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CONSTITUCIÓN.
Art. 41 ….
…. (tercer párrafo)
La ley establece la responsabilidad de los funcionarios y servidores públicos, así
como el plazo de su inhabilitación para la función pública.
El plazo de prescripción de la acción penal se duplica en caso de los delitos
cometidos contra la Administración Pública o el patrimonio del Estado, tanto para
los funcionarios o servidores públicos como para los particulares. La acción penal
es imprescriptible en los supuestos más graves, conforme al principio de
legalidad.
consecuencia:
a. Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni impedido de
hacer lo que ella no prohíbe.
EN ESTE CASO LA LEY MANDA
Causas que Eximen o Atenúan la Responsabilidad Penal
“si al agente pudo exigírsele que aceptase o soportase el peligro en
atención a las circunstancias, especialmente cuando hubiese causado
el peligro o estuviese obligado por una particular relación jurídica”
que con las locuciones “orden obligatoria”, “autoridad competente” y
“ejercicios de sus funciones” se alude tácitamente, pero de manera
suficiente, a que la orden superior no debe ser manifiestamente ilícita,
no siendo necesario, en tal sentido, indicarlo así expressis verbis.
Autoría y Participación
Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de
cometerse no esté previamente calificado en la ley, de manera expresa e
inequívoca, como infracción punible; ni sancionado con pena no prevista en la
ley.
SEREMOS PROCESADOS, POR ACTO, NI SIQUIERA POR OMISION, PORQUE ESTÁ
PREVISTO Y CALIFICADO EN LA LEY, ESTA EXPRESADO DE MANERA EXPRESA E
INEQUIVOCA, ES INFRACCIÓN PUNIBLE, TIENE SANCIÓN CON PENA, ESTA PREVISTA
EN LA LEY.
LA LEY
MEDIANTE LEY SE ESTABLECEN DISPOSICIONES ORIENTADAS A ASEGURAR EL
FUNCIONAMIENTO DEMOCRÁTICO DE LAS ORGANIZACIONES POLÍTICAS Y LA
TRANSPARENCIA SOBRE EL ORIGEN DE SUS RECURSOS ECONÓMICOS, ASÍ COMO
SU VERIFICACIÓN, FISCALIZACIÓN, CONTROL Y SANCIÓN.
Conjunto de reglas a las que se deben someter todos los habitantes de un país
para evitar conflictos y vivir en armonía.
Nunca se había hablado tanto en nuestra universidad de aplicación de la ley, la
importancia de que todos por igual nos sometamos al imperio de la ley.
Estamos como autoridad y funcionarios dispuestos a violar la ley –estamos
¿retorcer los procedimientos legales?.
Hace días nos alertaron sobre posibles problemas con la aplicación del proceso
eleccionario,
Tenemos un temor natural de no hacer bien las cosas bien y tenemos la
convicción de hacerlo transparente, pero no sentimos afectados, cuando nos
sentimos víctimas de una zancadilla.
Si esto fuera así, CU, AU. RECTOR y por supuesto nosotros estaríamos
incurriendo en irregularidades.
Cuando todos ellos deben supervisar y autorizar los procedimientos legales.
Todos pueden estar pensando que estamos siendo manipuladas por alguien, se
va rumorear.
Nos dieron una resolución para “autorizar nuestra caída” sin respetar el tiempo.
¿quién garantiza las condiciones de excepción?
Reprogramemos las elecciones: Mejoremos todo el proceso, inscripción de
estudiantes, Constancias de Tercio superior Modelo, (mejoremos el proceso
eleccionario, constancias de reuniones por grupos o grupillos. Tampoco hay
constancias de estudios presenciales.
Es la ley, estúpido…
Diethell Columbus Murata
El desconocimiento general de aquello que dispone la ley es sorprendente y esta
semana lo hemos visto en algunas notas periodísticas sobre el Jurado Nacional
de Elecciones o en lo dicho por Martín Vizcarra contra Pedro Olaechea.
“JNE dispone que no se apliquen normas de la reforma política”
La otra señalaba: “ente electoral decidió que tres leyes de la reforma política –
impulsada por el gobierno del presidente Martín Vizcarra– no tendrán vigencia
para el proceso convocado para el 26 de enero de 2020”.
A mi juicio, se debe diferenciar la naturaleza del delito (de resultado o de mera actividad),
según la modalidad delictiva que se trate. Así, la modalidad de “cometer un acto arbitrario”
sería un delito de resultado, mientras que la modalidad de “ordenar un acto arbitrario” sería
un delito de mera actividad. La modalidad de “cometer” implicaría el ejecutar un acto
arbitrario sin previa orden, produciéndose un perjuicio efectivo para algún particular;
mientras que la modalidad de “ordenar” supondría el mandar a que otro ejecute un acto
arbitrario, no siendo necesario perjudicar a alguien, sino sólo generar un peligro idóneo de
perjuicio [2].
Considero que esta resulta la tesis más acertada, toda vez que permite diferenciar el ámbito
de aplicación de ambas modalidades delictivas y no deja espacios de impunidad. La modalidad
de “ordenar un acto arbitrario”, a pesar de no requerir la causación efectiva de un perjuicio
para los intereses de algún particular, sí genera un peligro de perjuicio, lo cual es suficiente
para menoscabar el bien jurídico protegido y consumar el delito.
El tipo penal de abuso de autoridad exige que el sujeto activo ordene o cometa un “acto
arbitrario”. El acto (orden, resolución o cualquier acto funcional) es arbitrario cuando
contraviene el ordenamiento jurídico (Constitución, ley, reglamento, etc.). La “arbitrariedad”
se presenta cuando el funcionario actúa por fuera de lo que la ley le permite, no actúa cuando
la ley le obliga hacerlo o actúa de un modo prohibido por la ley o no previsto por ella [3].
Sobre este punto debe tenerse presente que ante la ausencia de regulación administrativa
específica sobre un ámbito de actuación funcionarial, siempre se podrá recurrir a los principios
inspiradores de la función pública (por ejemplo, el Código de Ética de la Función Pública) que
sirven para determinar la actuación debida de un funcionario. La violación de uno de estos
principios, también, puede dar lugar a un acto de naturaleza arbitraria.
Ahora bien, ¿Qué sucede si el sujeto activo del delito emite un acto administrativo creyendo
erróneamente que su conducta estaba amparada por una ley o reglamento? ¿El
desconocimiento de la arbitrariedad constituye un error de tipo o un error de prohibición?
Para responder estas preguntar, primero debe tenerse en claro que el elemento objetivo de
“arbitrariedad” del tipo penal de abuso de autoridad es un “elemento normativo-jurídico”. En
general, los “elementos normativos” del tipo penal son aquellos que sólo pueden ser
concebidos bajo el presupuesto lógico de la existencia de una norma [4]. Es decir, el juez
necesitará recurrir a la normativa extrapenal para entender la conducta típica del delito.
Por tanto, si el sujeto activo del delito tiene un error vencible sobre la normativa extrapenal
que regula las competencias funcionariales, el hecho será impune por atipicidad subjetiva
(falta de dolo), dado que no existe un tipo penal imprudente de abuso de autoridad (art. 14°
del Código Penal, segundo párrafo.). Lo mismo sucederá evidentemente si el error es
invencible (Art. 14° del Código Penal, primer párrafo).
Dada la amplitud de conductas disfuncionales que pueden ser subsumidas en el tipo penal de
abuso de autoridad, es muy recurrente que la dación de un acto arbitrario pueda encajar
también en otros tipos penales como la concusión, la colusión, los cohechos pasivos, etc. En
efecto, en estos delitos el sujeto activo, también, puede ser un funcionario público que
abusando de sus atribuciones realiza un acto arbitrario que perjudica a un particular.
de cargo
libertad no menor de cuatro ni mayor de seis años e inhabilitación conforme a los incisos