan de una
salida
yo

veo
J . - L . Godard

Historia(s) del cine es una obra intempestiva e inactual


en la que Godard ajusta su mirada a la luz de unas
voces que se alojan en su propio discurso. Las voces de
Hermann Broch, Thomas Mann, León Bloy, André
Malraux, Theodor Adorno, Walter Benjamín, Martin
Heidegger, Guy Debord, Michel Foucault, Maurice
Blanchot, Gilíes Deleuze, Phillippe Sollers, entre tan-
tas otras declaradas o no con las que comparte el papel
de ser el sabueso del siglo X X . La obra, en tanto
poema-ensayo yfilm-ensayo,recorre sin tregua las mo-
tivaciones de un siglo acuñadas entre imágenes y tex-
tos, provocando un montaje de atracciones de ideas. dor y una visión totalizadora. Esta apelación a la
El atributo que la define es la voluntad de confrontar Historia que resiste el presente evalúa los actos de
con la tiranía de la imagen general y unívoca del tiem- creación de las dos grandes máquinas proyectivas del
po presente. Dice Godard: "sólo puedo/ en efecto/ ser siglo XX, la americana y la soviética, asumiendo el efec-
el enemigo/ de nuestro tiempo/ ya que su tarea apun- to del traumatismo después de Auschwitz. La Shoah
ta/ justamente/ a la abolición del tiempo/ en el que no es inexplicable como proyecto y realización, es el acon-
veo/ en ese estado/ que una vida merezca/ ser vivida". tecimiento absurdo del siglo X X que arrastró y anegó
En la soledad de su pensamiento, el impulso de la la razón iluminista abriendo un hiato en la historia.
Historia se llama Malraux, profeta de la humanidad Impulsado por Valéry, Godard estructura su pen-
espesa de la derrota de la razón. Como un susurro, re- samiento en el destino de la cultura europea y hace pro-
suena en los oídos de Godard la frase de La condición pio el problema fundamental de Heidegger, que es el de
humana (1936): "¡Cuántos sufrimientos esparcidos en la comprensión en la era moderna, el de la conquista del
esta luz desaparecerían, si desapareciese el pensamien- mundo como imagen. La imagen es entendida en
to!". Pensar como acción del espíritu es en Historia(s) Historia(s) del cine como paradójica y estratigráfica.
del cine un acto creador que busca tocar la fibra senso- Paradójica porque no funciona como una identidad ce-
rial de aquellos que se rehusan a ponderar nuestro tiem- rrada sobre sí sino como una potencia de variación y
po. Afirma: "para mí/ el privilegio/ es filmar/ y vivir/ combinación. La imagen así definida es portadora de
en Francia/ como artista/ no hay nada/ como un país/ una dimensión temporal, es decir, de un doble efecto
que cada día/ desciende/ un escalón más/ en el cami- actual-virtual. Estratigráfica porque sólo avanzamos en
no/ de su inexorable decadencia/ nada mejor/ que una ella a través de capas definidas por intereses perceptivos
región/ cada vez más provinciana/ gobernada/ alterna- y por esfuerzos de la memoria. Así concebida, la imagen
tivamente por los mismos/ equipos de incapaces/ des- es legible al mismo tiempo que visible, es coalescente
honestos/ y todos corrompidos/ por su complicidad/ entre lo percibido y lo memorado. Ver y leer coexisten
con un régimen/ de total y permanente/ corrupción en Godard, y suponen un reencadenamiento constan-
(...) qué artista/ no soñaría/ con una nación semejan- te. Godard piensa, al igual que Deleuze, que en la me-
te/ la cuarta potencia/ mundial/ se nos dice (...) sí/ es dida en que la imagen acrecienta su legibilidad el acto
de nuestro tiempo/ que soy/ el enemigo huidizo". de habla hace ver, aunque haga ver algo distinto de lo
Godard elogia la lentitud de la Historia frente que dice. La razón es que el enunciado del acto de habla
a un tiempo satisfecho en el olvido. Lo hace porque la 1 tiene su propio objeto correlativo, y no es una proposi-
lentitud se ha vuelto marginal al mismo tiempo que el ción que designa un objeto visible, como desearía la ló-
presente borra el pasado. Por ello, reclama un oído que gica; pero lo visible tampoco es un sentido mudo, un
escuche el tiempo y sea capaz de lograr una incalcula- significado de potencia que se actualiza en el lenguaje,
ble libertad de creación. Dirá que "cualquier decisión/ como querría la fenomenología. Más allá de la lógica y
creadora (...) no es nada más/ que una pregunta". de la fenomenología, Godard crea un intervalo entre la
Pregunta que afecta al presente como el "tiempo de la palabra y la imagen para aprehender el mundo. E l in-
publicidad del tiempo", cuya instantaneidad e inme- tervalo buscado perfora la historia de la representación
diatez sutura la memoria con un poder homogeneiza- proyectando una diferencia entre la memoria volunta-
ria y la irrupción azarosa. Tal vez, en esta diferencia ra- Encontramos en Historia(s) del cine menos nos-
dique la reclamada verdad a la altura del hombre, que lo talgia de lo que algunos creen, y una incansable vo-
lleva a decir: "es hora de que el pensamiento/ vuelva a luntad para agotar todo aquello que el dispositivo ci-
ser lo que es/ peligroso para el pensador/ y transforma- nematográfico esté dispuesto a dar. No se trata,
dor de lo real". Pero no olvida que el acto creador es un entonces, de una obra sobre la muerte del cine sino
excedente, "una samración/ de signos magníficos/ inmer- sobre su transformación. La obra interroga la prepo-
sos/ en la luz/ con su ausencia/ de explicación". Nadie sición "entre", como una zona de intersecciones que
como Godard ha tensado la idea de un cine capaz de pone en movimiento aquello que nos fuerza a pen-
hacer convivir un pensamiento transformador de lo real sar. Tal vez se trate del fin de un tipo de cine como
y unos signos con ausencia de explicación. proyecto del siglo XDC para alcanzar un cine por venir.
Ver, para Godard, consiste entonces en evaluar las Quien afirma el acontecimiento también lo hace con
potencias de creación proyectiva, y disponerse en estado el acto creador, aunque sepa que la vida será una in-
de atención como testimonio del trauma. Historiáis) del sistencia irreductible al sentido, y que el registro de
cine elabora lo inexplicable e irreparable, como forma in- la vida en el cine vale por su potencia de proyección.
completa de lo real en la representación. También persi- Godard renuncia al vínculo que el cine había intro-
gue los rastros de la ausencia en el movimiento que se ducido desde el comienzo entre el movimiento y la
desplaza, del registro amoroso de los comienzos vacilan- imagen, para liberar a través de medios técnicos y con-
tes aunque premonitorios que guiarán al cinematógrafo ceptuales un espacio que nace del tiempo. La imagen
hasta su inquietud espiritual madura. Obra que es un ir electrónica que Godard indaga tiene el poder de vol-
y venir entre la palabra y la imagen. La imagen se trans- verse sobre sí misma creando la superficie donde se
forma en legible al mismo tiempo que el acto de habla inscribe una multiplicidad de información, de modo
crea un tejido a través de las capas visuales que confor- tal que la imagen visual y sonora entra en relaciones
man el film. Godard interpela a nuestro tiempo, en el complejas sin subordinación entre una y otra. Se trata,
que los hombres han olvidado cómo mirar y escuchar. dirá Deleuze, de un renovado "automatismo espiri-
Apela al susurro de una voz como vibración que se enca- tual" creador de "asociaciones nuevas", capaz de re-
mina hacia la palabra. Dirá que el susurro es el sonido constituir un gran automatismo mental. Se requiere,
"que el hombre ya percibió/ hace largo tiempo (...) para éste, de un gesto que descomponga las imáge-
mucho antes de que el hombre existiera". Tal afirmación nes y los enunciados de su procedencia narrativa, para
reconoce en el susurro una verdad iniciada por un acon- recomponerlos por la fuerza del montaje, aunque in-
tecimiento, que reclama a través de procedimientos for- terrumpiendo su función orgánica de encadenamien-
males cinematográficos la "redención de lo real". Fue to. E l automatismo mental practicado por Godard
Henri Langlois el que confirmó a la generación de Godard destituye los encadenamientos para establecer una re-
"que la imagen/ es ante todo/ del orden de la redención/ lación de interioridad que pone a toda imagen en co-
cuidado, redención de lo real". Entre la palabra y la ima- nexión con cualquier otra. La operación consiste en
gen, la redención de lo real apuesta en el cine a un privi- producir todas las conexiones que no han sido pro-
legio ontológico, que une el registro de la realidad y la ducidas para reproducir de modo diferencial todas
restitución del mundo por vías de la proyección. las historias.
Y entre todas las voces que se alojan en su poéti- Historiáis) del cine publicado en París por ediciones
ca, aquella que lo acompaña en el proyecto de Historiáis) Gallimard-Gaumont en 1998. Éste sirvió, con variadas
del cine es la de Langlois. Es de él de quien hubiera que- modificaciones, como guión del film del mismo nom-
rido recibir la palabra como custodio y redentor de lo bre,finalmenteregistrado en cinco CDs en Munich por
real, en el lugar que él fundó y salvó del fuego: la L C M e n 1999.
Cinemateca. Es en ese "refugio de lo real", como lo llamó De una Introducción a una verdadera historia
Cocteau, donde resulta posible saber que existe una del cine a Historiáis) del cine, entre Canadá y Francia,
pluralidad de historias. Godard recuerda en una entre- entre la conferencia pública y el trabajo solitario de
vista haberle propuesto a Langlois entre 1975 y 1976 laboratorio, se traza un arco donde Godard excava en
dinamitar la Cinemateca conservando dos o tres pelícu- la memoria del siglo X X como testigo privilegiado del
las para que quedara como que él las había salvado del material audiovisual y de las grandes obras de escritu-
desastre, al mismo tiempo que le sugería la realización de ra y pensamiento moderno. Entre ambos libros —el pri-
Historiáis) del cine. De allí proviene la frase "hay que que- mero coloquial, el segundo poemático- emerge el film
mar las películas con el fuego interior, por supuesto". Es, como resultado de diez años de trabajo clandestino
entonces, bajo el nombre de quien salvara la memoria del (1988-1998), donde el autor monta una empresa de
cine que Godard logró creer en una palabra que ilumi- producción compuesta por un solo hombre.
nara lo que no podía verse, y en las imágenes como re- Todos los libros guardan algún secreto y exponen
dención de un mundo a partir de la proyección. Palabra pistas para desentrañarlos. Introducción a una verdadera
que como un susurro encarna el acontecimiento y per- historia... permite abordar Historiáis)..., a través de pro-
mite circunscribir el sitio donde se juega la potencia de cedimientos retóricos y compositivos comunes. El pri-
lo poético y de lo político. Historiáis) del cine revela las mero fue publicado en francés en 1980 y en español, por
ruinas del siglo X X entre la historia y el acontecimiento ediciones Alpbaville, en el mismo año. Simultaneidad
mediante un modo de composición, una interrogación que indica una celeridad por la presencia del texto en
arqueológica, y una ética de la mirada. ambas lenguas y muchos pasajes secretos. Si leemos con
detenimiento la advertencia del traductor, y en este caso
no resulta una tarea inútil, se nos dirá que el texto es la
Composición trascripción de una grabación magnetofónica de un dis-
curso improvisado y discontinuo, que deja pasar el sesgo
La obra Historiáis) del cine parte de un proyecto de con- brutal del enunciado oral y que esconde en su forma es-
ferencias dictadas por Godard en otoño de 1978 en el crita ademanes reveladores, diferentes tonos de voz, in-
Conservatorio de Arte Cinematográfico de Montreal, dicaciones visuales a las que Godard hace referencia des-
dirigido por Serge Losique, que había acogido el año an- pués de haber proyectado a sus oyentes fragmentos de
terior a Langlois. Las conferencias pronunciadas por largometrajes. Consulto las ediciones en francés y en es-
Godard fueron recogidas bajo el título Introducción a una pañol y compruebo que Miguel Mafias, el traductor al
verdadera historia del cine, editado en París por ediciones español, tiene razón cuando dice que sus opciones con
Albatros en 1980. Posteriormente, y en el curso de casi la oralidad de Godard son dos: o bien la literalidad más
veinte años, el autor compuso el poema-ensayo titulado absoluta y brutal al estilo Jean-Marie Straub, o bien la
máxima libertad dentro de la fidelidad con el espíritu portador de una verdad esencial. E l arqueólogo cree
del original. Por cierto, elige la segunda para estar a la en la ficción discursiva que no consiste en hacer ver lo
altura de la forma que impone el texto. Gesto que en la visible, sino en hacer ver cuán invisible es la invisibi-
traducción acompaña al estilo y a la retórica de los films lidad de lo visible. Sin embargo, cierto uso de los frag-
de Godard, y a su modo de pensar. Arriesgamos algu- mentos discursivos ha permitido a Jacques Ranciére
nas cualidades que están todas ellas en la oralidad, en pensar Historiáis) del cine como una obra romántica de-
el cuerpo fónico y en el continuo entre la imagen de finida por la modalidad alegórica. La composición de
un pensamiento y el cuerpo de la imagen. Esas cua- la obra permite el uso impuro de un obrar arqueológi-
lidades presentan un cierto espíritu para la divaga- co y alegórico, irreductible uno al otro, como dos poé-
ción, bruscos saltos del tipo: rupturas, salidas de tono, ticas en tensión. Encuentro en estas poéticas y en el tra-
circunloquios, elipsis, interrupciones, rozamientos, obs- tamiento de la oralidad volcada aJ texto Introducción a
táculos y brusquedades. Es posible, tal vez, hablar de una verdadera historia..., una homología con la retórica
una retórica Godard en la oralidad y en la escritura que audiovisual y percibo a un Godard que reconozco capaz
encuentra correspondencia por otros medios en el cine. de componer una materia intratable bajo el espíritu de
Historiáis)..., como film, no carece -en la búsqueda de la deriva.
una forma que piensa- de procedimientos de manipu- Hacedor, en los sesenta, de una cámara pensa-
lación de imágenes y sonidos propios de la historia del miento que instaura la libertad de la puesta en escena
cine: iris, ralentis, acelerados, fracturas espacio-tempora- y construye un espacio para lo insólito e inesperado
les, congelados y distintos procedimientos de montaje. que da lugar al acontecimiento. Cámara que libera una
El efecto, tanto del poema-ensayo como del film-ensayo cierta destitución de la jerarquía de las imágenes de poder
-cada cual experimentando en su material los límites ex- y prestigio. Que crea también un fuera de lugar para el
presivos-, es el de una estratigrafía buscada como refu- régimen de las imágenes y de los sonidos propios de la
gio a las vanas transparencias del variétéy de la televisión. sociedad del espectáculo. Godard ha sido en las últimas
Composición que hace suya la pretensión del cuatro décadas cultor de una imagen desnaturalizada y,
cinematógrafo de alcanzar lo real como arqueología. en especial, de un pensamiento que bizo posible seña-
Las capas de imágenes y palabras utilizadas en la com- lar la compensación ilusoria en el engaño que el cine
posición no buscan ni génesis, ni continuidad, ni to- producía. Sobre la pantalla-pizarrón, una pedagogía crí-
talización, sino el intersticio de los pasajes marginales tica recorre el dominio y el poder de la imagen y el so-
y de los encuentros inesperados de los grandes monu- nido a través de procedimientos como el falso-raccord
mentos discursivos. Godard extrae de Foucault los prin- y la composición por montaje. En ambos procedimien-
cipios del método arqueológico: la capacidad descrip- tos descansa la invención del ritmo como estilo y los lí-
tiva y diferencial de las modalidades discursivas, los mites de la acción estereotipada.
tipos, reglas y anomalías de dicbas prácticas, y la rees- Introducción a una verdadera historia... no se de-
critura de los discursos sin interpretación alegórica. tiene en datos del tiempo cronológico, sino en el tiem-
Arqueología es el nombre de una práctica de reescri- po autoimplicado de las obras transformadoras y en
tura y absorción de los materiales de la tradición que los problemas que plantean. Incurre en lapsus sorpren-
no busca el origen ni tampoco el discurso escondido dentes y en aseveraciones capricbosas. Pero, sin em-
bargo, logra presentar en el movimiento de la oralidad cine en general. No se interesa por cualquier bistoria
transcripta, en cada giro, en cada ausencia, un estado sino que se detiene en la de los nombres propios o en
confesional, íntimo, donde la bistoria y la biografía se figuras de estilo que lo fuerzan a pensar. Si bien reco-
confunden basta alcanzar un pensamiento sobre los noce la sistematicidad y la referencia precisa, declara no
dispositivos, sobre sus modos de producción y sobre tener memoria. Cuando se carece de ella se vuelve ob-
sus regímenes de signos. Libro éste de la oralidad, y sesivamente al álbum familiar, es decir, a unos pocos
como tal de las insistencias y de las repeticiones, de los ejemplos con los que resulta posible provocar atraccio-
rodeos, de las digresiones, de las vacilaciones y de los in- nes entre imágenes. Es viable, sostiene el autor, ver "a
terrogantes. Es decir, un libro como germen de través de lo otro, del otro film". La bistoria del cine, de
Historia(s) del cine, de la obra-proceso, en el que bacer esta forma, es la bistoria de las composiciones familia-
un guión y escribir en la estela del espacio una palabra res donde es posible reconocer el germen de la propia
tenían el mismo punto de insistencia, la misma acen- idea-cine en la obra de otro autor.
tuación lírica. Podemos afirmar al recorrerlo que oír no Para Godard, la bistoria del cine es una colección
es ver, y este libro rescata el ritmo pero no la voz de de atracciones y de asociaciones entre imágenes. Porque
Godard, su grano de voz que será insistente en sus fil- él cine no es la bistoirIa~de las féglasTTfnPia deTma'ma-
mes, y definitorio entre otras voces en el bipertexto fil- nipulación que búscala propia bistoria. Todo film es la
mado de Historia(s)... Se trata, entonces, de un libro bistoria de reglas mal aplicadas,~poTello, en sentido crí-
sobre la visión más que sobre la escucba y, sin embar- tico, la bistoria del cine es la de las singularidades, la bis-
go, ésta anida plegada entre las palabras. Introducción toria de los ritmos que se pueden conservar, la bistoria
a una verdadera historia... contiene, al igual que de los gestos de estilo. Como lo intuye el filósofo fran-
Historia(s)..., la promesa y la aventura de ver. cés Henri Maldiney en L'Art, leclair de l'étre (1993), en
En ambos libros la insistencia se deposita en el el arte bay una única definición: composición y ritmo,
viaje. Y, en particular, en Historiáis)... Godard afirma: que dicen del ser indirectamente a través de la expre-
"queremos viajar/ sin vapor, y sin vela/ baced/ para dis- sión. Es en las obras que el enigma de la expresión bu-
traer el aburrimiento de nuestras prisiones/ pasar sobre mana se ensambla con el enigma de la catástrofe, y es
nuestros espíritus/ tensados como una tela/ vuestros re- ese núcleo el que Godard conserva de la bistoria. La vo-
cuerdos/ con sus marcos de borizonte/ decid, qué ba- luntad para alcanzar la bistoria está en la búsqueda de
béis visto". Viajar es rememorar y proyectar. El espíri- un ritmo y en la libre violencia asociativa e intersticial
tu libre es el que se embarca y corta las amarras para entre imágenes y sonidos, que prometen un fulgor para
donarse en la proyección de la memoria. Y como un iluminar la ausencia.
enamorado de los mapas, el universo corresponde a su
vasto apetito, al misterio del azar y a la inquietud del
deseo. También viajar puede entenderse como un tra- Arqueología
yecto arqueológico más que cronológico por las tierras
culturales. Estos trayectos conservan la memoria audio- Anticipa Godard en Introducción a una verdadera his-
visual a través de un proceso arbitrario de asociación de toria...: "quería volver a contar la bistoria del cine no
su propia biografía cinematográfica, y de la historia del sólo de una manera cronológica sino más bien un poco
arqueológica o biológica. Tratar de mostrar cómo se cas o de las atracciones capricbosas. Es la bistoria de
ban producido movimientos... pues tampoco en el cine las reglas discursivas y de los ritmos singulares, el álbum
se ban producido las cosas de cualquier manera. Las de familia de las constantes regulares y de las respira-
ban becbo bombres, mujeres que viven en sociedad, ciones originales, de los géneros y del estilo. En segun-
en un momento dado, que se expresan y que se comu- do lugar, pensando en la asociación de M, el vampiro
nican. Comunican esta expresión o expresan su im- y El soldadito, Godard dice bablar a título personal de
presión de una forma determinada. Debe baber capas su propia bistoria y del bacer de la bistoria en el oficio
geológicas, corrimiento de tierras culturales; y para del cine. Todo consiste en poder decir en una comple-
bacer ese trabajo se precisan medios de visión y me- ja industria a título personal, en producir mezclas in-
dios de análisis...". Se trata de ver en las capas geoló- verosímiles, en sentirse un poeta, un novelista o un en-
gicas o en las tierras culturales las constantes discursi- sayista en el interior del cine. "La diferencia reside -dice
vas tanto como lo original; los estereotipos de los el autor- en crear lenguaje sin ser un asalariado". Se
géneros dominantes tanto como los ritmos que per- pregunta: "¿qué pasa con el verbo tener?". Replica que
miten percepciones inesperadas. La serie de trayectos- el problema está en tener algo para expresar. Expresar,
viajes que Godard establece en Introducción a una ver- para Godard, es donarse a lo abierto, ritmar con el de-
dadera historia... ponen en relación fragmentos que lo venir, disponerse a un cambio de naturaleza. Por ello,
provocan a ver entre sus filmes y entre otros de distin- f sostiene: "nadie está dispuesto a cambiar de vida, a
tos autores. Establece pasajes, por ejemplo, entre Sin .í, cambiar de lugar". En este sentido, en el cine como en
aliento Y ¿Angel o diablo! áe. Orto Preminger; El solda- .| la vida triunfa el estereotipo, porque no existen reglas
dito y M, el vampiro de Fritz Lang; Pierrot el loco fren- ; para crear aunque éstas no cesan de imponerse. Afirma:
te a Ugetsu de Mizogucbi, Rebelde sin causa de Nicbolas I "be copiado frases, be buscado planos que ya bubie-
Ray y Amanecer de Murnau. Cada trayecto conecta
ran resuelto la cuestión". Éste es el modo en el que
distintas tierras culturales, distintos tiempos y proce-
avanza la bistoria: las regularidades producen buenas
dencias nacionales, para abrir en el encuentro una pre-
soluciones que aisladas y puestas a funcionar en otro
gunta y un desplazamiento impensado.
contexto generan diferencias o variaciones. La varia-
Dos ejemplos resultan esclarecedores. En pri- ción en la repetición es una selección crítica que fun-
mer lugar, compara Sin aliento con ¿Angel o diablo! ciona como afirmación productiva. La repetición pervier-
porque aquello que le interesa es saber de qué mane- te al estereotipo cuando manifiesta una singularidad contra
ra se trata en el film norteamericano el estereotipo de las particularidades sometidas a la ley o a im universal con-
la libertad occidental. Extrae de la relación las cons- tra las generalidades que bacen ley. Para Godard bay robo
tantes discursivas que mueven los géneros para provo- o don que transgrede a las regularidades, y también bay
car a los espectadores y, al mismo tiempo, fuerza por tedio ante las constantes. Emprende, de este modo, una
asociación a percibir la diferencia expresiva que sólo repetición compleja que se confunde con una diferen-
resulta posible sobre el fondo de las constantes. De este cia pura. Sus procedimientos de creación están cercanos
modo, la bistoria arqueológica es una colección de es- al enunciado de Deleuze cuando dice en Diferencia y re-
tereotipos producidos por la gran industria y, también, petición (1968): "la repetición más exacta, la más estric-
un ars combinatoria portador de las variaciones críti- ta, tiene como correlato el máximo de diferencia".
Godard afirma: "nunca he visto diferencia entre picos y sus grietas. Y ese mapa resulta ser una lírica
hablar de una película o hacerla". El problema en la del desgarramiento y un gesto que se convierte en
bistoria "es bacer lo que no se hace". Encontrar un modo destino.
de bacer supone una pregunta, un ritmo, y un movi-
miento en el lenguaje. Movimiento de la bistoria -afir-
ma Godard- en el que se trata de "improvisar riguro- Ética
samente". A la manera de una fórmula, dice: "no
escribo guiones; tomo notas, bago películas como un La ética designa un modo de habitar y una manera de
músico de jazz", o bien: "escribo para analfabetos, como ser. Historiáis) del cine hace suya una promesa, la de
dice Artaud, por ello siempre be copiado frases". E l redimir el alma de los muertos para que el hilo delga-
problema de la narración de la bistoria pasa por al- do de su memoria habite en nosotros. Tal vez, para
canzar una idea-cine y para ello resulta imprescindi- que la palabra inaudible de Hurbinek, el niño emble-
ble coleccionar y copiar imágenes y frases. Historiáis)... ma de los campos de exterminio, llegue basta el pre-
es la obra de un coleccionista que valora lo heterogé- sente. Cuando la industria de la proyección distribu-
neo, y extrae restos o fragmentos de los lugares comu- ye de un lado la patria del espectáculo y del otro la
nes y de los estereotipos de la repetición genérica para insondable del horror, se abre una exigencia ética, que
singularizarlos. Godard sabe que una idea es parte de para Godard define qué ver y cómo mostrar. Y ese gesto
la bistoria cuando es parte de un cuerpo que, al vivir, atraviesa su lírica, porque asume y soporta un modo
resuelve problemas. Una idea no es algo general, es de ser ante la bistoria. La imagen de Shoah de Glande
un momento de la insistencia del cuerpo, del mismo Lanzmann que elige en elfilm-ensayoes la del maqui-
modo que el cuerpo es un momento de la repetición nista polaco Herik Gawkowski, que llevaba los carga-
de la idea. Una idea irrumpe en un campo de repe- mentos de víctimas al campo de Treblinka. En la ima-
ticiones como solución a problemas planteados en gen, Gawkowski, al volver al ferrocarril de antaño con
ese dominio y sólo así se inscriben las singularida- Lanzmann y manejar la locomotora, cree estar llevan-
des. Afirma Godard: "se piensa mejor entre) Se tra- do los vagones del pasado y, cuando el ferrocarril se
baja siempre entre capas geológicas, a la deriva por acerca a las proximidades del campo de exterminio,
entre lugares. Como Lenin entre Rusia y Suiza, entre reproduce el gesto inequívoco del degollamiento. E l
el hambre y el cuerpo satisfecho. Todo es político en film de Lanzmann revela que en el lugar donde antes
la bistoria, porque cada singularidad viene a decir bahía vagones, bay una extensión de vías y de plani-
que no bay totalización posible, y que en una cade- cie. Godard recupera el instante que insiste como ite-
na de planos dominada por el fastidio de la mono- ración automática del gesto, la inercia de la memo-
tonía, la imagen y el sonido son algo incompletos. ria involuntaria registrada en Shoah. Memoria del
De este modo, en la bistoria del cine los aconteci- crimen y de la desaparición de un pueblo que falta
mientos que irrumpen requieren una cartografía. Por de la faz de la tierra, cuya ausencia ba quedado eter-
ello dice: "necesito bacer películas como^un mapa nizada en aquel gesto. Éste conduce a Godard a pri-
-"parávIajafT Historiáis) del cine está compuesta como vilegiar algunas historias por sobre otras, a insistir
un mapa europeo del siglo X X , con sus mesetas, sus sobre algunos intervalos en los que se revela aquello
que una sociedad confiesa de sí misma y, también, grimas para llorar/ ban olvidado cómo mirar". A l
aquello que niega. Asume la berencia de la crítica de mismo tiempo, también exhorta: "quien quiere/ re-
Jacques Rivette a Gillo Pontecorvo, en el célebre en- cordar/ debe confiarse/ al olvido/ a ese riesgo que es/
sayo publicado en Cahiers du cinéma bajo el título "De el olvido absoluto/ y a/ ese bello azar/ que deviene/ el
la abyección". Y se identifica con el texto que, a par- recuerdo". El bello azar del recuerdo testimonia en las
tir de Rivette, escribe Serge Daney titulado "El trave- lindes del espectáculo, y nos enseña cómo mirar para
lling de Kapo". Fundamenta, de este modo, la elec- la reconstrucción en la obra de los efectos del aconte-
ción de unas historias por sobre otras porque se opone cimiento. Siguiendo a Aby Warburg en su Atlas
a la abyección impúdica de unos gestos que estetizan Mnemosyne (se trata del gran proyecto documental de
el horror, como aquel plano de Riva que se suicida en la década del veinte compuesto por unas mil fotogra-
Kapo tirándose sobre los alambres de púa electrifica- fías como repertorio del gesto, considerado como mo-
dos. Pontecorvo filma la escena con un travelling hacia vimiento virtual de la humanidad occidental), Godard
adelante reencuadrando el cadáver en contrapicado e utiliza las fórmulas dramáticas y el montaje como la ma-
inscribiendo la mano de Riva levantada en un ángu- triz compositiva. Elige de los entresijos de imágenes-re-
lo del encuadre final. El desprecio que va de Rivette cuerdo la fórmula dramática del testigo Gawkowski, y
a Daney, y que comparte Godard, pasa por el embe- obra por montaje para que la imagen signifique crítica-
llecimiento del horror. Desde la década del sesenta mente. No ilustra, sino que crea una dimensión refle-
hay una insistencia en el autor por retornar a la pri- xiva sobre el tiempo. Esta dimensión temporal dispo-
mera elegía de Duino de Rilke, en especial a los fa- ne de un lado de la grieta de Auschwitz a Hitcbcock -el
mosos versos que dicen: "lo bello no es nada más que maestro del control de la puesta en escena y de una po-
el comienzo de lo terrible, justo lo que nosotros somos ética de los objetos- y del otro, a Rossellini -quien re-
capaces de soportar". De Pontecorvo a Spielberg, la cupera el trauma en la puesta en escena después de la
abyección se recubre en la belleza técnica del espectá- derrota y enaltece la lengua de la tradición-. Ranciére
culo para el deleite de las masas. E l gesto involunta- homologa la posición de Godard a la que Deleuze des-
rio de Gawkowski, que Lanzmann registra y Godard arrolla en sus libros Imagen-movimiento (1983) e Imagen-
insiste en recuperar, indica aquel fondo brumoso de tiempo (1985), en los que se señala a Hitcbcock como
la bistoria. Este plano siempre será una cuestión ética el creador de una imagen-pensamiento sostenida en las
en su singularidad, porque revela un resto que impug- relaciones mentales que pone en su límite la imagen-
na, algo fortuito e inexplicable que se mantiene ingo- movimiento, y a Rossellini como el creador de una dis-
bernable para cualquier régimen textual. Testimonia continuidad temporal que da lugar a las imágenes-óp-
lo real como trauma, como forma incompleta de lo ticas puras y a las imágenes-recuerdo. Entre Hitcbcock
real en la representación. y Rossellini la conciencia reflexiva alcanza en el cine,
Ante el espectáculo del horror, Godard dice: para Godard, la radicalidad de una forma que piensa.
"es cierto/ que los diarios y las cadenas de televisión/ El cinematógrafo crea "formas que se encaminan/ hacia
del mundo entero/ sólo muestran muerte/ y lágrimas/ la palabra/ con más precisión/ una forma que piensa/
pero por otro lado/ también es cierto/ que los que per- que el cine baya sido becbo ante todo/ para pensar/ se
manecen/ mirando la televisión/ ya no tienen más lá- lo olvidará enseguida".
El historiador Marc Ferró sostiene que la Nouvelle mente pesada/ la imagen brilla/ y la nada es/ ese espe-
Vague elabora un discurso sobre la bistoria con concien- sor difuso/ en el que nada/ se deja ver". La resistencia
cia de ésta y una valoración sobre aquello que las imá- de la imagen ante la desaparición de la presencia se suma
genes son capaces de producir. Dos pasajes de las al procedimiento de asociaciones intersticiales para for-
Historia(s)... resultan ejemplares: la conversación con zar la inscripción del acontecimiento en el procedimien-
Serge Daney, interludio de la conciencia histórica, y el to creador, para bacer visible una presencia ante la nada.
recuerdo de Guy Debord, radicalidad de la conciencia La presencia será para Godard brillo y luz; y la nada, una
crítica. Daney le dice a Godard en Historiáis)... que su bistoria sin palabra, una bistoria de la noche.
generación estaba destinada a bacer una bistoria del cine. Donde Godard busca la presencia por la imagen,
Y Godard absorbe la idea de Daney y afirma en una en- la industria del espectáculo es capaz de producir cincuen-
trevista: "Estábamos en la mitad del siglo y en la mitad ta Cecil B. de Mille por un Dreyer, suturando con la be-
del cine. Por lo tanto, podíamos mirar al mismo tiem- lleza gastada de sus estereotipos la grieta de Auschwitz.
po hacia atrás y hacia delante. Hoy más bien avanzo re- El espectáculo sacó partido de las historias del sexo y de
trocediendo hacia el futuro". Godard es impulsado por la muerte en la ficción olvidando el abismo de lo real, y
las preguntas de Daney: ¿cómo ir hacia una imagen?; radicalizó la expansión de la industria pornográfica pro-
¿cómo filmar lo irremediable, después de Roma, ciudad ductora de gestos vaciados. Si el cinematógrafo es la
abierta (1944), cuando la inocencia y la premonición más completa de las artes porque se proyecta, el senti-
del cine ban caído indefectiblemente? Si Godard vuel- do de Historiáis) del cine es reponer para la memoria el
ve a Daney, es porque al igual que Resnais y Marker acontecimiento irreparable y los efectos que éste abrió
mantiene viva la conciencia de la memoria y el pudor en el lenguaje. Como Lanzmann, insistentemente
ante la muerte. Y si Daney consideró a Godard un gran Godard nos conduce por las vías férreas hacia el por-
inventor de formas capaz de procesar fuerzas históricas, tón de acceso a Auschwitz coronado por la frase: "el tra-
Godard supo ver en la obra de Daney un ojo avisor para bajo libera". Esta falsificación en lengua alemana -en
los acontecimientos. Volver la mirada hacia Auschwitz la lengua del crimen, como la llama Steiner— lo lleva a
bajo las preguntas de Daney supone comprender por excluir de Historiáis)... a Syberberg, quien realizara en
qué los cuerpos fueron tratados como objetos inanima- Hitler, un film de Alemania la autocrítica del imagina-
dos y el lenguaje como neutralidad burocrática, desti- rio mítico alemán que constituyó las tramas culturales
nados a bacer funcionar las fábricas de la muerte, con del nacionalsocialismo. Tal vez porque para Godard se
la pretensión —como sostuvo Goebbels- de no dejar re- trate de un intento de poetizar en la lengua del crimen.
gistro alguno. Si el "tratamiento" (Aufeieben) -como Ante la pregunta sobre cómo registrar las huellas del
supo señalar Víctor Klemperer, filólogo que revisó la crimen, dos caminos se abren en el subsuelo de la mo-
lengua del Tercer Reicb- tenía por objeto la desapari- dernidad. O bien el de la plena exposición que se con-
ción de la presencia, Godard persigue una reflexión funde con el espectáculo pornográfico, o bien el de la
distanciada capaz de redimir a los cuerpos de la ausen- sustracción pudorosa que redime por los indicios. Este
cia. Escribe en Historiáis)...: "la imagen/ (es) capaz de último funda, como escribió Paul Celan, el ethos que
negar/ la nada/ es también la mirada/ de la nada sobre "como la llaga del recuerdo,/ escarban los ojos buscán-
nosotros/ la imagen es liviana/ y la nada es/ inmensa- dote". El horror y la muerte no pueden ser sublimados.
y la memoria debe enfrentarse a lo intolerable para in- cara del sueño es traumática y se alcanza en el niño de
tentar redimir a los cuerpos de la ausencia. La prome- la derrota de Rossellini en Alemania, año cero, donde los
sa ético-poética de Godard es alcanzar entre las imáge- bombres yacen cegados en la vergüenza de ser bombres.
nes una atracción que violente a la memoria y una Entre el sueño monumental de Babilonia y el año cero
presencia real como trauma. de Berlín en ruinas, es posible trazar el arco de unas
pocas proposiciones que dicen, para Godard, aquello
que el cinematógrafo asume y soporta.
2. Política Historiáis) del cine afirma que de los hermanos
Lumiére a Howard Hawks, el cine se transformó muy
"nunca entendí la cámara como un fusil. poco técnicamente aunque se modificara en la com-
Existen otras maneras de hacer cine plejidad de la puesta en escena. No tuvo la pretensión
político con una fuerte de ser estrictamente una técnica o un arte, y resultó
carga ideológica" un misterio por el poder paradójico de las imágenes
J.-l.. Godard que producía. Su promesa fue registrar los aconteci-
mientos y proyectarlos. Por ello, Godard valora a los
La relación entre filosofía y cine encuentra su proximi- cineastas que como Fritz Lang o Ernst Lubistcb pu-
dad en el gesto, como el mostrarse de lo que no puede sieron en escena un conjunto deficcionescriminales
ser dicbo, y como el destino de la memoria bistórica. que de forma premonitoria se apoderarían de la rea-
Con esta afirmación, Agamben dispone al gesto como lidad. Sin embargo, cree que la insuficiencia de los gran- 31
centro del cinematógrafo. Éste no sería simplemente el des realizadores de ficción como Robert Siodmalc, Frank
dominio de la imagen estética sino la esfera ética y po- Capra, Jean Renoir y Alexandre Dovjenko resultó de
lítica por excelencia de lo bumano. El gesto como me- la incapacidad de afectar la realidad con las poéticas que
moria bistórica se convierte en destino del cinematógra- pusieron en escena. Indica, entonces, que de distintos
fo porque es aquello que éste asume y soporta. Cabe modos David Griffitb, André Malraux y Roberto
preguntarse qué es aquello que el cinematógrafo asume Rossellini se comprometieron políticamente con la
y soporta. No resulta posible pensar una lógica de lo transformación de la realidad bistórica. También lo hi-
político, si no lo hacemos en torno a la promesa de dos cieron Friedricb Murnau y Karl Freund, maestros de
máquinas de sueños: la estadounidense y la soviética. la puesta en escena y del registro, aunque pactando
Sueños de libertad y sueños de revolución bajo el nom- de antemano con la rearización de las iluminaciones
bre de ciudades: Hollywood y Moscú. Pero donde bay de Nüremberg. Según Godard, el cine de ficción en-
promesa también bay reverso de ésta. Y la promesa de frenta su incapacidad para registrar lo real. Será Robert
los sueños del cine revela como reverso el brutal trau- Flaberty quien valore la unidad espacial de los acon-
matismo de las máquinas de la muerte. Una cara del tecimientos, evitando que el cine se transforme en una
sueño se corresponde con la construcción monumental simple representación imaginaria. De este modo an-
de la ciudad del espectáculo cuyo nombre es Venus de ticipa y crea las condiciones para que George Stevens
Plata o Babilonia, donde los bombres encuentran pla- registre Auschwitz y Ravensbrück. Para Godard, como
cer en quemar sus ojos con las llamaradas de luz. La otra lo hemos señalado, Hitcbcock fue el único poeta mal-
dito que logró una forma que piensa llevando la ima- cido que promete la purificación por el fuego. E l tes-
gen-movimiento hasta su límite, y Rossellini el único tamento es el alma donde vive -más allá de la muerte
poeta que expondrá la derrota y sus restos a la memo- del propio Mabuse- la fuerza diabólica que produce
ria. El cine no ha dejado en su historia de ser una cre- la continuidad de los purificadores. La famosa escena
ación que, al mismo tiempo, mutiló y censuró a en la que el médico del hospicio lee el testamento y el
Stroheim o a Vigo, mientras produjo obras que con- espíritu de Mabuse encarna en él, no es sólo un retra-
tribuyeron a la identificación emocional del mito en to de los desdoblamientos a los que nos acostumbró
el siglo X X . Sólo el distanciamiento crítico le permi- el expresionismo alemán, sino la forma de una ficción
te a Godard valorar la potencia premonitoria del cine premonitoria de aquello que la movilización total pla-
y al mismo tiempo indicar la incapacidad de registro netaria del exterminio desencadenaría en la materia.
de lo real que éste generó. E l cineasta siempre ba cre- Siegfried Kracauer supo describir esta premonición en
ído que "el cine es profético, que predice y anuncia De Calegari a Hitler, con el ascenso del autómata hi-
las cosas", y que esta condición corresponde a su esen- tleriano en el alma alemana. La purificación por el
cia como registro. Ranciére, en una lúcida lectura de fuego del Dr. Mabuse es comparable con la danza de
Historiáis) del cine, dice que para Godard "el cine es la muerte y la cacería de conejos en La regla deljuego
culpable de no baber filmado los campos en su tiem- de Renoir. Sin embargo, que el cine pudiera anticipar
po; es grande por haberlos filmado antes de su tiem- en lasficcionesel porvenir no significó que lograra el
po, es culpable de no baber sabido reconocerlos". shock perceptivo que alcanzarían las visiones medias
Parto de estas claras proposiciones políticas y me per- del espectáculo para crear una conciencia de lo real. E l
mito algunas variaciones. cine se alzaba con la promesa de una previsión imagi-
naria que bordeaba aunque no revelaba lo real. Entre
las décadas del '20 y del '40 el cine prefiguró en la fic-
Premonición ción el genocidio. No sólo por vía de Lang o de Renoir
la ficción avanza obrando como anunciadora, sino tam-
El cine es grande porque supo prever. Pudo constituir- bién por vía de Griffitb o Cbaplin. Es cierto que Los
se en un acto de creación que anticipaba el porvenir. Nibelungos, Metrópolis y la saga del Dr. Mabuse de Lang
Este acto profético comparable con el de los santos o Las reglas deljuego de Renoir llegan muy lejos en su
idiotas es opaco a su tiempo, es desoído en su tiempo. función profética, pero Intolerancia de Griffitb y El
Toda la potencia profética del cine no permitió con- gran dictador de Cbapli prefiguran violencias y paro-
jurar la violencia devastadora que golpearía a las puer- dian gestos de poder enloquecidos. En todos los casos
tas del porvenir. Si el cine fue grande por su poder pro- el imaginario de las fábricas de sueño resultaba más
fético creador de mundos posibles por venir, también potente que lo real para encarnarse y movilizar la con-
es cierto que ese porvenir se revelaba como una ima- ciencia colectiva. La consumación en el imaginario
gen cifrada, es decir, una potencia que se conservaba traicionó la función profética y crítica del cine dejan-
en su fase opaca. Tomemos como ejemplo El testamen- do lo real en una frontera inalcanzable. E l arte de las
to del Dr. Mabuse de Fritz Lang. Ficción premonitoria fábricas de sueño fracasó por no poder conjurar el ad-
que revela el poder del testamento del líder enloque- venimiento de la matanza, y la identificación emocio-
nal que el sueño prometía quedó en manos de los gran- los noticiarios/ el que debe lavar/ de toda sospecha/ la
des líderes, que usufructuaron su poder para alcanzar sangre y las lágrimas/ (...) y si George Stevens/ no hu-
por éste la identidad del pueblo en la consumación del biera sido el primero en usar/ la primera película/ die-
mito. Sería la simpleza del registro documental de ciséis color/ en Auschwitz y Ravensbrück/ quizás jamás/
Flaberty la que privilegiaría lo real por sobre lo imagi- la felicidad/ de Elizabeth Taylor/ hubiera encontrado/
nario. Y es en esa modestia en la que Godard confía la un lugar al sol/ treinta y nueve/ cuarenta y cuatro/ mar-
redención de lo real por encima de las máquinas de tirio y resurrección/ del documental/ ob qué maravi-
sueño. Como Eisenstein, somete la Historia a la prue- lla/ poder mirar/ lo que no se ve/ ob dulce milagro/ de
ba del cine para mostrarnos que, en el registro amoro- nuestros ojos ciegos". Antes de La sangre de las bestias
so de los comienzos, el cine alcanzaba al mundo como de Franja y, sobre todo, de Noche y niebla de Resnais,
documento. La grandeza del cine radica en baber fil- la condición humana se confundía con la masacre in-
mado el porvenir anticipándolo en la ficción. Ésta es dustrial. Cabe preguntarse: ¿qué quedó del documen-
su afirmación como política premonitoria, aunque esta tal de George Stevens realizado al final de la guerra.''
política no superara los poderes de lo imaginario. Como supo verlo Serge Daney, se trató de la primera
película que registró la apertura de los campos de ex-
terminio en colores y a la que esos mismos colores lle-
Reconstrucción van -sin ninguna abyección- al arte. La película de
Stevens es un relato de viaje de soldados y cineastas
El cine es culpable de no baber registrado la existencia que vagabundean a través de una Europa arrasada,
y la grieta que los campos de exterminio abrieron en lo desde Saint-Ló en ruinas basta Auschwitz. Las pilas de
real. Esta grieta no es del orden de las repeticiones his- cadáveres están filmadas con la inocencia del primero
tóricas sino de una diferencia incalculable en los pro- que ve. Inocencia del descubrimiento. Estado que no
yectos de la razón occidental y en los encadenamientos podrán tener ni Saló de Pasolini ni Hitler, un film de
que esta razón supone tanto lógica como ontológica- Alemania de Syberberg. Sin embargo, esa inocencia
mente. E l cine es culpable por su incapacidad de res- fundamental del espectáculo que registra lo real bajo
ponder a su potencia ontológica: la de registrar lo real, la mirada norteamericana carga el peso de los sobrevi-
la de registrar el acontecimiento irrumpiendo en la bis- vientes que regresan de su odisea después de haber co-
toria como escena. Badiou ba afirmado que "el 'bay' nocido el infierno en la tierra. Se trata de las huellas
del acontecimiento, tomado en su azar, es justamente en los cuerpos de Levi, Antelme, Améry, Frankl,
el sitio donde corresponde circunscribir la esencia de Semprún, Steinberg y Kertész, entre tantos otros.
la política". E l cine alcanza lo real, como querían Restos de películas pornográficas ban registra-
Malraux y Bazin, cuando registra la precariedad de lo do las bajezas y miserias humanas durante los cam-
que adviene irrumpiendo en el orden de los becbos bis- pos. Todo lo que el cine pudo engendrar en el inte-
tóricos. Cuando lo que irrumpe engendra espanto, la rior del proceso de la masacre industrial fueron
premonición del acontecimiento se interrumpe, dando momentos de monotonía que exponen fantasías ma-
paso al sentimiento de borror como escena política. cabras. En ralenti, una imagen violenta nuestra per-
Dice Godard en Historiáis)... que "es el pobre cine/ de cepción en Historiáis)... Se trata de una mujer viola-
da por un perro, mientras el fantasma de la mirada Si el cine no conserva por el alma lo que la ma-
SS ronda la escena. E l cine es culpable por no baber teria disipa, traiciona su única responsabilidad: la de ser
registrado lo real y baber producido imágenes de las descripción de las huellas. La condición paradójica del
miserias humanas. Sin embargo, es al mismo tiempo cine radica en no haber registrado durante y en baber
inocente por baber reconstruido las huellas de la au- reconstruido la ausencia a posteriori. Es culpable por
sencia, por baber enlazado pieza a pieza la maquinaria falta de registro e inocente por responsabilizarse de ser
burocrática del exterminio y los signos de un proceso un arte de la huella. Entre las obras monumentales que
de eliminación de un pueblo. Shoah de Lanzmann se enfrentaron a la muerte de los campos de extermi-
resulta una obra inigualable por baber creado, para nio, tanto Shoah de Lanzmann -con una minuciosa re-
la conciencia, las imágenes de un pueblo erradicado. construcción de la razón descriptiva- como Hitler, un
Mientras Lanzmann trabajaba sobre Shoah realiza una film de Alemania de Syberberg -con una minuciosa eva-
entrevista a Yebuda Lerner, en Jerusalem, en 1979, luación del pueblo y del líder que gasta las palabras y
sobreviviente de la revuelta de Sobibor. Brecbt había las prácticas en una degradación kirsch de la cultura-,
revelado que el fascismo podía sintetizarse como una briÚa Sobibor como el film de un acto de resistencia a
manipulación de las emociones. Lanzmann enfrenta la muerte y como una reconstrucción de la ausencia.
la manipulación emocional con la recuperación de Historia(s) del cine se encuentra flanqueada por estas
una razón descriptiva del espíritu de la revuelta. Dice obras que asumen el trauma del siglo XX. Más allá de
Lerner: "cuando vi que en esos campos, en esas con- la tensión entre Godard y Lanzmann sobre la posibili-
diciones, eso no era más vida, me dije: ya no bay nada dad de la representación del exterminio, y del rechazo
que perder (...) ensayar no importa qué es mejor que de Godard a Syberberg por la búsqueda del absoluto - a
ser en esas condiciones de negación de la vida". favor y en contra del mito, a través de la noción de arte
Quisiera detenerme en una escena narrada por Lerner total-. Historiáis) del cine comparte con estos directo-
y reconstruida por Lanzmann. Lerner señala que res la gravedad moral que marcó al siglo X X después de
cuando los trenes llegaban a Sobibor los alemanes Auschwitz, y reclama el fin del cine como proyecto del
decidían la selección, y los bombres y las mujeres siglo XIX. Es decir, como proyecto de la representación.
destinados a las cámaras de gas se perdían en sus gri- La reconstrucción sólo parece posible si se cumple con
tos cubiertos por graznidos de gansos que tapaban la potencia del cine como registro del trauma para dar
las crisis dramáticas de la multitud. E l plano que lugar a una política de lo real.
filma Lanzmann sólo nos muestra a los gansos cami-
nando en círculo sobre el antiguo espacio de la ani-
quilación, boy vuelto pradera. Los testigos privile- Resistencia
giados de la muerte ban sido los animales, y en su
circulación actual traen a la presencia las imágenes El cine es potencia expresiva en un tiempo de miseria.
de un pasado virtual que se actualiza. Nunca nadie Es potencia de creación de mundos por venir. Para ello,
filmó la huella de la ausencia de un pueblo de forma no cesa de enfrentarse a un arte de masas, familiar, po-
tan precisa. Ausencia para un testigo ejemplar exen- pular y bomogeneizador; sea su nombre, en el presen-
to de recuerdos. te, cine pornográfico o cine cosmético. La pretensión
del cinematógrafo afirma la idea de que sin renovación destrucción. Dirá Godard: "es como las colas de las pe-
radical de la forma no habrá contenidos revoluciona- lículas norteamericanas. En esas imágenes están todas
rios. Godard siempre formó parte de la batalla del es- las guerras, las máquinas, las víctimas...". Nuestro
tilo que engendra proposiciones políticas y que se sos- mundo, para el cineasta, imagina el infierno como la me-
tiene en la cámara-pensamiento. Sólo una forma abierta moria de la guerrafilmada,el purgatorio como el trán-
a nuevos automatismos espirituales, y productora de sito en la tierra ocupada por la guerra actual, y el paraí-
una experiencia directa del tiempo, parece capaz de en- so como el libre espacio de los juegos franqueado por
frentar tanto a la compensación ilusoria como a la ma- fuerzas militares de una guerra por venir. "El paraíso
nipulación de las emociones. Si la tesis de Godard no -dice- es un territorio protegido por soldados norte-
conoce otra génesis que el año cero de Berlín en rui- americanos, es el himno de los marines que seguramen-
nas, es porque extrae del pasado laftxerzade estilos pre- te escuchamos en centenares de películas estadouniden-
monitorios y la violencia que da forma a lo real. Como ses. Ellos necesitan poseer la tierra y el cielo. No son de
Daney, valora la violencia formal contra las banalidades ninguna parte, y necesitan pertenecer a alguna". Nuestra
del cine como reflejo de la sociedad. La forma y el esti- música ritma una homogeneidad de espacios para un
lo no son más que el deseo de una pregunta, el fondo único principio totalizador: la guerra permanente.
no es más que el reflejo y la transparencia de la banali- Godard afirma que el infierno es la incapacidad de
dad social. Para cuidar y restituir -modos estos de la poder pensar por fuera de esa memoria de la destruc-
ética- resulta necesaria la singularidad del estilo y el com- ción espectacular con la que imaginamos, alucinamos
promiso con la violencia de lo real. Cuando la imagen o soñamos. Y siempre la misma imagen recurrente en
y el sonido se ban transformado en fabricación solida- el dominio de la acción: la montaña de cadáveres ba-
ria con la muerte, el cine resiste expresivamente perfo- rridos a sus fosas. Sólo si el cine produce una transfor-
rando la muerte, recreando mundos por venir, hacien- mación sensorial, continúa su promesa bistórica y re-
do visibles o audibles mundos olvidados. Elijo, como clama un lugar al pensamiento. Y repito la sentencia que
ejemplo. Nuestra música {Notre musique, 2000), obra a Historiáis)... nos dona: "ya es bota de que el pensamien-
la que Godard llama "nuestro A D N , nuestro recorri- to/ vuelva a ser lo que es/ en realidad/ peligroso para el
do". Tríptico organizado en Infierno, Purgatorio y pensador/ y transformador de lo real". La resistencia del
Paraíso. He descrito, basta aquí, el infierno que preveía cine como política expresiva está en su capacidad para
Lang en El testamento del Dr. Mabuse, el infierno que inventar bloques de movimiento-duración y potencias
descubre George Stevens con la inocencia de la primera de fabulación. La bistoria del cine como laboratorio del
mirada, el infierno de un mundo que vive como ausen- pensamiento del siglo X X ba proyectado los deseos del
cia ante un testigo imposible en Sobibor de Lanzmann; siglo XIX, ha enfrentado las máquinas de la muerte del
cabe preguntarse, entonces, qué es el infierno boy para siglo X X y se ba lanzado, resistiendo al presente, a trans-
Godard. La imagen del infierno es del orden del res- formar el porvenir. En síntesis, el cine es grande cuando
plandor de las luces de la guerra que pueblan la tierra prevé, cuando invoca una promesa; el cine es culpable
en un mundo de exterminación. E l infierno es la me- cuando no registra lo real aunque es inocente cuando re-
moria cinematográfica de una humanidad que se ali- construye la ausencia; el cine es resistencia expresiva a la
menta de la continuidad del espectáculo de su propia homogeneidad del tiempo y la muerte.
Godard sostiene que la historia del siglo X X y 3. Poética
la de su arte industrial quedan unidas en el gesto de
George Stevens filmando los muertos de Ravensbrück. "que la poesía
Gesto que redime, por la presencia en la imagen, la sea ante todo resistencia
ausencia operada como principio de la exterminación. Ossip Mandelstam
Así entendida, la imagen se consagra a rearticular el evidentemente lo sabía"
lazo social. Dos tradiciones atraviesan los linajes óp- j . - L . Godard
ticos de occidente: la de la redención del mundo por
la imagen de los indicios a la que se consagra Godard, Historiáis) del cine insiste en un imperativo: "no vayas
y la de lo irrepresentable en la que se sumerge a mostrar/ todos los aspectos de las cosas/ reserva para
Lanzmann. Este último se opone a Godard sostenien- tí/ un margen/ de indefinición". E l imperativo dice:
do que la singularidad extrema del dolor resulta irre- avanza por aproximaciones sucesivas, no te expongas
presentable, y que el sufrimiento queda excluido de plenamente, guarda una reserva, porque sólo allí radi-
la reparación de lo visible porque escapa a la traduci- ca la libertad del arte. Y también indica que todos los
bilidad por la imagen. Ésta sólo puede presentar la aspectos de las cosas serían inalcanzables para revelar
voz del testigo de la industria de la muerte como puen- las imágenes de un siglo. La libertad del arte se dice ex-
te con los ausentes... poniendo y reservando. Lo que se expresa de ese modo
Godard efectúa la pregunta crucial en el arte es el decir poético y la libertad de éste consiste en no
contemporáneo marcada por el giro ético: cómo con- ser dominante, porque expone las marcas de un alma
tinuar. Pregunta de la memoria voluntaria que en- y de un cuerpo conciente de estar en el medio de una
frenta al hombre a lo involuntario como su afuera historia, al que le escapa cualquier totalización. Tal gesto
constituyente. Frente a la catástrofe, y asumiendo expone al testigo, que narra su siglo sólo a través de los
los desgarramientos de un humanismo extenuado, enlaces sensibles y de las constelaciones espirituales que
busca, en el fulgor de la "redención" por la imagen, lo ligan a él. El gran desafío consiste en bacer ver sin to-
una cita entre las generaciones difuntas y la nuestra. talizar, allí donde la representación unificada no hace
Cita que no se pronuncia como verdad del último sino ocultar. Elogiando la sagacidad de Bazin, Godard
humanista sino como voluntario distanciamiento de reclama y reconoce, como condición ontológica del ane
nuestro tiempo. Historia(s) del cine no es una repre- cinematográfico, la posibilidad de bacer visible lo invi-
sentación que emerge de un "alma bella" sino una sible, de forzar sensiblemente lo impensado. Pero la vi-
selección de problemas del siglo X X que hemos be- sibilidad encierra no sólo la revelación de lo no visto
redado, expresados como el drama de las diferencias sino también el riesgo a la exposición de aquello que
de puntos de vista, que también exponen la marca nos abisma en la noche. En un tiempo donde las imá-
sangrienta de la catástrofe. Godard no concilla lo in- genes tienen pretensión de justeza y completud, Godard
conciliable, lo mantiene abierto y en plena tensión insiste con la fórmiJa que lo acompañara desde los años
para el pensamiento. sesenta basta el presente: "no una imagen justa, sino
justamente una imagen". En la simpleza e indefinición,
la imagen conserva su enigma que provoca al pensamien-
to en el movimiento del ser y del mundo. Movimiento puso en las antípodas de un materialismo stalinista. La
que al ocultar exige un esfuerzo de exégesis, un trabajo idea de arte que construye el cineasta no es una di-
de develamiento. Entre sus fuentes, Godard reconoce en dáctica sensible productora de efectos públicos. En el
la composición de Historiáis)... la singularidad de al- presente, para Godard, los espectáculos de cine y tele-
gunos pensamientos que mantienen la intersección visión no proyectan al espectador sino que lo recha-
abierta entre arte y filosofía, entre percepto y concep- zan. No son becbos para el pueblo porque los efectos
to, y dejan su marca en la interrogación del siglo XX. de sus cualidades absolutas reducen en éste el recuerdo
Nombres propios que prueban la intersección en la bús- de una bistoria. La noción didáctica de Brecbt se ba
queda de una forma que piensa, y que como pensamien- vuelto irrealizable para Godard porque el control de los
tos de un siglo conviven en un estado de tensión que efectos públicos de la apariencia no parece poder ser
definitivamente no aspira a una síntesis totalizadora. normativizado por una verdad exterior al espectáculo
El problema de fondo de Historiáis) del cine es mismo. En segundo lugar, recurre a la bermeneútica de
el entrelazamiento entre un decir del arte y un decir de Heidegger, donde se expone un entrelazamiento indis-
la filosofía. La obra está compuesta por fragmentos que cernible entre el decir del poeta y el pensar del filóso-
bacen referencia a una multiplicidad de procedencias, fo. El poeta-filósofo que exbibe Heidegger desempeña
tanto de naturaleza artística como filosófica. Godard la función de guardián de lo abierto en la interpretación
compone saturando las doctrinas estéticas que se en- de la lengua. Para el filósofo, el poema es apto única-
trelazan en el siglo X X . En primer lugar, sigue la no- mente para el acceso a la verdad porque enseña el poder
ción de "distanciamiento" de Brecbt como protocolo de infinitud contenido en una forma. De este modo, el
de vigilancia de la apariencia. Apariencia que sólo colo- poema es el vebículo absoluto de la intuición creadora.
cada a distancia de sí misma logra revelar la objetividad Es superior al concepto y busca su modo de expresión
de lo verdadero. En este sentido, el arte es una verdad consumada en un infinito trascendente. Godard esta-
infundada, una apariencia del efecto de verdad. El arte blece con la obra de Heidegger una relación compleja.
debe ser sometido a la vigilancia filosófica a través de un Se trata de una filosofía a la que recurre para pensar la
movimiento dialéctico y épico, pues exbibe en el inter- apertura poética de la Historia, y también establece con
valo de la representación la exterioridad de las verdades. ésta una tensión irreductible. Una imagen imborrable
Esto supone un esquema didáctico-sensible que persi- del film compone el enunciado Dasein con un cadáver
gue el objetivo de producir efectos piiblicos relativos al de las fosas comunes de los campos de exterminio. El
valor que la obra genera. E l absoluto de este esquema ser arrojado al mundo es atravesado por el anonimato
se encuentra en el control de los efectos públicos de la forzado de la muerte. Godard revela que el lenguaje po-
apariencia normativizados por una verdad exterior a la ético es, al mismo tiempo, un vehículo para desocultar
obra. Pero Godard exige al procedimiento de Brecbt la verdad y una reserva para la preservación de la tradi-
un margen de indefinición porque no cree que el arte ción, que se bunde en el tiempo crepuscular del crimen.
sea el encargado de una totalización didáctica que pro-
Historiáis) del cine es un compuesto entre un
duzca la fusión entre filosofía y política. Se distingue
protocolo de vigilancia de la apariencia y un entrelaza-
del dramaturgo porque no pretende fundar una socie-
miento del poeta-pensador. Es decir que asume saturar
dad de amigos de la dialéctica y porque siempre se dis-
el esquema didáctico-romántico que se encuentra en
la conciencia de absoluta destrucción creadora de las sistema/ del cinematógrafo". De este modo, piensa a las
vanguardias. Conserva un resto didáctico por su deseo ¡m%enes como unidades separables, como potencias en
de dar un fin al arte como denuncia del presente, y vías de transfiguración, susceptibles de relacionarse cada
un resto romántico por la convicción de que el arte una con todas las demás, recreando conexiones virtuales
debería renacer como conciencia absoluta de sus pro- y ordenamientos expresivos por venir.
pias operaciones o como verdad inmediatamente le- Dos poéticas en tensión dan cuenta en esta obra
gible en sí misma. Godard elabora la idea de que bay de la pertenencia del cine a la era estética, y también de
que exigir en la obra un intervalo en la representa- su crisis. El siglo X X será, para Godard, el de la con-
ción como exterioridad, y tratar con el lenguaje como vivencia sin resolución del esquema didáctico-román-
el más peligroso de los bienes. Por ello dirá que "bace tico y del esquema singular-inmanente, es decir, de una
falta el cine/ para las palabras que permanecen/ en la mezcla y saturación de un procedimiento alegórico y
garganta/ y para exbumar la verdad". de un procedimiento de diferenciación. Ambos alcan-
Sin embargo, el cineasta va más lejos buscando zan su tensión máxima en el uso que Godard hace de
un procedimiento al mismo tiempo singular e inmanen- las obras de Benjamín y Deleuze.
te en la obra. El cinematógrafo es portador de un pen-
samiento irreductible, coextensivo con las verdades que
prodiga, sabiendo que éstas no son dadas en ningún otro Alegoría de la anamnesis
lugar sino en los procedimientos de expresión de la obra.
La singularidad del procedimiento autoriza su diferen- Godard frecuenta con asiduidad - a lo largo de su obra,
ciación irreductible con relación a otras prácticas. pero en especial en Historiáis)...- las Tesis sobre la filoso-
Historiáis) del cine oscila,finalmente,entre un resto di- fíadela historia de Benjamín. Bergala dice en 1997 que
dáctico-romántico y un procedimiento singular-inma- "no bay más que ver las numerosas frases que de ellas
nente con todas las tensiones que esta convivencia pro- ha incluido en sus películas desde bace diez años". Tal
duce. Convivencia que bace presente la multiplicidad vez la más perturbadora que atraviesa Historiáis)... co-
entrelazada de los tiempos por la palabra y la imagen a rresponda al género profético que une a Burckbardt y
través de fr^pientos infinitamente transformables y com- Nietzscbe con Micbelet y Benjamín. Micbelet dice que
binables. La obra funciona como im tejido de signos más "cada época sueña a la siguiente" y Benjamín agrega que
o menos oscuros sujetos a interpretación, que conducen "sin esta prefiguración fentástica en el interior de la con-
por el esquema romántico bacia una configuración ale- ciencia onírica, nada nuevo surge". E l problema de la
górica y por el esquema inmanente, bacia una configu- historicidad como tal queda expuesto en la actualiza-
ración arqueológica y disyuntiva. Godard dirá que "si ción profética de modelos de temporalidad menos ide-
una imagen/ contemplada por separado/ expresa clara- alistas y menos triviales que los usados por el bistori-
mente algo/ si contiene/ una interpretación/ no se trans- cismo heredado del siglo X I X . Benjamín recusa una
formará/ por el contacto con otras imágenes/ las otras historia abstracta aunque mantenga vivo el misterio
imágenes no tendrán/ ningún poder sobre ella/ y ella no susceptible de ser descubierto o construido. La base de
tendrá ningún poder/ sobre las otras imágenes/ ni ac- la búsqueda de nuevos modelos temporales está desti-
ción/ ni reacción/ ella es definitiva e inutilizable/ en el nada a extinguir el relato causal, la teología y la teoría
del progreso. Para conseguirlo, coloca a la imagen en el pone la del Angelus Novus de Klee. Como dice Benjamin,
centro de la vida histórica y entiende que ésta no es un "el pasado reclama su derecho", y Godard agrega: como
acontecimiento en el devenir histórico ni un bloque de resistencia al olvido de la muerte aún pendiente. De este
eternidad insensible a las condiciones de ese devenir. La modo, mantiene una relación dramática con el pasado
imagen es productora de una temporalidad de doble faz en tanto que éste no cesa de permanecer lejano.
que llamará "imagen dialéctica". Imagen practicada por Historiáis)... intenta forzar la precipitación del pasado
montaje de saberes anacrónicos, como en Aby Warburg, en el presente abriendo el porvenir, para evitar que el im-
que conducen a una historia profética de los aconteci- perativo acelerado de lo próximo aplaste a la bistoria le-
mientos. El impulso que Godard busca en Benjamín ra- jana que avanza a paso lento. En la soledad de su biblio-
dica en la imagen profética y también en un amor teca de Rolle, las imágenes se lentifican, sobre todo
común por Proust y los tiempos perdidos becbos de des- aquellas que redimen de la ausencia. Lentificar, enton-
pojos de la bistoria. Tanto Godard como Rossellini par- ces, es un modo de redimir el instante. Godard se detie-
ten de la referencia a Micbelet: uno para afirmar el gé- ne en la tesis quinta de Benjamin, donde se afirma que
nero profético, el otro para alcanzar la utopía pedagógica. "la verdadera imagen del pasado pasa fugazmente. Sólo
Godard encuentra en Micbelet un lazo con Benjamín; como imagen que relampaguea en el instante de su cog-
Rossellini sigue las pistas de Micbelet bacia Comenius, noscibilidad, para ya no ser vista más". El pasado sólo
contemporáneo cbeco de Hooke, y considerado precur- puede ser aferrado por un acto de detención y aproxi-
sor del libro escolar ilustrado. Las artes de la memoria mación. Se trata de apoderarse -mediante procedimien-
se juegan en el cinematógrafo entre la profecía y la pe- tos como ralentis, planos aproximativos, panorámicas en-
dagogía, entre un uso de la reminiscencia proyectiva o treconadas e im^cnes intervenidas- "de un recuerdo tal
ilustrativa. La "membrana-memoria" -como la llamara como éste relamp^jiea en un instante de peligro". El ins-
Deleuze, pensando en Proust y Bergson- conecta lo in- tante de peligro amenaza doblemente a la tradición y a la
terior y lo exterior, lo actual y lo virtual, a través de un recepción, y obra como el misterio que prefigura el adve-
montaje sin pretensiones de organicidad. nir. Esto obliga a Godard a realizar un movimiento abar-
cante y lento a la vez, capaz de reunir el pasado históri-
Bergala insiste en que el núcleo del cine de
co, el pasado del cine y el pasado personal. Pasados
Godard, en especial sus películas-ensayo, pivotean sobre
entramados en la intermitencia de una imagen.
la tesis segunda de Benjamin, definida como la tarea me-
siánica de redención del pasado. La redención obra como Entre las imágenes elegidas en la edición impre-
una cita, un encuentro entre los vivientes y los difuntos. sa y en el film, Godard se aproxima en varias ocasiones
Y el cinematógrafo sólo alcanza esta misión cuando salva a la imagen de un niño. En el libro 2b, en un contexto
en la superficie de la imagen aquello amenazado por la bucólico reconocemos a tres mujeres en torno a un bebé.
desaparición. Godard se consagra como un médium de La imagen recortada por un iris se encuentra fundida
la muerte aún pendiente, recreando un proceso de anam- con un conjunto floral. En el libro 3a, vemos en el con-
nesis psíquica y de alegoría formal. La alegoría de la texto de una ciudad en ruinas a una mujer con un niño
anamnesis lo identificaría con "el ángel de la bistoria" en brazos y dos más de la mano mirando a quien los re-
que tiene la mirada vuelta bacia el pasado, bacia una le- gistra. La imagen está intervenida por un fundido cen-
janía por más cercana que se encuentre. Mirada que re- tral pequeño que contiene un ojo animal. En el libro 4b,
un primer piano estremecedor de una foto instantánea do por la "resurrección" en las imágenes. Se trata de la
revela el rostro de un niño ensangrentado. Imagen fecha- redención de lo real por la im^en de la ausencia que se
da y acompañada en la misma página por un texto que vuelve presencia. Dirá, entonces: "el espíritu sólo es ver-
dice "dolor de la revolución". Entre estas imágenes insis- dadero/ cuando manifiesta su presencia/ y en la palabra
te, en su intermitencia, lafemosaescena del niño del gueto manifestar/ se insinúa 'mano'/ el amor es la cumbre/ del
de Varsovia. Es la imagen cifrada que carcome con su ver- espíritu/ y el amor por el prójimo es un acto/ es decir
güenza la integridad de la forma. Bergala se pregimta por ima mano tendida". La redención se dice como la alego-
qué en elfilm-ensayoJLG/JLG, entre la anamnesis per- ría de una mano tendida, que no sólo obra en presente
sonal y la anamnesis histórica, está ausente la célebre foto sino que se tensa hacia el pasado para alcanzar a los muer-
del niño del gueto. Tal vez porque la aproximación de tos. Ante la miseria como último fundamente de la co-
Godard es lenta a esa concurrencia entre la capa de su munidad moderna, Godard exige, a través de la im^en
memoria infantil y la imagen de aquel niño. Sin embar- de la mano de una esciJtura de Giacometti, "una verdad
go, en la última parte de Historiáis)... la misión redento- más alta/ que es la verdad a la altura del hombre/ y agre-
ra llega a su fin, el niño del gueto de Varsovia llega a la garía/ al alcance de la mano". Verdad que, como en
superficie del film como el aparecido. El niño rico que Biesson, parte del saber hacer con las manos. Único saber
friera el pequeño Jean-Luc resguardado por su gran par- que une la decisión de la conciencia con la fuerza de un
que creciendo a la orilla del lago suizo no deja de dete- pensar transformador de la comunidad.
nerse, en su obra madura, en todos aquellos otros niños
que no fue: los de los guetos, los de los campos de exter-
minio y las revoluciones. Inscribe sobre la imiten bucó- Procedimiento de diferenciación
lica de la protección, la de la ciudad en ruinas y la del
niño ensangrentado. En ese cruce, el pasado personal, Godard se encuentra cercano al pensamiento que Deleuze
el histórico y el de las imágenes que pasan por el cine presenta entre Imagen-movimiento e Imagen-tiempo, con-
reclaman su derecho a aparecer desde el abismo del ol- centrando la crisis de la imt^en-acción en la posguerra, y
vido. Si tomamos a Godard al pie de la letra cuando radicalizando la salida de esta crisis a través de movimien-
dice "uno no quiere ver porque tiene miedo de perder tos aberrantes heredados de Proust y de los tiempos re-
su lugar", entendemos el trato que mantiene con la cobrados, becbos de la metamorfosis de los restos de la
muerte aún pendiente. E l movimiento bacia el pasado bistoria. Provocadoramente ba dicbo en algunas entre-
también es un autoanálisis que se aferra en el instante de vistas: "Sartre nunca me bahía hablado de Murnau (...)
peligro e intenta remontar el tiempo a contracorriente. y nadie considera al cine como una herramienta de pen-
El paisaje biográfico de la infancia va superponiéndose samiento, salvo Deleuze, un buen compañero de ruta".
lenta e indirectamente con la ciudad en ruinas, buscan- Reconocimiento explícito que lo ubica en el epicentro
do en su recuerdo de niño la imagen de otros niños que de su pensamiento en Historiáis) del cine.
murieron olvidados. Busca la imagen cifrada de la muer- Deleuze, por su parte, ba encontrado en Godard
te y del olvido inscripta en la faz de la naturaleza bucó- un procedimiento de diferenciación que indaga en un
lica. La imagen en estado de peligro lo coloca frente a la tipo singular e inmanente de asociación expresiva del
tarea mesiánica de llevar a cabo la "redención" del pasa- pensamiento. No se trata de un proceso de "atracción
o de asociación directa" entre imágenes, sino que lo nado". Al método intuitivo y riguroso de Godard, el
que cuenta es el "intersticio". Deleuze dirá: "se trata filósofo lo define como una construcción que conjura
de un espaciamiento que hace que cada imagen se al imaginario determinado y deja entrever la imagen
arranque al vacío y vuelva a caer en él". La fuerza de que despunta. E l conector del método es la conjun-
Godard consiste en volver a este procedimiento un ción y: "y esto y después aquello". Sólo resulta posible
modo de expresión del pensamiento que crea forma pensar la bistoria cuando algo del orden de la irrup-
en el texto y la imagen. Ahora bien, siempre se puede ción del acontecimiento se abre entre dos acciones,
objetar que sólo bay intersticio entre imágenes aso- entre dos afecciones, entre dos percepciones. Lo que
ciadas. Pero Godard crea un método más complejo se abre no es accidental, no pertenece a la cadena sen-
que supera a la propia figura de la asociación. Dice sorial y motora de acción-reacción o al dominio del
Deleuze: "dada una imagen [se trata] de elegir otra imaginario determinado. Se trata de una imagen del
imagen que inducirá un intersticio entre las dos". E l pensamiento que opera por fisura y conexión disyun-
problema que plantea Godard, tanto en el poema-en- tiva. El objetivo de este método intuitivo y riguroso
sayo como en el film-ensayo, es que no se trata de la del "entre" es forzar la aparición de lo sensible e inte-
identidad de cada imagen en sí, sino bacia qué límites ligible como "síntesis disyuntiva", más allá del control
se proyecta tal imagen en relación. Toda asociación absoluto de la razón. Se trata de lo sensible que habi-
nace de una comparación, aunque en Godard la ope- ta en la frontera del intersticio. E l movimiento, en
ración sea de diferenciación, en el orden de una repe- Godard, es centrífugo y centrípeto a la vez; en sus tex-
tición "entre" imágenes. Nada üene de dialéctica la ope- tos e imágenes bay dispersión y vértigo. Dispersión
ración, dirá Deleuze, tampoco importa la identidad de bacia el afiiera y vértigo de un espaciamiento constan-
cada imagen en sí. Adquiere valor lo que se provoca te. E l procedimiento del intersticio no es parte motriz
entre imágenes para la constitución de una pregunta. de la imagen espectacular sino su crítica inmanente y
Para explicar este proceso, Deleuze elige el ejemplo del transformadora. La ley productiva de este procedimien-
procedimiento matemático del cálculo diferencial o del to depende, como lo hemos señalado, del falso-raccord
análisis de la diferencia de potencial de la que tratan los y del montaje. Cuando las imágenes dejan de encade-
físicos: "dado un potencial bay que elegirle otro, no narse según hábitos automáticos, y la disyunción del
cualquiera, sino de tal manera que entre los dos se es- sonido y la imagen permite la constitución de asocia-
tablezca una diferencia de potencial que produzca un ciones según relaciones de interioridad, las potencias
tercero o algo nuevo". En Godard, la asociación busca de lo falso del lenguaje artificial provocan por el in-
el intersticio, la diferencia afirmativa, constructiva e tersticio la aparición de un fulgor de la verdad. El falso-
irreductible que proyecta el porvenir de la imagen y raccord es al cinematógrafo lo que el cut-up es al texto
del pensamiento. Como en Artaud, para Godard lo literario. Los cortes y las rupturas son fundantes en las
nuevo pasa por la fisura. Por ello Deleuze afirma: "el Historiáis).. .y vebiculizan la aparición de las potencias
texto y el film dejan de ser imágenes en cadena... una del afuera. Estas potencias provienen de los cortes irra-
cadena ininterrumpida de imágenes, esclavas las unas cionales que oscilan entre cortes móviles de la dura-
de las otras y de su posición en un circuito imaginario ción e imágenes cambio, y que buscan -como quería
que nos vuelven al mundo como un espacio determi- Bergson- alcanzar la duración instalándose en ella de
golpe. El mecanismo cinematográfico del pensamien- imagen dialéctica se consagra a los tiempos perdidos y
to de Godard revela que los movimientos constituti- se proyecta proféticamente como premonición. La ima-
vos de la acción misma escapan a la conciencia totali- gen diferencial se constituye de los tiempos recobrados
zante o sólo llegan a ella confusamente. E l corte y se proyecta como real inseparable de un doble efecto
irracional es un mecanismo de la propia razón que actual-virtual. Entre ambas imágenes, se opone la pa-
busca una impresión de las cualidades sensibles y que sión mesiánica a la pasión real. Tal vez, el único um-
no se consagra a visiones estables sobre la inestabili- bral entre ellas, podría producirse bajo una dialéctica
dad de la duración sino que intenta captar el aconte- en suspenso como la que Godard encuentra en las Tesis
cimiento. Por ello, la interacción entre dos imágenes sobre la filosofía de la historia (1940), aunque esto no
traza una frontera que no pertenece ni a una ni a otra, resuelva el desencuentro de los diagramas temporales.
sino que deja abierto el movimiento de lo impensado
que fuerza al pensamiento. En la frontera entre imá-
genes, el futuro del cinematógrafo enfrenta la elección, Futuro anterior
o bien el viejo arte de variétés sumido en la ilusión de
los cortes inmóviles y de las representaciones de la ac- La figura que Godard convoca como epicentro de la
ción, o bien una poética de los intersticios como arte resistencia del cinematógrafo se bace heredera del espí-
del tiempo. Dice Godard: "una imagen/ no es fuerte/ ritu de un nombre: Guy Debord. Nombre que señala
por ser brutal/ o fantástica/ sino porque/ la asociación en La sociedad del espectáculo (1967) la miseria de un
de las ideas/ es lejana/ lejana/ y justa". Cuanto más le- tiempo en el que el poder se ba convertido en espec-
jana la asociación, más justa la duración y más poten- táculo, tiempo en el que se olvida la tradición. Debord
te el acontecimiento que irrumpe del intersticio como es aquel que llevó las formas de resistencia de las prác-
un montaje de atracción de ideas. Y el gran homenaje ticas experimentales-corporales bacia la palabra, defi-
de Godard es,finalmente,a Materia y memoria (1896) nió al espectáculo como una relación social entre per-
de Bergson. Libro contemporáneo al nacimiento del sonas mediadas por imágenes, evocó las formas de
cinematógrafo en el que se alcanza a pensar la duración incultura y esterilidad de un sistema de tiranía que
en la simultaneidad de la materia y la memoria. cuida mal a sus servidores fatigados de vacío, trató a la
La tensión entre un procedimiento alegórico y triste vida de la gran masa de asalariados-espectadores
uno de diferenciación se alcanza cuando Godard pone como esclavos de la falsa conciencia y de la compra de
en escena un montaje intempestivo de saberes anacró- bazofia lamentable. Finalmente, proclamó a los hijos
nicos, y evita cualquier totalidad orgánica y abstracta del espectáculo, modelados por rutinas programadas,
proveniente de tma síntesis dialéctica. Consagra su obra como respetuosos consumidores de imitaciones insen-
a la invención de una totalidad abierta y real portado- satas de una vida insensata. Debord ofendió a su tiem-
ra de una lógica del acontecimiento diferencial. Esta po a través de una serie de libros y de seis películas, de
tensión es el epicentro sin resolución de un encuentro las cuales Godard se siente deudor. Ambos se enfrentan
en la composición entre Benjamin y Deleuze, entre una al respeto infantil por las imágenes presentes y esperan
imagen dialéctica y una diferencial, generadoras de dia- de éstas el movimiento real de la vida con su nombre
gramas de temporalidad sin resolución. En Godard, la de signos existenciales y de incisiones vitales. Y en par-
ticular, esperan del cine un examen histórico, un ensa- Godard dice en la soledad de sus pensamientos:
yo vital, una memoria de vida y de experiencia. Ante "cincuenta años aún/ y se festeja la liberación de París/
la complicidad de la industria de la muerte y la miopía es decir que la televisión/ ya que todo poder se ba con-
de los Estados "alegando a favor de la barbarie", Debord vertido en espectáculo/ organiza un gran espectáculo/
es, para Godard, el rechazo a un tiempo indigente. pero ni siquiera se condecora a Guy Debord". La evo-
Los seis films realizados por Debord entre 1952 cación de este nombre enfrenta al "espectáculo integra-
y 1978 son formas de pensamiento que atravesaron el do" que el cineasta ve como una síntesis en los festejos
cinematógrafo sin ninguna concesión al público e inven- de la liberación de París. Síntesis que traba la unifica-
taron un procedimiento de apropiación de los restos de ción de las formas "concentradas" y "difusas" (propias,
la sociedad del espectáculo. Se trata del uso paródico, para Debord, de las democracias populares del este las
irónico o humorístico de imágenes que puntúan el texto. primeras y de las democracias occidentales, las segun-
Debord lo llamó détoumement o "ilustraciones críticas das). Espectáculo concentrado que se disuelve en for-
de un arte de la sociedad espectacular", compuesto de mas televisivas que mostraban al desnudo su función
"ficciones robadas", para hacer visible y audible un entre- política. Las pantallas legitimaban con el olvido de
lugar que se fuga por la grieta provocada entre el choque Debord la cindadela de Vicby. Y con ese gesto "olvida-
de la conciencia analítica y la representación. Sólo así pa- rán/ una vez más/ enterrar a los muertos". Todo esto
rece posible animar "un momento hermoso, aquel en para decir que a diestra y siniestra triunfa una cierta
que se pone en marcha un asalto contra el orden del manera uniforme de producir imágenes, expandidas
mimdo", como reza un célebre párrafo de la Internacional hasta los confines del planeta a través de "las oleadas
Situacionista. Se trataba de bacer entender la vida falsa reconstituidas/ por las cámaras japonesas".
a la luz de la verdadera y para ello, Debord como Godard Ante el presente de la imagen, la esperanza pro-
proclaman que tanto el robo de imágenes como la escri- viene -para Godard- de la anunciación del espíritu.
tura son guardianas de la bistoria. Sobre todo cuando No se trata de un retorno a lo sagrado ni tampoco de
"las imágenes existentes no demuestran sino las menti- una conciliación con el cristianismo como vebículo úl-
ras existentes". Godard dice en una entrevista que la ima- timo de la imago mundi occidental, sino del rechazo
gen no es una prueba, que "las tres cuartas partes de las radical de un tiempo en el que, como lo describiera el
fotos sólo existen para sostener leyendas, que no son muy filósofo Fran90is Cbátelet, se vive y se piensa como
justas (...). Necesito, por lo menos, dos imágenes, dos puercos, fundidos en la pornografía y el crimen.
palabras, pero no la misma cosa bajo pretexto de ser otra. Tiempo en el que lo ilusorio recubre la ignorancia.
Necesito ver el campo y el contracampo. Necesito pro- Godard sabe, como Debord, que la ilusión de la mer-
vocar con un campo el contracampo para que algo apa- cancía constituye en nuestro tiempo lo sagrado, y que
rezca". Nunca se trató, para ambos, de una buena ima- éste se engrandece en la medida en que disminuye el
gen sino de una imagen justa. Y ninguna es más justa distanciamiento crítico. Entre Feuerbacb y Nietzscbe,
que aquella que acaba con el respeto infantil por la le- desmontar lo sagrado supone directamente demoler la
yenda para revelar el movimiento real, que no es otro representación. Y es que Godard vuelve insistentemen-
que el de las relaciones de producción de una época y su te a Bresson, quien mejor ba engarzado la frase "es im-
mísera conciencia política. prescindible si no se quiere caer en la representación.
ver los seres y las cosas en sus partes separables. Aislar Historiáis) del cine como multiplicidad entre-
estas partes. Hacerlas independientes para darles una lazada de tiempos a través de gestos de la vida huma-
nueva dependencia". No bay conciliación en Godard na afirma la idea del historiador Élie Faure en Historia
con lo sagrado, porque tanto el cristianismo como el del arte (1909-1921), quien sostiene que en el espíri-
Estado aspiran a la trascendencia como dos caras de la tu de las formas se fusiona la energía de la vida colec-
misma ilusión, que prefiere la representación a la reali- tiva. Por ello Godard entrelaza la tarea del historiador
dad y se consagra al espectáculo "como el movimiento y del poeta, diciendo en la obra lo que ba sucedido y
autónomo de lo no viviente". El primer gran triunfo de lo que podría suceder. No trata de buscar una fideli-
la mercancía se produce bajo el signo de la transparen- dad al pasado a través de una descripción precisa, sino
cia, como devenir imagen del capital, en la que el valor que intenta provocar relaciones que jamás ban teni-
de cambio eclipsa al valor de uso. Debord describe esta do lugar. Esta idea habilita a tratar la Historia a tra-
profecía del espectáculo que es, en su reverso, la pesa- vés de múltiples encuentros intersticiales que crean
dilla del siglo XX. Pesadilla que para Godard sólo con- series y expanden relaciones que iluminan el advenir.
sigue reducir las potencias de la vida. A partir de Micbelet y Faure, el siglo X I X modificó la
La crítica de Historiáis) del cine a los gobiernos frontera entre bistoria y poesía que definía desde
europeos por su complicidad con la muerte como in- Aristóteles la berencia de una jerarquía de temas y una
formación del espectáculo es solidaria con la síntesis que división entre géneros. Entonces, las formas del arte
Debord realiza en los Comentarios sobre la sociedad del y de la vida se entrelazan como experiencias vividas y
espectácub (1988), al decir que entre 1967 y 1988 se ha conexiones dinámicas bistórico-sociaies.
consolidado "el reinado autocrático de la economía mer- Si Godard cita Materia y memoria de Bergson,
cantil, que ba conseguido un estamto de soberanía irres- es porque el filósofo establece que entre pasado y pre-
ponsable, en conjunto con las nuevas técnicas de go- sente no bay cesura alguna: en la experiencia del tiem-
bierno que corresponden a ese reinado". Ante la po como duración nada del pasado se pierde. E l pre-
responsabilidad absoluta de las imágenes en las prácticas sente no es sino una prolongación del pasado, una
políticas, o bien el cinematógrafo engarza una apertura emergencia del sentido del pasado. La experiencia en
temporal ante un mundo que se representa a sí mismo la obra asume el trabajo de reelaboración crítica y de
con mano única, o bien se somete como parte del com- rememoración del pasado como resistencia a la muer-
plejo de los medios de comunicación de masas a un con- te simbólica. La vida es, por lo tanto, creación conti-
trol más eficaz del aislamiento de la población y a im des- nua que remodela sin descanso la forma de la expe-
interés creciente por el destino del mimdo. El imperativo riencia. El siglo X I X aprendió a leer en la interioridad
del cinematógrafo consiste en forzar un pensamiento y de las formas artísticas el cambio imprevisible de las for-
en liberar el tiempo ante la acumulación infinita de in- mas de vida abriendo infinitas combinaciones que ex-
tervalos equivalentes. Si Historiáis) del cine valora a presan la vida colectiva. La marca de Micbelet, Faure y
Debord, es porque expone un gesto, en la encrucijada Bei^son define para Godard, la copertenencia de expe-
entre la vida y el arte, como reverso de la mercancía. riencias vitales y formas de arte bajo el nombre de bis-
toria. Sin embargo, Godard radicaliza su posición y sos-
tiene que la pasión del siglo X X no foe en modo alguno
la de lo imaginario, la de las ideologías y, menos aún, la
de la pasión mesiánica. Esas pasiones correspondieron
a una invención del siglo XIX. La pasión del siglo X X
fue la de lo real que enfrentó el profetismo del siglo XDC
Historiáis) del cine asume que el presente pasa,
y simultáneamente el pasado se conserva, haciendo de
la Historia una manera de pensar y sentir la copertenen-
cia de las experiencias en conflicto pasional y la interex-
presividad de las formas. En este sentido es que Godard
Bibliografía sobre la obra de Jean-Luc Godard
afirma: "hice una ecografía de la Historia a través del
cine, para dar una vaga idea del tiempo y de la histo- hkNV; Art Press, nro. 4, especial Godard, diciembre 1984.
ria del tiempo". A A . W . , Jean-Luc Codard. Au-delá de L'image. Études Cinéma-
Adrián Cangi tographiques, nro. 194-202, París, Lettres Modernas, 1993.
A A . W . , Cahiers du Cinéma, nro. 437, suplemento especial
"Godard 30 ans depuis", noviembre de 1990.
Bellour, Raymond y Mary Lea Bandy {carnes), Jean-Luc Codard.
Son + Image (1974-1991), Nueva York, The Museum of Modern
Agradezco a Virginia Careta Richtery Rosemay Philippe Art, 1992.
por el afecto e impulso en la realización de este libro. Beigala, Alain, Nulmieuxque Codard, París, Cahiers du Cinéma, 1999.
Cerisuelo, Marc, Jean-Luc Codard, París, L'Herminier/Éditions de 59
58
Quatre Vents, 1989.
Collet, Jean y Jean-Paul ¥aiper,Jean-Lue Codard, París, Seghers, 1974.
Desbarats, Carola y Jean-Paul Coree, L'effet Codard, Toulouse,
Milán, 1989.
Dixon, Wheeler, The Films of Jean-Luc Codard, Albany, State
UniversityofNew York Press, 1997.
Douin, Jean-Luc, >áw-Z«c Codard, París, Rivages, 1994.
Nota
Dubois, Philippe, Video, cine, Codard, Buenos Aires, Libros del
Rojas, 2001.
Todas las citas directas de Jean-Luc Godard utilizadas en el texto
referidas a Historia(s) del cine corresponden a la presente traduc- Font, Ramón (comp.), Jean-Luc Codard y el Crupo Dziga Vertov:
ción. Se han utilizado frases de una serie de entrevistas entre las un nuevo cine político, Barcelona, Anagrama, 1976.
que se destacan: "God art", entrevista de Frédéric Bonnaud y Godard, Jean-Luc, Introduction a une véritable histoire du cinéma,
Arnaud Viviant, Los Inrockuptibles, nro. 28, 1998; "Arquelogía del París, Albatros, 1980.
cine y memoria del siglo", entrevista de Youssef Ishaghpour, Cahiers —, Introducción a una verdadera historia del cine, Madrid,
du Cinéma, nro. 536, 1999 y "El viejo soldado", entrevista de Serge .Mpbaville, 1980.
Kaganski y Jean-Marc Lalanne, Los Inrockuptibles, nro. 106, 2006. —, Jean-Luc CodardparJean-Luc Codard, 2 tomos, París, Cahiers
A lo largo de este prólogo se han discutido, entre otros textos, prin- du Cinéma, 1998.
cipalmente las tesis sostenidas por Raymond Bellour, "(Not) just Gubern, Román, Codard polémico, Barcelona, Tusquets, 1974.
an other filmmaker" en: Jean-Luc Codard. Son + Image i1974- Liandrat-Guigues, Suzanne y Jean-Louis Leutrat, 7é<z«-Zac- Codard
1991), 1992; Main Qeígaíi, Nul mieux que Codard, 1999 y Jacques Madrid, Cátedra, 1994.
Ranciére, La fable cinématographique, 2001. MacCabe, Colín, Mick Eaton y Laura Mulvey, Codard: Images,
Sounds, Politics, Londres, British Film Institute, 1980. especial "Godard 30 ans depuis", Cahiers du Cinéma, nro. 437, no-
Silverman, Kaja y Harun Farocki, Speaking about Godard, Nueva viembre de 1990.
York, N Y U Press, 1998. Habib, André, "Before and After: Origins and Death in the Work
Sterritt, David (comp.), Jean-Luc Godard: Interviews, Mississipi, of Jean-Luc Godard", Senses of Cinema, nro. 16, septiembre/oc-
University Press of Mississipi, 1998. tubre de 2001 [www.sensesofcinema.com].
—, The Films of Jean-Luc Godard: Seeing the Invisible, Nueva York, Horwath, Alexander, "The Man witb the Magnétoscope Qean-Luc
Cambridge Universiry Press, 1999. Godaids monumental Histoire(s) du ánéma as SoundlmageTextBook)",
Temple, Micbael y James Williams (comps.), The Cinema Alone, SensesqfCinema, nro. 15,2001 lwww.sensesoJcinema.com].
Amsterdam, University of Amsterdam Press, 2000. Ishí^poiu, Youssef y Jean-Luc Godard, Archéologie du cinéma et mé-
Vianey, Micbel, Fn attendant Codard, París, Bernard Grasset, 1966. moiredu siécle (seguido de Youssef Isbaghpour, "J.-L. G . cinéaste de
la vie modeme: Le poétique dans 1 'historique"), Tours, Fárrago, 2000.
Lindon, Matbieu, "Jean-Luc Godard, portrait de Tartiste en
Bibliografía sobre Historia(s) del cine historien", Libération, 7 de octubre de 1998.
Martin, Arián, "Godard's, Histoire (s) du cinéma, Parts l A & I B :
A A . W . , "Tbe Godard dossier. Jean-Luc Godard: Histoire(s) du ci- Tales from tbe cript", Senses of Cinema, nro. 10, noviembre de
néma (1988-1998)", Screen, vol. 40 nro. 3, 1999. 2000 [wwwsensesofcinema.eom].
A A . W . , Art Press, "Le siécle de Jean-Luc Godard: Cuide pour Oubifia, David, "La máquina de leer: las Histoire(s) du cinéma, de
Histoire(s) du cinéma", especial nro. 1, noviembre de 1998. Jean-Luc Godard", Punto de Vista, nro. 64, agosto de 1999.
Amado, Ana, 'La bistoria segiin Godard", Confnes, nro. 7, 1999. — (comp.), Jean-Luc Codard: Flpensamiento deláne, Buenos Aires,
Armanet, Fran^ois, Gérard Lefort, Matbieu Lindon y Louis Paidós, 2003.
Skorecki, "Faire un film c'est renouncer á tout", entrevista a Jean- Páini, Dominique (comp.), "Un musée pour cinéma créateur d'au-
Luc Godard, Libération, 7 de octubre de 1998. la, Art Press, nro. 221, febrero de 1997.
60 61
Aumont, Jacques, Amnésies: Fictions du cinéma d'aprh Jean-Luc Ranciére, Jacques, "La sainte et l'béritiére. A propos des Histoire(s)
Codard, París, POL, 1999. du cinéma", Cahiers du Cinéma, nro. 537, julio-agosto de 1999.
Bouquet, Stépbane, "Des livres le Livre", Cahiers du Cinéma, nro. —, "Une fable sans moral: Godard, le cinéma, les bistoires". La
529, noviembre de 1998. fable cinématographique, París, Seuil, 2001.
Cangi, Adrián, "Jean-Luc Godard. Poetizar sobre las ruinas", Tsé Rosenbaum, Jonatban, "Bande-annonce pour Ies Histotre(s) du ci-
Tsé Revista de Poesía, nro. 14, 2004. néma", Trafc, nro. 21, verano de 1997.
Daney, Serge, "Histoire(s) du cinéma. Godard fait des bistoires", Temple, Micbael, "It Wil 1 Be Wortb ir", Sight and Sound, enero
entrevista a Jean-Luc Godard, en Jean-Luc Codard par Jean-Luc de 1998.
Codard, tomo 2, París, Gabiers du Cinéma, 1998. Tesson, Charles, "Un machine á montrer rinvisible (conversación
De Baecque, Antoine, "Le cinéma par la bande", Cahiers du avec Bernard Eisenscbitz á propos des HistoireJsJ du cinéma)",
Cinéma, nro. 513, mayo de 1997. Cahiers du Cinéma, nro. 529, noviembre de 1998.
—, "Dialogue entre Jean-Luc Godard et Serge Daney", Cahiers du Toubiana, Serge y Antoine de Baecque, " I I y a des fantómes plein
Cinéma, nro. 513, mayo de 1997. Peerán... (entretien avec Phillippe Sollers)", Cahiers du Cinéma,
Gardiner, Ruy, "Godard anos 90 nove zero: da cinema das bisto- nro. 513, mayo de 1997.
rias ás Historiáis) do cinema". Contracampo, nro. 6, junio de 1999 Zielinsky, Sigfried, "Godard intermediático", en Jorge La Feria
[ www. contracampo, he. com. br]. (comp.). Cine, video y multimedia: la ruptura de lo audiovisual,
Godard, Jean-Luc, "Histoire(s) du cinéma (Premiéres livraisons)", Buenos Aires, Libros del Rojas, 2001.
Jean-Luc Codard par Jean-Luc Codard, tomo 1, París, Gabiers du
Cinéma, 1998.
—, "Histoire(s) du cinéma (Derniéres livraisons)", en Jean-Luc Codard
par Jean-Luc Codard, tomo 2, París, Gabiers du Cinéma, 1998.
—, "Textes pour servir, au(x) Histoire(s) du cinéma", suplemento

Das könnte Ihnen auch gefallen