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CLASICISMO

FERNANDO SOR

TOMAS IVÁN GONZÁLEZ


HISTORIA DE LA MÚSICA II
Siglo de las luces, apogeo de los racionalistas; época de la ilustración, una cruenta realidad
de la desigualdad social y un imperioso estado absolutista, ante el cual se emprenderá una
ofensiva con la aparición de un “contrato social”. Un movimiento en conjunto en pos de
desplazar la fe en dios hacia los dotes y capacidades del hombre, la inteligencia, la razón,
sentido común, la experiencia. Muchos de los intelectuales, propios de los movimientos del
siglo XVIII, se avocaron a escribir y problematizar sobre los errores y arbitrariedades del
absolutismo, ante esta posición de disconformidad buscarían suprimir aquellas
dominaciones creadoras de la desesperanza y el desaire. Es decir, estarían en la búsqueda
de la equidad.
En 1789 se desataría la revolución francesa, influenciada por aquellos pensadores
iluministas, en donde se luchara y consolidara el lema de “igualdad, libertad y
fraternidad”. Esto traería un creciente equilibrio social, a su vez del ascenso de la burguesía
al poder a diversos sectores. ¿Cómo afectó este acontecimiento al arte? Todos podían
acceder al arte, que en épocas anteriores la aristocracia era, en gran medida, beneficiada
debido a la popularización de los “Conciertos Públicos”. Este tipo de conciertos se
expandió en París -a través de los Concerts de la Loge Olympique y los Concerts des
Amateurs– y por otras ciudades de Francia y Europa (Londres, Milán, Viena, Moscú, etc.),
auspiciados por academias o, a menudo, por instituciones masónicas. Sin embargo, aún no
estará del común establecido el pagar una entrada para asistir a un concierto público. El
mecenazgo1 todavía sigue latente, no obstante comienzan a distinguirse algunos artistas que
tratan de escapar de esta situación y tratan de buscar el sustento económico en la venta de
sus obras y porcentaje de entradas vendidas, como es el caso de Mozart.

Así como en la ilustración, los ideales del arte tratan de converger dirigiéndose hacia los
mismos. La búsqueda de un equilibrio; la sencillez; el abandono del excesivo virtuosismo
técnico que solo pocos podían gozar, propio del barroco, con el fin de encontrar una
simetría; la forma. Esta última será la de más prevalecer de la época, ya que se establecerá
la forma sonata, alejándose de aquella sonata barroca, de manera concreta y clara. Esta

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Protección o ayuda dispensadas a una actividad cultural, artística o científica.
forma estará dividida de manera ternaria, es decir en tres secciones (A B A’), en donde: A
será llamada exposición; B será llamado desarrollo; A’ será llamada reexposición.

A: EXPOSICIÓN
La forma sonata comienza con el primer tema (a) en la tonalidad principal (en la escala
correspondiente -do, re, mi…). Esta primera melodía suele ser bastante rítmica para dar
empuje a la pieza.

Terminado este primer tema, el compositor realiza un “puente” (p) o enlace para conectar
el primer tema (a) con el segundo (b). Este segundo tema tiene un carácter más melódico, y
suele estar en otra tonalidad o escala diferente (normalmente a distancia de 5ª).

Cuando termina el segundo tema, la exposición se repite al completo. El objetivo es fijar en


nuestra memoria las melodías principales, que más adelante desarrollará el compositor. Es
decir, hacer más pegadiza la música.

B: DESARROLLO
El desarrollo es la parte más libre de la forma sonata. En esta sección el compositor utiliza
las melodías que aparecen en los temas a y b combinándolos, cambiándolos, recortándolos,
mezclándolos, etc. para evolucionar hasta la siguiente sección. Las melodías suelen ir
cambiando de tonalidad o escala todo el tiempo, es decir, interrelaciona motivos2, temas,
melodías explorando sus posibilidades, llevándolos a momentos de gran tensión.

A’: REEXPOSICIÓN
En ella se repite de nuevo toda la sección A, es decir, tema a – puente – tema b, con las
siguientes diferencias:

 No se repite dos veces

 El tema b se interpreta, para terminar la pieza, en la tonalidad principal (en lugar de


la secundaria).

 Lo anterior provoca que suela haber una modificación en el puente.

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Las melodías se agrupan en semi frases, frases, periodos, secciones etc. Éstas pueden conformar un
fragmento corto, llamado motivo
 Es muy habitual una CODA final, para dar mayor cierre.

Para poder lograr una mejor interpretación de estos


conceptos abstractos se recomendara escuchar,
procurando seguir esta forma ternaria (A B A’),
“Sonata para piano nº 16 Kv 545 en Do mayor” en
autoría de Mozart.

Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig


van Beethoven, Johann Christian Bach, Carl Philipp
Emanuel Bach son los compositores más emblemáticos
y representativos de este periodo, dejando en su legado centenares de producciones propias
de la época, sonatas, operas, sinfonías, música de cámara. Sin embargo en esta pesquisa se
le dará un enfoque directo a otro compositor, Fernando Sor.

Fernando Sor
(1778 – 1839)
Oriundo de Barcelona, realizó sus primeros estudios musicales en la escolanía de
Montserrat y luego siguió la carrera militar. Estrenó su primera ópera, “Telémaco en la isla
de Calipso”, a la edad de 17 años. Por otro lado aprehendió cierta fama como compositor de
himnos patrióticos durante la Guerra de la Independencia.

A diferencia de la gran mayoría de composiciones clásicas, en


donde se destacarían las cuerdas frotadas y el recientemente piano,
en remplazo de la clave, este compositor se destacaría por
brindarle un protagonismo a la composición clásica y sus
características formas, como es el caso de la sonata, en la guitarra.
Son muy pocas obras que se encuentran en esta forma con este
instrumento, ya que este se encontraba proceso de cambio, una guitarra barroca de 9
cuerdas que, finalmente, acabaría en un instrumento parecido al actual con 6 cuerdas.
No solo será conocido por ser parte de un pequeño puñado de compositores clásicos
guitarrista, sino también por revalorizar la guitarra con su obra creativa y didáctica, debido
a que en su última etapa se abordaría como profesor
dejando de legado, además de sus abundantes
composiciones, 4 libros de estudio y método de
guitarra.

Conforme al periodo, se destacaran varias formas


sonatas propias de Sor, una de ellas será la sonata op
15b en C (do mayor). Como se mencionó
anteriormente una sonata consta de 3 partes:
exposición, desarrollo, reexposicion. En el cual, la primera parte (A) tendrá un significativo
motivo, una melodía sencilla y clara que ira repitiendo en el paso de la obra, con el fin de
quedar impregnada en nuestro oído. Esto se hace evidente dentro de los primeros compases,
donde Sor deja en claro cuál es el motivo que va a sonar en el principio y en el final.

Luego de dejar en claro el motivo melódico procede a hacer una variación del mismo, es
decir modificaciones de la melodía con el fin de que no se vuelva tediosa la misma.

Más adelante (c 34) la melodía cambia y logra un aspecto más tranquilo y sereno, distinto
del principio que daba una impresión de constante marcha, este da una sensación de
cambio, es decir de estar en B. Sin embargo, no es más que el “puente” de la exposición. En
un análisis más técnico podría constatarse y traslucir viendo que se ha producido una
modulación a Sol mayor (una quinta de distancia de donde comenzó) para después
modular, en el B, a un Re menor (una quinta de distancia de sol). Es decir, es un gran A que
dentro de ese A se encuentran distintas partes que lo conforman. (1’10’’)

Concretamente, seguido a esto, es posible que haya una parte que evoque una sensación
distinta, como si no tuviera la misma relación como las anteriores frases, una tensión
distinta a la que nos daba la obra, una dureza y una oscuridad empieza a prevalecer. Si se
logra percibir esa sensación es que ya estamos en la parte B. (2’40’’)
La aparición constante de los sostenidos y los bemoles, nos dan una sonoridad inestable,
dejando una impresión de misterio sin saber hacia dónde se dirige, pero, algo ocurre.
(3’46’’)

Vuelve un motivo a sonar que nos remonta al comienzo, sin embargo aún mantiene tensión
y no es tan esclarecedor hasta que, por consiguiente, vuelve de la misma manera al inicio.
Es decir, se establecerá A’. Retoma el motivo principal con más fuerza y viveza, con más
adornos y destreza técnica dando así la sensación de final.
Así como hay en nosotros dos disposiciones esenciales del sentimiento, la alegría o
al menos el contentamiento, y la aflicción o por lo menos la melancolía, así también
la música tiene dos tonalidades generales correspondientes, mayor y menor, el
sostenido y el bemol, y casi siempre está en la una o en la otra. Pero, en verdad,
¿no es extraordinario que haya un signo para expresar el dolor, sin ser doloroso
físicamente ni siquiera por convención, y sin embargo, tan expresivo que nadie
puede equivocarse, el bemol? Por esto puede medirse hasta qué profundidad
penetra la música en la Naturaleza íntima del hombre y de las cosas. […]

Una sinfonía de Beethoven nos descubre un orden maravilloso bajo un desorden


aparente. Es como un combate encarnizado, que un instante después se resuelve en
un hermoso acorde. Es el rerum concordia discors una imagen fiel y cabal de la
esencia de este mundo, que rueda a través del espacio sin premura y sin descanso,
en un tumulto de formas sin número que se desvanecen sin cesar. Pero al mismo
tiempo, a través de la sinfonía, hablan todas las pasiones y todas las emociones
humanas, alegría, tristeza, amor, odio, espanto, esperanza, con matices infinitos, y
sin embargo, enteramente abstractos, sin nada que los distinga unos de otros con
claridad. Es una forma sin materia, como un mundo de espíritus aéreos. […]

Cuando oigo música, mi imaginación juega a menudo con la idea de que la vida de
todos los hombres, y la mía propia, no son más que sueños de un espíritu eterno,
buenos o malos sueños; de que cada muerte es un despertar.

(Schopenhauer, 1819)

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