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Exp.

N° GRUPO-0

CIUDADANA:
ABG. NUSBIA MONTILLA
FACILITADORA DEL SUB-PROYECTO DERECHO PROCESAL
CIVIL I

SU DESPACHO.-

Quienes suscriben, AVENDAÑO ESTHER Y PALENCIA CARLOS,


Venezolanos, Mayores de Edad, Titulares de las Cédulas de Identidad N°
V-20.407.986 y V-19.350.345, respectivamente en su orden de mención,
estudiantes del primer año de Derecho en la UNIVERSIDAD
NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS OCCIDENTALES
“EZEQUIEL ZAMORA” (UNELLEZ) – OBISPOS, debidamente
facultados y estando dentro del lapso legal establecido, acudimos ante su
competente autoridad para presentar TRABAJO ESCRITO en los
términos siguientes.

CAPITULO I

TEORIA GENERAL DEL PROCESO

La rama del derecho que estudia el conjunto de normas y principios que


regulan la función jurisdiccional del Estado y por tanto, fija el
procedimiento que se ha de seguir para obtener la actuación del derecho
positivo y que determinan las personas que deben someterse a la
jurisdicción del Estado y los funcionarios encargados de ejercerla, es
decir estudia la naturaleza, desenvolvimiento y eficacia del conjunto de
relaciones jurídicas denominado proceso civil.

DERECHO PROCESAL

Se refiere a los actos que se desenvuelven progresivamente, con el objeto


de resolver, mediante juicio de la autoridad, el conflicto sometido a su
decisión. Relación Jurídica que surge entre todos los sujetos que
intervienen en el proceso. Toda actuación mediante la cual el Juez cumple
la función jurisdiccional.
DERECHO PROCESAL EN SENTIDO ESTRICTO

La disciplina que tradicionalmente se conoce bajo la denominación de


derecho procesal estudia, por una parte, el conjunto de actividades que
tienen lugar cuando se somete a la decisión de un órgano judicial o arbitral
la solución de cierta categoría de conflictos jurídicos suscitados entre dos o
más personas (partes), o cuando se requiere la intervención de un órgano
judicial para que constituya, integre o acuerde eficacia a determinada
relación o situación jurídica.

Nótese que hablamos de la actividad que desarrollan los órganos judiciales


y arbitrales. Y así lo hacemos porque tanto por la similitud extrínseca que
presenta con el proceso judicial propiamente dicho, cuando por la índole de
las pretensiones que pueden originarlo, no se justifica que el proceso
arbitral quede al margen de un adecuado concepto del derecho procesal.

Tampoco es aceptable la asociación exclusiva de dicho concepto a la idea


de jurisdicción-como es corriente en la doctrina-, pues ello comporta
excluir de la actividad judicial desarrollada en los procesos llamados de
jurisdicción voluntaria, en los cuales existe ejercicio de función
administrativa, y no jurisdiccional. Por lo demás, igualmente reviste
carácter administrativo gran parte de la actividad que los jueces y tribunales
de justicia despliegan en los procesos contenciosos (providencias de mero
trámite).

LAS RAMAS DEL DERECHO PROCESAL

El derecho procesal civil: en el derecho positivo argentino sólo cabe


reconocer dos tipos de procesos judiciales-el civil y el penal- suficiente
autonomía como para justificar la existencia de sendas ramas del derecho
procesal. Debe sin embargo repararse en que tal autonomía no implica
negar la coincidencia esencial que ofrecen el proceso civil y el proceso
penal en aspectos básicos referidos, entre otros, a los conceptos de
jurisdicción, acción, pretensión, sujetos y actos procesales, configurándose
por la circunstancia de que la vigencia de ciertos principios privativos de
uno y otro tipo de proceso obstan a una reglamentación legal unitaria de
ambos.
NATURALEZA DEL DERECHO PROCESAL

El derecho procesal pertenece al ámbito del Derecho Público y viene a


regular las relaciones entre los ciudadanos y el Estado con motivo del
ejercicio de la jurisdicción que es una función pública estatal.

CARACTERES DEL DERECHO PROCESAL

Pertenece al ámbito del derecho público. La doctrina moderna afirma


generalmente la naturaleza pública de ésta rama del derecho, toda vez que
regula las relaciones entre los ciudadanos y el Estado con motivo del
ejercicio de una función pública estadal: La Jurisdicción. La regulación de
tales relaciones se lleva a efecto no en un plano de igualdad, sino de supra
ordenación y subordinación, en la cual el órgano del Estado aparece en un
plazo superior al de los demás sujetos del proceso y les impone su decisión.

Evita un proceso convencional, pues aunque las partes litigantes


manifiesten su acuerdo, no es potestativo de los tribunales subvertir las
reglas legales con que el legislador ha revestido la tramitación de los
juicios, porque su estricta observancia es materia íntimamente ligada al
orden público.

 No todas sus normas con imperativas.


 El derecho procesal es caracterizado como un derechos instrumental
o de contenido técnico jurídico, en el sentido de que la observancia del
derecho procesal no es fin en sí misma, sino que sirve de medio, de
instrumento para lograr la observancia del derecho substancial y, por tanto,
sus normas estan dirigidas a constituir o realizar otras normas y no a
componer directamente un conflictos de intereses.
 El derecho procesal es un derecho formal, en cuanto no regula
directamente el goce de los bienes de la vida, sino que establece la forma
de las actividades que se deben cumplir para obtener del Estado la garantía
de aquel goce.
 Es una rama autónoma de la ciencia jurídica, al tener un objeto
propio, que son las conductas que intervienen en el proceso civil,
especializándose así objetivamente y diferenciándose de otras ramas de la
misma ciencia jurídica que toman como objeto otras conductas.
 Tiene sus propios principios científicos y dogmáticos, que informan
toda su estructura y lo diferencian de otras ramas del derecho.
 Tiene su propia elaboración Dogmática y científica, cuyos resultados
participan de las notas de certeza y universalidad que son propias de la
ciencia.

CARATER CIENTIFICO DEL DERECHO PROCESAL

La ciencia es un cuerpo de doctrina metódicamente formado y ordenado,


que constituye un ramo particular del saber humano.

Si desglosamos el nombre de derecho procesal tenemos, que utilizamos el


vocablo derecho, porque le damos el sentido que le corresponde como rama
de las ciencias de la cultura, y así decimos que es un conjunto de normas
que integran una rama particular del ordenamiento jurídico general.

El Derecho Procesal Civil supone un saber sistemático, coherente, unitario


y universal de las normas jurídicas proce-sales. Supera a la simple práctica
(praxis) que sólo alude a un saber empírico y no a un saber razonado.
Supera también a la simple enunciación de las leyes de la Escuela
Exegética.

ORIGENES DE LA CIENCIA PROCESAL

Los estudios procesales estuvieron en decadencia durante un largo período


histórico que abarcando la edad media se prolongó hasta mediados del siglo
XIX.

Durante todos esos siglos dominó exclusivamente la preocupación por el


simple manejo de los plazos, de las formas y sus aplicaciones prácticas, y
PRACTICOS se llamaron entonces a los versados en esa técnica. No
tuvieron los prácticos la preocupación científica de penetrar los nexos
ocultos del Proceso y toda la teoría del procedimiento se elaboró con los
esquemas conceptuales del Derecho Civil.

La mera exégesis de las normas y reglas de procedimiento constituyeron


por varios siglos el método de estudio y de enseñanza de esta materia y se
llamó “Escuela exegética” a la que hizo suya la exposición descriptiva de
las reglas de procedimiento.
EL PROCESO CIVIL ROMANO.

El sistema del derecho procesal romano ha pasado por tres fases históricas
y son las siguientes:

• Legis actiones (acciones de la ley).

• Per formulam (proceso formulario).

• Proceso extra ordinem (proceso extraordinario).

LEGIS ACTIONES (ACCIONES DE LA LEY)

El Derecho Romano puede definirse como un sistema de acciones. Acción


es el poder jurídico de perseguir en juicio lo que es debido. En Roma la
iurisdictio es desde el principio y por largo tiempo considerada un poder
personal del magistrado que no comprende la sentencia, es decir, compete a
la iurisdictio dar el planteo pero no la solución del caso.

PER FORMULAM (PROCESO FORMULARIO)

• El procedimiento de legis actiones únicamente era aplicable a los


ciudadanos romanos.

• El pretor peregrino ayudaba a los litigantes a redactar un pequeño texto,


llamado formula.

Las legis actiones son los procedimientos judiciales más antiguos en Roma,
su origen se encuentra en los mores maiorum, no obstante se les conocen
con este nombre porque son acciones que contempla y que además aprueba
la ley. En su totalidad, excepto una, están reglamentadas por la ley de las
XII tablas.

Estos procedimientos son 5, las legis acciones per sacramentum, per iudicis
postulationem y per condictionem (regulada por las leyes Silia y Calpurnia)
que son procedimientos declarativos y, por otra parte, las legis acciones per
manus iniectionem y per pignoris capionem que corresponden a
procedimientos ejecutivos.
etapa seguida por los juicios declarativos y ejecutivo. En esta fase es
necesario celebrar la legis actiones con la presencia de los dos litigantes
ante el magistrado.

ETAPA IN IURE

LA CITACIÓN

La realiza el demandante con las palabras in ius te voco.

El demandando sólo puede evitar comparecer inmediatamente siempre y


cuando presente a un tercero denominado vindex.

DESARROLLO DEL PROCEDIMIENTO EXTRAORDINARIO

• Notificación (Litis denuntiatio)

• Contestación del demandado (libellus contradictionis)

• Litis contestatio

• Procedimiento probatorio

• Sentencia.

CATEGORIAS DE LAS EXCEPCIONES

Perentorias: pueden ser opuestas en cualquier momento, y destruyen


totalmente la acción.

Dilatorias: solo pueden ser opuestas en cierto momento, paralizan la acción


temporalmente.

EL PROCESO GERMÁNICO.

En los pueblos germanos el proceso se halla configurado como una lucha


entre partes y tiene lugar ante las asambleas populares, en las cuales reside
el poder jurisdiccional, limitándose la función del juez a dirigir
formalmente el debate y a proclamar o promulgar la sentencia dictada a
propuesta de una Comisión de miembros
peritos en derecho, en los primeros tiempos, y de jueces permanentes
especiales (scabini) durante el denominado período franco (siglos v a xii de
nuestra era).

El proceso se desarrolla, a grandes rasgos, de la siguiente manera: citado el


demandado por el propio demandante (mannitio), y constituido el tribunal,
se interpone la demanda mediante la utilización de palabras exactamente
prescriptas e invocación a la divinidad, debiendo el demandado contestarla,
sea allanándose o negándola en su totalidad.

En el segundo caso, la asamblea dicta la denominada sentencia probatoria,


mediante la cual se coloca al demandado en la alternativa de justificarse,
probando la sinrazón de la demanda, o de satisfacer la pretensión del actor.
De allí que la prueba, en tanto comporta un ofrecimiento formulado al
adversario para demostrarle que carece de razón, reviste dos caracteres
fundamentales, a saber: 1) se dirige la adversario, y no al tribunal; 2)
configura un beneficio, no una carga, que corresponde ordinariamente al
sujeto atacado, o sea al demandado.

Las pruebas, que no tienen por objeto formar la convicción judicial sino
provocar el juicio de la divinidad, se reducen, fundamentalmente, al
juramento de purificación, prestado por lo común con conjuradores, que
son miembros de la misma tribu que declaran sobre la credibilidad que
merece el demandado, y a los juicios de Dios (pruebas de fuego o hierro
candente, agua fría, ordalías aleatorias y duelo), consistentes en diversas
experiencias en cuyo resultado se cree descubrir la intervención divina.

La sentencia-cuyos efectos, dada la forma pública en que es acordada,


alcanza no sólo a los contendientes, sino a todos los presentes en la
asamblea- es susceptible de ejecución privada, mediante apoderamiento
particular de bienes o prenda extrajudicial.

En los períodos franco (siglos v a xii de nuestra era) y feudal (siglo xii
hasta la recepción de los derechos extranjeros) subsisten numerosos
aspectos de ese proceso, pero aparecen importantes innovaciones, tales
como una mayor injerencia del órgano jurisdiccional tanto en la etapa de
conocimiento como en la de ejecución, la citación oficial del demandado, la
admisión de la prueba documental y de testigos, la atenuación de las
ordalias, etcétera.

EL NACIMIENTO DE LA ESCUELA CIENTÍFICA ALEMANA.

En la segunda mitad del siglo XIX comenzó a producirse en


Alemania un cambio de dirección en los estudios procesales. La obra de
WINDSCHEID sobre la “actio” del derecho civil romano desde el punto de
vista del derecho actual, aparecida en 1.856 y la polémica que provocó
MUTHER con la crítica que hizo a este libro en su trabajo sobre la doctrina
de la litis contestatio y de la sucesión singular de las obligaciones,
aparecido en 1.857, que provocó la réplica de WINDSCHEID, abrieron
nuevos horizontes en el estudio del Derecho Procesal Civil Científico y
provocaron la revisión de los conceptos recibidos de la edad Media y la
creación de nuevas categorías dogmáticas para esa ciencia.

WINDSCHEID aclaró la insuficiencia de las anteriores determinaciones de


la acción y consiguió aislar uno de los elementos de estas determinaciones,
esto es el mismo derecho subjetivo. Sostuvo que en la litis se trataba la
cuestión de si existe un derecho de accionar mas bien que la cuestión de si
existe un derecho.

MUTHER, llegó a concebir la acción como un derecho frente al Estado en


la persona de sus órganos jurisdiccionales.

ADOLFO WACH en 1.885 inicia un amplio desarrollo sistemático general


de la materia, afirmándose así la existencia de una verdadera ciencia
autónoma del Derecho Procesal Civil. Se trata ahora la Acción como un
derecho autónomo, distinto del derecho subjetivo material y Wach la
concibe como la pretensión de la tutela jurídica, que no es una función del
Derecho Subjetivo sino el medio que permite hacer valer el derecho, pero
no es el derecho mismo. Se abandona el concepto civilista o privatista que
caracterizaba el proceso como un contrato o cuasi contrato y se lo define
como una relación jurídica procesal, pública y autónoma, distinta de la
relación sustancial que se hace vale en el proceso.
Había nacido una nueva escuela procesal, la escuela sistemática alemana
que, superando la vieja escuela exegética elevó a rango científico los
estudios procesales, inaugurando el nuevo método histórico-sitemático.

COUTURE, señala que la disociación del derecho y de la acción es algo


semejante a lo que ha representado para la física la disociación del átomo..
Transformada la acción en un derecho autónomo se consagra la autonomía
de toda esta rama del derecho llamada Derecho Procesal.

EL PROCESO CONTEMPORÁNEO.

El Derecho Procesal contemporáneo enfrenta desafíos de extrema


complejidad a los que, con menor o mayor éxito, busca responder.

A los ya tradicionales desafíos del acceso a la Justicia y la solución de los


litigios en tiempo razonable, que son aún materia pendiente en muchos
países, se suman una intrincada lista de problemas nuevos (y no tanto) a los
cuales se les ha buscado posibles respuestas. Estas respuestas, a su vez,
entrañan nuevos riesgos a los que debe atenderse con especial cuidado en
protección de los principios esenciales del proceso y especialmente en
resguardo del derecho de defensa. Analizaremos algunos ejemplos.

a) Las cargas dinámicas de la prueba

Ante la crisis del sistema tradicional de carga de la prueba, especialmente


en situaciones en las que se presentan asimetrías profundas entre las partes
y se producen dificultades para que una de ellas obtenga la prueba
necesaria para el proceso, debido a la inactividad de su contrario, algunas
legislaciones han regulado expresamente este instituto o, aún sin norma
expresa, ha sido desarrollado por la jurisprudencia. Si bien existe doctrina
al respecto desde los clásicos autores del Derecho Procesal, ha sido en los
últimos 30 años que en la práctica se ha desarrollado con más vigor este
instituto y hoy se debate su implementación en varios países.

El instituto de las cargas dinámicas de la prueba, también llamado principio


de disponibilidad probatoria, implica que la prueba debe ser aportada al
proceso por quien se encuentre más cerca de ella (o quien disponga de
ella), sin importar tanto si con ese medio se prueba un hecho favorable al
que la presenta al proceso o, incluso, favorable al contrario. Más allá de las
discusiones acerca de si ello implica invertir la regla clásica de carga
probatoria o si constituye una presunción simple en contra de quien no
colabora en el proceso, lo cierto es que se ha aplicado en varios países este
concepto en materias tales como laboral, familia, responsabilidad médica,
relaciones de consumo, contratos entre empresas, etc. Y existe una
tendencia a ir ampliando los casos y supuestos.

Si bien somos partidarios del instituto correctamente aplicado, debe


señalarse que el riesgo está en su utilización abusiva y sorpresiva por el
tribunal. Por ello actualmente la doctrina trabaja en fórmulas que permitan
el adecuado contralor de las partes respecto a la utilización de este
instrumento por el tribunal, por ejemplo mediante la imposición por ley del
deber del juez de dar un aviso a las partes de que aplicará las cargas
dinámicas como para habilitar incluso un cambio de actitud de la parte que
no colabora (una última oportunidad de hacerlo), o la necesidad de que la
parte que quiere servirse de las cargas dinámicas utilice previamente en
forma diligente las herramientas que la ley le da para obtener la prueba
(solicitud de intimaciones a la contraparte para que presente documentos,
citación a declaración de parte, etc.) y que quede constancia de ello como
paso previo a la aplicación del instrumento.

b) La flexibilización de la regla de la triple identidad en la identificación de


las pretensiones (cosa juzgada “eventual” y litispendencia “eventual”)

Todos hemos aprendido que las pretensiones en el proceso se identifican


mediante la llamada regla de la triple identidad: sujeto, objeto y causa. Esta
regla permite saber cuándo, por ejemplo, en un segundo proceso hay que
hacer valer la excepción de litispendencia porque ya se está tramitando un
proceso anterior entre los mismos sujetos, por iguales objeto y causa; o
cuando hay que interponer la excepción de cosa juzgada porque el primer
proceso ya culminado resolvió una cuestión sobre el mismo objeto y causa
entre las mismas partes.

Ahora bien, ¿qué ocurre, por ejemplo, cuando un litigante que tiene para
ejercer contra el demandado varias pretensiones (por ejemplo: daño
emergente, lucro cesante, daño moral) emanadas de un mismo hecho (por
ejemplo: un accidente de tránsito), en lugar de plantearlas en un mismo
proceso como parece natural, las fracciona en procesos separados
planteados en distintos momentos? ¿O qué ocurre si a raíz de un mismo
hecho (por ejemplo, un acto médico) en vez de demandar al médico
actuante y al hospital conjuntamente, el actor elige demandar sólo a uno de
ellos y, cuando pierde el juicio contra el primero, inicia otro proceso contra
el segundo? En estos casos, la regla de la triple identidad, en su sentido
clásico, impediría plantear las excepciones de litispendencia o cosa juzgada
porque alguno de sus elementos no se configura (el objeto, la causa o los
sujetos presentan diferencias).

Ante esta cuestión que parece vulnerar reglas básicas del proceso (buena fe
y lealtad procesal, colaboración, prohibición del “forum shopping”), y para
impedir los litigios por goteo, la doctrina procesal –siguiendo opiniones de
algunos clásicos que ya lo habían desarrollado– ha diseñado el concepto de
“flexibilización de la triple identidad” que deriva en la cosa juzgada
“eventual” (o litispendencia “eventual”) y que es acogida con gran
entusiasmo por la jurisprudencia en algunos países aún sin norma expresa
por ser una deducción de los principios fundamentales del proceso. Ello
implica que, aún cuando no se presente la triple identidad perfecta, puede
alegarse la cosa juzgada o la litispendencia si el actor que fraccionó
injustificadamente el juicio podría haber ejercido todas sus pretensiones
juntas pero no lo hizo.

Este instituto cuya formulación compartimos, no está exento de riesgos de


generar algún supuesto de indefensión, y por ello se aconseja su utilización
en casos claros, no pudiendo aplicarse cuando, por ejemplo, el actor
razonablemente no pudo prever al realizar el primer juicio el reclamo que
formula a posteriori.

c) La teoría de los actos propios

Según esta teoría desarrollada en distintas ramas del derecho hace ya


muchísimo tiempo, nadie puede pretender algo que vaya en contra de lo
que pretendió antes o del modo en que actuó antes.

Su vigencia en Derecho Procesal es más reciente en muchos países (en


otros es clásica) y se halla vinculada a los principios de buena fe y lealtad o
moralidad. Su aplicación práctica ofrece una amplia gama de posibilidades
y, fundamentalmente, deriva en imponerle consecuencias desfavorables a la
parte que, en determinado momento del proceso, actúa o pretende de modo
contrario a su actuación o pretensión anterior, adoptando una injustificada
variación en sus argumentos, peticiones, impugnaciones, declaraciones, etc.

d) La flexibilización del principio de congruencia

Muchísimo más polémicas resultan algunas posiciones doctrinarias que


postulan la flexibilización del principio de congruencia en aquellos casos
en que, si bien la parte no ha ejercido una pretensión, surge de la prueba
que tiene derecho a ello. Ello implicaría que el juez podría en el fallo
condenar a pagar al demandado rubros no pedidos por el actor o sumas
superiores a las pedidas, por ejemplo. Quienes defienden esta tesis
presentan a su vez matices, desde quienes exigen para aplicarla que no se
afecte el principio de defensa, hasta quienes postulan que en base al
principio de efectividad de los derechos sustanciales, la clave es la verdad
en el proceso aún en desmedro del principio de defensa.

En nuestra opinión interpretar en forma flexible el principio de congruencia


implica más riesgos que beneficios, por lo cual desaconsejamos su
aplicación. En efecto, es muy difícil medir a priori el daño que puede
hacérsele al principio esencial de debido proceso resultando en el fallo una
condena que nadie pidió.

e) El rol del juez como director del proceso

Más allá de los feroces debates ideológicos sobre el rol del juez que
enfrenta a la doctrina, la tendencia en los procesos no penales es hoy clara
en el sentido de asignarle al Juez el rol de director del proceso, figura
contraria a la de mero espectador y a la de dictador. El punto clave aquí es
regular adecuadamente los poderes-deberes de que dispone el tribunal, los
derechos de contralor de las partes y del sistema de justicia, y capacitar a
los operadores en esta modalidad eficiente de hacer justicia.

Como existen riesgos de abusos en esta materia, debe tenerse muy presente
algunos límites infranqueables que a nuestro juicio el legislador debe dejar
bien claros: el juez no puede traer hechos al proceso –los hechos sólo los
proporcionan las partes– y deben respetarse a cabalidad los principios de
congruencia y debido proceso.
f) El deber de veracidad de las partes y sus abogados y el estándar del buen
litigante

Impulsado por los principios procesales de moralización del proceso, en


algunos ordenamientos procesales se ha regulado el deber de veracidad de
las partes y sus abogados, generando ello grandes debates acerca de si, en
el proceso civil tal como ocurre en el proceso penal, la parte puede negarse
a responder, negarse a declarar en su contra, o si incluso tiene derecho a
mentir o si, por el contrario, rigen otros postulados; y lo que es más
complejo aún, si el abogado al defender a su cliente debe negarse a exponer
hechos que conoce no son ciertos. En nuestra opinión, en los procesos no
penales, donde de regla no está en juego la libertad del litigante, es
adecuado prever el deber de veracidad como parte de lo que se ha dado en
llamar el estándar del buen litigante, similar al que en derecho sustantivo
existe en materia civil (buen padre de familia) o comercial (buen hombre
de negocios).

El punto central es cómo se sanciona la vulneración de este estándar. Las


soluciones son variadas y dependen de cada regulación legal, pero puede
señalarse que además de sanciones específicas (multas, condenas en costos,
sanciones disciplinarias, etc.) lo que ha resultado muy interesante es que el
juez al momento de dictar sentencia pueda valorar la conducta procesal de
las partes asignándoles valor probatorio en la conclusión del litigio.

g) Los procesos colectivos

Los derechos difusos y colectivos primero, y los derechos individuales


homogéneos luego, han puesto en jaque los conceptos clásicos del derecho
procesal, ya que las formulaciones clásicas del debido proceso, la
legitimación, la cosa juzgada, la litispendencia, la ejecución, etc. resultaron
insuficientes para responder a los complejos reclamos colectivos
vinculados a temas tales como el medio ambiente, las relaciones de
consumo, el patrimonio histórico y cultural, el derecho a la salud, etc.

Ello ha determinado la necesidad de que los países implementen reformas


legislativas para crear un subsistema que responda a estas pretensiones que
son una forma eficiente (porque permite sumar pequeños esfuerzos
individuales en un reclamo colectivo) pero muy compleja de acceso a la
justicia. No obstante, aún son muchos los países de América que carecen de
toda regulación al respecto o presentan regulaciones fragmentadas o
insuficientes.

El riesgo que se presenta en el horizonte es que el diseño demasiado


complejo de la soluciones sea a su vez una limitación al acceso a estos
instrumentos y, por otra parte, la imposibilidad de enfrentar estos litigios
con las soluciones clásicas.

h) La “desjudicialización” de determinados procesos o parte de los mismos

Los países de América tienen la tradición de judicializar todos los


conflictos. Sin embargo, existen constataciones empíricas de que no es
siempre el camino del proceso judicial el que mejor se adecua a la
naturaleza del conflicto. Es por ello que se postula en muchos países la
necesidad de transferir a instancias no judiciales determinados procesos o
etapas de los mismos; así, por ejemplo: proceso de divorcio, procesos no
contenciosos, etapas de la ejecución, etc. Nos parece una buena medida en
tanto se elijan con el adecuado cuidado los ámbitos en los cuales estas
cuestiones habrán de resolverse.

i) El proceso monitorio

Si bien en algunos países la utilización del proceso monitorio se viene


realizando exitosamente desde hace décadas, en otros se está hoy
discutiendo su implementación como un instrumento de excelente
eficiencia para casos en los cuales se prevé baja probabilidad de oposición
del demandado atendiendo a la fehaciencia inicial del derecho que plantea
el actor, generalmente respaldado por documentos. Superado ya en la
doctrina más moderna el debate sobre su adecuación al debido proceso, el
desafío es un adecuado diseño ya que existen fórmulas muy diversas entre
los países que lo tienen implementado y suele confundirse el proceso
monitorio en fase de conocimiento y en fase de ejecución y el listado de los
títulos que lo habilitan.

j) La modernización de las estructuras procesales

Muchos de los códigos procesales vigentes en América Latina, herederos


de la vieja Ley de Enjuiciamiento Civil española, mantienen una
injustificada multiplicidad de estructuras procesales. A su vez, muchos
países que han implementado reformas por sectores de la justicia (laboral,
familia, contencioso administrativo, tributario, pequeñas casusas, etc.), o
incluso reformas generales, enfrentan hoy nuevamente el flagelo de la
proliferación injustificada de procesos que muchas veces presentan
diferencias menores que no tienen fundamento empírico y suelen ser
trampas para que las partes cometan errores muchas veces insolubles y los
jueces incurran o induzcan en errores a las partes.

El desafío es entonces la modernización de las estructuras procesales con la


implementación del proceso mixto por audiencias con vigencia plena de la
inmediación, procurando lograr pocas estructuras pero eficientes: proceso
ordinario, proceso sumario, proceso monitorio y proceso de ejecución,
fundamentalmente.

k) La reformulación del proceso de ejecución

La ineficiencia del proceso de ejecución es un drama en casi todas partes


del mundo y más aún en América. Hemos avanzado mucho en algunos
países en la eficiencia de la fase de conocimiento de los procesos pero,
obtenida una sentencia, si el demandado no quiere cumplirla
voluntariamente, el actor suele enfrentar largos y complejos laberintos que
en muchos casos nunca ven la luz. Si bien existen medidas a implementar
para mejorarlo que se han legislado tanto en el sistema del common law
como en el civil law (ejecución provisional, declaración de patrimonio,
embargo genérico, deber de colaboración so pena de sanciones, deber de
denunciar bienes, etc.), generalmente la eficiencia de esas medidas ha sido
menor de la esperada. Allí tenemos una materia pendiente que requiere
creatividad, innovación y simplicidad.

l) El diseño de una gestión eficiente de los tribunales

Los desafíos y los riesgos no terminan ni empiezan en aspectos de Derecho


Procesal. Por el contrario, el enfoque sistémico e integral de los procesos
de reforma, requiere considerar con especial cuidado el modo de diseñar la
gestión de los tribunales, buscando separar las funciones jurisdiccionales de
las administrativas y propendiendo a que el Juez se concentre en las
primeras, delegando en expertos en gestión y administración las segundas.
Ello entraña algunos riesgos de implementación pero los resultados suelen
ser a la larga exitosos.

m) La incorporación de las nuevas tecnologías


A su vez, es hoy esencial la incorporación de las nuevas tecnologías en el
diseño de los sistemas, su gestión, la consulta de los procesos, el expediente
electrónico, las notificaciones electrónicas (en algunos países la sola
incorporación de este elemento implico un cambio muy significativo), la
forma de introducir las pruebas en soporte electrónico al proceso, etc.

Los que acabamos de analizar son solo algunos de los muchos desafíos que
enfrentan los Sistemas de Justicia de nuestro tiempo y que requieren
estudios multidisciplinarios, innovadores y libres de preconceptos,
recodando siempre que detrás de nuestras incertidumbres y de nuestros
laberintos, de nuestras pruebas y ensayos, de nuestros aciertos y errores,
hay mujeres y hombres que nos demandan soluciones para resolver
pacíficamente sus conflictos. Esta es nuestra tarea y nuestra
responsabilidad.

LA ESCUELA SISTEMÁTICA ITALIANA

El movimiento científico alemán se extiende por Europa y es recibido en


Italia a comienzos de este siglo por el maestro Giuseppe Chiovenda. Se
realiza en Italia por obra principalmente de Chiovenda y sus seguidores, el
tránsito admirable del período de los comentaristas exegéticos al período
verdaderamente científico de la Teoría General del Proceso de
conocimiento. Los temas de la autonomía de la acción, el valor de la cosa
juzgada, la naturaleza de la sentencia, la concepción del proceso como
relación jurídica, el fin público del proceso y de la jurisdicción, son nuevos
puntos de partida desde los cuales el fenómeno procesal es considerado por
la nueva escuela y que anteriormente no habían despertado el interés de los
exégetas italianos.

EVOLUCIÓN DE LA LEGISLACIÓN PROCESAL VENEZOLANA

En cuanto a la evolución de las leyes procesales venezolanas, cabe


mencionar que durante los primeros tiempos de la colonia, Venezuela
dependió política y judicialmente de la Real Audiencia de Santo Domingo,
hasta 1776 que se creó la Real Audiencia de Caracas.

Las leyes de Indias se aplicaban con preferencia y el derecho insular


español supletoriamente. Podemos dividir la evolución en tres segmentos:
Primera Época

Durante la Colonia no se escribió ningún texto o comentario exegético, el


antecedente más antiguo fue en Bolivia en 1782, donde el Dr. Gutiérrez
escribió Prontuarios de Juicio y se le llamó “el cuadernillo de Gutiérrez”.

En Venezuela como antecedente histórico, en 1780 el gobernador Cortínez


promulgó la instrucción sobre el método que debe arrogarse el juez para
descubrir la verdad en los litigios y contenía ocho reglas sobre la conducta
de las partes en el proceso, entre otras: foliar expedientes, no prestarlos a
las partes sin mandato judicial, escribir sin espacios en blanco, no aceptar
escritos sin firmas de abogados recibidos y aprobados por la Real
Audiencia, ni escritos injuriosos; no admisión de recusaciones frívolas, etc.

Segunda Época

Es la época de la formación de la nacionalidad. La primera Constitución es


la de 1811, donde se crea la Corte Suprema de Justicia, y se establecía que
el Congreso a la brevedad, sancionara una ley para casos criminales y
civiles previendo el juicio con jurado. Luego, declarada la independencia,
en la Constitución de la Gran Colombia de 1821, se crea el Poder Judicial
representado por la Corte Suprema de Justicia, varias Cortes Superiores y
Juzgados inferiores. Se establecen no más de tres instancias en juicio.

Pero fue realmente en 1825 cuando se dicta nuestro primer código de


procedimiento y se llamó “Ley sobre Trámites Procesales” y tenía dos
ordenamientos: el primero sobre la estructura y organización del Poder
Judicial y el segundo sobre el procedimiento civil y penal.

Con la Constitución de 1830 y la separación de la Gran Colombia se


mantiene la “Ley sobre Trámites Procesales”.

En 1835 se encarga redactar un Código de Procedimiento Judicial al


notable jurista Francisco Aranda, y el 12 de mayo de 1836 se promulga el
Código de Procedimiento Judicial conocido como Código de Aranda.

En definitiva, el Código de Aranda marcó la emancipación jurídica. Dicho


Código se refería también al procedimiento penal; éste se independizó en
1838 con la Ley de Procedimiento Judicial y en 1873 con el Código de
Procedimiento Criminal.
Tercera Época

Se inicia con la reforma procesal de 1863. Con las recepciones de las


nuevas concepciones procesales italianas y francesas se sanciona un nuevo
Código de Procedimiento Civil y también un Código de Procedimiento
Criminal, y además el Código Penal de 1863 que ha sido el Código Penal
de verdadera larga vigencia. Luego el Código de Procedimiento Civil
promulgado el 10 de diciembre de 1880, que entró en vigencia en abril de
1881; el Código de Procedimiento Civil del 14 de mayo de 1897; el Código
de Procedimiento Civil de 1904 (se incluye la tramitación del divorcio).El
divorcio fue establecido en el Código Civil de 1904.

Luego el Código de Procedimiento Civil del 19 de diciembre de 1916; y el


Código de Procedimiento Civil vigente, sancionado por el Congreso el 5 de
diciembre de 1985. El 22 de enero de 1986 el Presidente lo promulga y se
le da una vacatio legis hasta el 16 de septiembre de 1986, luego prorrogada
hasta el 16 de marzo de 1987

En Venezuela la recepción de las doctrinas procesales europeas comienza


con Luis Loreto, quien escribió “Contribución al estudio de la excepción de
inadmisibilidad por falta de cualidad, considerado por Alcalá-Zamora y
Castillo “uno de los mejores tres o cuatro trabajos que haya producido el
procesalismo científico de la lengua española.

De igual rango científico del anterior es también su trabajo sobre La


sentencia Constitutiva donde concluye afirmando la existencia en nuestro
ordenamiento jurídico positivo de sentencias que tienen un contenido
típicamente constitutivo “en cuanto tales sentencias en vez de limitarse a
declarar puramente las relaciones jurídicas preexistentes, las crean,
modifican o extinguen.

Asimismo, sus trabajos sobre La sentencia de declaración de simple o mera


certeza, en honor de Hugo Alsina; El principio de que las partes están a
derecho en el proceso civil venezolano, en honor de Carnellutti; Su Cita de
Saneamiento y de Garantía, en honor de Calamandrei y la acción y el
proceso de filiación, en honor de James Goldschmidt son algunos de los
más reconocidos
EVOLUCIÓN DE LA LEGISLACIÓN PROCESAL PENAL.

La Ley de 1838, llamada Ley sobre Procedimiento Judicial, derogó el


Título XII del Código de Procedimiento Judicial de 1836 (Código de
Aranda). Luego ésta fue derogada por la Ley de Procedimiento Criminal de
1842, la cual fue sustituida por la Ley del 1 de junio de 1850 y, ésta fue
modificada por la Ley de Procedimiento Criminal del 4 de julio de 1860
que estableció un mal llamado recurso de amparo ante el superior para
revocar la detención.

El 14 de mayo de 1897 se dicta un nuevo Código y toma como nombre el


de Código de Enjuiciamiento Criminal.

El 30 de junio de 1915, entra en vigencia un nuevo Código, que tiene la


particularidad de eliminar los juicios por jurados. Luego viene el Código
del 13 de julio de 1926 al cual le hicieron reformas parciales en 1954,
1957, 1962 y, en diciembre de 1995 sobre la extradición.

Finalmente, el nuevo instrumento adjetivo penal es promulgado el 23 de


enero de 1998. Este Código cuya vacatio legis se extendió al 1° de julio de
1999, marca un cambio de raíz para administrar la justicia penal. El sistema
inquisitivo es sustituido por el sistema acusatorio dejando exclusivamente
el ejercicio de la acción penal en el fiscal del Ministerio Público.

El 25 de agosto del año 2000, poco después de un año de vigencia, se hace


una reforma parcial del C.O.P.P. La reforma prejuiciada por la falsa
premisa de considerar al C.O.P.P. como causante de la progresiva
criminalidad y el desbordamiento de la delincuencia.

El 14 de noviembre de 2001, el C.O.P.P. es nuevamente reformado. El 4 de


octubre de 2006 fue reformado por tercera vez, y en fecha 4 de septiembre
de 2009 fue reformado por cuarta vez.

Lo cierto es que en Venezuela está planteada otra reforma del C.O.P.P.


incluso su eliminación.

No se debe distorsionar la realidad diciendo que los delincuentes no van


presos por culpa del C.O.P.P. Cada vez que un peligroso delincuente tanga
libertad es porque hay un policía cómplice, un fiscal negligente, un juez
ignorante o un litigante pervertido.
En Venezuela hay una tendencia a modificar las leyes compulsivamente y
se plantean reformas innecesarias en períodos breves; en lugar de reformas
intempestivas, se debe utilizar una interpretación evolutiva para refrescar y
actualizar la norma, cuyo significado no fue bein precisado por el
legislador y adecuarlas a las necesidades jurídicas en el momento de la
interpretación, unificando ese sentido progresivamente con la
jurisprudencia.

FUNDAMENTOS DE LA REFORMA PROCESAL PENAL.

El fundamento para la reforma penal en Venezuela fue:

 La ineficacia de las formas y el exceso del formulismo


 La exigua garantía que el proceso penal inquisitivo representa a las
libertades individuales.
 La poca consideración del enjuiciado.

Es cierto que han existido fallas procesales, como el caso del secreto
sumarial que se prestaba para cualquier atropello. Pero en Venezuela había
leyes adjetivas penales consecuentes con las garantías individuales como la
ley de libertad provisional bajo fianza de 1992 y la ley de beneficios sobre
el proceso penal de 1993, que consagraba la libertad bajo fianza y el
sometimiento.

CAPITULO II

CONCLUSION

Se puede concluir de todo lo anteriormente expuesto es que la Teoría


General del Proceso es la base del Derecho Procesal ya que desde nuestro
punto de vista es que todo tipo de derecho civil, penal, laboral, entre otros
comienza con una teoría para posteriormente convertirse en realidad, es
decir que sus aspectos generales se hagan ya legales en todo.

El Derecho Procesal surgió como una necesidad de la sociedad para regular


la conducta de los que administran la justicia así mismo para llevar a cabo
cada parte del procedimiento como debe ser y no como los administradores
de justicia quisieran que fuera.
En todos los tiempos yo pienso que ha habido distintas necesidades pero
siempre la necesidad de tener un cuerpo normativo que regule tal o cual
situación ya que si no existieran los cuerpos normativos, y quienes lo
aplicarán caeríamos en la barbarie, es bien sabido que aun existiendo tales
cuerpos normativos o legales muchas veces las sociedades se encuentran en
conflictos o en disgustos.

Entonces es necesario que existan estos, y yo consideró que uno de los más
importantes tipos de derechos es el Procesal ya que no importa de qué tipo
se trate, si es civil, penal ,laboral, todos y cada uno de ellos llevara a cabo
el Derecho Procesal es decir, un proceso, un procedimiento en dado caso
que así se requiera y que no importa de qué rama estemos hablando,
pública o privada al fin y al cabo todos estos tienen que llevar paso a paso
su procedimiento y en base a este Derecho es como ellos se van a guiar.

Desde nuestro punto de vista es la base de cualquier proceso, es la parte


general. Es por eso que es de suma importancia que se estudie en todos sus
aspectos ya que a lo largo de nuestra profesión nos encontraremos con él y
es elemental tenerlo entre nuestros conocimientos.

Así mismo aprendía a diferenciar entre cada uno de ellos y como sus
definiciones por separado, toda vez que los procesalistas hacen una
diferencia entre uno y otro y lo definen de diversas maneras, pero ya es
criterio de cada quien cual definición adoptar.

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