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UN ROMANCE EN EL REINO

Las palabras escritas a continuación forman parte de una


historia que me fue contada hace muchos años, tal y como
fue relatada a mis padres, a sus padres y a los padres de su
padres por muchas generaciones. Este fragmento forma
parte de una historia aún más extensa -y que poco a poco
será conocida- de algo que sucedió entre dos personas que
se amaron mucho y cuyos nombres, por ahora no
importan…….
--------------------- DÓNDE y QUIÉN -----------------------

Mucho tiempo ha pasado desde aquellos días en que el


corazón del ser humano era habitado por una gran flama
azul, amplia, incandescente y pura, la cual era alimentada
de manera constante por si misma y por él, junto con él. En
esa condición, el ser humano era inocente y lleno de
esperanza, con una fe imperturbada y constante para toda
la existencia y además, por encima de todo, su ser se
encontraba lleno de vida y la muerte le era completamente
desconocida. El aquel tiempo, los días duraban más que la
noche y, aún de noche, la Luna iluminaba casi tanto como
el sol. Días en que nada era oculto, pues no había nada que
no fuera iluminado por el sol y aún de noche, no había
nada que ocultar.

En aquellos tiempos, el ser humano estaba dispuesto a


amar sin condiciones y sin preguntas, simplemente lo hacía.
Sí, nada más importaba, nada. Todos ellos eran felices
consigo mismos y unos con otros. Ah, ¡el ser humano fue
creado con esa flama en su corazón!

Sin embargo, vino el tiempo en que el ser humano se hizo


consciente de si mismo y muchas cosas más de su entorno
y sintió temor. Así que buscó aumentar su conocimiento
sobre él mismo y todo lo que le rodeaba y vio, más no
entendió, así que su temor aumentó. Por lo tanto, después
no solo buscó conocimiento, sino también desarrolló la
habilidad de utilizarlo para dominar su entorno y a los
demás y así dejar de temerle a él y a ellos. Así fue que el
ser humano comenzó a sobrevivir con lo que en ese
momento, pensó que tenía. Y cada vez codició en llegar a
tener más y más, por lo que poco a poco, fue perdiendo la
inocencia y fe; pues consideró que ahora que era mucho lo
podía explicar, comprender y hacer uso de para su
provecho, no era necesario tener fe en nadie más que en lo
que sabía y tenía. Sin embargo, a pesar de que el ser
humano ambicionaba el poder explicar todo a su alrededor
y pensaba que tenía éxito en ello, ¡se siguió sintiendo
desconfiado de todo lo que lo rodeaba! Y poco a poco se fue
olvidando de la conciencia que alguna vez tuvo sobre su
origen y del por qué existía.

Fue así, que gradualmente la flama de su corazón dejó de


ser azul y se volvió roja, por lo que lo quemó y él lloró de
dolor, así que decidió sofocarla gradualmente para dejar de
sufrir. Y si bien le fue imposible al ser humano el apagarla
por siempre; con todas sus ocupaciones y tareas que hacía
para aumentar su conocimiento y dominio sobre la
existencia, se fue olvidando de ella al punto tal que, en
ocasiones, parecía que no existía y nunca hubiera existido.
¡Pero incontables días más habrán de pasar antes de que
todos los seres humanos olviden esa flama y su corazón se
vuelva frío e incapaz de amar! Hay quien aún recuerda, y
nos recuerda, aquellos días de alegría y que nos hace
conscientes de eso que antes sabíamos pero hemos querido
olvidar.

Esta es la historia de dos personas que recordaron y


comenzaron a vivir de nuevo.

Pero antes de proseguir con la historia de ellos, es


necesario hacer saber el lugar donde todo esto aconteció.
El nombre del lugar es el Reino de Agape, Reino de reinos,
que se extiende hasta todos los confines de la tierra
habitada, no habitada y aún mucho más lejos. Reino en el
cual no existen límites, cuya entera altitud, extensión y
profundidad nunca ha sido recorrida por ser humano alguno
y que, por tanto, nadie conoce en verdad. Muchos hombres
han hecho conjeturas sobre ello y cada vez hacen más
conforme a lo que van descubriendo día a día. Aquellos que
aún ejercen algo de sabiduría, se dan cuenta que entre más
conocen, es aún más, infinitamente más, lo que
desconocen. Aquellos que son algo necios, piensan que ya
falta poco para que lo conozcan en toda su totalidad. En fin,
esa es otra historia. Lo importante de esto es formarnos
una idea de la magnitud del Reino, inconmensurable en
verdad. Pero como toda totalidad esta compuesta por
partes, Agape también se encuentra compuesto por
muchos reinos, grandes y pequeños, divididos y unidos a la
vez, y bueno, aunque nadie sabe si alguna vez fue la
intención en que fueran divididos, así se encuentran. A su
vez, cada uno de esos reinos se encuentra compuesto de
muchas personas, de todas razas, costumbres, apariencias
y personalidades.

Agape, como todo reino, tiene un monarca, alguien que es


totalmente soberano sobre él, alguien que
¡sorprendentemente! Conoce todo y cuanto de lo que hay
en él, desde la montaña más grande hasta la partícula más
pequeña de polvo que existe en él. Alguien que en verdad
lo conoce todo ¡¿Será un ser humano?! Alguien a quién
nada de lo que ocurre en Agape le es desconocido y por lo
cual, más frecuentemente que no, pareciera a más de uno,
que todo lo que sucede en Agape, ocurre por que él así lo
designa, pero, a veces también, pareciera que no es así.
¿Su nombre? bueno nadie lo sabe ni lo puede pronunciar en
verdad, por lo que le han llamado de muchas maneras.
Nosotros lo conoceremos como el Rey Theosein.

El Rey Theosein fue quien le dio forma a todo el Reino de


Agape desde le principio de su historia. Muchas cosas
fueron escritas acerca de él, de sus hechos y de la sabiduría
y bondad con que gobernó. Muchas tantas otras cosas
también fueron escritas de los hombres y mujeres que
fielmente lo siguieron y ayudaron a hacer llegar su gobierno
a los confines de la tierra. Fue así que el Rey, en su
incomparable bondad y fe hacia los hombres y mujeres que
lo ayudaron, los designó como monarcas de reinos
individuales, cada reino estructurado de acuerdo a las
indicaciones del Rey Theosein, y con base en su voluntad y
conocimiento, para que fueran gobernados con la misma
bondad y sabiduría con que él los guió a ellos. Asimismo y
para facilitar el recordar sus tareas y responsabilidades, les
obsequió un código de normas de gobierno. Pero de mayor
importancia fue que depositó en ellos toda su confianza
para que hicieran el bien y lo bueno para si mismos y los
demás; pues el Rey sabía, y sabe, que sus súbditos tenían
todas las facultades para poder hacerlo.
Sin embargo, y a pesar de que el Rey Theosein es el
soberano absoluto sobre el reino de Agape, muchos de los
hombres en los que él había depositado su confianza fueron
eventualmente ignorando lo que él les había encomendado
y pretendieron gobernar sus pequeños reinos (pues los
comenzaron a considerar como suyos) de otra manera.
Algunos de ellos consideraron que el Rey Theosein ya no
era capaz de gobernar el Reino, pensaron que por debilidad
él había rendido estos reinos al cuidado de ellos, y más aún,
cuando veían que las decisiones del Rey no eran ya como
ellos querían que fueran (pues ahora querían otras cosas y
tenían otros intereses distintos a los del Rey). Otros
pensaron que el código de gobierno que el Rey les había
entregado ya era anticuado y en ocasiones inservible, no
apto para aplicarse a sus circunstancias del momento, por
lo que lo fueron modificando y estructurando de acuerdo a
sus interpretaciones de cómo debía ser aplicado y que era
con base a sus interpretaciones como debían gobernar y no
como les había sido indicado.

Así que estos hombres se fueron olvidando de que si eran


reyes de algo, era por qué así el Rey Theosein lo había
permitido y que todo lo que tenían era por que el Rey se los
había dado. Vaya, ¡la ingratitud no conoce fin! Pero así fue,
así es y, tristemente así será por mucho tiempo aún. Sin
embargo, para añadir a lo absurdo de la situación, todo lo
que la mayoría de estos reyes decían hacer, ¡decían hacerlo
en honor y provecho del Rey Theosein! Creían estarlo
ayudando con el conocimiento que ellos decían tener ahora
(especialmente los que interpretaban el código del gobierno
del Rey) y a los que se oponían a ese nuevo conocimiento,
los pusieron como enemigos del Rey y suyos a la vez, y
buscaron aniquilarlos. Y siendo que muchos reyes pensaron
que ellos eran los que en verdad e incondicionalmente
defendían, o pretendieron hacerlo, al Rey, se justificaron a
sí mismo para aniquilarse unos a otros.

Con el paso del tiempo, y viendo los resultados que los


pequeños reyes tenían sobre sus reinos (¡había incluso
reyes de si mismos! Supuestos monarcas de su propio
cuerpo pero extrañamente esclavizados a la adulación de
los demás y a las riquezas de las tierras del Reino), el Rey
Theosein sintió gran tristeza e indignación ante lo que
habían hecho los hombres con su Reino y con ellos mismos
y decidió enviar a su hijo, el Príncipe Hilasterion, para
hacerles saber a todos los habitantes del Reino, que lo que
estaban haciendo estaba mal, que estaban pervirtiendo el
uso, objetivo y destino de todo lo que él les había dado; que
era necesario valorar lo que habían hecho, rectificar y
seguir el camino y propósito que su él les había indicado
originalmente y desde siempre. Pero el mayor encargo que
tuvo el Príncipe Hilasterion fue el llevar el mensaje de que
era necesario que volvieran a alimentar esa flama que
había dentro de sus corazones, pues sólo con, y mediante
ella, podrían seguir las indicaciones del Rey, por que en
realidad todas las indicaciones que el Rey les había dado
eran por, para, de y hacia el crecimiento y gobierno de esa
flama, no para el crecimiento y gobierno de los reinos ¿pues
quien puede gobernar lo que hay en un reino si antes no
gobierna lo que hay dentro de si mismo? Y como era propio,
el Príncipe Hilasterion demostró todo lo que habló con su
conducta. Pero aún así muchos de ellos no entendieron
(pues ya se habían olvidado de que siquiera habían sido
creados con esa flama dentro de su corazón) y fueron
necios y testarudos en pensar que sus razones eran fieles a
los designios originales del Rey y que ellos sabían como
proceder de acuerdo a ellos, por lo que no quisieron oír y
aún más; lo que les dijo el Príncipe Hilasterion, lo tomaron
como una ofensa y causa de enojo (¿es que no estaba en
contra del mismo rey?). Así que decidieron darle muerte
para no tener que oírlo más.

Pero hubieron muchos que si lo escucharon, muchos que


aún tenían algo de conciencia de la flama que habitaba en
sus corazones, por lo que no les fue difícil entender que los
preceptos del Rey Theosein sobre como comportarse hacia
él, hacia si mismos y los unos con los otros eran los mismos
que en ocasiones ellos cumplían impulsados por esa el calor
que sentían dentro de sí, así que decidieron que había que
regresar a lo que antes había sido.

Es así que a pesar de que algunos hombres internaron darle


muerte al Príncipe, no lo lograron y únicamente lo hirieron,
aunque de manera brutal. Y todo lo que aconteció con su
hijo y los hombres y mujeres de su Reino, el Rey Theosein
lo supo y si bien experimentó un gran pesar por aquellos
que no escucharon y aún lastimaron a su hijo, sintió aún
más alegría por los que lo habían escuchado. Había razón
para tener esperanza en los hombres y mujeres de nuevo.

Una vez más, fue voluntad del Rey ayudar a aquellos que
habían escuchado a su hijo y a aquellos que en un futuro
escucharían a los que escucharon e incluso a aquellos que
nunca escucharon, por lo que decidió enviar mensajeros
para recordarles que es lo que había que hacer para honrar
a su Rey y guiarlos para poder vivir con paz y armonía entre
ellos, de tal manera eventualmente ellos también se
ayudaran a si mismos y a los demás. Y muchos fueron los
que les abrieron las puertas a estos mensajeros, pero
muchos otros más quienes se las cerraron y no siguieron
sin querer oír. Pero el Rey sabía ser paciente y esperaría,
esperaría al momento conveniente para revelarse de nuevo
a todos y hacer lo que había que hacer en ese
momento………

----------------------- CÓMO ----------------------

Fue así que dentro de uno de esos muchos reinos que


forman Agape, se encontraron dos personitas en un
camino. De entre muchas y muchas y muchas más, estas
dos se encontraron; un el y una ella. ¿Cómo se encontraron
y por causa de qué? Muchos detalles incidentales y
aparentes se podrían dar de ello, pero lo esencial no lo
sabemos, ahora que podemos pensar en que fue por
alguien y para algo, que es ese mismo alguien. En fin,
desde el día que se conocieron, la pequeña flamita dentro
de cada uno sus corazones, se despertó e hizo notar su
presencia de nuevo. Pequeña, pequeña, como la de un
cerillo a punto de extinguirse, pero por más pequeña que se
pudiera considerar, lo que importa es que se avivó

Poco tiempo después El y Ella se volvieron a encontrar en el


mismo camino, como consecuencia de que en sus pechos
habitaba algo que los inquietaba mucho los impulsaba a
caminar por ahí. Y es que bueno, el tener una flamita
danzando en el corazón de uno, ¡no es algo que pueda
pasar desapercibido! ¡Y mucho menos que deba ser
ignorado! Que bien se puede hacer, como ya sabemos, y
hay muchos que lo intentan (más de los que se quisieran),
pero eso es algo que produce consecuencias catastróficas,
¡vaya ni hablar de ellas en este momento! Pero lo más
notable de todo esto, es que, de hecho, esa flamita que
cada uno sentía dentro, siempre parecía querer crecer más
y más y más y los movía a los dos buscar caminar por ese
mismo camino en el cual se encontraron por primera vez.

Ahora bien, se dice que si, por un lado, esa flamita nos
mueve e impulsa a llevarla a caminar por ciertos senderos,
no hay que dejarla crecer sin mesura, pues bien puede
quemar y eventualmente consumir totalmente a aquel que
la porta en su corazón. ¿Quién no ha visto como un fuego
descontrolado consume un bosque entero? ¡Y aún más!
Cuando dos fuegos se encuentran viniendo de direcciones
opuestas y cada uno ha consumido el alimento que ha
encontrado a su paso, ambos fuegos se anulan y extinguen
el uno al otro.………… No, definitivamente eso no es algo
que nadie quiere que suceda. Más bien hay que aprender a
manejar su crecimiento, a alimentarla con sabiduría,
cuidado, paciencia, templanza y diligencia, de manera tal
que la flamita crezca lo suficiente para que ilumine el
camino por el cual andamos y también ayude a iluminar el
caminos de otros, de manera tal que las personas que
caminan lo hagan juntos y en la misma dirección.

Bueno, pero ya nos desviamos otra vez de nuestra historia.


Conforme Él y Ella se siguieron conociendo, las flamitas en
sus corazones continuaron creciendo, más y más. Y ellos
sentían ese calor y bienaventuranza que solo puede
proporcionar un fuego que se lleva dentro de sí, y que a su
vez es alimentado por el fuego de otra persona. En verdad
era algo maravilloso. Pero como está designado que debe
ser, dificultades en sus caminos comenzaron a aparecer y
sucedió lo que deseamos nunca debiera suceder, pero
parece ser le sucede a todos los que llegan a tener
conciencia de que son hogar para esa flamita en su
corazón; y es que……….. Comienzan a sentir que no pueden
controlar su comportamiento y ven que a veces crece y
otras veces parece apagarse, así como si un gran viento
soplara sobre ella, así que naturalmente ¡Comienzan a
sentir miedo de que se apague! Razón por la cual dan inicio
las necedades y tonterías por parte de los seres humanos.
¡Vaya desgracia! Pero bueno, también hay que reconocer
que este miedo tiene muchas razones de ser, por ejemplo,
el que alguna vez sentimos que alguien nos la apagó con
deliberación, o el que alguna vez quisimos alumbrar el
camino de alguien con ella pero ese alguien prefirió vivir en
la oscuridad, el que alguna vez creció tanto, tanto que nos
quemó y nos dolió, el que alguna vez necesitamos el que
alguien nos ayudara a alumbrar nuestro camino y ese
alguien no lo quiso hacer; en fin, estas son sólo unas pocas
de las razones que dan lugar a la duda y el temor de que no
sabemos hacer uso de ese calor y luz que la flamita que
hay dentro de nosotros produce, lo cual a su vez produce
más dudas y temor..

El y Ella, evidentemente no estaban exentos de sentir ese


miedo y pues bueno, vinieron las consecuencias de él, que
son enojo ante por quien nos sentimos rechazados, apatía
para evitar hacer crecer la flamita, pensando que luego uno
u otro la va a apagar, el refugiarse en nuestros supuestos
conocimientos y razonamientos y como resultado, a veces,
incluso pensaban que el fuego que cada uno llevaba dentro
iba en dirección opuesta. Pero aún así, la flamita no podía
ser reprimida y ellos se expresaban su amor con bellas
palabras y promesas de eternidad. Ah, pobres de los dos,
tan ciegos y descuidados, queriendo ver en la oscuridad,
buscando de donde asirse, ignorando que la flamita dentro
de cada uno de ellos es lo único que los podía alumbrar, y
que si se juntaron los dos en verdad y con fe absoluta, la
luz y la claridad aún sería mayor. Pero el ser humano tiene
gran inclinación por la necedad.

Así fue que el miedo creció aún más y comenzó a invadir a


los dos, mientras que a la vez querían expresar su amor.
¡Cuánta confusión! Y llegó el momento en que el temor los
abrumó. Ella reaccionó de manera distinta que El. Ella
buscó ocultarse, buscó dejar de sentir esa vulnerabilidad
que causa una flamita en el corazón que busca crecer e
iluminar a otros, pues pensaba que esa flamita se
alimentaba de ella misma y que el iluminarlo a El, podía ser
como perder esa luz para si misma, y ¡¿quién habría de
querer perderla cuando antes rara vez la ha visto?! Ah,
calidez divina que sólo la queremos para nosotros, sí, sí,
para nosotros y nadie más, aunque a veces pretendamos lo
contrario. Sin embargo ella escondió ese miedo razonando
de muchas maneras, incluso llego a decir que los preceptos
del Rey Theosein no aceptaban que ellos se unieran en
amor (¡boing!).

Él reaccionó de manera distinta que Ella. Orgulloso y


vanidoso por muchas razones pero ninguna justificación.
Hombre que se sabía fuerte pero débil a la vez, tampoco
quiso perder esa flamita y si bien entendía, muy bien, que
había que hacerla crecer, madurar, conocer y usar con
sabiduría, al ver que Ella tenía miedo de dejar que su flama
la impulsara a caminara por el mismo sendero que El, sintió
miedo también de que sin Ella podría alimentar su flama y
se extinguiría por siempre, y El perdería el camino por
siempre -cosa que Ella también experimentaba-. Así que El
expresó ese temor con soberbia y enojo. ¡¿Cómo, cómo se
atrevió a negarle ese calor, siendo que había prometido
dárselo?! ¡Qué atrevimiento!

Es así que al poco tiempo, los dos manifestaron mucho


miedo, más aún que amor. ¿A propósito? No, no fue a
propósito. Ni tampoco de manera voluntaria y deliberada.
Simplemente lo hicieron, pues a fin de cuentas eso es lo
que sabían hacer mejor y lo sabían hacer pues es lo que
habían aprendido de muchos otros hombres y mujeres, que
como ya sabemos, han vivido así por mucho tiempo e
incluso han señalado que esa es la manera más correcta de
vivir. Y con todo esto, con todo y que El y Ella veían a
menudo que el camino que muchas personas a su
alrededor seguían era distinto a lo que la flamita dentro de
sus corazones les indicaba (o quizá más bien por ello
mismo), el dolor de ambos se hizo enorme, grandísimo y es
que la flamita dentro de sus corazones ya no les daba
calidez, sino los quemaba y parecía crujir y clamar por la
atención y cuidado de cada uno.
Al poco tiempo, Ella y El ya no podían más con ese dolor y
clamaron por ayuda y por apoyo de alguien. Y aunque
muchos quisieron dárselos, no podían, pues en verdad no
sabían cómo, pues pensaban como muchos hombres y
mujeres han pensado. Pero Ella, mujer muy brillante, se le
ocurrió una gran idea: pidamos audiencia con el Rey
Theosein, quien siendo el ser más sabio de toda la
existencia, él nos podrá ayudar. Ella era una persona que
por su formación, conocía más que El sobre la historia y
detalles del Rey, pues había leído sobre él en muchos libros
sobre el Reino de Agape y el Rey Theosein y sus héroes.
También había hablado sobre él con personas que decían
conocerlo, así que le pareció una excelente idea pues sabía
que si alguien los podía ayudar era el Rey. Pero El sabía
poco sobre la historia y detalles del Rey, claro, como todos,
había escuchado algo por aquí, algo por allá,
aunque………… sorprendentemente, El sentía que lo
conocía y constantemente sentía su presencia, a pesar de
que nunca había visto al Rey Theosein. Y menos aún como
muchas otras personas lo habían descrito y aseguraban era.

------------------- LA VISITA --------------------

Ella, que sabía más los pormenores del Reino de Agape, le


era familiar el procedimiento para pedir audiencia, así que
eso hizo. El, como no sabía bien que había que hacer, pues
se junto con ella para apoyarla en la petición. Sin embargo,
no les fue concedida por mucho tiempo y pensaron que se
debía a que seguramente el Rey se encontraba muy
ocupado con otras audiencias (pues son muchas la
personas que las solicitan a todo momento), así que se
desanimaron y entristecieron aún más, pues el dolor que
sentían permanecía y era enrome como ya hemos dicho y
no sabían como sobrellevarlo. Así que decidió cada uno irse
por su lado para pensar en que era lo que había que hacer.

Y pasaron los días y las noches, con su luz y oscuridad,


con su con frío y calidez y con duda y con esperanza. A
veces, las noches se hacían más largas que los días y no
parecían terminar. En verdad, la pena fue mucha y llegaron
a pensar que sus peticiones de audiencia habían sido
ignoradas.

Pero como todo tiene su tiempo, llegó el momento en que


se apareció un mensajero del Rey a la puerta de Ella y le
notificó que el Rey iba a acudir a su casa. -¡¿Qué?! ¿El Rey
vendrá a mi hogar? ¡¿Cómo?!- . Ella se encontraba llena de
sorpresa y no podía creer lo que oía, eso era algo
totalmente inusitado, pues el Rey generalmente enviaba a
sus mensajeros a dar sus noticias o instrucciones (a
aquellos que las solicitaban y honestamente las querían
escuchar) o daba audiencias en su propio palacio. Al oír
esto, el mensajero del Rey, se limitó a contestar –No
preguntes más y sólo mantente presta-. Y así fue que un
día, sin esperarlo, alguien tocó a la puerta de Ella y ella
acudió a abrir de la misma manera que siempre lo había
hecho a otras personas y enseguida que abrió se quedó
inmóvil y atónita ante la presencia de quien estaba frente a
ella. ¡El Rey Theosein en persona! Con toda la
magnificencia y majestuosidad que proyectaba y que sólo
en alguien como él podría ser. Curiosamente, no se
encontraba acompañado de ningún guardia ni sirviente.
Ella, una vez que se recuperó de la impresión se preguntó
para sus adentros -¡Qué extraño que venga sólo y no como
el rey del poblado en el que habito, que siempre está
acompañado de guardias, sirvientes, doncellas, pajes y
ajuares! ¿Será que el Rey no tiene necesidad de nada de
ellos? Y el Rey Theosein habló –En verdad que de nada de
ellos tengo yo necesidad, sino de una sola cosa, cosa que
mi voluntad siempre ha buscado, busca y buscará, pues es
parte de mí y es la misma esencia de lo que yo soy, y como
tal, les he dado a todos ustedes para que también la
busquen y al encontrarla, me encuentre a mí.
Desgraciadamente, son pocas las personas que con toda
honestidad, integridad y devoción la buscan-. Ella no supo
que responder, ¡El Rey sabía lo que ella había pensado y la
respuesta que le había dado no la podía entender en ese
momento! Ella sabía que el Rey era alguien asombroso,
pues había leído mucho sobre él, ¡pero el saberlo y el vivirlo
son cosas muy diferentes! El Rey añadió aún más –Son
muchos los años en que tú has pedido por una audiencia
conmigo y por un regalo de mi parte y si bien lo primero no
te ha sido concedido sino hasta ahora, lo segundo ya había
sido dispuesto para ti mucho antes de que tú lo pidieras. Así
es que ese regalo ya te ha sido dado en El, a quien ahora tú
ya conoces. Sin embargo, tengo que mencionarte que El no
te ha sido dado a ti y para ti únicamente, sino que lo he
puesto a tú lado para que cumplan una tarea que he
pensado para ustedes dos desde hace ya, mucho tiempo y
que solo ustedes dos, juntos, la pueden cumplir. Por este
motivo, te quiero pedir que le lleves este regalo, el cual ha
sido pensado y diseñado especialmente para esta ocasión -.
Y el Rey le entregó a Ella una gran vasija, casi del mismo
tamaño que ella (pues Ella era pequeñita), grande y
hermosa en su simpleza. Completamente blanca, sin
mancha alguna de ningún tipo y asombrosamente brillante.
De porcelana reluciente, tan suave al tacto como nada que
Ella jamás hubiera palpado. Al tocarla, la sintió fresca y
calida a la vez, tan suave; era casi como tocar agua, pero
sin que se escurriera a través de sus dedos. En verdad era
el objeto más hermoso que jamás hubiera visto jamás.

El Rey entonces procedió a indicarle que Ella debía reunirse


con El de nuevo en el mismo punto del camino donde se
habían encontrado originalmente, pero para ello, Ella debía
acudir a El. Asimismo le indicó que había dos caminos a
seguir desde el punto donde estaba Ella para llegar de
nuevo a donde se encontraba El. Uno de ellos era más largo
que el otro y definitivamente le llevaría más tiempo, pero
era muy tranquilo y confiable de recorrer. Este camino se
encontraba sobre un llano muy soleado y sembrado de
flores de muchísimos colores y variedades. El otro camino
era a través de un bosque muy tupido, en el cual el follaje
difícilmente dejaba pasar los rayos del sol. Por esto mismo,
el camino a seguir era muy oscuro y las cosas que
habitaban en ese bosque eran difíciles de distinguir y
evitar. Si ella podía discernir la senda a seguir,
seguramente iba a llegar más rápido a El, mucho más
rápido, pero debía tener mucho cuidado.

Eventualmente el Rey Theosein se despidió de Ella y Ella


inmediatamente emprendió el camino….
Durante esos mismos días, el Rey Theosein también visitó a
El, a pesar de que él no esperaba su visita y pensaba que la
solución a la situación por la que estaba sufriendo junto con
Ella dependería de El, más que en otra cosa, para ser
resuelta. Al igual que Ella, su sorpresa al ver al Rey fue
enorme, pues si bien nunca lo había visto y las
descripciones que había escuchado de El no se asemejaban
a quien ahora veía; pero una vez que había abierto la
puerta, supo inmediatamente que era el Rey y nadie más.
Sin embargo, le extrañó mucho que hubiera venido solo y
pensó que eso era probable a que, como El tenía entendido,
el rey Theosein había sido ignorado y olvidado por los reyes
de los reinos, por lo que era seguro que no le dieran tributo
alguno y, pues sin oro ni joyas, no era posible que costeara
el salario de sirvientes que lo acompañaran. No acababa El
de pensar esto cuando el Rey comentó -Son muchas las
riquezas de los reinos, pero aún mayores lo son las de mi
Reino, pues éste engloba todo y a todos, lo sepan o no, lo
quieran o no. Han pasado muchos días y muchas noches
desde que los hombres y mujeres que me servían no
atribuían valor alguno a aquellos objetos que brillan y
centellean y que eventualmente los cegaron con su fulgor.
Sin embargo ellos ambicionaron tanto el brillo de esos
objetos que eventualmente se convirtió en el brillo de sus
propios ojos y pensaron que esa era la luz que los guiaría a
través de la oscuridad, dilataría el crepúsculo y haría un
eterno amanecer. ¿Sabes tú que no hay objeto como tal, en
todo el Reino, que dure para siempre?-. Estas palabras
hicieron que El comenzara a meditar en su contenido y
significado, pero el Rey prosiguió: -He venido aquí para
encomendarte una tarea de enorme importancia, en la cual
se te podría ir la vida. He aquí que traigo un presente que
es necesario que tú le entregues a Ella, a quien tú ya
conoces, pues ella lo necesita de gran manera, ya que ha
emprendido un camino hacia ti, hacia aquel punto del
camino donde se conocieron originalmente y vieron por
última vez. Ees necesario que tú estés ahí cuando Ella
llegue, pues mucho esfuerzo le costará-. Y el Rey procedió a
poner en sus manos una enorme vasija con agua. Un agua
increíblemente transparente, que bajo la luz relucía con
tonos plateados e incandescentes. El se quedó
contemplando su belleza por lo que pareció una eternidad,
a lo que el Rey expresó: -Esa agua no es para contemplar,
sino para beber, y no para ti, sino para Ella, así que no
dilates más y haz lo que hay que hacer-. De igual manera
que a Ella, El rey le describió los dos caminos que podía
tomar y le hizo saber que uno era más corto que el otro y lo
que en ellos podría encontrar.

El sabía muy bien de quien hablaba el Rey, pues el


recuerdo de Ella habitaba su cabeza todo el tiempo y su
esencia era lo alimentaba la flama dentro de su corazón.
Por lo que le dijo al Rey Theosein: -Agradezco la confianza
que has puesto en mí para llevar a acabo esta tarea, pues a
pesar de que en el pasado yo he demostrado poco interés
en saber más de ti, es evidente para mí que tú no has
hecho así y lo sabes todo acerca de mí. Sé que nada puedo
hacer para merecer esa confianza, más que honrarla y
prometerte esto: Nunca abandonaré esta tarea que me has
encomendado, la cumpliré cueste lo que cueste, llegaré a
donde Ella se encuentre para entregarle este presente y
nadie me podrá detener de hacerlo. Pues así tú me lo has
indicado y sé que no hay soberano sobre ti, sino que tú eres
soberano sobre todos. Así que emprendió el camino de
inmediato.

------------------- LA TRAVESÍA --------------------

Sucedió que Ella decidió tomar el camino más corto, pero el


más difícil, pero con la finalidad de poder llegar a El lo más
pronto posible, pues era mucha su ilusión de estar juntos de
nuevo. Levantó con mucho esfuerzo la vasija que le rey le
dio y emprendió la marcha hacia el bosque. Una vez que
dio un paso dentro de él, todo se oscureció y se volvió frío.
Sin embargo, por momentos la emoción que ella tenía por
poder llegar a Él y verlo y darle el presente que el Rey le
había dado para El, le daba ánimo y fuerza para seguir
adelante y volvía a sentir una hermosa calidez en su pecho
que se extendía a todo su ser. De igual manera había
momentos en que el bosque parecía no ser tan oscuro
como cuando entró y que una luz, que ella pensaba
provenía de detrás de ella, iluminaba su camino, y volteaba
Ella para ver de donde provenía esa luz, pero parecía que
provenía de todos lados, pues a la vez que ella tornaba sus
ojos a alguna dirección, lo que veía se iluminaba de manera
inmediata y ella no entendía como sucedía eso, pues los
árboles del bosque tenían un follaje tan denso, que no era
posible que dejaran pasar ni siquiera un rayo del sol. Más
en otros momentos, cuando era mucho el peso de la vasija
sobre sus brazos, sentía que ya no veía bien, y que todo
regresaba a ser oscuro y volvía a sentir frío, y era mucho el
cansancio que experimentaba. Pero prosiguió su marcha.

Por el otro lado, El también decidió tomar el camino más


corto, el del bosque, pues quería llegar a Ella lo más pronto
posible para poderle dar esa agua a beber ya que sabí que
estaba pasando pro un gran esfuerzo. El sabía que el
bosque era oscuro, más su camino estaba iluminado y sabía
por donde ir. Sin embargo, el recipiente que llevaba para
cargar el agua, se le resbalaba a veces y le tomaba mucho
esfuerzo el no dejar que se cayera o derramara una gota de
agua (no quería derramarla pues era tan hermosa),. A la
vez, El quería llegar pronto, por lo que necesitaba de mucha
concentración y esfuerzo para que el agua no se cayera, y
eso lo estaba frustrando demasiado, al punto tal que
comenzó a sentirse enojado y fastidiado por el dilema en
que se encontraba. Quería correr, pero no podía, era fuerte
y lo sabía, pero no como el hubiera deseado serlo.

El tiempo pasó y Ella seguía su andar, pero llegó un


momento en que el peso que cargaba en la vasija se le hizo
demasiado, y la oscuridad la rodeaba, y el frío lo respiraba
y parecía que el calor interior que antes había sentido se
extinguía, y comenzó a trastabillar…….cada vez más, y
más…… hasta que tropezó. La vasija se le escapó de sus
manos, cayo sobre una roca y se fracturó de la parte
inferior. Ella gritó y corrió hacia ella y la recogió de nuevo;
pero ya estaba rota. Así que la levantó y vio el fragmento
que yacía sobre la tierra y lo levantó, desesperadamente
queriendo pegarlo de nuevo a la vasija, más no podía, y se
desesperaba aún más. Pronto, lágrimas comenzaron a
escapársele de los ojos y a correr sobre sus mejillas, y el
bosque comenzó a parecer claro de nuevo, más Ella no lo
vio. De tal manera que conforme derramó más lágrimas
sobre esa tierra, las sombras del bosque se volvieron a
hacer presentes. Y en la oscuridad Ella comenzó a escuchar
el murmullo de los árboles al crujir, y del viento al pasar por
las ramas y a veces parecía escuchar palabras en esos
murmullos, palabras de recriminación, que preguntaban por
lo que había hecho. Y lo que escuchaba era lo siguiente: -
¿Qué has hecho? Has roto un presente que no era tuyo ni
para ti, sino para alguien más, mal has hecho en ello, mal
has hecho en muchas cosas y ahora esto es lo peor-.

Y a Ella le pareció interminable el tiempo durante el cual


estuvo en la oscuridad, llorando y escuchando el murmullo
de los árboles y el viento.

El, en su andar hacia Ella, escuchó a lo lejos un llanto y


supo que provenía de Ella, por lo que trató de apresurarse
aún más, pero le era imposible, pues el agua se le caería y
su enojo creció por la frustración. Más eventualmente, llegó
a Ella y cuando lo hizo, la vio tirada sobre el piso,
abrazando la vasija con un brazo, con el rostro hacia el
suelo y cubierto con su otra mano, gimiendo en dolor. El le
preguntó -¿Qué ha ocurrido? ¿Es que acaso he fallado y he
llegado demasiado tarde?- Pero ella no contestaba y El no
sabía que hacer, más que tratar de levantarla y darle un
poco de agua que beber. Pero Ella se negaba a tomar de
esa agua y no parecía querer hacer otra cosa que aferrarse
a la vasija y llorar aún más la desgracia que le había
acontecido. Y por más que El lo intentaba, Ella se negaba,
así que él se volvió a sentir enfadado y le reprochó -Es que
yo he venido de tan lejos cargando este recipiente de agua
para ti, ¡un regalo del mismo Rey Theosein! Y he consumido
todas mis fuerzas para no tirarla y ¿así es como tú lo
recibes? ¡No haces otra cosa que quedarte inmóvil y
lamentándote!-. Y por más que El trató de levantarla, ella
no lo permitía. El entonces perdió la paciencia y le dijo -
¿Qué es lo que buscas hacer ahora, qué es lo que has
buscado todo este tiempo? ¿Qué es lo que buscas de todo
lo que hay? ¡Ni aún con este presente del rey, encuentras
ahora fuerza para levantarte, salir de este lugar y caminar
juntos como alguna vez lo hicimos!-. Él ignoraba que el
pesar de Ella era por haber tirado y roto el presente del Rey
para El. Así que El añadió –Si entonces no quieres esta
agua, la tiraré, pues es mucho lo que pesa y lo que me ha
costado traerla hasta aquí, no veo por qué me deba
esforzar más cuando tú no lo aprecias ni agradeces-. Así
que tiró toda el agua sobre la tierra, más no vio que donde
la tiró una pequeña planta inmediatamente brotó.

El, que continuaba en su desesperación comenzó a


considerar en abandonar a Ella en su desgracia, pues ahora
El también comenzaba a sentir frío y al mirar su entorno,
todo lo veía oscuro y no sabía por qué, siendo que durante
todo su andar, el camino había estado muy bien alumbrado.
Y su desesperación creció, así que se arrodilló a un lado de
Ella y al ver el hermoso contorno del cuerpo de Ella tendido
sobre el suelo y las lágrimas que resbalaban por esas
preciosas manos de Ella, hacia la tierra; sintió que su
pecho ardía y se quemaba y se hizo consciente de que
había roto su promesa al Rey Theosein. Y el dolor lo sofocó
y lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos también y a
causa de ellas ya no podía ver nada más.

Si bien para ellos dos pareció que el tiempo se había


detenido y ya no veían nada de lo que ocurría a su
alrededor. El Reino continuó su marcha, así como todo lo
que hay en él, y donde había caído el agua que El derramó,
creció un árbol cuyo tronco, ramas y follaje eran de color
plateado, casi igual a aquel que el agua tenía bajo la luz, y
de él comenzaron a brotar frutos de un intenso color
naranja y amarillo, que al madurar centelleaban sin
parpadear y era mucha la luz que proyectaban a todas
partes del bosque y no había nada en él que se pudiera
ocultar de ella.

Fue tanto el efecto del árbol, que El pudo ver a través de


sus lágrimas que una nueva luz invadía todo lo que se
encontraba en ese lugar, y adonde volteara a ver, así era.
Así que comenzó a secar con su manos las lágrimas de sus
ojos y pudo ver con mayor claridad lo que había a su
alrededor y logró distinguir de nuevo el camino por el cual
había llegado a ese punto. Sin embargo, Ella continuaba
llorando, con su rostro dirigido a la tierra y sin parecer
querer levantarlo. Así que El la dejó sola unos instantes y se
levantó y acercó al árbol centelleante y fue mucho lo que se
maravilló de su belleza. Entonces comenzó a recordar, pues
parecía haberlo olvidado, todo lo que había sucedido y del
por qué estaban ahí; y a pesar de que volvió a sentir un frío
que lo quemaba en su interior, sabía que era lo que tenía
que hacer. Estiró su mano y tomó un fruto para comerlo y
una vez que lo probó, el frío que antes lo quemaba como
fuego incontrolable, cesó. Y se sintió revitalizado y lleno de
fortaleza una vez más, de una fortaleza similar a la que
antes el sabía tener, pero no, un instante después se dio
cuenta que no era la misma, era muy diferente, era mucho
mayor y mucho más perdurable, sabía que ahora no se
agotaría con lo que había que hacer. Así que tomó un fruto
más del árbol, de color naranja, y lo colocó dentro de la
bolsa de su camisa. Se agachó y las tomó a Ella y a la
vasija, la cual parecía que ella nunca iba a soltar, y los puso
sobre sus brazos e inició su andar por el mismo camino que
lo había llevado hasta ahí. El sabía que era mucho el peso
que llevaba encima, más debido a la fortaleza que lo
impulsaba no lo sentía.

------------------- UN NUEVO DÍA--------------------

Eventualmente logró salir del bosque y divisó una pequeña


cabaña a las orillas del mismo, de cuya chimenea vio que
salía humo y así supo que se encontraba habitada.
Conforme se fue acercando a ella, el aire se llenó de un
agradable olor a pan recién horneado y comida sobre la
estufa. Era mucha el hambre que El sentía y estaba seguro
que Ella debería sentir aún más. Así que se continuo
aproximándose a la cabaña y un paso antes de que El
llegara al descanso de la entrada, la puerta se abrió y se
asomó un hombre que aparentaba ser muy viejo, pero
cuyos ojos brillaban de una manera extraordinaria y llena
de vitalidad, el cual le dijo –Pasen, los he estado esperando
desde hace muchos días-. El sintió un enrome alivio al verlo
y más aún de saber que el y ella eran bienvenidos, pero le
era extraño sentir que el estaba seguro de que ya conocía a
ese hombre de alguna parte, más no lo podía determinar
con certitud.

Una vez dentro de la cabaña, el hombre viejo le dijo a El.


-Por favor colócala a Ella y la vasija sobre esa pequeña
cama-, en la cual Ella cupo a la perfección pues era muy
pequeñita, y Ella continuaba llorando. Y luego el hombre
viejo añadió -De una travesía larga, difícil y peligrosa vienen
ustedes dos. Sin embargo, han logrado salir de un bosque
en el cual muchos, muchísimos, se han perdido y jamás han
encontrado la salida. No cabe duda que con ello ustedes
han demostrado ser capaces de caminar por lugares y
terrenos aún más difíciles y peligrosos- Y en los ojos del
hombre viejo se reflejaba mucha tristeza, más poco a poco
se tornaron alegres otra vez. –Sé que tú piensas que has
roto tú promesa al Rey Theosein- le dijo a El. –Pero no es
así, el Rey sabía que esa promesa no la podrías cumplir
jamás sin su ayuda y por ello te encomendó llevar el agua,
pues no era sólo para Ella, sino para ti también-. Y dijo más
–El Rey también sabía que Ella eventualmente no podría
con el peso de la vasija y que llegaría le momento que la
dejaría caer. Y que con las lagrimas que brotaran de sus
ojos, el árbol que te dio vista y fuerza de nuevo podría
crecer, más tú no has visto que las lagrimas de Ella, al
tener su rostro hacia el suelo, corrieron las raíces del árbol,
tú no has visto muchas cosas más, pero ahora las puedes
ver. Ustedes decidieron que camino tomar y ahora es
posible decir, que decidieron bien-. Y el hombre viejo
permaneció un buen rato en silencio, viendo hacia el fuego
de la chimenea. Pero volvió a hablar: -De la fruta que tú
traes en tu bolsa, dame un pedazo, no es necesario que ella
coma toda, basta un poco pues Ella es muy pequeñita, el
resto consérvalo para que tú y ella siempre recuerden lo
que sucedió y nunca, nunca olviden-. Y El viejo hombre
colocó la fruta en una cacerola y le añadió azúcar y limón, y
la metió al horno el olor que desprendió era maravilloso.
Unos minutos después la sacó y la puso a enfriar un
momento. –No la debe comer tan caliente pues la puede
quemar por dentro- dijo el hombre viejo. –Y lo que
queremos es restituir su calor interior, no quemarla- Y
esperó aún un poco más. Y todo este tiempo El había
estado escuchando y observando, sosteniendo una mano
de Ella y frotándola continuamente. Entonces volvió a
hablar el hombre viejo: -Ahora es la temperatura
adecuada-. Y se acercó a ellos, y la tomó a Ella y retiró la
mano que le cubría el rostro y El lo pudo ver de nuevo
(pues en todo este tiempo no le había visto el rostro) y su
belleza lo dejó sin aliento, tal y como lo había hecho la
ocasión que se conocieron. El hombre viejo le colocó a Ella
la fruta cocinada en su pequeña boca y ella comenzó a
masticarla hasta que se la terminó.

Un tiempo después ella despertó y las lágrimas de sus ojos


se habían secado sobre sus mejillas y se habían hecho tan
transparentes y brillantes como diamantes y El las retiró de
los ojos de Ella, a lo cual el hombre viejo preguntó -¿Para no
olvidar?- Y El respondió –Así es, para no olvidar-. Y cuando
Ella despertó el hombre viejo le dijo –Sé que lamentas de
manera inefable el haber roto la vasija que el Rey Theosein
te dio para El. Ya no lo lamentes más, pues no hay nada
que lamentar, todo lo que se rompe se puede reparar si es
que tú así lo quieres y estas dispuesta a aprender a
hacerlo-. ¡Y Ella respondió con mucho entusiasmo que SI! El
hombre viejo sonrió y dijo: -Esa es una de las vasijas que el
Rey me ha pedido a mí que yo haga para él desde
incontable tiempo atrás, y me lo ha confiado pues de todos
los hombres a los que el Rey enseñó, yo soy e único que
aún lo sabe hacer, pero ahora tú aprenderás-. Y el hombre
viejo le mostró a Ella como había que reparar la vasija, que
no era de otra manera que rompiéndola completamente,
moliéndola hasta que fuera polvo y arena otra vez, y
volviendo a hacerla a partir de ahí, de lo que primeramente
fue. Y Ella junto con el hombre viejo volvieron a hacer la
vasija, que si bien conservaba su forma anterior, su brillo y
su blancura ahora eran mucho, pero mucho, mayores. Lo
cual era difícil de creer

Entonces, una vez terminada esa vasija, Ella se la entregó a


El con una enrome sonrisa en su rostro y fue enrome el
calor que sintió El dentro de sí mismo, un calor que lo hizo
sentir más alegre de lo que jamás había sido y lágrimas
corrieron por sus ojos de nuevo, lágrimas de alegría y amor.
Y esas lágrimas se apresuraron a correr sobre sus mejillas
y sus labios hacia el interior de la vasija y continuaron
corriendo hasta que esta se llenó totalmente; entonces las
lágrimas de El dejaron de caer. Y Ella y El se asombraron
del color del liquido dentro de la vasija, que era
indescriptiblemente plateado y brillante bajo la luz, tal y
como había sido el agua que el Rey le había entregado a El
para darle a Ella. Entonces el hombre viejo dijo: –No hay
nada que el Rey Theosein deseé para que un hombre o
mujer hagan, que por mucho tiempo lo puedan hacer en
soledad, el Rey nos pide que unos estemos con otros para
poder hacer las cosas que nos indica; las cuales son tareas
grandes, extensas y duraderas, que ningún hombre puede
hacer por sí mismo. Es así que el agua que contiene esa
vasija es para apacentar el fuego que quema a los hombres
por lo frío se han tornado sus corazones y dar lugar a que la
flama que existe en ellos, pueda volver a ser azul, pura,
cálida y luminosa. Cosa que ocurre poco a poco y con
mucha ayuda y devoción por parte del hombre y de la
mujer que la albergan, así como de aquellos que los rodean,
quienes al estar reunidos para tal propósito, siempre son y
serán auxiliados por el Rey. Y añadió finalmente –Ustedes
han logrado algo que pocos logran, y son pocos por que
ellos así no lo quieren. Más lo quieran ellos o no, ahora
ustedes deben compartir esa agua, que no sólo apacienta la
sed de quien la bebe, sino que si se tiene la sabiduría para
hacer buen uso de ella, la podrá emplear para hacer crecer
el Árbol de Fides, cuyos frutos, llamados caritas, reviven y
dan fortaleza a quién lo necesita. Eso ahora ustedes ya lo
entienden, así que ahora emprendan juntos y en la misma
dirección el camino que ustedes quisieron emprender desde
un principio, pues son muchos los lugares que deben visitar
y muchas las personas que deben encontrar. Y así llevarán
a cabo la tarea del que el Rey Theosein les encomendó
cuando los visitó. Más nunca olviden lo que les sucedió a
ustedes, pero en especial, el por qué y para que están
ahora aquí y hacia donde van-. Así el hombre viejo abrazó a
ambos y los despidió diciéndoles. Tampoco se olviden
nunca de mí, pues si siguen por el camino que ahora saben
muy bien deben seguir, me volverán a encontrar y yo
estaré ahí, pues el Rey Theosein me pondrá ahí y en
muchas partes más..

Ellos se quedaron sorprendidos de todo lo que sabía el


hombre viejo, y si bien no se lo podían explicar, no
preguntaron más, excepto esto que dijo Ella. –Disculpe mi
atrevimiento, pero quisiera saber el nombre de quien ayudo
a darme la vida de nuevo-. El hombre viejo respondió – ¿Mi
nombre?...... Mi nombre es Sperare.
Y muchas cosas se me han sido contadas que sucedieron
después de esto, muchísimas más, pero poco a poco se las
haré saber.

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