Karen Guevara Q

18/04/2019
Avances en el mejoramiento genético de los animales domésticos

Base genética de la morfología canina

Introducción

Existen más de 150 razas caninas, exhiben una diversidad genética limitada al provenir de cruzamientos
estrechamente relacionados entre sí. La secuencia del genoma canino ha facilitado la identificación de los
genes que determinan las diferencias interraciales en cuanto al tamaño, forma y aspecto del cuerpo.

El proyecto genoma canino proponía identificar los genes que contribuyen a las enfermedades que con
mayor frecuencia sufren los perros de raza pura que los de raza mixta, para esto los científicos utilizan
poblaciones caninas para determinar la base genética de determinada enfermedad que afecten a
humanos como a perros.

En el 2003 se obtuvo una secuencia parcial para la exploración del genoma en un caniche que comprendía
80% de los 2800 millones de pares de bases, pero no tardo en secuenciarse el genoma del bóxer
considerando la secuencia canina de referencia.

Desarrollo

La especie Canis familiaris de la familia de los cánidos tiene una evolución más reciente, surgieron hace
40.000 años, su domesticación inició en Asia. Las razas modernas corrientes se desarrollaron en Europa
(siglo XIX). Razas actuales que representan la antigüedad: galgo y perro del Faraón. Según el club canino
estadounidense sigue creándose y reconociéndose nuevas razas, estos definen la raza de un individuo
según su origen.

Un marcador genético es una posición en el genoma que presenta variabilidad en la secuencia y que se
hereda según una pauta mendeliana, 2 tipos de marcadores:
Microsatélites, la variación proviene del número de veces que un elemento de repetición se reitera en
una posición determinada dentro de un cromosoma.
PNS, la secuencia de ADN es distinta en un solo nucleótido entre los cromosomas emparejados de un
individuo.
La variabilidad genética entre razas es superior a la variabilidad intrarracial, en el canino el concepto de
raza no solo proviene por el aspecto, sino también a partir del genoma.

De la mayoría de genes se conoce la secuencia completa, de gran ayuda para la búsqueda de genes
responsables de enfermedades. Se ha desarrollado un microchip de perro con 127.000 PNS, que permite
escudriñar el genoma canino en miles de posiciones y de forma simultánea.

Las razas caninas no solo varían en el tamaño general, sino en la longitud, forma de cabeza y otros rasgos,
controlados genéticamente (en parte). El primer estudio molecular importante sobre la base morfológica
genética canina fue denominado Georgie, el cual se centró en el perro de agua portugués. El estudio puso
de manifiesto 44 supuestos locus de carácter cuantitativos en 22 cromosomas que determinan el fenotipo
esquelético del perro. Y varios datos apuntaron a IGF1 como el gen responsable del tamaño corporal
reducido en perros.

Se han descrito también loci que controlan el dimorfismo sexual en perro y resto de mamíferos, sin
embargo se desconoce el mecanismo que lo mantiene. El en estudio del perro de agua portugués sean
descubierto un locus en el cromosoma 15 (puede ser o no IGF1) que interacciona con otros genes para
hacer el tamaño de los machos sea mayor que el de las hembras. La reducción del tamaño de las hembras
se produce mediante inhibición de los principales genes estimuladores del crecimiento, como el locus de
CFA15.

En el whippet se halló una mutación genética de la miostatina (proteína de la musculatura), lo que hacía
desarrollar doble musculatura, los perros con una sola copia de mutación eran corredores más veloces.

Conclusión

En los últimos años se ha incrementado cambios notables en la genética canina dándole importancia al
estudio del genoma canino, donde a más de conocer de donde proviene el tamaño, longitud y
conformación del perro se centró en la identificación de genes con enfermedades y posibles mutaciones
patogénicas. Estudios comparativos entre el genoma humano y canino se idearon con el propósito de
conocer sus semejanzas y diferencias.